I. Los orígenes del estado turco Ghaznawí
El establecimiento del sultanato
Ghaznawí en el mundo iranio oriental representa el primer gran logro del poder
turco allí contra las dinastías indígenas. La pacífica penetración de los
turcos en las tierras originalmente iranias de Asia Central, a saber, en Transoxiana, Fārghana y Khwārizm, y a través de la
Estepa de Dihistān (el moderno desierto de Qara Qum)
hacia las tierras costeras caspianas, había comenzado, no obstante, varios
siglos antes. Los gobernantes iranios de Soghdia que se opusieron a los invasores
árabes del siglo VII y principios del VIII recibieron asistencia de los turcos
occidentales, antes de que el imperio estepario de los Türgesh se desintegrara. Además de esto,
los príncipes soghdianos contrataron turcos procedentes de las estepas como
soldados mercenarios y como guardias fronterizos, anticipándose así al empleo,
por los califas ‛abbāsíes, de esclavos turcos en sus ejércitos. En lo
que era, antes del ascenso de los Sāmāníes,
una región políticamente fragmentada, con la unidad política independiente
siendo poco más que la ciudad-estado o pequeño principado, hubo frecuentes
guerras intestinas y el consecuente empleo para esos guerreros.
El
āmirato Sāmāní en Transoxiana y Khurāsān significaba que había una fuerte
barrera en el noreste contra incursiones en masa desde las estepas en la zona
civilizada. el mundo iranio estaba ahora protegido por un vigoroso poder, cuyo
gobierno central en Bukhārā tenía una burocracia avanzada, que utilizaba
técnicas desarrolladas en el Califato ‛abbasí, y un ejército profesional bien
disciplinado. De nuevo, este ejército siguió el patrón ‛abbasí en el cual tenía
un núcleo de guardias esclavos turcos (ghilmān, mamālik)
ligado personalmente al āmir. De ahí que durante el apogeo de los Sāmāníes
-hasta la mitad del siglo X- las fronteras de Transoxiana se mantuvieron firmes
contra la presión exterior de los turcos. Tales regiones fronterizas como Isfijāb,
Shāsh y Farghāna estaban protegidas por cadenas de ribāts o
puntos fortificados guarnecidos por ghāzīs o
combatientes por la fe. Los emires emprendieron personalmente campañas en las
estepas cuando eran necesarias, como la gran expedición a Talas en 893 de Ismā‛īl
b Ahmad, cuando la capital de los turcos qarluq fue saqueada y tomado un
inmenso botín de esclavos y bestias. Del mismo modo, los Khwārazm-Shāhs
afrīghíes comandaron una expedición cada otoño al interior de las estepas, la
llamada Faghbūriyya o "expedición del
rey".
Durante
este periodo de florescencia sāmāní, un gran número de individuos turcos fueron
traídos a través de Transoxiana al mundo islámico; la mayor parte de ellos
encontraron empleo como guardias militares al servicio de los califas y de los
gobernadores provinciales árabes y persas. En lugar de confiar en sus guardias
khurāsāníes o en los residuos de un sistema incluso más antiguo, la de la
milicia de los guerreros árabes, los califas venían a depender casi totalmente
de sus tropas esclavas. Estas incluían razas tan variadas como árabes,
beréberes, negros sudaneses, eslavos balcánicos, griegos, armenios e iranios,
pero los turcos de Asia central eran los más prominentes de todos. Gran parte
de la prosperidad económica del estado sāmāni se construyó sobre el comercio de
esclavos a través de sus territorios, pues la demanda de los esclavos turcos
era insaciable; el gobierno sāmāni controlaba la exportación de esclavos a
través del Oxus, exigiendo peajes y requiriendo licencias para el tránsito de
muchachos esclavos. Los turcos eran muy apreciados sobre todas las razas
por su bravura, determinación y habilidad ecuestre, y los gobernadores
provinciales y comandantes militares ambiciosos emulaban a los califas
reclutando para sí mismos guardaespaldas de estos ghulāms. Fue
la existencia de estas tropas profesionales la que capacitaron a tales
gobernadores, como Ahmad b. Tūlūn y más tarde Muhammad b. Tughj,
a dejar de lado el control califal directo en Egipto.
De
este modo durante los siglos III/IX y IV/X hubo una penetración gradual desde
el interior de las partes orientales y centrales del mundo islámico por estos
soldados turcos. En la misma Persia, los dos principales poderes de los Būyíes
y los Sāmāníes complementaron los elementos dailamíes indígenas e iranios orientales
de sus fuerzas con jinetes turcos, e incluso las dinastías menores dailamíes y
kurdas de las tierras costeras caspianas y Persia noroccidental añadieron
turcos a sus seguidores locales y tribales. Numéricamente, estos turcos en el
mundo iranio no sumaron un gran influjo -hasta los tiempos Saljuqí, Mongol y
Timurí no tuvieron lugar inmigraciones en masa que cambiaron la complexión
étnica de ciertas regiones- pero formaron una clase de élite como líderes
militares y gobernadores, y al menos en Persia occidental, como propietarios de
extensos estados territoriales o iqtā‛s. Una vez que la mano
del gobierno central se relajó, estos comandantes turcos tuvieron los medios
para el poder a mano inmediatamente: séquitos personales de guardias esclavos,
y posesiones territoriales para proporcionar el respaldo financiero.
Estas
consideraciones jugaron claramente un enorme papel en el declive y caída del
estado sāmānies la segunda mitad del siglo IV/X, y en el ascenso desde sus
ruinas de dos dinastías principales, los Qārakhaníes al norte del Oxus y los
Ghāznawíes al sur de ese río. Signos de debilidad aparecieron ya en el amīrato
de Nūh b. Nasr (331-343/943-954). El poder fue usurpado por individuos
todopoderosos tales como Abū ‛Alī Chaghāni, que venía de una prominente
familia irania del alto valles del Oxus, y por los Simjūríes, una
familia de origen ghulām turco que poseía Kūhistān virtualmente
como su su propio dominio privado. los gastos de hacer frente a la rebelión y
el malestar en Khurāsān colocaron a los amīres en un serio problema
financiero, llevándoles a imponer nuevas exacciones y, por tanto, a incrementar
su impopularidad con las influyentes clases militares y terratenientes. Las
incertidumbres sobre la sucesión permiteiron a los líderes militares turcos y
burócratas prominentes, tales como los Bal‛amīs y ‛Utbīs,
actuaran como hacedores de reyes. Con las fuerzas centrífugas en ascenso, las
dependencias periféricas del imperio sāmāni comenzaron a desprenderse del
control de Bukhārā. Así, en Sistān, una rama colateral de la dinastía Saffārī
reapareció y floreció bajo Ahmad b. Muhammad b. Khalaf b. Laith
(311-352/923-963) y su hijo Khalaf (352-393/963-1003). En Kirmān, el
comandante sāmāni Muhammad b. Ilyās fundó una dinastía de corta duración
(320-357/932-968) que gobernó en independencia virtual hasta que la provincia
fue conquistada por el Būyí ‛Adud al-Sawla. En Bust y al-Rukhkhaj,
en Afganistán suroriental, el general ghulām y gobernador de Balkh, Qara-Tegin
Isfījābī, mantuvo el poder en los años después de 317/929. Cuarenta años
más tarde, otro grupo más de ghulāms turcos bajo un cierto Baituz estaba
gobernando en Bust, y es posible, aunque no está probado, que hubiera alguna
continuidad aquí con el régimen anterior de Qara-Tegin. Los lazos de Baituz con
sus soberanos en Bukhārā se habían vuelto tan relajados que en la única moneda
suya que se ha conservado, un fals de cobre de 359/970, el
nombre del amīr sāmāníno es mencionado.
Los
Ghaznawíes emergieron indirectamente de esta atmósfera, dentro del imperio
sāmāní, de desintegración, revoluciones palaciegas y putschs de
sucesión. El comandante en jefe de las fuerzas sāmāníes, el hājib Alp-Tegin,
en 350/961, aliado con el visir Abū ‛Alī Muhammad Bal‛ami para colocar a
su propio candidato para el amīrato sobre el trono. El coup falló
y Alp-Tegin fue obligado a retirarse a Ghazna en Afganistán oriental, en la
lejana periferia del imperio sāmāní, arrebatando la ciudad a su dinastía
gobernante local de los Lawīks (351/962). No obstante, Ghazna no fue
abandonada por los Lawīk, sin lucha. Ellos estaban conectados por matrimonio a
la dinastía Hindūshāhí que gobernaba en Qabul y disfrutaba claramente de
mucho apoyo local. Durante los siguientes quince años, regresaron en varias
ocasiones, y en una coyuntura, Abū Ishāq Ibrāhīm, hijo y sucesor de
Alp-Tegin en Ghazna, solo recuperó la ciudad con ayuda militar enviada desde
Bukhārā. A causa de esta necesidad, en los primeros años, de apoyo sāmāní, los
diversos gobernadores turcos en Ghazna continuaron hasta la muerte de
Sebük-Tegin en 387/997 reconociendo por lo general a los amires en sus monedas.
Uno
de los más fieles seguidores de Alp-Tegin, fue el ghulām Sebük-Tegin (o
Sebüktigin) (probablemente ha de interpretarse como "amado príncipe"
en turco). De acuerdo con un testamento de aforismos sobre el ejercicio del
poder real, supuestamente dejado a su hijo Mahmūd (el Pand-nāma),
Sebük-Tegin vino de la región de Barskhān sobre las costas del Isiq-Göl,
en lo que ahora es la República de Kirguizistán. En consecuencia es probable
que procediera de una de las tribus que componían el grupo turco qarluq. Los
obsequiosos genealogistas fabricaron más tarde una genealogía que conectaba a
Sebük-Tegin con el último emperador sasánida, Yazdagard III, suponiendo
que la familia de Yazdagard hubiera huido a las estepas de Asia Central y allí
se mezclaran a través de matrimonios con los turcos locales, aunque fueron
incapaces de sortear el hecho de su nacimiento pagano. Capturado en el curso de
la guerra intertribal, fue vendido como esclavo en Nakhshab, y
finalmente comprado por Alp-Tegin. La historia de su ascenso a la eminencia al
servicio de Alp-Tigin es detallado en el Siyāsat-nāma de Nizām
al-Mulk, aunque este relato debería ser considerado con alguna precaución.
Sebük-Tegin acompañó a Alp-Tegin a Ghazna, pasando al servicio del hijo de este
último, Abū Ishāq Ibrāhīm, y construyendo discretamente un grupo de seguidores
entre los turcos en Ghazna. Fue prominente durante el gobierno de Bilge-Tegin
(966-975), en cuya época la ciudad de Gardiz fue atacada por primera vez
(364/974). En 366/977 los turcos de Ghazna depusieron al borracho e
incompetente gobernador Böri-Tegin, sucesor de Bilge-Tegin (975-977) e
instalaron a Sebük-Tegin como su gobernador y líder, dando por tanto el sello
de visto bueno formal a la sustancia de poder que previamente había disfrutado.
Sebük-Tegin
comenzó ahora un reinado de veinte años en Ghazna, supuestamente como
gobernador en nombre de los Sāmāníes; los nombres de los amīres fueron
colocados en sus monedas antes del suyo, y en su tumba el título de al-Hājib
al-Ajall "el Comandante más Eminente" aún proclama su
posición subordinada. De hecho, las bases de un poder ghaznawí independiente,
que iba a ser erigido en un poderoso imperio por el hijo de Sebük-Tegin,
Mahmūd, estaban firmemente colocadas en este tiempo. La estabilidad
económica de la soldadesca turca en Ghazna fue ayudada por reformas en el
sistema de concesión de tierras o iqtā‛s sobe el que se habían
establecido en la campiña circundante. El poder de los turcos se irradió desde
Ghazna sobre la región de Zabulistān en Afganistán oriental. Zabulistān
era básicamente irania en población, y jugó un notable papel en la tradición
épica irania, especialmente en ese aspecto de ella relacionada con el héroe Rustam-i
Zāl: el el siglo V/XI, las tradiciones populares de Zabulistān fueron
trabajadas por Asadī Tūsī en su épica del Ga‛rshā‛sp-nā‛ma.
Antes de la venida de Alp-Tegin, es probable que esta región solo estuviera
imperfectamente islamizada; de hecho, el paganismo persistió en la inaccesible
región de Ghūr en Afganistán central, hasta bien entrado el siglo V/XI.
Sebük-Tegin se esforzó por conciliar el sentimiento local mediante el matrimonio
con la hija de uno de los nobles de Zabulistān; fue de esta unión de la
que nació Mahmūd (a veces las fuentes se refieren a él como Mahmūd-i
Zāwuli).
El
grupo de turco en Ghazna era pequeño, establecido en un entorno hostil, y a
Sebük-Tegin puede haberle parecido que una dinámica política de expansión el
mejor modo de asegurar su supervivencia. Poco después de sumir el poder,
Sebük-Tegin se desplazó contra el grupo turco rival de ghulāms turcos en Bust y
derrocó a Baituz, añadiendo al mismo tiempo Qusdār (sc. Baluchistán
nororiental) a sus posesiones. Como resultado de la expedición a Bust,
Sebük-Tegin adquirió los servicios de uno de los más grandes hombres hombres de
letras de la época, Abul'l-Fath Bustī, anteriormente secretario de
Baituz; la composición del Fath-nāmas de su nuevo
maestro, proclamaciones de victoria, y la organización de una cancillería
ghaznawí fue asumida por Abu'l-Fath.
No
obstante, más significativo para la futura historia de los Ghaznawíes fueron
los comienzos de la expansión hacia las llanuras de la India. El dār
al-kufr, tierra de no creyentes, comenzaba no lejos al este de Ghazna. El
valle del río Kabul es geográficamente una extensión del sistema de fluvial de
la llanura india septentrional; a menudo fue parte del mundo cultural y
religioso indio también, y tanto el budismo como el hinduismo dejaron allí su
marca en tiempos preislámicos. En el siglo IV/X, el valle del bajo Kabul, por
el oeste hasta Lāmghān y el mismo Kabul, fue el centro de la
poderosa dinastía hindushahí de Waihind (cerca de la moderna Attock, en
la confluencia de los ríos Kabul e Indo), y esos gobernantes cerraron el camino
para la expansión musulmana al interior de la India. Para Sebük-Tegin y sus
seguidores, la situación parecía tan familiar como la de Transoxiana. También
aquí había fortalezas fronterizas como Ghazna y Gardiz, haciendo frente a una
tierra pagana, pero con la diferencia de que las llanuras de la India prometían
un saqueo infinitamente más rico que el que las desnudas estepas de Asia
Central hubieran rendido jamás. Es probable que los primeros encuentros de
Sebük-Tegin con los hindushahíes, fueran, al menos en parte, medidas
defensivas; hemos destacado más arriba que los hindushahíes estaban
relacionados con los depuestos Lawīks de Ghazna, y en más de una ocasión,
rogaron ayuda desde Kabul a los Lawīks. En algún momento alrededor de 367/986-7
hubo un combate intenso en la región de Kabul-Lāmghān, en el que el rajá
hindushahí fue finalmente derrotado, permitiendo a Sebük-Tegin avanzar hasta el
río Kabul hacia Peshawar e implantar las primeras semillas del Islam allí.
El
mantenimiento con éxito de Sebük-Tegin de sí mismo en el poder en Ghazna y sus
victorias contra los indios lo convirtieron ahora en una fuerza en la política
interna del imperio sāmāní, desplazándose en este tiempo hacia su colapso
final. Los conflictos internos debilitaron tanto la autoridad de los amīres que
en 382/992 Nūh b. Mansūr fue incapaz de detener una invasión de
Transoxiana por el jefe qarākhaní Bughra Khān Hārūn, quien durante un
tiempo realmente ocupó la capital Bukhārā. Una alianza contra la
corona por parte de los dos grandes hombres del estado, Abū
‛Alī Simjūrī y el general turco Fā'iq Khāssā, obligó
al amir Nūh a llamar a Sebük-Tegin con la esperanza
de restablecer el equilibrio (387/994). Sebük-Tegin y Mahmūd
aparecieron ahora en Khurāsān y derrotaron a los rebeldes;
por consiguiente, ambos recibieron una concesión de títulos honoríficos
del agradecido amīr, y Mahmūd fue investido con el mando del ejército de Khurāsān.
En torno a 385/995 al oposición rebelde había sido temporalmente aplastada,
y Khurāsān estaba en manos de Mahmūd; una vez que Mahmūd se
aseguró sobre el trono de Ghazna tres años más tarde, Khurāsān sería parte
integrante del imperio ghaznawí durante los siguientes 40 años. No obstante,
los disminuidos dominios sāmāníes continuaron estando desorganizados: los
qarakhāníes tomaron posesión de la totalidad de la cuenca del Syr Darya, y la
autoridad de los amires fue confinada a una pequeña parte de Transoxiana.
En
medio de esto, Sebük-Tegin murió (387/997), y Mahmūd fue obligado a dejar
Khurāsān y permitir que el general turco Bektuzun ocupara Nishapūr.
Sebük-Tegin había designado como sus sucesor en Ghazna a su hijo menor
(posiblemente porque la madre de Ismā‛īl fue una hija de
Alp-Tegin), y las reclamaciones del más experimentado y capaz Mahmūd
fueron ignoradas. Mahmūd propuso una división del poder dentro de los
territorios ghaznawíes, pero Ismā‛īl rechazó esto: siguió el recurso a las
armas, y después de un reinado de unos pocos meses Ismā‛īl fue depuesto
(388/998). El amīr samaní Abu’l-Hārith Mansūr b. Nūh confirmó ahora a
Mahmūd en la posesión de Ghazna, Bust y las ciudades khurāsāníes orientales de
Balkh, Tirmidh y Herat, pero a Mahmūd se le dejó que recobrara
el Khurāsān occidental de manos de Bektuzun. La deposición del
amir por Fā'iq y Bektuzun permitió a Mahmūd quedar como su vengador,
y después de más negociaciones y renovados combates, Mahmūd quedó en 389/999 al
final vencedor sobre todos sus enemigos. Ahora Khurāsān estaba firmemente
en su posesión, y con el avance del qarakhāní Ilig Nasr hasta Bukhara en
el mismo año, la dinastía sāmāní virtualmente finalizó. Mahmūd estableció
relaciones amistosas con el Ilig, y ambas partes acordaron que los
anteriores dominios sāmāníes deberían repartidos, con el Oxus como
frontera entre estos dos poderes turcos. Esta cordialidad demostró ser
solamente transitoria; muy pronto, los Qarakhāníes estaban intentando extender
su autoridad en el Khurāsān, mientras que Mahmūd más tarde intentaba
asegurar un punto de apoyo al norte del Oxus. Significativo para la futura
orientación de la política ghaznawí fue el entusiasmo de Mahmūd por asegurar la
legitimación de su poder por parte del califa ‛abbāsí al-Qādir, quien es
este punto le envió el título honorífico por el que llegó a ser más conocido,
el de Yamīn al-Dawla "Mano derecha
del estado". Los Ghaznawíes siempre fueron muy cuidadosos en respaldar su
autoridad mediante la aprobación califal y una ostentosa adhesión a a la causa
de la ortodoxia sunní.
II.
El cénit del imperio: el reinado de Mahmūd de Ghazna
El
reinado de 32 años de Mahmūd (388-421/998-1030) fue de incesantes campañas y
guerras sobre una vasta extensión del Asia meridional; a su muerte, el imperio
se extendía desde las fronteras de Āzarbāijān y Kurdistān en el oeste hasta el
valle del alto Ganges de la India en el este, y desde Khwarizm en Asia Central
hasta las costas del Océano Índico. Desde los tempranos días del Califato
‛Abbāsí no habían sido gobernados por un solo hombre tal vasta reunión de
territorios. Esta fue una creación totalmente personal y por lo tanto efímera,
pues Mas‛ūd, el hijo de Mahmūd era inferior a su padre en talento y juicio y
fue incapaz de mantener el imperio unido. Sin embargo, el poder del imperio de
Mahmūd en su cenit impresionó inmensamente a las generaciones que siguieron de
musulmanes, y especialmente excitó la admiración de los que se mantuvieron
firmes en la ortodoxia sunni y veneraron a los califas ‛Abbāsíes como imāms de la
comunidad de fieles. Resultó afortunado para Mahmud el que sus campañas en
ambos flancos del imperio pudieran ser representadas tan a menudo en una luz
religiosa favorable. En el este, Mahmūd obtuvo su reputación como el gran
sultán ghāzi y martillo de los infieles hindúes. El que sus
motivos estuvieran aquí, como se explica más arriba, influenciados tanto por
consideraciones materiales como espirituales no afecta a la aprobación de los
contemporáneos, que sabían solametne que las casas de abominación tales como el
gran templo-ídolo de Somnāth estaban siendo limpiadas, justo como el
profeta Muhammad había purificado la Ka‛ba de sus 365 ídolos. En el oeste, los
principales oponentes de Mahmūd eran los Būyíes y los poderes menores
dailamíes, tales como los Kākūyíes y Isfahān y Hamadān y los Musāfiríes
de Dailam, y ya que estos eran Shī‛íes en fe, fue posible publicitar la
campaña de Mahmūd de 420/1029 en Persia occidental como una cruzada para el
restablecimiento de la ortodoxia sunní.
