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martes, 25 de abril de 2017

El Imperio Asirio (III): El Periodo Neo-asirio Temprano, (1050-722)

I. La expansión aramea y el renacimiento de Asiria

1. El Periodo de decadencia (1050-935)

El linaje de Tukultī-apil-Ešarra continuó dominando los asuntos de Asiria en el hijo de Šamšī-Adad, Aššur-nāir-apli I (= Aššur-nasir-pal I, 1050-1031) que gobernó durante 19 años de acuerdo con la Lista Real y de Epónimos. Lamentablemente, solo una breve inscripción en ladrillo documenta la residencia del rey en el palacio que se sitúa entre el frente suroeste del zigurat y el templo de Anu-Adad en Aššur. Para él, como para sus predecesores se compusieron himnos reales. De uno de estos se deduce que había nacido en el exilio y sufrido de alguna enfermedad grave por la que él imploró la ayuda y sanación de Ištar en Nínive. Si se puede confiar en las alusiones históricas en estas últimas composiciones, el país había estado sujeto a la invasión y el culto derrocado solo para ser restaurado por este rey que puntualmente da las gracias a su diosa protectora. Si se atribuye a este Aššur-nāir-apli un “obelisco blanco” muy desfigurado, sería una prueba de una vigorosa y exitosa actividad militar en un amplio frente, dirigido a restaurar la frontera en las montañas orientales. Pero se ha puesto en duda esta adscripción. La sucesión de su hijo, Šulmānu-ašarēd II, que gobernó durante doce años (1031-1019), apoya el punto de vista de que en esta época el régimen no solo era suficientemente fuerte para resistir presiones exteriores sino que ya era capaz de iniciar sus propios pasos para hacer de Asiria un poder dominante una vez más. Esto se ve más claramente cuando su descendiente Adad-nērārī II y sus sucesores derrotaron a los amorreos y reabrieron las rutas comerciales tradicionales; pero hasta ahora todo esto solo puede conjeturarse a partir de las líneas intactas de gobernantes conocidas de las listas oficiales, pero de las cuales, si las hay, pocos registros más quedan. Šulmānu-ašarēd mismo habla del trabajo hecho en el templo de Anu y el templo de Adad en Aššur. 

Aššur-nērārī IV (1019-1013) sucedió a su padre, Sulmanu-asared II, cuyo reinado de 12 años parece haber terminado en confusión, ya que el último oficial limmu en su lista epónima está desaparecido y en su lugar aparece el registro ša ar[ki si…], “el epónimo que está después de” (el nombre anterior). Aššur-nērārī IV ocupó la eponimia durante su primer año de reinado, pero el año siguiente está marcado como ša EGIR maššur, “año después de Aššur-...”, y desde entonces todos los años que quedaban fueron registrados con un número secuencial y un winkelhaken (= garfio angular, en alemán; uno de los cinco elementos de cuña básicos que aparecen en la composición de signos en cuneiforme acadio, que tienen el mismo uso que nuestras comillas (“), para evitar la repetición de las misma palabras). Es probable que los sucesos fueran tan turbulentos durante este periodo que no se designara ningún epónimo.

En la Lista Sincrónica se da como homólogo babilonio al rey Ninurta-kudurrī-[uur] (I) (988-985), pero la cronología convencional sugeriría que fue el monarca anterior, Simbar-Šipak (1026-1008), primer rey de la Segunda dinastía del País del Mar. El rey posterior, Aššur-nāir-apli II menciona a “Sibir, rey de Karduniaš”, en el contexto de la captura de la ciudad de Atlila en sus anales, y los historiadores han identificado provisionalmente a este individuo con Simbar-Šipak, sugiriendo que estaba enzarzado en la guerra contra Asiria alrededor de esta época.

Su sucesor fue su tío, Aššur-rabî II (1013-972), un hijo menor de Aššur-nāir-apli I. Las circunstancias de la sucesión son desconocidas y la Lista Real Asiria no proporciona ninguna indicación de que fuera expulsado, como solía suceder cuando un tío sucedía a su sobrino en la monarquía asiria (como último ejemplo de ello puede citarse el caso de Šamšī-Adad IV y su sobrino Eriba-Adad II en 1054). Solamente registra su ascensión y genealogía pero no aporta ninguna información adicional. Su construcción del Bīt-nathi, parte del templo de Ištar, en Nínive, fue recordado en una dedicatoria de Aššur-nāir-apli II, que conmemora su propio trabajo de reparación.

Después de un largo reinado de 41 años, Aššur-rabî II fue seguido por su hijo Aššur-rēša-iši II (972-967), igualmente oscuro, que solo reinó durante 5 años. Probablemente era de edad avanzada cuando tuvo lugar su ascensión. En la Lista Sincrónica se le presenta como homólogo del rey babilonio Mār-bīti-apla-uur (985-979), único miembro de la dinastía elamita (o 7ª dinastía) de Babilonia, aunque la cronología convencional podría sugerir que el rey posterior Nabû-mukīn-apli (979-943) podría ser un candidato más probable. Aparte de las referencias a él en copias tardías de la Lista Real Asiria, y en la afiliación de su nieto, Aššur-dān II, las únicas inscripciones que se refieren a él proceden de su estela en el Stelenreihe (“hilera de estelas”) en Aššur y la inscripción cilíndrica de Bēl-eriš. Su estela (n.º 12) está inscrita simplemente con “salam de Aššur-rēša-iši, rey de Asiria, hijo de [A]ššur-[r]abî, rey de Asiria”, donde el término salam es utilizado con el significado de “estatua”. Bēl-eriš, el sacerdote de šangû del templo del dios Samnutha, en la ciudad de Sadikanni, en la región del valle del río Khābūr, conmemoraba su construcción de un muro de embarcadero para un canal durante el reinado de Aššur-rabî y la reconstrucción del templo durante el de Aššur-rēša-iši , en su inscripción cilíndrica de arcilla recuperada en Aššur.

De su hijo y sucesor Tukultī-apil-Ešarra II (967-935), se desconoce todo casi por completo. Durante su reinado de 32 años, el imperio continuó con la crisis que se había originado un siglo antes, a la muerte de Tukultī-apil-Ešarra I.

2. La expansión aramea

A principios del primer milenio a.C., un hecho domina la historia del Próximo Oriente: la triunfante expansión de los nómadas arameos y su asentamiento en Siria del Norte, el valle del Éufrates y la Baja Mesopotamia. Asiria atraviesa entonces un largo periodo de debilidad y se repliega ante ellos hacia su territorio nacional. Al comenzar el siglo X, los arameos se encuentran ya sólidamente asentados junto a la gran curva que hace el Éufrates al sur de Karkemish. Un siglo antes, Tukultī-apil-Ešarra I había hecho fortificar y guardar los vados, impidiéndoles así atravesar el río durante algún tiempo. Sin embargo, durante el reinado extenso y sin gloria de Aššur-rabî II (1013-972), estas últimas barreras van desapareciendo una tras otra. Murkinu, en la orilla oriental del Éufrates, y Pitru, junto a uno de sus afluentes de la derecha, el Sajū, caen en sus manos. El obstáculo principal queda así franqueado: sobre ambas orillas del río se extiende a partir de entonces el reino arameo de Bīt-Adini cuya capital será Til Barsip (Tell Ahmar).

En el interior, la horda invasora continúa esparciéndose. Fundan otros dos principados en el valle del Balīkh, y algunos más en el del Khābūr. El más importante es el de Bīt-Bakhiāni, situado junto al alto Khābūr y cuya capital, Guzana (Tell Halaf), ocupa una posición clave en la ruta que une Asiria con el Éufrates. Las excavaciones arqueológicas han desenterrado el palacio de un príncipe arameo que vivió allí probablemente a principios del siglo IX. La poderosa tribu de los temaitas se introduce aún más hacia el este, en dirección al Tigris, fundando allí nuevos estados en torno a las ciudades de Nasibīna (Nisibis), Khuzirīna y Gidara. La última de estas ciudades cae en sus manos en tiempos de Tukultī-apil-Ešarra II (967-935), siendo entonces rebautizada con el nombre de Radammāte.

Al sur de la gran curva del Éufrates, el valle es ocupado paulatinamente por grupos arameos que se establecen en él repartiéndose en principados independientes: Laqē, en la región de la desembocadura del Khābūr; Khindatu, hacia el recodo del río, y en especial Sukhi, que se extiende entonces desde Anat a Rapiqu. El valle es a menudo estrecho y se encuentra encerrado entre dos zonas desérticas; las ciudades suelen mantener en las islas fuertes posiciones de defensa, obligando a las tribus todavía nómadas del desierto a buscar más al sur lugares de paso y regiones donde establecerse. A la altura del istmo de Akkad, donde el Tigris y Éufrates aproximan sus cursos, es donde el río puede atravesarse más fácilmente. Toda la región entorno a Sippar y Babilonia, hasta los límites de la actual Bagdad, es invadida por bandas de salteadores arameos. Durante la primera mitad del siglo XI un usurpador arameo, Adad-apla-iddina (1069-1047), se había apoderado del trono de Babilonia, y Asiria no había tenido más remedio que reconocerlo. Por consiguiente, el reino babilónico se había disgregado, volviéndose a constituir más al este, en las colinas situadas más allá del Tigris, entre Dēr y Arrapkha. Los grandes santuarios de Babilonia, de Borsippa y de Kutha se libran casi de toda vinculación política. Los templos, sus torres y dependencias, el personal y los habitantes son administrados por la autoridades eclesiásticas. Estas tres ciudades no son solo santuarios nacionales de los reyes babilónicos, sino las ciudades santas de toda la Mesopotamia semítica, hacia las cuales vuelven sus ojos con igual devoción asirios, arameos y caldeos.

Más al sur, se extiende hasta el golfo Pérsico la vasta superficie del antiguo país de Sumer. Los caldeos, de la familia de los arameos, se establecen allí y, seminómadas, semisedentarios, forman a mitad del siglo IX, seis principados de frotneras mudables: Larak, Bīt-Dakkuri, Bīt-Amukkani Bīt-Silani, Bīt-Sa’ali y Bīt-Yakīn. En estas neuvas poblaciones, y en particular, en Bīt-Yakīn, es donde Babilonia volverá a cobrar vitalidad.

Asimismo, bordeando el curso inferior del Tigris, al sur de la desembocadura del Diyāla (Turnat), se encontraban establecidos otras cuatro grandes tribus arameas: litau, puqudu, gambulu y khindanu.

Los arameos, que asediaban estrechamente Asiria y Babilonia, desde el Khābur a Elam, se habían extendido igualmente por Siria del Norte, al oeste del Éufrates. En estas regiones, habían topado con la confederación de los estados neohititas, Karkemiš, Hama, Alepo, Khatina, que les presentaron más o menos resistencia. La región de Alepo y Arpad cayó rápidamente en su poder y constituyó el nuevo reino arameo de Bīt-Agusi, cuyos límites estaban constituidos, al este, por el reino, también arameo, de Bīt-Adini y, al oeste, por el principado hitita de Khattina, en la llanura de Antioquía, mientras que por el norte el río Sajur lo separaba del estado hitita de Karkemis, que permanecerá independiente hasta el reinado de Šarru-kīn II (Sargón II). Durante los siglos X y XI otros grupos arameos habían penetrado hacia el noroeste en el valle de Karasu, y habían fundado allí el reino de Ya‛ūdi o Sam’al, cuya capital era Sam’al (Zincirli). Al final del siglo XI es probablemente cuando Hama y su región, en el valle del Orontes, cayeron bajo control arameo. En esta misma época los arameos ocupaban todo el valle del Orontes y el de Litani. Eran igualmente dueños del sur de Siria, no habiendo encontrado apenas resistencia en estas regiones, que desde hacía ya tiempo carecían de la menor cohesión política. El Antiguo Testamento nos da a conocer los nombres de los estados que allí fundaron en los tiempos en que Saúl, David y Salomón tuvieron que combatir contra ellos: Aram-Sōba, en la llanura de la Beq‛a; Aram-Bēt-Rehōb y Aram-Ma‛kā, en torno al monte Hermón; Geshur, en el Haurān, y el más poderoso de todos, el reino de Damasco, que ejerció una verdadera hegemonía política sobre el conjunto de esta confederación.

En Asiria, los tres soberanos que desde el comienzo del siglo X se sucedieron en el trono, Aššur-rabî II, Aššur-rēša-iši II y Tukultī-apil-Ešarra II, no pudieron, sin grandes esfuerzos, contener el irresistible empuje arameo.

Los principados arameo-luvitas c.900 a.C.

3. El renacimiento asirio desde Aššur-dān II hasta Aššur-nirari V

a) Aššur-dān II (935-912)

Aššur-dān II, hijo de Tukultī-apil-Ešarra II, marca el nacimiento del Imperio Asirio Nuevo. Él es el primer rey durante aproximadamente un siglo, del que se conoce que había dirigido campañas militares regulares y estas campañas estaban dirigidas al norte, noroeste y noreste. Hay una edición fragmentaria de los anales conservados y las fechas de las campañas se desconocen.

La principal preocupación de las expediciones militares conocidas eran los arameos; la primera y tercera campañas descritas en los anales fueron contra ellos. En la siguiente sección de los anales se describe la invasión de los Kadmukhu sobre el alto Tigris. De las tres campañas que siguieron, dos fueron en los cursos altos del Gran Zab contra Musri y Kirriuru (Kirruru) respectivamente pero la narración de la expedición entre estas dos está muy deteriorada y no hay indicación de su localización geográfica. Como es evidente de sus propias afirmaciones, Aššur-dān sintió que estaba recuperando el territorio asirio que los arameos habían tomado en el pasado reciente; tal ocasión fue en el reinado de Šulmānu-ašarēd II (1031-1019) y otra en el reinado de Aššur-rabî II (1013-972). Aššur-dan también declara haber traído de vuelta y restablecido a gente que había huido de Asiria por la necesidad y el hambre. Se sabe que había hecho un trabajo de construcción sobre dos construcciones en Aššur, la Puerta del Artesano y el Nuevo Palacio; la estructura posterior había recibido antes la atención de Tukultī-ninurta I y Asur-bel-kala. Aššur-dan también puede haber hecho alguna edificación en Kalizi.

Las actividades de este rey son un modesto comienzo a un gran periodo. Recuperó territorio perdido durante el eclipse de Asiria y repatrió a gente que había huido durante los tiempos difíciles, una señal de que la fortuna de Asiria estaba mejorando por fin.

b) Adad-nērārī II (912-891)

Adad-nērārī II gobernó dos años menos que su padre, Aššur-dan II, pero el número y alcance de sus campañas militares fueron más grandes. Al oeste marchó hasta el río Balikh, al sur hasta el Éufrates medio, al norte hasta las regiones meridionales del lago Van, y al este penetró en los montes Zagros. Se conocen tres versiones de sus anales. En total los anales cubren las campañas desde la ascensión hasta el año de reinado decimoctavo; es bastante posible que Adad-nērārī no guerreara en sus tres restantes años. La cronología absoluta de las campañas es desconocida para el comienzo del reinado pero está establecida desde el año undécimo hasta el final. El avance de las expediciones era contra tres objetivos principales, Khabkhu y los países Nairi, Babilonia y los arameos.

