jueves, 23 de julio de 2015

Los orígenes de Canadá

Canadá es el segundo país más extenso del mundo, y, abarcando desde los 42º de latitud norte hasta casi el polo norte, es quizás el más desconocido a nivel general de todo el continente americano. A diferencia de los Estados Unidos, donde es bien conocido por todos la historia de su independencia respecto de la metrópoli inglesa, y la posterior conquista del oeste, o de la América hispanoparlante, con el descubrimiento y colonización por españoles y portugueses de las culturas precolombinas de aztecas, mayas e incas, entre otros, el conocimiento de los detalles de los orígenes del estado canadiense permanece en la penumbra para la mayoría del gran público, quizás por la ausencia de culturas nativas de nivel avanzado en unas latitudes tan frías y por la aparentemente pacífica emancipación de la colonia respecto de Gran Bretaña. Es por ello que espero sirva este esbozo para aumentar los conocimientos sobre el nacimiento de esta gran nación.


Canadá en la actualidad

1. La época de la expansión y exploración

Cuando los primeros europeos llegaron a lo que hoy es Canadá encontraron poblaciones nativas en el estadio cultural de la Edad de Piedra. Su lugar de procedencia sigue siendo objeto de debate, aunque la teoría más aceptada es la de la emigración transiberiana, realizada hace unos 30.000-75.000 años, cuando aún existía un puente de tierra en el estrecho de Bering. Desde lo que hoy es Alaska se dispersarían hacia el sur y el este. Los últimos en llegar serían los esquimales o inuit, que se quedaron en el lejano norte y consiguieron organizar una vida armónica en medio de las duras realidades de su entorno. En el siglo XVI los indios no eran más que unas tribus pequeñas que salpicaban la parte norte del continente, tal vez un cuarto de millón de personas en total.

También ha habido constantes discusiones acerca de los primeros descubridores de América del Norte, así como sobre lo que fue realmente descubierto. En el norte de Terranova, en un lugar llamado L'Anse aux Meadous, los investigadores han desenterrado los restos de una pequeña colonia vikinga que existió alrededor del año 1000 y que quizá perdurase unos doce años. Las sagas nórdicas, desde hace mucho tiempo han relatado sus viajes a Islandia, Groenlandia e incluso hasta más allá. Ahora se sabe con certeza que llegaron a Terranova y que probablemente hicieron tres intentos de establecerse allí. Un niño europeo llamado Snorri nació allí, pero la colonia era demasiado débil y estaba demasiado alejada para sobrevivir. Las amenazas de los indios skrelings provocaron su abandono y los vikingos desaparecieron primero de Terranova y luego de Groenlandia, dejando detrás solo leyendas fascinantes y especulaciones. Durante otros quinientos años los indios seguirían conservando su vida de siempre.

En 1497 los ingleses llegaron a los que sería Canadá. Los trabajos de descubrimiento ingleses los hicieron los particulares, los comerciantes de Bristol, la ciudad portuaria del oeste del país. Sus primeros viajes son oscuros, pero parece que durante varios años de la década de 1480 buscaban las islas del Alto Brasil en algún punto de Occidente. Se unieron a un italiano que se llamaba Giovanni Cabotto, quien por fin logró convencer a Enrique VII para que le concediera una carta de exploración de una ruta occidental hacia las Islas de las Especias. En mayo de 1497 Cabotto, o John Cabot, partió de Bristol en un barco pequeño, el Matthew, tripulado por marineros locales. Volvió en agosto después de haber llegado a lo que él llamó Newfoundland. La verdadera naturaleza de esta Nueva Tierra Hallada se ha convertido en un tema de intenso debate desde entonces. Pudiera haber sido la parte norte de Terranova o el cabo Cod, o cualquier punto situado entre ambos.

El más destacado historiador norteamericano de la era de las exploraciones, Samuel Elliot Morison, estaba seguro de que Cabot tocó tierra en el norte de Terranova y los terranovenses tienden a darle la razón. La opinión mayoritaria entre los canadienses opta a favor de la isla de Cabo Breton, al lado sur del golfo de San Lorenzo. Sea como fuera, Cabot hizo por la parte septentrional lo que Colón había hecho por el Caribe: la introdujo en el conocimiento de Europa. El rey de Inglaterra  le recompensó con la cantidad de 10 libras. Al año siguiente partió de nuevo y no regresó. Su hijo Sebastian le sucedió, convirtiéndose en un gran explorador, o en un gran embustero según otras opiniones. Los ingleses no hicieron mucho para aprovechar los conocimientos de manera inmediata, pues estuvieron envueltos en el movimiento protestante y en complicados conflictos dinásticos.

Los europeos, sobre todo los portugueses, vascos y bretones, pescaban habitualmente por los Grandes Bancos a lo largo de la primera parte del siglo XVI, pero sin explorar seriamente y desde luego sin colonizar la parte septentrional de América del norte. Hubo varios motivos para ello: uno fue que el ritmo de exploración, o colonización, estaba estrechamente interrelacionado con otros intereses en la metrópoli; otro, por supuesto, fue porque los españoles y portugueses estaban más ocupados y obtenían más éxito en otras zonas, y finalmente, a los europeos les importaba menos América del Norte en sí que el hecho de cruzarla para llegar a las riquezas de Oriente. América del Norte sería finalmente explorada porque constituía un estorbo.

Otro italiano, el florentino Giovanni de Verrazano, que viajaba al servicio de Francisco I de Francia, exploró la mayor parte de la costa desde el cabo Fear, en lo que es hoy Carolina del Norte, hasta Terranova. Más tarde fue asesinado y comido por los habitantes de las islas caribeñas. Francisco I se consideraba así mismo como el hombre renacentista por antonomasia, de manera que se interesaba por todo, aunque nunca por mucho tiempo. Durante su reinado (1515-1547), los franceses se mostraron activos no sólo en América del norte, sino también en las Indias Occidentales y por la costa de Brasil, donde acabarían por enfrentarse a los portugueses. El mismo Francisco, sin embargo, prefirió dedicarse a luchar en las grandes guerras entabladas entre los Habsburgo y los Valois, y a invadir Italia, donde, en Pavía en 1525, perdió todo todo menos el honor, y pasó una temporada como invitado forzoso de Carlos V en Madrid.

Por tanto, igual que en el caso de Inglaterra, la tarea de exploración en ultramar quedó en manos de emprendedores particulares. Uno de los más grandes de estos entra ahora en escena en la persona de Jacques Cartier, nacido en Saint-Malo en 1491 y ya con una reputación de navegante experimentado cuando conoció al rey Francisco en 1532. Dos años más tarde, con una comisión real y dos barcos pequeños, zarpó de su ciudad natal y navegó rumbo al oeste.

Cartier tuvo una suerte increiblemente buena, pues tuvo un buen tiempo para navegar, y consiguió llegar a Bonavista, en Terranova en solo 20 días en el mar, con lo tuvo tiempo suficiente para explorar antes de que la tripulación empezara a morir o a amotinarse. Siguiendo la costa hacia el norte desde su primer contacto con tierra, bajó a continuación por el estrecho de Belle Isle para penetrar en el gran golfo de San Lorenzo. con esto, aunque sin darse cuenta, los franceses habían encontrado una de las más importante puertas hacia América del Norte. En su primer viaje Cartier pasó un mes en el golfo, llegando a la isla de Anticosti y la península de Gaspé. En agosto  se dirigió a la metrópoli pasando de nuevo por el estrecho de Belle Isle. Francisco I estaba complacido. En 1535 financió una segunda expedición. Al entrar en el golfo otra vez, los viajeros se dirigieron a Gaspé y luego, animados por los indicios que encontraron, siguieron río arriba. Según su interpretación, los indios llamaban a la corriente el río de Hochelaga. Trató de descubrir cuál era el nombre del territorio interrogando a los indios locales, pues pensó, lleno de excitación, que ese gran brazo de mar podía ser el comienzo del estrecho que lo llevase al océano Pacífico. Pero los indios creyeron que les preguntaba qué eran ciertas pequeñas construcciones, ya que parecía señalarlas. Así, le transmitieron la palabra que usaban para «cabañas», que era algo similar a «cañada» (caignetdaze). Como resultado de ello, Cartier llamó a la región CanadáAl cabo de la primera semana de septiembre Cartier llegó a un pueblo indio llamado Stadacona, en la confluencia de dos ríos, un escenario extremadamente impresionante, donde en la actualidad está la ciudad de Quebec.

Los indios querían que se quedaran allí, y de hecho, la estación ya estaba avanzada, pero Cartier decidió proseguir. Con los botes de sus barcos continuó río arriba, obviando una serie de rápidos, hasta llegar a un pueblo indio más grande que se llamaba Hochelaga. Aquí vio una colina alta a la que bautizó como Monte Real, hoy Montreal. Desde su cima pudo ver una inmensa extensión de bosques ondulantes y el brillo plateado del río que llegaba desde el oeste, pero mostrando más rápidos corriente arriba. Como el frío ya había empezado, los franceses tuvieron que invernar en Stadacona. El río se heló hasta una profundidad de casi dos metros mientras que enormes ventiscas amontonaban la nieve contra las chozas y la empalizada; el vino se congeló y con el paso del tiempo los hombres empezaron a morir de escorbuto y otras enfermedades. cuando se embarcaron para regresar a Europa en mayo de 1536 -después de secuestrar al cacique local para exhibirlo en Francia- ya tenían una visión menos rosa de las perspectivas que ofrecía la nueva tierra.

Fueron necesarios cinco años para que Cartier realizara lo que sería su tercer viaje. Mientras que los dos primeros habían constituido un éxito, éste, en general, fue un fracaso. No tenía el mando, ya que el favor real había sido concedido a un noble picardo llamado Sieur de Roberval. Esta vez su misión era establecer una colonia. El embajador español protestó ante Francia, afirmando que esto suponía violar varios tratados, entre otros el de Tordesillas. Francisco le replicó con la famosa observación de que quería ver el testamento de Adán donde se repartió el mundo entre España y Portugal. Cartier partió en 1541, pasó el invierno cerca de la ciudad de Quebec, y tras sufrir varios ataques de indios y numerosas enfermedades, abandonó y zarpó para Francia con los supervivientes. En el camino de vuelta se cruzó con Roberval, que había tardado todo el año en los preparativos, pero éste no tuvo mayor éxito. Pronto su colonia fracasó igualmente.

Esto fue prácticamente el fin de los esfuerzos franceses en Canadá durante el siguiente medio siglo. Las fases tardías de las guerras entre Habsburgos y Valois, y luego, aún más, las guerras de religión francesas absorbieron los intereses de Francia. Ocasionalmente, la lucha religiosa interna produjo algún esfuerzo colonizador, pero todos acabaron en fracasos. En el norte, la acción más notable fue el establecimiento de una colonia en la isla Sable, un yermo banco de arena a unas cien millas de la costa de Nueva Escocia y lugar de innumerables naufragios desde la época de la exploración hasta hoy. Sesenta y ocho colonos, todos presidiarios, partieron en 1598. Cinco años más tarde los once únicos supervivientes fueron devueltos a Francia.

Mientras tanto, el interés por el norte se había desplazado a Inglaterra. Durante los últimos años del siglo XVI, bajo el reinado de la reina Isabel I (1558-1603), los ingleses iniciaron una serie de intentos privados de exploración y expansión. Después de lograr por fin cierto grado de estabilidad interior, se sintieron motivados por diversos factores: el deseo de llegar al oriente, un violento anticatolicismo y una ambición igualmente intensa de enriquecerse. Demasiado débiles para desafiar el dominio hispano-portugués en los mares del sur, buscaban rutas alternativas a Asia. Intentaron hallar una hacia el este por el norte de Europa y fracasaron; trataron de ir por tierra a través de Europa oriental y Asia central y también fracasaron, aunque en un momento determinado Iván el Terrible ofreció casarse con alguna de las doncellas de Isabel con la finalidad de crear firmes relaciones diplomáticas. al fin, intentaron encontrar una ruta norte-oeste.

La búsqueda de ésta se convirtió en uno de los principales temas de descubrimiento y exploración a partir del siglo XVI hasta que, finalmente, ya en 1906 Roald Amundsen lo logró. Al principio de la búsqueda nadie sabía si tal ruta existía o no. A los europeos les pareció que debería haber un estrecho por la parte norte del nuevo mundo. Después de todo, la parte sur se estrechaba en una punta fina, así que la norte debería tener al misma forma. Puesto que deseaban  que estuviera allí, dijeron que allí estaba y lo último que faltaba por hacer era encontrarlo. Así que año tras año durante la última parte del siglo XVI, caballeros intrépidos organizaron sus pequeñas expediciones y marcharon allá. Sus relatos son perturbadoramente repetitivos. Cada vez que llegaban un poco más al norte, o un poco más al oeste, se veían encerrados por el hielo o la tierra, o descubrían que, por algún motivo, la pista seguida era falsa. Pero siempre estaban seguros de que justo al otro lado del próximo promontorio, o a través del próximo canal estrangulado por el hielo, el estrecho mágico se abriría.

Así, partían, resistían y fracasaban, pero volvían a intentarlo una y otra vez. En 1576 Martin Frobisher llegó hasta una larga bahía en la parte sur de la isla de Baffin. Después de bautizarla con su propio nombre, regresó con el barco cargado con lo que esperaba fuera oro, pero resultó ser pirita de hierro. Varios años más tarde, John Davis exploró la costa occidental de Groenlandia. Durante la primera década del nuevo siglo Henry Hudson exploró el mar de Groenlandia y llegó a Spitzbergen. En 1610 encontró el estrecho de Hudson y luego la gran bahía que conducía al sur, posteriormente bautizada con su nombre. Su tripulación se amotinó y le abandonó a la deriva.

En 1613 los ingleses llegaron a la orilla occidental de la Bahía de Hudson y al río Nelson. No lo sabían, pero éste formaba parte de un sistema de que les habría llevado hasta las Rocosas. Estaban a medio camino en el cruce del continente, pero nunca encontraron el estrecho mágico, hasta pasado otro medio siglo no se aprovecharían sus derechos y descubrimientos para organizar la Compañía de la Bahía de Hudson.

Finalmente, por tanto, la colonización de Canadá les tocó en suerte a los franceses por falta de competencia. Varios esfuerzos para establecer colonias en áreas controladas por España o Portugal salieron mal debido a la vigorosa reacción de éstos o por la tendencia de los franceses católicos y los franceses hugonotes a matarse entre sí. A final, en 1603, una nueva figura de la talla de Cartier entra en el escenario: Samuel de Champlain. Nacido en Saintonge, en Brouage, era un soldado y caballero maduro de treinta y tres años cuando se intereso por la exploración y la colonización. Se unió a un grupo que había heredado el comercio de pieles y otros monopolios de los organizadores de la isla Sable.

En 1603 exploraron el San Lorenzo hasta los rápidos más arriba de Montreal, a los cuales llamaron sarcásticamente La Chine. Intentaron y fracasaron en fundar un pequeño asentamiento junto al río. Después se trasladaron a la costa atlántica, exploraron la bahía de Fundy e invernaron en una pequeña isla en el río Ste. Croix, la frontera actual entre Estados unidos y Canadá. En la primavera cruzaron la bahía hacia la actual Nueva Escocia, a la que llamaron Acadia (en francés, Acadie, que proviene de una palabra india que significa "rico", y establecieron un pequeños asentamiento en Port Royal, el primer poblado europeo al norte de la Florida española. En 1607 Champlain regreso a Francia.

En 1608, bajo patrocinio real, zarpó de Francia para efectuar su tercer viaje a Canadá. Nuevamente remontó el río San Lorenzo y el 3 de julio de 1608 fundó una colonia a 650 kilómetros aguas arriba, en un punto donde el río se estrecha y donde las empinadas márgenes facilitaban la defensa de la colonia. Fue la ciudad de Quebec, fundada un año después que Jamestowndonde Cartier había pasado su primer invierno en 1535-36. Quebec pasó tiempos difíciles al principio. El duro invierno septentrional cayó sobre la colonia y de los 28 colonos originales solo 8 seguían con vida cuando llegó la primavera. Sin embargo, Quebec se mantuvo en existencia y fue el núcleo de lo que se llamaría Nueva Francia.

Para su comercio de pieles los franceses dependían de los indios locales, que pertenecían a las tribus llamadas huronas y algonquinas. Estas se hallaban en guerra con los iroqueses, una confederación de tribus indias cuyas tierras estaban en lo que hoy es el estado de Nueva York y que habían conquistado a las tribus indias vecinas, dominando gran parte de los que actualmente es el noroeste de los Estados unidos.

Desplazándose hacia el sur, Champlain descubrió un extenso lago que hoy es llamado Lago Champlain en su honor. En el extremo meridional de este lago, el 30 de julio, los indios algonquinos a los que Champlain acompañaba se encontraron con un grupo de iroqueses. Inmediatamente se inició una lucha, en la que Champlain participó al lado de los algonquinos. Las armas de fuego decidieron la contienda a su favor y los iroqueses huyeron pero, desde ese momento, las tribus iroquesas fueron hostiles hacia los franceses, y se aliaron a los holandeses primero y luego a los ingleses. De los holandeses obtuvieron armas de fuego, y en 1640 fueron los primeros indios que utilizaban armas de fuego en sus guerras. Más de una vez, los vengativos iroqueses llevaron a la Nueva Francia al borde de la extinción. Sin la ayuda de los iroqueses, a la larga tal vez ni los holandeses ni los ingleses hubieran podido resistir contra los franceses en esa región decisiva.

Después de retornar a Francia en busca de más colonos, Champlain volvió a América por cuarta vez en 1610, y en 1611 fundó una colonia a 240 kilómetros aguas arriba de Quebec. La llamó Place Royale y fue el núcleo de la posterior Montreal. En 1613 hizo una expedición hacia el Oeste y en 1615 llegó a la Bahía Georgiana, la extensión septentrional del lago Hurón. Fue el primer europeo que llegó a los Grandes Lagos. Cuando volvió a Francia, Enrique IV había sido asesinado en 1610, y siguieron catorce años de relativa debilidad bajo su hijo menos de edad Luis XIII. Aunque Champlain fortificó Quebec en 1620, no era más que una pequeña colonia y no pudo resistir un ataque naval de los ingleses en 1629. Champlain, que era ahora gobernador de Nueva Francia, se vio obligado a rendirse y estuvo prisionero tres años. Los ingleses también tomaron las colonias francesas de Acadia, Pero tanto Quebec como Acadia fueron devueltos en 1632.

En el interín, en 1624, el capaz cardenal Richelieu había asumido el gobierno como primer ministro de Luis XIII. Bajo su mano firme Francia revivió rápidamente. En 1627 organizó una compañía destinada a estimular la colonización de Canadá. Obtuvo de Inglaterra la devolución de las posesiones francesas y, año tras año, Nueva Francia se hizo cada vez más fuerte. El río que lleva las aguas del lago Champlain al norte, al río San Lorenzo, es llamado hoy río Richelieu en su honor.

En el comercio de las pieles, especialmente en la piel del castor -idónea para la fabricación de sombreros de felpa-, los franceses encontraron una fuente de capital que haría que su colonia fuera económicamente viable. El apoyo de la metrópolí siguió siendo esporádico, pero había justo lo suficiente para autoabastecerse. Lo primeros misioneros, frailes de la orden de los recoletos, llegaron en 1615. Los jesuitas les siguieron 10 años más tarde. Lentamente se construyó una base de granjeros, artesanos y comerciantes. El bosque situado a las orillas del gran río fue talado y Quebec empezó a ramificarse. En Acadia, recios pioneros de Normandía y Bretaña construyeron diques junto a los prados, resistieron las fortísimas mareas -las más altas del mundo-, pescaron en las abundantes aguas y crearon sus propios y pequeños asentamientos. Sin embargo, Acadia se convertiría, más adelante, en el lugar de encuentro entre la rivalidad y antagonismo anglo-francés por el dominio de América del Norte.

A finales de la década de 1620 era claro que los franceses estaban allí para quedarse. Quebec adquiría un carácter específico reflejado en los granjeros habitants, intrépidos  tramperos de pieles que viajaban incansablemente a través de los bosques, misioneros y oficiales del gobierno real, escribanos e intendentes cuya labor consistía en conseguir que la colonia creciera por el buen camino, de acuerdo con la visión de los hombres que dirigían los asuntos desde París y, más tarde desde Versalles.

El gran cardenal Richelieu  se interesó personalmente por las cuestiones coloniales, como hizo en todo lo demás. Algo imperfectamente percibió lo que su sucesor Colbert, formularía claramente: Francia se había embarcado en una campaña de hegemonía en Europa. Los siglos de gloria de España estaban pasando, pero los de Francia acababan de empezar. Richelieu decía a menudo que su meta era hacer que la corona consiguiera la supremacía en Francia y que Francía consiguiera la supremacía en Europa. Para que así fuera, Francia necesitaba un imperio, porque ya en el siglo XVII el poderío europeo estaba convirtiéndose en poderío mundial.

Con esta finalidad, los franceses comenzaron a realizar un esfuerzo consciente para crear un Imperio racional, cartesiano, donde todas las piezas encajasen apropiadamente. Canadá iba a ser una parte íntegra, aunque subordinada, de este todo. Los años medios del siglo XVII vieron la batalla de Rocroi, la paz de Westfala, la guerra de la Fronda y el advenimiento de Luis XIV. La época de exploración tocaba a su fin y comenzaba la expansión y conflicto imperial, pero las intrigas de Richelieu y Colbert, como los sueños de Cartier y Champlain, iban a tener finales bien distintos de lo que sus autores hubieran podido imaginar.

2. Imperios en conflicto (1635-1783)

Cuando murió Champlain en Quebec, en 1635, muchas de las bases para el desarrollo de la mitad septentrional de América del Norte ya estaban configuradas. Francia, atraída por las perspectivas que ofrecían las pieles, el pescado y la emigración de conversos, había conseguido establecerse precariamente tanto en el río San Lorenzo como en Acadia. Inglaterra poseía colonias mejor situadas más al sur, una presencia real en los caladeros de la costa de Terranova y moderadas reclamaciones respecto de Acadia. Durante los próximos ciento cincuenta años, los intereses conflictivos y las rivalidades seculares entre los dos países contribuirían en gran medida a forjar y perfilar el futuro de lo que un día sería Canadá.

A mediados del siglo XVII, ni Francia ni Inglaterra habían prestado mucha atención a esta región de América del Norte. Ambos países habían sufrido una inestabilidad política interna que condujo a la guerra civil y, a diferencia de España y Portugal, no estaban en posición de realizar ningún movimiento importante en el nuevo Mundo. En todo el imperio francés en América del Norte había menos de mil habitantes europeos, y estos estaban en gran medida abandonados y olvidados por el gobierno de la metrópoli. Las ricas pieles del territorio atraían hacia el río San Lorenzo a comerciantes y tratantes franceses, y algunos europeos ya habían empezado a desbrozar y labrar la tierra.