Finalmente,
el logro de Mahmūd debería ser considerado dentro del contexto del mundo
islámico en general. Sus victorias para la ortodoxia llegaron en un momento en
que la fortuna de esta causa estaba bajo mínimos en las tierras más hacia el
oeste del Islam. Los extremistas shī‛íes Fātimíes habían fundado un califato
rival que se extendía desde África del norte hasta Siria, y su capital de El
Cairo había llegado a eclipsar a Bagdad en su esplendor y su vitalidad
económica y cultural. A la amenaza del expansionismo fatimí a través del
desierto sirio hacia Iraq se añadía el peligro desde el exterior del mundo
islámico. Bajo la enérgica dinastía imperial macedonia (867-1057), los
bizantinos comenzaron a recobrar las tierras perdidas a los árabes tres siglos
antes. Chipre, Creta y gran parte de Siria del norte se volvieron a ocupar, y
los ejércitos griegos casi alcanzaron Damasco y Jerusalen, infligiendo un
severo golpe a la autoconfianza musulmana. Llegando como lo hacían en este
momento, las hazañas indias de Mahmūd proporcionaron un acicate a los espíritus
musulmanes; y Mahmūd siempre tuvo cuidado en remitir detallados fath-nāmas a
los ‛Abbāsíes en Bagdad, de modo que sus éxitos pudieran ser divulgados. En
todas esas actividades, Mahmūd actuó como un soberano plenamente independiente,
salvo solamente por su reconocimiento formal de la supremacía espiritual del
calaifa, señalada por la aparición en sus monedas desde 389/999 en adelante del
título Walī Amīr al-Mu’minīn "Amigo del
Comandante de los Fieles". El reconocimiento de la soberanía de los
Sāmāníes, todavía mantenida por Ismā'īl durante su breve reinado, fue ahora
abandonada.
Al
adquirir Khurāsān, Mahmūd se convirtió en el amo de una rica y floreciente
provincia. Khurāsān tenía ricos oasis agrícolas, irrigados por medio de una
hábil utilización de un modesto suministro de agua. Sus ciudades eran centros
para la industria y artesanía locales, con sus tejidos y otras especialidades
exportadas lejos fuera de la provincia; también beneficiada por estar en medio
de la ruta comercia de larga distancia ente Iraq y Asia Central.Fue también en
esta época el corazón cultural e intelectual del mundo islámico oriental,
no solo por las tradicionales ciencias teológicas, lingüísticas y legales
árabes, sino también por el refinamiento del lenguaje y literatura neopersa,
proceso que culminó en el logro del contemporáneo y posible protegido de
Mahmūd, Firdausī de Tūs. En resumen, la riqueza de Khurāsān, tanto como
la de la India, proporcionó las bases materiales para gran parte de las hazañas
imperiales de Mahmūd.
El
sultán estaba, por consiguiente, interesado en guardar al Khurāsān contra
las amenazas de los Qarakhāníes, pues a pesar del matrimonio de Mahmūd con la
hija del Ilig Nasr (390/1000) los khānes no abandonaron durante mucho
tiempo sus planes sobre la provincia. Mientras Mahmūd estaba lejos en Multān,
en la India en 396/1006, se lanzó una doble invasión de Khurāsān. Un ejército
qarakhāní ocupaba Balkh (donde fue incendiado un mercado que pertenecía al
sultán ghaznawí, el Bāzār-i ‛Āshiqān o "Mercado de los Amantes"), y
el otro ocupó Nishāpūr; en este último lugar, una gran parte de los dihqāns o
terratenientes ya habían perdido la ilusión con la rapacidad de los
recaudadores de impuestos del sultán, y realmente dieron la bienvenida a los
invasores. Con un ímpetu característico, Mahmūd corrió de vuelta a través
de Afganistán y arrojó a los Qarakhāníes de vuelta a través del Oxus. El Ilig
Nasr intentó una revancha al año siguiente, en alianza con su primo segundo Yusūf
Qadīr Khān de Khotán. Pero una gran victoria de Mahmūd cerca de Balkh en
398/1008, en la cual una carga de los elefantes de guerra blindados de los
ghaznawíes tuvo un efecto desmoralizador sobre los invasores, puso fin a la
campaña; los comandantes qarakhāníes había protestado que "es imposible
oponer resistencia contra esos elefantes, armas, equipamiento y
guerreros". Los dominios qarakhāníes nunca fueron gobernados como un
estado unitario, sino formado por algo parecido a una confederación débilmente
unida. Las querellas internas y la guerra estallaron dentro de la dinastía en
una fecha temprana, y durante los años siguientes, las fronteras ghaznawíes no
fueron amenazados de nuevo por los khanes.
Una
vez que hubo consolidado su poder en Khurāsān, Mahmūd gradualmente puso
bajo su control aquellas regiones que se encontraban en la periferia del
Imperio Sāmāní, y habían sido débilmente tributarias hacia Bukhārā, sc. Sistān,
Gharchistān, Jūzjān, Chaghāniyān, Khuttal y Khwārizm.
Al
norte del alto Harī Rūd se sitúa Gharchistān ("la tierra
de las montañas"), gobernada por una línea de príncipes locales que
llevaban el título iranio de Shīr (<del persa
antiguo khshathriya "gobernante"). El Shīr Abū Nasr Muhammad
reconoció la soberanía de Mahmūd inmediatamente en 389/999, pero algunos
años más tarde, el sultán utilizó el pretexto de una conducta hóstil por parte
del hijo del Shīr Muhammad b. Muhammad para invadir la
provincia e incorporarla en su imperio (403/1012). No obstante, parece posible
que la familia de los Shīrs sobreviviera, pues son mencionado una vez más
en el periodo Ghūrí.
Bajo
su dinastía de los Farīghūníes, Jūzjān, la región al norte de Herāt,
había sido un importante estado vasallo de los Sāmāníes, que proporcionaba
ayuda militar a los amires contra sus generales rebeldes. Los Farīghūníes
también habían sido patrocinadores de las artes; fue por uno de los amīres por
el que se escribió el pionero tratado de geografía en neopersa, el Hudūd
al-‛ālam, hacia 372/982, y el difunto profesor V. Minorsky sugirió que
el autor de una enciclopedia árabe de las ciencias llamado el Jawāmi‛
al-‛ūlum, un Sha‛yā b. Farīghūn, pudo ser un vástago de la
familia principesca. El gobernante Abū Nasr Ahmad combatió por
Mahmūd contra los Qarakhāníes en Khurāsān y también en la India, y
retuvo sus territorios hasta su muerte en 401/1010-1, en que Guzgan fue
colocado bajo el gobierno del hijo del sultán, Muhammad, que se había
casado con una hija de Abū Nasr Muhammad.
En
este punto puede destacarse también que Mahmūd se esforzó por extender
algún control sobre Ghūr, hasta este tiempo un enclave pagano en las montañas
de Afganistán central. Dos expediciones se enviaron en 401/1011 y 411/1020 y
con dificultad consiguió la sumisión de ciertos jefes locales, incluyendo a Muhammad
b. Sūri de Āhangarān sobre el alto Harī Rūd. Fueron dejados
profesores para inculcar los rudimentos de la fe islámica, pero Ghūr nunca fue
sometida apropiadamente por los Ghaznawíes, y la difusión del Islam allí iba a
ser un lento proceso.
Otras
regiones de Afganistán, la de Kāfiristān (moderno Nūristān), que se encuentra al
otro lado del Hindu Kush y al norte del río Kabul, no se convirtió en musulmana
hasta el fin del siglo XIX, cuando el amir afgano ‛Abd al-Rahmān Khan
dirigió una fuerza al interior de Kāfiristān y reemplazó el paganismo
indígena por el Islam. Una incursión de Mahmūd está registrada en 411/1020
sobre los valles de Nūr y Qīrāt, encontrándose al parecer en
la parte oriental de Kāfiristān, pero no se intentaron conquistas
permanentes.
Debido
a su distancia de Bukhārā, Sistān había escapado del control samaní
directo después de las primeras décadas del siglo IV/X, y había reaparecido
allí una línea conectada con los Saffāríes Ya‛qūb y ‛Amr b.
al-Laith. Cuando Sebük-Tegin anexionó Bust, sus territorios llegaron a ser
contiguos con los del saffārí Khalaf b. Ahmad. En 376/986-7 Khalaf
intentó tomar ventaja de la implicación de Sebük-Tegin con el
Rājā Hindūshāhí Jaipāl, y capturó Bust durante un tiempo; más
tarde, intentó poner a los Qarakhaníes contra Sebuk-Tegin. Mientras Mahmūd
estaba disputando con su hermano Ismā'īl sobre la sucesión, las fuerzas
de Khalaf tomaron el distrito de Pūshang, al norte de Sistān, y en 390/999,
Mahmūd contraatacó mediante una invasión de Sistān. Según la evidencia
numismática, la autoridad ghaznawí fue reconocida allí por primera vez en
392/1002, aunque las fuentes literarias establecen que no fue hasta el
siguiente año cuando Mahmūd se hizo cargo de Sistān, después de que Khalaf
ejecutara a su propio hijo Tāhir y provocara una guerra civil allí.
Entonces Khalaf fue depuesto y la provincia se colocó bajo el hermano de
Mahmūd, Abu’l Muzaffar Nasr. Sin embargo, el apego de los Sagzis a su
propio linaje local y odio del yugo turco extranjero permaneció constante, y
Sistān nunca estuvo tranquila bajo los ghaznawíes; una vez que los Saljuqs aparecieron
en las fronteras de Sistan durante el sultanato del Mawdūd b. Mas'ūd, los
Sagzis se unieron con los turcomanos para expulsar a los oficiales ghaznawíes.
A Qusdār le
había sido permitido por Sebük-Tegin retener sus gobernantes locales, pues en 402/1011
tenemos noticias de una expedición por Mahmūd para reducir al soberano a
la obediencia y al acostumbrado pago de tributo; este soberano (que no es
citado en ninguna parte) había intentado establecer relaciones con los hostiles
Qarakhāníes. Makrān, la línea costera de la cual Baluchistān es el interior,
también tenía su propia línea de gobernantes que en el siglo IV/X había
reconocido a los Buyíes como sus soberanos, pero que recientemente habían
transferido su alianza a Sebüktegin y Mahmūd. Cuando el gobernante Ma‛dān
murió en 416/1025-6, hubo una disputa sobre la sucesión entre sus hijos ‛Īsā y
Abu’l-Mu‛askar, en la cual Mahmūd al final negoció un acuerdo. Justo
antes de la muerte de Mahmūd en 420/1029, ‛Īsā intentó afirmar su
independencia de Ghazna; Fue encargado al hijo de Mahmūd , Mas‛ūd
meter en cintura ‛Īsā y reemplazarle por Abu’l-Mu‛askar.
Los
principados montañosos de Chaghāniyān y Khuttal, en la orilla
derecha del alto Oxus, eran de importancia estratégica para los Ghaznawíes;
sirvieron como cabezas de puente en los dominios qarakhāníes, y eran la primera
línea de defensa de los Ghaznawíes contra los pueblos saqueadores como los Kumījīs
de las montañas Buttamān, y tras ellos, los pueblos turcos de Asia
central. En los tiempos sāmāníes estos principados habían sido gobernados por
dinastías locales, tributarias a Bukhārā y descendían de familias árabes o
iranias indígenas como los Āl-i Muhtāj en Chaghāniyān, y los Abū Dā’ūdíes
o Banījūríes en Khuttal. Parece, en ausencia de información específica
en contrario, que los linajes locales sobrevivieron en tiempos ghaznawíes como
vasallos de los sultanes; en el reinado de Mahmud, el muhtājí Fakhr al-Dawla
Ahmad era amīr de Chaghāniyān, y en el reinado de Mas‛ūd,
el amīr de entonces era el yerno del sultán.
La
adquisición de Khwārizm fue uno de los acontecimientos más importantes de los
años centrales de Mahmūd. La provincia misma era rica agrícolamente hablando,
con un complejo sistema de canales de irrigación para utilizar las aguas
del bajo Oxus. Se derivaba una prosperidad adicional de su posición como el fin
de recorrido par las caravanas que llegaban de las estepas Oghuz y Siberia, y
el geógrafo Muqaddasī enumera una impresionante lista de los
productos para los que Khwārizm era el centro de distribución. Pero su
valor estratégico era probablemente la consideración más importante en la mente
del sultán. La posesión del Khwarizm le capacitó para dar la vuelta al flanco
de los Qarakhāníes en Transoxiana y, sobre todo, para presionar a uno de sus más
implacables enemigos, ‛Alī-Tegin de Bukhārā y Samarcanda.
Desde 385/995 Khwārizm había sido gobernada desde el gran centro comercial
de Gurgānj por la familia de amīres Ma’mūní, que había
expulsado en ese año a la antigua familia de los Khwārizm-Shāhs Afrīghíes
de Kāth. Aunque nominalmente dependían de los Sāmāníes, el aislamiento
geográfico de Khwarizm, rodeado como estaba por la estepa, había capacitado a
los Shāhs para vivir en una independencia casi sin restricciones. El amīr ‛Alī
b. Ma’mūn (387-399/997-1009) era hasta cierto punto dependiente de los
Qarakhāníes, pero en 406/1015-6 se colocaron los fundamentos de la intervención
ghaznawí cuando la hermana de Mahmūd Hurra-yi Khaljī contrajo matrimonio
con el hermano de ‛Alī, Ma’mūn b. Ma’mūn. El detalladísimo
relato de la conquista de Khwārizm dado por el oficial ghaznawí Baihaqī (citando
la perdida Historia de Khwārizm de al-Birūnī) muestra como el
sultán provocó deliberadamente a los khwarizmianos y mediante una serie de
movimientos diplomáticos maquiavélicos, se aseguró un pretexto para enviar
tropas ghaznawíes al país. Sus demandas para el reconocimiento en la khutba
o sermón del Viernes en Khwarizm (de hecho, el reconocimiento de la
soberanía ghaznawí allí) provocó una reacción patriótica entre los khwārizmianos,
en el que Ma’mūn fue asesinado. Mahmūd pudo ahora entrar en la provincia,
supuestamente para vengar a su cuñado. Después de una lucha feroz,la causa
ghaznawí prevaleció; la dinastía Ma’mūní se extinguió, se desencadenó un
reinado de terror, y la totalidad de la tierra se incorporó al imperio
ghaznawí. Uno de los antiguos ghulāms de Sebük-Tegin, el hājib Altun-Tash
fue instalado como gobernador con el título tradicional de Khwārizm-Shāh,
y él y sus hijos gobernaron allí durante los siguientes 24 años.
La
posesión de Khwārizm dió a Mahmūd la preponderancia sobre los
Qarakhāníes,quienes estaban ahora atormentados por la guerra interna. Hasta los
últimos años del sultanato de Mas'ūd, cuando las incursiones de los Sāljuqs
estaban creando el caos general en el norte de Afganistán, un príncipe
qarakhānida, Böri-Tegin, no hostigó seriamente el territorio ghaznawí.
En los años después del rechazo de la invasión del Ilig Nasr de Khurāsān,
Mahmūd explotó las rivalidades internas de los Qarakhāníes al aliarse primero
con Ahmad Toghan Khān († 408/1017-8) de Semirechye y, hasta
los últimos años de su vida, de Kāshgar también, y luego con Yūsuf Qadīr
Khān de Khotan y Kāshgar. Esta última alianza fue
específicamente dirigida al gobernante de Bukhārā y Samarcada, ‛Alī
b. Hārūn Bughra Khān, llamado ‛Alī-Tegin. ‛Alī-Tegin había
capturado Bukhara en 411/1020, y hasta su muerte 14 años más tarde, fue el más
hábil y persistente oponente de las ambiciones ghaznawíes en Asia Central. En
416/1025 Mahmūd invadió Transoxiana con el objetivo de derrocar
a ‛Alī-Tegin. El sultán se encontró con Yūsuf Qadīr Khān en
Samarcanda; de acuerdo con el relato del historiador ghaznawí Gardīzī, se
intercambiaron regalos en una escala generosa por los dos soberanos, y
comenzaron complejas negociaciones para una alianza matrimonial. El sultán y el
khān unieron fuerzas, primero para dispersar a los aliados de ‛Alī-Tegin y
más tarde para expulsar al mismo ‛Alī-Tegin a las estepas. No
obstante, Mahmūd se retiró ahora de Transoxiana para prepararse para
la expedicion de Somnath. ‛Alī-Tegin resurgió y recobró sus anteriores
posesiones. De ahí que Barthold probablemente estuviera de acuerdo en suponer
que Mahmūd prefirió dejar a ‛Alī-Tegin en Transoxiana como un contrapeso
al poder de Yūsuf Qadīr Khān.
Al
oeste de Khwārizm se extendían los territorios de varios poderes
dailamíes, sobre todo de los Būyíes. Con los Ziyāríes de Gurgān y Tabaristān
(que realmente eran sunníes ortodoxos en la fe), Mahmūd tenía relaciones
amistosa, y después de la muerte en 402/1011-12 de Qābūs b. Vushmgīr,
esta dinastía fue virtualmente tributaria de los Ghaznawíes. Al principio,
Mahmud apoyó las pretensiones a la sucesión de Dārā b. Qābūs,
que había estado refugiado en Ghazna en vida de su padre; pero pronto vino a
reconocer a Manūchihr b. Qābūs como amīr, después de que este
último hubiese sido alzado al trono por intereses locales. El
nuevo amīr ziyārí se convirtió en el yerno de Mahmūd, y en varias
ocasiones, envió contingentes de tropas al ejército ghaznawí. De este modo, el
sultán mantuvo a un amistoso poder en las cercanías de Khurāsān, y en
consecuencia, disuadió a los Buyíes de hacer movimientos en esa dirección.
Aunque
ya no poseía la cohesión y poder que había tenido en los días de ‛Adud
al-Dawla, el imperio būyí era territorialmente impresionante, abarcando
como lo hacía la mayor parte de Iraq y Persia occidental y central. Pero
estructuralmente era débil en que, a principios del siglo V/XI, estaba falto de
una única y generalmente reconocida cabeza y esta falta de frente unido
debilitaba las habilidades būyíes para resistir primero a los Ghaznawíes y
después a los Saljuqs. No habría sido difícil para el sultán no encontrar un
pretexto plausible para entrometerse en los asuntos būyíes; en primer lugar,
los būyíes eran shī‛íes y mientras poseyeran Bagdad el califa ‛abbāsí no
podría ser considerado un agente libre; y en segundo lugar, la incapacidad de
los būyíes tardíos para mantener el orden interno significaba que los
peregrinos que viajaban desde el este hasta los Santos Lugares eran
constantemente saqueados y financieramente multados mientras cruzaban los
territorios būyíes. De acuerdo con Ibn al-Jauzī, a Mahmūd se le reprochó
concretamente en 412/1021 su falta de interés en las tribulaciones de esos
peregrinos, y se le comparó desfavorablemente con el gobernante kurdo de
Hamadān, Nihāvand y Dīnavar, Badr b. Hasanūya, que siempre daba
subsidios y ayuda a las caravanas de peregrinos que pasaban a através de sus
tierras.
De
hecho, Mahmūd demostró una restricción considerable en no hacer ningún
movimiento importante contra los būyíes hasta el último años de su reinado. Es
cierto que cuando en 407/1016-17 el gobernador būyí en Kirmān, Qawām
al-Dawla Abu’l-Fawāris, se rebeló contra su hermano Sultān al-Dawla
Abū Shu‛jā de Fārs, Mahmūd le suministró ayuda militar. Pero las
tropas ghaznawíes fueron incapaces de restaurar inmediatamente a Qawām
al-Dawla a su anterior posición, y cuando hacia el fin del reinado de Mahmūd,
estalló una nueva disputa de sucesión en Kirmān, no hizo intento de intervenir.