Hubo varias campañas, extendidas sobre la mayor parte del reinado, al norte contra Khabkhu y Nairi. Khabkhu era un término geográfico más que político; su área incluía ambas orillas del alto Tigris abarcando aproximadamente desde las fuentes del Gran Zab al oeste hasta algún lugar entre el nacimiento del Tigris y el alto Éufrates en Kummukhu (Commagene). Khabkhu finalmente se convertiría en parte del reino de Urartu (Uratru, Uruatri). Nairi estaba, al parecer, un poco más al norte que Khabkhu. Hubo, al menos, dos campañas contra Babilonia, como sabemos de la historia Sincrónica, y aunque fueron contra dos reyes diferentes, Šamaš-mudammiq y su hijo y sucesor, Nabû-šuma-ukīn I, las fechas no son seguras. La frontera acordada a finales del segundo conflicto (un texto fragmentario puede ser de este mismo pacto) sugiere que Asiria perdió terreno; de hecho, las expediciones solo penetraron en el área al este del Tigris y Asiria nunca cruzó al interior de la llanura babilónica.

Se condujeron ocho campañas contra los arameos y la importancia de esta empresa está ilustrada no solo por el número de campañas sino también por los relatos relativamente detallados en los anales. Alguna vez en la primera parte del reinado Adad-nērārī derrotó a un cuerpo de arameos y recibió tributo de los Sukhu. Las campañas restantes ocurrieron lugar avanzado el reinado en cada uno de los años desde 901 hasta 894 y todas tuvieron lugar en una región llamada Khanigalbat, la moderna Jezirah. Adad-nērārī no se aventuró más allá del río Khābūr, con una excepción: en 899 hizo una profunda incursión a Khuzirina a través del Balikh, y recibió de Bit-Adini, al otro lado del Éufrates, un regalo de dos simios. En Khanigalbat un grupo llamado los Temanitas era el enemigo más formidable; parece haber sido un gran pueblo con al menos dos líderes principales, Nur-Adad y Muquru. Muquru fue asediado y capturado en su ciudad Gidara en una campaña (898) pero requirió tres campañas (901, 900 y 896) poner a Nur-Adad de rodillas. La fortaleza de este último estaba en Nasibira (Nisibis), en las estribaciones de la cordillera Kashiari (Tur-Abdin), que fue asediada en 896. Nur-Adad, que, al parecer, se sometió sin lucha, fue llevado cautivo a Nínive. Adad-nērārī afirmaba que el uso de reductos para el asedio, ya utilizados en Gidara era una nueva táctica. Esta última campaña fue evidentemente de gran éxito, pues en 894 Adad-nērārī pudo marchar a través de todo el área recaudando tributo sin ninguna señal de resistencia. Avanzó hasta Guznu (Tell Halaf) sobre el río Khābūr y luego trazó su curso a la confluencia con el Éufrates que siguió corriente abajo durante alguna distancia, reuniendo botín de lugares tales como Shadikannu (Arban), Qatnu, Dur-aduklimmu (Dur-katlimmu), Laqu y Khindanu. Este tipo de expedición, diseñada para mostrar la fortaleza de Asiria y recaudar tributo fue imitado por Tukultī-Ninurta II y por Aššur-nāsir-apli II; siglos más tarde los reyes caldeos siguieron la misma práctica, que los cronistas babilonios registraron con la frase: “El rey marchó victoriosamente sobre la tierra...”.

Era todavía un periodo de reafirmación de reclamaciones territoriales; la tierra fue vuelta a capturar de los arameos y los Shubraeos. Un hecho significativo es la reconstrucción por Adad-nērārī del palacio en Apqu (Tell Abu Marya) en la periferia del núcleo asirio. El palacio, originalmente construido y mantenido por los reyes asirios de época media, fue abandonado supuestamente hasta el reinado presente. Destaca también que Adad-nērārī adoptara la práctica de establecer depósitos de almacenamiento para el suministro de sus hombres en campaña pues estos puntos se desarrollaron finalmente como centros administrativos. Hizo trabajos de restauración en el muelle y el templo de Gula en Aššur.

Victorioso en todas sus fronteras, Adad-nērārī pudo en justicia volver a incluir, entre sus títulos oficiales, los de “rey de la totalidad”, y “rey de las cuatro zonas (del mundo)”, a los que desde hacía 150 años no había podido aspirar legítimamente ninguno de sus predecesores.

c) Tukultī-Ninurta II (891-884)

El reinado de Tukultī-Ninurta II, hijo de Adad-nērārī, marca una leve pausa en la expansión de Asiria en esta era. Más que agregar al imperio de manera significativa, Tukultī-Ninurta tendió a dirigir sus ejército a regiones ya conquistadas por sus dos predecesores, aunque generalmente llegó a alguna distancia más allá de sus límites previos. Atravesó una región, la Jezirah oriental, sin un solo combate militar, testimonio de que el temor de Asiria ya se infundía en los arameos y sus vecinos.

Un relato de las campañas reales se conserva en una única versión de los anales y este es complementado por una sumaria relación en un texto presentado. El texto analístico parece contener una descripción de cada uno de los años 889-885 (segundo a sexto años de reinado) y probablemente representa la segunda de una versión en dos tablillas de los anales. El principal objetivo de Tukultī-Ninurta fueron las tierras de Nairi contra las que lanzó al menos tres, y posiblemente cuatro campañas en los años 889-886. El relato más completo es proporcionado para la última de estas. Los asirios cruzaron el río Subnat hacía la cordillera de Kashiari (Tur-Abdin), conquistó y saqueó la tribu aramea llamada los Bīt-Zamani en las fuentes del Tigris (Aššur-nāsir-apli II registra el hallazgo de una estatua de Tukultī-Ninurta allí), y liga a su gobernante Amme-baal(a) a él con un juramento. Como su padre, Tukultī-ninurta también invadió las regiones superiores del Gran Zab; pero, este último remontó la orilla izquierda y penetró en la cadena Kirriuru (Kirruru) y más allá, un poco al sureste de las conquistas de Adad-nērārī . Esto también tuvo lugar en 886. La última campaña registrada, la de 885, llevó al ejército asirio hacia el sur siguiendo el curso el cauce seco del Wadi Tartar. Habiendo llegado a la altura de al confluencia de los ríos Adem y Tigris, se dirigió rápidamente por el Tigris, desde donde atacó por sorpresa a los belicosos arameos utuate, que se encontraban asentados en esta región. Desde allí atravesando Dur-Kurigalzu (‘Aqar Quf) y Sippar, el ejército tomó con igual rapidez el valle del Éufrates. Remontándolo hacia el Khābūr, y después de haber dejdo atrás Hit, recibió cerca de Anat el tributo de los Sukhi, cinco jornadas río arriba el de Khindanu y, más allá, los de Laqē y Sirqu. Al llegar a la desembocadura del Khābūr, las tropas remontaron su curso y sometieron y anexionaron el estado arameo de Kharran, dirigiéndose después hacia Nasibina y Khuzirina. Desde allí, Tukultī-Ninurta lanzó una incursión contra los Mushku, regresando después a Asiria.

La soberanía de Asiria sobre la comarca del Khābūr se encontraba así lo suficientemente consolidada como para que tukulti-ninurta se hiciera construir un pañacio en Kakhat, la actual Tell Barri, junto a uno de los afluentes del Khābūr, el jagjag. No descuidó, sin embargo, su capital Aššur; reforzó las defensas e hizo reconstruir sus murallas, que no se habían restaurado desde el lejano reinado de Aššur-uballit.

d) Aššur-nāsir-apli II (884-859)

Aššur-nāsir-apli II (=Aššur-nāsir-pal), hijo de Tukultī-ninurta II, es el primer “gran” rey del periodo neo-asirio. Sus tres predecesores habían preparado el camino para que un ambicioso y capaz monarca volviera a forjar un poderoso imperio asirio y este fue justamente el papel adecuado para Aššur-nāsir-apli. Luchó, cazó, construyó, y se vanagloriaba tal y como debería hacerlo un rey asirio ideal. Aššur-nāsir-apli expandió considerablemente, y mejoró, el imperio que heredó y, no menos importante entre sus logros, transformó una aldea sobre el Tigris en una de las ciudades más grandes del mundo antiguo, Kalakh. La mayoría de nuestras fuentes para el reinado vienen desde este lugar que ha proporcionado muchos textos, mucha información sobre la arquitectura, y numeroso ejemplos de escultura de bulto redondo y en relieve. Las inscripciones reales son particularmente abundantes y tienen un significado especial ya que, además de un número excepcionalmente grande de textos encontrados, disponemos de los relatos analísticos más completos para cualquier rey antes de esta época. Estos anales son conocidos no solo a partir de las colecciones posteriores; por vez primera hay relatos individuales de campañas concretas que fueron escritos poco después de los acontecimientos y contienen más detalles que las ediciones abreviadas posteriores.

Aššur-nāsir-apli continuó la práctica de las campañas regulares y se sabe que lanzó al menos 14 catorces expediciones importantes durante sus 25 años sobre el trono. El rey, al parecer, no guerreó en su año de ascensión pero lo compensó al hacer campaña dos veces en su primer año de reinado (883). Luego hizo campaña una vez más en 882, dos veces en 881 y una vez en cada uno de los años desde 880 hasta 878. En el periodo 877-867 lanzó al menos cuatro campañas y posiblemente más .La última campaña registrada en el estilo analístico es la del año 866. Veamos las campañas por regiones:

(i) Contra Zamua en el este, cerca del nacimiento del Diyala en los Zagros, Aššur-nāsir-apli lanzó tres campañas, dos en el año 881 y una al año siguiente, 880. La ciudad de Kalizi, a unos 60 kilómetros al sureste de Nínive fue usada como reunión y punto de comienzo de estas expediciones. Las primeras dos campañas estuvieron dirigidas contra Nur-Adad, sheikh del país de Dagra, que “se había rebelado”, había unido a todos los habitantes de Zamua, y fortificado el paso de Babitu. En la primera expedición Aššur-nāsir-apli se abrió camino a través del paso, matando y saqueando por donde pasaba, y en la segunda avanzó hasta el monte Nisir y más allá, asolando y destruyendo las ciudades y guarniciones de Nur-Adad. Los asirios retomaron sus pasos al año siguiente, 880, y penetraron hasta el monte Khashmar al otro lado del río Turnat (Diyala); fue más allá para saquear Zamru y otras ciudades y luego bajó a la ciudad de Tukultī-Assur-asbat. En este punto sintió que había sometido Zamua, pues se vanagloria de haber recibido allí su sumisión, tributo y promesa de corveas para ser realizadas en Kalakh. Estableció Dur-Aššur como una sede local y depósito de suministros.

(ii) Al norte, noreste y noroeste, Aššur-nāsir-apli dirigió una serie de campañas que afectaron las regiones llamadas Khabkhu, Nairi y Urartu. La primera expedición de su reinado, posiblemente a principios del año 883, avanzó por el camino de Kirruru (Kirriuru) en el curso alto del Gran Zab hasta Khabkhu, la cual fue saqueada y devastada. El rey erigió una estela en el monte Eqi en una ciudad llamada a partir de él Al-Aššur-nāsir-apli. Dos campañas más a estas regiones avanzaron por el camino del alto Tigris, un área que debe ser discutida actualmente, a Tushkha. En la primera, 882, Aššur-nāsir-apli no fue más allá de esta ciudad pero a su regreso declara haber conquistado las ciudades de Khabkhu. Mientras estaba en Tushkha recibió tributo de varios gobernantes, incluyendo los reyes de los países de Nairi y Amme-baal(a) de Bīt-Zamani. Se recordará que Tukultī-Ninurta II había ligado a Amme-baal(a) por un juramento. Parece que la lealtad de este sheikh a Asiria no era popular, no obstante, pues e 879 fue asesinado. Aššur-nāsir-apli, atravesando Tushkha, cruzó el Tigris al interior de Khabkhu y avanzó para vengar el asesinato. No encontró resistencia. Su sed de venganza fue aplacada por un abundante tributo y la adición a su harén de varias princesas con sus dotes. Aššur-nāsir-apli no penetró en este área general de nuevo en muchos años pero en 866 marchó desde el alto Éufrates al este para conquistar y saquear una vez más entre las ciudades de Khabkhu. Esta vez declara haberlas sometido a todas y que nombró un gobernador. Esta campaña es la última registrada en el estilo analístico pero debe haber habido aún una expedición posterior en esta región por textos descubiertos, pues una descripción de la extensión de las conquistas de Aššur-nāsir-apli, tiene la frase “al país de Urartu”.

(iii) Al describir las expediciones de Khabkhu, Nairi y Urartu, hemos pasado por alto el progreso de Aššur-nāsir-apli hasta el alto Tigris en los años 882 y 879, y debemos volver ahora a sus campañas en esta región, en particular en la cordillera Kashiari y el área llamada Kadmukhu. La segunda campaña de 883 partió en esta dirección. Las ciudades al pie del Monte Nipur (Herakul Dag) fueron saqueadas y luego, cruzando el Tigris, Aššur-nāsir-apli recibió el tributo de la tierra de Kadmukhu. En 882, Aššur-nāsir-apli marchó hacia el alto Tigris, erigió una estatua en el río Subnat junto a las estatuas de Tukultī-apil-Ešarra I y Tukultī-Ninurta II, y recibió el tributo de Izalla (Azalla). Cruzando hacia el monte Kashiari, asedió y capturó a un líder rebelde, Khulaya, en su capital. Después de saquear y destruir las ciudades de Nirbu en las montañas de Kashiari, tomó Tushkha como sede del cuartel general y depósito de suministros, y recibió el tributo de Nairi ya mencionado. Regresando a través de Nirbu encontró más resistencia que él aplastó sin compasión. Al salir de los montes Kashiari, recibió tributo de los arameos, hititas y de los reyes de Khanigalbat. Cuando Aššur-nāsir-apli regresó a la región del alto Tigris tres años más tarde en 879, encontró poca resistencia, bien en Khadmukhu, bien en los montes Kashiari. Parece que durante muchos años después este área proporcionó tributo y servicio voluntariamente; en cualquier caso, ninguna expedición militar llegó aquí hasta 866, cuando Aššur-nāsir-apli, al regresar de una exitosa campaña occidental,entró en Khabkhu, como ya se ha descrito, y avanzó por el camino del monte Amadanu para tomar y saquear dos ciudades, de las cuales una era Amedu (la moderna Diyarbakir).

