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miércoles, 13 de julio de 2016

Los Reyes de Irlanda (II): La Realeza de Tara

Las más antiguas tradiciones históricas fiables en Irlanda se refieren a la guerra entre los Ulaid y los Connachta. Estas tradiciones, es cierto, están enclaustradas en la leyenda y la saga más que documentadas históricamente. Además, las sagas se escribieron en los siglos VIII y IX por hombres familiarizados con el nuevo aprendizaje de los monasterios y continuaron siendo vueltas a contar y embellecidas en cada siguiente generación, tanto por el disfrute literario como por interés anticuario. El escriba del siglo XII que laboriosamente rellenó 50 páginas del Libro de Leinster con la versión más tardía del Táin Bó Cuailnge comentó con amargura:
"Pero yo, que he escrito esta historia o más bien fábula, no doy crédito a mucho de ella. Pues algunas cosas en ella son los engaños de demonios y otros las fantasías de poetas: algunas cosas son verosímiles, otras no; y algunas están allí para el entretenimiento de locos".
Un erudito del siglo XIX en el prefacio a su colección tratados genealógicos pronunció un lamento similar sobre la imprudens Scottorum gens y su deplorable hábito de preferir la ficción a la historia verdadera -aunque más bien él ensucia su caso al proceder a vender toda la mescolanza de linajes pseudohistóricos y mentiras sabidas que remontan las familias principescas de Irlanda hasta los hijos de Míl y por último hasta Adán.

Teniendo todas esas reservas en mente, sin embargo, es cierto que esas viejas sagas irlandesas, nos permiten, como dice Kenneth Jackson, una ventana sobre la Edad del Hierro. Estudios comparativos en literatura épica han demostrado que las leyendas de una edad heroica generalmente personifican el meollo del hecho histórico. Pero cuando no tenemos documentación contemporánea para guiarnos y revelar la extensión de la distorsión histórica (como tenemos para al Chanson de Roland y el Nibelungenlied) es imposible reconstruir el curso real de la historia a partir del material de la saga. Las sagas retratan un modo de vida en gran medida obsoleto en el tiempo de su composición. Nos muestran el norte de Irlanda bajo la dominación de una casta de señores de la guerra, los Ulaid que dieron su nombre al Ulster, cuyo rey rige desde Emain Macha cerca de Armagh. Los héroes de Ulster combaten desde carros como los de Homero y el Mahabarata sanscrito. Son una aristocracia bárbara que pasa sus vidas luchando y festejando, y sus mujeres son tan fieras y apasionadas como ellos. El código de honor heroico es primordial y no incompatible con la ferocidad de la caza de cabezas. La elegante, incluso urbana atmósfera en medio de mucho que es bárbaro, contrasta con el entorno predominantemente mágico del otro gran círculo irlandés de relatos -el de Finn y los Fianna, que llevan una romántica existencia como cazadores y soldados de a pie en bosques y tierras yermas de Irlanda.

En resumen, la épica irlandesa, aunque su forma elegida es prosa más que verso, nos presenta un retrato clásico de la Edad del Hierro. Incluso más significativo son los estrechos paralelos que pueden ser bosquejados entre episodios en estas historias medievales y  las tempranas descripciones de los celtas de La Tène por los autores griegos y latinos. El relato de Posidonio (c.135-51 a.C.) de los galos una generación antes de la conquista de César posiblemente no puede haber sido conocido por los autores irlandeses del siglo VIII, a pesar de que los relatos que escribieron repiten sus observaciones con un detalle increíble. El mismo Posidonio destaca el carácter homérico de los guerreros de carros galos: los carros habían estado pasados de moda en la Galia cuando César hacía sus campañas allí, pero se encontró con ellos en Britania como Septimio Severo lo hizo algunos siglos después en sus campañas caledonias. En los mismos días de Homero, igual que a principios de la Irlanda cristiana, los carros de guerra habían desaparecido. Las viejas Sagas irlandesas Fled Bricrenn ("El Banquete de Bricriu") y Scéla Mucce Maic Dá Thó ("El Cerdo de Mac Dá Thó") -de la que la primera es un prototipo de Sir Gawain y el Caballero Verde- trata con un tema específicamente mencionado por Posidonio: guerreros luchando hasta la muerte en un banquete por el derecho a cortar la porción del "campeón".

Tales días turbulentos se habían terminado cuando las sagas estaban siendo escritas en los monasterios de la Irlanda cristiana. Por supuesto, no es que los reyes reyes irlandeses del periodo fueran particularmente pacíficos. Pero había cesado de ser potentados militares. Los grandes centros heroicos de TaraCruachuAilenn Emain Macha -sin importar si designaban originalmente lugares rituales o fortalezas y campamentos- estaban desiertos y cubiertos con hierba. Las guerras eran, por lo general, simples incursiones en busca de ganado para reforzar el tributo de un vasallo recalcitrante: donde tuvo lugar una lucha real no pudo haber durado mucho tiempo. Las leyes brehon puede representar una sociedad particularmente arcaica, pero no es fundamentalmente guerrera. Incluso los grados más altos de la aristocracia son esencialmente granjeros: su riqueza se cuenta en ganado y en ovejas y en acres bajo el arado, y su prestigio era reconocido por el tamaño de su séquito y las rentas alimenticias proporcionadas por sus clientes. Todos los hombres libres, nobles o plebeyos, tiene el derecho y deber de atender el recibimiento del rey en ciertas ocasiones específicas pero no hay casta de guerreros. El glamur y la iniciativa han pasado a los santos de las grandes nuevas familias monásticas. La vida puede haber parecido más bien monótona, incluso para los reyes, y esto, probablemente cuenta para la popularidad de las sagas.

La verdad general de las tradiciones del Ulster son, hasta cierto punto, corroboradas por la arqueología, ya que los más bien escasos restos de La Tène en Irlanda tienden a concentrarse en el norte, Los Ulaid son mencionados a principios del siglo II después de Cristo por Ptolomeo de Alejandría en su mapa de Irlanda -aunque aparecen como Oulountinoi (Voluntii) en la corrupta ortografía de los manuscritos- y su capital Emain es registrada allí en su vieja forma céltica Isamnion. los indicios arqueológicos apuntarían a una conexión con Britania septentrional, y aunque nunca sabremos si Conchobar mac Nessa gobernó en Emain o si Cú Chulainn era un héroe humano o divino, el nombre no irlandés de este último durante su niñez, Sétanta, es idéntico al de una tribu de Lancashire, los Setantii, que son mencionados también por Ptolomeo.

No hay prueba definitiva contra la creencia irlandesa medieval de que Conchobar y su corte florecieron alrededor del tiempo de Cristo, pero tales sincronismos son el trabajo de los monjes eruditos: la genuina tradición de la saga no entiende nada de cronología. Las guerras entre los Ulaid y los Connachta pueden haber tenido lugar en cualquier época antes del siglo V. Lo que es cierto es que por el tiempo en que la historia documental comienza, la gloria de Emain era algo del pasado. Es una hermosa conclusión el que la fundación de Armagh, tradicionalmente atribuida a San Patricio en 444 o 457, implica que el sitio vecino de Emain Macha existía todavía, y si estas últimas pretensiones de Armagh a la primacía tienen alguna base, de hecho Emain era probablemente el más poderoso de los reinos supremos en Irlanda. Se ha sugerido plausiblemente que la muerte de San Patricio en Saul y las confusas tradiciones del siglo VII sobre su entierro allí o en Downpatrick pueden reflejar el hecho histórico de que cuando Emain Macha fue destruida finalmente los Ulaid se retiraron al condado de Down, donde Downpatrick iba a convertirse en su centro principal. Sin embargo, en aras de las ambiciones de primacía de Armagh, los hagiógrafos del siglo VII Muirchú y Tírechán deseaban vincular a Patricio a la nueva alta realeza Uí Neill, y desarrollaron la impresionante pero probablemente bastante artificial leyenda de su confrontación con Lóeguire hijo de Niall y sus druidas en Tara. El engorroso y aún no resuelto problema en cuanto a si la misión del santo duró desde 432 hasta 461 o desde alrededor de 457 hasta 492 o 493 parece inextricablemente ligado a la historia oficial de la dinastía Uí Néill y las distorsiones cronológicas que esto implica.