Pero eran los misioneros de la Iglesia católica, especialmente los jesuitas, quienes dominaban esta época del desarrollo de Nueva Francia. Profundamente comprometidos con la conversión al cristianismo de los nativos norteamericanos, fundaban misiones entre los amistosos algonquinos y hurones e, incluso, entre las tribus hostiles de los iroqueses. Para fomentar esta gran labor, en 1639 se creó en París la Société de Notre-Dame de Montréal. Con el dinero recaudado en Francia y el enérgico liderazgo de Paul de Chomedey de Maisonnneuve, en 1642 se estableció una nueva colonia religiosa, Ville-Marie, en una isla del río San Lorenzo. La actual ciudad de Montreal -hoy la segunda población más grande de Europa- nació de esta manera.

La importancia del comercio de las pieles, sin embargo, pronto echaría a perder muchos de estos planes para la colonia. Las tribus iroquesas, con su centro justo al sur de los Grandes Lagos, querían controlar el flujo de las pieles hacia los enclaves europeos, y estaban empeñadas en evitar que se estableciesen estrechos contactos entre los hurones y los franceses. Con el tiempo, esto condujo a la destrucción total de las misiones francesas existentes y, de hecho, a la masacre de los mismos hurones. Además, dado que Montreal estaba tan bien situada en el río San Lorenzo, al vía principal hacia el interior, pronto se convirtió en el centro de comercio más importante en Nueva Francia, lo que provocó la destrucción de la misión religiosa creada por sus fundadores.

Hacia 1660, la negligencia del gobierno francés, la hostilidad de los iroqueses y el descenso de los beneficios del comercio de las pieles llevaron a la colonia al borde del desastre. Sin embargo, en 1661, el joven rey francés Luis XIV pasó a encargarse de los asuntos del gobierno y, al año siguiente, fijo su atención en el nuevo Mundo. A lo largo de la siguiente década, el monarca y su competente ministro Colbert intentarían rehacer y fortalecer el imperio de ultramar. Les ayudo en esta labor uno de los administradores más capaces con los que contó la colonia. Jean Talon fue nombrado intendente de Nueva Francia, responsable de la organización de la economía y encargado de favorecer al aumento de la población, Bajo su vigoroso liderazgo se logró mucho, pero las guerras expansionistas en Europa distrajeron la atención de Luis XIV de su Imperio de ultramar y el desarrollo de nueva Francia acabó languideciendo.

Aunque la población de la colonia creció muy despacio, durante el siglo XVII la extensión de la misma aumentó mucho. Exploradores, misioneros y tramperos penetraron muy al oeste, norte y sur -algunos llegaron hasta las Rocosas-, lo que permitió que Francia reclamara una parte cada vez mayor de América del Norte. Tal expansión, sin embargo, no tardó en llevar a Francia a un conflicto con el Imperio inglés, que se desarrollaba lentamente en la misma zona.

En 1670, el gobierno inglés dio una carta de explotación a una nueva empresa del comercio de las pieles, la Compañía de la Bahía de Hudson -hoy la más antigua de las empresas canadienses-, con el fin de dominar este lucrativo comercio en el área. Esto pronto se convirtió en la principal amenaza al control francés de esta actividad e hizo aumentar las tensiones entre los dos países. Otros conflictos surgían a medida que los franceses avanzaban por los valles de los ríos Ohio y Mississippi, amenazando la seguridad de las Trece colonias inglesas. La guerra intermitente, con incursiones fronterizas, masacres de civiles y alianzas con los indios, pronto llegó un asunto habitual en el panorama de América del Norte.

A pesar de la confrontación internacional y la incertidumbre de la vida cotidiana, las fuertemente arraigadas poblaciones francesas empezaron a evolucionar. Aunque el comercio de las pieles continuó siendo extremadamente importante, la agricultura adquirió cada vez más prominencia. Toda la tierra pertenecía al rey, puesto que los franceses, como la mayoría de los europeos de la época no reconocían los derechos a la tierra de los indios nativos. El rey solía hacer grandes concesiones de tierra a hombres con dinero y posición o, a veces, a la iglesia. Estos, a su vez, repartían las tierras entre los granjeros arrendatarios, o habitants, como más tarde fueron conocidos en Nueva Francia. Estos habitants cultivaban la tierra y construían sus casas  y cada año debían pagar al terrateniente o seigneur una renta. El terrateniente, a su vez, debía pagar su cuota al rey. De esta forma, el seigneur se convirtió en la unidad básica de asentamiento en la colonia, creando gran parte de su estructura social. Las tierras pasaban de generación en generación entre los habitants, pero no sería hasta el siglo XIX cuando la mayoría de esta gente adquirieses de hecho la propiedad de la tierra que ellos y sus antepasados habían cultivado durante tanto tiempo.

Tras el inicial interés de Luis XIV, la emigración no recibió grandes estímulos por parte de la madre patria, así que la población se mantuvo escasa. Sin embargo, una tasa de natalidad muy alta, alentada por la Iglesia y el Estado, junto a un clima muy salubre y alimentos nutritivos, garantizaba su constante aumento. A pesar de las dificultades de su vida cotidiana y los peligros que las -a veces- hostiles tribus nativas creaban, está claro que los colonos de nueva Francia estaban mejor situados económicamente y llevaban una vida más sana y confortable que la de sus semejantes en Francia. Ya hacia 1650 estos colonos habían comenzado a considerarse diferentes. Ciertamente, aún eran franceses, pero de algún modo eran más que eso, era canadeans, como empezaban a llamarse.

Durante el resto del siglo XVII, la existencia de la colonia continuó siendo precaria. El comercio de las pieles, dependiente como estaba de las fluctuaciones de la moda en Europa, era una base insegura para su economía. Luis XIV no tenía interés ene estimular, y algunas veces ni autorizar, a un gran número de ciudadanos franceses que se trasladase al Nuevo Mundo. A la extensa población protestante -los hugonotes- no se les permitió salir del país, de manera que este gran grupo de potenciales colonos no estaba disponible. Mucho del éxito, o fracaso de la colonia dependía de la calidad de liderazgo que llegaba desde la metrópoli para gobernar en nombre del rey. Algunos de los gobernadores e intendentes eran hombres de excepcional capacidad, mientras que otros eran ineficaces y a veces deshonestos e incompetentes.

El más conocido de los gobernadores, anterior a 1700, fue sin duda el pintoresco Louis de Buade, conde de Frontenac, que sirvió en Nueva Francia desde 1672 a 1682 y de nuevo desde 1689 hasta su muerte en 1698. Sus ambiciones, su soberbia, y su genio le crearon bastantes problemas con los hombres con quienes compartía el poder, causando tensiones y a veces, incluso, choques abiertos. Estimuló una gran expansión del comercio de las pieles hacia el interior de América del Norte y se embarcó en una serie de mal aconsejadas incursiones contra las tribus nativas y los colonos ingleses al sur. Muchas de sus acciones políticas le llevaron a un conflicto directo con la cabeza de la Iglesia católica de Canadá, el obispo Laval. Este hizo mucho para asegurar que la colonia permaneciera sólidamente católica y que las ideas peligrosas de la metrópoli se mantuvieran alejadas de ella. No a todos les gustaban la política restrictiva y los métodos autocráticos utilizados por Buade.

Hacia 1700 la colonia, aunque poco poblada y muy extensa, se había establecido de manera firme en las orillas del río San Lorenzo. Se trataba, como se ha dicho, de una sociedad francesa, católica, que basaba su economía en la agricultura y el comercio de las pieles. Aún era muy dependiente de Francia, pero los sucesores de Luis XIV ni tenían gran interés en Nueva Francia, ni estaban convencidos de que mereciera la pena tener un imperio en ultramar. Salvo excepcionales momentos de interés y actividad, la colonia a permaneció olvidada durante el siguiente medio siglo. El desarrollo de la otra colonia francesa en lo que un día sería Canadá era algo diferente del de Nueva Francia. Acadia, en la costa atlántica -aproximadamente las actuales provincias canadienses en Nueva Escocia, la isla del Príncipe Eduardo, Nueva Brunswick y el Estado norteamericano de Maine-, habían sido colonizadas inicialmente por Champlain y otros comerciantes de pieles en 1604 y era conocida por los pescadores al menos un siglo antes de esa fecha. Aunque los escoceses habían intentado establecer un asentamiento allí en 1629 -de ahí el nombre de Nova Scotia o Nueva Escocia que se aplicaba a toda el área y todavía hoy es utilizado como uno de los nombres provinciales-, los franceses normalmente habían logrado el reconocimiento a sus reclamaciones sobre esta zona.

Sin embargo, el comercio peletero pronto entró en declive debido a la masiva caza de los animales, y los escasos comerciantes de pieles se vieron obligados o a volver a Francia o a buscar otro medio de supervivencia. La mayoría se dedicaba a la tierra, construyendo diques para proteger de la acción del mar las bajas marismas saladas que se encuentran en algunas zonas de la bahía de Fundy. Con esta rica tierra, un mercado muy bueno -aunque ilegal- en la cercana ciudad de Boston y mucho y duro trabajo, los acadienses -como llegaron a llamarse- se hallaron pronto prósperos y satisfechos. Eran tan pocos numéricamente -menos de 2.000 en 1700- y la colonia de Acadia tan poco importante a los ojos del gobierno francés que se les permitió desarrollarse a su antojo, en general libres de las injerencias -y de la ayuda- de la madre patria.

Otra parte de lo que en su día sería Canadá ya había merecido considerable atención europea y era el foco de crecientes disputas, especialmente entre Francia e Inglaterra. Los increíblemente ricos caladeros existentes cerca de las costas de Terranova habían atraído a los pescadores de Europa ya antes del célebre viaje de descubrimiento de Colón en 1492. El control sobre este enorme recurso era uno de los premios más ricos que América del Norte ofreció durante el periodo colonial. Cada año centenares de barcos europeos cruzaban el atlántico para pescar en los bancos próximos a la isla, iban a tierra para secar la pesca, recoger la leña y conseguir agua dulce. Paulatinamente, algunos de estos pescadores se establecieron allí y, lentamente, la población europea de Terranova se vio incrementada. Pero dado que ni Francia ni Inglaterra deseaban establecer una colonia civil permanente en la isla, su desarrollo iba a ser discontinuo e inseguro y Terranova no adquiriría el status oficial de colonia hasta bien entrado el siglo XIX.

Las dos primeras décadas del siglo XVIII vieron el comienzo de cambios decisivos en estas colonias. Inglaterra, instada por sus otras colonias en América del Norte, decidió hacer todo lo posible para expulsar a los franceses de la zona. De hecho, está claro que ambas partes sentían que América del Norte era demasiado pequeña para dos potencias imperiales; una u otra tendría que salir triunfante. Durante la guerra de Sucesión Española (1702-1713), Inglaterra organizó varias campañas para extender su imperio, mientras que Luis XIV tenía más interés en reforzar su poder en la misma Europa. Una fuerza combinada de Inglaterra y algunas de sus colonias conquistó Acadia en 1710 y continuó la campaña con un ataque fracasado contra Nueva Francia al año siguiente. El tratado de Utrech, firmado en 1713, redujo seriamente el Imperio francés en América del Norte, puesto que reconoció la posesión inglesa de Acadia -que ahora se llamaría Nueva Escocia.




El tratado dio control a Inglaterra no solo sobre Acadia, sino también sobre los colonos que residían allí. A los Acadienses se les ofreció la opción de marchar a otro dominio francés o de permanecer en la colonia convirtiéndose en súbditos británicos. El territorio ya había cambiado de manos anteriormente y los colonos siempre habían sido ignorados y abandonados, pero rara vez maltratados. En consecuencia, decidieron quedarse en sus buenas tierras con la esperanza de que les volvieran a dejar en paz. Y así fue durante muchos años. El gobierno inglés abandonó Nueva Escocia exactamente como los franceses habían hecho antes. Pocos colonos ingleses llegaron para perturbar la vida tranquila y próspera de los acadienses y las cosas continuaron igual que antes. A mediados del siglo, sin embargo, la situación cambiaría trágicamente.

Enfrentada a la pérdida de parte de su Imperio norteameriacano, Francia llevó a cabo acciones espectaculares durante los años inmediatamente posteriores a la guerra. Se planeó la fortificación nueva y completa de la Isla Royale -la isla de Cabo Bretón-, tanto para proteger San Lorenzo y los intereses franceses en los caladeros como para usarla como base para una nueva ofensiva francesa. Louisbourg era la ciudad amurallada más grande jamas construida en Norteamérica y pronto adquirió la fama por ser invulnerable-. Provocó el orgullo y confianza entre los franceses y terror entre sus enemigos. En 1745, durante la guerra de Sucesión austriaca, tropas de nueva Inglaterra, ayudadas por la Marina británica, asediaron Louisbourg y la tomaron, solamente para ser devuelta a Francia por los términos de la paz firmada tres años más tarde. Ocupada de nuevo por los ingleses en 1758, la fortaleza fue destruida en 1760. Actualmente, la fortaleza de Louisbourg es un parque nacional histórico y constituye la reconstrucción más grande jamás emprendida en Canadá.


Acadia, antes del inicio de la Guerra de los Siete Años (1756-1763) entre Inglaterra y Francia

En 1755, tras varios años de intentar persuadir a los canadienses para que prestaran juramento de lealtad a Gran Bretaña, el gobernador de Nueva Escocia decidió que su pequeña colonia se hallaba en grave peligro. En su preocupación por la colonia, Charles Lawrence calculó mal la amenaza representada por los neutrales acadienses, pero, no obstante, estos fueron enviados al exilio. Aproximadamente, 8.000 de los 10.000 colonos francoparlantes de nueva Escocia fueron expulsados, obligados a buscar nuevos hogares y formas de vida en otros lugares de América del Norte y en Europa. Con el tiempo, algunos buscaron refugio en la colonia española de Luisiana, donde aún residen sus descendientes, llamados cajuns. Algunos volvieron a la región marítima de Canadá, donde aportaron una dimensión francesa importante dentro de una población mayoritariamente anglófona. La expulsión de los acadienses se convirtió en un episodio muy popular en el siglo XIX, principalmente debido a la publicación de la poesía Evangeline, de Henry Wadsworth Longfellow.

Cuando estalló la Guerra de los Siete Años, en 1756, Inglaterra decidió dedicar buena parte de su atención a América del Norte, mientras que Francia, bajo Luis XV, había desarrollado una política que virtualmente implicó el abandono de su imperio. 


La exploración de Canadá desde el siglo XVI y territorios dominados por
Francia e Inglaterra, antes de la Guerra de los Siete Años (1756)

Por tanto, el desenlace final de la lucha era previsible. En 1759 una gran fuerza inglesa bajo el mando del general James Wolfe se enfrentó con los franceses mandados por el general Louis-Joseph Montcalm junto a las murallas de Quebec. La batalla de los Campos de Abraham, en la cual ambos comandantes murieron se considera el punto decisivo en la historia canadiense. Con la rendición de Quebec en el otoño de 1759, solo la llegada de una gran fuerza francesa, tanto militar como naval, en la primavera siguiente hubiera podido evitar el colapso total del Imperio francés, pero jamás fue enviada fuerza semejante. El tratado que puso fin a la guerra en 1763 reconoció la transferencia de casi todo el Imperio francés en América del Norte y señaló una nueva fase en el desarrollo de Canadá.

Operaciones francesas y británicas durante la Guerra de los Siete Años o Guerra India

De acuerdo con las condiciones del Tratado, a los canadienses se les debía permitir permanecer pacíficamente en la nueva colonia británica. Y la mayoría decidió hacer precisamente eso. Rápidamente descubrieron que los ingleses no eran tan malos como temían y que la vida podría proseguir casi como antes. Su religión seguía siendo respetada, así como la posesión de la tierra. Seguramente, éstas eran las cosas más importantes y no la lealtad a un rey lejano que los había abandonado. La transición del Imperio francés al ingles, aunque no sin dolor, fue, no obstante, bastante fácil. El dualismo esencial -franceses e ingleses- de los que sería el país de Canadá se había iniciado.

Años antes, en 1740, el gobierno inglés había comenzado a actuar en nueva Escocia al fundar Halifax, nuevo centro militar y político para la colonia. También fue el principio de los esfuerzos serios de colonización inglesas de lo que hoy es Canadá. La toma de Nueva Francia promocionó la inmigración de más colonos anglófonos, tanto a Montreal como a Nueva Escocia. Otros grupos étnicos y nacionales empezaron a llegar también. Escoceses, irlandeses, alemanes, estadounidenses y otros muchos terminarían enriqueciendo grandemente la cultura de Canadá, para ser seguidos por muchos más durante los siglos XIX y XX.

Con la llegada de los colonos ingleses, muchas cosas empezaron a cambiar. Trajeron con ellos elementos como la imprenta, y los colonos de Nueva Escocia y Canadá -como ya se llamaba la antigua colonia de Nueva Francia- de pronto contaron con órganos de representación propios. Otro paso importante se dio en 1758 en Nueva Escocia con la introducción de la primera forma de gobierno representativo en lo que hoy es Canadá. Por primera vez los colonos podían elegir a quienes debían aprobar las leyes y perfilar la política del gobierno. Los ciudadanos aún no tenían pleno control sobre su gobierno, pero fue un comienzo importante.

Cuando la lucha de ciento cincuenta años con Francia se acabó por fin en América del Norte, Inglaterra creía que sus problemas en buena medida habían terminado. Sin embargo, a principios de los años de 1760 se manifestaron nuevas dificultades con algunas de sus colonias del Nuevo Mundo. La insatisfacción y el disgusto ante la política británica empujaron a las Trece Colonias del litoral atlántico a la rebelión abierta. Cuando los combates de verdad empezaron en 1775, las colonias de Nueva Escocia y Canadá eran perfectamente conscientes de la situación y hubo un considerable grado de comprensión hacia la causa de los rebeldes.

Sin embargo, los intereses de estas dos colonias más recientes no estaban demasiado afectados por las nuevas leyes que tanto encolerizaban a los colonos más antiguos. Además, ambas eran bastante pequeñas y tenían fuerzas militares o navales británicas estacionadas en su territorio. Una contraproducente invasión de Canadá por las fuerzas rebeldes en el otoño de 1775 apagó bastante la anterior simpatía para su causa. En ninguna colonia hubo un levantamiento serio en apoyo de la revolución norteamericana y cuando los combates se acabaron al fin, en 1783, los neoescoceses y los canadienses se encontraban de nuevo al otro lado de una frontera que les separaba de las colonias más grandes del sur. Quedaban establecidas las bases para un nuevo y diferente desarrollo.


La América del Norte Británica tras el Tratado de Paris (1763)

3. Diversidad regional (1784-1867)

La revolución americana de 1775-1783, tal vez fuera el acontecimiento más importante de la historia de Canadá. Dividió las posesiones británicas en América del norte en dos entes distintos: los Estados Unidos de América al sur y la América del Norte británica en la parte septentrional. Y mientras que las colonias separadas del norte antes habían sido de poca importancia para Gran Bretaña, comparadas con las más rentables Trece Colonias, ahora adquirieron mayor importancia.

No todos en las Trece Colonias estaban de acuerdo con los objetivos o los métodos de los revolucionarios, pero una vez comenzadas las hostilidades resultó casi imposible permanecer neutral. Más de 100.000 personas huyeron de los Estados Unidos durante esta lucha. Muchos emigrantes regresaron a Gran Bretaña o huyeron a las Indias Occidentales, y aproximadamente 40.000 se dirigieron hacia el norte, a Quebec, y a las colonias marítimas. Aunque los americanos consideraban a estas personas como traidores, los canadienses les llamaban leales, y los historiadores posteriormente han alabado sus heroicas hazañas.

Había leales de toda condición: granjeros, comerciantes, médicos y abogados. La mayoría eran granjeros que llegaban allí atraídos por las donaciones de tierra que por consideraciones ideológicas. Muchos eran inmigrantes británicos recientes que todavía permanecían leales a la madre patria. Otros aborrecían la violencia o habían perdido sus trabajos. Grupos de etnias minoritarias, cuáqueros y menonitas, temían por su cultura y tradiciones y emigraron al norte. Más de tres mil norteamericanos negros se convirtieron en leales a cambio de tierras y de la liberación de la esclavitud.

Estas personas, sin embargo, recibieron tierras infértiles y sufrieron persecución por su color. Con el tiempo, algunos negros se trasladaron a otras zonas de la América del Norte británica o se embarcaron para Sierra Leona, en la costa africana. Una suerte parecida les tocó a los pueblos nativos que lucharon por la causa británica. Las grandes extensiones de tierra prometidas pronto acabaron en manos de los colonos blancos. La llegada de unos 7.000 leales a la parte occidental de Quebec alteró drásticamente la situación en esta colonia. Por primera vez había aquí un número sustancioso de colonos británicos, aproximadamente un 15% del total. Los leales habían arriesgado sus vidas y perdido sus posesiones en apoyo de gran Bretaña. Ahora exigían sus derechos como ciudadanos británicos: un gobierno elegido, el derecho civil británico y la Iglesia protestante. Estos cambios, sin embargo, les enfrentaron a los francocanadienses, que aún componían la gran mayoría de la población. Para resolver este problema el gobierno británico se dirigió a Guy Carleton, nombrado lord Dorchester. Carleton había resuelto la situación en 1774, pero esta vez solo pudo aplazar la solución. Aun siendo amigo de los francocanadienses, había luchado con los leales y simpatizaba con su causa. Al fin, en 1791, Quebec fue dividido en dos colonias diferentes, Alto Canadá y Bajo Canadá -las actuales provincias de Ontario y Quebec

En el Bajo Canadá los franco-canadienses recibieron las garantías del derecho civil francés y los métodos de propiedad de la tierra, el derecho al voto, a ocupar cargos políticos y a practicar su religión. en el alto Canadá, que abarcaba la mayor parte de los asentamientos leales, se aplicaban las leyes británicas. Como en el caso de las colonias marítimas, ambos sistemas de gobierno consistían en una asamblea elegida por sufragio popular, dos consejos nombrados por el gobernador -a menudo de carácter vitalicio- y un gobernador nombrado que tenía que dar la aprobación final a todas las leyes. Durante un tiempo este compromiso satisfizo a la mayoría. Sin embargo, en 1837 rebeldes de ambas colonias marcharon contra las autoridades británicas.