(iv) Las campañas occidentales: hay registros de cuatro campañas que llegaron, al menos, hasta el Balikh, tres durante el problemático periodo 877-867 y un en 866. En la primera de estas expediciones, Kaprabu, una ciudad fortificada de Bīt-Adini, fue capturada y saqueada. En una ocasión posterior, partiendo desde Kalakh, el ejército viajó en dirección noroeste a través de Bīt-Bakhiari e Izalla (Azalla), este último lugar también mencionado en la campaña de 882, y se proporcionaron suministros y tributo por cada uno. Continuando a través de Bīt-Adini, donde fueron adquiridos más bienes y equipamiento, los asirios cruzaron el Éufrates en balsas y se aproximaron a la tierra de Karkemiš. Sangar, el rey, entregó un valioso surtido de bienes sin resistencia. Aunque el relato continúa sin una ruptura, fue probablemente en la última campaña cuando Aššur-nasir-apli recibió el homenaje de “todos los reyes de los países” en esta vecindad. Tomando rehenes de ellos y auxiliares de Karkemiš se dirigió a la tierra de Patinu. Lubarna, el rey, se sometió sin lucha y rindió tributo, tropas, y rehenes. El ejército asirio continuó a través de Patinu, cruzó el Orontes y se dirigió al Libano sin encontrar apenas resistencia. Aššur-nasir-apli realizó el viejo ritual de lavar sus armas en el Mediterráneo y fue obsequiado con regalos procedentes de ciudades costeras tales como Tiro, Sidón, Biblos y Arvad. Retrocediendo sobre sus pasos escaló la cordillera del Amanus, levantó una estela y tomó madera local de vuelta a Asiria para la construcción de templos. Una característica sorprendente de estos sucesos es que, aunque Aššur-nāsir-apli y sus inmediatos predecesores nunca habían entrado en esta región antes, virtualmente no encontró ninguna oposición. La última campaña registrada al oeste (866) llevó a las tropas asirias a través del Balikh a Khuzirina. Aquí recibió tributo desde varias regiones incluyendo Kummukhu (Commagene), a través del Éufrates. Luego, Aššur-nasir-apli se dirigió a Khabkhu y sus movimientos posteriores ya han sido seguidos.

(v) Finalmente, están las campañas meridionales a lo largo del Khābūr y el Éufrates medio. Estas regiones que habían sido sometidas desde la época de Adad-nērārī II y Tukultī-Ninurta II, causaron ahora algún problema a Aššur-nāsir-apli, pues dos poderes limítrofes, Bīt-Adini y Babilonia estaban incitando la desafección. El primer brote ocurrió en 883 cuando Aššur-nāsir-apli, mientras estaba en Kudmukhu tuvo noticias de una rebelión en Suru, una ciudad de Bīt-Khalupe sobre el Khābūr. Partió inmediatamente en esta dirección,la cual probablemente era un cambio de planes, descendiendo el Khābūr recibió tributo de Shadikannu y Qatnu. Los atemorizados nobles de Suru, que habían asesinado a su gobernador y le reemplazaron con un hombre de Bīt-Adini, entregaron al usurpador a la llegada de Aššur-nāsir-apli. Los asirios nombraron a un gobernador, impusieron un fuerte tributo, y cometieron terribles atrocidades sobre los culpables. Mientras, en Suru recibía tributo de Laqu y Khindanu. El siguiente suceso registrado en los anales es la recepción del tributo de los Sukhu al año siguiente, 882. Esto parece haber sido una respuesta directa a al velocidad de la luz con que Aššur-nāsir-apli había cambiado el curso de su campaña para sofocar el fuego de la rebelión por parte del vecino de Sukhu. Pero los problemas no habían hecho más que comenzar. En 887, Aššur-nāsir-apli, emulando a su padre y su abuelo, dirigió una expedición bajando por el Khābūr y el Éufrates medio, pasando a través de lugares tales como Shadikannu, Qatnu, Dur-aduklimmu (Dur-katlimmu), y Khindanu. Como en las marchas dirigidas por sus antepasados, el tributo estaba disponible y no encontró resistencia. No obstante, el panorama cambió cuando llegó a los Sukhu. El gobernador de este país, apoyado por auxiliares babilonios, resistió y fue asediado en la ciudad de Suru (Suru de los Sukhu estaba en el Éufrates medio y no debe confundirse con Suru de Bīt-Khalupe sobre el Khābūr). De acuerdo con el relato asirio la iudad fue tomada saqueada y arrasada; una estela fue erigida en su centro; y Aššur-nāsir-apli se vanagloria de que ahora su fama se ha extendido sobre Babilonia. Claramente estos acontecimientos apuntan a Babilonia como el elemento principal en los disturbios que asaltaron a Aššur-nāsir-apli en esta región.

(vi) El principal conflicto en el Éufrates medio aún estaba por llegar. Algún tiempo en el periodo que va desde 877 a 867, y probablemente a principios de este periodo, llegó la noticia a Kalakh de que Laqu, Khindanu y los Sukhu se habían rebelado. Tomando balsas de piel de cabra hechas especialmente en Suru sobre el Khābūr, Aššur-nāsir-apli cruzó el Éufrates y entabló batalla con la coalición. Los asirios reclamaron la victoria y procedieron a arrasar las ciudades de los rebeldes. Un jefe laqaeno, Azi-ili (el gobernador de Suru, nombrado por Aššur-nāsir-apli en 883 lleva el mismo nombre y quizá fue el mismo hombre), ofreció más resistencia, pero fue derrotado y perseguido hasta las ciudades de Bīt-Adini en dirección al Monte Bisuru (Jebel Bishri). Esta penetración de Bīt-Adini era evidentemente punitiva y fue seguida por una campaña plena contra Bīt-Adini que ya ha sido comentada. Claramente, Bīt-Adini había estado tras estos problemas como también lo habían estado tras la insurrección de Suru en 885. El motivo para la intromisión de Bīt-Adini y Babilonia en esta región era probablemente defensiva. Pero, mientras que Aššur-nāsir-apli dejaba sola a Babilonia, Bīt-Adini, como ya hemos visto era un objetivo principal. No se registran otros problemas a lo largo del Khābūr y el Éufrates medio para este reinado.

Los relatos detallados conservados para el periodo proporcionan nueva información sobre asuntos militares y administrativos. Los primeros signos de administración provincial aparecen en este reinado. Ya desde la época de Adad-nērārī II las cosechas locales eran recogidas y almacenadas en depósitos para usar en futuras campañas; Aššur-nāsir-apli II expandió considerablemente el número de estos centros, los fortificó, y nombró gobernadores. La idea de que una cantidad fija y un tipo de tributo debería ser pagado regularmente es evidente. Aquí es la estructura básica de administración provincial, aunque es dudoso que en la práctica hubiera mucho sistema para ello en esta época.

Uno de los rasgos más significativos de este reinado es la creación de una nueva ciudad capital, Kalakh. Nínive disfrutaba de la presencia real a principios del reinado pero la campaña de 878 comenzó desde Kalakh y probablemente Kalakh siguió siendo la residencia preferida hasta la muerte del rey. Aššur-nāsir-apli nunca se cansó de decir que la ciudad fue construida antes por Šulmānu-ašarēd y ahora sigue habiendo pocas dudas de que él rey al que se refería era al primero de ese nombre. Pero tanto los indicios escritos como arquitectónicos muestran que Aššur-nāsir-apli reconstruyó totalmente la ciudad. Para hacer esto empleó un gran número de trabajadores; todos los pueblos bajo el cetro asirio eran requeridos para hacer corveas, y además los grupos recalcitrantes eran deportados a Asiria para hacer trabajos forzosos. La nueva ciudad estaba rodeada por una muralla, se cavó un canal, se plantaban huertos con una amplia variedad de árboles, y se creo un “zoo”. Uno de los proyectos principales era la erección de un gran palacio, el Palacio del Noroeste, en el que las habitaciones estaban alineadas con una multitud de losas de piedra que llevaban relieves e inscripciones. Un templo y un zigurat fueron construidos para el dios tutelar, Ninurta, y este lugar también ha proporcionado esculturas y textos significativos. Otra serie de dioses eran honrados mediante los templos recién construidos: Adad y Shala, Sharrat-nipkhi, Ea(-sharru) y Damkina, Gula, Kidmuru, Nabu, los Sibitti y Sin. El pueblo fue reasentado en kalakh y el rey escenificó un gran banquete al que miles de dignatarios de regiones lejanas, incluyendo Irán, Anatolia, y Fenicia fueron invitados. Curiosamente, el menú de esta magnificente fiesta estaba realmente inscrito en una estela real para impresionar a la posteridad con la abundancia de comidas selectas servidas a los invitados. Esta no fue la primera ocasión en la que un rey asirio había creado una nueva ciudad, ni sería la última.

Estas grandes empresas ensombrecieron la actividad en otros centros, pero estos no se descuidaron. Se emprendió en Ninive la construcción en el templo de Ištar, el templo de Adad y el Bīt-natkhi. En Aššur el templo de Sin y Šamaš fue reparado. Los restos de las puertas de bronce de Imgur-Enlil (el moderno Balawat) y las losas de piedras inscritas procedentes del mismo lugar registran el trabajo sobre el templo del dios Mamu (anteriormente leído Makhir). Aššur-nāsir-apli también trabajó en el palacio de Apqu.

e) Šulmānu-ašarēd III (859-824)

Šulmānu-ašarēd III, como su padre Aššur-nāsir-apli II, es un destacado monarca neo-asirio, y los dos reinados, que juntos cubren más de la mitad de un siglo, no son solamente el apogeo del Periodo Neo-asirio Temprano sino también una de las eras en la historia de Mesopotamia. Los ejércitos asirios, mediante la práctica continuada de expediciones militares anuales empujaba lejos, más allá de los horizontes anteriores, aunque la idea de que el territorio perdido estaba siendo reconquistado no había desaparecido aún. Los proyectos constructivos de Šulmānu-ašarēd, principalmente en Kalakh y Aššur, también eran a gran escala. Las fuentes escritas para el periodo son abundantes, un hecho debido, al menos parcialmente a la duración del reinado, y ya que se conservan una serie de narraciones analísticas así como una crónica epónima, las treinta y cuatro campañas conocidas pueden ser datadas. Las áreas más importantes de la expansión militar estaban al norte y el oeste, y los enemigos más formidables eran, respectivamente, el reino de Urartu y la coalición de Damasco.

(i) Las campañas contra el Oeste

La primera expedición al oeste, en 858, era extremadamente ambiciosa; Šulmānu-ašarēd cruzó el Éufrates y el Orontes y alcanzó el Mediterráneo. La ruta era, por lo general, similar a la seguida por su padre pero, al contrario que él, Šulmānu-ašarēd encontró una oposición significativa. En dos puntos se enfrentó a la coalición occidental: en Samal los aliados eran Samal, Patinu, Bīt-Adini y Karkemiš, y en Alisir (o Alimuš), además de los recién mencionados, estaban Que, Khilakku y Yasbuqu. El tributo fue libremente ofrecido solamente por Kummukhu y Gurgumu y, tras la derrota de los aliados, por Bīt-Agusi (Arpad). Incluso en su progreso hacia el Éufrates Šulmānu-ašarēd había sido obligado a emplear mano de hierro sobre varias ciudades de Bīt-Adini. El años siguiente, 857, una campaña en la misma dirección había tenido que emplear la fuerza; Til-Barsib, una ciudad de Bīt-Adini sobre el Éufrates, Dabigu y Sazabe, una fortaleza de Karkemiš, fueron, a su vez, asediadas y entonces la oposición se desvaneció. El tributo fue ofrecido por, y las deudas anuales fueron impuestas sobre, Patinu, Sam’al, Bīt-Agusi, Karkemis y Kummukhu; los otros aliados del año precedente no son incluidos, ni se menciona Gurgumu, que había pagado tributo el año anterior. Šulmānu-ašarēd parecía satisfecho ahora con la situación al otro lado del Éufrates, pues en la siguiente campaña, en 856, creo una serie de centros administrativos en la región, la cual iba a llegar a ser conocida como la provincia de Bīt-Adini. Los centros incluían Til-Barsib, renombrada Kar-Šulmānu-ašarēd, y a una ciudad al otro lado del Éufrates llamada Pitura (Pitru) y se le cambió el nombre a (Ana-)Assur-uter-asbat. Šulmānu-ašarēd entonces hizo campaña hacia el alto Tigris más que al otro lado del Éufrates y lo que implica es que el tributo anual impuesto el año previo había sido pagado de nuevo. No obstante, quedó una figura recalcitrante, Akhuni, el anterior gobernante de Bīt-Barsib. Había escapado antes de los asirios al abandonar su ciudad. En 855 Šulmānu-ašarēd arrancó esta espina de su lado. Persiguió a Akhuni a través del Éufrates, le derrotó en campo abierto, y se lo llevó a él, a sus tropas, y mucho botín de vuelta a Asiria. El poder asirio hasta el Éufrates estaba ahora suficientemente asentado para que Šulmānu-ašarēd fuera capaz de lanzar en el mismo año una segunda expedición en la dirección opuesta.

Fue la ambición de Šulmānu-ašarēd expandirse mucho más lejos en Siria, y sus conquistas y centros administrativos en la curva del Éufrates proporcionaron los puestos de avanzada. En el movimiento al sur iba a encontrarse una feroz oposición en la forma de una coalición de estados de la Siria central y meridional y esta terca resistencia le enredaría en diez campañas que se extendieron durante la mayoría de su reinado. La primera de ellas, en 853, comenzó con buenos auspicios. El ejército siguió la ruta habitual y al otro lado del Éufrates, en (Ana)-Assur-uter-asbat, el tributo fue recibido de Karkemiš, Kummukhu, Bīt-Agusi, Melid(ia), Sam’al, Patinu, y Gurgunu. Šulmānu-ašarēd partió para Khalman (Alepo) que se sometió sin lucha y luego a las ciudades que pertenecían a Hamath que fueron saqueadas e incendiadas. Pero la oposición al avance asirio estaba siendo organizado y en Qarqar sobre el Orontes, Šulmānu-ašarēd se vio enfrentado por una extensa fuerza aliada. La coalición de doce reyes, de los que el jefe era Adad-iri de Damasco e Irkhulani de Hamath, incluían tropas de Ahāb de Israel (874-853), de Gindibu el Árabe, de Biblos, Egipto y Arvad; por conveniencia nos referiremos a esta coalición como la “coalición de Damasco”. De acuerdo con el texto del monolito Kurkh, el cual fue escrito poco después del acontecimiento, el enemigo tenía casi 4,000 carros, así como 2,000 jinetes, unos 40,000 infantes y 1,000 camellos. Šulmānu-ašarēd declara haberles vencido y haber matado y saqueado cuando huyeron del escenario de batalla. Se debe ser exceptico de las pretensiones asirias y el resultado real de la batalla en Qarqar es discutible. La única indicación clara de la jactancia asiria está justificada es la afirmación, en las misma fuentes, de que después de la batalla el ejército asirio avanzó hasta el Mediterráneo. Por otra parte, tres batallas campales más tuvieron lugar con la coalición de Damasco, una en cada uno de los años de 849, 848 y 845. Si el enemigo hubiera sufrido un revés en Qarqar, ellos no hubieran sido vencidos. De hecho parece que se mostraron los suficientemente fuertes para animar a otros a resistir a los asirios; en 849 y 848, Šulmānu-ašarēd tomó bienes por la fuerza de las ciudades de Karkemiš y Bit-Agusi al otro lado del Éufrates aunque estos mismos estados habían pagado tributo libremente en 853 justo antes de la batalla de Qarqar. Así, Asiria no obtuvo una gran victoria en esta ocasión, pero tampoco sufrió una gran derrota; el resultado fue incierto.