Las sagas se concentran en la guerra entre los Ulaid y los Connachta liderados por Ailill y su enérgica consorte Medb desde su fortaleza en Cruachu en Roscommon. Pero el Quinto de Ulster fue finalmente disuelto en el curso del siglo V por Niall Noígiallach y sus hijos, y la dinastía Uí Néill tomó su título desde Tara. La ambigüedad semántica envuelta en el nombre de Connachta, que originalmente era tribal o dinástico y denotaba descendencia desde Conn el de las Cien Batallas, pero que más tarde vino a significar la provincia al oeste del Shannon, hace difícil decidir si la saga original sitúa a los enemigos de Ulster en Cruachu o en Tara. A pesar de los indicios para la existencia de dominantes reinas celtas proporcionados por Boudicca y Cartismandua en Bretaña, hay buenas razones para creer que la Reina Medb es una diosa evemerizada, idéntica a la sombría Medb Lethderg ("la de la mitad roja") de Tara, de la que se dice que no permitía a nadie ser rey en Tara a quien no se casara con ella. Justo como Medb de Cruachu dividió a los Gáileóin (el contingente de Leinster en el ejército de Connacht contra Ulster) en grupos separados por toda la tropa, no fuera que por su destreza ellos conquistaran tanto Ulster como Connacht, de modo que se dice que Medb Lethderg había envenenado a Lugaid Laíse, un rey prehistórico de los Loígis, y por tanto dividió a los Loígis y los Fothair en siete grupos dispersados a través de Leinster, así como debilitó su poder.

El nombre Medb significa "la borracha" o quizás "la que hace borracho", y allí puede caber poca duda de que ella era la diosa de la soberanía de Tara, con la que el rey iba a unirse después de que ella le hubiera ofrecido la bebida de cerveza o vino que en la tradición irlandesa simbolizaba soberanía. En su aspecto malevolo la diosa ofrecería al rey su bebida de muerte, y la leyenda mitologiza la situación política por la que los Loígis no eran elegibles para la realeza suprema de Leinster. De acuerdo con los genealogistas también Ailill era un hombre de Leinster, aunque esta necesidad no contaba contra su asociación con Cruachu, ya que hay vagas tradiciones de una dominación prehistóricas de Connacht por los Laigin. El promiscuo carácter atribuido a Medb en el Táin y otras sagas es explicadas por su verdadera naturaleza como la diosa que dormía con muchos reyes. Su amante más notable es el exiliado de Ulster en el ejército de Connacht, Fergus mac Roich, que había sido rey de Emain hasta que fue desplazado por Conchobar. En el siglo XIX el Lia Fáil en Tara era conocido por los hablantes irlandeses como el falo de Fergus (bod Fhearghusa). Su nombre tiene el significado que quiere decir 'vigor viril', y puede haber sido el nombre de culto del rey de Ulster o de su divinidad patrona. Fue llevado por varias figuras en las pseudohistóricas listas de reinado de Emain Macha, incluyendo a Fergus mac Leite (que es manifiestamente un doble de Fergus mac Roích), Fergus Fogae, el último rey de Emain, y cada uno de una triada de reyes conjuntos que fueron derrotados y muertos en la batalla de Crinna cuando se supone que Cormac mac Airt había extendido el dominio de Tara al norte del Boyne. Los dioses triádicos se encuentran frecuentemente en la mitología irlandesa y son representados como ídolos aquí y en la Galia. Emain también tenía diosa titular, Macha, que también aparece en aspecto triple y como muchas deidades celtas combina funciones aparentemente dispares como diosa madre y reina guerrera; ella también tiene los atributos de la bien conocida Epona británica y gala, la diosa caballo. En Gales ella fue conocida como Rhiannon 'la gran reina'. El epíteto de Fergus, mac Roích, significa 'el hijo del gran caballo', y los nombres de caballo tales como Echu y Eochiad fueron muy favorecido por los posteriores reyes históricos de Ulster.

En medio de la plétora de dioses y diosas de aspecto cambiante, de mitos evemerizados para adecuarse a los narradores cristianos y sus audiencias, y de leyendas distorsionadas para adaptarse a un sistema político posterior, es casi imposible para el historiador ver su camino, y por supuesto su tarea se hace más difícil porque sus predecesores medievales dedicaron tal mimo a la construcción de una narración coherente de la prehistoria irlandesa girando alrededor de la inmemorial alta realeza de Tara y la exitosa historia de los Uí Néill. Afortunadamente el material mitológico es rico y variado que ni siquiera el más diligente sincronizador monástico ni el más diplomático fabricante de linajes pudo traer un orden completo en este caos. Las inconsistencias y anacronismos resultantes nos dan valiosas pistas. Pero no todas las complejidades del laberinto pueden ser penetradas con la ayuda de estos. En ausencia de documentos contemporáneos la escena política del siglo V y a fortiori (con más motivo) de los siglos precedentes se han perdido para la historia. Niall y sus hijos eran, de hecho, personajes históricos, aunque es posible que los genealogistas hayan afiliado a ellos hijos y nietos a los que ellos no habrían reconocido. Pero, ¿existió su gran ancestro, Conn, o fue, en la frase clásica, 'solo un dios'? ¿Gobernó alguna vez Cormac mac Airt en Tara, y qué implica ese gobierno? Los poco imaginativos romanos atribuyeron logros prácticos  a sus reyes legendarios, y sus historiadores griegos eran capaces de tejer una temprana historia de Roma engañosamente aceptable, con tal éxito que es solemnemente repetida (con mayores o menores modificaciones) en la mayoría de los libros de texto, a pesar de la completa ausencia de evidencia documental para la existencia de estos reyes. Pero sería un historiador atrevido el que introdujera hoy a Conchobar, Conn o Cormac como figuras reales en sus páginas. De hecho, existe el peligro de que podemos dar por sentado demasiado fácilmente que tales personajes prehistóricos eran puramente mitológicos.

Pero no podemos evitar los problemas establecidos por el mito y la leyenda sobre el pasado prehistórico, debido a que ese pasado es en el que nosotros buscamos una explicación de Tara y su realeza. Ahora es evidente que Niall y sus descendientes durante muchos siglos no pudieron ser descritos, en ningún sentido real, como altos reyes de toda Irlanda. Las afirmaciones que ellos a finales del siglo VII por Adomnán y Muirchú, aunque importantes testimonios para el desarrollo de un concepto de alta realeza, deben ser descartados como parciales: otros pocos documentos contemporáneos muestran una deferencia especial, que está permitida a los Uí Néill fuera de su propia esfera de influencia, y las leyes incluso no conciben el cargo de alto rey de Irlanda.

La paradoja central reside en la identificación de la realeza suprema con el reino de Tara. cuanto más atrás vamos en el estudio de la historia registrada en Irlanda, menos evidencia encontramos de una monarquía centralizada. Sin embargo, hacia el siglo XIX, cuando encontramos los primeros intentos de hacer realidad tal concepto, Tara hace tiempo que yacía abandonada. 