Mientras, los habitantes de las colonias marítimas también vieron su existencia gravemente afectada  por la revolución americana. Aunque muchos tenían parientes cercanos en las Trece Colonias, prefirieron permanecer neutrales durante el conflicto. La oleada inmigratoria de 30.000 leales cambio la distribución de la población en Nueva Escocia, ya que 14.000 de ellos se establecieron en los valles de los ríos St. John y Ste. Croix, no poblados hasta entonces. En 1784 la colonia de Nueva Brunswick, dominada por los leales, fue separada de Nueva Escocia. Gradualmente, ambas colonias crecieron tanto en población como en prosperidad. Los acadienses deportados regresaron, pero tuvieron que establecerse forzosamente en nuevos lugares, principalmente en Nueva Brunswick. Más tarde, colonos irlandeses, ingleses, galeses y escoceses llegaron para aumentar la población, que creció desde solo 25.000 habitantes en Nueva Brunswick, hasta más de 200.000 en 1851, y hasta 275.000 en Nueva Escocia.

Las guerras napoleónicas estimularon el comercio en Nueva Escocia, especialmente en su capital, Halifax, que albergaba a la Marina británica. El control de Napoleón sobre los bosques bálticos obligó al gobierno de Londres a recurrir a sus colonias norteamericanas para fabricar mástiles de pino y otros productos madereros esenciales. Nueva Brunswick y el valle del río Ottawa, en particular, estaban dotados de bosques accesibles de abeto y pino. Pronto, el interior resonó con el ruido de las hachas, mientras los leñadores talaban, arrastraban y embarcaban en balsas la madera aserrada hasta las poblaciones costeras para su transporte transatlántico. La entrada de Estados Unidos en las guerras napoleónicas, en 1812, estimuló todavía más el comercio en las colonias marítimas.

Aunque oficialmente Estados Unidos estaba en guerra contra Gran Bretaña, los Estados americanos colindantes con las colonias marítimas se opusieron a la decisión del presidente Madison y el conflicto con el Alto y el Bajo Canadá rara vez desbordó los límites de las provincias costeras.

La demanda de madera, pescado y productos agrícolas provenientes de las colonias marítimas recibió un estímulo con la Guerra de Crimea, el Tratado de Reciprocidad de 1854 con Estados Unidos sobre recursos naturales y la guerra civil norteamericana. Nueva Escocia desarrolló una economía diversificada basada en la pesca, el comercio y la agricultura, mientras que la de Nueva Brunswick estaba dominada por los altibajos de su producción maderera. El creciente comercio dio lugar a la aparición de una industria de construcción naval vigorosa y para los años cincuenta las colonias marítimas contaban con la cuarta marina mercante en volumen del mundo.

Las dos provincias también alcanzaron la madurez política en este periodo. Aunque la población estaba desperdigada en comunidades aisladas a lo largo de la costa, y dividida además por diferencias de religión entre baptistas, anglicanos, presbiterianos, luteranos, metodistas y católicos, todos lo varones obtuvieron el derecho al voto si poseían un mínimo de propiedad. Y para 1848, ambas colonias habían conseguido la autodeterminación local.

Las dos colonias isleñas la isla del Príncipe Eduardo y Terranova- tardaron más en desarrollarse, pero para mediados de siglo también eran relativamente prósperas. Terranova, la mayor colonia atlántica, con un territorio ligeramente superior al de Japón, estaba aislada del resto del país. Desarrolló así su propia cultura particular expresada en todo, desde los dialectos y la música hasta la gastronomía y el folclore. Puesto que las flotas de pesca inglesas deseaban evitar la competencia local, la población de la isla creció tan despacio que para 1800 solo tenía 20.000 habitantes, y el gobierno estaba en manos de un gobernador con poderes casi dictatoriales que solo pasaba allí los meses de verano. La justicia era administrada por los capitanes de los primeros barcos de pesca que llegaban a puerto cada primavera.

Estas duras condiciones fueron exacerbadas por intensas rivalidades étnicas, religiosas y de clase. Los colonos ingleses vivían sobre todo en la capital, St. John. Desde allí dominaban la economía de toda la isla, principalmente controlando el suministro de sal importada, imprescindible para conservar el producto de exportación más importante de Terranova: el bacalao. Esto dividió a los comerciantes y a los pescadores de los pequeños puertos. los primeros eran normalmente ingleses y anglicanos, mientras que los últimos eran católicos irlandeses.

En parte como resultado de estas divisiones, la isla no contó con un gobierno representativo hasta 1832, pero desafortunadamente, las elecciones y la votación abierta solo sirvieron para enardecer las tensiones étnicas y religiosas. Así que, después de una campaña electoral especialmente violenta -durante la cual varias personas fueron muertas y bastantes propiedades privadas destruidas-, Gran Bretaña suspendió la constitución en 1842.

La economía de la isla respondió mejor que el sistema político. Aunque la pobre naturaleza de la tierra limitaba las tareas agrícolas, las enormes cantidades de bacalao eran más que suficientes. El bacalao era secado en tierra, se le salaba ligeramente y se le embarcaba hacia los países del Caribe y el Mediterráneo, Italia y España inclusive. Durante la década de 1830 la caza de la foca también se hizo rentable y representó aproximadamente el 35% de las exportaciones. Gracias a esta prosperidad, a la disminución de las tensiones religiosas y a la reforma política implantada en otras partes de la América del Norte británica, el derecho a la autodeterminación local fue concedido en 1855.

La isla de Príncipe Eduardo también tenía sus propios problemas. En 1767, Gran Bretaña había dividido la colonia en sesenta y siete parcelas de tierra, y las había entregado a los ciudadanos más destacados, que prometían colonizar la isla. Mientras que algunos de estos terratenientes sí colonizaron sus propiedades, normalmente con colonos indigentes de origen escocés, inglés e irlandés, la mayoría de los propietarios ignoraban esta pequeña mota en el golfo de San Lorenzo. Y ya que la mayoría de los terratenientes prefería alquilar en vez de vender, los siguientes colonos preferían establecerse en otras zonas del territorio, donde la tierra era gratuita. La población aumentó lentamente desde 1.200 personas en 1783 hasta 81.000 en 1861. Cuando Walter Patterson, el primer gobernador, pisó tierra en la capital, Charlottetown, en 1770 no había allí un lugar de oración, y únicamente dos edificios eran dignos de este nombre.

El problema más importante, sin embargo, era la imposibilidad de los arrendatarios de comprar su tierra. Se habían hecho varios esfuerzos para rectificar esta situación, pero, una y otra vez, los terratenientes o sus agentes en la isla ejercían su poder de control sobre el gobierno para frustrar estas tentativas. Los reformistas, por tanto, buscaban una transformación política que haría al ejecutivo responsable ante los representares elegidos. Gracias al éxito de los reformadores en Nueva Escocia y en Nueva Brunswick, la isla consiguió la autodeterminación local en 1851. Sin embargo, el gobernador retuvo el poder de proteger los derechos de los terratenientes.

El nuevo gobierno logró gradualmente obtener concesiones de los terratenientes, pero para muchos de los arrendatarios no eran lo suficiente amplias y en 1864 decidieron no pagar el alquiler. Finalmente, se trajeron tropas desde Halifax para sofocar los disturbios. Las cosas quedaron así hasta que la isla de Príncipe Eduardo se unió a la confederación en 1873.

La frustración producida se vería atenuada gracias a una próspera economía. Denominada la granja de un millón de acres, la isla exportaba pescado y productos agrarios, especialmente patatas y ganado, a las otras colonias atlánticas, y, después del Tratado de Reciprocidad en 1854, a Estados Unidos. Esta edad de oro también fue alimentada por el crecimiento de la construcción naval. Dotados de un buen suministro de madera y puertos profundos y protegidos, los astilleros brotaron en más de cien lugares diferentes. Estos barcos se cargaban de madera o productos agrícolas y navegaban hasta Gran Bretaña, donde tanto la carga como los mismos buques eran puestos a la venta.

Mientras las colonias marítimas pudieron solucionar sus problemas políticos -como un político exageró, sin dar un solo golpe ni romper un cristal-, el camino hacia el gobierno representativo en los dos Canadás estuvo pavimentado por la violencia y los derramamientos de sangre. Los problemas más serios se desarrollaban en el Bajo Canadá. Aquí, el conflicto normal entre los elementos democráticos de la colonia y sus dirigentes oligárquicos fue exacerbada por antipatías étnicas y religiosas. Los francocanadienses, que aún componían la mayoría de la población, se habían aprovechado del gobierno representativo adoptado en 1791 para fortalecer su conciencia de ser un pueblo distinto en América del Norte.

La guerra de 1812, en la que los franco-canadienses lucharon en defensa de su patria contra los agresores de los Estados unidos, contribuyó además a reforzar sus sentimientos. Sus dirigentes glorificaban la vida agrícola y deseaban conservar la lengua franco-canadiense, el sistema señorial, las leyes civiles y el catolicismo. La oposición vino de los ricos comerciantes británicos, que residían principalmente en Montreal y controlaban el comercio al por mayor de la colonia, las industrias de la madera y la construcción naval, y las exportaciones de trigo. Para fomentar el crecimiento del transporte y el comercio, los comerciantes británicos querían canales, barcos y puertos más profundos. Para mejorar los productos agrícolas esperaban alentar a los inmigrantes británicos para que se establecieran en la colonia. Dos formas de vida diferentes se enfrentaban ahora.

Ambas partes intentaron alcanzar sus objetivos consiguiendo el control del gobierno. Los franco-canadienses pronto lograron dominar la asamblea elegida democráticamente, mientras que los comerciantes trataban de que los sucesivos gobernadores británicos les nombraran para los consejos. El resultado fue un empate político. Louis-Joseph Papineau dirigió el movimiento de reforma en el Bajo Canadá, apoyado por sus colegas de la clase profesional -médicos, abogados y  periodistas- frustrados en su búsqueda de prestigio y empleo. comprobaban que los puestos de la administración civil estaban en manos de los británicos.

La depresión económica de los años 1830 agravó estas tensiones. Una serie de malas cosechas radicalizó a los habitants, especialmente cuando el gobierno por los inmigrantes británicos al Bajo Canadá en 1834, causó la muerte de 7.000 personas, la paranoia y la suspicacia llegaron a tal extremo que muchos franco-canadienses acusaron a los británicos de genocidio. Llevados hasta la desesperación por la situación económica, frustrados en la arena política y dominados económicamente por los británicos, los franco-canadienses comenzaron a encaminarse por la senda de la rebelión armada. 

Un problema parecido, menos en su aspecto de conflicto étnico, existió en Alto Canadá. aquí, un pequeño grupo de parientes interrelacionados y sus allegados controlaban el gobierno para sus propios intereses económicos y sociales. El favoritismo existía por doquier. Los funcionarios, incluyendo a jueces y maestros, podían ser cesados por votar a los candidatos equivocados, o por hacer declaraciones pronorteamericanas. Aunque la Iglesia anglicana estaba en minoría, recibía la séptima parte de todas las tierras públicas y controlaba el sistema educativo. Los reformistas, por tanto, exigieron una forma más democrática de gobierno, similar a las de Gran Bretaña o los Estados unidos, aunque este último punto incitó los gritos de traición y deslealtad de los elementos leales de la élite dominante. Como en el Bajo Canadá, la depresión económica de los años treinta polarizó las opiniones y permitió el predominio de los reformadores más exaltados, como William Lyon Mackenzie.

La chispa que inició las rebeliones se encendió el 6 de noviembre de 1837 con una reyerta callejera en Montreal, entre dos pandillas de jóvenes, franceses y británicos respectivamente. El gobernador ordenó la salida de las tropas y la detención de Papineau y sus seguidores. Cuando Papineau huyó al campo, y más tarde a los Estados Unidos, la rebelión comenzó. Después de una inesperada victoria inicial, los patriotes fueron aplastados rápidamente por las tropas regulares británicas, mejor armadas y entrenadas. La causa rebelde no fue apoyada cuando el clero católico prohibió a sus fieles portar armas bajo pena de excomunión. Al año siguiente otra insurrección fue sofocada con facilidad. A fines de año más de ciento cincuenta personas habían muerto y las cárceles estaban abarrotadas.

El levantamiento del Bajo Canadá sirvió de detonante para el conflicto del Alto Canadá. Cuando el gobernador envió tropas regulares a luchar contra los patriotes, Mackenzie decidió actuar. El 5 de diciembre, 800 granjeros conjurados y decididos, armados con porras, horcas, piedras y algunos mosquetes, marcharon a la capital, Toronto. El resultado fue una escena de ópera bufa. En los arrabales de la población un puñado de defensores bien escondidos dispararon una descarga contra los agresores y, acto seguido, ante la superioridad de fuerzas atacantes abandonó sus armas y huyó. La primera línea de Mackenzie devolvió el fuego y se echó al suelo para volver a cargar. Entre el ruido y la creciente oscuridad, los que estaban detrás, convencidos de que los fusileros habían sido abatidos, retrocedieron y huyeron. Aunque Mackenzie escapó por la frontera y hubo varios brotes de insurrección en otras parte, de hecho la rebelión se había terminado.

El conflicto, sin embargo, hizo recordar a Gran Bretaña los problemas de sus colonias en América del Norte, y Lord Durham fue enviado para investigar la situación y proponer soluciones. Durham estaba de acuerdo con las quejas de los reformadores en el Alto Canadá, pero tenía poca simpatía por los franco-canadienses, a quienes describió erróneamente como un pueblo sin historia ni literatura. Puesto que eran un pueblo atrasado, Durham tomó la decisión de que deberían ser asimilados, y recomendó la unión de las dos colonias y que les fuera concedida la autodeterminación. Esto permitiría que los colonos ingleses tuvieran una superioridad numérica sobre los francocanadienses y pudieran imponer una política integracionista. Aunque el gobierno británico creó la Provincia Unida de Canadá en 1841, no aprobó la reforma política hasta siete años más tarde. En la pugna que siguió para la creación de un gobierno representativo, los franco-canadienses lograron asegurar su supervivencia como comunidad autónoma.

La década de 1840 conoció años de turbulencia económica y social. Miles de irlandeses enfermos y hambrientos entraron en Canadá a raudales después de la carestía provocada por el fracaso de la cosecha de patatas. Aunque estos inmigrantes ofrecían la mano de obra necesaria para las fábricas y para la construcción, suponían un oneroso lastre para el rudimentario sistema de vida en la colonia y contribuían a las divisiones raciales en ambos Canadás. La economía cayó en picado a finales de los años cuarenta, cuando Gran Bretaña optó por el libre comercio. La pérdida del hasta entonces protegido mercado de grano y madera condenó a la economía a un descenso radical y, en parte, fue responsable del incendio de los edificios del Parlamento en Montreal en 1849 y del nacimiento de un movimiento de corta vida a favor de la anexión al año siguiente. El Tratado de Reciprocidad de 1854 con los Estados unidos, sin embargo, coincidió con un relanzamiento de la economía basada en la madera y los productos agrarios. El crecimiento mercantil e industrial también se vio beneficiado desde el comienzo del boom de la construcción ferroviaria, que pronto cruzó la provincia con raíles de hierro.

Al oeste de los Canadás había millones de acres de tierra de pradera. Durante casi dos siglos este territorio de la Compañía de la Bahía del Hudson había sido contemplado únicamente como zona para el comercio de las pieles y, a excepción de unos mil colonos y traficantes de pieles blancos, estaba poblado exclusivamente por los nativos y los metis. Los metis, originariamente, eran los hijos de padres europeos y madres indias, pero ahora formaban una sociedad distinta y particular. Hablaban varios idiomas, cazaban el bisonte y trabajaban la tierra. Para finales de la década de 1850, sin embargo, los agrimensores habían informado de las buenas perspectivas agrarias en las praderas, y colonos de Ontario empezaron a emigrar hacia el oeste, a la colonia metis de Red River, actualmente Winnipeg.

Más al oeste, al otro lado de las Rocosas, estaban las colonias británicas de Columbia y la isla de Vancouver. La costa del noroeste de Norteamérica había quedado sin explorar hasta los años de 1770. Aunque España había llegado al Pacífico primero, fue necesario conocer los rumores sobre actividades rusas en la zona para obligarla a avanzar hacia el norte desde México. En 1774 Juan Pérez navegó hasta Alaska, y quince años más tarde, los españoles establecieron una colonia en la Sonda de Nootka. A mediados de los años 1790, son embargo, la potencia ibérica se retiró de la costa noroeste en favor de Gran Bretaña, Rusia y los Estados Unidos. Hoy en día, unos cien topónimos sirven para recordar a los canadienses estas tempranas expediciones hispanas.

Antes de 1850 menos de mil blancos poblaban el noroeste canadiense. Las pieles de nutrias de mar, en particular, y las pieles, en general, codiciadas por los traficantes de Canadá, eran sus únicos incentivos económicos. En 1858, sin embargo, el descubrimiento de oro en el río Fraser produjo una avalancha de buscadores que venían incluso desde Australia. La mayoría de ellos llegaba desde los Estados Unidos y cuando el oro escaseó y llegó la depresión económica, muchos de los habitantes sugirieron la anexión con el país vecino. Los colonos más viejos, sobre todo los de la isla de Vancouver, preferían mantener la conexión británica; algunos miraban hacia Canadá, pero éste se encontraba a más de 2.000 millas al este, a través de tierra desconocida.

En los Canadás, la unión de las dos colonias había reducido temporalmente la hostilidad anglo-francesa, pero las tensiones étnicas volvieron a surgir a finales de los años cincuenta y a principios de los sesenta. Muchos habitantes del Alto Canadá se quejaban de que los franco-canadienses dominaban el gobierno y por tanto controlaban la política educativa y la económica, y obstaculizaban la expansión hacia el fértil noroeste, mientras que los del Bajo Canadá estaban constantemente en guardia contra la política integracionista. El resultado fue el empate.

Entre 1849 y 1864 hubo doce gobiernos diferentes. Al fin, los dirigentes de los tres partidos políticos mayores, George Brown, George Cartier y John A. MacDonald, se pusieron de acuerdo para crear una unión general de todas las colonias de la América del norte británica. El problema era como convencer a las prósperas colonias atlánticas de las ventajas de la fusión. En 1864, en varias reuniones celebradas en Charlottetown y en la ciudad de Quebec, los dirigentes de cada colonia se reunieron para considerar la propuesta de los canadienses. Éste puso énfasis en las ventajas económicas de un inmenso país libre de tarifas, la construcción de un ferrocarril transcontinental para unificar la nación, y la oferta de crear un puerto de invierno en la costa atlántica, y los requerimientos de defensa de cada colonia, ya que la guerra civil americana estaba llegando a su fin y los vencedores amenazaban a marchar hacia el norte.

A pesar del apoyo entusiasta de Gran Bretaña para este arreglo, la Confederación no se consiguió hasta el 1 de julio de 1867, debido a los temores de muchos de los habitantes de las colonias marítimas a ser engullidos por los más numerosos canadienses del centro. Excepto en campos como el comercio exterior, las relaciones con otras naciones y los cambios constitucionales, Canadá era ya un país independiente. A lo largo de los seis años siguientes, el primer ministro, John A. MacDonald, convenció a la indecisa Isla de Príncipe Eduardo para unirse a Canadá, compró los territorios del noroeste a la Compañía de la Bahía de Hudson y atrajo la colonia de la costa noroeste, la Columbia británica, hacia una nueva unión. Terranova, por su orientación hacia Europa, permaneció separada hasta 1949. Una nueva nación acababa de nacer.

No obstante su nombre, Canadá era una unión federal. Las provincias tenían el control sobre los asuntos locales, y el gobierno central y bicameral, en Ottawa, decidía sobre las cuestiones nacionales. Los derechos minoritarios garantizaban el idioma y los derechos de educación para los francocanadienses donde estos existían antes de 1867. La Cámara de los Comunes era elegida por sufragio popular y un Senado nombrado debía proteger los derechos provinciales, aunque el Senado no tenía poderes sobre asuntos económicos. Con pocos cambios, el sistema que se estableció en 1867 permanece vigente hasta hoy.




BIBLIOGRAFÍA.

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viernes, 10 de julio de 2015

Historia de Nepal (V): Desde la Unificación bajo la Dinastía Shah hasta el fin de la Monarquía (1769-2008)


1. La Expansión de Gorkha

Entre los pequeños estados montañeses que luchaban por el poder durante el periodo Malla tardío, se encontraba Gorkha, fundado en 1559 por Dravya Shah en un área principalmente habitado por los Magars. La leyenda remonta su dinastía a príncipes guerreros que emigraron desde Rajputana en la India durante el siglo XV. Durante su temprana lucha por su existencia, la Casa de Gorkha estaba fuera de las dos mayores confederaciones en Nepal occidental. No ocurrió ninguna expansión importante del reino hasta el reinado de Rama Shah (1606-1633), que extendió sus territorios ligeramente en todas direcciones. Durante el siglo XVII y al principio del XVIII Gorkha continuó una lenta expansión y aparecía cada vez más a menudo como un aliado de uno o más de los tres reinos Malla en sus querellas de unos contra otros, dando a los gobernantes del estado montañés experiencia en los asuntos del valle de Kathmandú. Narabhupal Shah (1716-1743) extendió sus tierras hacia el paso de Kairang en el norte y Nuwakot en el este. Intentó tomar Nuwakot y fracasó, pero acordó el matrimonio de su hijo con la hija del raja de Makwanpur.

Su hijo, Prithvi Narayana Shah (1743-1775) hizo pleno uso de su posición para lograr el poder supremo y fue una de las grandes figuras de la historia nepalí. Siguiendo los pasos de su padre, al parecer se dedicó a una temprana edad a la conquista del valle y la creación de un único estado. Antes de iniciar la ofensiva, viajó a Banaras, o Vanarasi, para buscar asistencia financiera y adquirir armamento, obteniendo así una perspectiva personal de las condiciones del mundo exterior, especialmente la posición de la Compañía Británica de las Indias Orientales. A su regreso a Gorkha, estableció una serie de arsenales y entrenó a las tropas en el uso de las armas modernas que había obtenido en la india. Concertó alianzas, o al menos compró la neutralidad, de los estados vecinos.

Cuando el rey Ranajit de Bhadgaon (1722-1769) se peleó con el rey Jayaprakasa de Kathmandú (1735-1768), Prithvi Narayan Shah tomó Nuwakot y puso asedio a Kirtipur (1757), que estaba controlada por el rey de Patan, Tej Narasimha (1765-1768). Durante el combate, Prithvi Narayana casi resultó muerto, y cuando sus tropas fracasaron en tomar la ciudad se retiró. En este punto cambió de dirección, como los Gorkhas iban a hacer una y otra vez. Los Gorkhas establecieron un bloqueo en el valle entero, cerraron todas las rutas de comercio. Los agentes gorkhas estaban activos en las ciudades, y el ejército intentó matar de hambre al valle hasta la sumisión.