Šulmānu-ašarēd, insatisfecho con el resultado, se concentró sobre la coalición de Damasco tanto como las circunstancias lo permitieran hasta 845. Por esta época los estados inmediatamente al oeste del Éufrates parecen haber sido sometidos completamente. No hay más referencias a actos hostiles en esta región hasta la rebelión de Patinu en 831; de hecho, en 842, 840 y 838 el asirio alardea de que recibió el tributo de los reyes de Khatti, cortó cedros en el Amanus, y tomó tiempo para alguna cacería. De modo que estaba libre para intentar una vez más la penetración en Siria meridional. Acumuló una fuerza de gran número -120,000 de acuerdo con nuestras fuentes- cruzó el Éufrates, y pretendió una victoria sobre la coalición de Damasco. ¿Estuvo justificada esta pretensión? Es un hecho que la coalición nunca es mencionada de nuevo, y cuatro años más tarde, en 841, había desaparecido. Pero había habido un cambio de gobernante entre 845 y 841: Adad-idri fue reemplazado por Hazā-’Il, y parece que el pacto, siendo un asunto altamente personal, se disolvió automáticamente. De hecho, los asirios no avanzaron más dentro de Siria inmediatamente después de la batalla de 845. No hay, entonces, ninguna prueba a favor o en contra de la pretensión asiria a la victoria de 845 y la disolución de la coalición de Damasco puede haber sido una evolución independiente. Sea cual fuere la razón, hacia 841 la coalición de Damasco no existió más, y el principal obstáculo para la expansión de Šulmānu-ašarēd en Siria meridional se desvaneció.

En 841, Hazā-’Il de Damasco, en vista del avance asirio ocupó una cima en las estribaciones de la cordillera de Líbano. Los asirios ganaron la posición fortificada pero Hazā-’Il escapó y fue perseguido y asediado en Damasco. Šulmānu-ašarēd taló los huertos y quemó el campo circundante pero no se registra que Hazā-’Il se entregara. El detalle circunstancial y ausencia de ampulosidad, aparte, posiblemente, del gran número de tropas que los asirios afirmaban haber ganado de los damascenos, deja la impresión de que esto es una representación razonablemente fiel de los acontecimientos. Así, aunque Damasco no hubiera caído, Šulmānu-ašarēd pudo avanzar para saquear ciudades por el monte Hauran y luego erigir una estela por mar sobre el Monte Ba’li-ra’si (Carmelo). Recibió tributo de Tiro, Sidón, y de Yəhû’ (Jehu), rey de Israel. En 838 volvió su atención a Siria meridional por última vez; saqueó las ciudades de Damasco y recibió tributo de Tiro, Sidón y Biblos.

Cuando Šulmānu-ašarēd llevó sus campañas en Siria meridional a buen término su atención se volvió más al oeste y norte, al interior de Anatolia. En 839, el año después de su primera penetración rentable en la Siria meridional, cruzó el Éufrates, reunió “a todos los reyes de Khatti”, recorrió el Amanus e invadió Que (Cilicia). Las ciudades fueron saqueadas y las estelas erigidas. En 837, después de recibir el tributo de los reyes de Khatti al otro lado del Éufrates, se aventuró más al norte, aceptó el tributo de Tabal, donde asoló ciudades y ganó el tributo de sus reyes. Cruzó el Monte Tunni, “la montaña de plata”, y el Monte Muli, “la montaña de alabastro”, avanzando hasta la tierra de Khubushna. El año siguiente, 836, de nuevo saqueó las ciudades de Melid y Tabal. Dos años más tarde, en 834, reanudó el ataque sobre Que. Recibiendo, como era habitual, el tributo de Khatti, cruzó el Amanus, invadió Que, y asaltó la ciudad real de Timur. Timur, junto con otras ciudades, fue tomada y saqueada. A su regreso estableció una guarnición en Muru, una ciudad real de Bīt-Agusi. La paliza de Que por esta serie de campañas tuvo el efecto deseado. En la cuarta y última invasión de Šulmānu-ašarēd, en 833, se encontró con poca resistencia y el botín se obtuvo de varias ciudades incluyendo Tarzu (Tarso). Kate, gobernante de Que, fue llevado a Asiria y reemplazado por su hermano, Kirri. Parece que no se tenía pensado ninguna expansión más, pues la única expedición posterior para cruzar el Éufrates, la de 831, fue para sofocar una rebelión en Patinu. Lubarna II había sido asesinado y un usurpador llamado Surri subió al trono. Cuando el ejército asirio apareció a las puertas de la ciudad, Kinalua, los aterrorizados habitantes entregaron a los rebeldes. Valiosos bienes fueron debidamente entregados, se erigió una estela de victoria en el templo, y se nombró un nuevo rey.

(ii) Campañas contra Urartu

El foco de atención de las campañas del norte era el reino de Urartu. Esta joven nación se extendía como un dosel sobre los límites septentrionales de Asiria desde el lago Urmia y el nacimiento del Gran Zab, a través del lago Van y el alto Tigris hasta el nacimiento del Éufrates. Arame, rey de Urartu, estaba evidentemente tan implicado como Šulmānu-ašarēd en defender y expandir sus fronteras. Pero la agresión inicial fue por parte de los asirios. En su año de ascensión, en la parte posterior del último año de su padre, 859, Šulmānu-ašarēd, viajando hacia el norte, arrasó Khubushkia y derrotó al rey de Nairi en batalla campal. Luego, puso asedio a Sugunia, una ciudad real de Arame, la tomó y la saqueó junto con otras ciudades de la región. Avanzando hacia el “Mar de Nairi”, lavó sus armas en sus olas, hizo sacrificios, y levantó una estela. En el camino de regreso recibió el tributo de Gilzanu.


En 856 Šulmānu-ašarēd, al parecer contento por el momento con la situación en el oeste y habiendo establecido cuarteles generales en el Éufrates, procedió a penetrar en el corazón de Urartu. La campaña arrasó Urartu de oeste a este y la atrevida aventura fue conmemorada no solo en el estilo de prosa habitual de las inscripciones reales sino también en forma poética. Partiendo desde Kar-Šulmānu-ašarēd (Til-Barsip), pasó a través de Bit-Zamani, a lo largo del alto Tigris, y arrasó el país de Enzite. Cruzando el río Arsanias los asirios dejaron una huella de destrucción a través de Sukhume (Sukhne) y Dayaenu y alcanzó la costa norte del lago Van. Aquí puso asedio a Arzashkun, una ciudad real de Arame; Arame fue derrotado, sus ciudades, incluyendo Arzaskun, destruidas, y se erigió una estela en el monte Eritia. El ejército continuó su victoriosa marcha y al alcanzar la costa del “Mar de Nairi” se realizaron las ceremonias habituales. De nuevo, Gilzanu ofreció tributo libremente pero la terca Khubushkia tuvo que ser saqueada. Šulmānu-ašarēd completó el circuito al utilizar el paso de Kirruru y emerger en Arba’il (Arbela). Incluso permitiendo la hipérbole asiria, el gran barrido fue evidentemente un gran éxito, pero un éxito que iba a ser repetido.

Durante la siguiente década, Šulmānu-ašarēd estuvo preocupado con la expansión occidental y durante este tiempo solo hizo ocasionales estocadas en la dirección de Urartu. En 844, después de la última batalla con la coalición de Damasco, se aventuró de nuevo en territorio urartiano. Partiendo al noreste, erigió otra estela conmemorativa en el nacimiento del Éufrates, dejando las ciudades saqueadas de Arame desparramadas tras él. Cuando hubo sacrificado y lavado sus armas en la primavera, el rey de Dayaeru llevó el tributo y el asirio erigió una estela en su ciudad. Bajando por el Éufrates conquistó las ciudades de Sukhne (Sukh(u)me) y Alzi, recibió tributo de Melid, y erigió otra estela. La estrategia tras esta expedición parece haber sido reforzar la posición asiria en el oeste: de hecho fue seguida por otra serie principal de campañas occidentales y los asirios no regresaron a la frontera del norte hasta 832.

El año 832 marca el comienzo de una secuencia de cinco campañas (832, 830, 829, 828, 827) en la región de Urartu, interrumpidas solamente por la represión de una rebelión en el oeste en 831. Probablemente hubo dos factores tras este proceso: la ambición occidental de Šulmānu-ašarēd parece haber quedado satisfecha y había habido un cambio de gobernante en Urartu. Sarduri I (c.840-c.825) había sustituido a Arame y era una buena estrategia atacar a un enemigo en la época en que la soberanía estaba cambiando de manos. Šulmānu-ašarēd no dirigió ya su ejército en persona sino que encargó esta tarea a su turtānu, Dayyan-Aššur, un hecho que es sorprendentemente registrado en las inscripciones reales. De acuerdo con el único y breve relato conservado para el año 832, tuvo lugar una batalla campal con Sarduri al otro lado del río Arsanias; Asiria proclamó una victoria. El sucinto relato de 830 registra una expedición a Khabkhu. Las campañas de 829 y 828 siguen una ruta similar, remontando el Gran Zab hasta Khubushkia, que pagó tributo libremente, y luego viró hacia el este, para saquear a los Maneos y Parsua. En el segundo de estos viajes, el de 828, se registra también que los asirios saquearon las ciudades de Musasir y Urartu y recibió tributo de Gilzanu. Esta misma expedición viajó más allá de Parsua a Namri y Khalman, todas en la región del alto Diyala.


Nada se sabe de la última de estas campañas, la de 827, aparte de la entrada “a los Manneos” en una crónica epónima, ya que se conservan ningún relato analístico después de 828. Las campañas urartianas de Šulmānu-ašarēd reportó beneficios inmediatos. La invasión urartiana sobre las fronteras asirias se mantuvo bajo control y se obtuvo un buen trato de riqueza y suministros, particularmente caballos. Los resultados a largo plazo, no obstante fueron bastante diferentes, como veremos.

(iii) Campañas en el este

La invasión del alto Diyala y los Zagros a finales de la campaña de 828 no era la primera vez que Šulmānu-ašarēd había entrado en esta región. Había sido invadida en dos ocasiones anteriores y, como es usual, Šulmānu-ašarēd había llegado más allá de la extensión de las conquistas de su padre. Primero, en 843, aseguró las fortalezas en Zamua y luegó había saqueado Allabria, Parsua, Abdadani y Khaban. Combatió y ganó una batalla campal con Marduk-mudammiq, rey de Namri, y saqueó su palacio. Los asirios también recibieron tributo de Ellipi en Tugliyash (Tupliyash). En la segunda expedición, la de 835, Šulmānu-ašarēd invadió Namri y el rey, Yanzu, al que había nombrado para reemplazar al fugitivo Marduk-mudammiq, huyó, dejando su tierra a merced de los rapaces asirios. Desplazándose a Parsua los asirios recibieron sin resistencia el tributo de 27 reyes. Šulmānu-ašarēd luego bajo a las tierras de los medos y kharkhar donde saqueó, erigió una estela, y capturó al exiliado Yanzu, rey de Namri. En este punto, vale la pena destacar la primera aparición en los relatos militares asirios de dos pueblos, los Manneos y los Medos, que iban a convertirse finalmente en una formidable amenaza para los asirios y los urartianos.

(iv) Las campañas de Babilonia

Solamente quedan por debatir dos campañas, las de Babilonia. Un rasgo significativo del reinado de Aššur-nāsir-apli II era que no hizo incursiones en Babilonia y es una hipótesis razonable que Šulmānu-ašarēd habría practicado una restricción similar si las circunstancias lo hubieran permitido. Hubo tratados entre Šulmānu-ašarēd y los sucesivos reyes babilonios, Nabû-apla-iddina y Marduk-zākir-šumi I; de hecho, hay un relieve en el que los reyes babilonios y asirios son representados agarrandose la mano uno al otro. Es probable que hubiera existido un tratado similar en la época de Aššur-nāsir-apli II. Las cláusulas del trtado con Šulmānu-ašarēd son desconocidas, pero, a la luz de los sucesos siguientes, parecen haber incluido una garantía por parte de la corona de los babilonios.

Sea como fuere, la posición de Marduk-zākir-šumi fue desafiada por su hermano Marduk-bel-usati, que forzó una partición del país. Šulmānu-ašarēd, aunque absortó en sus planes para la expansión occidental y septentrional, no permitiría que siguieran su curso en Babilonia sin su intervención.En 851 fue en ayuda de Marduk-zākir-šumi a petición de este último. La porción de Babilonia bajo el control de Marduk-bel-usati incluía la región del Diyala y Šulmānu-ašarēd, cruzando el pequeño Zab, invadió su territorio y asedió al rebelde en Gannanati. La ciudad no cayó y los asirios solo pudieron destruir las cosechas y huertos. A principios del año siguiente, 850, los asirios siguieron la misma ruta pero llegaron a Gannanati solo para descubrir que Marduk-bel-usati se había escabullido. Gannanati fue tomada y el rebelde perseguido hasta Arman. La ciudad cayó y Marduk-bel-usati fue muerto en la lucha. La rebelión fue sofocada y Šulmānu-ašarēd procedió a celebrar y recoger los beneficios de su intervención. Viajó a Babilonia, Borsippa y Cutha para presentar ofrendas a sus deidades y obsequió a los babilonios con presentes en un banquete. Antes de regresar a Asiria atacó y saqueó a las tribus caldeas a lo largo del Golfo Pérsico y el Éufrates.

Hay un plan razonablemente claro tras las campañas de Šulmānu-ašarēd III. El objetivo del monarca era concentrar en dos frentes, el oeste y el norte, y cuando no estaba haciendo campaña en un área generalmente lo estaba haciendo en la otra. Inició su expansión en cada dirección mediante una atrevida y extensa campaña en el reinado: hacia el oeste hasta el Orontes y el Mediterráneo en 858 y hacia el norte a través de Urartu de oeste a este en 856. Durante algunos años después de esto se concentró en el oeste y Anatolia hasta que estableció centros administrativos en el área del Éufrates, a la coalición de Damasco se hubo desmoronado, y obtuvo la sumisión general. Luego, el énfasis se colocó fuertemente en el reino de Urartu y, como ya se ha sugerido, una causa inmediata fue probablemente el cambio de rey allí. El este, Zamua, Parsua y Namri, no entraron mucho en sus planes y Babilonia fue invadida solo para ayudar a un amistoso aliado a recuperar su reino. No se registran campañas a lo largo del Khābūr y el Éufrates medio y se puede suponer que estas áreas estaban pagando ahora tributo sin vacilación; de hecho, hay un registro del botín enviado por los Sukhu.

Las actividades constructoras de Šulmānu-ašarēd fueron numerosas pero no se concentró en un lugar como Aššur-nāsir-apli II se había concentrado sobre Kalakh. En sus primeros años Šulmānu-ašarēd prefirió residir en Nínive, pues hasta su duodécimo año casitodas las cmapañass comenzaban allí; hacia el fin del su reinado su elección recayó en Kalakh donde completó, renovó o expandió varias estructuras comenzadas por su padre. Probablemente añadió el ala administrativa al palacio del noroeste, reparó los muros, y completó las murallas de la ciudad y el templo de Ninurta; y construyó calles y la Puerta del León, y posiblemente el palacio del Gobernador. Con mucho, su má ambiciosa emprensa en esta región fue la construcción de Fuerte Šulmānu-ašarēd, el mayor emplazamiento excavado en Asia occidental. La ciudad de Aššur también recibió mucha atención. Los muros y puertas, especialmente la Puerta del Artesano, fueron ampliamente reconstruidas, un trabajo que se extendió durante muchos años. Los templos de Anu y Adad, Sharrat-nipkhi y Aššur recibieron alguna atención. Objetos diversos indican que alguna obra se hizo también en Nínive y las famosas puertas de bronce de Balawat son prueba del trabajo en Imgur-Enlil. Por supuesto fueron edificadas construcciones en los nuevos centros provinciales.