A través de la historia irlandesa la gloria de Tara siempre ha yacido en el pasado -en el reinado de Conaire Mór, de Conn Cétchathach, de Cormac mac Airt, de Niall Noígiallach o de su hijo Lóeguire. Después, a mediados del siglo VI, en los sombríos tiempos fronterizos entre el mundo de la saga y el registro analístico, la leyenda cuenta que Tara fue maldecida por San Ruadán en el reinado de Diarmait mac Cerbaill, el mismo al que Adomnán describía como totius Scotia regnator. El título, rey de Tara, se mantuvo muy vivo y finalmente vino a significar 'rey de Irlanda', pero no hay rastro de que el lugar fuera usado de nuevo excepto para algunas raras ocasiones simbólicas.

Esta imagen está parcialmente confirmada por los arqueólogos. El impresionante complejo de terraplenes en la cresta de Tara pertenecen, al parecer, a la Edad de Hierro Celta. el material romano de los siglos II y III de nuestra era se ha encontrado en el 'Rath de los Sínodos' (1), un lugar tradicionalmente asociado con un sínodo que se suponía (sobre ninguna buena fuente) que había sido celebrado allí por Adomnán en 695. Más sorprendente fue el descubrimiento de que la importancia de Tara se extendía muy atrás en la prehistoria. En esto al menos los historiadores medievales estaban en lo cierto. La excavación del 'Túmulo de los Rehenes' demostró que era un sepulcro de corredor, que había sido ampliamente reutilizado durante la Edad del Bronce. Entre los entierros secundarios estaba el de un chico, portando abalorios de mayólica de origen egipcio, mientras que el sepulcro de corredor mismo ha sido datado hasta 2.100 a-C. -algunos siglos más joven que las grandes tumbas megalíticas de Newgrange y Knowth. Como estos, estaba decorado con esculturas abstractas. La metamorfosis de Tara de tumba a residencia real tiene su paralelo en Knowth. Este lugar (que los irlandeses medievales sabían que había sido un túmulo de enterramiento) fue elegido como su centro por los reyes Uí Néill locales de Brega septentrional desde el siglo VIII en adelante. Dos extensos fuertes de anillo colocados en línea con el túmulo neolítico -uno al norte y otro al sur en un estratégico risco con vistas a la gran curva del Boyne -bien pueden representar las moradas reales de la dinastía. Una disposición concéntrica similar de los terraplenes en Tara puede observarse en relación con el 'Tumulo de los Rehenes'. El carácter de estos terraplenes, que en su mayor parte aún están sin excavar, sugieren que fueron erigidos más para propósitos rituales que defensivos. Los nombres por los que son ahora conocidos derivan de poemas del periodo irlandés medio -la colección Dindsenchas de sabiduría popular topográfica que era una parte esencial del repertorio de cada poeta. Cerca del complejo de Tara y evidentemente conectado con él sobre la misma cima se encuentra un fuerte de colina más convencional conocido como Rath Meave.

Varias pistas en los relatos mitológicos irlandeses sugieren que los terraplenes en Tara fueron diseñados como defensa contra un hostil Otro Mundo. La lista de reinado más antigua de Tara es un texto del siglo VII, el Baile Chuind, "La Visión de Conn". En el siglo IX fue reelaborado como Baile in Scáil, "La Visión Fantasma o Éxtasis Profético", y en él el dios Lug profetiza los nombres de sus descendientes que gobernarán Irlanda desde Tara. Las primeras líneas relatan cómo Conn y sus druidas hicieron un circuito de terraplenes por la mañana temprano para guardar Tara contra invasores sobrenaturales, y recordamos el tabú que prohíbe al rey dejar que el sol salga sobre él en Tara. En otra historia Finn mac Cumaill, líder de los Fianna y él mismo una hipóstasis de Lug [es decir, que participa de la esencia del dios Lug], aunque evemerizado en un jefe de bandas de guerreros bajo Cormac mac Airt, defiende Tara contra el arpista Ailén que viene a quemarla con su fiero aliento cada víspera de Samain.

Lug figura como conquistador de Tara en uno de las versiones mejor conocidas del mito irlandés básico que cuenta cómo el divino héroe destierra al viejo dios del Otro Mundo y se hace cargo de su residencia. Aquí Nuadu Argatlám ('el de la Mano de Plata') es rey de los Tuatha Dé Danann en Tara. Lug se acerca pero el centinela dice que ninguno sin un arte o una habilidad puede ser admitido. Lug enumera sus propias destrezas, pero cada vez se dice que otro profesional del arte está ya en Tara. Finalmente Lug es reconocido como Samildánach o maestro de todas las artes y con un único salto pasa sobre todos los múltiples terraplenes. Él es el gran dios celta al que César identificó con Mercurio y llamó inventor de todas las artes, el dios más adorado en la Galia donde es celebrado en Lyons, Laon, Leyden y cada uno de los otros Lugudunum. Aquí Nuadu es el dios Nuedu Necht, quien como Nechtan, fuente del río Boyne y marido de su diosa, es la contrapartida celta del viejo dios romano del mar, Neptuno. Es el ancestro de la mayoría de las dinastías irlandesas y fue adorado como el dios pescador Nodens en la Britania del siglo IV en un elaborado templo en Lydney en Gloucestershire. Él es el gales Nudd o Lludd, del mismo modo que Finn mac Cumaill (su nieto o biznieto de acuerdo con los genealogistas) es el galés Gwynn ap Nudd. Él es también la deidad tutelar de Londres y su nombre esta preservado en Ludgate. Seguramente también es el original celta del lisiado Rey Pescador en la leyenda de Parzifal: aunque su mano perdida fue reemplazada por un de plata, al final tuvo que entregar el lugar a Lug.

En esta conexión podemos notar que la Lanza Sangrante de la leyenda de Parzifal parece tener un prototipo en el mito irlandés como el gáe Bolg, asociado Con Cú Chulainn, que era hijo de Lug, y con Óengus Bolg, deidad ancestro de los Fir Bolg o Érainn. Este último, evemerizado como ancestro de los Déisi bajo el nombre Óengus Gaíbuaibthech ('el de la lanza venenosa'), ataca a Cormac mac Airt en Tara, matando a su hijo y a su rechtaire o senescal y cegando a Cormac en un ojo. Entonces Cormac tiene que dejar Tara y vivir en Achall, la cercana Colina de Skreen, 'por ello no era afortunado para un rey con una tacha residir en Tara'. La Tierra Yerma de la historia de Parzifal representa el estado de un país cuyo rey sagrado ha perdido su poder o virtud. Poco después Cormac encuentra su muerte en Cleitteh sobre el Boyne en la casa de un hospitalario Spelán. La tradición posterior lo presenta como que se ahogó por un hueso de salmón a través de las maldiciones de druidas porque confesó la creencia en el cristianismo. De acuerdo con us nueva fe rechazó ser enterrado en Brug na Bóinne, la necrópolis de Newgrange y sus lugares hermanos, como era la costumbra para los reyes de Tara.

Aquí como casi siempre que se trata con la tradición irlandesa nos enfrentamos con el problema de la autenticidad. ¿Eran los reyes de Tara a finales del periodo céltico realmente enterrados en un cementerio neolítico de 3.000 años de antigüedad, incluso entonces? O son estas historias simplemente el producto de la especulación erudita en la Edad Media? En cualquier caso no puede caber duda en absoluto de la extraordinaria continuidad de la tradición ejemplificada en lugares tales como Tara y Knowth. Esto es en sí mismo un fuerte argumento para la supervivencia de extensos elementos de los pueblos megalíticos y de sus creencias en Irlanda bajo el posterior revestimiento celta. Lugar y tradición siempre han sido de gran significado en Irlanda y tenemos evidencias en el Dindshenchas de la importancia unida a ellos por los poetas.