Es algo sorprendente que Mahmūd se contuviera tanto tiempo de atacar Jibāl, con
su capital de Ray, un rico centro manufacturero y llave estratégica a la Persia
septentrional; pues desde la muerte del būyí Fakhr al-Dawla ‛Alī en
387/997 y la sucesión de su hijo infante Majd al-Dawla Rustam, el
poder de facto había estado allí en manos de una mujer, la
reina madre Sayyida. Esta recogido en Baihaqī que hacia el fin de
su vida, a Mahmūd le preguntó su visir Maimandi por qué no había intervenido
antes en Jibāl. El sultán replicó que si un hombre hubiera estado gobernando en
Ray, habría tenido que conservar un ejército permanentemente estacionado en
Nīshāpūr, mientras que, con una mujer en Ray, no había una amenaza būyí real
para Khurāsān.
La
muerte de Sayyida en 418/1028 dejó a Majd al-Dawla como único poder en Ray,
pero los últimos años de su exclusión de la autoridad real habían minado sus
poderes para gobernar de manera efectiva; era incapaz de mantener a sus tropas
dailamíes en orden, e irreflexivamente acudió a Mahmud por ayuda. Es probable
que Mahmūd estuviera ya meditando la intervención, y cuando su ejército alcanzó
Ray, depuso a Majd al-Dawla y saqueó la ciudad de una manera aterradora. El
sultán se sintió obligado a justificar este acto de agresión brutal, y en su
fath-nāma al califa hablaba de limpiar Jibāl de los "infieles
Bātiniyya y los innovadores creadores de maldad", que habían florecido
bajo el laxo gobierno de Majd al-Dawla; de hecho, los sospechosos de creencias
shī‛íes extremistas y mu‛tazilíes eran perseguidos sin piedad, y se quemaron
muchos libros supuestamente heréticos. La toma de Ray abrió la posibilidad de
un avance hacia Āzarbāijān y el oeste. A Mas'ūd le fue dada el
cargo de operaciones allí. El gobernante Musāfirī de Dailam, Ibrāhīm b.
Marzubān, estaba temporalmente desposeído de su capital Tārum y fue
llevado a la obediencia; y entonces a comienzos de 421/1030 Mas'ūd se volvió al
sur hacia los Kākūyíes de Isfahān y Hamadān. Las noticias de la muerte
de su padre en Ghazna le empujaron, no obstante, a dejar al dejar
al Kākūyí ‛Alā’ al-Dawla Muhammad b. Dushmanziyār,
llamado Mas'ūd, como su vasallo a Isfahān. Como ocurrió, Mas'ūd nunca
fue capaz de someter permanentemente al resistente, y el gobierno Ghaznawí en
Ray solo duró unos siete años. Sin embargo, los ghaznawíes habían perjudicado
gravemente la predominancia dailamí en Persia septentrional, de manera que el
avance de los Saljuqs a través de la Persia del norte unos pocos años más tarde
fue hecha en consecuencia más fácil.
Hasta
ahora solo hemos estado ocupados con la expansión ghaznawí en Asia Central y el
mundo iranio. Sin embargo, simultáneamente, un gran esfuerzo militar se estaba
preparando contra la India. Cada invierno, los ejércitos de tropas regulares,
aumentados por los ghāzīs y los voluntarios que congregados allí desde
todas partes del mundo islámico oriental, descendían a las llanuras de la India
en busca de templos hindúes que saquear y esclavos que juntar. Las numerosas
campañas indias han sido bien descritas por Muhammad Nāzim, con una hábil
elucidación de los problemas geográficos y topográficos involucrados en el
material de origen. El primer gran obstáculo para la penetración ghaznawí era
la continua existencia del reino hindūshāhī de Waihind, con cuyo Rājā, Jaipāl,
ya se había enfrentado Sebük-Tegin. En 392/1001 Mahmūd derrotó y capturó a Jaypal
cerca de Peshawar, humillándole tanto que se suicidó. Su hijo Anandpāl organizó
una gran coalición de gobernantes indios de la India noroccidental, pero esta
también fue quebrada por el sultán en Waihind y Nagarkot (399/1009).
Los siguientes hindūshāhíes, Trilochanpāl y su hijo Bhimpāl,
llevaron a cabo la lucha contra Mahmūd en alianza con gobernantes tales como Ganda,
Rājā de Kālinjar, pero fueron paulatinamente conducidos hacia el este a
través del Punjab, y con la muerte de Bhimpāl en 417/1026, la una vez poderosa
dinastía hindūshāhí llegó a su fin.
Mahmūd
no fue, por supuesto, el primer líder musulmán en llevar el Islam a la India.
La nueva fe había sido implantada en Sind por el general árabe Muhammad
b. al-Qāsim al-Thaqafī en tiempos omeyas (90-2/709-711), y se difundió
Indo arriba hasta Multān. Durante el curso del siglo IV/X, las
comunidades musulmanas de Sind habían sido ganadas por dā‛īs ismā‛īlíes
o misioneros para la causa del shī‛ismo extremista. Los primeros ghaznawíes
arrancaron todas las huellas de Ismā‛īlismo en sus propios dominios, y
cuando en 403/1012-13 el califa fatimí en El Cairo, al-Hākim, envió una
misión diplomática a Mahmūd, el sultán ejecutó al desafortunado mensajero. Así,
Mahmūd tuvo, en su opinión, razones de sobra para asumir la importante ciudad
de Multān y restaurar allí la ortodoxia. En las dos campañas de 396/1006 y
401/1010, el gobernante local Abu’l-Fath Dā’ūd fue humillado y
finalmente depuesto, y los ismā‛īlíes en la ciudad masacrados. Sin
embargo, el Ismā‛īlismo perduró allí durante más de dos siglos; y solo 30
años después de los esfuerzos de Mahmūd allí, en el sultanato de Mawdūd b.
Mas'ūd, ocurrió un levantamiento de los ismā‛īlíes de Multān.
No
obstante, la mayoría de las campañas indias de Mahmūd estaban
dirigidas a los gobernantes Rājput. Se hicieron dos intentos para penetrar en
Cachemira (en 406/1015 y 412/1021), pero se atascó en ambas ocasiones por la
fortaleza de Lohkot, y las barreras montañosas resultaron demasiado para los
invasores; hasta el siglo VIII/XIV no llegó a gobernar en Cachemira, una
dinastía musulmana, la línea de Shāh Mirza Swatī. El principal esfuerzo
ghaznawí se dirigió a través del Punjab hacia el Dōāb del Ganges-Jumna. Aquí se
encuentran las ciudades ricamente dotadas de templos, como el templo de
Chakraswāni en Thānesar (saqueado en 405/1014) y el templo de Mathura,
renombrado lugar de nacimiento del héroe Krishna (saqueado en 409/1018). con
estos éxitos, preparatorios, Mahmūd estaba listo para enfrentarse a los dos
principales jefes de la India septentrional, el Rājā Pratihāra de Kanauj,
Rājyapal, y el Rājā Chandella de Kālinjar, Ganda. Ganda
era el más tenaz de los oponentes de Mahmūd. En 410/1019 organizó una liga de
príncipes indios contra Mahmūd, pero en la expedición de 413/1022 Ganda fue
asediado en su fortaleza de Kālinjar y finalmente forzado a someterse. sin
embargo, el climax de las campañas indias del sultán fue indudablemente, la
expedición de Somnāth de 416-17/1025-6. Por esto, Mahmūd dirigió sus
tropas a través del inhóspito desierto de Thar hasta Anhalwāra, y luego en la
Península de Kāthiāwār hasta la misma Somnāth. En Somnāth estaba un famoso
templo que contenía un linga del dios luna Mahādeva, que estaba
servido por 1.000 brahmānes y 350 cantantes y bailarines, y dotado con los
ingresos de 10.000 pueblos. Después de una lucha feroz, el santuario fue
capturado y despojado hasta la cantidad de 20 millones de dīnārs, y y
finalmente incendiado. El viaje de vuelta fue arduo y peligroso, y mientras
viajaba remontando el río Indo, el ejército ghaznawí fue atacado por los Jāts
locales; Mahmūd regresó en 418/1026 para dirigir una expedición punitiva contra
estos saqueadores. Las noticias de la victoria de Somnāth se difundieron
rápidamente a través del mundo islámico, y contribuyó mucho a la imagen de
Mahmūd como héroe del islam Sunnī; el califa ‛abbāsí envió desde Bagdad nuevos
títulos honoríficos para el sultán y su familia.
La
actividad ghaznawí en la India, estaba compuesto de incursiones de saqueo, como
queda claro del párrafo precedente. De los tesoros del templo vinieron los
lingotes que hicieron posible que los sultanes mantuvieran un buen nivel de
monedas de oro y plata, y la moneda extra en circulación estimuló el comercio
por todo el Islam oriental, revirtiendo por un tiempo el drenaje normal de
monedas en el interior del subcontinente indio. Este tesoro fue usado también
para financiar y decorar las espléndidas construcciones que Mahmūd comenzó a
erigir, tales como la mezquita y madrasa ‛Arūs al-falak "Novia
del Cielo"en Ghazna (construida con las ganancias de la expedición de
410/1019 contra Trilochanpāl de Kannauj y Ganda de Kālinjar), y el vsto
complejo de construcciones palaciegas dispuestas en los primeros tiempos
ghaznawíes sobre el curso bajo del río Helmand en Lashkarī Bāzār cerca
de Bust. Los esclavos importados de la India eran igualmente un gran activo
económico. De acuerdo con el historiador ‛Utbī, 53.000 cautivos fueron llevados
de vuelta procedentes de la expedición de Kannauj de 409/1018, y los mercaderes
de esclavos convergieron en Ghazna desde todas las partes del mundo islámico
oriental. Algunos de esos esclavos fueron incorporados a los ejércitos
ghaznawíes, donde las cualidades de combate de los Rājputs eran muy apreciadas,
y a menudo fueron considerados más fiables que los turcos. Fueron los
ghaznawíes quienes introdujeron en el mundo islámico el uso de elefantes como
bestias de guerra, y a menudo se estipulaban un número de elefantes en los tratados
de paz con los príncipes indios; fueron considerados como bestias reales, y
cuando eran capturados en batalla, caían dentro del quinto del botín del
sultán.
Dado
que las consideraciones económicas parecen haber estado siempre presentes en la
mente del sultán, es difícil ver a Mahmūd como un musulmán fanático, ansioso
por implantar la fe en la India por la espada. El Islam hizo pocos progresos en
la India durante el periodo ghaznawí; los periodos siguientes de los Ghuríes y
los Reyes Esclavos fueron más importantes para ello. Su objetivo principal era
hacer tributarios a los príncipes indios para utilizarlos como vacas lecheras;
los templos fueron expoliados fundamentalmente debido a su gran riqueza. El
sultán sabía bien que si hubiera intentado imponer el Islam sobre los príncipes
como una condición de paz, ellos habrían apostatado tan pronto como sus tropas
los dejaran. Parece que la conversión al Islam no siempre fue requerida de las
tropas indias reclutadas en las fuerzas ghaznawíes; los excesos de los soldados
indios paganos en Zarang en Sīstān en 393/1003 son denunciadas en la historia
local de esa provincia, el Tārīkh-i Sīstān. Hasta el final del reinado de
Mahmud no hubo ningún intento de establecer una administración civil ghaznawí
en el Punjab, y esto se fue a pique a principios del reinado siguiente debido a
las envidias entre las cabezas civil y militar. Para el resto del gobierno
ghaznawí en la India, el poder fue ejercido desde puntos de guarnición militar
como Lahore y Multān; ya que los ghazis y otros elementos revoltosos se reunían
en estos lugares, frecuentemente eran centros para la agitación e incluso la
rebelión.
III.
Aspectos políticos, militares, sociales y económicos del reinado de
Mahmūd
El
imperio de Mahmūd era así un logro impresionante. Para el estudio de la
organización política islámica medieval, tiene un especial interés, pues los
ghaznawíes eran un ejemplo clásico de bárbaros introduciéndose en una cultura
más vieja, más alta, siendo absorbidos en ella, y luego adaptándola a sus
objetivos. El imperio fue, de hecho, la culminación de tendencias hacia la
autocracia visible en el temprano califato ‛abbāsí y sus estados sucesores. Las
dinastías como los Būyíes y los Sāmāníes habían intentado centralizar la
administración en sus territorios y hacer al amīr una figura despótica, pero
sus intentos fracasaron; en el caso de los Būyíes, a causa de las rivalidades
familiares y el impedimento de un respaldo tribal dailamí turbulento; en el
caso de los Sāmāníes, a causa del poder profundamente enraizado de las clases
terratenientes y militares iranias y de los mercaderes, todos hostiles a
cualquier extensión de poder regio. Los Ghaznawíes, por otra parte, no llegaron
al poder sobre la cresta de una migración tribal o movimiento de pueblos, y
tenían pocos intereses locales establecidos con los que lidiar. De ahí que
pudieran hacerse mucho más despóticos que sus sucesores en Persia, los sultanes
saljuqíes. Mientras que el gran visir saljuqí Nizām al-Mulk (cuya visión
deriva de la carrera de su familia al servicio en el Khurāsān ghaznawí) se
quejaba más tarde de que los Saljuqíes no hicieron un uso total de la
maquinaria de despotismo disponible para ellos, el oficial ghaznawí Baihaqi
denuncia la dependencia excesiva de Mas‛ūd b. Mahmūd sobre su
maquinaria, su conducta arbitraria y su uso de espías e informadores, que
creaban una atmósfera de sospecha y desconfianza. Dejando atrás sus orígenes
esteparios paganos completamente, los ghaznawíes adoptaron con entusiasmo las
tradiciones gubernamentales perso-islámicos que ellos encontraron en vigor en
sus territorios recientemente adquiridos.
Este proceso de adopción fue
facilitado por una continuidad del personal administrativo con los regímenes
previos. Cuando Mahmūd tomó posesión de Khurāsān, al mayor parte de los
oficiales sāmāníes permanecieron en su cargo y simplemente trasfirieron su
alianza al nuevo señor. Así, el primer visir de Mahmūd, Abu’l-‛Abbās al-Fadl
Isfarā’ini, anteriormente había sido un secretario al empleo de Fā’iq.
Ciertos oficiales, como el qādí Shīrāzī, que fue gobernador civil de la
India septentrional en la primera parte del reinado de Mas‛ūd, tenía un
historial de servicio con los būyíes. Hombres cualificados como estos, fueron
bienvenidos en la administración ghaznawí, en particular cuando la expansión
del imperio bajo Mahmūd extendió su esfera de operaciones y el volumen de
trabajo que tuvo que hacer frente.
En
estructura, el administración ghaznawí se deriva claramente de la de los
Sāmāníes en Bukhārā, tan conocida para nosotros a partir de Narshakhī y
Khwarazmī, que a su vez estaba basada en la burocracia la Bagdad ‛abbāsí. Hubo
cinco grandes departamentos de estado: el dīvan-i vizārat, el del
visir, relacionado con la administración financiera y general; el dīvan-i
risalat, el secretario principal, relacionado con la correspondencia
oficial y diplomática; el dīvan-i ‛ard, el del ‛ārid
o Secretario para la Guerra, relacionado con el alistamiento, organización y
equipamiento del ejército; el dīvan-i ishrāf, el del mushrif
principal, relacionado con la comunicación interna y sistema de espionaje; y el
dīvan-i vikālat, el del vakīl-i khāss o controlador
de la Casa real, en relación con el funcionamiento del palacio real y la
administración de las propiedades de la corona. Todos estos departamentos eran
el terreno privado de los secretarios persas, que continuaron en ellos las
tradiciones y técnicas de su oficio. Aunque los sultanes escuchaban el consejo
de sus oficiales, no los tomaban necesariamente, pues su poder no estaba
teóricamente circunscrito pro ningún otro ser humano. La posición del
visir no era envidiable, pues cualquier independencia de pensamiento o acción
era resentido por su señor; la mayoría de los visires del Mahmūd y Mas'ūd
sufrieron la caída del favor e incluso encarcelamiento o muerte. Además hubo
siempre una necesidad primordial de más dinero, y el visir sufría a menos
que pudiera aprovechar nuevas fuentes de tributación. No obstante, en Ahmad
b. Hasan Maimandī, llamado Shams al-Kufāt "Sol de los
Capaces", los sultanes tuvieron un visir de un calibre intelectual
excepcional, con una fama contemporánea por su erudición árabe y su habilidad
ejecutiva comparable con la de los grandes visires būyíes.
El
carácter distintivo del "estado-poder" ghaznawí implicaba una aguda
división entre la clase gobernante y los gobernados, la división elaborada por Nizām
al-Mulk en su tratado sobre política, el Siyāsat-nāma, y la
división cristalizada en la terminología turca otomana posterior como la de ‛Askerīs
y Re‛āyā. En la cúspide estaban el sultán y sus sirvientes, tanto
civiles como militares. Debajo de ellos estaban las masas de población,
incluyendo mercaderes, artesanos y campesinos, cuyos deberes eran obedecer al
poder soberano y pagar sus impuestos fielmente, a cambio, el gobernante les
protegía de los invasores exteriores y los bandidos del interior, y les dejaba
libertad para perseguir sus vocaciones ordinarias. El control del sultán sobre
las provincias estaba basado en su mayor parte en el miedo, la expectativa de
rápido castigo para la maldad y la rebeldía. La información sobre lo que estaba
ocurriendo en las provincias periféricas era llevada continuamente a la corte
por los agentes del barīd o servicio postal y de inteligencia,
una institución del antiguo Oriente Próximo que los Ghaznawíes desarrollaron en
un alto grado. Los gobernadores y oficiales provinciales estaban a menudo
tentados de apropiarse de dinero o rebelarse contra el distante gobierno
central, y la existencia de este sistema de comunicaciones era uno de las pocas
medidas de control sobre las regiones periféricas que poseía el sultán.
En el
plano religiosos e ideológico, la autoridad del sultán era mantenida por una
rígida adhesión a la ortodoxia sunnī, vista en el favor de los sultanes a la
escuela de derecho Hanafī, y a una secta purista y conservadora, como la
de la Karrāmiyya Khurāsāní, que fue favorecida por Sebük-Tegin, y en la
primera parte de su reinado, por Mahmūd. los disidentes sobre todos los
adheridos a la Shī‛a extremista como los Ismā‛īlíes, fueron perseguidos como
subversores de status quo, y el celo del sultán es alabado
frecuentemente en la literatura y poesía contemporánea. Así, Farrukhī, en una
elegía a la muerte de Mahmūd, dice que los heréticos pueden ahora dormir sin
peligro:
"¡Ay, los Qármatas [sc. los ismā‛īlíes] pueden ahora regocijarse! Ellos estarán seguros contra la muerte por dilapidación o la horca."
Un corolario de este celo fue el mantenimiento de estrechas
relaciones con los califas ‛abbāsies, cuyo apoyo había buscado Mahmūd desde el
principio tras su victoria en Khurāsān de 389/999. Los sultanes sintieron
claramente la necesidad de que su poder fuera legitimado por los califas, y
también para actos de dudosa moralidad política tales como las expediciones
contra Multān y Ray. Tanto Mahmūd como Mas‛ūd tuvieron la precaución de enviar
presentes a Bagdad procedentes del botín capturado, y a su vez recibieron
patentes de investidura (manāshīr, sing. manshūr) para sus
posesiones y títulos honoríficos (laqāb). Ellos rechazaron
cualquier contacto con los enemigos de los ‛abbāsies, los Fātimíes de Egipto;
Mahmūd ejecutó a un enviado fātimí, Mas‛ūd en 422/1031 revivió una vieja
acusación de contactos con los Fātimíes para condenar a muerte al anterior
ministro Hasanak.
La cultura de los primeros ghaznawíes era fuertemente
perso-islámica, y muy influenciada por la civilizacion irania de las tierras de
las que se habían hecho cargo, sobre todo por la de Khurāsān. Los Samaníes
habían sido grandes patrocinadores tanto del conocimiento arábigo como persa, y
su corte alimentó a autores tales como Rūdāki, Bal'amī y Daqīqī que
pavimentaron el camino para el logro en el periodo inicial ghaznawí, de
Firdausī de Tūs, autor del Shāh-nāma o "Libro de reyes".