En la última parte de su reinado el control de Šulmānu-ašarēd sobre la rueda del estado fue más bien débil y finalmente entró en erupción la insurrección. Al comenzar su año vigésimo séptimo (832) está abiertamente reconocido en las inscripciones reales que las campañas son dirigidas por el turtānu, Dayyan-Aššur, mientras que el rey se quedaba en Kalakh. Cinco años más tarde (827) estalla una rebelión y no es sofocada hasta varios años más tarde por el nuevo rey, Šamšī-Adad V. Nos falta fuentes epistolares y administrativas para el reinado que arrojen luz sobre estos sucesos y cualquier interpretación moderna descansa en unos indicios escasos; no obstante, el análisis ofrecido por Olmstead es verosímil. De acuerdo con él, Dayyan-Aššur, que ocupó el cargo de turtānu durante la mayoría, si no todo, del reinado de Šulmānu-ašarēd, fue el soberano virtual durante el periodo entero, y los príncipes, sobre todo el príncipe coronado, estaban naturalmente celosos de su posición. En 832, la posición de Dayyan-Aššur fue más elevada, como se evidencia a apertir de las inscripciones reales, y tal atrevimiento era demasiado para el hijo del rey. Se planeó una revuelta masiva y finalmente se puso en práctica.


Aparte de los últimos pocos años fue un reinado caracterizado por el ambicioso y exitoso engrandecimiento militar tras el que descansa un plan fundamental de operación. Dada la idea de imperialismo, ahora bien arraigada en la tradición asiria, y las circunstancias de la época, fue un buen plan y bien ejecutado. Pero había llegado a ser evidente un defecto en la administración asiria -la posibilidad de que poderosos oficiales ganaran una autoridad cuasi-soberana en el reino.

f) Šamšī-Adad V (824-811)

Después de dos largos reinados caracterizados por un poder formidable, se inaugura un periodo de reinados más cortos y esfuerzos más modestos con la ascensión de Šamšī-Adad V. Las fuentes principales, que no son abundantes para este reinado, son dos versiones de los anales, una carta a un dios, una copia mutilada de un tratado, un pasaje en la Historia Sincrónica y una crónica epónima. Solo seis de las siete campañas son narradas en los anales, y aunque están enumeradas consecutivamente no están fechadas. Un tentativo esquema de fechas para las campañas y la totalidad del reinado ha sido establecido, no obstante, mediante una correlación propuesta de la crónica epónima con los anales. De acuerdo con este esquema, que será adoptado aquí, el reinado se divide en tres fases principales: un periodo de confusión política (824-820); tres campañas a Nairi (posiblemente 819, 818 y 815); y cuatro campañas a Babilonia (814-811).

La confusión política al final del reinado de Šulmānu-ašarēd III continuó en el reinado de Šamšī-Adad V y en total duró, de acuerdo con la crónica epónima, siete años (826-820). La única narración conservada de los sucesos está en los anales de Šamšī-Adad V. De acuerdo con esta fuente Aššur-da’in-apli, otro hijo de Šulmānu-ašarēd III, instigó una rebelión en época de su padre. Fue asistido por 27 ciudades que incluían virtualmente todas las partes del imperio e incluso Arbela, Nínive y Aššur. Šamšī-Adad termina la narración vanagloriandose de que él derrotó a los rebeldes. Al intentar analizar esta narración extremadamente sucinta, destaca una omisión entre las ciudades rebeldes, Kalakh. Probablemente fuera mantenida por Šamšī-Adad, y ya que Šulmānu-ašarēd demostró preferencia por Kalakh en sus últimos años, esto sugiere que Šamšī-Adad fue la elección del anciano monarca para la sucesión y que Aššur-da’in-apli era solamente otro pretendiente. Pero esto es poco más que una conjetura. Otra fuente de este periodo es un copia dañada de un tratado ente Šamšī-Adad V y el rey babilonio, Marduk-zākir-šumi I. El hecho de que el asirio es evidentemente el menos influyente de los dos grandes socios del acuerdo da base para creer que Šamšī-Adad, enfrentado con una nación hostil, fue obligado a hacer humillantes concesiones a los babilonios para asegurar su neutralidad o posiblemente incluso ganar su apoyo activo. Pero esto de nuevo es, en gran medida, una conjetura. Los sucesos de estos siete años, sus causas y efectos, siguen estando envueltos en el misterio.

Las primeras dos campañas a Nairi son descritas muy brevemente en los anales. En la primera, Šamšī-adad declara haber recibido un tributo de caballos y haber conquistado un vasto territorio que se extendía desde los Zagros hasta el alto Éufrates y desde Kurdistán hasta el Éufrates medio. Una segunda campaña fue dirigida por el rab šāqê, Mutarris-Aššur. Viajó al “Mar Superior del Sol Poniente” y de nuevo un tributo se obtuvo un tributo de caballos. La tercera campaña, al parecer, dirigida por el rey, atravesó el Monte Kullar y arrasó una serie de áreas hasta el “Mar del Sol Poniente”. Nuevamente se cogieron caballos. Sobre la base de los relatos conservados estos sucesos suenan poco más que rápidas incursiones par aobtener caballos para el ejército asirio. Al mismo tiempo, es posible que Urartu hubiera tomado ventaja de la rebelión en Asiria para invadir las posesiones asirias y esta fue la respuesta de Šamšī-Adad.

Las campañas babilonias, que ocuparon los últimos años del reinado, son un elemento completamente nuevo en la política exterior asiria. El padre y el abuelo de Šamšī-Adad habían sido socios de tratado con el rey babilonio, y había respetado sus acuerdos. Šamšī-Adad también había celebrado un tratado con el rey babilonio pero no como un igual; las circunstancias le habían forzado a aceptar un papel secundario. En este golpe al orgullo de Asiria se puede ver bien la fuente del problema y la razón para las cuatro invasiones de Babilonia, la venganza. Otro factor es el cambio en el trono de Asiria. En la época de la primera invasión, un nuevo rey, Marduk-balāsu-iqbi ( ? -813), estaba sobre el trono. ¿Había rechazado celebrar un tratado con Šamšī-Adad? En cada ocasión Babilonia fue invadid al este, en los Zagros y la región del Tigris oriental, y Elam vino en ayuda de Babilonia. En la tercera campaña, todavía otro rey, Baba-aa-iddina, estaba sobre el trono; fue capturado y tomado prisionero a Aššur. De acuerdo con nuestras fuentes, que son todas asirias, la invasión fue un gran éxito; Šamšī-Adad hizo sacrificios a los dioses en Cutha, Babilonia y Borsippa, igual que había hecho su padre; recibió tributo de Caldea; tomó el impuesto de Babilonia; y se alcanzó un acuerdo sobre la frontera.

Šamšī-Adad estaba demasiado preocupado durante su breve reinado como para tener mucho tiempo para la actividad constructiva. Comenzó un palacio e Nínive que su hijo tuvo que completar, y se han descubiertos algunos de sus ladrillos procedentes de esa ciudad. En Aššur trabajó en el templo de su dios, pues lleva el título de “constructor del templo de Aššur” y son conocidos algunos objetos inscritos, que incluyen una versión de los anales, procedentes del lugar. Puede haber fundado un palacio en Kalakh. Šamšī-Adad fue enterrado en Aššur donde los excavadores descubrieron su sarcófago inscrito.

No fue un reinado brillante. La confusión de la rebelión, el enredo con Babilonia, y las campañas de Nairi forzaron a Šamšī-adad a descuidar el oeste y los gobernantes de esa región se atrevieron a retener el tributo. Si el rey hubiera tenido la fortuna de vivir más tiempo (como hijo de longevo Šulmānu-ašarēd, Šamšī-Adad probablemente no era un joven cuando ocupó el trono) quizá Asiria se hubiera beneficiado finalmente de su gobierno. Pero los asuntos permanecieron uno tiene la impresión de que Šamšī-Adad estaba motivado por un sed de venganza que por sabiduría.

g) Adad-nērārī III (811-783)

El imperio de su padre pasó a manos de Adad-nērārī , imperio que a pesar de las apariciones en el exterior ya estaba en declive. El origen de la debilidad que llega a ser evidente en este periodo probablemente debería remontarse a la rebelión de 826-820; fue el destino de Adad-nērārī ver como se expandía e inauguraba el oscuro periodo entre el imperio Neo-asirio temprano y el tardío. Este reinado es un enigma debido a la naturaleza de nuestras fuentes. No se ha conservado un solo texto analístico; de hecho solo se conoce una inscripción real importante. Muchísima de nuestra información sobe acontecimientos militares proviene de textos provinciales, el propósito principal de los cuales era registrar las posesiones de los gobernadores; esto es símbolo de la debilidad de la monarquía en en este tiempo. En el pasado algunos historiadores habían buscado la fuente de la inestabilidad en la creencia de que Adad-nērārī era menor de edad cuando llegó al trono y que su madre, la Semíramis de fama legendaria, fue corregente durante los primeros cinco años. Esta creencia esta basada en una mala traducción de un texto, no hay prueba de una corregencia en las fuentes contemporáneas ni hay ninguna indicación de que Adad-nērārī fuera particularmente joven en su ascensión.

Un esqueleto cronológico del reinado es proporcionado por la Crónica Epónima donde, usando la estereotipada frase “en [tal y tal lugar]”, el compilador menciona una campaña en cada año de reinado, pero es difícil relacionar con la Crónica Epónima otros detalles que tenemos sobre las campañas, y no tenemos información adicional en absoluto sobre muchas de las expediciones listadas. Las campañas que, por lo demás, son desconocidas son: ocho contra los medos (809, 800, 799, 793, 792, 789, 788, 787), cuatro contra los manneos (807, 806), y sendas contra Guzanu (808), Lushia (798), Namri (797) y Kisku (786). Las entradas restantes en la Crónica Epónima están posiblemente todas relacionadas con campañas en Siria y Babilonia que son descritas en otras fuentes. La descripción general de las conquistas de este rey se encuentran en un texto descubierto de limitado valor. La mayoría de lo que conocemos de la actividad militar de Adad-nērārī se relaciona con sus campañas occidentales y, en vista de la variedad y número de campañas registradas en la Crónica Epónima, este desequilibrio debe deberse al accidente del descubrimiento.

En definitiva, hubo más de una campaña al oeste, y estas campañas ocurrieron en la primera mitad del reinado, comenzando en 805 y finalizando posiblemente en 796; pero de su número exacto y fecha no se tiene certeza. Un logro fue la reconquista de Arpad que, bajo su gobernante Atarshumki, había incitado a sus vecinos a rebelarse contra Šamšī-Adad V y retuvo el tributo. Hay un registro de un acuerdo de frontera entre Arpad y Hamath que fue arbitrado por el turtānu asirio Šamšī-ilu; Asiria también actuó como intermediario en un caso similar entre Kummukhu y Gurgumu durante el reinado de Adad-nērārī. Otro éxito importante fue el asedio y captura de Damasco. Se recordará que esta ciudad no había caído en manos de Šulmānu-ašarēd en 841. Además de recibir tributo de Damasco, una inscripción registra que el tributo fue pagado por Yəhô’āš de Samaria (804-791), y por Tiro y Sidón. Finalmente se registra que Adad-nērārī alcanzó el Mediterráneo, erigió una estela en Arvad, y ascendió al Líbano para cortar cedros.

Adad-nērārī también hizo campaña en Babilonia. Aquí de nuevo no tenemos información precisa del número y fecha de las campañas pero la mitad o última parte del reinado parece la época más probable. De acuerdo con un breve pasaje en una inscripción real, los reyes de Caldea se convirtieron en vasallos y se les impuso tributo; Adad-nērārī recibió la “ofrenda restante” (ātu) de Babilonia, Borsippa y Cutha. El comienzo de una sección relevante en la historia Sincrónica está roto pero hay una referencia a devolver a pueblos raptados y a imponer impuestos sobre ellos. Esto es seguido por una declaración sobre un acuerdo con Babilonia respecto a la frontera.

En breve, el mayor éxito exterior del reinado de Adad-nērārī , sobre la base de los escasos indicios, parece haber sido la continuada sumisión de Caldea, una relación de tratado con Babilonia, la supresión de la rebelión de Arpad, la caída de Damasco, el vasallaje de Hamath, y el pago de tributo por Israel, Fenicia y Nairi. Si esta fuera toda la información disponible podemos concluir que Asiria estaba disfrutando de un resurgimiento de su poder en este reinado. Pero otros indicios y una ojeada más allá de estos tiempos sugieren que este no era el caso. Es un hecho que el reinado de Adad-nērārī III fue seguido por un periodo de drástico declive en el poder asirio, declive que persistió durante casi medio siglo. Un fenómeno prominente en esta edad oscura, como veremos, es el surgimiento de poderosos gobernadores provinciales que actúan como monarcas virtuales en sus propios distritos, aunque la mayoría profesa alianza a la corona asiria. Este fenómeno está presente ya en la época de Adad-nērārī III.

Uno de los hombres más poderosos del periodo era Nergal-eriš (floreció entre 803-775). Era gobernador de la provincia de Rasappa, y en 797 la provincia de Khindanu se añadió a su dominio por decreto real. Algún tiempo después de esta fecha su autoridad se extendía mucho más allá para incluir toda la Jazira limitada por el Wadi Tharthar, el Khābūr, y el Éufrates medio. Las listas de las posesiones de Nergal-eriš son incluidas en dos inscripciones encontradas dentro del reino en su antiguo dominio. Los documentos tienen la forma de inscripciones reales de Adad-nērārī III, aunque el poderoso gobernador tenía un lugar prominente en los textos. En cada inscripción las actividades militares descritas principalmente se relacionan con las campañas occidentales y es razonable conjeturar que Nergal-eriš jugó un activo papel en estas expediciones. El ascenso al poder de Nergal-eriš no era un hecho inusual en estos tiempos; conocemos más sobre él gracias a la casualidad del descubrimiento, pero hubo otros oficiales de gran influencia. Otro tal fue Bel-tarsi-iluma, gobernador de Kalakh y epónimo en 797. En Kalakh se encontraron sus archivos y estatuas inscritas dedicadas por él al dios Nabu por la vida de Ada-nērārī y Semíramis. El turtānu Šamšī-ilu también desempeñó un importante papel en este periodo, como veremos más adelante. Fue una época en la que unos pocos individuos acumularon grandes estados. Se conocen una serie de concesiones reales de tierra contemporáneas y un prominente beneficiario fue Šamaš-nāsir, el abarakku de Aššur. Documentos encontrados en Guzanu (Tell Halaf) registran concesiones de tierra que son en gran parte para el gobernador de Guzanu, Mannu-ki-Aššur, que fue el epónimo de 793. La concentración de tremenda riqueza y poder en manos de un pequeño número de dignatarios presagiaban el mal para la institución de la monarquía.