A diferencia de las acrópolis de Cashel en Munster, Tara de ninguna manera es un lugar tan impresionante en su cima baja en el corazón de Meath. Las laderas y túmulos incluso pueden ser pasados por alto por un visitante menos cuidadoso. Pero una vez que se ha escalado la cresta aparece poco a poco un panorama sorprendentemente amplio. Tara -en irlandés Temair- significa 'un lugar con una vista', y Temair Breg en Meath solo es uno de los diversos lugares nombrados de manera similar en Irlanda. Desde Tara uno puede ver montañas o colinas en cada una de las cuatro provincias -Ulster, Leinster, Munster y Connacht- aunque el no muy distante mar es invisible. Su imponente panorámica habría hecho las delicias de los augures romanos o etruscos que dividían el cielo en sus cuartos con el lituus [bastón ritual augural] una vez empuñado por los reyes hititas. El rey de Tara sería auténticamente el señor de los cuatro cuartos. Quizá es aquí donde debemos buscar el significado verdadero de Tara.

Los nombres dados ahora a los lugares en Tara se derivan de una destacada descripción en irlandés medio (que data probablemente del siglo X) contenida ahora en el Libro de Leinster, pero algunos han sido identificados erróneamente. Los nombres 'Casa de Cormac' y 'Sede Real' deberían ser cambiados. El anticuario irlandés medio malinterpretaba el largo cursus hacia el norte como una casa, describiéndola como 'el Pabellón de las Mujeres' o 'la gran casa para miles de Mercenarios', pero no la llamaba 'el salón de los Banquetes': queda claro a partir de las tempranas descripciones que este último era concebido como una estructura temporal, erigida ad hoc para el propósito de una gran fiesta dentro del recinto real (sabemos que los reyes del siglo XII acostumbraban a construir una Tech Cásca o Casa de Pascua para tales festejos). Salones temporales similares parecen concebidos en tales sagas como Fled Bricrenn 'la fiesta de Bricriu', y Roger de Howden describe como los reyes irlandeses construyeron un palacio maravilloso de ramas entrelazadas y hojas para Henry II durante su visita a Dublín en el invierno de 1172-3. Este tratado sobre Tara menciona varios lugares ahora destruidos (aunque algunos pueden discernirse desde las fotografías aéreas) y es un inusualmente preciso estudio de lo que incluso entonces era un lugar abandonado hacía tiempo. En la época de su composición el Lia Fáil estaba en el 'Túmulo de los Rehenes', aunque en una posición recostada, de modo que el autor, en común con los otros pseudohistoriadores, lo malinterpretó como un lecc o losa, sobre la que supuestamente el rey se situaba en su inauguración. Es imposible determinar la naturaleza genuina de las tradiciones sobre las que el autor se basó para nombrar los diversos monumentos, pero el folclore local era probablemente era su fuente principal. Es interesante que mientras que él reconoció el carácter sepulcral de los túmulos de enterramiento neolíticos tomó las estructuras en el noroeste (que los modernos  arqueólogos piensan que serían lugares de enterramiento de la Edad del Hierro) por fuertes anulares. Así todos los monumentos deben haber estado entonces, como ahora, cubierto de hierba y su propósito original irreconocible. Los eruditos medievales irlandeses, pensando probablemente en término de el enterramiento de reyes contemporáneos en famosos monasterios, supusieron que los primeros reyes de Tara estaban enterrados en Brug na Bóinne. Pero a pesar de su confusión de la naturaleza del cursus nuestro autor probablemente estaba contando la tradición genuina cuando la conectaba con la celebración del Feis Temro.

Cuando consideramos que el valle del Boyne había sido el centro de una floreciente cultura desde los comienzos de la vida sedentaria en Irlanda, no es inconcebible que Tara pudiera haber disfrutado incluso en tiempos prehistóricos de una posición de supremacía en el país. Incluso cuando la tradición medieval ha sido despojada de las acumulaciones y malinterpretaciones resultantes de los logros políticos posteriores de los Uí Néill, está claro que la realeza de Tara era algo fuera de lo ordinario. De ningún otro modo  podemos explicarnos la tenacidad con la que los reyes supremos Uí Néill se aferraban al título incluso cuando residían en Loch Ennell en Westmeath o en las distantes regiones del norte de Tír Conaill o Cenél nEóghain.

Es improbable que la Irlanda prehistórica estuviera políticamente unida bajo la monarquía de Tara. Esa realeza era de culto y probablemente intermitente. La sucesión real de los reyes Uí Néill de Tara en los siglos VI y VII muestra frecuentes periodos de interregno, demostrando así que el cargo no era una realeza tribal o dinástica normal -un cargo para ser ocupado inmediatamente a la muerte del titular previo- sino una distinción conseguida ocasionalmente. Además, aunque los Uí Néill, con o sin justificación histórica, abarrotaron las listas reales prehistóricas de Tara con sombrías figuras de sus propios linajes, tuvieron que permitir que los representantes de las otras provincias tuvieran parte en la realeza previa al reinado de Niall Noígiallach. Hay un indicio inequívoco en las confusas tradiciones prehistóricas de que los Laigin de Leinster tuvieron un especial interés en ello. Es extraño que solamente una vez en la voluminosa masa de tratados legales en irlandés antiguo se menciona Tara, y entonces en términos que contradicen la historia oficial. Un tratado legal del siglo VIII sobre abejas afirma que Congal Cáech, el rey supremo de Ulaid que cayó en la batalla de Moira en 637, había sido rey de Tara hasta (como Cormac mac Airt) fue privado de la soberanía por medio de la pérdida de un ojo. Aunque no se establece aquí explícitamente que el rey de Tara fuera rey de Irlanda, la posición era evidentemente de importancia peculiar.

Todas las realezas tribales tenían una carácter sacro, pero el de Tara era de culto o sacerdotal en un sentido especial. No es imposible que tuviera un significado 'nacional'. De acuerdo con César, los, por otra parte, desunidos galos mantenían una asamblea druídica en o cerca de Chartres en el territorio de los Carnutos, que era considerado el centro de la Galia. La cohesión profesional de los hombres de letras irlandeses y la uniformidad del lenguaje literario sugiere una unidad druídica similar en tiempos prehistóricos. Es cierto que Uisnech más que Tara era el centro umbilical de Irlanda, y aquí mucha tradición medieval coloca una ceremonia de fuego druídica. Se decía que un pilar de cinco esquinas marcaba el punto de encuentro de las cinco provincias. Esta teoría implica la división de Munster en dos Quintos: una tradición alternativa reclama a Mide como el Quinto central que fue forjado a partir de las otras cuatro provincias por Tuathal Tetchmar, abuelo de Conn Cétchathach, cuando tomó Uisnech. Uisnech y Tara son centros culturales gemelos, y una fuente en irlandés medio describe su situación en Irlanda como la de dos riñones en un animal. Ligado con ellas están otros dos lugares: Tlachtga (la Colina de la Custodia), y Tailtiu (Teltown) donde el rey de Tara poseía su óenach en Lugnasad, la fiesta de Lug al comienzo de agosto. Se dice que Tailtiu había pertenecido anteriormente a Ulster, la misma Tara a Leinster, Talchtga a Munster y Uisnech a Connacht.