Mahmūd y Mas‛ūd recibieron educaciones islámicas tradicionales, y
decidieron que su corte también estaría adornada por los más grande talentos de
la época. Trajeron a poetas de territorios vecinos, de modo que entre sus
poetas, Farrukhī Sīstānī llegó a Ghazna desde el servicio del amīr
Muhtājí de Chaghāniyyān, mientras que Manūchihrī Dāmghānī llegó desde la
corte ziyārí en Gurgān y Tabaristān. De acuerdo con el biógrafo literario
posterior Daulatshāh, hubo 400 poetas en asistencia regular en la corte de
Mahmūd, presidida por el laureado o amīr al-shu‛arā’, ‛Unsurī,
que estaba continuamente ocupado en elogiar a su señor y otras figuras
cortesanas. ‛Unsurī puede haber compuesto una versión métrica de las hazañas de
Mahmūd, el Tāj al-futūh o
"Corona de conquistas". De hecho, los dīvāns
o colecciones de versos que han sobrevivido de unos pocos de esos poetas,
muestran frescura y belleza de expresión. Mahmūd
también llevó a Ghazna al gran erudito, científico e historiador Abū Raihān
al-Bīrunī (362-c.442/973-c.1050) desde su nativa Khwārizm,
cuando esa provincia fue conquistada pro el ejército del sultán. Al-Bīrunī, por
tanto, fue capaz de acompañar las incursiones ghaznawíes en la India. Aprendió
sánscrito, y sus contactos en la India y su curiosidad intelectual sin límites
sobre otras fes y costumbres le capacitó para producir su magnus opus
sobre la India, el Tahqīq mā li’l-Hind, el primer
trabajo islámico desapasionado para examinar las creencias y prácticas de los
Hindus.
La
corte auténtica estaba organizada en líneas persas tradicionales. Los sultanes
eran grandes constructores, y levantaron para sí mismos palacios y jardines en
todas las ciudades principales del imperio. Mas'ud diseñó personalmente y
supervisó la construcción de un bello nuevo palacio en Ghazna que llevó
completarlo cuatro años, costo siete millones de dirhams y fue erigido mediante
trabajo de corveas. Las ruinas supervivientes en Lashkarī Bāzār, estudiadas
extensamente en años recientes por la Delegación Arqueológica francesa en
Afganistán, da alguna idea de la escala monumental y la opulencia de estos
palacios. Su mantenimiento fue, sin duda, una carga onerosa sobre las
poblaciones de las ciudades en las que estaban situadas. Los sultanes en sus
sesiones de corte se rodeaban con sus guardias esclavos, sentados en tronos de
oro y participaban en prolongadas borrachera con sus nadīms o compañeros
de celebración. ellos tenía su harén, con la asistencia de sus inevitables
eunucos. Debido a la naturaleza jerárquica de la sociedad cortesana, se
observaba un protocolo estricto y el sultán se retiraba del contacto directo
con el pueblo. No obstante, se mantenían algunos enlaces con las masas a través
de la institución islámica de sesiones en las que el pueblo podía presentar
quejas de opresión o delitos (mazālim) ante el gobernante. En
consecuencia, emerge un cuadro de los sultanes como los típicos gobernantes
perso-islámicos, en un entorno muy similar a otras cortes del mundo islámico
oriental. De hecho, se debe hacer una cierta certificación: siempre debemos
recordar que los sultanes eran racialmente turcos, y solamente una o dos
generaciones trasladados desde las estepas de Asia Central; además, su poder
descansaba en gran medida en su propia soldadesca turca. Los primeros sultanes
eran todavía turcoparlantes, y siempre fue necesario para los sultanes
mantenerse en sintonía con las necesidades y aspiraciones de sus compatriotas.
La naturaleza exclusivamente arábiga o persa de las fuentes para la época
solamente nos deja adivinar la medida e influencia de este elemento turco en la
temprana vida y cultura ghaznawí , pero este debe haber sido significativo; el
poeta cortesano persa Manūchihrī estaba familiarizado con la poesía
turca, siendo esta presumiblemente de naturaleza popular.
Ya
que la expansión militar fue el rasgo característico del imperio de los
primeros Ghaznawíes, el ejército fue naturalmente de suprema importancia para
el estado. La mayoría del trabajo de la burocracia civil, en su búsqueda de
nuevas fuentes de ingresos, estaba dirigido a soportar esta onerosa
superestructura. El ejército ghaznawí era altamente profesional, responsable
solo ante el sultán, y buscando en él el liderazgo exitoso y un flujo
resultante de saqueo. Siendo un ejército permanente, se mantenía perpetuamente
en estado de guerra; de ahí que se tuviera que mantener ocupado tan
continuamente como fuera posible. Respecto a las cifras, el historiador
contemporáneo Gardīzī menciona que Mahmūd en 414/1023 pasó revista fuera
de Ghazna a 54.000 jinetes y 1.300 elefantes, y que esto excluía a los soldados
en las provincias y en deberes de guarnición. Fueron empleados ejércitos de
unos 15.000 hombres en Khurāsān contra los turcomanos en el reinado de Mas'ūd,
y 40.000 de caballería e infantería fueron pasados revista en el campo de Shābahār
fuera de Ghazna en 429/1038. siguiendo la tendencia comenzada en el
ejército ‛abbāsí, el ejército estaba construido en torno a un cuerpo de ghulāms
esclavos ascendiendo aproximadamente a 4.000; estos eran principalmente
turcos, pero también incluían algunos indios y tājīks. Su comandante, el sālār-i
ghulāmām, con un rango cercano en importancia al comandante en jefe del
ejército en general, el hājib-i buzurg. Dentro de su cuerpo de
esclavos estaba un núcleo de tropas de élite, la guardia persona del sultán (el
ghulāmam-i khāss), que tenían la preeminencia en ocasiones
ceremoniales (la apariencia de estos ghulams de palacio, con sus ricos
uniformes y armas enjoyadas, nos es ahora conocida a partir de los murales
encontrados en el palacio de Lashkarī Bāzār, dando una notable confirmación de
las descripciones en las fuentes literarias). Aunque los turcos importados de
Asia Central predominaban en el ejército, y los generales turcos tenían los
mandos más altos, muchas otras nacionalidades podían ser encontradas en el
ejército, incluyendo Indios, dailamíes, árabes kurdos y afganos. La diversidad
racial era considerada por los contemporáneos como una fuente de fortaleza, y
es alabado tanto por Kai Kā'ūs como por Nizām al-Mulk; se cree que ello
desalentó la dependencia excesiva en cualquier grupo, y que las diversas razas
competirían unas con otras en actitudes valientes. Una ventaja evidente de
estas tropas traídas desde el exterior era que les faltaban lazos locales o
intereses personales, y se podía garantizar que no rehuirían tareas tales como
extraer dinero de los pueblos sometidos del imperio. La reputación de Mahmūd
como líder guerrero atrajo inevitablemente huestes de ghāzīs y
voluntarios, especialmente de Khurāsān y Transoxiana, que complementaban a las
tropas regulares. Estos voluntarios no eran registrados en el divān-i ‛ard como
con derecho a estipendios regulares, pero participaban en el botín capturado.
La mayoría de estas tropas en ele ejército eran de caballería, pero también
había cuerpos de infantería, usado por ejemplo en guerras la guerra de asedio,
y a menudo transportados a la escena de batalla sobre rápidos camellos.
Los
sultanes hicieron un uso frecuente de los elefantes de guerra, obtenido como
tributo desde la India, y celosamente guardados como bestias reales; había un
cuerpo de cuidadores indios (pīlbānām), cuya cabeza tenía el
rango de hājib o general. Los comandantes usaban elefantes para asegurar un
punto panorámico en la batalla; se colocaba una armadura sobre sus cabezas, y
eran utilizados entonces para cargar al enemigo; y eran muy empleados para
arrastrar equipos pesados como arsenales y maquinaria de asedio. Aunque Mahmūd
tenía una reputación merecida como un brillante guerrero, un ejército ghaznawí
totalmente equipado para la marcha tenía una fila de bagajes, con mucha
impedimenta (debe recordarse que la corte y administración, aunque con base en
Ghazna, generalmente acompañaba al sultán en sus marchas). La falta de
movilidad comparativa de los ejércitos ghaznawíes les colocaba en desventaja
contra los altamente móviles invasores turcomanos de Khurāsān durante el
reinado de Mas‛ūd.
El
gasto de estas fuerzas estaba destinado a ser enorme, y en cualquier caso, la
adopción de ejércitos profesionales ha traído en todas las fases de la historia
humana un fuerte aumento del gasto estatal. Tales campañas como las indias y la
de Ray de 420/1029 trajeron un rico botín, pero esto era inconstante, mientras
que la recaudación de impuestos sobre las ricas provincias iranias producían
unos ingresos altos y regulares. De ahí que los Ghaznawíes fueran capaces de pagar
a sus tropas en gran parte en efectivo, mientras que los būyíes y más tarde los
Saljuqíes tenían que recurrir a un sistema de concesión de tierras o iqtā‛s
(esto no implica necesariamente que la iqtā‛ era desconocida en la tierras
islámicas orientales de los primeros ghaznawíes, pero allí la institución aún
no estaba altamente desarrollada). hay numerosos indicios en las fuentes de que
la administración en las provincias, en su incesante búsqueda de más dinero,
era a menudo opresiva y brutal. Los recaudadores de impuestos o ‛āmils a
menudo estaban interesados en llenar sus propios bolsillos, pero también
estaban empujados por la presión de los sultanes, que actuaban sin piedad hacia
los ‛āmils que fracasaban en traer sus cuotas estipuladas. El visir de Mahmūd,
Isfarā'inī fue cesado del cargo y encarcelado porque rehusó cubrir los deficits
de impuestos de su propio bolsillo. Khurāsān sufrió gravemente de esta
opresión, y la desgracia se agravó con terremotos y una espantosa hambruna en
401/1011 seguida por una plaga, cuando el pueblo se vio reducido al
canibalismo. En tiempos de Mas‛ūd, del mismo modo, el gobernador Abu'l-Fadl
Sūrī extrajo al Khurāsān su riqueza. No es sorprendente que los dihqāns y
notables de Khurāsān alentaran a los Qarakhāníes a invadir, y que en el
sultanato de Mas‛ūd fueran indiferentes a la llegada de los Saljuqíes. La
impopularidad del gobierno ghaznawí puede ser demostrada aún más desde otras
partes del imperio. En Ray y Jibāl, los invasores ghaznawíes habían disfrutado
al principio de una cierta popularidad, porque prometieron la liberación del
gobierno tiránico y arbitrario de la soldadesca dailamí. Pero la desilusión
pronto se estableció, y se recuerda del gobernador militar ghaznawí allí que
"Tash-Farrāsh llenó la tierra con injusticia y opresión, hasta que el
pueblo rogó por la liberación de ellos y su gobierno; la tierra llegó a
arruinarse y población se dispersó"; finalmente las quejas llegaron
a ser tan estruendosas que Mas‛ūd tuvo que enviar un nuevo gobernador y
restaurar un gobierno más equitativo. Aquí, por tanto, está una razón de por
qué el gobierno ghaznawí no echo raíces firmes en las provincias occidentales
del imperio y por qué esas tierras, en comparación, cayeron en manos de
los Saljuqíes con facilidad: los sultanes no habían hecho nada por hacer que el
pueblo sintiera allí ningún apego a la causa ghaznawí.
IV.
El enfrentamiento con los Saljuqíes y la pérdida del Khurāsān
Mahmūd
murió en 421/1030, y su hijo Muhammad, que había sido gobernador de
Guzgān, le sucedió en Ghazna conforme a los deseos de su padre. La situación
presenta paralelos con la elección de Sebük-Tegin de Ismā‛īl en preferencia a
Mahmūd, pues Mas‛ūd había sido gobernador de Herāt, y era con
mucho el más experimentado y capaz de los hijos de Mahmūd; pero
últimamente se había llevado mal con su padre, y así fue pasado por alto. A
medida que los acontecimientos fueron llegando, la reputación de Mas‛ūd como
líder guerrero, y su recientes hazañas en Jibāl y el oeste, le ganaron el apoyo
del ejército ghaznawí, y esto fue un factor de suma importancia; en un estado
militar como el de los ghaznawíes, un sultán sin la plena confianza del
ejército era inconcebible. Cuando Mas‛ūd se dirigió hacia el este desde Ray
hasta Ghazna, su tío Yusūf b. Sebük-Tegin y los otros grandes comandante
se aliaron todos con él, y el primer reinado de Muhammad finalizó después de
solo unos pocos meses (fue elevado al trono brevemente de nuevo en 432/1041 por
los rebeldes que asesinaron a Mas‛ūd).
El
nuevo sultán Mas‛ūd era un bravo soldado, pero le faltaba en muchos aspectos la
fortaleza de carácter de su padre. Sus consejeros se quejaron de su capricho y
su tortuosidad, de su rechazo a considerar un consejo desagradable y su
dependencia sobre una multitud de sicofantes, liderados por el ‛ārid Abū
Sahl Zauzanī, al que Baihaqī considera como una maléfica influencia en el
estado. De hecho, en sus primeros años sobre el trono, Mas‛ūd condujo una
vendetta contra todos los conectados con el régimen de su padre a los que él
consideró que habían vuelto a su padre contra él. No pocos de esos Mahmūdiyān
(por usar el término de Baihaqī) fueron perseguidos hasta la desgracia o la
muerte: el anterior visir Hasanak fue ejecutado sobre una acusación
amañada de contactos con los Fātimíes, el tío de Mas‛ūd, Yusūf b.
Sebük-Tegin fue arrestado y encarcelado; y se intentó el asesinato del
Khwārizm-Shah Altun-Tash. A la inversa, el anterior visir Maimandī,
que había incurrido en el enojo de Mahmūd y había sido encarcelado
recientemente, fue ahora liberado y restaurado en el cargo durante los dos años
que precedieron a su muerte en 424/1033. Su sucesor en el visirato, Ahmad b.
‛Abd al-Samad, pronto incurrió en la hostilidad de Mas‛ūd a causa de su
independencia y crítica de las políticas imprudentes del sultán.
Mas‛ūd
estaba convencido de que los logros de su padre en la India deberían ser
salvaguardados; la muerte de Mahmūd no debía significar que los príncipes
indios podían recostarse y respirar de nuevo. Mas‛ūd tuvo que abandonar la idea
de ir a la India en 422/1031, a causa del peligro en el Oxus por parte del
qarakhāní ‛Alī-Tegin y de los saljuqíes, pero en 424/1033 comandó una
expedición que capturó Sarsūtī o Sarsāwa, una fortaleza que su
padre había sido incapaz de tomar. En el invierno de 429/1037-8, insistió en
liderar personalmente una expedición a la supuestamente impugnable
"fortaleza virgen" de Hānsī, cerca de Delhi, en cumplimiento de un
voto que él había hecho, aunque la situación en Khurāsān y el oeste era en esa
época altamente amenazadora. Podemos detectar, de hecho, una constante tensión
en el reinado de Mas‛ūd entre las reivindicaciones de la India donde los
ghaznawíes habían ganado tanta gloria, y las de Khurāsān, donde la creciente
intensidad de las incursiones saljuqíes amenazan la pérdida de todos los
territorios occidentales. El dilema se hacía peor para Mas‛ūd por la
inestabilidad de los asuntos en el Punjab. En 422/1031 había mandando a un Ahmad
Ïnal-Tegin, anteriormente tesorero de Mahmūd, como comandante en jefe de
las guarniciones indias. A causa de anteriores malos tratos a manos de Mas‛ūd,
aprovechó la oportunidad para rebelarse, reuniendo los turbulentos elementos
ghāzīs de las ciudades de guarnición. Mas‛ūd tuvo que enviar una fuerza bajo el
comandante indio Tilak antes de que la revuelta de Ahmad Ïnal-Tegin
pudiera ser sofocada (425/1034).
Las
disputas por la sucesión en el estado tributario de Makrān ya habían
sido notadas. Al comienzo de su reinado Mas‛ūd mandó a su tío Yusūf b.
Sebük-Tegin marchar hacia el sur desde Bust con un ejército, reducir al
gobernador rebelde de Qusdār, que llevaba un retraso de dos años con su
tributo, y luego ir a Makrān. Uno de los contendientes por la sucesión, Abu’l-Mu‛askar,
había apelado a Mas‛ūd por ayuda; el ejército de Yusūf fue ahora capaz de
ayudarle a lograr el trono con éxito (422/1031). No obstante, había un motivo
más profundo detrás del envío por parte de Mas‛ūd de su tío a Baluchistán. Cuando
murió Mahmūd, Yusūf había apoyado en un primer momento a Muhammad, y Mas‛ūd,
con su naturaleza intensamente sospechosa, nunca pudo olvidarle ni confiar en
él desde entonces. Deliberadamente envió a Yusūf lejos del centro de poder
hasta que su propia posición en Ghazna estuvo segura; luego, cuando Yusūf
regresó, fue arrestado, muriendo en prisión poco después. El éxito de sus
tropas en Makrān animó al sultán a intervenir en la provincia būyí de Kirmān,
que limitaba con sus propios territorios dependientes de Sistān y Makrān.
Siendo ya amo de Ray y Jibāl, la adquisición de Kirmān habría redondeado el
territorio ghaznawí en Irán central. Mas‛ūd proclamó al enviado del nuevo
califa al-Qā’im que este proyecto era todo parte de un gran diseño, que
implicaba un ataque general general sobre los būyíes; ‛Umān sería
atacado desde Makrān, y finalmente, los ejércitos ghaznawíes barrerían hacia el
oeste, liberarían a los ‛abbāsíes de la tutela būyí atacarían a los infieles
bizantinos y a los heréticos Fātimíes. Naturalmente, la erupción de los
Saljuqíes en Khurāsān frustraron esos sueños. Tampoco tuvo éxito la aventura de
Kirmān. El ejército que había resultado victorioso en Makrān ocupó en 424/1033
Kirmān. Pero las exacciones financieras de los ghaznawíes allí hicieron que los
kirmāníes anhelaran de nuevo el gobierno būyí. ‛Imād al-Din Abū Kālījār
envió desde Fārs un ejército bajo su visir Bahrām b. Māfinna, y en
425/1034 la guarnición ghaznawí fue ignominiosamente expulsada y tuvo que
retirarse a Nīshāpūr.
A
medida que avanzaba el reinado de Mas‛ūd, cualquier otra cosa se vio
ensombrecida por los acontecimientos de Khurāsān y a lo largo de la frontera
del Oxus. Los dos grandes desastres que ocurrieron al poder ghaznawí aquí
fueron la penetración de Khurāsān por los turcomanos Oghuz y la pérdida
de Khwārizm. Siguiendo el esquema clásico de infiltración bárbara en tierras
civilizadas, encontramos bandas de Oghuz, bajo la dirección de la familia Saljuq,
sirviendo como auxiliares de frontera en Khwārizm y Transoxiana. Un grupo ayudó
a Ismā‛īl al-Muntasir, el último samaní fugitivo, antes de que fuera
finalmente asesinado en 395/1005. Después de esto, los Oghuz bajo Arslān
Isrā‛īl b. Saljuq son encontrados pastando sus rebaños en la periferia de
Khwārizm y luego al servicio del qarakhāní ‛Alī-Tegin, que hacia 416/1025 les
distribuyó pastos en el distrito de Bukhārā. A ellos se unieron otros grupos de
turcomanos bajo los hermanos de Arslān Isrā‛īl, Toghrïl y Chaghrï,
que habían estado previamente al servicio de de otro príncipe qarakhāní. Parece
que el apoyo militar Oghuz fue un factor apreciable en el mantenimiento del
poder de ‛Alī-Tegin en Transoxiana; el alto favor de que gozó Arslān Isrā‛īl se
demuestra por el matrimonio de‛Alī-Tegin con una de sus hijas.
Cuando
en 416/1025, ‛Alī-Tegin fue temporalmente expulsado de sus posesiones por las
operaciones combinadas de Mahmūd de Ghazna y Yusūf Qadīr Khān, Arslān Isrā‛īl
fue capturado por Mahmūd y aprisionado en la India hasta que murió. Sus
seguidores turcomanos, en número de 4.000 tiendas, buscaron entonces permiso de
Mahmūd para establecerse en el borde norte del Khurāsān en los distritos de
Sarakhs, Abīvard y Farāva, donde prometieron actuar como guardias de frontera.
La decisión de admitir estos elementos anárquicos, de quienes, como nómadas
pastoriles, no podía esperarse ninguna consideración por la agricultura y la
vida sedentaria, fue más tarde reconocido por Mahmūd que había sido un error.
En 418/1027 Mahmūd tuvo que enviar una expedición punitiva contra ellos,
habiéndose quejado el pueblo de Nasā y Abīvard sobre sus expolios. Pero su
general Arslān Jādhib falló en someterlos, y al año siguiente, el sultán mismo
llegó e infligió una cruenta derrota sobre los turcomanos, esparciéndolos.