La evidencia anterior y la multiplicidad de la cual descarta el accidente, ilustra la debilidad de Adad-nērārī al contribuir realmente a la disminución del poder monárquico por las concesiones de tierras reales. Otra faceta es la posición de Semíramis, la madre de Adad-nērārī. La leyenda adorna a esta mujer con un resplandor que deslumbra los ojos. Sammuramat, para usar la forma contemporánea de su nombre, era la esposa de Šamšī-Adad V y la madre de Adad-nērārī III. No hay indicios a favor o en contra de la creencia común de que era una princesa babilonia. La existencia de una inscripción de Semíramis en una de las hileras de estelas en Aššur es curioso pero no sin igual; algunas otras estelas en el mismo grupo llevan inscripciones de mujeres. Es una indicación, sin embargo, de que ella tenía alguna influencia especial, y esto está corroborado por su inclusión inmediatamente después de Adad-nērārī en la estela Pazarcik y en la inscripción dedicatoria de Bel-tarsi-iluma mencionada antes. Por supuesto, otra confirmación se encuentra en el hecho de la posterior leyenda que tenía su origen en esta figura histórica. Tras estos relatos debe haber habido una mujer con una presencia, un aura, una cualidad casi superhumana. Pero aparte de desacreditar las más evidentes extravagancias de la leyenda posterior, aún es imposible para nosotros describir y apreciar su personalidad y su influencia.

Los que han postulado un origen babilonio para Semíramis comúnmente han continuado suponiendo que ella era responsable de la gran importancia del dios babilonio Nabû en el reinado de su hijo. Pero este no era un fenómeno aislado; la influencia babilónica en la religón y cultura asirias está bien atestiguada. En el siglo IX se pueden apuntar factores tales como la presencia de un escriba babilonio en la corte de Šulmānu-ašarēd III, el uso de la escritura babilónica en una inscripción real de Šamšī-Adad V, y la incidencia del nombre de la diosa babilónica Zarpanitum en el nombre de una hija de Adad-nērārī III. Sin embargo, la posición de Nabû era de inusual importancia y la disfrutaba ya desde el reinado de Aššur-nāsir-apli II, quien, como ya se señaló, le había levantado un templo, del cual, no obstante, no se ha recobrado ningún resto. En contraste, los restos arquitectónicos del templo de Nabû de Adad-nērārī III encontrados en Kalakh están conservados de manera impresionante. Objetos inscritos de este periodo descubiertos en las ruinas del edificio incluyen las estatuas de Bel-tarsi-iluma, mencionadas más arriba. Sus inscripciones terminan significativamente: “¡Oh, hombre, que debes venir detrás (de mí), confía en Nabû! No confíes en otro dios”. También se construyó un templo para Nabû en Nínive. La fundación se sitúa, como conocemos a partir de la Crónica Epónima, en 788 y Nabû tomó posesión en 787. los ladrillos del templo ha sido recuperados.

No hay ninguna sugerencia en nuestras fuentes antiguas de que Adad-nērārī descuidara a las deidades asirias mientras favorecía a nabû; por el contrario, el culto del dios del estado Aššur disfrutó de prosperidad en este tiempo. Se han conservado una serie de decretos reales en relación con ofrendas para su templo en Aššur. Además de construir los dos templos a Nabû, Adad-nērārī construyó palacios tanto en Kalakh como en nínive y llevó a cabo extensas reparaciones en Fuerte Šulmānu-ašarēd.

Externamente el reinado muestra todos los adornos habituales de un exitoso periodo en la historia asiria: numerosos y aparentemente fructíferas campañas militares e importantes proyectos constructivos. Pero la autoridad del monarca estaba siendo, de hecho, erosionada por unos pocos fuertes individuos, tanto en el palacio como en las provincias. Alguno de estos hombres, no solo dirigían los ejércitos asirios en campaña, una práctica de la que nuestras fuentes comienzan a informar ya desde Šulmānu-ašarēd III, sino que realmente, dejan registros de sus andanzas en las provincias, más en el estilo y forma de las estelas reales asirias. El rey era incapaz de controlar estas usurpaciones de sus prerrogativas y empezó unperiod de oscuridad, que iba a durar décadas.

h) El "Intervalo" (783-745 a.C.)

Una tendencia muy clara hacia la decadencia se observa durante el reinado de Adad-nērārī III y esta decadencia alcanza su punto más bajo en el periodo siguiente, los reinados de Šulmānu-ašarēd IV (783-773), Aššur-dān III (773-755) y Aššur-nērārī V (755-745). Los enemigos y problemas que acosaban a Asiria estaban presentes antes; solo ahora estos factores llegaron a ser más pronunciados y serios. La fuentes para esta era son pocas e incompletas pero hay bastante para comprender un panorama general y convencernos de que la misma falta de fuentes es prueba de los problemas de la época.

El principal enemigo de Asiria era Urartu, un relativo recién llegado en la escena del Asia occidental y un reino que estaba entrando en su periodo más ambicioso y afortunado. La crónica epónima registra seis campañas contra Urartu (781-778, 776, 774), incluyendo la última Namri, durante la época de Šulmānu-ašarēd IV. Alguna y posiblemente la totalidad de estas expediciones fueron dirigidas realmente por Šamšī-ilu, el poderoso turtānu al que encontramos en el reinado de Adad-nērārī III. El éxito que Šamšī-ilu reclamó por estas campañas era efímero. Aunque no se encuentra ninguna referencia directa a Urartu en las fuente asirias de la época, las fuentes urartianas revelan que este fue un periodo de esfuerzo intensivo sobre la frontera norte de Asiria y hay una inscripción real urartiana en la que Sardur II afirma haber derrotado a Aššur-nērārī V. Al oeste, Šulmānu-ašarēd IV parece haber disfrutado de algún éxito; en 775 fue a la “Montaña del Cedro”, de acuerdo con la Crónica Epónima, y en 773 Šamšī-ilu sirigió el ejército a Damasco, recibió tributo de su gobernante Khandianu, y en el camino de regreso confirmó la frontera establecida en el reinado de Adad-nērārī III con Kummukhu. Como con la frontera urartiana, no obstante, los sucesos siguientes son menos impresionantes.

En 772, el primer año de reinado de Aššur-dān III, la Crónica Epónima registra una campaña contra Khatarikka, cerca de Alepo. Esta es una indicación de que el área de influencia de Asiria estaba disminuyendo. Dos campañas más a Khatarikka son registradas en la misma fuente para 765 y 755. Es posible que Aššur-dān III sea el rey asirio al que se hace referencia en un texto jeroglífico siro-hitita. En el mismo reinado estalló una rebelión mucho más cerca de casa, en Guzanu, pero fue sofocada (Crónica Epónima para 759-758). Un centro de disturbios principal en el oeste era Arpad y la ciudad Paqarkhubuni: Šulmānu-ašarēd III, Šamšī-Adad V y Adad-nērārī III tuvieron problemas los tres con esta región y durante el reinado de Aššur-nērārī V, la Crónica Epónima registra una campaña contra Arpad (754). Una copia fragmentaria, en acadio, de un tratado entre Mati’ilu de Arpad y Aššur-nērārī de Asiria, que posiblemente se relaciona con esta campaña, se ha conservado. Casi la totalidad de la porción superviviente contiene maldiciones contra Mati’ilu, que se representa mediante un cordero en el ritual que le acompañaba, en caso de violación del tratado. Mati’ilu también celebró un tratado con Bar-ga’ya de KTK y este está conservado en arameo. Todavía otro fragmento del tratado, en acadio, puede fecharse en este reinado; ya que Khatti y Urartu son mencionados, la localidad parece ser Siria. Brevemente establecido, se manifiesta que Asiria estaba perdiendo su dominio sobre el oeste.

El tiempo estaba maduro para que los enemigos de Asiria tomaran ventaja, y no menos entre estos oportunistas estaba Babilonia. De acuerdo con la Crónica Epónima, se intentó algún esfuerzo militar en dirección a Babilonia por Šulmānu-ašarēd IV y Aššur-dān III pero con poco éxito aparente: destacan las campañas contra Gannanati (771, 767), Marad (770) y los Itu’u (782, 777, 769). Más esclarecedor es la Historia Sincrónica, que fue compuesta en algún tiempo durante este periodo o los últimos días de Adad-nērārī III. El documento reprende a Babilonia por repetidas violaciones en el pasado de acuerdos de frontera en el área del Tigris oriental; el autor está evidentemente atacando a los babilonios por violaciones actuales y amenazándoles con la venganza asiria. Fue, al menos por el momento, una amenaza vana.

Un signo de los tiempos es el número de años en la Crónica Epónima donde la frase estereotipada “en la tierra” es utilizada para mostrar que no está registrada ninguna campaña. No aparece tal entrada durante el reinado de Šulmānu-ašarēd IV pero hay cuatro para Aššur-dān III (768, 764, 757, 756) y cinco para los diez años de Aššur-nērārī V (753, 752, 751, 750, 747). Aún más revelador es el número de rebeliones domesticas señaladas en la misma fuente: hubo rebelión en Aššur (763-762), en Arrapkha (761-760) y en Kalakh (746). A la luz de esto no debe sorprendernos que hubiera pocos indicios de actividad constructora de parte de los monarcas. Šulmānu-ašarēd IV parece haber hecho alguna construcción en y cerca de Aššur, y Aššur-dān III hizo algún trabajo en el templo de Aššur en Aššur, pero no hay registro de ninguna construcción realizada por Aššur-nērārī V. Por otra parte, poderosos oficiales y gobernadores hicieron alguna edificación.

El ascenso en Asiria de influyentes individuos que ejercieron un poder casi absoluto dentro de sus propios dominios es un fenómeno característico del periodo; los comienzos de esto ya hansido señalados. Nergal-eriš, cuya carrera ha sido descrita bajo Adad-nērārī III, todavía estaba en el cargo en tiempos de Šulmānu-ašarēd IV. Šamšī-ilu, el turtānu, era uno de los hombres más poderosos de la época y sirvió bajo cada soberano desde Adad-nērārī III hasta Aššur-nērārī V. Su esfera de actividad se concentraba en Siria, donde tenía la autoridad virtual un rey, aunque en inscripciones que dejó en la región generalmente hablaba de boca para afuera a los reyes asirios. De acuerdo con uno de estos textos, arbitró la frontera entre Arpad y Hamath. Otro, del reinado de Šulmānu-ašarēd IV, narra la campaña a Damasco de 773 y la confirmación de la frontera con Kummukhu, ya descritos ambos sucesos. Una tercera isncripción describe su campaña contra Argišti I de Urartu (c. 785-c.750), al que se ha hecho referencia más arriba. Una inscripción de Šamšī-ilu sobe los leones monumentales encontrados en Kar-Šulmānu-ašarēd (Til-Barsib) describe el mismo acontecimiento. Es significativo que esta última fuente tuviera la forma de una inscripción real aunque ningún monarca asirio es mencionado. La conclusión es que Šamšī-ilu se consideraba ahora a sí mismo como independiente.

Otro nombre que se relaciona con esta época es el de Bel-kharran-beli-usur, el heraldo de palacio que floreció durante el periodo desde el reinado de Šulmānu-ašarēd IV hasta el de Tukultī-apil-Ešarra III. Una estela de este hombre, encontrada en Tell Abta (justo al norte de Hatra), tiene la forma de una inscripción real pero el nombre de Bel-kharran-beli-usur, ¡aparece antes del del rey asirio! El nombre real originalmente inscrito era el de Šulmānu-ašarēd (IV); más tarde el nombre de Tukultī-apil-Ešarra (III) fue escrito sobre él. El texto describe la fundación de una nueva ciudad, llamada Dur-Bel-kharran-beli-usur, y fue declarada una ciudad “libre”, no por el rey sino por el mismo Bel-kharran-beli-usur. Todavía otra gran figura de la edad fue Šamaš-reša-usur, gobernador de Sukhu y Mari. Es improbable que este hombre hubiera reconocido algún superior.

En suma, este fue uno de los periodos más oscuros en la historia de Asiria. Las fronteras del imperio rápidamente se redujeron y sus gobernantes estaban tan preocupados sobre los acuerdos de fronteras y disputas como sobre expediciones militares. Iba a ser la tarea de Tukultī-apil-Ešarra III reafirmar las pretensiones territoriales de Asiria contra sus enemigos externos y acabar con los oficiales y gobernadores que se habían beneficiado del desorden.

II. La reanudación de la expasión imperial (745-722)

El renacimiento del Imperio Asirio después de los oscuros días de “El Intervalo” es el tema principal durante el periodo cubierto en este capítulo. Tukultī-apil-Ešarra III dedicó toda su carrera a luchar en campañas extranjeras y, después un breve interludio bajo Sul-manu-Ashared V, la tarea cayó sobre Sargon II, quien no solo continuó la extensa ofensiva sino que también comenzó a encontrar tiempo para asuntos no militares. Hacia el fin de la era con la que este capítulo está relacionado el imperio asirio se había convertido en el poder plítico más grande que el mundo había visto jamás, y la conquista de Egipto fue una posibilidad seductora.

1. Tukultī-apil-Ešarra III (744-727 a.C.)

El eclipse de Asiria durante el Intervalo llegó a su fin con la ascensión de Tukultī-apil-Ešarra III, que logró su objetivo de restaurar la fortuna asiria mediante una serie de campañas de excepcional intensidad; el oeste fue reconquistado, Urartu fue intimidada, y la Corona babilonia fue colocada sobre la cabeza del rey asirio. La fuentes para el reinado son más numerosas que para las décadas precedentes y consisten en inscripciones reales, textos cronográficos, cartas, documentos administrativos y legales, y relieves esculpidos encontrados en Calah. Los anales de Tukultī-apil-Ešarra están en muy mal estado de preservación y hay muchos problemas y lagunas en nuestro conocimiento, aunque un estudio que está siendo preparado por Tadmor está haciendo grandes avances con este material. Un curioso rasgo de la cronología es que los analistas de Tukultī-apil-Ešarra enumeraban los años de su reinado (palû) de acuerdo con sus campañas, y así, el primer palû es realmente su año de ascensión, ya que hizo campaña en Babilonia ese año. Tukultī-apil-Ešarra llevaba un segundo nombre, Pulu (Pul en la Biblia), que pudo haber sido un hipocorismo derivado del segundo elemento de su nombre. La vieja suposición de que Pulu era su nombre como rey de Babilonia no es válido.

a) La ascensión

Tukultī-apil-Ešarra III llegó al trono como resultado de una revolución: la crónica epónima para 746 establece que hubo una rebelión en Kalah y dos meses más tarde (II/745) Tukultī-apil-Ešarra se convirtió en rey. No se dispone de ningún detalle sobre los orígenes del rey. Lo más significativo es el hecho de que hay dos testimonios contradictorios respecto a su parentesco.