Estas leyendas no tienen un sentido geográfico o político coherente y bien pueden ser meras invenciones. Pero Alwyn y Brinley Rees en su libro Celtic Heritage presentan la interesante sugerencia de que deberían ser interpretadas de una manera simbólica más que literal. A partir de paralelos en la literatura sánscrita e incluso más lejos elaboran una teoría de que los Cinco Quintos no eran tanto divisiones étnicas o políticas como un esquema cosmogónico. Esto tiene ciertos atractivos, en cuanto que, mientras que el término cóiced es un concepto profundamente enraizado, la búsqueda del quinto Quinto en la realidad histórica ha sido peculiarmente frustrante. En los primeros tiempos eran, indudablemente, regiones definidas en términos generales -dominadas quizás por una cierta tribu o federación tribal- pero sin embargo, pero aún no entidades políticas plenamente desarrolladas. De acuerdo con esta teoría, también eran una reflejo simbólico de las funciones de las castas de la sociedad indoeuropea -funciones que han sido bien resaltadas en sus estudios en la mitología india, persa, romana y germánica. Así, Connacht se asociaría con el color blanco y la casta brahman o druídica, Ulster con el rojo y la casta guerrera, Leinster con el azul o verde y los granjeros, y Munster con el color negro y la casta sudra -con esclavos, mujeres, músicos, brujas y los muertos. el centro es el quinto punto del que los otros son vistos y representa la esencia de la realeza que combina y sublima las funciones de todas las castas. El mismo Munster es un microcosmos dentro de este esquema -un mundo por sí mismo con su propia subdivisión quíntuple. La tesis es ilustrada con una riqueza de detalles fascinante, esbozados en cierto modo indiscriminadamente a partir de la literatura y la tradición irlandesa. Es fácil criticarla en detalle y reducirla al absurdo, pues sus autores deliberadamente han menospreciado el elemento de invención pseudoerudita medieval y no han sujetado sus fuentes a rígidos análisis literarios. Pero es infructuoso criticarla en el terreno histórico, pues su esencia es histórica y medieval.

Dos reyes, Conaire Mór y Cormac mac Airt, ejemplifican de una manera especial las funciones del rey prehistórico de tara. De los dos, Conaire Mór mac Eterscélae es el más puramente mítico. Los cronógrafos medievales colocaron su reinado aproximadamente contemporáneo con el Táin Bó Cuailnge y el nacimiento de cristo, y cuando esto les envolvió en dificultades cronológicas debido a tradiciones divergentes sobre la fecha de sus hijos, lo dividieron en dos figuras separadas. En realidad, él es atemporal: el rey justo primordial que inconscientemente rompe sus gessa o tabúes y es perseguido inexorablemente hasta su aciago destino. Los historiadores literarios han comentado sobre el espíritu de la tragedia griega que impregna la saga de Conaire - la "Destrucción del Albergue de Dá Derga (Togail Bruidne Dá Dega). Ya que muchos eruditos ven en argumentos tales como los de Oedipus y Agamemnon, desarrollos de la forma griega del mismo mito real básico, el parecido no tiene por qué sorprendernos.

La parte inicial del Togail Bruidne Dá Derga describe el reconocimiento y la inauguración de Conaire como rey de Tara y es de particular interés para nosotros.
"Entonces el rey, Etarscélae, murió. Una fiesta de toros (tairbfheis) se celebró por parte de los hombres de Irlanda: es decir, un toro fue muerto por ellos, y un hombre comería hasta saciarse y bebería su caldo, y un hechizo de la verdad, sería cantado sobre él cuando durmiera. El hombre que él debería ver en su sueño, es el que sería rey; y el moriría si contara una mentira. En esa ocasión el hombre de la fiesta del toro vio en su sueño a un hombre desnudo después del ocaso en el camino a Tara con una piedra en su honda."
Mientras, el joven Conaire, que era el hijo del rey anterior, había sido presentado en secreto por su madre Mess Buachalla, estaba cazando en la llanura de Liffey. Siguió a una extraña bandada de pájaros hasta Áth Cliath (el lugar de Dublín), y cuando volaron sobre el mar, él se desnudó para perseguirlos. Se volvieron hombres armados y le atacaron, pero su líder se adelantó y protegió a Conaire. él era el rey de la bandada de pájaros, uno de los cuales había visitado a Mess Buachalla en la choza donde los pastores la habían ocultado y había engendrado a Conaire en ella la noche antes de que ella se casara con Etarscélae. Le dijo a Conaire que fuera a Tara y allí fuera hecho rey e impuso sobre él una larga lista de gessa.
"Los pájaros serán privilegiados, y esta deberá ser tu práctica siempre: que tú no deberás pasar Tara a tu mano derecha, ni Brega a tu izquierda; no deberás cazar las bestias encorvadas de Cernae (2); y no deberás estar fuera de Tara durante nueve noches; y no deberás pasar la noche en una casa desde la que sea visible la luz del fuego fuera después de la puesta del sol y dentro de la cual uno pueda ver desde fuera; y tres hombres rojos no deberán entrar antes que tú en la casa de un hombre rojo; y el saqueo no será tomado durante tu reinado; la visita de una mujer no deberá entrar en tu casa antes de la caída del sol; y no resolverás una disputa entre dos de tus súbditos".
Conaire partió hacia Tara cuando estaba con la honda en su mano desnudo. Tres reyes estaban estaban esperándole en cada uno de los cuatro caminos desde Tara y es recibido como rey.

El comienzo de la saga, vinculado a la madre de Conaire, Mess Buachalla, esta ligado al relato de "El Cortejo de Étaín" (Tochmarc Étaine). Aquí Eochaid Airem, un rey anterior de Tara, desposa a Étaín, la encarnación humana de una mujer del Otro mundo, la amada del dios Midir de Brí Léith en Longford. Étain es una manifestación de la diosa de la soberanía, pues se nos dice que los hombres de Irlanda no asistirían a la Fiesta de Tara antes de que Eochaid se casara con ella. Midir consigue su vuelta de Eochaid pero es obligado a devolverla. No obstante, engaña al rey al enviar a su hija en su lugar, quien tanto se parecía a su madre que su sustitución no fue detectada hasta que fue notado que ella no servía la bebida a la manera de la verdadera Étaín -una función, ya lo hemos visto, de la diosa. Mientras, Eochaid había tenido una hija a través de esta unión inconscientemente incestuosa, y la criatura fue expuesta. Ella fue rescatada por vaqueros y criada por ellos secretamente en una cabaña, hasta que un día su belleza fue espiada por sirvientes del nuevo rey Etarscélae y fue desposada por él. Al menos parece haber sido el resumen de una historia que se ha vuelto completamente confusa en los textos tal como se transmitió.

Aquí encontramos varios temas mitológicos interesantes. La evidente ignorancia de Conaire de su derecho a la realeza y su secreta crianza no son explicadas, y es obvio que el mito del Nacimiento del Héroe -supuesto nacimiento incestuoso, exposición, rescate y reconocimiento final- ha sido transferido a su madre. Pero el detalle de la unión entre el divino Hombre Pájaro y su madre en la cabaña de un pastor es muy significativo, como es el nombre de su madre Mess Buachalla, la "adoptada del pastor". este es una reminiscencia del matrimonio sagrado, tratado aquí no desde el punto de vista del rey sino de la reina como madre del futuro rey. En la Atenas del siglo V el mes primaveral de Anthesterion estaba marcado por un arcaico festival cívico. Un iero gamo era representado entre el dios Dionisos y la esposa del basileus  -no ya un verdadero rey sino uno de los nueve arcontes elegidos anualmente que poseían el título honorario para llevar a cabo rituales religiosos, que pertenecían a la obsoleta realeza. La residencia oficial a la que era llevada la basilissa o "reina" titular en procesión pública, para esprar allí la llegada del dios, era conocida como le Boukoleion (boukoleion) "la cabaña del pastor". Alguien consideraría como originaria la Fiesta Hebrea de los Tabernáculos, en un ritual similar de matrimonio con la realeza representado en un pabellón temporal de verdes ramas en el otoñal festival de Año Nuevo.