Cuando un segundo asedió de Kirtipur resultó infructuoso (1764), Prithvi Narayan Shah volvió su atención hacia Lamji, uno de los principados Chaubisi, y lo invadió después de varias batallas sangrientas. El ejercito gorkha reapareció en Kirtipur. Después de un asedio de seis meses, la ciudad fue entregada a traición a los gorkhas (1766), y sus habitantes fueron mutilados deliberadamente. Los gorkhas se dirigieron a Patan en 1767, pero su atención fue desviada por la aparición de una fuerza expedicionaria de 2.400 hombres enviada por la Compañía Británica de las indias Orientales para ayudar a los reyes tradicionales del valle. La columna británica, devastada por la malaria contraída en el Tarai, tuvo que retirarse rápidamente sin lograr otra cosa que retrasar a los Gorkhas. Esta oposición simbólica de los británicos no fue olvidada por Prithvi Narayan Shah y sus sucesores. Con el campo despejado de nuevo, el 29 de septiembre de 1768, las tropas Gorkhas penetraron en Kathmandú mientras la población estaba celebrando un festival religioso y tomaron la ciudad sin lucha. Jayaprakasa huyó a Bhadgaon con Tej Narasimha y Prithvi Narayan Shah fue coronado rey en Kathmandú. Pronto entró en Patan sin oposición y luego avanzó contra las villas al este de Bhadgaon, llegando ante la ciudad el año siguiente. Sus tropas fueron admitidas en Bhadgaon por los nobles que habían sido comprados. Ranajit se retiró a Banaras, Jayaprakasa se retiró a morir en el santuario de Pashupatinah, y Taj Narasimha murió en prisión. Por primera vez, el gobernante montañés, el raja de Gorkha, se había convertido en el único soberano en el valle de Kathmandú. Uno de sus primeros actos en 1769 fue expulsar permanentemente de su territorio a todos los extranjeros, incluyendo los comerciantes, misioneros católicos romanos, e incluso músicos o artistas influenciados por el estilo de la India del norte. 

La conquista de los tres reinos solo fue el comienzo de una destacada explosión del poder militar Gorkha a través del toda la región del Himalaya. Prithvi Narayan Shah rápidamente hizo un movimiento hacia los estados Chaubisi en el oeste, pero después de encontrar resistencia en Tanahu, los ejércitos Gorkhas se dirigieron al este en territorio Kirata, invadiendo todo el Nepal oriental hacia 1773. Ellos estaban preparados para la invasión de Sikkim, pero debido a que sus gobernantes venían del Tibet, Sikkim fue visto como cliente del Tibet (y por tanto de los chinos). Una advertencia de Tibet y la muerte de Prithvi Narayan Shah detuvieron las hostilidades, pero en 1779 comenzó una invasión a gran escala. Se encontró resistencia hasta 1788, cuando las fuerzas Gorkhas enviaron al gobernante de Sikkim al exilio en el Tibet y ocupó todo el Sikkim occidental. La guerra de guerrillas continuó cuando los Gorkhas construyeron una base cerca de Vijaypur para administrar las conquistas orientales. En el oeste, una alianza matrimonial con los rajas de Palpa los mantuvo tranquilos mientras el general Rama Krishna Rana conquistaba Tanahu Lamjung (rival tradicional de Gorkha) y avanzó hacia Kaski hacia 1785. En torno a 1790, todos los gobernantes hasta el río Kali se habían sometido a los Gorkhas y habían sido sustituidos. Incluso más al oeste se situaba Kumaon, en los estertores de una lucha civil entre dos coaliciones de zamindars (grandes terratenientes responsables de la recaudación de impuestos en sus jurisdicciones), que luchaban para controlar la monarquía. Un grupo invitó a la intervención de los Gorkhas, que derrotó a las fuerzas locales en dos batallas y ocupó la capital, Almora en 1790. Los Gorkhas estban preparados para mayores aventuras, pero por entonces estaban irritando a los jugadores más grandes y comenzaban a encontrar resistencia a sus ambiciones.


Proceso de unificación del moderno estado de Nepal bajo la dinastía Shah


2. La lucha por el poder en la corte

La prematura muerte de Pratap Singh Shah (1775-1777), hijo mayor de Prithvi Narayan Shah, dejó un enorme vacío de poder que permaneció sin rellenar durante décadas, debilitando seriamente al emergente estado nepalí. El sucesor de Pratap Singh Shah fue su hijo Rana Bahadur Shah (1777-1799), de dos años y medio de edad en su ascensión. El regente interino hasta 1785 fue la reina Rajendralakshmi, seguida por Bahadur Shah (1785-1794), segundo hijo de Prithvi Narayan Shah. La vida de la corte estuvo consumida por la rivalidad centrada en los alineamientos con estos dos regentes más que en asuntos de administración nacional. En 1794 el rey llegó a la mayoría de edad, y en 1797 comenzó a ejercer el poder por sí mismo. La juventud de Rana Bahadur se había pasado a todo lujo en medio de intrigas mortales y le había incapacitado para la dirección de su propia vida o del país. Se enamoró de una viuda brahman Maithili, Kantavati, y despejó el camino hacia el trono para su hijo ilegítimo, Girvan Yuddha Shah. Desconsolado después de la muerte de su  amante en 1799, Rana Bahadur comenzó a desarrollar una conducta tan irracional que los ciudadanos destacados pidieron su abdicación. Fue obligado a entregar su trono a Girvan Yuddha Shah, de un año y medio de edad, y se retiró a Banaras.

Durante la minoría del rey, Damodar Pade se hizo cargo de la administración como mukhtiyar, o primer ministro (1799-1804), con control completo sobre la administración y el poder de dirigir los asuntos exteriores. Estableció un importante precedente para la historia nepalí posterior, que ha visto una lucha recurrente por el poder efectivo entre el rey y el primer ministro. La política principal de Damodar Pande fue proteger al joven rey al mantener a su imprevisible padre en Banaras para enfrentar unas contra otras las estrategias de las esposas del rey retirado. Hacia 1804 esta política fracasó. El rey anterior maquinó su regreso y se hizo cargo como mukhtiyar. Damodar Pande fue ejecutado y reemplazado por Bhimsen Thapa como administrador principal (kaji). En un extraño giro de acontecimientos en abril de 1806, Rana Bahadur Shah discutió en una audiencia pública con su medio hermano, Sher Bahadur. Este último sacó su espada y mató a Rana Bahadur antes de ser antes de ser atravesado por un cortesano cercano. Tomando ventaja de esta oportunidad, Bhimsen Thapa se convirtió en primer ministro (1806-1837), y la reina secundaria de Rana Bahadur Shah, Tripurasundari, que apenas había llegado a la pubertad a la muerte de su esposo en 1806, se convirtió en regente (1806-1832). Ambos trabajaron juntos para liquidar a 93 de sus enemigos. La muerte de Girvan Yuddha Shah en 1816 y la ascensión de su hijo pequeño significaron la retención de la regencia en manos de la reina.

La lucha por el poder en la corte tuvo desafortunadas consecuencias tanto en los asuntos exteriores como para la administración interior. Todos los partidos intentaron tener contento al ejército para evitar interferencias en los astutos de la corte y a los militares le fue dada mano libre para perseguir conquistas incluso más grandes. En tanto que los Gorkhas estaban invadiendo estados montañeses desunidos, esta política –o falta de política- era adecuada. Inevitablemente, la agresión continuada llevó a Nepal a colisiones desastrosas con los chinos y los británicos. En el interior, debido a que las luchas de poder se centraban en el control del rey, hubo pocos avances en prepara procedimientos para compartir el poder o la ampliación de las instituciones representativas. Un cuerpo consultivo de nobles, una corte real llamada la Asamblea de Señores (Bharadari Sabha) estuvo en vigor después de 1770 y tuvo una participación sustancial en los asuntos políticos principales. La asamblea estaba compuesta por altos cargos del gobierno y cortesanos dirigentes, todos cabezas de importantes familias Gorkhas. En la intensa atmósfera que rodeaba al monarca, no obstante, la Asamblea de Señores se fragmentó en facciones que pugnaban por acceder al primer ministro o a la regente, y se desarrollaron alianzas en torno a relaciones de clientelismo.

Cinco familias principales contendían por el poder durante este periodo: los Shahs, los Chautariyas, los Thapas, los Basnyats y los Pandes. Trabajando para esas familias y sus facciones estaban los brahmanes montañeses, que actuaban como preceptores religiosos o astrólogos, y los Newars, que ocupaban posiciones administrativas secundarias. Nadie más en el país tenía ninguna influencia en el gobierno central. Cuando una familia o facción lograba el poder, mataba, o exiliaba, o degradaba a los miembros de las alianzas opositoras. Bajo esas circunstancias, había pocas oportunidades para cualquier tipo de vida política pública o  para el desarrollo económico coordinado.

3. El cerramiento de Nepal

El estado Gorkha tuvo su más grande éxito al expandirse hacia el este y el oeste, pero también presionó hacia el norte, hacia el Tibet. Existía desde hacía tiempo una disputa con el gobierno del Tibet sobre asuntos comerciales, sobre todo el estatus de los mercaderes nepalíes en Lhasa y otros asentamientos, y la creciente devaluación de la moneda usada en el Tibet. También existía una querella sobre el control de los pasos de montaña hacia el Tibet, incluyendo los pasos de Kuti Karaing al norte de Kathmandú. En 1788 los nepalíes invadieron Sikkim, enviaron una expedición de castigo al Tibet, y amenazaron Shigatse, sede del Panchen Lama, el segundo lama de más alto rango en el Tibet. Recibieron garantías secretas de un pago anual de los tibetanos y las autoridades chinas locales, pero cuando el acuerdo no fue respetado invadieron de nuevo en 1791, saqueando el monasterio de Shigatse antes de retirarse a Nepal. Esos actos finalmente movieron al emperador de Beijing a enviar un enorme ejército al Tibet. Alarmado, el gobierno en Kathmandú celebró un acuerdo de comercio con la compañía británica de las Indias orientales, esperando ayuda en su lucha. Iban a quedar decepcionados debido a que los británicos no tenían intención de enfrentarse a China, donde había tantas oportunidades de comercio potenciales.

En 1792 las fuerza chinas fácilmente forzaron a los nepalíes a salir del Tibet y les persiguieron hasta estar a 35 kilómetros de Kathmandú. Los nepalíes fueron obligados a firmar un humillante tratado  que eliminaban sus privilegios de comercio en el Tibet. Les hacía subordinados al Imperio Qing y les requería para pagar tributo a Beijing cada cinco años. Así, Nepal fue encerrado en el norte, y de nuevo se había demostrado que los británicos no eran dignos de confianza.

El reino de Garhwal en el oeste era un país principalmente montañoso, pero incluía el rico valle de Dehra Dun. A fines del siglo XVIII el reino había sido devastado por conquistadores tan variados como los afganos, los Sikhs del Punjab, y los Marathas desde la India occidental. Los ejércitos de Nepal estuvieron preparados para atacar Garhwal en 1790, pero el asunto con el Tibet desvió su atención. En 1803 después de que Garhwal fuera devastado por un terremoto, los ejércitos nepalíes avanzaron, derrotaron y mataron al raja de Garhwal en batalla, y anexionaron una tierra en ruinas. El general Amar Singh Thapa se desplazó más al oeste y durante una cmapaña de tres años derrotó o compró a los príncipes locales hasta Kangra, la fortaleza más formidable en las montañas. Los nepalíes pusieron asedio a Kangra hasta 1809, cuando Ranjit Singh, gobernante del estado sikh del Punjab, intervino y expulsó al ejército nepalí al este del río Sutlej. Amar Singh Thapa pasó varios años sofocando rebeliones en Garhwal y Kumaon, ciudades que se sometieron a las ocupaciones militares pero nunca estuvieron plenamente integradas en Gorkha. Los nepalíes estaban siendo frenados en el oeste.

Había poco contacto directo con las tierras controladas por la Compañia Británica de las Indias Orientales o sus clientes, pero al comienzo del siglo XIX era cada vez más probable una confrontación. Del mismo modo que Nepal se había expandido hacia el oeste durante el fin del siglo XVIII, así la Compañía había añadido continuamente a sus territorios dependientes o anexionados todo el camino hacia el Punjab. Amar Singh Thapa reclamó las áreas de tierras bajas de Kumaon y Garhwal como parte de sus conquistas, pero David Ochterlony, representante de la Compañía Británica de las Indias Orientales mantuvo una constante resistencia diplomática contra tales pretensiones, que no fueron presionadas. En 1804 Palpa fue finalmente anexionado por Gorkha y con ello llegaron las reclamaciones a partes del área de Butawal en el Tarai. Como las tropas nepalíes ocuparon lentamente esos territorios, los terratenientes locales se quejaron a los representantes de la Compañía Británica de las Indias Orientales de que sus derechos estaban siendo violados. Reclamaciones parecidas en el distrito de Saran llevaron a choques armados entre tropas nepalíes y las fuerzas de los terratenientes locales. Durante esos sucesos, hubo constantes relaciones diplomáticas entre el gobierno de Nepal y la Compañía Británica de las Indias Orientales  y pocos deseos por abrir las hostilidades en uno u otro bando. Los generales Gorkha, no obstante, estaban bastante confiados en su habilidad para librar la guerra en las montañas, y la Compañía, con sus recursos muchos mayores, tenía pocos motivos para ceder ante este agresivo estado, que bloqueaba el comercio en las montañas. Después de retirarse antes de una reocupación de las tropas de la Compañía, la fuerzas nepalíes contraatacaron contra los puestos policiales en Butawal, matando a 18 oficiales de policia. El frágil estado de Nepal estaba en guerra con el Imperio Británico.




En esta etapa de su historia, la única gran fuerza unificadora de Nepal era el ejercito Gorkha y su sistema de suministro. Prithvi Narayan Shah y sus sucesores había hecho lo mejor que pudieron para adoptar las técnicas militares usadas por los británicos en la India, incluyendo artillería moderna, estructuras de mando, e incluso uniformes. Una industria de armamentos y municiones había sido creada por completo en las montañas, basada en materias primas extraídas procesadas localmente, y apoyada por un sistema de trabajos forzosos para transportar los productos. Los soldados en el ejército eran célebres por su habilidad para desplazarse relativamente rápido con sus suministros y luchar con disciplina bajo condiciones difíciles. También conocía el terreno mejor que los británicos, que tenían poca experiencia allí. Aunque el ejército nepalí, estimado en unos 16.000 efectivos, tuviera que luchar en un frente amplio, tenía grandes ventajas logísticas y una enorme reserva de mano de obra para apoyarlo. 

La campaña británica inicial fue un ataque en dos frentes. En el escenario oriental, dos columnas que totalizaba 10.000 efectivos, se suponía que coordinarían sus ataques en el área de Makwanpur-Palpa, pero una pobre dirección y el no estar familiarizado con la guerra en la montaña provocó el colapso de esas campañas.  En el oeste, otras 10.000 soldados en dos columnas iban a converger sobre las tropas de Amar Singh Thapa. Una de las columnas occidentales fracasó miserablemente, pero la fuerza principal bajo Ochterlony ganó la partida al ejército nepalí y derrotó al ejército del general Thapa el 9 de mayo de 1815, llevando a la pérdida completa de Kumaon para Nepal. Las fuerzas nepalíes ya habían demostrado sus habilidades, de manera que la Compañía Británica de las Indias Orientales  no corrió riesgos al año siguiente, dirigiendo 35.000 hombres y más de 100 piezas de artillería bajo Ochterlony para una penetración hacia Makwanpur. Se lanzaron operaciones simultáneas desde el este, protagonizadas por el chogyal de Sikkim contra el ejército nepalí. Las grandes batallas ante Makwanpur a finales de febrero de 1816 tuvieron por resultado la derrota final de las fuerzas nepalíes a principios de marzo. Los diplomáticos ya habían empezado a preprar un tratado de paz, que alcanzó Ochterlony el 5 de marzo. 

La Guerra Anglo-nepalí (1814-1816) fue un desastre total para Nepal. De acuerdo con el Tratado de Sagauli, firmado en 1816, Nepal perdió Sikkim, los territorios al oeste del río Kali (Kumaon Garhwal), y la mayoría de sus tierras en el Tarai. La Compañía Británica de las Indias Orientales tuvo que pagar 200.000 rupias anuales a Nepal para compensar la pérdida de ingresos procedentes del Tarai. Kathmandú también fue obligado a aceptar un residente británico, lo cual era extremadamente alarmante para el gobierno de Nepal porque la presencia de un residente había precedido  normalmente a la conquista inmediata por toda la India. De hecho, el tratado resultó ser menos perjudicial, pues la compañía pronto encontró las tierras del Tarai difíciles de gobernar y devolvió algunas de ellas a Nepal más tarde en 1816, aboliendo simultáneamente los pagos anuales. El retorno del territorio del Tarai fue importante para la supervivencia de Nepal, porque el gobierno utilizó la zona como fuente de concesión de tierras, y es dudoso si el país hubiera podido sobrevivir sin esta fuente de dotaciones. La presencia del residente, también, resultó ser menos dificultoso de lo que se imaginó al principio porque todos los gobiernos posteriores en Kathmandú tomaron medidas estrictas para aislarle al restringir sus movimientos, manteniendo una estrecha vigilancia sobre la gente que conoció. No obstante, los días de gloria de conquista se acabaron, y Nepal había sido restringido a la fronteras que aún tenía a principios de 1990. 

4. Luchas internas entre las facciones aristocráticas 

La aristocracia Gorkha había llevado al país al desastre en el frente internacional pero preservó la unidad política del país, que al final de la Guerra Anglo-Nepalí en 1816 tenía solo unos 25 años como nación unificada. El éxito del gobierno central descansó en parte en su habilidad para nombrar y controlar a los administradores provinciales, que también eran altos oficiales en el ejército. En teoría, esos oficiales tenían grandes poderes locales; en la práctica gastaban poca energía en los asuntos diarios de sus súbditos, interfiriendo solamente cuando las comunidades no podían hacer frente a problemas o conflictos. Otra razón para el éxito Gorkha al unir el país era la disposición de aplacar a los líderes locales mediante la conservación de áreas donde los anteriores reyes y asambleas comunales continuaron gobernando bajo la débil supervisión de Kathmandú. Incluso en las áreas directamente administradas por el gobierno central, las tierras agrícolas eran regaladas como jagir a las fuerzas armadas y como birta a los favoritos de la corte y militares retirados. El titular de tales concesiones, en efecto, se convertía en el señor de los campesinos que trabajaban allí, con poca o ninguna interferencia del estado. Desde el punto de vista del agricultor medio, el gobierno quedaba como una fuerza distante, y la principal figura de autoridad era el terrateniente, que tomaba parte de la cosecha, o (especialmente en el Tarai) el recaudador de impuestos, que a menudo era un individuo privado contratado para obtener por la fuerza dinero o cultivos a cambio de una parte. Para los dirigentes en la administración y el ejército, como las opciones militares se habían convertido en fuentes de empleo limitadas y alternativas, la promoción de la carrera profesional dependía menos de la atención a las condiciones locales que de la lealtad a las facciones que luchaban en la corte. 

El Primer Ministro Bhimsen Thapa, en connivencia con la reina regente, Tripurasundari, quedó en el poder a pesar de la derrota de Nepal. Hizo frente a la constante oposición en la corte de las facciones centradas alrededor de miembros destacados de otras familias, sobre todo los Pandes, que denunciaron lo que ellos consideraban era su cobarde sumisión a los británicos. Bhimsen Thapa consiguió tener bajo control a la oposición al mantener un gran ejército y modernizar su equipamiento y al convencer a los suspicaces británicos de que no tenían intención de utilizar a las fuerzas armadas. Durante la minoría del rey Rajendra Bikram Shah (1816-1847), el primer ministro mantuvo al rey aislado –incluso no tenía la libertad de dejar el palacio sin permiso. Bhimsen Thapa nombró a miembros de su propia familia a las más altas posiciones en la corte y en el ejército, dando a su hermano, Ranbir Singh Thapa, control sobre las provincias occidentales y a su sobrino, Mathbar Singh Thapa, control sobre las provincias orientales. Los Pandes y otros opositores fueron marginados del poder. Aparte del ejército y alguna atención al creciente comercio, poco esfuerzo pudo hacerse en temas de desarrollo nacional.

El equilibrio de poder comenzó a cambiar después de que el rey llegara  a la mayoría de edad y la reina Tripurasundari muriera en 1832. El Primer Ministro perdió su principal apoyo en una época en que el joven soberano estaba cayendo bajo una influencia mayor de la facción Pande en la corte. En 1833 Brian Hodgson se convirtió en el residente británico y comenzó una campaña más agresiva para incrementar la influencia británica y las oportunidades comerciales, debido a que Bhimsen Thapa se le opuso, Hodgson favoreció abiertamente a sus adversarios. En 1837 el rey anunció su intención de gobernar independientemente, privó tanto a Bhimse Thapa como a Mathbar Singh de sus poderes militares, y promovió a algunos miembros de la facción Pande. Poco después el hijo menor de la reina principal murió, y Bhimsen Thapa fue arrestado bajo la falsa acusación de envenenar al príncipe. Todas las propiedades de los Thapa fueron confiscadas. Un juicio de pocos meses llevó a una absolución, pero los Thapa estaban desorganizados. Cuando Rana Jang Pande, cabeza de su familia, se convirtió en primer ministro, volvió a encarcelar a Bhimsen Thapa. El hombre que había gobernado el país con mano de hierro se suicidó en prisión en agosto de 1839. Esta serie de sucesos marcaron el fin del periodo de estabilidad más largo en la temprana historia de la dinastía Shah de Nepal, dominada por el primer ministro en nombre del rey.

La caída de Bhimsen Thapa no hizo nada para resolver los enfrentamientos entre facciones en la corte. Los Pandes fueron expulsados, y Fateh Jang Chautaria fue nombrado primer ministro en noviembre de 1840. Su ministerio fue incapaz de controlar una renovada competición entre una renaciente coalición Thapa y los Pandes caídos en desgracia, que prefirieron la abdicación del rey a favor de el presunto heredero. El rey se volvió cada vez más atento a los consejos de sus esposas. Bajo una intensa presión de la aristocracia, el rey decretó en enero de 1843 que él gobernaría el país solo con el consejo y acuerdo de su reina secundaria, Lakshmidevi, y mandó a sus súbditos obedecerla incluso por encima de su propio hijo Surendra. La reina, buscando el apoyo de las pretensiones de su propio hijo sobre las de Surendra, invitó de vuelta del exilio a Mathbar Singh Thapa que era popular en los círculos del ejército. A su llegada a Kathmandú, tuvo lugar una investigación de la muerte de su tío, y fueron ejecutados una serie de enemigos Pandes. Por diciembre de 1843, Mathbar Singh fue nombrado primer ministro, pero no demostró ser más capaz de extinguir las intrigas cortesanas que sus predecesores. Contra los deseos de la reina, apoyó al presunto heredero Surendra. Una vez que Mathbar Singh se hubo aislado de la persona que oficialmente ejercía la autoridad del estado, tenía sus días contados. El 17 de mayo de 1845 fue asesinado, lo más probable por orden de la reina. Al parecer el asesino fue Jang Bahadur Kunwar, su sobrino, por entonces una estrella menor, pero en ascenso en la política cortesana. 