Alguno huyeron hacia el oeste, al interior de las montañas Balkhān en la costa
oriental del Caspio. Otros huyeron al interior de Persia, donde sucesivamente
buscaron empleo como mercenarios, primero con el būyí Qawām al-Dawla de
Kirmān, luego con el gobernante kākūyí de Isfahān, ‛Alā’ al-Dawla, y finalmente
con el rawwādí Vahsūdān b. Mamlān que pretendió usarlos contras sus rivales los
Shaddādíes de Arrān y contra los príncipes cristianos armenios y georgianos. Es
a estos turcomanos a los que se llama en las fuentes los "Irāqī", porque
había entrado en ‛Irāq Ajamī, es decir Persia occidental. Pero no parece que
hubieran tenido ningún líder sobresaliente, y privado del liderazgo de Arslān
Isrā‛īl, se fraccionaron en bandas indisciplinadas. Finalmente, se unieron con
otros Oghuz quienes, si se da crédito a los relatos de una expedición de
Chaghrï Beg hasta Āzarbāijān y Armenia en algún momento entre 407/1016-17 y
412/1021 habían entrado en Persia septentrional unos pocos años antes.
Así,
a pesar del la estabilidad momentánea establecida en Khurāsān por la época de
la muerte de Mahmūd, la posición a la que se enfrentaba Mas‛ūd estaba lejos de
ser tranquilizadora. En todas las etapas de la historia humana antes de la
difusión de las armas de fuego, la gente de la siembra había estado en
desventaja contra los invasores procedentes del desierto o la estepa. Éstos
raramente poseían algo más que sus rebaños, así que tenían poco que perder; sus
incursiones ocurrían sobre un amplio frente, e incluso si eran repelidas,
significaban el pisoteo de las cosechas y la interrupción del ciclo agrícola.
Así ocurrió con los Oghuz en Khurāsān; y además, Mas‛ūd durante varios años
subestimó persistentemente el peligro, incapaz de concebir que nómadas
medio muertos de hambre pudieran poner seriamente en peligro el imponente
edificio del poder ghaznawí en Khurāsān. Allí, la guerra se dejó a comandantes
subordinados, mientras el sultán se implicaba con otros proyectos, tales como
las campañas de la India o la expedición a Gurgān y Tabaristān, o si no se
quedaba en sus palacios, ensimismado en el placer y enbeebr vino.
En la
lucha de sucesión con su hermano Muhammad, Mas‛ūd había reclutado él mismo
alguno de los turcomanos "Irāqī" bajo sus jefes Yaghmur, Qïzïl, Bogha
y Göktash, y éstos fueron usados como tropas auxiliares, por ejemplo para la
expedición a Makran de Yusuf b. Sebük-Tegin de 422/1031. Pero nunca fueron una
fuerza fiable, y se demostraron imposibles de mantener bajo control, de manera
que sus depredaciones se extendieron sobre toda Persia septentrional.
Finalmente, en 424/1033 Mas‛ūd envió a Ray a su general Tash-Farrāsh, quien tomó
allí a cincuenta líderes turcomanos, incluyendo Yaghmur, y les ejecutó. Los
turcomanos supervivientes inevitablemente se convirtieron en enemigos
implacables de los ghaznawíes.
Mientras,
la familia Saljuq bajo Toghrïl, Chaghrï, Mūsa Yabghu e Ibrāhīm Ïnal, habían
permanecido en Transoxiana, y en 423/1032 estaban aliados una vez más con
‛Alī-Tegin. Ahora su historia se entrelaza con los sucesos en la vecina
provincia de Khwārizm. El Khwārizm-Shah Altun-Tash siempre había dado muestras
de una lealtad inquebrantable a los Ghaznawíes, y ya había sido su consejo el
que había hecho que muchos de los líderes del ejército apoyaran a Mas‛ūd en
preferencia a Muhammad. Sin embargo, la naturaleza crónicamente suspicaz de
Mas‛ūd caía sobre todo los que pudieran figurar posiblemente como sus rivales.
En Khwārizm Altun-Tash disponía de un gran ejército, y el había reclutado un
gran número de Qipchaq y otros turcomanos como tropas auxiliares. Esto era
evidentemente necesario para la defensa de una provincia tan expuesta a un ataque
externo como Khwārizm, pero el sultán estaba ferozmente resentido por la
fortaleza del ejército de Altun-Tash. En consecuencia, se esforzó al principio
de su reinado por conseguir el asesinato del Shāh, pero la conspiración
fracasó. El sultán temió que Altun-Tash cayera en los brazos del viejo enemigo
de los ghaznawíes, ‛Alī-Tegin, pero, no obstante, permaneció leal y murió
combatiendo contra ‛Alī-Tegin en la batalla de Dabūsiya en 423/1032. La guerra
con el khan qarakhāní había estallado porque Mas‛ūd, cuando se estaba
preparando para la lucha contra su hermano tras la muerte de su padre, había
prometido precipitadamente ceder Khuttal a ‛Alī-Tegin a cambio de ayuda
militar. La ayuda no había sido necesaria, pero ‛Alī-Tegin continuó reclamando
su parte del trato. Los efectos plenos del temprano intento de Mas‛ūd de matar
a Altun-Tash se vieron ahora. El hijo de este último, Harūn, siguió a su padre
como gobernante efectivo en Khwārizm, aunque sin el tradicional título de
Khwārizm-Shah. Se abrió una brecha rápidamente, y Khwārizm cayó ahora
lejos del control ghaznawí. En 425/1034 Harūn se alió con ‛Alī-Tegin para un
ataque conjunto sobre los territorios ghaznawíes a lo largo del Oxus, y esto
solo se detuvo cuando Mas‛ūd logró que Harūn fuera asesinado por sus propios
ghulāms. ‛Alī-Tegin también murió en esta coyuntura, pero la lucha contra los
ghaznawíes fue continuada desde Khwarizm por el hermano de Harūn, Ismā‛īl
Khāndān y desde Transoxiana por los hijos de ‛Alī-Tegin. Sobre el alto Oxus los
hombres de la tribu Kumījī de las montañas Buttamān estaban exaltados; fueron
utilizados adicionalmente por un príncipe qarakhaní, Böri-Tegin, para asolar
Khuttal y Vakhsh en 429/1038. Así, Khwārizm estaba totalmente perdida ahora, y
uno de sus bastiones contra la inundación de los turcomanos en territorio
ghaznawí eliminado.
Cuando
murió ‛Alī-Tegin, los Saljuqíes y sus seguidores se trasladaron al interior de
Khwārizm, a invitación de Harūn, pero allí estalló la hostilidad entre ellos y
la cabeza de un grupo rival de Oghuz, el Yabghu o cabeza tradicional de la
tribu, Shāh Malik de Jand y Yengi-kent (dos ciudades cercanas a la
desembocadura del Syr Darya). Como aliado de los Ghaznawíes, Shāh Malik
reconquistó finalmente la totalidad de Khwarizm; pero por ese tiempo (432/1041) el
sultán Mas'ud estaba muerto y el poder de los triunfantes saljuqíes era dominante
en Irán oriental. En 426/1035 Shāh Malik echó a los Saljuq y les encaminó hacia
el sur hacia Khurasan. diez mil turcomanos, bajo Toghrïl, Chaghrï, Mūsa Yabghu
e Ibrāhīm Ïnal en una condición desesperada, y pidieron asilo al
gobernador Abu’l-Fadl Sūrī. Llamándose "los esclavos Yabghu, Toghrïl
y Chraghrï, clientes del Comandante de los Creyentes", ellos solicitaron
la concesión de Nasā y Farāva, prometiendo actuar como guardias fronterizos
contra futuras incursiones de las estepas. Parece que las intenciones de los
Saljuqs eran en esta época pacíficas, y los consejeros civiles del sultán
sugirieron una respuesta pacífica, al menos hasta que los Saljuqs mostraran
abiertamente su mala fe. Pero Mas‛ūd y sus generales estaban empeñados en
destruir a los turcomanos tan rápidamente como fuera posible. Envió un ejército
contra ellos bajo Begtoghdī, pero quedo estupefacto al enterarse de que los
Saljuqíes habían derrotado este ejército en el camino a Nasā (426/1035). Fue
obligado a cederles Nasā, Farāva y Dihistān, nominalmente como gobernadores en
su nombre, y en un intento infructuoso por sujetarlos a la causa ghaznawí, se
le ofrecieron a los líderes saljuq alianzas matrimoniales. Naturalmente, estos
últimos estaban simplemente envalentonados por sus éxitos, y en 428/1037
solicitaron la concesión de Sarakhs, Abīvard y Marv, junto con sus ingresos.
Solamente
ahora el sultán realmente se dió cuenta de la gravedad de la situación,
pues era imposible para él abandonar una ciudad tan importante como Marv sin
lucha. La guerra en Khurāsān ya había supuesto una seria presión sobre los
recursos militares y económicos. Los incursores dirigieron sus rebaños de
ovejas y sus caballos despreocupadamente sobre los ricos oasis agrícolas de
Khurāsān, impidiendo el regadío y la recogida de las cosechas, e interceptando
el tráfico de caravanas sobre la que dependía la prosperidad comercial de la
provincia. Un historiador dice del estado angustiado de la región de Nīshāpūr, justo
antes de que fuera ocupada por los Saljuqs en 429/1038: "Esa región llegó
a arruinarse, como los mechones despeinados de las bellas o los ojos de los
enamorados, y se vio devastada por la pastoreo de los rebaños [de los
turcomanos]". De ahí que las ciudades khurāsāníes, aunque seguras de la
arremetida directa tras sus muros y fosos (para cuyo asalto los nómadas estaban
mal equipados) fueron gradualmente privadas de comida mediante la amputación de
su interior agrícola. Ciudades como Nīshāpūr, Marv y Herāt al final se
rindieron pacíficamente a los Saljuqs por motivos económicos más que políticos.
La
escasez de alimentos y forraje, y el drenaje financiero que suponía mantener
ejércitos continuamente en el campo acosó a Mas‛ūd y sus generales. Fueron
estas necesidades las que en 426/1035 le impelieron a liderar una expedición a
Gurgān y Tabaristān en la costa caspiana, donde el gobernante local Abū Kālījār
se retrasaba con su tributo. A primera vista, las ventajas militares en
Khurāsān parecían estar del lado de los ghaznawíes, con sus tropas y generales
profesionales, sus superior armamento y equipamiento, y sus números al menos
igual al de los Saljuqs, pero esto en la práctica no era el caso. Los
turcomanos estaban pobremente armados, pero eran altamente móviles; podían
dejar sus bagajes y familias a una gran distancia, y estar acostumbrados a los
rigores de la vida en la estepa, podían operar con suministros de comida
mínimos. Como dijo uno de los cortesanos de Mas‛ūd, "la estepa es el padre
y la madre para ellos, igual que las ciudades lo son para nosotros". Los
ejércitos ghaznawíes estaban diestramente comandados por generales tales
como Sü-Bashï, pero sufrieron terriblemente de la carestía de comida y bebida
en los límites del ejército del Khurāsān septentrional; también, ellos estaban
cargados por equipamiento pesado y tenían que operar desde bases fijas.
La
temprana decepción del pueblo de Khurāsān con el gobierno ghaznawí ya ha sido
mencionada, y la falta de una voluntad de resistir comenzó a jugar un papel
significativo en la lucha ghaznawí-Saljuq por la provincia. Los notables y
terratenientes de allí habían sobrevivido a los incendios y el pisoteo a través
de sus tierras de las fuerzas opuestas. El sultán parecía impotente, basado
como estaba en la lejana Ghazna, para someter a los invasores; ¿no era
preferible terminarlo todo y llegar a un acuerdo con los líderes saljuqs, con
la esperanza de que pudieran entonces se capaces de refrenar a sus anárquicos
seguidores? En consecuencia, Marv fue ocupada por Chaghrï ya en 428/1037, y
Nīshāpūr abrió sus puertas a Ibrāhīm Ïnal al año siguiente, siendo ocupada por
los saljuqíes durante varios meses antes de que Mas‛ūd reapareciera con un
ejército. Aquí en Nīshāpūr, la capital administrativa de Khurāsān, Toghrïl,
durante esta ocupación había subido al propio trono de Mas‛ūd y comportado como
gobernante de Khurāsān. Los invasores saljuq estaban penetrando ahora por el
valle alto del Oxus hasta Balkh y Tukhāristān, y hacia el sur hasta Sistān; se
temía que la misma Ghazna estuviera amenazada, aunque las barreras montañosas
del Hindu Kush y los Pamires de hecho impedían a los Saljuqs alcanzar
Afganistán oriental. La ley y el orden se colapsaban en todas partes, y los
oficiales y gobernadores locales estaban haciendo los mejores acuerdos que
pudieron con los forasteros. Ray y Jibāl, por supuesto, ya se habían perdido
irremediablemente, pues los turcomanos hacía mucho que estaban haciendo difícil
la comunicación con estos puestos avanzados occidentales del poder ghaznawí.
Con la ayuda de los turcomanos "Irāqī", a los que habían contratado
como mercenarios, el kākūyi ‛Alā’ al-Dawla se había atrevido a deshacerse del
control ghaznawí en Isfahān. Luego, a comienzos de 429/1038, la guarnición
ghaznawí en Ray fue expulsada por los turcomanos y el gobernador Tash-Farrāsh
fue asesinado; ‛Alā’ al-Dawla consiguió asegurar el control de la ciudad,
continuando reconociendo en sus monedas la supremacía de Mas‛ūd, hasta que los
saljuqíes le arrebataron Ray y durante un tiempo la hicieron su capital en
Persia.
El
climax de la lucha en Khurāsān llegó en 431/1040. El sultán había pasado antes
de esto un invierno haciendo campaña infructuosamente en Chaghāniyān contra el
invasor qarakhāní Böri-Tegin (430/1038-9); no obstante, había derrotado a los
Saljuqíes cerca de Sarakhs (430/1039) y vuelto a capturar Herāt y Nīshāpūr. Ahora
decidió en un esfuerzo final hacer frente a los Saljuqíes en las estepas
alrededor de Marv, y llevó con él un gran ejército incluyendo una fuerza de
elefantes. Pero encontraron que en las estepas la comida y el agua virtualmente
no existían, hasta tal punto que la caballería ghaznawí se vio obligada a
combatir sobre camellos en lugar de caballos. Cuando el ejército de Mas‛ūd se enfrentó
a unos 16.000 turcomanos en el ribāt de Dandānqān en el camino de Sharaks
a Marv estaban en una condición abatida e internamente dividida, de
manera que cuando los Saljuqíes atacaron, su "hoja de espada"
solamente cayó sobre corazas ya quebradas, y sobre yelmos ya rotos". En
esta batalla crucial, las tropas del sultán fueron puestas en fuga, y siguió un
regreso "sálvese quien pueda" hasta Afganistán y Ghazna.
Khurāsān tuvo que ser abandonado a los Saljuqíes, y en el campo de batalla
Toghrïl fue proclamado amīr de Khurāsān.
V.
La derrota en el oeste y sus consecuencias: La "Epoca de Disturbios"
a) El
disminuido imperio ghaznawí
La
victoria de la familia saljuq y sus seguidores turcomanos en Ramadān 431/mayo
de 1040 en Dandānqān en el desierto casi sin agua entre Sharakhs y Marv, separó
de un golpe las provincias persas del imperio ghaznawí de la capital en Ghazna
y las tierras centrales, y rápidamente hizo insostenible la posición en
Khwārizm del aliado del sultán Mas‛ūd, el gobernante Oghuz Shāh Malik b. ‛Alī de
Jand. El daños infligido a la estructura del imperio ciertamente fue grave,
pero no irreparable. Es cierto que el coraje de Mas‛ūd falló ahora, y
su deposición y asesinato produjeron una crisis temporal adicional para als
restantes partes del imperio; sin embargo, esto pronto se
superó, gracias al vigor y a lo incisivo del hijo
de Mas‛ūd, Mawdūd. Mawdūd rápidamente tomó el mando de la situación;
estableció un bastión defensivo contra Chaghrï Beg Dā‛ūd y el ala oriental
del recién constituido imperio Saljuq en Persia, e incluso hizo planes para
reanudar la ofensiva y recuperar los territorios occidentales perdidos. De modo
que, mientras que los Seljuqíes heredaban la posición ghaznawí en Khwārizm,
Khurāsān occidental y Jibāl, por el este hasta una línea que dividía en
dos lo que ahora es el moderno Afganistán y corría través de Tukhāristān hacia
el sur hasta Sīstān, las tierras de Afganistán septentrional y oriental,
además de las conquistas indias, permanecieron intactas durante casi un
siglo hasta el ascenso de los Ghūríes.
En el
límite septentrional de la zona fronteriza Ghaznawí-Saljuqí, los principados
transoxianos de Chaghāniyān y Khuttal, pasaron finalmente a los Saljuqíes,
pero la principal ciudad de Tukhāristān, Balkh, quedó en manos ghaznawíes
bajo Mawdūd, así como el importante punto de cruce del Oxus de Tirmidh; fue
solamente hacia el final del sultanato de Mawdūd,
o posiblemente durante la turbulenta década de los 50 del
siglo XI, cuando Tirmidh cayó en manos de los Saljuqíes, y la cesión de
Balkh solo fue formalmente reconocida en el tratado que el sultán Ibrāhīm
b. Mas‛ūd hizo con los Saljuqíes en su
ascensión al trono en 451/1059. En Afganistán central, Ghūr parece
haber quedado como una región tapón entre los dos imperios, bajo sus jefes
locales. Mas‛ūd y otros príncipes y comandantes fugitivos del
campo de Dandānqān habían sido amablemente recibidos en Gharchistān
y Ghūr durante el última mitad de Ramadān de 431/primera mitad de junio de
1040, y había sido en Ribāt-i Karvān (moderna Rabāt-Kirmān en la región
entre el nacimiento del Hari Rud y el río Helmand),
donde Mas‛ūd había hecho un alto para componer un mensaje,
minimizando la extensión de su derrota, para el Qarakhaní Arslan Khan Sulaymān
b. Qadïr Khan Yusūf. Luego tenemos pocas noticias de Ghūr durante el resto del
siglo V/XI, aparte de un episodio de intervención por el sultán Ibrāhīm;
permaneció en un estado de vasallaje laxo a Ghazna, un estado que dio
rienda suelta a las disputas y rivalidades intestinas de sus pequeños jefes.
La
aparición de bandas de saqueadores Saljuqíes en Sīstān poco antes de la muerte
de Mas‛ūd permitió finalmente a los representantes de la antigua línea
local de los Saffāríes desembarazarse del control impuesto por Mahmūd de Ghazna
en 392-3/1002-3 y recuperar un grado razonable de autogobierno como amīres allí
bajo la soberanía saljuqí. Durante el siguiente siglo aproximadamente, los
destinos de los Saffāríes estuvieron en gran medida ligados a los de la casa
real saljuqí, a la que ellos suministraron contingentes de la afamada
infantería Sagzī y a cuyo lado combatieron no infrecuentemente en persona. La
ciudad de Bust en la confluencia del río Helmand y el Arghandāb, aunque
amenazada brevemente al final del reinado de Mas‛ūd , no obstante, permaneció firmemente
bajo control ghaznawí. La situación que prevaleció en lo que ahora es
Baluchistan es oscura. Los distritos de Qusdār, Makrān, Wālishtān o Sībī y
Kīkānān estaban formalmente incluidos en los territorios de Mas‛ūd como
detallaba en la patente de investidura enviada desde Bagdad por el nuevo califa
‛abbasí al-Qā’im en 422/1031, y en este mismo año, Mas‛ūd había
proporcionado ayuda militar a un pretendiente local al poder en Makrān, quien
desde entonces se convirtió en un vasallo ghaznawí. A partir de posteriores
menciones ocasionales en las fuentes de lugares bajo control ghaznawí en las
partes más al oeste de Baluchistan y en su región costera de Makrān por el
oeste hasta Tīz (la moderna Chābahār), la provincia parece haber estdo dentro
de la órbita, separado del amirato seljuqí de Kirman por una zona de terreno
extremadamente inhóspito y difícil, el lugar favorito de pueblos salvajes y
depredadores como Kūfichīs y Balūchs.
Poseemos
un valioso mapa de las ciudades y distritos del trucado imperio ghaznawí tal
como era en la segunda mitad del siglo V/XI bajo Ibrāhīm b. Mas‛ūd.