Ahora la asociación de un rey con la adoptada de un vaquerizo ocurre también en la encantadora historia de "Las Melodías de la Casa de Buchet" (Esnada Tige Buchet), en la que Cormac mac Airt se enamora de la humilde Ethne que está reuniendo juncos y ordeñando las vacas de su empobrecido padre adoptivo Buchet. El nombre de Buchet, aunque más británico que irlandés en la forma, significa "vaquerizo", y al igual que tantas figuras divinas ha sido evemerizado en un briugu u hospitalario del rey de Leinster. Sus provisiones habían sido terminadas y agotadas por los hijos del rey, hermanos de Ethne, y es obligada a emigrar a Kells. Cuando Cormac se casa con Ethne ella es restaurada a su posición real. El mismo Cormac está representado viviendo en Kells, pues la reina de Leinster Medb, viuda de su padre Art, no le permitía entrar en Tara. Pero una vez que hubo desposado a Ethne -que finalmente es la misma diosa en un estado de ánimo más benéfico- se establece en Tara y comienza a construir el famoso Ráith na Ríg y el Salón de Banquetes.

El divino vaquerizo resulta familiar de las historias indias de Krishna y figura también en varios mitos griegos. En el mito irlandés el briugu o hospitalario en su albergue (bruiden) -una palabra que frecuentemente designa un síd o vivienda de hadas) es una humanización común del dios del Otro Mundo que preside la fiesta eterna. En el aspecto maléfico, por ejemplo como Dá Derga, el Dios Rojo, en cuyo albergue Conaire encuentra su destino, su banquete experimenta un ominoso cambio  ya que se da cuenta de que es el de los muertos en el Otro Mundo. Estos temas mitológicos solo con alguna dificultad pueden ser desenmarañados a partir de las sagas medievales donde la atmósfera ha sido humanizada y los personajes historizados. Por otra parte, el fracaso de los escritores de la saga en proporcionar una motivación adecuada para sus rasgos ahora humanos explica con frecuencia la intrascendente naturaleza del relato que impide que muchos de los relatos irlandeses lograr la perfección de forma literaria. Paradójicamente, el historiador solo puede hacer uso de las sagas cuando se da cuenta de que son en gran medida mitológicas; como tales iluminan conceptos profundos de la antigua realeza irlandesa.

A la fiesta del toro de Tara también se hace referencia en una de las sagas del Ulster, el "Lecho de enfermo de Cú Chulainn" (Serglige Con Culainn), el original de la obra de Yeats La unica envidia de Emer. Probablemente, una interpolación de la saga de Conaire, da a Cú Chulainn una oportunidad de entregar al candidato elegido, su hijo adoptivo Lugaid Réoderg, una serie de tecosca o Instrucciones similares a las atribuidas a Cormac. Aquí se indica que el toro había sido blanco, y cuatro druidas cantan hechizos sobre el durmiente.

El Togail Bruidne Dá Derga fue escrito probablemente en el siglo IX, pero una versión anterior de la ascensión de Conaire está contenida en el tratado genealógico De Shíl Chonairi Móir. Pues Conaire fue el ancestro de muchos de los pueblos Érainn en Munster y en otros lugares -en particular de los Múscraige de Cork y Tipperary los Corcu Duibne de las penínsulas de Kerry, los Corcu Baiscinn de Clare Occidental y los Dál Riata de Antrim cuyos reyes gobernaron más tarde en Escocia. Como Conaire está tan indisolublemente asociado con la realeza de Tara, este es uno de los pocas indicaciones tempranas de que esa realeza tenía algún significado para Munster. Este tratado dice de Mess Buachalla: "Ella era de gran tamaño y mal aspecto, y acostumbraba a venir y a entrar en túmulos de elfos (síde) y mares, y eso mediante la hechicería". Ella engendró un niño de Eterscél (que aquí aparentemente es su  padre) mientras llevaba a pastar a su ganado, pero mantiene su paternidad en secreto. A la muerte de Eterscél los hombres de Leinster y la raza de Conn Cétchathach se reunieron en Tara para elegir un nuevo rey.
Había un carro de rey en Tara. Al carro estaban uncidos dos corceles del mismo color a los que jamás se le habían puesto arneses. Se inclinarían hacia arriba ante cualquier hombre que no estuviera destinado a recibir la realeza de Tara, de modo que n podría controlarlos, y los caballos saltarían sobre él. Y había un manto de rey en el carro; para quienquiera que no pudiese recibir la realeza de Tara el manto jamás sería demasiado grande para él. Y había dos losas en Tara: "Blocc" y "Bluigne"; cuando ellas aceptaban un hombre, se abrían ante él hasta que el carro pasaba a través. Y Fál estaba allí, el "pene de piedra" a la cabeza de la maldición del carro; cuando un hombre debiera tener la realeza de Tara, chirriaban contra el eje del carro, de manera que todo podía oirse.
Mess Buachalla cuenta a Conaire sobre su parentesco y levanta a las huestes del Otro Mundo para acompañarle a Tara:
Entonces el llegó a través de la llanura de Breg a Tara. Los ejércitos en Tara vieron las tropas venir hacia ellos a través de Mag Breg hacia Tara dirigidas por Conaire Mór con su madre delante de él. de su cabeza caían sueltas trenzas negras. Un corselete negro llevaba ella, y druidas de hechizos venenosos iban delante de ella y un portador de escudo y burladores y sopladores de cuernos delante de las poderosas huestes.
Las tropas en Tara estaban aterrorizadas y dejaron el lugar desierto. Conaire monta el carro y se pone la capa, que le queda bien. conduce el carro hacia las piedras, que se abren ante él, y el Lia Fáil grita. "Fál le ha aceptado", llora la multitud. Es reconocido como rey y los ayudantes del Otro Munso desaparecen después de dejar un decreto sobre él, de no permitir que el sol se levante o se ponga sobre él en Tara.

Esta historia, que data del siglo VIII, es evidentemente más arcaica que el relato de la saga. La prueba con carro y caballos es reminiscencia de los mitos griegos de Hipólito y de Pelops, y de los caballos devoradores de hombres del tracio Diomedes. Los nombres Blocc y Bluigne aparecen en el Baile in scáil del siglo IX como los de los druidas que acompañan a Conn Cétchathach en su circuito de los terraplenes de Tara. Macalister interpreta la prueba de pasar entre estas piedras como una ceremonia de renacimiento. El Lia Fáil está actualmente en medio de Ráith na Ríg, pero estaba originalmente colocada cerca del Túmulo de los Rehenes en línea directa con el llamado Salón de Banquetes. Esta es una estructura peculiar: un paralelogramo de 750 pies de largo, que ha sido erróneamente identificado con el Tech Midchuarta construido por Cormac mac Airt. Es mucho más probable que hubiera sido un recinto ritual más que un salón de banquetes. Estructuras similares han sido encontradas en Inglaterra (cerca de Stonehenge y en Dorchester-on-Thames), así como en el continente. A veces eseán asociados con sitios neolíticos y a veces con asentamientos celtas de la Edad de Hierro. Los arqueólogos los han apodado con el nombre latino cursus, y la leyenda irlandesa sugiere que el término es apropiado. La palabra usada en este texto para el manto real es cassal, un préstamo del latín casula; pero está atestiguada como una palabra irlandesa plenamente aclimatada ya desde el siglo VII. Un préstamo más erudito aparece en la definición del Lia Fáil como ferp cluiche, donde ferp es el el latín verpa: parece ocurrir en este único texto.