5. El Gobierno Rana en Nepal 

 La muerte de Mathbar Singh preparó el escenario para una de las secuencias de acontecimientos cruciales en la moderna historia nepalí –la destrucción de la vieja aristocracia y el establecimiento de una dictadura del primer ministro. Estos sucesos proporcionaron el largo periodo de estabilidad que el país necesitaba pero a costa del desarrollo político y económico.

a) La Masacre Kot

Después de tres meses de riñas, se formó un ministerio de coalición en septiembre de 1845, nuevamente encabezado por Fateh Jang Chautaria. El poder real tras el trono era el favorito de la reina Lakhsmidevi, Gagan Singh, que controlaba siete regimientos en el ejército comparados con los tres  bajo el primer ministerio. Abhiman Singh y Jang Bahadur también sirvieron como comandantes, cada uno con tres regimientos. Los complots y contracomplots continuaron hasta que Gagan Singh fue encontrado asesinado durante la noche del 14 de septiembre de 1846. La reina estaba fuera de sí por la muerte de su favorito, al que ella había esperado usar para elevar a su propio hijo a la monarquía. Ordenó a Abhiman Singh reunir toda la organización administrativa y militar de Kathmandú en el patio del arsenal del palacio (kot).

Las emociones estaban a flor de piel entre las bandas reunidas de notables y sus seguidores, que escucharon a la reina dar un emotivo discurso culpando a los Pandes y pidiendo que el primer ministro ejecutara al líder Pande del que sospechaba del asesinato. Mientras Abhiman Singh dudaba, estallaron los combates en la multitud, y él fue herido. Durante la refriega que siguió, las espadas y cuchillos se usaron en todas partes para matar adversarios. Mediante algún plan que nunca ha sido explicado adecuadamente, el único líder con un cuerpo organizado de tropas en el área del kot era Jang Bahadur, cuyas tropas sofocaron el enfrentamiento, matando a muchos de sus oponentes en el proceso. Cuando la lucha amainó, el patio estaba cubierto con los cuerpos de docenas de destacados nobles y un número desconocido de sus seguidores- la crema de la aristocracia nepalí. Las familias Pande y Thapa en particular quedaron devastadas durante esta matanza.

Nunca se ha establecido cuál fue el motivo por el que tuvo lugar la masacre de Kot, aunque la reina misma era obviamente culpable de convocar la asamblea y incitarla al frenesí. Siempre ha parecido sospechoso que el rey estuviera notablemente ausente cuando comenzó la lucha y que Jang Bahadur fuera el único líder que estuviera preparado para los disturbios. Al parecer, la extensión de la matanza fue inesperada. Jang Bahadur fue el único beneficiario auténtico de la masacre y se convirtió en el único líder militar en posición de fuerza en la capital. Al día siguiente, se convirtió en primer ministro e inmediatamente inicio una purga que mató a muchos de sus competidores aristocráticos y expulsó a 6.000 personas al exilio en la India.

b) La Dictadura de Jang Bahadur

La historia no ha sido amable con Jang Bahadur durante el siglo XX. Fue culpado de establecer una dictadura que reprimió a toda la nación durante más de 100 años y la dejó en una condición económica primitiva. Desde el punto de vista del siglo XIX durante el que vivió, no obstante, fue un pilar de fortaleza que eliminó los inútiles enfrentamientos de facciones en la corte, introdujo innovaciones en la burocracia y en la judicatura, e hizo esfuerzos para “modernizar” Nepal. En este sentido, ha quedado como una de las figuras más importantes en la historia de Nepal.

La temprana carrera de Jang Bahadur Kunwar iguala a la de muchos miembros de la baja aristocracia en Nepal, a pesar de las pretensiones de la familia de descender de príncipes indios. El bisabuelo de Jang Bahadur fue un importante líder bajo Prithvi Narayana Shah en el siglo XVIII, y durante la guerra con China (1791-1792) su abuelo también fue un líder militar, que se convirtió en uno de los cuatro administradores principales (kaji) del estado gorkha-nepalí. Su padre, Bala Narasimha Kunwar, estuvo en la corte el día que Rana Bahadur Shah fue asesinado y mató al asesino en lugar. Por esta acción, fue recompensado con la posición de kaji, que se hizo hereditaria en la familia. Jang Bahadur se unió al servicio militar en 1832-33 a la edad de dieciséis años. Como nieto materno de Bhimsen Thapa, perdió su trabajo y sus propiedades cuando este último cayó. Después de vagar en el norte de la India durante varios años, regresó a Nepal como capitán de artillería en 1840. En noviembre de 1841, el rey le pidió que se uniera a su guardia personal, y en enero de 1842 empezó a trabajar como kaji en el palacio. Cuando Mathbar Singh volvió al poder, Jang Bahadur subió con él pero a aquel no le gustaba su ambición y le tuvo que desplazar a una posición menor en el personal del príncipe heredero. Cuando Fateh Jang Chautaria llegó al poder, Jang Bahadur llegó a ser el cuarto en la jerarquía de la coalición gubernamental y se esforzó por halagar a la reina, mientras que no mostraba signos de ambición con Gagan Singh. Una carrera oportunista, estaba preparado y esperando cuando llegó el tiempo de actuar en la masacre de Kot.

La reina Rajendralakhsmi no estaba contenta con el nuevo primer ministro. Conspiró para eliminar a Jang Bahadur y elevar a su hijo al trono. La conspiración Basnyat, así llamada debido a que muchos de sus participantes pertenecían a uno de las últimas familias destacadas, los Basnyat, fue traicionada, y sus cabecillas fueron reunidos y ejecutados en 1846. Una reunión de notables destacados llena de partidarios de Rana encontró a la reina culpable de complicidad en el complot, despojándola de sus poderes, y enviándola al exilio en Banaras junto con el rey Rajendra. El rey tenía ilusiones de grandeza y comenzó a preparar su retorno de la India. En 1847 Jang Bahadur informó a las tropas de las traidoras actividades del rey exiliado, anunció su destronamiento, y elevó al hijo de Rajendra al trono como Surendra Bikram Shah (1847-1881). Rajendra fue capturado más tarde ese año en el Tarai y traído de vuelta como prisionero a Bhadgaon, donde pasó el resto de su vida bajo arresto domiciliario.

Hacia 1850 Jang Bahadur había eliminado o intimidado a todos sus rivales importantes, instalando a su propio candidato sobre el trono, nombrando a sus hermanos y compinches en todos los puestos importantes, y asegurando que las decisiones administrativas importantes fueran tomadas por él mismo como primer ministro. En este punto, dio el paso, sin precedentes, de viajar a Gran Bretaña, partiendo desde Calcuta en abril de 1850 y regresando a Kathmandú en febrero de 1851.  Aunque intentó infructuosamente tratar con el gobierno británico mientras estuvo allí, el resultado principal del viaje fue un gran incremento de los buenos deseos entre los británicos y Nepal. Reconociendo la extensión del mundo y el poder de la industrializada Europa, llegó a convencerse de que la estrecha cooperación con los británicos era el mejor camino de garantizar la independencia de Nepal. Desde entonces, la arquitectura, modas, y manufacturas europeas se convirtieron en predominantes en Kathmandú y entre la aristocracia nepalí en general.

Como parte de sus planes de modernización, Jang Bahadur encargó a administradores destacados e interpretes de textos sobre dharma revisar y codificar el sistema legal de la nación en un único cuerpo de leyes, proceso que nos había sido llevado a cabo desde el siglo XVII bajo Ram Shah de Gorkha. El resultado fue el Muluki Ain (“Código de la Nación”), de 1.400 páginas, de 1854, colección de procedimientos administrativos y marcos legales para interpretar materias civiles y criminales, recaudación de ingresos, relaciones entre terratenientes y campesinos, disputas entre castas, y ley de matrimonio y familia. En contraste con el sistema más antiguo, que había permitido la ejecución o mutilación corporal para una amplia gama de ofensas, el Muluki Ain limitó severamente –sin abolirlo- el castigo corporal. Por ejemplo, el viejo sistema daba amplio alcance para la venganza de sangre y por las partes agraviadas, tales como maridos engañados, pero el Muluki Ain restringió tales ocasiones. Las sustituciones incluían confiscación de propiedades o cláusulas de prisión. La tortura para obtener confesiones fue abolida. Se pusieron por escritos castigos estrictos para los que abusaran de posiciones judiciales y también para personas que acusaban maliciosamente a los jueces de corrupción. Hubo estatutos de limitaciones para acciones judiciales. Las diferencias basadas en la casta en el grado de castigos se mantuvieron, con las castas más altas (por ejemplo, los brahmanes) exentas de los castigos corporales y fuertes multas en que los miembros de las castas bajas incurrían por los mismos crímenes. Esta distinción está en consonancia con el enfoque tradicional de los sastras dharma, o antiguos tratados legales.

Después de su regreso de Europa, Jang Bahadur dio pasos para incrementar su dominio sobre el país. Redujo al rey a un prisionero en su propio palacio, rodeado por agentes del primer ministro y restringido y supervisado en todo momento. Nadie, fuera de la familia inmediata del rey podía verle sin permiso del primer ministro. Todas las comunicaciones en nombre del rey fueron censuradas, y solamente se le permitió leer literatura autorizada. En 1856 el rey emitió un decreto real (sanad) que formalizaba la dominación de la familia Kunwar. Hubo tres disposiciones principales en este documento crucial. Primero, el  primer ministro tenía total autoridad sobre toda la administración interna, incluyendo los asuntos civiles, militares y judiciales, y todas las relaciones exteriores, incluidos los poderes para hacer la guerra y la paz. En segundo lugar, Jang Bahadur fue hecho gran rey (maharajah) de los distritos de Kaski Lamjung, actuando de hecho, como un gobernante independiente. El rey Shah retuvo el título de maharajadhiraja (rey supremo) y el derecho de usar el término honorífico shri cinco veces con su nombre. El primer ministro podía usar shri tres veces con su nombre. De este modo, Jang Bahadur no llegó a tomar el trono de plano, pero elevó a su familia a un nivel solo un paso por detrás de la casa real, que quedó como un símbolo de la nación. Finalmente, se establecieron disposiciones para la sucesion hereditaria a puesto de primer ministro. Los hermanos y luego sus hijos heredarían la posición por orden de antigüedad. Estas disposiciones significaban que la dictadura de la familia Kunwar, una monarquía virtual dentro de la monarquía, se transmitiría durante generaciones, sin ningún mecanismo legal para cambiar el gobierno. Más tarde, Jang Bahadur estableció las Listas de Sucesión oficiales que clasificaban a todos sus descendientes en relación con sus derechos hereditarios al cargo de primer ministro.

Jang Bahadur firmó el acuerdo con la dinastía Shah al concertar matrimonios entre sus herederos y la Casa Real. En 1854 su hijo mayor, Jagat Jang (de 8 años de edad), contrajo matrimonio con la segunda hija del rey. La prueba definitiva tuvo lugar en 1857, cuando el presunto heredero Trilokya Bir Bikram se casó con dos hijas de Jang Bahadur. Un hijo de esta unión ascendió al trono en 1881.

Nepal comenzó a experimentar algunos éxitos en los asuntos internacionales durante el ejercicio de Jang Bahadur. Hacia el norte, las relaciones con el Tibet habían sido intermediadas a través de China desde la derrota de Nepal en 1792, y durante los inicios del siglo XIX las embajadas tenían que hacer el arduo viaje hasta Beijing cada cinco años con productos locales como tributo para el emperador Qing. Hacia 1854, no obstante, China estaba en declive y había caído en un largo periodo de disturbios, incluyendo la rebelión de Taiping (1851-1864), revueltas de grupos étnicos musulmanes al norte del Tibet, y la guerra con los poderes europeos. La misión nepalí a Beijing en 1852, justo después de la muerte del 6º Lama, fue supuestamente maltratada en el Tibet. A causa de este desprecio, el gobierno nepalí envió un escrito de protesta a Beijing y Lhasa, enumerando varias quejas, incluyendo los derechos de aduanas excesivos sobre el comercio nepalí. En 1855 las tropas nepalíes invadieron las áreas de Kuti y Kairang. Las hostilidades duraron alrededor de un año, con éxitos y fracasos por ambas partes, hasta que un tratado negociado por el residente chino y ratificado en marzo de 1856 dio a los mercaderes nepalíes privilegios de comercio libre de impuestos, forzó al Tibet a pagar un tributo anual de 10.000 rupias a Nepal, y permitió un residente nepalí en Lhasa. A cambio, Nepal abandonó sus ganancias territoriales y acordó que, igual que el Tibet, quedaría como un estado tributario sujeto a China. Como el imperio Qing se desintegró más avanzado el siglo, este estatus tributario se dejó sin efecto, e incluso el Tibet comenzó a deshacerse de su subordinación.

El estallido del desorden al sur también permitió al ejército nepalí tomar un papel más activo en los asuntos internacionales. A principios de mayo de 1857, una serie de levantamientos relacionados por todo el norte de la India –conocido como la Rebelión de los Cipayos- amenazó con derrocar el poder de la Compañía Británica de las Indias Orientales. Los levantamientos comenzaron con  amplios motines en el ejército de la compañía y alianzas de la vieja aristocracia mogol contra el extranjero. La mayoría de las ciudades importantes al oeste de Bengala cayeron en manos rebeldes, y el anciano emperador fue proclamado líder de una revolución nacional. Inicialmente hubo algún temor en los círculos británicos de que Nepal se pusiera de parte de los rebeldes y se volviera irrevocablemente contra la Compañía Británica de las Indias Orientales, pero Jang Bahadur demostró ser un aliado leal y de confianza. En este punto, inmediatamente a continuación de las hostilidades en el Tibet, el ejército de Nepal había crecido hasta unos 25.000 efectivos. Jang Bahadur envió varias columnas por delante y luego marchó con 9.000 hombres en la India del norte en diciembre de 1857. Encabezando una fuerza de 15.000 hombres, combatió en varias duras batallas y ayudó a los británicos en sus campañas alrededor de Gorakhpur Lucknow. El primer ministro regresó a Nepal triunfalmente en marzo de 1858 y continuó ayudando a los británicos a erradicar a los “rebeldes” que habían sido dislocados durante el caos y buscaron refugio en el Tarai.

Después de que la Rebelión de los Cipayos hubiera sido sofocada y Gran Bretaña hubiera abolido la Compañía Británica de las Indias Orientales y tomado el control directo de la India en 1858, Nepal recibió una recompensa por su lealtad. Las secciones occidentales del Tarai que habían sido cedidos mediante el Tratado de Sagauli en 1816 fueron devueltas. Desde entonces, los británicos fueron firmes apoyos del gobierno de Jang Bahadur, y Nepal se convirtió más tarde en un importante fuente de reclutas militares para el ejército británico.

En 1858 el rey Surendra concedió a Jang Bahadur Kunwar el título honorífico de Rana, un viejo título que denotaba gloria marcial usado por los príncipes rajputs en la India del norte. Entocnes,se convirtió en Jang Bahadur Rana, y los primeros ministros posteriores descendientes de su familia añadieron su nombre al suyo propio en honor de sus logros. De este modo, todos ellos se convirtieron en “Jang Bahadur Ranas”, y su linaje llegó a ser conocido como la Casa de los Ranas. Jang Bahadur se mantuvo como primer ministro hasta 1877, sofocando conspiraciones y revueltas locales y disfrutando de los frutos de sus éxitos tempranos. Ejerció un poder casi ilimitado sobre los productos internos, tomando para su propio uso cualquier fondo que estuviera disponible en el tesoro. Vivió al estilo alto de un príncipe nativo anglicanizado en el Raj británico, aunque al contrario de los príncipes indios era el soberano de una nación realmente independiente, un aliado más que un subordinado de los británicos. Murió como había vivido, un hombre de acción, durante una expedición de caza en el Tarai.

c) La oligarquía Rana

Tras la muerte de Jang Bahadur, su hermano mayor superviviente, Ranoddip Singh, se convirtió en primer ministro (1877-1885). Debido a que no tenía hijos, su mandato estuvo lleno de complots por parte de los hijos y sobrinos por la sucesión. Esas conspiraciones se vieron complicadas por la muerte de Surendra Bikram Shah en 1881 y la ascensión real de Prithvi Bir Bikram (1881-1911) a la edad de seis años. Finalmente, el renqueante Ranoddip fue asesinado, y Bir Shamsher, hijo del hermano menor y más cercano de Jang Bahadur, llego a ser el primer ministro (1885-1901). Bir Shamsher inmediatamente inició una purga de sus oponentes. Mientras estuvo en el poder trajo agua por tuberías al valle de Kathmandú, construyó un puente colgante en Kulekhani y fundó una escuela de palacio donde se enseñaba el inglés. Su sucesor durante tres meses fue el progresista Dev Shamsher (1901), que emancipó a las mujeres esclavas, estableció una red de escuelas de lenguaje nepalí llamadas Bhasa Pathsalas, y inició el primer periódico en lenguaje nepalí, Gorkhapatra (Boletín Informativo Gorkha). Una coalición de sus hermanos, molestos con sus tendencias radicales, forzaron la dimisión de Dev Shamsher y retiro a la India.

Chandra Shamsher (1901-1929) asumió e intentó resolver las interminables disputas familiares sobre los derechos de sucesión al modificar las Listas de Sucesión que habían sido originalmente establecidas por Jang Bahadur. Las Listas de Sucesión modificadas contenían tres categorías: los Ranas de clase “A” eran los descendientes directos legítimos de los Ranas, que podían comer con cualquier familia Chhetri de casta superior; los Ranas de clase “B” generalmente nacidos de segundas esposas y podían tomar parte en todas las formas de interacción social con los Chhetris de casta superior excepto el compartir el arroz cocido; y los Ranas de clase “C” eran los hijos de las esposas y concubinas de estatus más bajo a los que estaba vedado las comidas entre castas. Los Ranas de clase “A” podían ocupar las más altas posiciones en el ejército o en la administración civil, pero los Ranas de clase “B” o “C” en esa época solo podían alcanzar el nivel de coroneles en el ejército y nunca podían llegar a ser primer ministro. En aquel entonces, el plan parecía adecuado para delimitar la posición de cada uno en el estado y parar de conspirar. A la larga, no obstante, las rígidas Listas de Sucesion enajenó a un extenso número de aristócratas que vieron poco espacio para el avance en el sistema Rana, se perdió el interés en preservarlo, e incluso comenzaron a oponerse a él. La enajenación se incrementó cuando Juddha Shamsher (1935-1345) quitó a todos los Ranas de clase “C”, incluyendo a algunos de sus hijos, de las hinchadas Listas de Sucesión y nmbró a muchos de ellos para posiciones administrativas en distritos lejanos de la capital. De este modo, la dictadura Rana creó lentamente una oposición dentro de su propias filas.

Prithvi Narayana Shah y sus sucesores habían usado los viejos sistemas administrativos de Gorkha y los reinos del valle de Kathmandú para hacer funcionar el gobierno de un Nepal unido que fuera en teoría que rindiera cuentas al rey. Jang Bahadur había heredado el control sobre esos sistemas y procedió a socavar su poder al llenarlo con sus propios oficiales o al establecer oficios paralelos que duplicaban las funciones y, de hecho, se ocupó del trabajo de los antiguos cargos. Siempre había habido una Asamblea de Señores llena de dirigentes aristócratas destacados, líderes militares, administradores o sacerdotes principales. En el pasado, esta asamblea se reunía periódicamente  para aconsejar al rey y producir importantes decisiones. Bajo Jang Bahadur y sus sucesores, estaba llena de ranas y sus secuaces. Aparte de la codificación del Muluki Ain, la asamblea funcionaba como una autorización de rutina sin cuestionamientos para las decisiones Rana. Los procedimientos contables y registros habían sido mantenidos por una Oficina de Cuentas, una Tesorería del estado, y una oficina de Rentas agrícolas. Bajo Jang Bahadur, las oficinas separadas atendidas por sus designados mantuvieron el registro de concesiones militares, donaciones religiosas, rentas agrícolas, correspondencia del tesoro, y correspondencia militar –en otras palabras, los componentes más importantes de la vieja administración real. Oficinas especiales para la investigación de la corrupción y para asuntos políticos (atendidas por personal armado) formaron el corazón de la policía del Estado. Había pocas vías abiertas para el personal del gobierno de trabajar fuera de una red dominada por intereses Rana; los que lo hicieron pudieron ser detectados y fueron castigados o cooperaron dentro del sistema Rana. El gobierno del Nepal de finales del siglo XIX despojó así a la monarquía de cualquier poder real y mantuvo un marco administrativo tardomedieval.

Debido a que su poder era, en última instancia, ilegítimo, basándose en la abdicación de responsabilidades por el rey y su encarcelamiento virtual, los Ranas llegaron a ser expertos en prevenir cualquier tipo de desafío. En el proceso, lograron aislar a Nepal de los muchos cambios que ocurrieron por todo el mundo e incluso en la cercana India.

Los Ranas no estuvieron totalmente inactivos durante el periodo de la dictadura, sin embargo. En el frente legal, el sutee, o suicidio de una esposa al lanzarse a sí misma a la pira funeraria de su marido, fue abolido en 1920, y la esclavitud fue abolida en 1929. El colegio Tri-Chandra se estableció en 1918, y por los años 40 hubo varias escuelas secundarias en el país y dos revistas literarias nepalíes. Los Ranas también establecieron el Consejo Industrial de Nepal, un molino de yute, una fábrica de fósforos, dos fábrica de algodón, la Compañía de Bobina y contrachapado de Nepal, y varios molinos de arroz durante los años 30. En cuanto a la salud pública, la primera clínica de tuberculosis fue establecida en 1934. En vista de la población de aproximadamente 6 millones en la decada de 1930, esos logros parecen patéticos. Casi todos los nepalíes permanecieron iletrados y desinformados respecto a cualquier parte del mundo fuera de sus aldeas o, al menos, sus valles. La salud pública y la infraestructura aeconómica no había superado los niveles medievales pasados en la mayoría de las áreas, y hacer algo sobre ello se estaba demostrando imposible. Bajo Bhim Shamsher (1929-1932), 50 personas fueron arrestadas y multadas por fundar una biblioteca pública.