En una anécdota del Ādāb al-harb wa-sh-shajā‛a de Fakhr-i
Mudabbir Mubārak-Shāh, son enumeradas las tierras bajo la supervisión
del tesorero real, el Sharīf Abū l-Faraj, hermano adoptivo del sultán. En
el sector occidental del imperio son mencionadas las tierras desde los puentes
de Ghazna a Tigīnābād, Bust, Mastang, Quzdār, Kīj o Tīz, Makrān, el Garmsīr,
Narmāshir (¿cerca de Bam, en Kirmān?), las costas del océano índico, Sīwīstān o
Sībī, Daibul, Sūraj (¿Broach?), Cambay y la totalidad del litoral indio
adyacente. En el sector oriental (id est, continental indio de interior)
so mencionado Arōr o Alōr y Bhakkar en Sind, Sīwārī (¿Sībī, de nuevo?),
Bhattiya o Bhatinda en el Punjab, Davā (?), Gujarbīla (?), Urchh, Multān,
Karōr y Bannū, hasta las puertas de Ghazna de nuevo.
La
lista de arriba demuestra que una vez que la crisis de los años de la
mitad de siglo fue superada, las conquistas indias de Sebük-Tegin y sus
sucesores se mantuvieron aún, y con el logro de un punto muerto virtual con los
saljuqíes en el oeste, los sultanes pudieron concentrar sobre lo que bien podía
ser considerado com la misión histórica del estado ghaznawí, es decir, la
expansión de las armas musulmanas en las partes noroccidentales de la India y
la fundación de las bases para la posterior expansión de la fe islámica allí
bajo los Ghuríes y sus epígonos. De ahí, que con los grandes centros
provinciales de Khurasan -Nīshāpūr, Marv, Herat y Balkh- por entonces perdidas
para los saljuqíes, la misma Ghazna y Lahore, sede de la administración para
las provincias indias, se convirtieron en los dos centros principales del
imperio de los Ghaznawíes posteriores. Bien puede ser que la reducción del
temprano imperio ghaznawí, de crecimiento rápido, a un tamaño más
manejable fuera una fuente de fortaleza más que de debilidad; el sultanato
sobrevivió en Ghazna durante unos 120 años después del cataclismo de Dandānqān,
y en el Punjab durante 20 años más. Los sultanes aún eran capaces de aprovechar
los ricos recursos de la India,en la forma de tesoros de templos, tributo
exigido de los gobernantes hindúes y mano de obra esclava proveniente del
subcontinente. La importancia del espíritu de la jihād musulmana
en este periodo no debería subestimarse, incluso si los motivos seculares para
el expolio de la India emergen más extensamente en nuestras mentes que en las
de las fuentes islámicas tradicionales sobre las campañas ghaznawíes en la
India. Todos aquellos sultanes cuyos reinados fueron de alguna extensión o que
no estuvieron preocupados por problemas internos de presión, parecen haber
liderado campañas al interior de la india, aunque esas incursiones generalmente
están más pobremene documentadas que las de Mahmūd y Mas‛ūd en la
parte inicial del siglo V/XI. La intensidad de este espíritu de jihād se
ve en el florecimiento del género épico persa post-Firdausiano en Afganistán
oriental, la región de Ghazna y Zābulistān; en este, los poemas de autores como
Asad-i Tūsi y ‛Uthman Mukhtāri a una considerable extensión reflejan
conflictos contemporáneos con los paganos de la India. El botín de la India
capacitó a los sultanes ghaznawíes para mantener als antiguas tradiciones de
sus cortes como centros de patrocinio para estudiosos y hombres letrados y
también para levantar espléndidas construcciones públicas y palacios, tales
como el palacio de Mas‛ūd III b. Ibrāhīm en Ghazna,
recientemente excavado por arqueólogos italianos, en los que se han encontrado
objetos de clara proveniencia india.
b)
Los últimos meses del reinado de Mas‛ūd y su retirada a la India
Mas‛ūd
llegó a Ghazna, con los restos de sus fuerzas, después de un viaje a través de
las montañas de Gharchistān y Ghur hasta la cabecera del Hari Rud y
desde ahí hasta la capital, el 7 de Sahawwāl de 431/21 de junio de 1040.
Sin duda, ya estaba meditando el acto de venganza y ejecución realizado
solamente en el mes siguiente sobre
los desafortunados generales Begtoghdï, Sübashï y ‛Alī Dāya,
de los que pensaba que le habían fallado en Danqānqān, y no pasó mucho tiempo
después de que hubiera vuelto a Ghazna cuando la nube de melancolía y
desesperación que había descendido sobre él llegó a ser peor y tomó
su decisión de retirarse a la India.
Por
el momento, no obstante, hubo una urgente necesidad de establecer un frente
firme, si eso era posible, contra un temido avance saljuqí a través de
Tukhāristān hasta el Hindu Kush y el valle del río Kabul, desde donde
presentaría pocos problemas un ataque sobre la capital. En particular, los
refuerzos para el bastión de Balkh tuvieron que ser organizados frente a las
incursiones saljuqíes a través de la campiña circundante y frente a una
falta creciente de confianza en la causa ghaznawí entre la población de
Khurāsān; una gran proporción de estas últimas, cansados de abusos y
extorsiones de los ejércitos ghaznawíes y de las incursiones de los turcomanos
en los oasis y tierra de cultivo, estaban en el proceso de someter
pacíficamente sus ciudades y distritos rurales a los saljuqíes. Probablemente
fue este elemento desafecto en la población urbana de Balkh, la
que finalmente habría intentado llegar a un acuerdo con los recién
llegados, a los que el visir de Mas‛ūd, Ahmad b. ‛Abd as-Samad, se
refería cuando hablaba del gran número de "personas corruptas, gente
deseosas del mal e inclinadas a la malevolencia" dentro de Balkh; al mismo
tiempo, el Sāhīb-Barīd o Jefe de Inteligencia de Balkh estaba
escribiendo a Ghazna sobre las actividades de los 'ayyars que
entraban en manada desde la campiña. La importancia estratégica de Balkh para
la defensa de la región del alto Oxus y Afganistán septentrional era patente
para el sultán y sus consejeros; como decía la carta del Sāhīb-Barīd,
"todo Khurasan esta ligado a esta ciudad, y si nuestros oponentes son
capaces de tomarla, todo el poder y la gloria
se convertirán inmediatamente en suyos". El gobernador de
Khuttal en nombre de los Ghaznawíes - no es mencionado por Baihaqī, pero pudo
haber sido el descendiente de una antigua familia gobernante allí, como los
Banījūríes o Abū Dā'ūdíes- había evacuado la ciudad y presumiblemente
había regresado a su propio principado en la orilla derecha del Oxus, que iba a
caer ella misma dentro de la esfera de influencia saljuqí.
El
organizador real de la resistencia en Balkh contra la presión de los turcomanos
de Chaghrï Beg Dā'ūd demostró ser el Sāhīb-Barīd Abū l-Hasan
Ahmad b. Muhammad ‛Anbarī, llamado Amīrak Baihaqī. De acuerdo a
la sección de la familia ‛Anbarī en la historia local de Ibn Funduq
de la ciudad de Baihaq, a continuación Amīrak retuvo durante quince años la
fortaleza de Tirmidh, rechazando someterla a los saljuqíes; este periodo de
tiempo es claramente exagerado, ya que este mismo autor determina
que Amīrak finalmente encabezó el Dīwān-i Risālat o
Departamento de Correspondencia para Mawdūd y ‛Abd al-Rashīd, sirviendo
también a Farrukh-zād
como secretario y muriendo durante el reinado de ese sultán
en Shawwāl de 448/diciembre de 1056. De hecho, que Amīrak rindió Tirmidh
en el reinado de Mawdud, quizá a mediados de la decada de los cuarenta del
siglo XI, está confirmado por el historiador de los Saljuqíes Sadr al-Din
al-Husainī. Este autor relata que, después del fracaso de la expedición de
Mawdūd a Khurāsān de 435/1043-44, Chaghrï Beg y su hijo Alp Arslān aparecieron
ante la fortaleza de Tirmidh y demostraron al kotwal o
castellano Amīrak la inutilidad de su posición y la improbabilidad de que
los Ghaznawíes fueran capaces de proporcionarle algún alivio. Por
tanto Amīrak aceptó la oferta de una rendición honorable, cedió
sus estados en Baihaq al visir de Chaghrï Beg Abū ‛Alī b.
Shādhān, y partió para Ghazna.
Ibn
al-Athīr se refiere a la asediada posición de Balkh después de la retirada de Mas‛ūd desde Dandānqān,
pero es confuso sobre los detalles. Afirma que Altuntāq Hājib (el Altuntash de
Baihaqi) era el gobernador ghaznawí en Balkh esta época, y por tanto, fue
asediado en la ciudad cuando Chaghrï Beg Dā'ūd avanzó sobre ella al mismo
tiempo que su pariente Bïghu o Paighu estaba atacando Herat. Fue el ejército al
mando de Mawdūd y el visir Ahmad b. ‛Abd as-Samad el que envió
entonces el sultán para socorrer a Altuntāq en Balkh en Rabi I 432/noviembre
-diciembre de 1040; pero la vanguardia del ejército de Mawdūd , así
continúa este relato, fue aniquilada pro las fuerzas de Chaghrï Beg, de modo
que Mawdūd tuvo que retirarse y Altuntāq tuvo que rendir Balkh, quisiera o no,
a los saljuqíes.
Una
secuencia mucho más detallada de acontecimientos es dada por Baihaqī. Bien al
final de Shawwal o al principio de Dhu l-Qa'da de 431/ fines de julio o
principios de agosto de 1040, Mas‛ūd envió una fuerza de 1.000
jinetes a Balkh, bajo el Hājib Altuntash, prometiendo que un ejército mayor
seguiría sobre sus talones, y que él entonces llegaría personalmente para
organizar la defensa de esa región. La desmoralización y la indisciplina
característica de las tropas ghaznawíes en Dandānqān todavía estaban en
evidencia; después de dejar Baghlan las tropas de Altuntash se abandonaron a
saquear el campo, con el resultado de que la desgraciada población huyó con los
saljuqíes y avisó a Chaghrï Beg de la llegada del enemigo. El amir saljuqí, por
tanto, fue capaz de atraer a los soldados ghaznawíes a una emboscada,
fuera de la que Altuntash escapó a Balkh con solo 200 hombres.
De
ahí que en Muharram de 432/septiembre de 1040 Mas‛ūd, como obligación
apremiante, tuvo que preparar una fuerza expedicionaria más poderosa para
recuperar la posición en Afganistán septentrional. El comandante de esta fuerza
fue el hijo de Mas‛ūd, Mawdūd, que se había distinguido recientemente
en el campo de batalla en Dandānqān, donde había cabalgado dando vueltas,
intentando en vano animar y animar a los soldados ghaznawíes que flaqueaban.
Para acompañarle, y proporcionarle una importante experiencia
militar, Mas‛ūd designó a los generales turcos Ertigin, comandante de los
ghulams de palacio o tropas esclavas, y al Hājib-i Buzurg o
Comandante Supremo Badr (los cuales acababan de adquirir recientemente estas
elevadas posiciones después de la destitución y desgracia de Begtoghdī y
Sūbashī), y también nombró a su propio visir Ahmad
b. ‛Abd as-Samad como kadkhuda o asistente de
Mawdud. Pero sintomático de la declinante fe de los sirvientes del sultán en su
señor, cuya obstinación y capricho parecían haber afectado al equilibrio de su
juicio, fue el hecho de que Ahmad insistiera en obtener
de Mas‛ūd un mawada‛a o contrato formal de servicio
para esta expedición, en donde la posición y los derechos en relación con
el Diwān-i ‛Ard del visir estaban cuidadosamente
definidos, y en donde sus deberes y responsabilidades estaban inequívocamente
establecidos.
Una
poderosa y bien equipada fuerza de soldados de élite se reunió en ese momento
en Ghazna. El sultán celebró un espléndido banquete en el Jardín Firuzi, y se
pasaron revista a las tropas en el césped del "Campo Dorado". Primero
venía la fuerza personal de 200 ghulāms de palacio del príncipe Mawdūd,
armados con corazas y lanzas, y con numeroso caballos, que iban a ser llevados
a la escena de batalla y luego usados para combatir en el encuentro real
(siendo el término técnico para tal caballo janībat), y rápidos
camellos de montar; estas fuerzas llevaban el parasol ceremonial del
príncipe (chatr) y amplios estandartes. Después de estos, un cuerpo de
infantería, de nuevo con estandartes ondeantes, y un grupo de 170 ghulāms,
fuertemente armados y con caballos ricamente enjaezados. El Hājib Ertigin tenía
alrededor de 80 de sus propios ghulāms personales, detrás de los cuales venía
otro cuerpo de ghulāms de palacio y 20 oficiales superiores (sarhangs),
la mayor parte de los cuales espléndidamente uniformados y de nuevo con
caballos para transportarles al campo de batalla, además de camellos de montar.
Finalmente, venía otro grupo más de sarhangs. La fuerza total de
hombres a caballo, de acuerdo con Gardizī, ascendía a 4.000. El acuerdo
original era que el sultán siguiera de cera con el ejército principal, pero por
esta época Mas‛ūd ya estaba meditando su traslado a la India.
El
ejército de Mawdūd partió hacia el norte por los pasos del Hindu Kush a
mediados de Muharram de 432/septiembre tardío de 1040, y luego acampó en un lugar
Hibān o Hupyān, que evidentemente era de alguna importancia, aunque no ha sido
identificado hasta ahora con certeza. El nombre se encuentra varias veces en
Baihaqī y Gardizī en conexión con la expedición de Mawdūd, y también
en el Kitāb Ra’s māl an-nadīm de Ibn Bābā relacionado con los
sucesos destacados en el asesinato de ‛Abd al-Rashīd. ‛Abd al-Hayy
Habībī, el más reciente editor de Gardizī, ha preferido Hupyān, sobre el
terreno de que aún existe una villa de este nombre en el área de Parwān, y
ciertamente Baihaqī en un lugar relaciona Parwān y Hupyān unidas
como las metas de la expedición. La estrategia general prevista era que las
fuerzas ghaznawíes en Balkh, que comprendían la guarnición original más los
supervivientes de las tropas de Altuntash, saldrían fuera de Balkh y se unirían
con el ejército de Mawdud, y la fuerza combinada limpiarían entonces de
turcomanos Tukhāristān. Estos proyectos resultaron fallidos, ya que el sultán
cambió su plan original de ir a Balkh y decidió partir par a la India, donde
fue depuesto y asesinado; las noticias de estos últimos sucesos
alcanzaron a Mawdūd cuando todavía estaba acampado en Hupyān.
En
estos tiempos de crisis para el estado ghaznawí, hubo otra necesidad
para Mas‛ūd, prestar atención a ciertas convulsiones de disturbios en las
tierras centrales del imperio y a lo largo de las fronteras interiores del
reino, que durante algún tiempo habían sido descuidadas por la preocupación con
los sucesos en Khurāsan. Por lo tanto, a pocos días de llegar a Ghazna desde Dandānqān, Mas‛ūd en
Shawwāl de 431/principios de julio de 1040, envió a Bust a su anterior esclavos
de palacio Nūshtigin Naubatī, con instrucciones de mantener esta región
firmemente; el sultán se dio cuenta de que las incursiones turcomanas en Sistān
o quizá más allá eran casi inevitables ahora que ellos ocupaban el Khurāsān
occidental. Poco después, aconteció que un rebelde Sāhīb-Barīd de
los ghaznawíes, un Bū l-Fadl Kurnikī, que había estado supuestamente en
traidora correspondencia con los Saljuqíes, había escapado a la región de Bust,
y a fines de Dhū l-Qa‛da de 431/principios de agosto de 1040 la cabeza
del Diwān-i Rīsālat, Abū Sahl Zauzanī, fue enviado a Bust
en persecución de Bū l-Fadl. Baihaqi observa en esta coyuntura que,
aunque Abū Sahl Zauzanī había despertado la ira del sultán al
permitir escapar a Bū l-Fadl Kurnikī, si é no hubiera estado lejos
en Bust habría acompañado a la columna de Mas‛ūd a la India y habría
sido alcanzado por el motín del ejército en Mārikala; además, ciertamente,
Muhammad habría ejecutado a su viejo enemigo Abū Sahl como
primer acto de su venganza.
Poco
después de que Abū Sahl fuera enviado a esta misión, en Muharram de
432/ septiembre de 1040 fue enviada una expedición contra los rebeldes afganos
en lo que Gardizī llama "las estribaciones de las montañas adyacentes a
Ghazna", es decir, de las montañas del modernas provincias afganas de
Gardīz y Pakhtiya que corren hacia el este hasta la frontera de Pakistán: en
donde Gardīzī describe estos disidentes como "afganos", Baihaqī de
manera interesante les llama "Khalaj". El líder de esta
expedición, kōtwāl o comandante de guarnición de Ghazna,
Abū ‛Alī regresó victorioso de su expedición punitiva en Rabī‛ I
432/noviembre de 1040.
La
decisión más trascendental tomada por Mas‛ūd en este último mes de su
reinado fue la del traslado a la India para, como él proclamó, para
pasar el invierno que se acercaba en las fortalezas del valle del Indo de Waihind (en
sanscrito Udabhānda, la moderna Hunds, a orillas del Indo a 15
millas al norte de Atak o Attock), M.r.manara (probablemente
el Ma'bar Mahanara 'Vado de [la aldea de] Mahanara', mencionado por Biruni en
su India como un vado a través del río Kabul, justo encima de
su confluencia con el Indo), Peshawar, y Gīrī (probablemente
Shahbaz-Gīrī o Kapur-da-Gīrī a 40 millas al noreste de
Peshawar, un lugar de gran antigüedad, en la antigua ruta Kabul-India). El
visir Ahmad b. 'Abd as-Samad adivinó lo que estaba realmente en la mente del
sultán al mismo tiempo que este último estaba proclamando su intención de
seguir a Mawdūd a Balkh, pero la decisión fue anunciada a los asesores del
sultán a fines de Muharram-comienzos de Safar de 432/octubre de 1040. Las
provincias septentrionales del imperio, en efecto, iban a ser eliminadas, y
Balkh y Tukhāristān cedidas al Qarakhaní Böritigin Ibrahim b. Nasr, hijo del
Ilig Nasr (muerto en 403/1012/3) que había sido el rival de Mahmūd de Ghazna en
la partición de las tierras samaníes, y el posterior Tamghach o Tabghach Khan
(† 432/1068). Böritigin había estado consolidando su posición en las
montañas al norte de los valles del alto Oxus y utilizando a los fieros pueblos
montañosos allí como los Kumījīs para asolar los valles de Khuttal y
Chaghāniyān; la esperanza de Mas‛ūd era que , a través de la cesión a él de
territorios en la orilla sur del Oxus, Böritigin se pondría en contra de los
Saljuqíes. Aunque había sido enviado un mensajero al
otro príncipe qarakhāní destacado, Arslān Khan Sulaymān tan pronto
como el sultán hubo alcanzado Ghazna, Mas‛ūd supo que los saljuqíes no
perderían tiempo en informar al Khān de la magnitud real de su victoria
en Dandānqān y por tanto, que podía esperar poca ayuda militar o
diplomática directa de este lado.
Una fuerza de 2000 jinetes fue enviada alrededor de esta época (la fecha exacta no es registrada) bajo el príncipe Majdūd b. Mas‛ūd para asegurar Multān en el valle medio del Indo, la cual sabemos que había sido crónicamente desafecta bajo control ghaznawí, y tenía una sustancial población ismā‛īlí que iba a estallar en rebelión en breve durante el sultanato de Mawdūd. Que el plan incierto de un traslado a la India había estado madurando en la mente del sultán parece probado por el hecho de que en I Safar de 432/11 de octubre de 1040, el príncipe Īzad-Yār b. Mas‛ūd volvió de la fortaleza llamada por Baihaqī Naghar y por Gardizī Barghund, que claramente estaba no demasiado lejos de Ghazna. Īzad-Yār trajo de vuelta con él al depuesto hermano del sultán, Muhammad b. Mahmūd (se desconoce exactamente cuando había sido transferido Muhammad a Naghra/Barghund desde su antiguo encarcelamiento en la fortaleza de Mandīsh en Ghūr), y a los cuatro hijos de Muhammad, Ahmad, ‛Abd ar-Rahmān (‛Abd ar-Rahīm), ‛Umar y ‛Uthman. A todos estos anteriores cautivos se les otorgó una cálida bienvenida en la corte. A Muhammad le fue concedida la mukhātaba, o forma de dirigirse, de "El Amīr Eminente, Hermano", y a sus hijos le fueron dados togas de honor y regalos de 1.000 dinares cada uno; el mayor, Ahmad, casó con la princesa Hurra-yi Gauhar. A cambio, los hijos de Muhammad tenían que prestar cada uno juramento de alianza (aimān al-bas‛a verbal y escrito) a Mas‛ūd. Parece que en esta época de vulnerabilidad para el imperio durante el periodo después de los desastres de Khurāsān, Mas‛ūd se estaba esforzando por este medio en conciliarse con la rama desposeída de su familia y restaurar al solidaridad dinástica, aunque en cualquier caso habría sido peligroso dejar a Muhammad y sus hijos en Afganistán, como posible punto s de encuentros para la desafección, mientras que él se retiraba a la India.