Cualquiera que puedan ser nuestras dudas acerca de la naturaleza genuina de estas leyendas, surge muy claramente a partir del testimonio de que Tara estaba rodeada por un aura de paganismo y druidismo. Su memoria fue cultivada por algunos como un foco de gloria nacional, pero la iglesia lo consideró con desaprobación. Muirchú hizo un uso pleno de esta ambigüedad en su narración de la confrontación de san Patricio con Lóegaire en Tara. El pasaje es modelado abiertamente sobre los relatos bíblicos de la competición de Elías con los profetas de Baal y de Daniel en la corte de Nabuconodosor. Para mayor efecto, Muirchú ha distorsionado las tradiciones genuinas del ritual de fuego de Beltaine celebrado el primero de mayo al colocar esta fiesta en Tara más que en Uisnech, y haciéndola coincidir con la Pascua cristiana., creando así un simbolismo hagiográfico impactante cuando Patricio enciende su fuego rival pascual en Slane. Hagiógrafos posteriores confundieron la tradición aún más cuando identificaron este ritual con la Fiesta en Tara. Muirchú en un punto describe Tara como la capital de los irlandeses -caput Scotorum- pero siempre se preocupa de que su poder estuviera arraigado en el paganismo:
"Viene a ocurrir en este año que en la misma noche en el santo Patricio estaba celebrando la Pascua, hubo una ceremonia idólatra que los gentiles estaban acostumbrados a celebrar con múltiples encantamientos y artilugios mágicos y con otras supersticiones idólatras, cuando los reyes, sátrapas, jefes, príncipes y grandes del pueblo se habían reunido, y cuando los druidas, cantantes, profetas, y los inventores y practicantes de cada arte y de cada don (magis, incantatoribus, auruspicibus et omnis artis omnisque doni [3]) habían sido convocado por Lóegaire, como en una ocasion por el rey Nabuconodosor, en Tara, su Babilonia.
Muirchú lleva su épica de la competición de Patricio con los druidas hasta un climax adecuado al relacionar la conversión de Lóegaire; pero su contemporáneo cercano Tírechán registra una tradición más genuina, la de que Lóegaire rechazó el bautismo: Niall, su padre, le había prohibido convertirse en cristiano, pues cuando él murió iba a ser enterrado en vertical y plenamente armado en los terraplenes de Tara haciendo frente a su enemigo hereditario, el hijo de Dúnlaing, rey de Leinster, en su fortaleza en Mullaghmast.

Se recurre a reminiscencias bíblicas de un carácter bastante diferente para embellecer el reinado de Cormac mac Airt. Como convenía al ancestro de los victoriosos Uí Néill, es presentado en brillantes colores e incluso se pretende que se había convertido en cristiano antes de su muerte. A él se le atribuye la construcción del "Salón de Banquetes"·, y la elaborada descripción de este edificio en el Dindsenchas claramente deriva del del Templo de Salomón en el Libro de los Reyes. De hecho, otro texto compara explícitamente a Cormac con Salomón y con Octavio Augusto. Cormac era célebre por sus juicios justos, y su supuesta autoría del más famoso de los textos de "Instrucción" reales pueden haber sido inspirados por los Proverbios de Salomón.

Los cronógrafos dan a Cormac un reinado de cuarenta y pico años en el siglo III d.C., pero un sincronismo interpolado en los Anales de Ulster procedente de un fuente del siglo VIII coloca su óbito en 366 d.C. Como la cronología de los dinastas Uí Néill del siglo V ha sufrido casi seguro un deliberado proceso de predatación, esto probablemente representa una tradición más exacta. La masa de leyenda y mito que rodea a Cormac mac Airt significa que sus descendientes los Connachta y Uí Neíll miraron atrás hacia él como el fundador de la realeza suprema que ellos proclamaban para Tara. Él es la única figura entre sus ancestros cuya carrera estamos tentados a considerar como histórica. La objeción de O'Rahilly -a saber, que la historia de su juventud es claramente mítica- no tiene mucho peso: el mito mundial del Nacimiento del Héroe ha sido agregado, por supuesto, la mayoría de las veces, a personajes históricos bastante sobriamente. Es sintomático de la relativa importancia de la iglesia y el estado el que en Irlanda el mito debe ser frecuentemente narrado tanto de santos como de príncipes.

El mito de nacimiento de Cormac se desarrolla como sigue. Su padre Art, hijo de Conn, está en camino a la batalla de Mag Muccrime en Connacht donde él y su aliado Eógan, ancestro de los reyes Eóganacht de Munster, encontrarán su muerte a manos de Lugaid mac Conn, representante desterrado de los más antiguos Érainn. Art pasa la noche con el herrero Olc Aiche, una siniestra figura que es alimentado diariamente por su hija Achtán con la leche de cién vacas. Esta noche ella da la bebida de su padre a Art y sus hombres, y es aconsejada por su padre para que duerma con el rey. (Podemos notar aquí una vez más el tema de distribuir bebida y la semejanza al tema de la hija del pastor: una versión distinta da el nombre de la chica como Étaín. Los textos más antiguos establecen que Olc Aiche era también un druida, y recordamos que la oración rítmica del siglo IX, el "La Coraza de San Patricio", pide por la protección contra "los hechizos de mujeres y herreros y druidas"). La muerte de Art es profetizada por Olc Aiche, y él deja su espada, su anillo de oro y su atuendo óenach ceremonial con Achtán para el hijo que ella le dará.

Cuando Cormac nace es secuestrado por una loba que lo cría con sus cachorros. Un cazador, Lugnae Fer Trí, encuentra al chico y lo devuelve a su madre. Entonces ella le lleva al norte al padre adoptivo de Art, Fiachrae Cassán, hijo de Colla Da Crích de los Airgialla. En el camino sobre las montañas son atacados por lobos, pero caballos salvajes les protegen. Fiachrae coloca a Cormac en un recipiente de leche de madera de tejo y lo cubre con una tela púrpura, de modo que no pueda ser tocado por las numerosas manos de los que le dan la bienvenida. (Esto es un detalle inverosímil: sin duda originalmente el recipiente escondía a Cormac, como Cípselo, de sus enemigos). Después de ser adoptado durante 30 años por Fiachrae, Cormac, protegido por la magia de su abuelo, parte hacia Tara en un día de buen augurio con la espada de su padre, anillo y vestimenta. Encuentra una mujer quejándose de un juicio dado contra ella por el rey Lugaid Mac Con. Su oveja había pastado en el campo de hierba de la reina y había sido declarado castigo. Cormac dice que Lugaid jamás había dado antes un falso juicio, pero que ahora estaba en el error, pues la hierba crecería de nuevo, y así la cosecha de la oveja (un esquileo de su lana) era la multa adecuada para la cosecha que había destruido. De acuerdo con algunos relatos, cuando Lugaid emitió la falsa sentencia un lado de la casa se derrumbó, de ahí la curiosa estructura conocida como el Clóenfherta o "terraplenes torcidos" en Tara; y Cormac era todavía un niño en la adopción de Lugaid cuando él dictó esta precoz sentencia. Lugaid Mac Con reconoce entonces que sus 30 años de gobierno han llegado a su fin, y abdica con razonable buena elegancia.

Como con todos los cuentos de origen irlandeses, esta historia no está prevista principalmente como una pieza de literatura. Tiene un propósito políticamente didáctico. Eógan, como su aliado Art, tiene un encuentro la noche antes de la batalla con Monchae, hija del druida Treth Moccu Creccai, quien también le da un hijo póstumo, Fiachu Muillethan del que descienden los reyes de Munster. " De ahí que sea un crimen para cualquier hombre de los Eóganacht matar a un hombre de Crecraige" (una tribu entre los Corco Mruad en Clare septentrional y también en la isla Beare en Cork occidental). La historia de los ayudantes humanos de Cormac sirve del mismo modo para ilustrar la especial relación entre los Uí Néill y los Airgialla (aunque en este aspecto choca con la cronología de las genealogías oficiales) y entre los Connachta y los Corco Fir Thrí, una tribu de los Luigni, en las actuales baronías de Leyney y Corran, en condado de Sligo. En las versiones posteriores (que pueden, no obstante, conservar un relato de Connacht más original) Achtán toma al infante Cormac ara que sea adoptado sobre las instrucciones de Art por Lugnae Fer Trí, pero lo pierde en el camino. Él es más tarde encontrado en la guarida del lobo por Grec mac Arod que es recompensado por Lugnae con el territorio más tarde habitado por sus descendientes los Crecraige ("los Gregories" en la baronía de Coolavin en Sligo meridional). Parece probable que Crecraige y Grecraige son diferentes ramas del mismo pueblo: otras tribus también, como los Ciarraige, se encuentran tanto en Connacht como en Munser.