En un ladrillo procedente de Aššur, Tukultī-apil-Ešarra III dice que es el “hijo de Adad-nirari, rey de Asiria”, mientras que en la lista de reyes se le hace hijo de Aššur-nirari V, su inmediato predecesor. Para solventar esta aparente contradicción solo caben dos explicaciones: o se ha producido un error de escriba en la lista real asiria, que por otra parte tiende a presentar una sucesión lineal de padre a hijo, y raramente reconoce ninguna disrupción en la línea real; o bien Tukultī-apil-Ešarra III tergiversa intencionadamente la realidad. En este sentido es curioso que no se haya encontrado una sola inscripción, aparte del citado ladrillo, donde se mencione el nombre del padre de Tukultī-apil-Ešarra III; esto resulta bastante sospechoso (lo cual puede compararse con la reticencia de Sin-ahhe-eriba a declarar la descendencia de su propio padre Sarru-kin II), pues parece que pretende ocultar que era un usurpación que tomó ventaja de los caóticos tiempos para escenificar un golpe de estado y ganar la corona asiria para sí mismo, destronando a su padre Aššur-nirari V.

b) La guerra contra Urartu

El mayor poder externo contra el que tuvo que contender Tukultī-apil-Ešarra III fue el reino de Urartu, que, durante los años precedentes a este reinado, había crecido a expensas de Asiria hasta ser el estado más grande en el Asia suroccidental. La reafirmación de Tukultī-apil-Ešarra del imperialismo asirio significaba la confrontación directa con el joven reino. El conflicto tuvo lugar tanto en el norte como en el oeste, pues Urartu se había expandido hacia el oeste en la cordillera del Tauro y la región del alto Éufrates. Tukultī-apil-Ešarra consideraba que los reinos y pueblos en estas áreas pertenecían al imperio asirio, aunque ellos, mediante la falta de presencia asiria, habían cambiado desde hacía mucho sus lazos políticos. Arpad (Bit-Agusi), en un tiempo estado vasallo de Adad-nirani III y socio de tratado con Aššur-nirari V, era independiente; Gurgum, una vez amistoso con Asiria o al menos con el representante del rey asirio, Šamaš-ili, era ahora anti-asiria; Kummukhu se había convertido recientemente en estado vasallo de Urartu, pero no se sabe si Karkemiš sufrió el mismo destino; e incluso los diversos pueblos a los largo del Éufrates medio se perdieron para la monarquía central. No hay información sobre cómo Tukultī-apil-Ešarra recuperó el control del medio Éufrates, pero se puede suponer que no encontró oposición en su marcha a través de esta región, y que los habitantes, más o menos automáticamente reasumieron su estatus dependiente.

La primera resistencia, de acuerdo con las fuentes existentes, fue liderada por Arpad. Mati'el de Arpad había organizado una alianza anti-asiria que constaba de sí mismo, Sarduri III de Urartu, Sulumal de Melid, Tarkhulara de Gurgum, y Kushtapi de Kummukhu. Fue esta formidable coalición con la que Tukultī-apil-Ešarra III se enfrentó cuando invadió el área en 743. La batalla principal se combatió contra el ejército urartiano, liderado personalmente por Sarduri, en Kummukhu. Asiria obtuvo la victoria y el rey de Urartu abandonó el campo de batalla. Tukultī-apil-Ešarra III avanzó hacia Gurgum, la sometió, aceptó el tributo de Tarkhulara, y e hizo vasallo asirio. A pesar de este éxito inicial, Arpad mismo siguió siendo un centro incondicional de resistencia, y durante los siguientes tres años (742-740) Tiglath continuó su ofensiva contra ella hasta su caída en, o en torno a, 740, cuando el área se convirtió en provincia asiria. Así la posesión de Urartu en el oeste fue considerablemente debilitada a principios del reinado, y Tukultī-apil-Ešarra pudo temporalmente volver su atención a otra frontera con ese reino, al norte.

Asiria era incluso más vulnerable en la frontera norte, pues la influencia urartiana se había deslizado al sur a una región llamada Ulluba en el mismo borde del corazón asirio. Ulluba, que los geógrafos antiguos consideraban como parte de Khabkhu, estaba aproximadamente a 100 kilómetros al norte de Nínive y estaba separado de Asiria por una cadena de montañas llamada Monte Nal. La localización moderna del área es proporcionada por un relieve rocoso inscrito encontrado en Mila Mergi, en el que Tukultī-apil-Ešarra registra su campaña contra Ulluba en 739. Esta campaña fue promovida por una invasión prevista de Asiria por los ullubeos y sus aliados, y uno sospecha que Urartu tenía una mano en esto en un intento por aliviar la presión en el frente oriental. Tukultī-apil-Ešarra conquistó satisfactoriamente Ulluba y la organizó en provincia asiria. Un año más tarde (738) transportó a gente al distrito desde Tushkha. El área aún no era segura, no obstante, pues tres años más tarde (736) Tukultī-apil-Ešarra, de acuerdo a la Crónica Epónima, marchó una vez más al monte Nal. No se ha conservado nada en los fragmentarios anales que trataban sobre esta campaña,pero la construcción de una capital provincial llamada Aššur-iqiša, descrita en los textos descubiertos, puede fecharse en esta última ocasión. Con la conquista y anexión de Ulluba, Tukultī-apil-Ešarra no solo se aseguró esta parte de su frontera septentrional sino que también obtuvo una excelente cabeza de puente para la invasión de Urartu en 735. Antes de describir esta atrevida acción, sin embargo, es necesario contar la actividades que habían estado teniendo lugar en el oeste desde la caída de Arpad en 740.

Una nueva coalición anti-asiria apareció en escena mientras Tukultī-apil-Ešarra estaba ocupado con Ulluba. La alianza fue liderada por un hombre llamado Azriyau (no confundir con Azarías (‛Ăzaryāh/‛Ūzzîyāhû), rey de Judá). La coalición incluía una serie de ciudades costeras de Siria del norte y parte del reino de Hamath. Como ocurre tan a menudo con Tukultī-apil-Ešarra, las fragmentarias fuentes no aportan detalles sobre cómo Asiria derrotó estos ejércitos y ocupó sus tierras, pero esto se hizo e 738. es significativo que una serie de importantes reinos no estuvieran implicados en la alianza, y tan pronto como Tukultī-apil-Ešarra hubo logrado su victoria los estados no beligerantes que pagaban tributo incluían Karkemiš, Melid, Kummukhu, Gurgum, Tabal, Tuna, Sam’al, Kaska y Que. En la misma ocasión el tributo fue recibido desde regiones meridionales como Damasco, parte de Hamath, Biblos, Tiro y Samaria. Quizás Kullani (también conocido como Kinalua, unqi o Patinu) era miembro de la liga de Azriyau; pues en la misma campaña este estado fue tomado y hecho provincia. También fue en este año cuando Tushka fue recapturada y, como se mencionó antes, las gentes de Tushkha fueron transportadas a Ulluba. Esto fue parte de un proyecto de repoblación masiva por el que Tukultī-apil-Ešarra esperaba traer la paz y la seguridad a sus fronteras occidental y septentrional con Urartu. Los grupos de población fueron empujados de un lado para otro, y los contingentes asirios llevaron a cabo incursiones en Babilonia para capturar arameos, que fueron trasladados a las recientemente formadas provincias de Siria.

Hacia 735 Tukultī-apil-Ešarra sintió que sus victorias militares y organización provincial había preparado suficientemente el terreno para un ataque directo sobre Urartu. La información sobre esta campaña es escasa y deslavazada a causa del estado mutilado de los anales, de modo que se sabe muy poco sobre uno de los más significativos logros del reinado. Los asirios marcharon directamente a través de Urartu y puso asedio a su capital, Turushpa (Tushpa, moderno Van). La ciudad no cayó, pero Tukultī-apil-Ešarra se vanagloria de que derrotó a Sarduri en la puerta de la ciudad y erigió una estela para conmemorar la victoria. Que un rey asirio pudiera asestar tal golpe contra Urartu solamente una década después del periodo de eclipse de Asiria es extraordinario. Ciertamente Tukultī-apil-Ešarra había planeado y actuado con consumada habilidad. La campaña incluía la adquisición de más territorios septentrionales, y estos fueron añadidos a varias provincias, tales como las de Aššur-iqiša (Ulluba) y Nairi. Este atrevido avance en el interior de Urartu llevó a su fin a la guerra de Tukultī-apil-Ešarra con Urartu, y en años siguientes los asirios se concentraron en otras áreas. Como para los reinos en la cordillera del Tauro, hay registro de una perturbación más; en una fecha desconocida Wassurme (Uassurme) de Tabal fue depuesto por Tukultī-apil-Ešarra y remplazado por Khulli. Así, la guerra de Tukultī-apil-Ešarra, con Urartu obtuvo avances en los frentes norte y oeste y pavimentó el camino para la invasión de Sargón.

c) La Siria meridional, Palestina, Egipto y los árabes.

Habiendo sido llevada a una conclusión exitosa la guerra con Urartu, Tukultī-apil-Ešarra estaba libre para perseguir otra ambición, la conquista del territorio hasta la frontera egipcia. Después de la derrota de Azriyau en 738, los reinos meridionales importantes, Hamath, Damasco, Biblos, Tiro y Samaria, habían pagado voluntariamente tributo a Tukultī-apil-Ešarra. En 734 Tukultī-apil-Ešarra, creyendo que tenía el control firme sobre áreas clave en Siria, Fenicia y Palestina, marchó directamente a través de estas tierras y capturó Gaza en el sur. La ciudad fue saqueada, y fue erigida una imagen divina asiria, junto con una estatua de oro de Tukultī-apil-Ešarra. El gobernante de Gaza, Khanunu (Hannon en griego), abandonó su ciudad a la vista del embate asirio para tomar refugio en Egipto, pero finalmente volvió, posiblemente después de alguna negociación, y se le permitió reasumir su sede como vasallo asirio. Tukultī-apil-Ešarra dice que creó un centro de comercio asirio (bīt-kāri), al parecer en Gaza, y también afirma que erigió su estatua en la frontera egipcia en Nakhal Musri (“Arroyo de Egipto”). Otros intentos de establecer una presencia asiria en la frontera con Egipto fueron retrasados, no obstante, por una rebelión en Siria y Palestina. Durante los dos años siguientes (733-752) Asiria estuvo enredada en conflictos con los insurgentes; solamente hacia el final de ese intervalo pudo reasumirse el plan original.

El jefe era Radyān o Rakhianu (el Rezin de la Biblia) de Damasco (<734-732), y estaba apoyado por Tiro, Samaria, algunos árabes, y probablemente otros cuyos nombres no están conservados en las fragmentarias fuentes; todos estos pagaban tirbuto en 738. En 733 Tukultī-apil-Ešarra derrotó un ejército de Radyān, que huyó del campo de batalla y se deslizó al interior de la puerta de Damasco. Los asirios pusieron asedio a la ciudad durante 45 días, pero Damasco no cayó y los frustrados sitiadores, como en la época de Šulmānu-ašarēd III desahogaron su ira talando los huertos circundantes. El hogar ancestral de Radyān, Bīt-Khadara, fue tomado y el pueblo fue transportado desde varias partes del reino. En 732 el ejército asirio estaba de vuelta en Damasco y, aunque los anales estan perdidos para ese año, sin duda, fue en esta campaña en la que cayó la ciudad. El reino de Damasco (Bīt-Hazā’Il) fue hecho provincia asiria, el territorio de la cual se extendía desde el norte hasta Gilead en el sur.


Otros acontecimientos registrados en testos aparecidos deben haber ocurrido en 733-732 en conexión con la supresión asiria de Damasco, y entre estos debe incluirse el ataque sobre Hiram de Tiro. Tukultī-apil-Ešarra no tomó la misma Tiro, pero capturó una de sus ciudades fortificadas, obligando a Hiram a someterse y pagar tributo. Los asiros también atacaron a Peqah, rey de Israel (736-730), pues había estado en la liga con Radyān contra Asiria, y Pekah fue derrotado. A continuación fue asesinado, posiblemente por una conspiración liderada por Hôšēa‛, que le reemplazó pero se convirtió ahora en un vasallo asirio (732-720). no se conserva ninguna otra acción militar en Palestina y Siria durante esta época, pero hay una lista (de fecha incierta) de gobernantes que pagaron tributo (Matan-bi’il de Arvad, Sanipu de Ammon, Salamanu de Moab, Metinti de Ashkelon, ’Āāz de Judá, Qaush-malakhu de Edom y Khanunu de Gaza son los nombres conservados. En alguna fecha posterior se recibió un pago más bien grande, de acuerdo con los textos descubiertos, de Metenna de Tiro.

Como resultado de la represión de la revuelta y el vasallaje añadido de otros estados diversos, Tukultī-apil-Ešarra fue capaz en algún momento de 732 de retornar a su propósito original, que era conseguir el control sobre el Sinaí, el camino a Egipto. Nombró a un sheikh árabe llamado Idi-bi’il como su representante en el área y le instaló en un cargo recién formado con el apropiado título de “Guardián de la frontera de Egipto”. Probablemente fue por este tiempo cuando se recibió el tributo de los Menunitas, un pueblo cuyas tierras se dice que habían estado “debajo de Egipto”, que posiblemente significa al sur de Nakhal Musri.

Se registra un choque con las tribus árabes por esta época, y es apropiado completar este aspecto de la campañas de Tukultī-apil-Ešarra con un relato de sus relaciones con los árabes. En un reciente estudio de las tribus árabes, Eph‛al ha señalado que los asirios y babilonios en el primer milenio dependían de los nómadas árabes para mantener importantes rutas comerciales a través del norte de la península arábiga y proporcionaron tropas auxiliares en las fronteras del imperio. Este acuerdo se sitúa tras la referencia en los registros asirios a los árabes pagando “tributo” a Asiria. En 738 después de la derrota de Azriyau, Tukultī-apil-Ešarra contaba, entre los muchos estados que pagaban tributo, el de Zabibe, reina de los Árabes. En 733 el asirio combatió con Samsi, otra reina de los Árabes, quien se decía, había roto su juramento. Así, parece que Samsi se había unido a Radyān de Damasco contra Siria. Sus árabes fueron derrotados y ella huyó de el escenario de batalla. No obstante, en una fecha más tardía ella viajó hasta Asiria llevando tributo, y Tukultī-apil-Ešarra le permitió reanudar su liderato, aunque con oficiales sirios a su lado. Sin duda, fue durante el mismo periodo general, 734-732, cuando Tukultī-apil-Ešarra recibió “tributo” de una variedad de tribus árabes, tales como Tema y Saba, desde Arabia del norte y el Sinaí.

d) Namri y Media

La frontera oriental no fue de máxima prioridad en la política exterior de Tukultī-apil-Ešarra III, pero dirigió dos expediciones importantes en el área, una a principios de su reinado (744) y la otra en 737, el año después de que hubiera expulsados a los urartianos de Siria y Anatolia. En estas campañas se concentró sobre los Zagros en la región a lo largo y entre los ríos Diyala, en su curso alto, y Ulaya (el moderno Karun), y esto le puso en contacto directo con los medos. Los Manneos, que ocupaban las montañas un poco al norte cerca del lago Urmia, solo son mencionados brevemente en los relatos de la campaña, y a Urartu, que jugaría el papel dirigente en esta frotnera en el reinado de Šarru-kīn II, no se refiere en absoluto. Los habitantes resistieron ferozmente la invasion de Tukultī-apil-Ešarra III, pues habían estado libres de la intervención asiria desde los días de Šulmānu-ašarēd III y Šamšī-Adad V. Virtualmente se cuenta el mismo relato de cada pueblo conquistado: o bien permanecían en su tierra y eran aplastados y saqueados, o bien huían y eran perseguidos y capturados con los mismos terribles resultados. Raramente alguno se sometía a los asirios sin lucha. Como se capturó una extensa y cohesionada área fue organizada en una provincia con un gobernador.