Una fuerza de 2000 jinetes fue enviada alrededor de esta época (la fecha exacta no es registrada) bajo el príncipe Majdūd b. Mas‛ūd para asegurar Multān en el valle medio del Indo, la cual sabemos que había sido crónicamente desafecta bajo control ghaznawí, y tenía una sustancial población ismā‛īlí que iba a estallar en rebelión en breve durante el sultanato de Mawdūd. Que el plan incierto de un traslado a la India había estado madurando en la mente del sultán parece probado por el hecho de que en I Safar de 432/11 de octubre de 1040, el príncipe Īzad-Yār b. Mas‛ūd volvió de la fortaleza llamada por Baihaqī Naghar y por Gardizī Barghund, que claramente estaba no demasiado lejos de Ghazna. Īzad-Yār trajo de vuelta con él al depuesto hermano del sultán, Muhammad b. Mahmūd (se desconoce exactamente cuando había sido transferido Muhammad a Naghra/Barghund desde su antiguo encarcelamiento en la fortaleza de Mandīsh en Ghūr), y a los cuatro hijos de Muhammad, Ahmad, ‛Abd ar-Rahmān (‛Abd ar-Rahīm), ‛Umar y ‛Uthman. A todos estos anteriores cautivos se les otorgó una cálida bienvenida en la corte. A Muhammad le fue concedida la mukhātaba, o forma de dirigirse, de "El Amīr Eminente, Hermano", y a sus hijos le fueron dados togas de honor y regalos de 1.000 dinares cada uno; el mayor, Ahmad, casó con la princesa Hurra-yi Gauhar. A cambio, los hijos de Muhammad tenían que prestar cada uno juramento de alianza (aimān al-bas‛a verbal y escrito) a Mas‛ūd. Parece que en esta época de vulnerabilidad para el imperio durante el periodo después de los desastres de Khurāsān, Mas‛ūd se estaba esforzando por este medio en conciliarse con la rama desposeída de su familia y restaurar al solidaridad dinástica, aunque en cualquier caso habría sido peligroso dejar a Muhammad y sus hijos en Afganistán, como posible punto s de encuentros para la desafección, mientras que él se retiraba a la India.
Los ministros del
sultán, encabezado por el visir, se quejaron de que
la situación de Afganistán no era tan desesperada como
para justificar el abandono del núcleo original ghaznawí. Una potente fuerza
militar podía asegurar Balkh y Tukhāristān contra los Saljuqíes. Era imprudente
asumir que los indios tenían cualquier afecto por la dinastía y que les
proporcionarían un puerto seguro. Ni se les podía confiar a los soldados
esclavos ghaznawíes, probablemente todavía desmoralizados y descontentos
desde Dandānqān y quizás incluso temiendo por la continuación
del poder de la dinastía, el trasporte seguro de los tesoros ghaznawíes y
posesiones a la India. El kōtwāl Abū ‛Alī expresó el punto de vista
del militar, incluso si Ghazna misma estuviera amenazada, sería más seguro
guardar los tesoros del estado y la familia real en las fortalezas de
Afganistán que enviarlos en un incierto viaje a las llanuras de la India.
Pero
tal aviso sonoro era en vano, y la voluntad propia del sultán, el istibdād
tan a menudo denunciado entre ellos mismos por sus consejeros, no le permitiría
ser persuadido por la razón. Su melancolía incluía
una desesperación fatalista de que la posición en el oeste jamás
podía ser recuperada. Cuando el comandante de los ghāzīs en el ejército
ghaznawí, el veterano general ‛Abd Allāh Qaratigin, había ofrecido
levantar un gran ejército de caballería e infantería y llevarlo de vuelta
para operaciones ofensivas en Khurāsān, Mas‛ūd había condenado
el plan como inútil, ya que había sido profetizado que
"Nosotros llegamos al poder en Marv [aludiendo a la
victoria de Mahmūd sobre los Sāmāníes en Khurāsān], y el poder ha ido de
nosotros a Marv". Entonces dio a sus ministros y oficiales en
Ghazna permiso formal para entrar al servicio de los Saljuqíes cuando
ellos llegaran, constatando que Abū l-Qāsim Kathīr, por ejemplo, tenía
dinero suficiente para adquirir el oficio de visir, y Abū Sahl
Hamdūnī bastante para el oficio de ‛Arid o Cabeza
del Departamento del Ejército bajo el presunto nuevo régimen.
Por
ahora, los tesoros y preciosas posesiones desde tales fortalezas periféricas de
Afganistán central y oriental como Dīdī-Rū (?), Mandīsh en Ghūr, Nāy-Lāmān
en Wajīristān, Maranj, y otras fortalezas cuyo nombre no es comprensible del
texto de Gardīzī, habían sido concentrados en Ghazna. Cuatro días antes
del fracaso de los consejeros del sultán de disuadirle de su
plan, a principios de Rabī‛ I de 432/noviembre de 1040, todos los
depósitos de metales preciosos, ornamentos, prendas finas, etc (Husainī detalla que
comprendían 3.000 cargas de monedas, varios tipos de lingotes, joyas, vasijas
preciosas nīshāpūríes, herātíes, maghribíes y mahmūdíes, etc), junto con
miembros del haram del sultán, fueron cargados en camellos y
todo lo reunido partió para la India. También en la columna estaban los cuatro
hijos de Muhammad y el mismo Muhammad,
recién traídos de vuelta desde
Barghund, de acuerdo con Gardīzī; Baihaqī dice que inicialmente
fue mantenido en la ciudadela de Ghazna al cuidado del Amīr-i Haras o Comandante
de la Guardia, Sangūy.
En
este punto, Baihaqī cierra el noveno volumen de su Mujadallāt e
interrumpe su continua narrativa de acontecimientos en la corte
ghaznawí para comenzar su décimo volumen con las narraciones de los
sucesos en Khwarizm bajo el gobierno ghaznawí y los eventos en Ray y Jibāl
durante el reinado de Mas‛ūd; desafortunadamente, la parte más allá de la
historia de Khwarizm ya no se ha conservado. Por lo tanto, dependemos de
Gardīzī como única fuente contemporánea, complementada por los relatos
bastantes detallados de la deposición de Mas‛ūd, el breve segundo sultanato de
Muhammad y venganza de Mawdūd en Ibn Bābā e Ibn al-Athīr, y las más
someras menciones en Husainī y Jūzjānī.
c) La
deposición de Mas‛ūd y el segundo sultanato de Muhammad
La
tropa de Mas‛ūd presumiblemente hizo su viaje a través de las
montañas desde Ghazna, probablemente vía Peshawar, hasta
las orillas del Indo. La primera sección de la que debe haber sido
una interminable columna cruzaba el río, con Mas‛ūd en el vagón de
transporte, cuando la parte restante del ejército, liderado por el comandante
eunuco turco Anūshtigin Balkhī y un grupo de ghulāms de palacio, se
amotinó y saqueó los tesoros reales. los rebeldes luego colocaron a Muhammad
como sultán durante la noche de 13 Rabī‛ II de 432/20-21 de diciembre de
1040, aunque solamente después de que Muhammad hubiera sido amenazado e incluso
forzado físicamente a cooperar (de acuerdo con Mārkhwānd, fue incluso amenazado
con la muerte); sus hijos, al menos, habían dado su solemne juramento de
alianza a Mas‛ūd solo poco tiempo antes. Respectivamente,
fue evidentemente una
insensata decisión de Mas‛ūd dejar a Muhammad y sus hijos
con el cuerpo principal del ejército mientras él continuaba en el
frente y cruzaba el río con una fuerza más pequeña de soldados. Claramente
estimó mal el estado de ánimo y la moral de su ejército en este tiempo, ya
visto en su excesiva reacción a la derrota en Khurāsān. Los soldados
no solo perdieron la confianza en los poderes de Mas‛ūd como un victorioso
líder guerrero en el campo de batalla, sino también en su juicio global, y ni
siquiera las perspectivas de ghazw contra los infieles de India y las
posibilidades de botín allí pudieron persuadirles de mantener su alianza. Con
el virtual abandono del sultán de Ghazna -no importa que pudiera aducir la
excusa de ir simplemente a la India para reclutar tropas para una revancha en
Khurasan- debe haber parecido a los soldados que el una vez poderoso imperio
ghaznawí se había desintegrado. De hecho, siguió un sálvese quien pueda, pues
las tropas rebeldes no podían haber visto en Muhammad, cuyos gustos eran
predominantemente literarios y de estudio, y que ya había fracasado una vez en
su pugna por el sultanato en 421/1030, un salvador militar que restaurara el imperio
a su antigua gloria. Por tanto, Muhammad no fue más que un testaferro, alzado
al trono en un intento de dar respetabilidad y, se esperaba, legitimidad
definitiva a través del éxito militar, a la rebelión.
Que
Muhammad nunca podía haber sido otra cosa más que un títere de los ambiciosos
generales y otros egoístas habría sido, de hecho, el caso si las
informaciones, en ciertas fuentes, de su ceguera fueran ciertas. no
obstante, esta cuestión es oscura. No hay mención en las fuentes contemporáneas
(Baihaqī, Gardīzī), ni en los relatos de Husainī, Ibn al-Athīr o
Shabānkāra'ī en su Majma‛ al-ansāb de
que Mas‛ūd hubiera cegado a Muhammad inmediatamente después de
su deposición. De hecho, hay indicios, a partir de Baihaqi, de que Muhammad era
perfectamente capaz de ver cuando Mas‛ūd le mandó a cautividad en la
fortaleza de Mandīsh en 421/1030; leemos la carta que le
escribió Mas‛ūd de su propia mano, informándole del destino del
traidor general turco ‛Alī Qarīb Khwīshāwand, y se le describe
viendo desde lejos la llegada del rápido camello que llevaba esta carta
procedente del sultán en Herāt. ni el contemporáneo Gardizi afirma
específicamente que Muhammmad estuviera ciego cuando fue alzado al trono por
segunda vez; la mención de Muhammad habiendo sido cegado (masmūl, makhūl)
vienen solo en fuentes tardías tale como Ibn Bābā, Husainī, Ibn Funduq, Ibn
al-Athīr, Jūzjānī, Shabānkāra'ī y Firishta. En consecuencia
la información de que Muhammad estaba ciego debería ser tratada con
una cierta reserva, aunque es posible que Muhammad se hubiera ido
quedando ciego durante su periodo de cautividad de diez años, y por
tanto, uno podría así armonizar las fuentes.
Ibn Bābā dice
que Mas‛ūd cruzó el Indo en Waihind justo antes de que las tropas se
amotinaran. Mas‛ūd y las tropas todavía leales a él buscaron refugio en el
ribāt o fortaleza de Mārīkala, moderna Marigala, situada en un paso de
las colinas bajas entre Attock y Rawalpindi, unas pocas millas al este de Hasan
Abdāl; de acuerdo con Raverty, estas colinas estaban tristemente llenas de
ladrones y bandidos, de donde proviene aparentemente una etimología popular
marri-kala 'fortaleza para proteger a los viajeros'. El combate tuvo lugar
entre los asediados y los rebeldes atacantes, y la superioridad
estuvo claramente con los últimos. El relato de Ibn al-Athīr tiene el toque
anecdótico aquí cuando Mas‛ūd se rindió voluntariamente
por consejo de su madre; Gardīzī dice que los sitiadores, con
sus tropas y elefantes, asaltaron Marīkāla, buscaron a Mas‛ūd y
lo ataron. Muhammad ordenó un buen tratamiento para su hermano, y a
mediados de Rabī' II de 432/ finales de 432/1040 le condujo a él y a su
esposa Sārā Khatūn, hija del qarakhaní Qadīr Khan Yūsuf, a la fortaleza de
su propia elección, la de Gīrī, frecuentemente mencionada por Baihaqī como
una de las principales fortalezas de la India
noroccidental. Mas‛ūd se quedó allí por el momento, lamentando,
de acuerdo con Ibn al-Athīr, el contraste entre su anterior estado y
el presente.
El
poder real durante el breve segundo sultanato de Muhammad estuvo en gran medida
en manos de sus hijos, y sobre todo, en las de Ahmad, cuya conducta es descrita
en las fuentes posteriores (aunque no en Gardīzī o Ibn Bābā) como
desequilibrada (Husainī e Ibn al-Athīr, 'imprudente y desequilibrada' e
incluso mā‛tūh 'loco'); por supuesto, estas fuentes posteriores
pueden haber estado influenciadas por la escena formada posteriormente de
Mas‛ūd como sultán mártir. Ahmad fue respaldado por Anūshtigin Balkhī
y otros líderes cuyas familias habían sufrido discriminación o
desaprobación durante el reinado de Masud y ahora eran capaces de
saborear las dulzuras de la venganza. Estas incluían a Sulaymān b. Yūsuf b.
Sebük-tegin, cuyo padre había sido apartado del poder por Mas‛ūd en
422/1031 y encarcelado hasta que murió, y al hijo del
general ‛Alī b. Il-Arslān, llamado Qarīb o Khwīshāwand, cuyo
padre inicialmente había sido un prominente seguidor de
Muhammad durante el primer sultanato de este último, luego
traicionó a su señor, encarcelado y muerto por su traición por Mas‛ūd.
Que Mas‛ūd ya había atraído sobre sí mismo odios duraderos por
su vendetta contra los Mahmūdiyān o Pidariyān, las figuras
dirigentes del reinado de su padre, a las que Mas‛ūd deseaba apartar
de las posiciones de influencia del estado, ya se había demostrado por la
deserción a los saljuqíes durante la campaña de Dandānqān de los anteriores
ghulāms de Yūsuf, de ‛Alī Qarīb y de los otros dos generales
turcos arruinados por Mas‛ūd, Eryatuq y Asïghtigin Ghāzī.
El
depuesto Mas‛ūd permaneció en Gīrī durante un mes, y luego fue
asesinado a instigación de Ahmad b. Muhammad, bien desconocida para el
mismo Muhammad después de que hubiera sido enviada una orden de ejecución
falsificada al custodio de la fortaleza (Gardīzī) o después de que Ahmad
hubiera persuadido a su padre para estar de acuerdo con su escritura
(Husainī e Ibn al-Athīr). De acuerdo con estas últimas dos
fuentes, Mas‛ūd fue , o bien muerto y luego su cuerpo arrojado a
un pozo, que fue entonces sellado, o bien arrojado a un pozo vivo y enterrado
allí; de acuerdo con Ibn Bābā, su cabeza simplemente fue cortada. La fecha de
la muerte de Mas‛ūd es dada por Gardīzī como 11 Jumada I de 432/17 de
enero de 1041 (erróneamente como Safar de 433/octubre de 1041 en Ibn Baba). La
fecha de Gardīzī al parecer era también la dada por Baihaqī en la
parte perdida de su Mujalladāt, sobre la evidencia de la glosa marginal
en uno de los manuscritos del Kitāb Ra’s māl an-nadīm, que debe haber
tenido acceso al trabajo de Baihaqī. Jūzjānī afirma que Mas‛ūd tenía 45
años cuando murió. En consecuencia Muhammad escribió a Mawdūd en Tukhāristān
que su padre había sido muerto como un acto de venganza privada pro los hijos
del anterior comandante en jefe de Mas‛ūd en la India, Ahmad
Inaltigin, que se había rebelado sin éxito contra el sultán en 424/1033.
d) La
venganza de Mawdūd
Quienquiera
que hubiera sido el autor del asesinato de Mas‛ūd, el hecho quedó en que estaba
muerto y que su hijo Mawdūd tenía a su disposición una fuerza militar
considerable en Afganistán septentrional; en consecuencia, estaba obligado a
constituirse el vengador de su padre y el castigador de los que
habían roto el juramento de lealtad hacia Mas‛ūd tan
recientemente tomado.
A
partir de esporádicas menciones en las páginas de Baihaqī, es posible
reconstruir algo de la carrera de Abū l-Fath Mawdūd antes de que ganara el
trono en 432/1041. De hecho estuvo estrechamente asociado con su
padre en varias empresas militares y se le confió varias tareas
de responsabilidad. Así, acompañó a Mas‛ūd en la campaña que dejó
Ghazna a fines de Shawwāl de 425/mediados de septiembre de 1034 y fue
vía Bust, Herāt y Khurāsān septentrional a Gurgān y Tabaristān, y durante el
curso de la lucha en Gurgān comandó un destacamento de 4.000 jinetes. En las
festividades de Mihrgān a finales de 427/ otoño de 1036, se decidió
enviar a Mawdūd y al general ‛Alī Dāya con un fuerte ejército a
Balkh, después de hubieran llegados informaciones perturbadoras de actividades
turcomanas en el área de Ray; los dos comandantes no regresaron a Ghazna hasta
mediados de Jumādā II de 429/fines de marzo de 1038. Su nombre fue
postulado por el sultán en Muharram de 430/ octubre de 1038 como el posible
comandante de una poderosa fuerza destinada hacia Khuttal, donde el qarakhāní
Böritigin estaba asolando los valles del alto Oxus en una extensión tal que
Mas‛ūd describió sus depredaciones como peores que las de los turcomanos; pero
el nombre del príncipe fue retirado, por consejo del visir Ahmad b. ‛Abd
as-Samad, que se oponía en cualquier caso a las distracción de tan
grandes recursos para Khuttal cuando la amenaza de los turcomanos era tan
insistente. Como se dijo más arriba, Mawdūd luchó valientemente pero en
vano en Dandānqān.
Como
hijo mayor, Mawdūd siempre fue uno de los favoritos de Mas‛ūd; de ahí que
sea nombrado con sus hermanos Majdūd, ‛Abd ar-Razzāq y
Sa‛īd disfrutando de una cercanía especialmente favorecida
con Mas‛ūd en las fiestas de revista del ejército de Shābahār de
428/1037. Cuando el heredero e hijo favorito del sultán, el amir Sa‛id (al menos
este no es un nombre personal del todo, sino una designación, Amīr-i
Sa‛īd 'El Afortunado Amir', ¿en la línea de las anteriores prácticas
sāmāníes?), murió en Rabī' I de 430/ diciembre de 1038, Mawdūd fue hecho walī ‛ahd
o heredero en su lugar, recuperando la posición que había mantenido en el
comienzos del reinado de Mas‛ūd pero que había
perdido aparentemente en algún punto posterior a entonces.
Lo
que nos falta es cualquier indicación clara de la fecha de nacimiento
de Mawdūd y por tanto su edad, aunque Baihaqī afirma que era el hijo
mayor. Hay en Baihaqī una información considerable sobre las
extendidas negociaciones sobre el proyectado matrimonio de Mawdūd con una
princesa qarakhāní, parte de la gran estrategia de Mas‛ūd de asegurar
a Qadïr Khan Yūsuf de Kāshgar y Khotan como un aliado y separarle de su hermano
y rival en Transoxiana (y también enemigo de los
ghaznawíes), ‛Alī b. Hasan o Hārūn Bughra Khan, conocido
como ‛Alītigin. Ya en 422/1031 se empezaron las negociaciones
para el matrimonio del mismo Mas‛ūd con la hija del Khan Shāh Khatun y de
Mawdūd con la hija del hijo mayor del Khan y heredero, Bughratigin Sulaymān (el
posterior Arslān Khan, frecuentemente mencionado en las últimas páginas de
Baihaqī. La cuestión se prolongó durante un largo tiempo, y la futura novia de
Mawdūd murió finalmente en el camino hacia Ghazna en 425/1034. Por supuesto,
los niños podían ser prometidos antes de la pubertad y casarse a una edad
temprana, pero los puestos militares desempeñados por Mawdūd durante el curso
del reinado de su padre indican que había alcanzado la madurez por los primeros
años del sultanato de Mas‛ūd. En consecuencia, probablemente debemos aceptar la
afirmación de Juzjanī de que Mawdūd tenía 39 años cuando murió, estos es, nació
en 401/1010-11, más bien que la de Ibn al-Athīr, de que murió a la edad de 29
solamente.