La saga expresa así en forma mitológica la teoría del siglo VIII de la división de Irlanda en Leth Cuinn y Leth Moga, con los Connachta-Uí Néill en el norte y los Eóganachta en el sur dominando a los Érainn y otros pueblos. Hay alguna sospecha, sin embargo, a si la historia estaba originalmente diseñada para la glorificación de Cormac. Lugaid es tratado con compasión en todos los relatos de su disputa con Eógan y Art y en el suceso se comporta generosamente con Cormac. Su epíteto Mac Con, "hijo del sabueso" o "sabuesos" ("lobo" también es una posible traducción) sugiere que podía haber sido el héroe original. Los nombres Lugaid y Mac Con son ambos apodos para el divino Lug: ya que Mac Con el dios es ancestro de los Conmaicne que están dispersos a través de Irlanda del este al oeste, y han dado su nombre a Connemara (Conmaicne mara, "los hijos sabuesos del mar"). Además, Lugnae Fer Trí figura en un contexto más estrechamente local en un oscuro tratado genealógico sobre los Luigni y Gailenga, rescatando y adoptando a un poco conocido infante real prehistórico, Nia Noí nGráinne (Nia de los nueve granos), también llamado Nia Novem Generum ("de los nueve vástagos"), cuyo nombre curiosamente se parece al de Niall de los nueve Rehenes. De acuerdo con el genealogista del siglo XVII Mac Firbhisigh, Cormac desposeyó a las tribus Gamanrad del reino de Connacht y lo concedió a un cierto Nia mac Lugna, del que se dice que había sido su medio hermano. Es posible que los ascendentes Connachta puedan haber asumido antiguos mitos heroicos  procedentes de las tradiciones de sus tribus sometidas. Pero Cormac es plenamente considerado como mucho más que un potentado local o tribal: la mención de la púrpura romana que vela su lugar de ocultamiento sugiere que el autor de nuestra saga era plenamente consciente del paralelo permitido por el relato de Rómulo, mientras que la adopción de 30 años puede incluso estar prevista para recordar la tradicional edad de Cristo.

El rasgo histórico principal del reinado de Cormac que puede ser recogido de la tradición es su constante guerra con los Ulaid. aunque la caída de Emain Macha y el colapso que lo acompaña de la supremacía de Ulster ocurió más tarde, es muy probable que el comienzo del fin estuvier marcado por el establecimiento por Cormac de la dinastía Connachta como reyes de Tara. se revela que Cormac había sido privado de la realeza de vez en cuando y exiliado por los Ulaid, y la saga del siglo VIII de la batalla de Crinna cuenta cómo con la ayuda de Tadc mac Céin hizo retroceder a los Ulaid desde el Boyne y fue restaurado en el trono. Es cierto que no puede darse demasiado crédito a la historicidad de este relato. Es posiblemente no más que un relato de origen para explicar la situación política del siglo VIII, cuando los Uí Néill del Sur era señores supremos de Brega, un reino que se extendía sobre Meath, Dublín septentrional y Louth meridional, y gobernaba sobre estados vasallos de los Luigni, Gailenga y Ciannachta, quienes reclamaban todos descender de Tadc mac Céin -otro apodo del familiar Lug. El relato se refiere en particular a los Ciannachta, que reciben su nombre del padre de Tadc, Cían, que ocupaban el territorio en ambas orillas del bajo Boyne. Cormac prometió a Tadc tanta tierra como su carro pudiera rodear en un único día, pero sobornó al auriga para excluyera Tara misma como quiera que Tadc yacía inconsciente de las heridas que había soportado.

Los genealogistas traen a Tadc y sus descendientes desde Éli en Munster septentrional, pero ya que encontramos a los Luigni, y Gailenga estrechamente asociados como vecinos y aliados en Connacht, y los Ciannachta también en el condado de Londonderry entre los Uí Néill septentrionales, hay razones para estar de acuerdo con MacNeill en que eran tribus vasallas de hombres combatientes, a los que los Connachta y Uí Néill trajeron desde el oeste y plantaron sobre las tierras que ellos habían conquistado, muchos como los MacSweeneys y otros clanes gallowglass (4) de Escocia y las Islas, fueron recompensados con tierra irlandesa por los señores gaélicos de la Edad Media Tardía.por otra parte, hay indicaciones de que los Ulaid, incluso después de que hubieran perdido su antigua capital y renunciado a su dominio sobre Ulster central y occidental, aún gobernaron al sur hasta el Boyne en la mitad del siglo VI. Así, los Ciannachta pueden haber sido instalados aquí por los Uí Néill algunos siglos después del supuesto reinado de Cormac, al ser casi con seguridad, la rama septentrional, y su conexión con los Gailenga, Luigni y Saitne puede ser una ficción genealógica.

Cualquiera que sea la explicación de la presencia de los Gailenga y Luigni en Mayo y Sligo, los pueblos de Brega de ese nombre, junto con los Saitne, extendiéndose como lo hicieron en un grupo de reinos tribales desde Glasnevin hasta Lough Ramor en Cavan, da la impresión de un cuerpo marcadamente homogéneo. Estaban tan estrechamente conectados que en el periodo posterior antes de la invasión normanda encontramos que la realeza de las diversas tribus parece haber sido intercambiable. Forman un contraste llamativo con la población de Mide, la porción occidental de los dominios de los Uí Néill del Sur. En Westmeath, Longford y Ofaly las tribus sometidas -Delbna, Corcu Roíde, Cuircne y otras- son de origen oscuro pero diverso, y pueden reflejar asentamientos aislados y desconectados hechos en el territorio que, quizá incluso en la prehistoria relativamente reciente, se presentaba difícil tanto para los cultivadores como para los ganaderos por la amplitud de las ciénagas, lagos y espesos bosques. Pero el valle del Boyne había sido un área de cultura de asentamiento desde tiempos neolíticos, de modo que es probable que persistiera una unidad básica bajo las superestructuras de conquistas sucesivas.

El carácter tribal original de las tierras medias y la relación del área con los antiguos Quintos debe seguir siendo una cuestión para la especulación erudita. Su historia real comienza con el ascenso de los Uí Néill. El establecimiento de reinos dinásticos por los descendientes de Niall de los Nueve Rehenes inauguró un nuevo desarrollo en la organización política: una lenta transición desde una sociedad puramente tribal a otra que en torno al siglo XII puede ser denominada un tipo de feudalismo irlandés nativo.


NOTAS:


1. Rath = Recinto circular rodeado por una pared de tierra, utilizado como vivienda y fortaleza en tiempos pasados.

2. Cernae era un antiguo cementerio. De acuerdo con una tradición los primeros reyes Uí Néill de Brega, los Síl nÁedo Sláine, estaban enterrados allí. El nombre está conservado en Carnes, en el condado de Meath, pero es tentador identificar el cementerio con el lugar de población con los sepulcros de corredor neolíticos en Fourknocks a unas cuatro millas de Carnes. Era probablemente en la cercana ciudad de Clonalvy donde el Lia Ailbem descrito como el monumento principal de Brega, estaba situado hasta que fue destruido en 999 por Máelsechnaill, el rey supremo.

3. Un hibernicismo; la palabra irlandesa dán significa "don" y "arte, destreza" -en particular, "el arte de la poesía".

4. Gallowglass. Anglificación del término irlandés Gallóglaigh (= soldados forasteros). Guerreros mercenarios de élite entre los clanes hiberno-normandos que residían en las islas y montañas del oeste de Escocia, las Hébridas, desde mediados del siglo XIII hasta el final del siglo XVI. 



BIBLIOGRAFÍA:

F.J. BYRNE: Irish Kings and High Kings.