En la primera campaña (744) Tukultī-apil-Ešarra partió a Namri y las regiones adyacentes del valle del Diyala. Entre los muchos estados conquistados estaban Bīt-Zatti y Bīt-Abdadani; la ciudad de Nikur fue designada capital provincial y los cautivos de otras áreas reasentados allí. Bīt-Kapsi y las regiones vecinas fueron asoladas y colocadas bajo la autoridad del rey de Bīt-kapsi, Batanu, como vasallo asirio. Bīt-Khamban y Parsua fueron capturadas y se convirtieron en provincias asirias. El terror se extendió por el asalto asirio hasta Ellipi, a lo largo del río Ulaya, y su gobernante, Dalta, envió su tributo a Tukultī-apil-Ešarra en símbolo de su sumisión. En el camino de vuelta a Asiria un gobernante manneo, Iranzu, vino en persona a Tukultī-apil-Ešarra llevando tributo y rindiendo vasallaje.

Los asirios volvieron a esta frontera en 737 y penetraron en el territorio medo. La soberanía fue reafirmada sobre estados tomados anteriormente, tales como Bīt-kapsi (¿el moderno Alwand?), un desierto de sal, llamado Ušqaqqana. Los asirios también avanzaron al sureste para conquistar el territorio hasta la frontera elamita y en el área del Tigris oriental. Entre las ciudades capturadas estaban Tupliaš y Bīt-Ištar, y en esta última Tukultī-apil-Ešarra erigió una “flecha” de hierro inscrita mediante un resorte para conmemorar su victoria. Otras ciudades capturadas incluían Sibur, Til-Aššur, Bīt-Sagbat y Silkhazi. Las tres últimas eran fortalezas de los babilonios, de acuerdo con Tukultī-apil-Ešarra, y se conoce a partir de las inscripciones de Šarru-kīn que Bīt-Sagbat estaba en la frontera elamita. Una estela fragmentaria de Tukultī-apil-Ešarra III, de la que se dice que había sido encontrada en Irán occidental, fue erigida casi con seguridad con ocasión de esta campaña.

Dado el fragmentario estado de las fuentes para estas dos campañas y la falta de conocimientos sobre la localización precisa de los nombres geográficos enumerados, es imposible dar más que una etimación general de la extensión de las conquistas de Tukultī-apil-Ešarra III. Esta claro que ganó el control directo directo sobre namri, Bīt-Khamban y Parsua, pues estos estados estaban aún en manos asirias en el reinado de Šarru-kīn II (Sargón II). Además, Dala de Ellipi e Iranzu de Mannaea se habían convertido en vasallos asirios y ellos más tarde jugaron un importante papel en las campañas de Šarru-kīn II. Así, Tukultī-apil-Ešarra había establecido una importante cabeza de puente en Media y Mannaea, que proporcionaría una excelente base para la ofensiva de Šarru-kīn II contra la frontera oriental de Urartu. Además, había asegurado su frontera con Elam y capturó territorio de Babilonia en la región del Tigris oriental.

e) Babilonia

La fortuna de Asiria dependía de sus relaciones con Babilonia y los monarcas asirios, plenamente conscientes de esta axioma, intentaron políticas diversas en un esfuerzo por lograr una frontera meridional segura. Tukultī-apil-Ešarra III no era una excepción a esta norma, y una gran parte de su tiempo y energía fue absorbida por los asuntos babilonios. Se recordará que Adad-nērārī III pretendió tener una ventaja sobre Babilonia a través de un arreglo del tratado; pero en el “Intervalo” Babilonia había cambiado las tornas y a través de una serie de ataques paulatinamente había lanzado sobre territorio asirio. Este estado de cosas era totalmente inaceptable para Tukultī-apil-Ešarra, y unos escasos cinco meses después de su ascenso al trono (II/745) lanzó una campaña contra Babilonia (VII/745). El territorio invadido fue el tradicionalmente disputado entre los dos poderes, el extremo norte de Babilonia y el área del Tigris oriental. En esta última región una serie de lugares fueron tomados cuando la invasión asiria presionó al este y sur hasta el río Ulaya y el Golfo Pérsico. Este avance colocó bajo control asirio numerosas ciudades sobre las que los babilonias tenía la hegemonía, y las tribus arameas, que fueron transportadas a varias áreas. Los dominios conquistados fueron divididos y asignados a las provincias vecinas en los Zagros, tales como (Ma)zamua. Se construyó una nueva ciudad llamada Kar-Aššur, se excavó un canal para proporcionar irrigación, y el pueblo se estableció allí.

En relación con las actividades de los asirios entre el Tigris y el Éufrates en esta campaña, hay un problema: se desconoce cuáles ciudades babilonias fueron conquistadas por Tukultī-apil-Ešarra en su primera campaña y cuáles en sus campañas posteriores. En los textos descubiertos los nombres de lugar están listados todos juntos y los anales, que podrían haber solventado el problema, están dañados en las secciones relevantes. No cabe duda de que ocuparon importantes centros en el extremo norte, como Dur-Kurigalzu y un suburbio de Sippar llamado Sippar de Šamaš, pero no se sabe cuanto más allá de ésta fue Tukultī-apil-Ešarra. El punto de vista generalmente aceptado es que logró poco entre los dos ríos más allá de las conquistas en el extremo norte recién nombradas. En los anales para 745 se vanagloria de capturar un suburbio de Nippur, Qin-nippur, pero ninguno de las ciudades principales al sur de Dur-kurigalzu es mencionado en el relato conservado, y parece como si simplemente hubiera hecho una rápida incursión al corazón de Babilonia.

El propósito de esta incursión es de especial interés. Hay razones para creer que se intentaba asegurar la posición del rey babilonio, Nabû-nāir (748-734), en cumplimiento de una obligación del tratado. No existe referencia explícita a tal tratado, pero es una suposición razonable dados los indicios circunstanciales. Tales tratados existieron entre Babilonia y Asiria durante el siglo anterior, y en una ocasión se le exhortó a Šulmānu-ašarēd III para invadir Babilonia y restaurar el reino a su legítimo monarca, Marduk-zākir-šumi I. La situación en 745 puede haber sido bastante similar. Esto explicaría la falta total de referencia a cualquier confrontación entre Tukultī-apil-Ešarra y el rey babilonio Nabû-nāir, y el hecho de que Nabû-nāir siguiera sobre el trono después de la retirada de los asirios. Así puede suponerse que Tukultī-apil-Ešarra invadió Babilonia para apoyar a Nabû-nāir contra las tribus caldeas y arameas, las últimas posiblemente aliadas a los arameos en Siria, de acuerdo con un pacto celebrado entre los dos líderes, bien justo antes de que Tukultī-apil-Ešarra se apoderara del trono o bien posiblemente incluso antes cuando estaba tramando su golpe de estado.

Muchos años más tarde, en 731, Tukultī-apil-Ešarra intervino una vez más en Babilonia por esta misma razón. Cuando Nabû-nāir murió (734) el reinado de su hijo fue cortado por una revolución que llevó al final a un intento con éxito hecho por un caldeo, Nabû-mukīn-zēri, para capturar el trono en 732. Tukultī-apil-Ešarra no permitiría que un grupo hostil controlara Babilonia y en 731 marchó al sur. La represión de la rebelión requirió dos campañas, la primera en 731 y la segunda en 729, y durante el año intermedio Tukultī-apil-Ešarra no condujo expediciones militares a ningún sitio. Las fuentes para estos acontecimientos incluyen afortunadamente una serie de cartas encontradas en Kalakh, que proporcionan numerosos detalles y ocasionalmente dramáticos. Tukultī-apil-Ešarra adoptó la estrategia de intentar apartar a los nativos babilonios de los rebeldes caldeos mediante la retórica y la oferta de favores. Una intrigante carta informa al rey como dos oficiales asirios se quedaron bajo los muros de Babilonia arengando a los ciudadanos, exhortándoles a los caldeos y abrir las puertas a los asirios.

Se desconoce cuan efectiva fue la estrategia, pero finalmente los asirios tuvieron que usar la fuerza. Capturaron una ciudad babilonia después de otra y pusieron asedio a Shapiya, la capital de Nabû-mukīn-zēri. En el curso de la guerra una serie de tribus arameas fueron sometidas. El logro más importante llegó en 729 cuando Tukultī-apil-Ešarra III entró triunfantemente en Babilonia, donde fue coronado rey de babilonia. Al asumir la soberanía de Babilonia élmiso, el rey asirio comenzó una nueva fase de la política babilonia de Asiria y, a corto plazo, tuvo éxito, pues Tukultī-apil-Ešarra fue reconocido por los babilonios como su legítimo rey , y su sucesor, Šulmānu-ašarēd V obtuvo el mismo reconocimiento. Pero, con la ascensión de Šarru-kīn II (Sargón II), el derecho de Asiria a gobernar Babilonia fue desafiado por otro caldeo, Marduk-apla-iddina II (727-710). Este último se convirtió en una seria amenaza para el control de Asiria sobre Babilonia en los reinados de Šarru-kīn II y Sîn-aḫḫē-erība (Senaquerib) y es interesante destacar, a modo de conclusión a este enfoque de las relaciones de Tukultī-apil-Ešarra con Babilonia, que Marduk-apla-iddina se sometió al monarca asirio en su campaña de 729.

Tukultī-apil-Ešarra III es clasificado como uno de los más activos reyes asirios pues, con la excepción de un año (730), estuvo en campaña cada año que estuvo sobre el trono, incluyendo tanto el de su ascensión como el de su muerte. Desafortunadamente no se sabe donde guerreó en sus últimos dos años de reinado, 728 y 727, ya que las Crónicas Epónimas están rotas y no hay inscripción reales para estos últimos días. La mayor parte del éxito de Tukultī-apil-Ešarra es atribuido a su diligencia, pero hubo otros factores también. La organización y maniobras del ejército fueron mejoradas en su reinado, y las armas y equipo militar también experimentaron cambios sustanciales para mejor. El sistema provincial de administración que nació en el siglo IX se convirtió ahora en más riguroso, con el inevitable resultado de que el imperio no fue gestionado más eficiente y provechosamente sino que también fue más seguro visto desde la invasión extranjera. De particular importancia es la política de deportación masiva de pueblos que comenzó en el reinado de Tukultī-apil-Ešarra. Antes de su época grupos de gentes habían sido trasladados, pero principalmente a Asiria para trabajar en la tierra y en proyectos de construcción. Tukultī-apil-Ešarra, por otra parte, intercambió sistemáticamente grupos de población, para prevenir futuros intentos en la rebelión en las regiones implicadas. Otra innovación que puede serle atribuida es la práctica de poner al príncipe coronado a cargo de la administración del imperio mientras el monarca reinante estaba en campaña. Parece que a Šulmānu-ašarēd, como príncipe coronado, le fue asignada esta tarea, y la costumbre fue seguida por lo común en los reinados siguientes.

2. Šulmānu-ašarēd V (727-722)

Šulmānu-ašarēd V, también conocido por el sobrenombre Ululaya, estuvo sobre el trono durante cinco años, pero casi nada se conoce de él y su época. No hay inscripciones conmemorativas, solamente unas pocas etiquetas sobre algunas pesas y posiblemente un ladrillo; hay una breve afirmación en la crónica babilónica; y la relevante porción de la Crónica Epónima está casi totalmente desaparecida. La ausencia de inscripciones reales de importancia puede explicarse por la brevedad del reinado; apenas hubo tiempo para completar un proyecto de construcción importante y preparar las inscripciones conmemorativas de acompañamiento. Pero la escasa referencia a este rey en la Crónica Babilónica indica que, aparte del asedio de Samaria, la cual registra, no ocurrió nada de importancia en este periodo.

Al príncipe coronado Šulmānu-ašarēd puede habérsele encomendado la administración de Asiria y el imperio, para liberar a Tukultī-apil-Ešarra III para hacer campaña. Esto fue el papel asignado más tarde a Sîn-aḫḫē-erība, por su padre Šarru-kīn II, como sabemos a partir de las cartas de Sîn-aḫḫē-erība de la época dirigidas a su padre. Las cartas con fórmulas de saludo escritas par ael rey por un cierto Ululayu pueden ser, como Brinkman ha observado, las cartas enviadas desde Šulmānu-ašarēd, siendo príncipe coronado, hacia Tukultī-apil-Ešarra. En la correspondencia informa sobre varios asuntos administrativos y garantiza al monarca que todo está bien en el estado. Cuando Tukultī-apil-Ešarra murió, la corona pasó a Šulmānu-ašarēd (25/X/726) sin ninguna oposición.

El logro más significativo de Šulmānu-ašarēd fue la conquista de Samaria. Es un punto muy debatido entre los modernos historiadores cúal rey, Šulmānu-ašarēd V o Šarru-kīn II, capturó Samaria, pero los indicios ciertamente apuntan a favor de Šulmānu-ašarēd V. La fecha exacta del asedio, que duró desde dos o tres años, de acuerdo con la Biblia, es más difícil de determinar. La entrada, “Él asoló Samaria”, aparece en la Cróncia Babilónica bajo el año de ascensión de Šulmānu-ašarēd V, pero esta no puede ser la fecha de la caída; la crónica estaba recordando, sin duda, simplemente el más importante suceso del reinado sin pretender una fecha específica. Tadmor fecha la caída de Samaria en 722. Después de la captura de la ciudad los habitantes fueron deportados, y esta operación realmente tuvo lugar principalmente durante el reinado de Šarru-kīn II.

Además de un asedio a Samaria, Flavio Josefo (Antiquities ix.xiv) acredita a Šulmānu-ašarēd con un asedio de Tiro, pero ninguna fuente menciona esto. Se sospecha que había habido una confusión con un rey posterior, posiblemente Aššur-aa-iddina (Asarhadon) o Aššur-bāni-apli (Asurbanipal). A veces se supone que los estados anatólicos Que y Sam’al se convirtieron en provincias asirias durante el reinado de Šulmānu-ašarēd V, ya que están bajo control asirio a principios del reinado de Šarru-kīn II; pero nuestras parcas fuentes para el periodo guardan silencio sobre cómo sucedió esto.

Šulmānu-ašarēd continuó la política babilónica adoptada or Tukultī-apil-Ešarra III al ascender él mismo al trono babilonio, y fue universalmente reconocido por los babilonios como su monarca legítimo. Se supone usualmente que el otro nombre por el que Šulmānu-ašarēd fue conocido, Ululayu, fue su nombre oficial como rey de Babbilonia, pero la evidencia está definitivamente contra tal suposición y Brinkman ha sugerido que ululayu era un apodo derivado de la fecha de nacimiento de Šulmānu-ašarēd (posiblemente en el mes de Ululu). La oposición caldea al gobierno asirio en Babilonia continuó en este reinado y hay referencia en un documento arameo de una fecha posterior a Šulmānu-ašarēd a la deportación de gente desde Bit-Adini en babilonia meridional (no debe ser confundido con la provincia siria del mismo nombre). Hay una carta en acadio fragmentada en la que Šulmānu-ašarēd puede ser mencionado en conexión con el estatus especial (kidinnutu) de Babilonia. Si se puede creer en el testimonio de Šarru-kīn, Šulmānu-ašarēd provocó el descontento al imponer impuesto y corvea sobre las tradicionales ciudades libres, Assru y Kharran, y precipitó así una revolución en la que Šarru-kīn se apoderó de su trono.



BIBLIOGRAFÍA:

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E. CASSIN, J. BOTTÉRO y J. VERCOUTTER: Los imperios del Antiguo Oriente. II. El fin del segundo milenio. Volumen 3 de la historia universal Siglo XXI

 

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