Debido a que los Ranas confiaban en que la buena voluntad del ejército y gobierno británicos apoyarían su dictadura, el ejército sirvió como una medida legítima –y quizá la más viable- para que los ciudadanos nepalíes lograran un ascenso o ver el mundo. Durante la Iª Guerra Mundial (1914-118), el gobierno de Nepal prestó 16.000 soldados a los británicos, y 26.000 ciudadanos nepalíes que eran parte de los regimientos indios lucharon en Francia y en Oriente Medio. En gratitud el gobierno británico en 1919 concedió a Nepal un pago anual de un millón de rupias indias (476.000 $) a perpetuidad y en 1920 transformó al residente británico en Katmandú en un enviado. Un Tratado de Amistad y Paz firmado en 1923 confirmó la independencia de nepal y su relación especial con la india Británica. En tanto que el gobierno inglés permaneciera esetable en la India y el ejército ofreciera una válvula de seguridad para liberar las presiones sociales en Nepal, los Ranas fueron capaces de usar su control total sobre los asuntos internos para aislar el país, situación que no podía durar mucho.

La oposición más temprana al régimen Rana que salió de las políticas conspirativas del palacio comenzó durante el gobierno de Chandra Shamsher, un conservador que no estaba interesado en la moderna participación política, aunque gran número de soldados nepalíes habían estado expuestos a nuevas ideas durnate y después de la Iª Guerra Mundial. Justo después de la guerra, el Thakur Chandan Singh, un oficial del ejército retirado, inició dos semanario en Kumaon, Tarun Gorkha (Joven Gorkha) y Gorkha Samsar (Mundo Gorkha). Al mismo tiempo, Devi Prasad Sapkota, un antiguo oficial en el Departamento de Exteriores, fundó el semanario Gorkhali en Banaras. Esos periódicos fueron foros donde los exiliados nepalíes pudieron criticar el atraso y la represión del régimen Rana. Durante la década de los 30, una sociedad de debates llamada Nagrik Adhikar Samiti (Comité de Derechos del Ciudadano) fue fundada en Katmandú para discutir cuestiones religiosas, pero sus discusiones viraron hacia la política. Cuando una de sus reuniones ofreció un discurso político denunciando el régimen Rana, el gobieno prohibió la sociedad de debate. Hacia 1935 el primer partido político nepalí, el Praja Parishad (Consejo del Pueblo), comenzó entre los exiliados nepalíes y estableció células dentro del país. En Bihar se publicó un periódico, Janata (El Pueblo), abogando por un gobierno democrático multicasta y el derrocamiento de los Ranas. La policía Rana logró infiltrar la organización y arrestó a 500 personas en Katmandú. Cuatro líderes fueron ejecutados (todavía eran recordados como mártires en 1991), y otros recibieron largas penas de prisión, pero los supervivientes escaparon a la India para continuar su agitación política.

En la India los británicos estaban teniendo sus propios problemas con un movimiento de independencia encabezado por el Congreso Nacional Indio, dirigido por Mohandas K. Gandhi Jawaharlal Nehru. Bajo el liderato de Gandhi, el Congreso Nacional Indio promovió campañas no violencia de desobediencia civil que movilizó a millones, incluyendo miembros de todas las castasa y mujeres, en agitaciones para reformar y el fin del gobierno extranjero. Simultáneamente, hubo un crecimiento en terrorismo y represión política que desestabilizó seriamente toda Asia meridional. Faltando a la promesa de independencia, el Congreso Nacional Indio se opuso a la participación en la IIª Guerra Mundial (1939-1945), pero incluso con muchos de sus líderes en prisión durante la guerra hubo un continuo desorden público y violencia política. Después de que finalizara la guerra, los británicos se dieron cuenta de que su posición en el sur de Asia se había vuelto insostenible y se prepararon para abandonarla. Con China en medio de una revolución comunista, sus viejos aliados los británicos preparándose para dejar la India, y miles de soldados volviendo del extranjero, el gobierno Rana no puedo evitar durante más tiempo hacer cambios radicales en Nepal.

Muchos de los nepalíes exiliados habían trabajado estrechamente con el Congreso Nacional Indio durante sus luchas con los británicos, dándoles cuenta de que únicamente después de la eliminación de su apoyo colonial caería el régimen Rana. En Banaras en octubre de 1947, un grupo de exiliados nepalíes formaron el Congreso Nacional Nepalí Toda India (Congreso Akhil Bharatiya Nepali Rashtriya). Muchos de sus miembros eran estudiantes que habían agitado y por tanto habían sido encarcelados durante los movimientos en la India. Durante su reunión en Calcuta en enero de 1947, la nueva organización quitó su prefijo “Toda India” y emergió con otros dos grupos, la Nepali Sangah (Sociedad Nepalí) de Banaras y el Congreso Gorkha de Calcuta, que tenían estrechas relaciones con los Ranas de clase baja. El Congreso nacional Nepalí (congreso Nepali Rashtriya) estaba oficialmente dedicado a la expulsión de la dictadura Rana por medios pacíficos y al establecimiento del socialismo democrático. Uno de sus primeras acciones en masa fue la participación  en una huelga laboral en las fábricas de yute de Biratnagar en el Tarai, que interrupción el tráfico en la estación terminal en Jogbani, y requirió intervención armada. Aunque esta acción consiguió mucha publicidad par el parido y atrajo a miles de manifestantes a las calles incluso en Kathmandú, la huelga fue sofocada, y sus líderes, incluyendo Bishweshwar Prasad Koirala, fueron encarcelados.

B. P. Koirala (1914-1982) se convirtió en el líder más estrechamente identificado con el Congreso Nacional Nepalí. Su padre, un hombre de negocios brahman, pasó una buena cantidad de tiempo en Bihar y Bengala. Había llegado a estar involucrado con activistas políticos e ideas progresistas, especialmente las de Gandhi, y participó en campañas anti-Rana incluyendo la publicación de Gorkhali en Banaras. B.P. Koirala creció así en una atmósfera orientada hacia la acción Gandhi radical. Hacia 1937 estaba estudiando leyes en Calcuta y había empezado a trabajar para el Partido Socialista del Congreso. Fue arrestado en India varias veces y pasó en prisión desde 1942 hasta 1945 después de instigar a los soldados nepalíes a rebelarse contra el gobierno. Sus puntos de vista, influidos por Gandhi, tendían a descentralización democrática radical e incluía industrias artesanales en lugar de grandes fábricas como modelos para el desarrollo económico. Su ala del Congreso Nacional nepalí enfatizó la confrontación no violenta y la huelga general., pero no se opuso a la fuerza si todos los otros caminos resultaran ineficaces. Defendió una monarquía constitucional como forma política de transición para Nepal.

El terco y conservador Juddha Shamsher dimitió como primer ministro en noviembre de 1945, traspasando su cargo a Padma Shamsher, que anunció que era un sirviente de la nación que liberalizaría el régimen Rana. La represión de Padma Shamsher de la huelga de Biratnagar, sin embargo, demostró que no estaba interesado en el tipo de reformas  políticas y de trabajo defendidas por el Congreso. A continuación de la represión, el 16 de mayo de 1947, pronunció un discurso enumerando importantes reformas, incluyendo el establecimiento de un poder judicial independiente, elecciones a las juntas municipales y de distritos, expansión de la educación, publicación del presupuesto y la formación de un comité para considerar planes para una liberalización posterior. El Congreso Nacional Nepalí desconvocó sus agitaciones continuas, y B.P. Koirala y otros líderes principales fueron liberados de prisión en agosto. En enero de 1948, el primer ministro anunció la primera constitución de Nepal. Que estableció una cámara bicameral,  una Corte Suprema, y un poder ejecutivo investido en el primer ministro, que estaría asistido por un Consejo de ministros de cinco miembros. Aunque su constitución reservaba casi todos los poderes para la rama ejecutiva y mantenía las mismas reglas de sucesión como antes tanto para el rey como para el primer ministro, el Congreso Nacional Nepalí acordó funcionar dentro de este marco. No obstante, acorralado por fuerzas conflictivas por todas partes, Padma Shamsher dimitió de su cago a principios de 1948.

Cuando el archiconservador Mohan Shamsher asumió el cargo de primer ministro en 1948, rápidamente ilegalizó el Congreso Nacional Nepalí y no mostró interés en poner en marcha la nueva constitución que estaba programado que entrara en vigor en abril. Rechazó al ala más progresista entre la aristocracia Rana,  llevando a varios opositores bien conocidos a fundar el Congreso Democrático Nepalí (Nepal Prajantrik Congress) en Calcuta en agosto de 1948. Este grupo estaba bien financiado y defendía públicamente la expulsión de los Ranas por cualquier medio, incluyendo la insurrección armada. Intentó fomentar golpes militares enero de 1949 y enero de 1950 pero fracasó. Cuando el gobierno Rana arrestó a B.P. Koirala en junio y otros organizadores en octubre de 1948 y sometió a los opositores al régimen a duras condiciones e incluso tortura en la carcel, sus oponentes democráticos se volvieron contra él de nuevo. Incluso la liberación de B.P. Koirala en junio ante la insistencia de líderes políticos indios hizo poco para ayudar al negativo clima político. Cuando Mohan Shamsher convocó el parlamento en septiembre de 1950, supuestamente en consonancia con la constitución, estaba tan repleto de designados Rana que nadie en la oposición tomó la legislatura seriamente. El Congreso Nacional Nepalí absorbió al Congreso Nacional Democrático, y formalmente decidió librar una lucha armada contra el régimen Rana. El 6 de noviembre, el rey Tribhuvan Bir Bikram Shah que hacía mucho que había estado haciendo declaraciones anti Rana, escapó del palacio y buscó asilo en la embajada india en Kathmandú. Los ataques armados, por parte de 300 miembros del Ejército de Liberación del Partido del Congreso Nepalí (Mukti Sena), comenzaron en el Tarai el 11 de noviembre, iniciando la revolución en Nepal.



El mismo Mohan Shamsher se encontraba en un clima internacional no favorable. Los británicos habían dejado la India en 1947, y en su lugar estaba un gobierno democrático dominado por el Congreso Nacional Indio, liderado por Jawaharlal Nehru. El gobierno de la India no tenía interés en preservar el gobierno autocrático de los príncipes nativos y se había hecho cargo por la fuerza de las tierras de los pocos príncipes que se habían opuesto  a la unión con la nueva India. Además, miembros de la oposición nepalí clandestina habían ayudado a sus colegas indios durante la lucha contra los británicos. B.P. Koirala se había encontrado con Nehru y con Gandhi también. Los cambios en el norte añadieron a la situación un elemento de la política del poder. La Revolución China había terminado en 1949 con la victoria del Partido Comunista Chino, terminando  con 100 años de debilidad. Nuevamente el Tibet quedó bajo control de China en 1950. La India, enfrentada con un poder militar expansivo que operaba bajo una filosofía política radicalmente diferente en sus largas fronteras septentrionales no podía permitir un Nepal desestabilizado. Así, se aseguró al rey el asilo en la embajada india, y el Ejército de Liberación del Congreso nacional Nepalí fue capaz de operar libremente desde sus bases a lo largo de la frontera india con Nepal.

La revolución consistió en luchas dispersas, la mayoría en el Tarai, y demostraciones crecientes en las ciudades de las colinas. La estrategia inicial de los insurgentes era capturar la rica área del Tarai, que producía la mayor parte del grano del país. Los rebeldes fueron capaces de capturar varias ciudades pero nunca consiguieron de mantenerlas contra los contraataques del ejército. Los combates armados no se desarrollaron en el valle de Kathmandú pero tuvieron lugar demostraciones de hasta 50.000 personas pidiendo el retorno del rey a finales de noviembre. Mientras, los insurgentes estaban infiltrándose en las áreas montañosas en el oeste y el este, donde las operaciones militares eran más difíciles. Tras varias semanas de demostraciones crecientes y disensión en los rangos de los comandantes locales, el gobierno perdió el control de Palpa el 6 de enero de 1951. Los rebeldes se hicieron cargo de Pokhara durante un día los días 9-10 de enero y ocuparon Gorkha durante parte del 10 de enero. Los combates esporádicos en el Nepal occidental llevaron a la caída de muchas ciudades a mediados de enero. Por este tiempo, algunos oficiales de la clase “C” de los Ranas habían dimitido de sus encomiendas en protesta, y las tropas estaban comenzando a someterse a los rebeldes.

6. La Restauración de la monarquía Shah

Las negociaciones entre el gobierno indio y los Ranas habían comenzado el 24 de diciembre de 1950 en Delhi, llevando finalmente a una proclamación el 8 de enero de 1951 por parte de Mohan Shamsher, que prometió la restauración del rey, amnistía para todos los prisioneros políticos, y elecciones basadas en sufragio adulto no más tarde de 1952. El rey formalmente aceptó dos días más tarde, y el alto el fuego entró en efecto el 16 de enero. Otras negociaciones entre los Ranas, el rey, y el Partido del Congreso Nepalí produjeron un gobierno provisional encabezado por Mohan Shamsher con cinco Ranas y cinco miembros del Partido del Congreso Nepalí. El rey regresó a Kathmandú, y el nuevo ministerio prestó juramento durante febrero de 1951.

El gobierno de coalición era una mezcla de ultraconservadores que creían que nacieron para gobernar y reformadores radicales que casi no tenían experiencia administrativa. Fue capaz de promulgar una nueva constitución provisional en marzo de 1951, establecer una rama judicial separada, transferir todos los poderes ejecutivos de vuelta al rey (incluyendo el mando supremo de las fuerzas armadas y el poder para nombrar oficiales de gobierno y administradores de finanzas), exigir un estado de bienestar, establecer una Declaración de Derechos, y comenzar procedimientos para la formación de asambleas a nivel local, o panchayat. El gobierno empezó planes para abolir las tierras birta usadas por los Ranas para recompensar a sus propios miembros de la familia, eliminar la servidumbre por deudas, y establecer un colegio de mujeres y una estación de radio. El gobierno estaba acorralado por problemas de ley y orden causados por bandas perdidas de combatientes del Ejército de Liberación que habían rechazado dejar de luchar, bandas de ladrones que estaban victimizando el Tarai, y conspiraciones ultraconservadoras que instigaban un ataque en masa sobre la casa de B.P. Koirala, que se había convertido en ministro de asuntos exteriores en abril. El desconcierto total ocurrió cuando la policía disparó sobre una manifestación estudiantil  y mató a un estudiante. El bloque completo de ministros del Partido Nepalí del Congreso dimitió, lo que permitió al rey nombrar un nuevo gobierno por primera vez desde el siglo XIX. El rey usó la oportunidad para excluir para siempre el bloque de poder conservador Rana. Una proclamación real hacia noviembre de 1951, estableció un nuevo gobierno liderado por Matrika Prasad (M.P.) Koirala, hermanastro de B.P. Koirala, que había dirigido eel Congreso Nacional nepalí durante la lucha revolucionaria.

Al principio de los años 50, apareció un estilo político que caracterizó la mayor parte de la era tras el derrocamiento de los Ranas. De un lado estaba el rey, que controlaba la más poderosa fuerza de la nación –el ejército- y encontró en él una herramienta cada vez mas útil con el que ejerció su prestigio y su autoridad constitucional. Por otro lado, estaban los partidos políticos. Primero estaba el Partido Nepalí del Congreso que proclamaba representar el deseo democrático del pueblo. Entonces había una multitud de facciones separatistas u otros pequeños partidos que representaban una amplia gama de intereses. El Partido Comunista de Nepal, por ejemplo, fue establecido en Calcuta en 1949 pero había rechazado tomar parte en la lucha armada y la condenó como una revolución “burguesa”; a pesar de sus propias dificultades con las disputas de facciones, este partido estaba destinado a crecer en un país plagado de problemas. En el valle de Kathmandú otros líderes que habían quedado fuera de las altas posiciones en el primer gobierno de coalición formaron un revitalizado Praja Parishad. Los opositores al carácter antidemocrático de liderato del Congreso Nacional Nepalí y su postura proindia, que ellos reclamaban que iba en contra de los interés de Nepal, se separaron para formar un Congreso Nacional Nepalí revitalizado. En 1951 se formó un frente unido de comunistas y el Praja Parishad para oponerse. Los temas de política a principios de los 50, -clase, oposición a las tendencias autoritarias dentro del liderato del partido, la propaganda nacionalista, combinada con tácticas de agitación de frente unido -han quedado como rasgos estandar en la política de partido en Nepal. Como los diversos partidos políticos se atacaban a muerte unos contra otros y el rey maniobraba para el poder más grande, el país comenzó a experimentar con una democracia que cojeaba.

Nepal se enfrentó a una enorme tarea. Cuando los Ranas cayeron, solo el 2% de la población adulta estaba alfabetizada, la tasa de mortalidad infantil era de más del 60%, y la esperanza media de vida eran 35 años. Menos del 1% de la población estaba relacionada con ocupaciones industriales modernas, y el 85% del empleo y los ingresos venían de la agricultura, la mayoría desempañada por arrendatarios que utilizaban métodos arcaicos y trabajando bajo contratos inciertos. Solo había  aproximadamente 100 kilómetros de vías de tren y unos pocos kilómetros de caminos pavimentados en toda la nación. Teléfonos, electricidad, y los servicios postales combinados servía solo al 1% de la población y solamente en ciertas áreas. La moneda nepalí circulaba solo en y alrededor del valle de Kathmandú. Los gastos iban casi por entero para salarios y beneficios para el ejército, policía y sirvientes civiles, con algunos ahorros que iban hacia el primer ministro. La salud y la educación recibían menos del 1% de los gastos del gobierno. La nación todavía contenía principados autónomos (rajya) basados en acuerdos con los anteriores reyes, y los terratenientes actuaban como pequeños dictadores en sus propias tierras. Las diferencias de casta, étnicas y lingüísticas abundaban, pero solo tres grupos -ChhetrisBrahmanes y algunos Newars- tenían algo que decir en el gobierno nacional. El Tarai, el área más rica en la nación, había sido sistemáticamente ignorado por el gobierno y explotado durante 200 años, y la mayoría de su gente se sentía más en casa en la India que en Nepal. La integración nacional era un problema de primer orden.

Entre noviembre de 1951 y febrero de 1959, hubo una sucesión de gobiernos de breve duración que gobernaban bajo las normas de la constitución o bajo el mando directo del rey, intentando modelar un entorno favorable para la llamada de una asamblea constituyente que enmarcara una constitución permanente. Tan pronto como el rey encontraba un ministro poco colaborador o tan acosado por las contradicciones que no podía cumplir sus funciones, lo reemplazaba con miembros que bases más pequeñas de apoyo. Nunca durante este periodo la facción del Partido del Congreso Nepalí encabezado por B.P. Koirala, que dirigía la alianza más amplia, tuvo ninguna oportunidad de formar gobierno debido a que el rey continuó posponiendo las elecciones para una asamblea.

Cuando el rey Tribhuvan murió, su hijo Mahendra Bikram Shah (1955-1972) (escrito también Mahendra Vira Vikrama Saha) continuó como antes, probando con tipos de consejos o gobiernos que hicieran su voluntad tras una fachada democrática. Bajo la presión de campañas de desobediencia civil a gran escala, el rey anunció que las elecciones para una asamblea representativa tendrían lugar el 18 de febrero de 1959. Como los partidos políticos de todas las tendencias estaban preparando activamente las elecciones, el rey tenía su propia comisión para elaborar una nueva constitución. La presentó como un regalo a la nación el 12 de febrero, con las elecciones a solo una semana de distancia. En las primeras elecciones nacionales en la historia de la nación, el Congreso Nepalí obtuvo una victoria clara, teniendo 74 de 109 asientos. B.P. Koirala al final se convirtió en primer ministro.

Bajo los términos de una nueva constitución, hubo dos cámaras legislativas: una Cámara Alta (Maha Sabha) de 36 miembros, la mitad elegidos por la cámara baja y la mitad por el rey; y una Ccámara Baja (Pratinidhi Sabha) de 109 miembros, elegidos todos por sufragio universal. El líder del partido mayoritario en la Cámara Baja se convirtió en primer ministro y gobernó con un gabinete de ministros. El rey podía actuar sin consultar al primer ministro, e incluso podía cesarlo. El rey también tenía control sobre el ejército y los asuntos exteriores y podía invocar poderes de emergencia suspendiendo toda o parte de la constitución.

Ante este contexto de grandes derechos reales, el gobierno Koirala fue capaz de lograr sus mayores tareas. Finalmente abolió la tenencia de birta y la autonomía de los principados (Rajya) en las montañas occidentales. En 1960 el gobierno revisó un Tratado de Tránsito y Comercio crucial con la India. También negoció otro acuerdo con India sobre el proyecto del río Gandak, garantizando jurisdicción territorial y libre suministro de agua a Nepal. Se establecieron relaciones diplomáticas con Estados unidos, la unión Sovietica, China, Francia y Pakistán. El mismo Koirala se dirigió a las Naciones unidas, visitó China, y presidió la firma de un Tratado de Paz y Amistad con China en 1960. En la esfera económica, el Primer Plan Quinquenal (1956-1961) había sido pobremente concebido y ejecutado, pero el gobierno Koirala dio los pasos para planificar eficazmente el Segundo Plan (1962-1965).

Inicialmente el rey estuvo en buenos términos con el gobierno de Koirala, incluso tomando el paso sin precedentes de jugar al fútbol con sus hermanos en el Estadio Nacional contra un equipo que incluía al primer ministro y sus asociados. Al mismo tiempo, estaba públicamente opuesto a la democracia en principio y no toleraría ninguna interferencia oficial en los poderes divinos que se creía se le habían conferido como rey. El ejército, la anterior aristocracia, los grupos terratenientes conservadores, y el rey estaban inquietos todos por las reformas del gobierno Koirala y la propaganda negativa de los grupos de oposición en el Parlamento, incluyendo el Parishad Gorkha y el Partido Comunista de Nepal. Cuando quedó claro que era difícil desestabilizar al gobierno del congreso Nepalí, el rey utilizó sus poderes de emergencia para cesar al gabinete y arrestar a su líder con el cargo de que había fracasado en proporcionar un liderato nacional o mantener la ley y el orden. B.P. Koirala pasó los siguientes ocho años en prisión y otros ocho en el exilio. Los experimentos en socialismo liberal y democracia, al menos como eran definidos por el Congreso Nepalí, llegaron a su fin. 

El 26 de diciembre de 1961, el rey Mahendra designó un consejo de cinco ministros para ejercer la administración. Varias semanas más tarde, los partidos políticos fueron declarados ilegales. Al principio, el liderato del Congreso Nepalí propuso una lucha no violenta contra el nuevo orden y formó alianzas con varios partidos políticos, incluidos el Gorkha Parishad y el Partido Democrático Unido que había vertido fuertes críticas al Congreso Nepalí cuando ejerció el gobierno. Al principio de 1961, no obstante, el rey había implantado un comité de cuatro oficiales procedentes del Secretariado central para recomendar cambios en la constitución que abolirían los partidos políticos y los sustituiría por un sistema de “Orientación Nacional” basado en un panchayat local dirigido directamente por el rey. Hacia finales de 1961, comenzaron las acciones violentas organizadas por el Congreso Nepalí en el exilio a lo largo de la frontera india, creciendo en tamaño y número durante el comienzo de 1962.

La situación política cambió completamente cuando estalló la guerra entre India y China el 20 de octubre de 1962. En una serie de rápidos movimientos, las tropas chinas ocuparon áreas montañosas al este y oeste de Nepal en un intento de resolver disputas fronterizas con la India simplemente ocupando los territorios disputados. Los reveses sufridos por las fuerzas indias tomaron a los dirigentes de la India por sorpresa y les forzaron a revaluar la situación estratégica en los Himalayas. Debido a que la India necesitaba amigos fuertes más que insurrecciones en la región, retiró los apoyos a los insurgentes a lo largo de la frontera con Nepal y estableció relaciones más estrechas con el gobierno del rey. En Nepal, el rey Mahendra extendió el estado de emergencia indefinidamente. El ejército, entrenado por India en los años 50 se demostró capaz de manejar la guerra de guerrillas. En medio de las crecientes deserciones de su causa, el líder del Congreso nepalí, Subarna Shamsher, desconvocó la lucha armada.

Adoptada en el segundo aniversario del golpe real, la nueva constitución del 16 de diciembre de 1962, se creó un sistema panchayat de cuatro niveles (1). A nivel local había asambleas de 4.000 pueblos (gaun sabha) que elegían nueve miembros de las aldeas panchayat, quienes a su vez elegían a un alcalde (sabhapati). Cada pueblo panchayat enviaba un miembro a sentarse en uno de los 5 distritos (zillapanchayat, que representaban de 40 a 70 pueblos; un tercio de los miembros de estas asambleas eran elegidos por la ciudad panchayat. Los miembros del distrito panchayat elegían representantes a 17 asambleas de zona (anchal sabha) que funcionaban como colegios electorales para el Panchayat Nacional, o Rashtriya Panchayat, en Kathmandú. Además, había organizaciones de clase en pueblo, distrito y niveles de zona para campesinos, jóvenes, mujeres, ancianos, obreros y ex-soldados, que elegían a sus propios representantes a las asambleas. El Panchayat Nacional,  en torno a unos 90 miembros, no podía criticar al gobierno real, debatir los principios de la democracia sin partidos, introducir cuentas presupuestarias sin aprobación real, o aprobar proyectos de ley sin la aprobación del rey. Mahendra era el comandante supremo de las fuerzas armadas, nombraba (y tenía el poder de cesar) a los miembros de la corte Suprema, nombrar a la Comisión de Servicio Público para supervisar el servicio civil, y podían cambiar cualquier decisión o enmendar la constitución en cualquier momento. Para muchos de los ciudadanos analfabetos del país, ex-rey también era una fuerza espiritual, que representaba al dios Vishnú, que sostenía el dharma sobre la tierra. En un lapso de diez años, el rey había reclamado, de hecho,  el poder ilimitado ejercido por Prithvi Narayan Shah en el siglo XVIII.

Las primeras elecciones al Panchayat Nacional tuvieron lugar en marzo y abril de 1963. Aunque los partidos políticos estaban oficialmente prohibidos y los principales partidos de la oposición rehusaron participar, aproximadamente un tercio de los miembros del legislativo estaban asociados con el Congreso Nepalí. El apoyo del rey por el ejército y la burocracia del gobierno impidieron a la oposición a su gobierno desarrollarse dentro del sistema panchayat. El auténtico poder venía del secretariado del rey, y en el campo el poder descansaba en los cargos de los comisionados de zona y sus plantillas de oficiales o sistema paralelo de oficiales de desarrollo. La dirección del Congreso Nepalí hizo declaraciones cada vez más conciliadoras y comenzó a anunciar su fe en los ideales democráticos bajo el liderazgo de su rey. En 1968 el rey comenzó a liberar a los prisioneros políticos, incluido B.P. Koirala, que fue liberado el 30 de octubre. En este punto, se desarrolló una división en tres vías en el Congreso Nepalí. B.P. Koirala fue a la India, donde encabezó un ala comprometida con la revolución democrática y la expulsión violenta del sistema de panchayat. Era un símbolo para la juventud pero políticamente sin poder. El ala de Subarna Shamsher continuó defendiendo la cooperación local con el rey fuera del sistema de panchayat. Un tercer ala intentó trabajar dentro del sistema de panchayat a la espera de que evolucionaría hacia un sistema democrático. La desunión de la oposición política dejó al rey Mahendra hacer lo que quisiera.

Bajo la dirección política del rey, el gobierno puso en marcha algunos de los más importantes proyectos que fueron iniciados bajo el gobierno democrático previo y supervisó otros pasos hacia el desarrollo del país. Las reformas de la tierra llevaron a la confiscación de los extensos estados Rana. La reforma Rajya abolía los privilegios especiales de algunas élites aristocráticas en Nepal Occidental. Un nuevo código legal, promulgado en 1963 reemplazo al Muluki Ain de 1854. Un importante programa de reforma agrícola lanzada en 1964 esencialmente fue un fracaso. El nuevo sistema de panchayat consiguió atraer a 50.000 o 60.000 personas dentro de un único sistema de gobierno representativo de una manera que se había hecho imposible para los partidos políticos basados en élites. Nepal fe capaz de llevar a cabo su segundo plan (1962-1965) y un tercer plan (1965-1970), y comenzar el cuarto plan quinquenal (1970-1975), La erradicación de la malaria, la construcción de la Autopista Mahendra, o Autopista Este-Oeste, a lo largo del pie de las montañas, y programas de colonización contribuyeron a un extenso incremento en el área dedicada a la agricultura.

La muerte de Mahendra en enero de 1972 y la ascensión de Birendra Bir Bikram Shah Dev (también escrito Virendra Vira Vikrama Saha) permitió la posibilidad de disturbios. El nuevo rey estaba asociado con jóvenes expertos administrativos con formación que estaban dedicados al desarrollo económico, pero que no compartían el poder con los partidos políticos. Los estudiantes en la Universidad Tribhuvan fueron a una huelga indefinida en agosto para apoyar una carta de demandas de diez puntos. Ese mes, 100 hombres armados atacaron un pueblo del Tarai oriental y mataron a un alguacil en una acción revolucionaria supuestamente ligada a la política de B.P. Koirala. En junio de 1973, los terroristas secuestraron un avión de la Royal Nepal Airlines a India y escaparon con 30 millones de rupias indias (aproximadamente unos 4’6 millones de dólares). Otros ataques armados e intentos de asesinato ocurrieron en 1974. Estos incidentes aislados tuvieron relativamente poco impacto sobre un gobierno al que el ejército y la burocracia apoyaban y que monopolizaba la asignación de todos los recursos para proyectos locales de desarrollo.

En 1975 el rey nombró una Comisión de Reforma de 7 miembros para estudiar hacer cambios en el sistema panchayat, pero durante ese año la primera ministra india Indira Gandhi declaró un estado de emergencia en su país, encarcelando a los miembros de la oposición y recortando la democracia allí. En este clima, las recomendaciones de la Comisión de Reforma en Nepal llevaron a una enmienda constitucional que hizo cambios cosméticos en el sistema panchayat pero solo incrementó su rigidez. Los cambios incluían el establecimiento de cinco regiones de desarrollo para promover la planificación y el incremento en miembros del Panchayat Nacional de 90 a 134 personas. El rey iba a nombrar a un 20% de sus miembros.

Cuando llegó a ser evidente que el sistema panchayat iba a ser duradero, B. P. Koirala y otros exiliados políticos comenzaron a bajar el tono de su retórica revolucionaria y defendieron una reconciliación con el rey. El 30 de diciembre de 1976, Koirala y su estrecho asociado, Ganeshman Singh, volaron a Kathmandú esperando “hacer un nuevo intento”. Fueron arrestados por actividades antinacionales y violencia, y se estableció un tribunal para un juicio. Después de una considerable agitación, Koirala fue liberado en junio de 1977 debido a su mala salud. Se encontró brevemente con el rey y después fue a los Estados unidos para tratamiento. Cuando volvió a Nepal en noviembre de 1977, fue arrestado de nuevo en el aeropuerto. Después de otras agitaciones públicas en su nombre, fue sometido a cinco juicios de traición a principios de 1978 y finalmente fue absuelto. Por tanto, a pesar de la escisión de facciones, el Congreso Nepalí reunió a otros partidos de oposición en su aprobación del poder del rey. Así, se estableció el patrón de la moderna política nepalí, lealtad al rey y posición a su gobierno. En la práctica, hubo manifestaciones estudiantiles continuas contra el sistema panchayat y por los derechos humanos en 1977 y 1978.

El 24 de mayo de 1979, el rey Birendra anunció en Radio Nepal que habría un referéndum nacional en un futuro cercano, durante el cual el pueblo decidiría apoyar o rechazar el sistema panchayat de gobierno. Este referéndum representaba la primera vez en la historia moderna que el monarca había consultado públicamente a sus súbditos. Se permitió la libertad política para todos los ciudadanos durante el periodo de preparación para el referéndum, y hubo un intenso realineamiento de las facciones políticas dentro y fuera del sistema panchayat. Finalmente, el 2 de mayo de 1980, fuera de un potencial de 7,2 millones de votantes, 4,8 millones emitieron su voto. El resultado apoyó el sistema de panchayat, con un 54,7 % a favor, y un 45,3 % en contra. Koirala y el Congreso nepalí aceptaron los resultados. Aunque el referéndum fue una victoria para el rey, su estrecho margen claramente indicaba la necesidad de un cambio. En consecuencia, el rey rápidamente confirmó la libertad de expresión y la actividad política y anunció la formación de una Comisión de Reforma de la Constitución de 11 miembros. El resultado, en diciembre de 1980, fue la Tercera Enmienda de la constitución de 1962, estableciendo elecciones directas para el Pachayat Nacional, quien entonces sometería a un único candidato para primer ministro al rey para su aprobación. De ahí en adelante un Consejo de Ministros sería responsable ante el Panchaya Nacional, no ante el rey.

En marzo de 1981, la Comisión de Reforma de la Constitución anunció que las elecciones al Panchayat Nacional tendrían lugar el 9 de mayo de 1981. Aparte de las facciones promoscovitas del Partido Comunista de Nepal y “Grupo de 38” del Congreso Nepalí, los partidos políticos rechazaron al constitución enmendada y rehusaron participar en las elecciones. El Congreso Nepalí liderado por Koirala observó una “semana de boicot a la elección” desde el 1 hasta el 8 de mayo, pero en el día de la elección un 52 % de participación de los votantes eligieron 111 representantes al Panchayat Nacional. Surya Bahadur Thapa se volvió como primer ministro, y el rey formó un Consejo de ministros de 28 miembros en junio de 1981.

La política de la oposición estaba en un estado de desorden, dominada por la enfermedad terminal de Koirala, que murió en julio de 1982. La victoria del rey no fue completa, no obstante. Durante las elecciones, más del 70% de los candidatos favorecidos por el rey perdieron. El sistema panchayat, una fuente principal para el patrocinio local estaba convirtiéndose en el escenario para las luchas de facciones y coaliciones mezcladas. En muchos campus universitarios, las elecciones para uniones de estudiantes fueron para comunistas después de violentos choques.

La tendencia hacia el faccionalismo en el Panchayat Nacional se intensificó en 1983, cuando una seria crisis de alimentos y cargos de corrupción causaron la caída del gobierno de Surya Bahadur ThapaLokendra Bahadur Chand asumió el cargo de ministro, pero dos bloque políticos o samuha habían emergido en el Panchayat Nacional alrededor de Thapa y Chand. La lucha de facciones no impidió la celebración en 1986 del vigésimio quinto aniversario del sistema panchayat, que creó una oportunidad  para la segunda elección al Panchayat Nacional. El Congreso Nepalí y otros partidos de la oposición de nuevo boicotearon las elecciones, aunque los comunistas y otros pocos pequeños partidos políticos participaron. Las elecciones obtuvieron un 60% de los votantes, y el 60% de los miembros del Panchayat Nacional apoyaron a Marich Man Singh Shrestha como primer ministro.

Antes de las elecciones al panchayat local el siguiente año, el Congreso Nepalí anunció que continuaría su boicot pero cambió su estrategia y permitió a sus miembros concurrir para  los escaños locales, proclamando que podía "capturar los puestos de avanzada" del sistema y politizar al pueblo. La pobre clasificación de los candidatos del Congreso Nepalí avergonzó al partido, no obstante, y reveló su aislamiento de muchos votantes rurales.

A pesar de las bajas cifras de crecimiento, a través de los años 80 Nepal al menos había hecho algunos progresos en desarrollo económico, pero, en cualquier caso, permanecía como uno de los países más pobres del mundo. El rey estaba logrando un perfil más alto en los asuntos exteriores, haciendo una campaña más amplia para la declaración de Nepal como zona de paz y participando en la Asociación de Asia Meridional para la cooperación internacional (SAARC). Estos modestos resultados encontraron una súbita interrupción en 1989 cuando ocurrió un importante incidente internacional con la India. El 1 de marzo la embajada india anunció que los tratados de transito y comercio con Nepal, renovados regularmente desde los años 50, expirarían 22 días más tarde. Los gobiernos tanto India como de Nepal se acusaron uno al otro de negociaciones dilatorias. Cuando llegó el 23 de marzo, la India declaró que los tratados habían expirado y cerró todos excepto dos puntos de entrada con Nepal. Estos cierres causaron enormes atascos en la frotnera y demoraron o detuvieron el volumen de comercio exterior, incluyendo cruciales envíos de petroleo y gasolina y el comercio de turistas, una importante fuente de intercambios exteriroes cuidadosamente cultivada por el rey Birendra. Hubo un severo declive en la producción agrícola, los  despidos en las fábricas se incrementaron y el índice de inflación subió en 1897-1988 al 11%. El índice de crecimiento de la economía, un saludable 9,7% en 1987-1988, declinó hasta el 1,5% en 1988-99.

El Congreso Nepalí, al principio de su historia acusado de ceder a la opinión india, en septiembre organizó una Semana de Despertar Nacional durante el que 3.500 miembros de partido se entregaron a una desobediencia civil no violenta. Las demostraciones estudiantiles contra la india comenzaron a asumir un tono antigubernamental, y todos los campuses en Kathmandú se cerraron durante dos meses. La crisis demostró la fragilidad del sistema político y económico en Nepal -una antigua cultura pero una joven nación- sin litoral entre dos gigantes y dirigido por una monarquía medieval.

(1) Panchayat= Gobierno ejercido por un concejo comunal. Literalmente significa “asamblea” (ayat) de “cinco” (ayat). Sería una forma descentralizada de gobierno, donde cada pueblo sería responsable de sus propios asuntos. 

7. La Revolución "maoista" y el fin de la monarquía en Nepal

Al comenzar los noventa, Pushpa Kamal Dahal, conocido por el sobrenombre de Pachandra ("el Fiero") no era más que el jefe de uno de los numerosos partidos comunistas que actuaban en la ilegalidad y que discrepaban sobre la estrategia a adoptar para acabar con la dictadura real de Birendra. El Mashal (Partido Comunista de Nepal) no pasaba de la condición de un grupúsculo y se situaba en la extrema izquierda del comunismo nepalí, es decir, en la marginalidad. El propio Dahal era un desconocido para el público y no ejercía ningún paapel significativo en la política nacional.

Durante los históricos sucesos de la primavera de 1990 el Mashal no se mantuvo al margen. Los maoístas se movilizaron en el Movimiento Popular Nacional Unido, el cual, junto con el Frente Unido de la Izquierda (la alianza de las principales facciones comunistas) y el NC, si bien desempeñando un papel menor y tardío, participó en el Movimiento Nacional, la gran protesta popular que al cabo de unas dramáticas jornadas represivas obligó al rey a reintroducir el multipartidismo y la monarquía parlamentaria. La aceptación por los partidos mayoritarios de las reglas del juego democrático establecidas por Birendra, principalmente la formacion por designación real de la Asamblea Constituyente en lugar de vía elecciones por sufragio universal, decepcionó a Dahal y su gente.

El pactismo de los partidos identificados con el establishment monárquico incitó al Mashal, al Cuarto Congreso, sectores del Masal y otras dos microformaciones comunistas a superar sus rencillas y a agruparse, en noviembre de 1990, como Centro Unido (UC), en el que Dahal llevó desde el primer momento la voz cantante. 

En 1991 Dahal y sus asociados adoptaron dos importantes decisiones estratégicas, la una radical y la otra posibilista. Así, por un lado, en el I Congreso del NKP(UC) aprobaron un programa favorable al comienzo de una "lucha armada prolongada que conduzca a una nueva revolución democrática", asunción del principio de subvención que imposibilitaba la reconciliación con el orden legal establecido. En este cónclave, además, Dahal fue elegido secretario general del partido.

La apuesta por la semiclandestinidad, empero, se concilió con la creacion de una pantalla legal tras la que concurrir en las elecciones legislativas del 12 de mayo de 1991 -primeros comicios democráticos en 32 años-, el Frente Popular unido de Nepal (SJM), cuya presidencia recayó en Baburam Bhattarai, un intelectual licenciado en Arquitectura y consdierado el principal ideólogo del partido, en lo sucesivo la mano derecha de Dahal. El SJM tuvo un rendimiento electoral aceptable, dada su escasa implantación social: con el 4,8 % de los votos, recibió nueve escaños y se convirtió en la tercera fuerza de la Cámara de Representantes, aunque muy a la zaga de los dos partidos mayoritarios, el NC de Krishna Prasad Bhattarai, que obtuvo la mayoría absoluta y el derecho a formar gobierno, y el Partido Comunista de Nepal (Marxista-Leninista Unificado), o NKP(EML), de Madan Kumar Bhandari, con 110 y 69 representantes, respectivamente.

Por un tiempo pareció que los maoístas aceptaban hacer política parlamentaria y sostener sus demandas dentro de las instituciones, con Bhattarai poniendo el rostro y la voz al frente legal, y Dahal, que ya se hacía llamar Prachanda (literalmente, el Feroz), ejerciendo el mando en la sombra. Esta apariencia de contención duró poco. En 1992, en medio de una severa crisis económica y social, el SJM instigó una violenta huelga general contra el gobierno congresista de Girija Prasad Koirala, un político conservador y monárquico leal, pero luego, los frentistas encajaron unos resultados muy decepcionantes en las elecciones municipales.

El descontento genral por la marcha de la joven democracia reverdeció el vicio inveterado de los comunistas nepalíes: la trifulca interna y el divisionismo. El cisma estalló en el NKP(UC) poco antes de las elecciones parlamentarias de noviembre de 1994 -que fueron ganadas por el NKP(EML) y que catapultaron al puesto de primer ministro a su presidente, Man Mohan Adhikari, aunque, luego, su Gobierno de minoría no iba a llegar a su primer año de vida-, al plantearse diferencias irreconciliables entre el secretario general y sus leales en el aparato, y un sector capitaneado por Nirmal Lama. El SJM se fraccionó en consonancia, pero aquí Lama ganó la partida a Bhattarai al conseguir que la comisión Electoral reconociera solo a su lista, a la que de todas maneras le fue muy mal en las urnas: solo consechó algo más del 1% de los sufragios y ningún escaño.

Durante unos meses funcionaron en paralelo los dos NKP(UC), el de Prachanda y el de Lama, pero en marzo de 1995 el primero celebró su "Tercer Pleno", en el que se tomó una grave decisión: puesto que, a su entender, la Constitución de 1990 se había quedado corta en la poda de las prerrogativas reales y Nepal seguía siendo un país atenazado por los privilegios de las élites "reaccionarias", la "estructura feudal" que señoreaba en el campo y la "burocracia capitalista" instalada en las ciudades, el partido no veía más opción que alzarse en armas y librar una guerra revolucionaria para conseguir sus objetivos políticos de "liberación del pueblo" y la transformación de la sociedad. De paso, decidió llamarse en lo sucesivo Partido Comunista de Nepal (Maoísta). En septiembre siguiente, Prachanda y el Comité Central adoptaron un "Plan para el inicio histórico de la guerra popular prolongada", que, de acuerdo, con la teoría elaborada por Mao Zedong, apostaba por hacerse con el control de las áreas rurales para luego atacar los núcleos urbanos. 

El 4 de febrero de 1996 Bhattarai presentó al Gobierno de coalición que presidía el congresista Sher Bahadur Deuba una lista de 40 demandas titulada "Nacionalismo, Democracia y Subsistencia"; entre lo exigido, la convocatoria de elecciones a una Asamblea Constituyente para redactar una nueva Carta Magna, el lanzamiento de sendos programas de nacionalización agraria y de desarrollo rural, la autonomía económica con respecto a India y la secularización del estado, despojándolo de simbología religiosa hindú. El documento se presentó a guisa de ultimatum, ya que el gobierno tenía de plazo hasta el 17 de febrero para satisfacer su articulado.

Las "40 demandas" eran en realidad una cortina de humo, ya que Prechanda ya había decidido emprender el alzamiento subversivo en cualquier caso , con el ataque simultáneo a varios puestos policiales en seis distritos de las zonas de Janakpur, Gandaki y Rapti.

Envuelto en una aureola de misterio y secretismo, escondido junto a su estado mayor y su esposa e hijos, Prachanda comandó una insurgencia guerrillera que devino primero en crisis de seguridad y verdadera guerra civil, provocando miles de muertos. La reacción del Estado fue contundente: declaró al NKP(M) organización terrorista, puso precio a las cabezas de sus jefes y movilizó a las fuerzas de seguridad, por de pronto solo policiales, para aplastar a los rebeldes. Sin embargo, la eficacia de las medidas represivas nunca quedó patente.

Prachanda y su bando, que en otras circunstancias o en otro país habrían sido derrotados o reducidos a un mínimo nivel de amenaza, se beneficiaron objetivamente de la crisis de fondo del modelo político imperante, con inestables coaliciones entre las principales formaciones liberal-conservadoras y adictas a Birendra, el NC y el Partido Democrático (RPP), las cuales produjeron entre 1996 y 2001 siete gobiernos encabezados por cinco primeros ministros distintos, y de los desaciertos tácticos del gobierno de turno, que ni comedió las tropelías de las fuerzas de seguridad contra la población civil en la áreas de los enfrentamientos ni lanzó un programa enérgico de lucha contra la pobreza, muy acuciante pese a los progresos de sectores económicos como el textil y el turismo. La perpetuación de la pobreza y el subdesarrollo, la omnipresente corrupción y los privilegios de casta de las élites dirigentes, aristocráticas o no, minaban la credibilidad del Estado monárquico.

Con todo, en su primer lustro de actividad, la subversión del NKP(M) encontró serias dificultades para atraer combatientes a sus filas debido a los escasos escrúpulos de que hacía gala y a la radicalidad de las medidas aplicadas en las áreas rurales, al principio escasas y reducidas, caídas bajo su control. Entonces, Prachanda emulaba a la otra guerrilla maoísta notoria a nivel internacional, el Sendero Luminoso de Perú (no obstante haber sido derrotada ya por el Estado peruano tras la captura en 1992 de su máximo líder, Abimael Guzmán), de pésima reputación pr su brutalidad, y aplicaba algunos de sus métodos, como el atraco a bancos y la extorsión de propietarios para financiarse, y la exacción a campesinos par asurtir las despensas.

Además, el NKP(M) practicó intensamente el reclutamiento de niños, tal y como denunciaron varias organizaciones humanitarias internacionales. Prachanda no negó la presencia de menores de edad entre sus huestes armadas, pero la justificó por tratarse, según él, de "huérfanos" y otros niños desamparados hallados en los pueblos. También obsesionado con la erradicación de los "malos hábitos" y ganándose a pulso una fama de puritano, Prachanda prohibía a los aldeanos beber alcohol, jugar y leer literatura o ver películas norteamericanas e indias, entre otros materiales considerados "sucios y vulgares".

Prachanda tenía unos excelentes vínculos con los comunistas de la India, de los que recibía todo tipo de pertrechos. Con Chna, al contrario, los nexos eran virtualmente inexistentes: a Beijing no le interesaba lo más minimo, incluso le alarmaba, que en Nepal triunfara una revolución maoísta. En cuanto a las autoridades de nueva Delhi, mantuvieron con él unas relaciones cuando menos ambiguas, ya que sibien era cierto que el Gobierno indio era uno de los principales vendedores de armas a Katmandú y que varias de las 40 demandas ultimadas en 1996 se referían al gran vecino del sur en términos negativos, no lo era menos que el líder maoísta cruzaba la frontera con frecuencia y permanecía largas temporadas en India sin aparentes riesgos para su seguridad. A cambio de esta tolerancia a sus movimientos, Prachanda, al parecer, rebajó el tono de las críticas a la India, vista hasta entonces como una amenaza para Nepal por el expansionismo o por el chovinismo panhindú que preconizaban algunos sectores extremistas religiosos de ese país.

2001 fue un año clave en la evolución de la lucha y el discurso de Prachanda, a la vez que en el devenir histórico de Nepal. En febrero, tras el fracaso de una primera tentativa de conversaciones con el Gobierno, y ostentado ya el puesto de presidente del partido, el dirigente orquestó en la II Conferencia Nacional del partido la adopción del llamado Sendero de Prachanda, o "vía nepalí" del marxismo, el leninismo y el maoísmo. Pese a la remembranza peruana, Prachanda acuñaba una doctrina que ya no tomaba a Sendero Luminoso como inspiración.

Según quien ponía su nombre a este nuevo -ismo en la pléyade de formulaciones del comunismo, suscitando con ello las acusaciones de dar pábulo al culto a su personalidad, el tal Sendero "flexibilizaba" la acción revolucionaria  al hacer paralela a la lucha armada, a la sazón redoblada, la insurrección popular civil, que comenzaría a ser azuzada en las ciudades con la participación de distintos colectivos sociales. Hasta ahora, la insurgencia maoísta, concentrada en las montañas occidentales, había sumido a Nepal en un conflicto de intensidad moderada con el resultado de un millar largo de muertos, entre guerrilleros, policia y civiles. El rey Birendra, temeroso de la declaración de una guerra civil en toda regla, y contrariando los deseos de los elementos más duros de su entorno, se resistía a lanzar al Ejército Real contra los rebeldes.

La nueva estrategia de Prachanda recibió un empujón inesperado a raiz del regicidio múltiple que estremeció al país el 2 de junio de 2001,  cuando el joven príncipe heredero, Dipendra, aparentemente  en un arrebato de furia y movido por una venganza de índole sentimental, mató a tiros a sus padres, a sus dos hermanos, a cuatro tíos carnales y a un tío en segundo grado, antes de dispararse a sí mismo, caer en coma y fallecer dos días después. La corona recayó en el principe Jñanendra (también escrito como Gyanendra), hermano menor del monarca asesinado y miembro poco apreciado de la ahora diezmada familia real debido a su perfil reaccionario. A los ojos de un sector de la opinión pública, Jñanendra era sospechoso de estar detrás de la masacre palaciega, que le había catapultado al trono, pero su impopularidad no tardaría en dispararse al empezar a ejercitar su autoritarismo político.

La lectura política que Prachandra sacó de este trágico suceso fue que la Monarquía, titularizada por la dinastía Shah desde 1768, ya no era un sistema de gobierno legítimo y que había llegado la hora de establecer una república. Las convicciones antimonárquicas del líder maoísta ya eran conocidas, pero era la primera vez que el NKP(M) llamaba a derrocar la monarquía como institución constitucional, más allá de la calidad democrática del monarca de turno. A su entender, ya no se podía seguir sosteniendo la "teoría  de los dos pilares", a saber, que la estabilidad de Nepal descansaba equitativamente en la democracía multipartidista y la monarquía constitucional: en su opinión, bastaba "un solo pilar". Además, los maoístas vieron la masacre real en clave de conspiración.

Una tregua acordada en julio con el gobierno, presidido de nuevo por el congresista Bahadur Deuba, dio lugar a tres rondas de conversaciones formales que toparon con el escollo de las demandas del NKP(M), consideradas inaceptables por el régimen: la formación de un gobierno interino, la eleccion de una Asamblea Constituyente y la proclamación de una República. A principios de noviembre, Prachanda cedió en la exigencia republicana, pero los partidos gobernantes siguieron considerando inadmisible la mudanza constitucional a cambio de paz. El 21 de noviembre Prachanda ordenó reiniciar los ataques y estableció un Consejo Popular Revolucionario de 37 miembros presidido por Bharattai. El llamado Ejército Popular de Liberación (EPL), dirigido personalmente por Prachanda en tanto que "comandante supremo", lanzó una fuerte ofensiva en los distritos de Surkhet y Syangja, matando a decenas de policías, pero encajando también fuertes bajas.

El regreso de los maoístas a la violencia más cruda fue aprovechado por el rey Jñanendra para imponer una serie de medidas autocráticas que no iban a lograr el principal objetivo declarado, liquidar la rebelió maoísta; al contrario, el monarca, con su terquedad autoritaria, iba a estimular el frente subversivo como inflamado con gasolina, al tiempo que segaba la hierba a sus pies divorciándose irreversiblemente de la población y de los partidos políticos parlamentarios, cuya defensa del trono comenzó a flaquear.

Jñanendra dio su primer golpe de mano el 26 de noviembre de 2001, cuando, de conformidad con el Gobierno declaró el estado de emergencia, ordenó a la Policía el arresto de cualqueir sospechoso de terrorismo y, por vez primera, movilizó al Ejército Real  en las operaciones contrainsurgentes. La nueva ofensiva militar supuso el recrudecimiento de los combates y disparó las bajas en ambos bandos. El 22 de mayo de 2002, ante la falta de resultados en el frente bélico y a dos días de expirar el estado de emergencia, el rey decretó la disolución del Parlamento y la celebración de elecciones anticipadas para noviembre, pero el 4 de octubre, en otro retroceso democrático, destituyó al primer ministro Bahadur Deuba, canceló los comicios que él mismo había convocado y asumió plenos poderes ejecutivos.

Prachandra alumbró una esperanza de paz y normalización el 29 de enero de 2003 alordenar una tregua que ligó a la reanudación de las conversaciones conel Gobierno, presiddio ahora por Lokendra Bahadur Chand, del RPP. Los contactos informales produjeron un código de buena conducta por el que las dos partes se comprometían a terminar con las violaciones de los Derechos Humanos y los abusos contra la población civil, cada vez más frecuentes. Luego de serles retirada por el gobierno la categoría de terroristas, el 28 de marzo se presentaron en Katmandú Bhattarai y el comandante operativo del EPL, Ram Bahadur Thapa, alias Badal, para encabezar una negociaciones que contaban con el beneplácito de Jñanendra y que excluyeron a los partidos isntitucionales.

El colapso del alto al fuego  el proceso de paz se produjo el 27 de agosto de 2003 por la misma razón de fondo que en noviembre de 2001: la negativa del Gobierno, que era como decir de Jñanendra, a abrir un proceso constituyente para convertir al rey en una figura estrictamente simbólica y ceremonial, o, si así lo decidían los miembros de la Asamblea Constituyente, abolir la monarquía y proclamar la República. Pero los enviados de Prachanda también se mostraron intransigentes en la mesa de negociaciones, ya que rechazaron la oferta gubernamental de tomar asiento en unejecutivo de transicion.

La guerrilla lanzó una andanada de ataques a capitales de distrito y atentados terroristas contra las ciudades. Los combates con el Ejército se reanudaron. En octubre Katmandú rechazó una propuesta de mediación hecha por la ONU. Al finalizar el año, los muertos desde el inicio de la guerra ascendía a 8.000. En agosto de 2004, en una demostración de fuerza, la guerrilla bloqueó los accesos a la capital en respuesta a la decisión regia de reponer al frente del Gobienro a Bahadura Deuba con la misión de organizar las postergadas elecciones legislativas.
 
Jñanendra selló su destino y de paso el de su archienemigo Prachanda, al ceder a la tentación del autogolpe de Estado el 1 de febrero de 2005. Ese día, con el respaldo del Ejército, cesó al gobierno en pleno, decaró el estado de emergencia, puso bajo arresto a docenas de responsables políticos y asumió opderes absolutos para lso siguientes tres años, convirtiéndose en un dictador de facto.

De nuevo, el jefe maoísta sondeó las intenciones del trono cuando éste enseñaba su rostro más intolerante, declarando el 3 de septiembre una tregua unilateral de tres meses como preludio a anuncio, el 22 de noviembre, de que el NKP(M) y la denominada Alianza de Siete Partidos, en la que estaban el NC de Prasad Koirala, el Congreso Nacional Nepalí (Democrático) de Bahadur Deuba -el cisma en el congresismo se había producido en septiembre de 2002- y el NKP(EML) pero no el muy monárquico RPP, habían llegado a un histórico acuerdo de doce puntos por el que el primero accedía a abandonar la lucha armada y a sumarse al bloque de fuerza civiles que luchaba por el restablecimiento de la democracia por medios pacíficos. A cambio, los maoístas veían asumida por sus nuevos aliados -fue significativo el drástico cambio de planteamientos de los congresistas- su tradicional demanda de la eleccion de una Asamblea Constituyente.

El 2 de diciembre, la guerrilla extendía la tregua por otro mes, sin que el rey moviera pieza. Acabado ese plazo, los rebeldes volvieron a las andadas de los atentados y los asaltos con fiereza redoblada. La ONU denunció que tanto las tropas gubernametnales como la guerrilla ejecutaban sumariamente a prisioneros e infligían atrocidades a la población civil.

El 6 de abril de 2006 la Alianza de los Siete Partidos desató una masiva campaña de protestas para obligar al rey a reabrir el Parlamento de inmediato, a despojarse de todos sus poderes ejecutivos y a inaugurar una fase constituyente. Jñanendra claudicó por fin el 24 de abril, tras 18 días de sangrientos disturbios con un balance de 19 muertos. En la jornada siguiente la revuelta fue desconvocada y dos días después el monarca nombró primer ministro al incombustible Koirala.

Para facilitar el proceso democrático, el NKP(M) anunció el días 26 el levantamiento del bloqueo de Katmandú y el silencio de sus armas durante tres meses. El 28 de abril, la Cámara de Representantes, en su primera sesión desde 2002, aprobó el plan de Prasad Koirala de iniciar conversaciones de paz con los maoístas y lanzar el proceso constituyente. El 4 de mayo el nuevo Gobierno de coalición anunció un alto al fuego indefinido en respuesta a la tregua declarada por la guerrilla.

El 18 de mayo los diputados fueron unánimes en su decisión de elaborar una Carta Magna interina que recortara drásticametne las atribuciones del monarca, hasta reducirlo a una figura decorativa. Desde ya mismo, éste -y con él los demás miembros de la familia real- tenía que pagar impuestos, no podía vetar o interrumpir la actividad legislativa y perdía la comandancia del Ejército, 90.000 uniformados que quedaban bajo el control del Parlamento y el Gobierno. Asimismo, pasaba a ser responsable de sus actos ante la justicia, era despojado de todo atributo o autoridad religiosa hindú y ni siquiera podía elegir a su sucesor en el trono, prerrogativa que asumía también el Parlamento. 

Para Prachanda llegó el momento de emerger de las sombras. Preparando el terreno para su aparición en público, ya desde el año anterior empezó a conceder largas entrevistas a varios medios informativos de India y también occidentales, como la revista Time y la BBC, que buscaban desentrañar su personalidad enigmática. 

El 16 de junio de 2006, con el terreno preparado por el primer mitin de masas del partido -200.000 manifestantes que llenaron las calles de la capital de banderas rojas y retratos suyos-, Prachanda llegó a Katmandú en helicóptero para celebrar con Prasad Koirala y los demás dirigentes de la Aliana de los Siete Partidos una histórica reunión que alumbró un acuerdo de principio par aponer fin a la guerra civil, disolver el Parlamento a la vez que los "gobiernos populares" montados por los maoístas- que incluían cooperativas agrícolas, escuelas, hospitales y tribunales-, formar un gobierno interino con la inclusión de estos últimos y promulgar una Constitución interina previamente a la convocatoria de la Asamblea Constituyente, la cual elaboraría la nueva Constitución permanente.

Los resultados del cónclave en la residencia oficial del primer ministro fueron comunicados a la salida por el propio Prachanda en su primera conferencia de prensa. A continuación, el Gobierno excarceló a los rebeldes presos y retiró los cargos de terrorismo que pesaban sobre ellos, pero Prachanda se negó a iniciar el desarme de sus 35.000 hombres hasta que el proceso político no produjera frutos constitucionales

Noviembre de 2006 fue el mes decisivo. El 8, las negociaciones concluyeron con la aceptación por los maoístas del final de la lucha armada, el desarme y desmovilización, supervisadas por la ONU, de su ala militar previamente a su incorporación al Ejército, y la participación de su ala política en un gobierno de coalición y en un Parlamento interino de 330 miembros, en el que recibirían 73 escaños, los mismos que el NKP(ELM) y solo dos menos que el NC, achicado desde la escisión del grupo de Bahadur Deuba. El día 21, uns visiblemente satisfechos Prachanda y Prasad Koirala firmaron, en una ceremonia abarrotada de público y periodistas, el acuerdo que ponía término oficial a 10 años largos de guerra civil.

Los acontecimientos fueron sucediéndose en 2007: el 15 de enero el Parlamento elegido en 1999, en su último acto legislativo, aprobó la nueva Constitución interina, que suprimía la ocnfesionalidad hindú del Estado, despojaba al rey de todos sus poderes ejecutivos y privilegios, y le suspendía provisionalmente en la jefatura del Estado, asumiendo las funciones de la misma Prasad Koirala; de inmediato, comenzó la entrega de sus armas a personal de la ONU por los guerrilleros, concentrados para tal fin en dos campos en el sur del país; el 13 de febrero, en el undécimio aniversario del inicio del levantamiento armado, Prachanda celebró su primer mitin de masas en Katmandú; y el 1 de abril se integraron en el Gobierno interino seis minsitros del NKP(M), cinco de ellos con cartera.

En sus acuerdos con la Alianza de Siete Partidos, Prachanda había aceptado diferir los trabajos de la Asamblea Constituyente, cuya elección, inicialmente prevista el 20 de junio, había sido retrasada hasta el 22 de noviembre por problemas técnicos, la decisión sobre la abolición de la Monarquía y su sustitución por la República. Pero ahora podía pautar el funcionamiento de las instituciones ejcutiva y legislativa desde dentro, y además percibía que los vientos políticos soplaban a su favor. Así que pasó a exigir que el Parlamento interino hiciera una declaración republicana sin más dilación, y que de paso adoptara el sistema electoral de representacion proporcional, que favorecía a su partido.

El 18 de septiembre los ministros maoístas se retiraron del Gobierno interino, provocando los lógicos temores al descarrilamiento del proceso. La medida de presión de Prachanda surtió efecto en el NC, que el 26 de septiembre, inmediatamente después de reunificarse con el regreso a su seno del NC(D) abandonó su apoyo tácito a la monarquía constitucional y aceptó el sistema republicano de corte federal. Vueltos a la mesa de negociaciones, los partidos consensuaron la introduccion de un sistema electoral de tipo mixto, la celebración de las elecciones constituyentes el 10 de abril de 2008 y la proclamación de la República Federal Democrática de Nepal por la Asamblea electa inmediatamente después de formarse. El acuerdo, que suponía la enmienda de dos artículos de la constitución interina, fue signado el 23 de diciembre y ratificado por el Parlamento cinco días después. El último día del año, sigiendo las instrucciones de su jefe, los ministros maoístas se reintegraban en el gobierno.

Hasta ahora, Prachanda siempre había esquivado la cuestión de si aspiraba a gobernar Nepal personalmente con la respuesta de que solo contaba con el "veredicto popular". Veredicto que ellos, aseguraba, respetarían en el caso de perder las elecciones constituyentes, aunque confiaba en poderlas ganar. El 25 de enero de 2008, sin embargo, el NKP(M) informó que el "camarada Prachanda" optaría al puesto de presidente de la República una vez proclamada ésta.

En la campaña de las primeras elecciones a las que acudían, Prachanda y sus lugartenientes envolvieron con retratos de Marx, Engels, Lenin, Stalin y Mao, y demás parafernalia comunista la presentación de un programa político y económico sorprendentemente moderado: ellos, sostenía Prachanda, no solo representaba la propiedad privada y la economía de mercado, sino que su "primera preocupación" iba a ser "crear una atmósfera que mantenga el modo capitalista de producción". Y esto tenía que ser así porque "sin acumular capital es imposible avanzar hacia el socialismo o el comunismo".

En el campo, donde se ganaba la vida el 76% de los 29 millones de nepalíes y donde las producciones eran mayormnte de subsistencia, se ejecutaría una reforma agraria de tipo socialista para liquidar "las relaciones feudales de la propiedad" y entregar a millones de campesinos pobres organizados como cooperativistas una parte, los latifundios que superasen determinada extensión, del quinto de superficie cultivable en este país eminentemente montañoso. En opinión de varios observadors, el 
prachandismo se revelaba como una versión socialmócrata que abogaba por un nuevo modelo económico de tipo mixto.

En víspera de los comicios, al parecer, los únicos que creían posible la victoria de los maoístas eran ellos mismos. Los pronósticos más optimistas les concedían el segundo puesto detrás de los congresistas, y no se descataba que quedasen terceros con ser un socio de gobierno y no conquistaría el poder propiamente dicho. Políticos locales y observadores foráneos manifestaron sus dudas de que, llegado a este escenario, los maoístas cumplirían su palabra de acatamiento democrático y vencerían la tentación si la hubiere de echarse al monte de nuevo. Fue, por ejemplo, lo que sucedió con la UNITA de Angola de 1992.

Pero el 10 de abril de 2008 Prachanda y su gente lograron lo que nunca había conseguido una organización revolucionaria despedida de la insurgencia, involucrada en un proceso de paz y compitiendo democráticamente con otros partidos si desequilibrios sectaros de tipo étnico o religioso: triunfar en las urnas, y además de manera contundente: con el 30% de los votos, los maoístas capturaron un total de 229 escaños sobre 601, duplicando las cuotas obtenidas por el NC (115 escaños) y el NKP(ELM) (108). La participación rondó el 60%. Tras conocer los resultados, Prachanda se declaró listo para "seguir trabajando con todos los demás partidos" y mantener "buenas relaciones con la comundiad internacional", con referencias expresas a India y China, para "trabajar juntos en favor del proceso de paz y cooperación al desarrollo".

La hora de la asunción de los más altos puestos políticos del Estado había llegado. el 28 de mayo, en su sesión inaugural, la Asamblea Constituyente 
declaró abolida la Monarquía y proclamó la República Democrática Federal de Nepal. Desde la Revolución Islámica en 1979 en Irán no se había producido una mudanza de este calibre, con la diferencia de que la presente era el fruto de un consenso multipartidista y su contexto, pacífico. El siguiente paso era elegir al presidente de la República, un cargo provisto de atribuciones solo ceremoniales, supeditado al gobierno y el Parlamento, aunque no exento de importancia al recaer en el jefe del Estado la comandancia suprema del Ejército nacional.

La demora del destronado rey Jñanendra en ejecutar la orden de abandonar el ya nacionalizado Palacio Narayanhity de Katmandú (lo que finalmente hizo el 11 de junio , cuando estrenó la nueva residencia privada asignada por el Estado, el palacio de verano de Nagarjun) y la insistencia de los maoístas, esgrimiendo su amplia victoria electoral, en recibir tanto la Presidencia como la jefatura del Gobierno, retrasaron la votación por la Asamblea Constituyente. Además, Prachanda se negó en redondo a que Prasad Koirala fuera el aspirante del NC al primero de los cargos.

Finalmente Prachanda se resevó para el más sustancioso puesto de primer ministro, titular efectivo del poder ejecutivo, y traspasó la candiadtura presidencial a Ram Raja Prasad Singh, un veterano luchador antimonárquico. El 26 de junio Prasad Koirala anunciaba su dimisión al frente del Gobierno interino, pero este reconocimietno de derrota por el octogenario jefe congresista no significó para el partido de Prachanda la entrega dócil por el establishment político de todas las palancas del poder ejecutivo.

El 21 de junio, en segunda vuelta, Prasad Singh vio birlada la Presidencia por el postulante del 
NCRam Baran Yadav. También el candidato del NKP(M) al puesto de vicepresidente, Shanta Shrestha, fue derrotado por su adversario, Paramananda Jha, del partido regionalista Foro por los Derechos del Pueblo Madhesi (MJF), ya en la primera vuelta, celebrada dos días antes. Este doble revés testionió la capacidad de los demás partidos de cerrar filas e impedir que los maoístas, que a fin de cuentas no tenían mayoría absoluta en la Asamblea, coparan las principales oficinas del poder ejecutivo. El 23 de julio Yadav tomó posesión como el primer presidente de la República de Nepal.

De este modo llegó a su fin el régimen monárquico de la dinatía Shah (Saha) que había fundado y regido el Estado de Nepal durante 209 años.


BIBLIOGRAFÍA:

NEPAL COUNTRY STUDY: Strategic Information and Developments. Publicado por International Business Publications USA
http://www.cidob.org/biografias_lideres_politicos