Las
noticias de todos esos sucesos alcanzaron a Mawdūd en Tukhāristān. Todos los
pensamientos de reforzar las fuerzas ghaznawíes en Balkh y de emprender
operaciones contra los Salyuqíes tenían que ser abandonadas por el momento. En
primer lugar regresó a a base de *Hupyan en el Hindu Kush, y luego, por consejo
de Ahmad b. ‛Abd as-Samad, cruzó las montañas rápidamente para asegurar Ghazna;
podía esperarse que Muhammad y el ejército rebelde marcharían sobre la capital
una vez que viniera un tiempo de primavera más bueno. A Mawdūd se le concedió
una entusiasta recepción en Ghazna, por lo tanto pasó la última parte del
invierno (mediados de 432/principios de 1041) allí, manteniendo la ceremonias
requeridas de la mañana por su padre (cuya designación de ahí en adelante iba a
ser invariablemente la del Amīr-i Shahid 'Rey-Martir') y reuniendo
sus fuerzas.
Los
ejércitos enemigos, por parto, no chocaron en batalla hasta la primavera,
siendo dada la fecha de la batalla real como 13 de Rajab 432/19 de marzo de
1041 por Ibn Bābā, y 3 de Sha'bān/8 de abril (una discrepancia de 20 días) por
Husaynī e Ibn al-Athīr. Los dos manuscritos supervivientes de Gardīzī Zain
al-akhbar termina inmediatamente al final de la descripción del historiador
de la batalla y de la venganza de Mawdūd sobre los asesinos de su padre, y sin
duda, su indicación de la fecha de la batalla venía justo al comienzo de la
parte perdida. En la medida en que Ibn Bābā parece haber tenido acceso a las
secciones perdidas del Mujalladat de Baihaqī quizás debería darse
más crédito a la fecha más temprana. Las fuerzas de Muhammad se habían
establecido en la vecindad de Peshawar para el invierno, pero Muhammad estaba
indefenso frente a su indisciplina y sus excesos. Ibn al-Athīr recoge en esta
conexión que:
"el ejército de Muhammad elevó toda clase de demandas contra él, y perdió toda autoridad real. Hicieron tiránicas confiscaciones de la propiedad del pueblo y la saquearon, de modo que la tierra se arruinó y sus habitantes huyeron, todo ello en la ciudad de Peshawar, cuya población fue masacrada y sus bienes expoliados. Un esclavo fue vendido allí por medio dirham, mientras que esta misma suma compraba un hombre de vino."
Luego,
continúa dejando constancia de que las fuerzas de Muhammad dejaron Peshawar el
28 de Rajāb/3 de abril, de acuerdo con su fecha más tardía para la batalla con
el ejército de Mawdūd.
El
relato más detallado de la batalla es proporcionado por Gardizi, aunque solo es
la mucho más tardía fuente de Juzjani la que menciona donde tuvo lugar
realmente, en el distrito de Nangrahar (la moderna provincia afgana, posterior
a la reorganización de 1964, situada junto al curso medio del río
Kabul, con Jalālābād como su centro). Parece que hubo una tercera figura que
potencialmente pudo haber llegado a estar envuelta en el choque, además de los
dos protagonistas Mawdūd y Muhammad. Presente cerca del campo de batalla -o
bien habiendo venido con uno de los ejércitos enemigos o si no habiendo llegado
independientemente con una tropa propia- estaba el tío de Mawdūd ‛Abd
ar-Rashīd, quien, de hecho, también había estado presente con Mawdūd
y Mas‛ūd en el campo de Dandānqān. Como único hijo superviviente
-hasta donde sabemos- del gran sultán Mahmūd, ‛Abd ar-Rashīd tenía
evidentemente una poderosa pretensión a la jefatura de la dinastía ghaznawí, y
de hecho, se convertiría en sultán poco después de la propia muerte de Mawdūd.
Por lo tanto, Mawdūd tenía que asegurar, al menos, la neutralidad de ‛Abd
ar-Rashīd, si no podía ganar su apoyo efectivo. Mawdūd consiguió esto, en
primer lugar, al prometer a ‛Abd ar-Rashīd una parte dominante en el ejercicio
del poder y concesión de honores, si él mismo obtenía con éxito el trono, y en
segundo lugar, al recordar a su tío el solemne juramento que este último había
dado a su hermano Mas‛ūd de que no perjudicaría los intereses de los hijos de
Mas‛ūd. La neutralidad de ‛Abd ar-Rashīd se ganó así, y se evitó el peligro de
que pudiera llegar a un concebible acuerdo con Muhammad y unirse a
sus fuerzas, o quizás incluso la de que pudiera observar a los dos bandos
enemigos destruirse uno al otro y luego dar el paso, como un tertius gaudens,
de tomar los frutos de la victoria para sí mismo.
Sintiéndose
ahora seguro de tales posibilidades, Mawdūd lideró personalmente un asalto
sobre la línea enemiga que se demostró decisivo; el ejército de Muhammad se
desmoronó, y el general Ertigin y los ghulāms de palacio les batieron en un
ataque desde la retaguardia. Muhammad, sus hijos, y los generales rebeldes
Anūshtigin Balkhī y el hijo de ‛Alī Qarīb cayeron todos en manos de
Mawdūd. El último tomó ahora una venganza ejemplar sobre los que él consideraba
responsables de la muerte de su padre. Ibn Bābā nombra solamente a Anūshtigin
Balkhī, al hijo del Amīr Yūsuf b. Sebük-Tegin, un hijo de Muhammad,
probablemente Ahmad) y otros tres comandantes sufriendo la muerte. No obstante,
otras fuentes, hablan de una matanza más general de los líderes militares y de
la totalidad de la familia de Muhammad (incluyendo, por implicación, el mismo
Muhammad), siendo perdonado únicamente ‛Abd ar-Rahman (o ‛Abd ar-Rahīm) debido
a que había mostrado compasión hacia el aprisionado Mas‛ūd en Gīrī y había
condenado el papel dirigente de su hermano Ahmad en el asesinato. Para marcar
el lugar de la batalla y conmemorar su victoria, Mawdūd construyó ahora un
asentamiento (qarya, qasaba, lo que Raverty en las notas a su traducción del Tabaqāt-i
Nāsirī llama un 'Bāzār y Emporio') y un ribāt, y llamó al lugar apropiadamente
como Fathābād antes de volver en triunfo a Ghazna. Fakhr-i Mudabbir
afirma que Fathābād, que estaba en el mismo área que un ribāt construido
por Sebük-Tegin, para celebrar su victoria en Lāmghān sobre el Rājā Hindushahí
Jaypāl, después prosperó y llegó a destacarse como un punto de reunión para ghāzis
(¿quizás para la guerra contra los paganos del adyacente Kāfiristān?). El
lugar es mencionado por el viajero de principios el siglo XIX Charles Masson,
estando situado cuatro millas al sur de Balabagh y a doce millas de Jalālābād,
y 'Futtehabad' fue también ocupada por las fuerzas británicas que avanzaban
hacia Jalālābād bajo Sir Robert Sale durante la Primera Guerra Afgana.
Ibn
al-Athīr da la fecha de la entrada de estado de Mawdūd en Ghazna como el 23 el
Sha'bān de 432/28 de abril de 1041, e Ibn Bābā tiene a Sha'bān [4+33 (leído
432)/abril-mayo de 1041, como la fecha de ascensión oficial de Mawdūd. De
acuerdo con la información e Gardīzī, Mahmud llevó los títulos honoríficos de
Shihāb al-Dīn wa'l Dawla y Qutb al-Milla, y estos son confirmados por sus
monedas. Algunas de las de Mawdūd llevan los títulos adicionales de Jamāl
al-Dawla y Fakhr al-Umma, con la variante de Qutb al-Dīn para los dados en la
fuente literaria de Gardīzī. Ya que Mawdūd en sus monedas reconoce la suprema
jefatura del califa al-Qā’im, puede asumirse que estos títulos fueron obtenidos
de Bagdad; alguno de ellos posiblemente pueden haber sido adquiridos por él en
vida de su padre.
Las
amenazas internas a su posición desde dentro de la familia ghaznawí habían sido
frustradas ostensiblemente por la derrota de Muhammad, pero Mawdūd no
quería correr riesgos; en desafío de su solemne promesa a ‛Abd ar-Rashīd de
compartir el poder real, como se mencionó arriba, inmediatamente arrestó a su
tío y le aprisionó en la fortaleza de Mandīsh, donde permaneció durante todo el
sultanato de Mawdūd.
e)
Mawdud restablece la posición en el oeste
Las
tareas que encaraba el nuevo sultán eran, no obstante, formidables. Todavía
existía la amenaza turcomana en Khurasan septentrional a la que Mas‛ūd se había
enfrentado con tal falta de vigor, junto con un nuevo temor de que los
Saljuqíes pudieran tomar el control de Sīstān y rebasar los dominios ghaznawíes
desde el sur. Hubo una intermitente agitación en la India Ghaznawí durante el
reinado de Mas‛ūd, vista en la seria rebelión de Ahmad Inaltigin; Muhammad
había recibido apoyo desde allí durante su breve segundo sultanato; y
veremos que Mawdud tuvo que encarar muy pronto otras rebeliones en la India.
Hemos
visto que la planeada campaña en Tukhāristān se malogró por su necesidad de
regresar y asegurar la sucesión; como resultado, el general ghaznawí Altuntash
fue incapaz de defender Balkh más tiempo, y ahora cayó en manos de los Oghuz,
pero con el firme establecimiento de Mawdūd sobre el trono de sus padres
después de la victoria de Nangrahār, la confianza en los ghaznawíes revivió
hasta cierto punto en el Khurāsān oriental. El pueblo de Herāt se levantó
contra sus ocupantes y restauró la ciudad una vez más a la alianza ghaznawí,
aunque por 434/1042-3 tenemos noticias de ella de nuevo, de que era asediada
por Chaghrï Beg Dā’ūd; al final cayó en manos de los Saljuqíes, y Herāt y la
región circundante de Bādghīs pasó definitivamente dentro de la órbita Saljuqí.
Hay otro indicio de un residuo de sentimiento proghaznawí en el informe de Sadr
al-Dīn Husainī de que Chaghrï Beg tuvo que enviar una expedición contra los
líderes locales de Farāzbaj o Qarābāj (?), donde el pueblo todavía estaba
pagando impuestos a los ghaznawíes; uno de esos señores locales tuvo que ser
atacado y asediado antes de estar de acuerdo en reconocer a los Saljuqíes.
Mawdūd pudo haber recuperado Balkh durante un tiempo, y Tirmidh sobre el Oxus,
de hecho, resistió bajo Amīrak Baihaqī hasta después de 435/1043-4.
La
enérgicas políticas de Mawdūd y su determinación de no aceptar que los
territorios anteriormente ghaznawíes en el oeste se perdieran irremisiblemente
ganaron para él un acceso de prestigio entre los contemporáneos en este tiempo;
debe haber sido difícil para estos últimos aceptar que tan poderoso edificio
como el imperio de Mahmūd y Mas‛ūd pudiera quedar dañado permanentemente por
una horda de bárbaros nómadas procedentes de las estepas de Asia Central. Se
dice que, a principios de su reinado, Mawdūd recibió una embajada y oferta de
alianza del 'Rey de los Turcos' en Transoxiana, evidentemente, un qarakhaní y
probablemente Böritigin, quien sobre una evidencia numismática ya estaba
gobernando en Bukhara en 433/1041-2 como Qaghan conjunto de su hermano Arslān
Khan ‛Ayn al-Dawla Muhammad b. Nasr de Özgend, con el correspondiente título de
Bughra Khan, y en Samarcanda por 438/1046-7; concertada la acción
ghaznawí-qarakhaní contra el enemigo común de los Saljuqíes, no obstante, no se
materializaría hasta el final del reinado de Mawdūd.
En
435/1043-4, teniendo noticia de que Chaghrï Beg Dā’ūd había caído enfermo,
Mawdūd envió un ejército a Tukhāristān. Este ataque fue rechazado por el hijo
del Amir saljuqí Alp Arslān, que estaba, en esa época asentado en Balkh; en la
batalla que siguió, las fuerza ghaznawíes fueron derrotadas con pérdidas
considerables, y los restos regresaron a Ghazna. Parece haber sido este revés
lo que convenció finalmente al castellano de Tirmidh, Amirak Baihaqī de que era
inútil resistir más tiempo contra los saljuqíes que la rodeaban. Chaghrï Beg
pudo legítimamente asumir a partir de este fracaso de los de Mawdūd, que ahora
el sultán ghaznawí carecía cada vez más de de recursos para organizar una nueva
y sostenida guerra para la recuperación de Khurāsān, y Husainī registra que en
este punto, Chaghrï Beg cedió el gobierno de todo el Khurāsān nororiental hasta
el nacimiento del Oxus, comprendiendo Balkh, Tirmidh, Tukhāristān, Qubādhiyān,
Wakhsh y Walwālij, a su hijo Alp Arslan.
Incluso
así, Mawdūd todavía soñaba con recuperar los territorios perdidos y hacia el
fin de su reinado intentó organizar una coalición militar contra los Saljuqíes,
gastando extensas sumas de dinero en subsidios y prometiendo el gobierno sobre
las diferentes regiones, bajo una soberanía general ghaznawí, a varios poderes
antisaljuqíes del Islam oriental a los que él ahora hizo acercamientos. Estos
últimos incluían al príncipe dailamí de la dinastía Kākūyí de Jibāl, Abū
Kālījār Garshāsp b. ‛Alā’ al-Dawla Muhammad, que había perdido finalmente su
apanaje de Hamadan a manos del líder saljuqí Ibrāhīm Inal, y que pasó los
últimos años de su vida en el exilio con su hermano Farāmurz en Isfahān o con
los būyíes de Fārs. Mawdūd contactó con él en Isfahan, y persuadió a Abū
Kālījār Garshāsp de levantar un ejército y marchar hacia el este; pero el
ejército murió en el Gran Desierto, y el kakuyid regresó, enfermo, a Persia
occidental. Mawdūd hizo más acercamientos a los Qarakhníes, al 'Khaqan, Rey de
los Turcos', probablemente Tamghach Khan Ibrāhīm b. Nasr, el anterior
Böritigin, de nuevo. El Khan envió un contingente desde Bukhara a la vecindad
de Tirmidh y saqueó y devastó el distrito (este hecho confirma las indicaciones
de Husainī e Ibn Funduq de que Tirmidh por ahora había desaparecido del control
ghaznawí) y otra fuerza bajo su general Qashqa fue enviada contra Khwārizm, la
cual había sido abandonada por el viejo aliado de Mas‛ūd, Shāh Malik, y tomada
bajo control por los saljuqíes. No obstante, ambos ataques fueron repelidos, y
Chaghrï Beg y Tamghach Khan Ibrāhīm finalmente se encontraron a orillas del
Oxus e hicieron la paz. Por esta época, el mismo Mawdūd bien puede haber estado
muerto. Él partió de Ghazna con un ejército, pero inmediatamente se puso
enfermo, regresó a la capital y murió, de manera que toda su gran estrategia no
llegó a nada.
Tampoco
pudo Mawdūd al final retener Sīstān dentro de la esfera de influencia ghaznawí,
como había sido en los días de Mahmūd y Mas‛ūd, y hacia el fin de su reinado,
la familia gobernante de amīres Saffāríes había constituido Sīstān como unidad
en gran medida autónoma, aunque sometida ahora a la definitiva soberanía
saljuqí. Sin embargo, esto fue un favorable resultado de asuntos para los
ghaznawíes, ya que el amīrato saffārí formó al menos algo así como un estado
tapón, reduciendo el peligro de incursiones turcomanas contra las ghaznawíes
Bust y Zamīn-Dāwar y posiblemente incluso sobre la misma Ghazna, un temor
demostrado por Mas‛ūd al enviar a su general Nūshtigin Naubatī y luego a su
oficial Abū Sahl Zauzanī inmediatamente a su regreso desde Dandānqān para
asegurar la región de Bust.
Hasta
los últimos años de Mas‛ūd, los ghaznawíes habían enviado oficiales a Sīstān
para recaudar el tributo y los impuestos debidos al sultán como soberano
de Sīstān. Estos oficiales habían terminado por operar junto al amīr
saffārí Abū l-Fadl Nasr b. Ahmad, que había sido nombrado regente en Sīstān por
el sultán Mahmūd justo antes de su muerte en 421/1030. Mas‛ūd por un tiempo
trabajó a través de oficiales suyos nombrados para recaudar los impuestos de
Sīstān, pero al comienzo del año 429/octubre de 1037 despidió a los dos
oficiales responsables y les reemplazó por el amīr Abū l-Fadl una vez más,
quien ahora se convirtió en directamente responsable para el sultán por el
‛amal o renta financiera de la provincia. La situación política y social en
Sīstān había sido desde la época de los gobernadores árabes de los califas,
predecesores de los Saffríes compleja y dividida, en la que las bandas de ‛ayyars
y sarhangs, que en general expresaban patrióticos sentimientos Sagzī
locales y la oposición a la dominación extranjera, frecuentemente jugaban un
papel dominante.
A
principios de 432/otoño de 1040 un rebelde Sagzī llamado Ahmad-i Tāhir animó
una revuelta en Kārkūya contra la autoridad del amir Abū l-Fadl, y convocó a
los turcomanos como aliados. Abū l-Fadl buscó la asistencia militar del sultán
Mas‛ūd en Ghazna, pero este requerimiento llegó en un momento altamente
desfavorable, cuando el ghaznawí se estaba preparando para el traslado a la
India. Sin embargo, finalmente en Rabī‛ I de 432/noviembre -diciembre de 1040
mandó una fuerza de 5.000 jinetes bajo el mando de Bā Nasr (probablemente el
Hājib Bū n-Nasr mencionado en varios lugares por Baihaqī, por ejemplo, estando
entre los combatientes en Dandānqān y entre el grupo del sultán que huyó a
través de Ghūr de vuelta a Ghazna) para socorrer a Abū l-Fadl, por ahora
asediado en la capital Zarang por los rebeldes y por el líder saljuqí Ertash,
que es descrito como el hermano de Ibrāhīm Inal y primo de Toghrïl Beg. Abū
l-Fadl no vio otro camino sino la capitulación ante los saljuqíes, y llegó a un
acuerdo con Ertash por el que la khutba en Zarang debería hacerse para
el jefe saljuqí más alto, Bīghu o Paighu. La fuerza de Bā Nasr solamente pudo
retirarse a Bust. Bīghu apareció personalmente en Sistan en Rabī‛ II de
432/diciembre de 1040, y las bandas turcomanas unidas avanzaron sobre Bust y
arrasaron la campiña allí; no obstante, surgieron diferencias entre Ertash y Bīghu,
y estas les obligaron a retirarse de Bust. Al final, los turcomanos evacuaron
la provincia de Sīstān y regresaron a Khurāsān.
Así, la situación en la ascensión de Mawdūd era que Sīstān, bajo el amir Abū l-Fadl, estaba temporalmente despejada de fuerzas exteriores, pero Mawdūd decidió enviar inmediatamente un ejército para restaurar la influencia ghaznawí y para establecer allí una barrera contra ulteriores incursiones turcomanas. Una tropas bajo el liderazgo del comandante Qaimās fue enviada más tarde en 432/primavera-verano de 1041, pero fue, no obstante, derrotada, y Abū l-Fadl más tarde interceptó cartas de Mawdūd a varios notables en Sīstān; por lo tanto, en Jumādā II 433/febrero de 1042 Abū l-Fadl arrestó y encarceló a una serie de simpatizantes ghaznawíes, incluyendo hombres de religión, faqihs y un imām, y comandantes militares. Bien puede haber sido que las clases religiosas de en Sīstān fueran especialmente favorables a la conexión ghaznawí a causa de la reputación de los sultanes como defensores de la Sunna y a causa de los temores de la anarquía turcomana. En Rajab del mismo año/marzo de 10242 un ejército ghaznawí, que ascendía a 2.000 jinetes y 10.000 infantes, reapareció en Sīstān y unió fuerzas con varios elementos disidentes allí, incluyendo los partidarios del anterior rebelde Ahmad-i Tāhir y el grupo ‛ayyār de los Shangaliyān. Siguió una feroz lucha, con Abū l-Fadl asediado en la ciudadela de Zarang durante cuatro meses, hasta que este último escribió a Ertash en busca de ayuda. Una fuerza de socorro apareció finalmente, derrotó a las fuerzas de la coalición ghaznawí, matando a muchos de sus líderes y persiguiendo a los fugitivos a través del desierto de Dash-i Margo de vuelta a Bust, donde los soldados de Ertash y Abū l-Fadl saquearon la región antes de volver a Sīstān en Rabi‛ I de 434/octubre-noviembre de 1043 (¿leído más bien Safar de 434, que encajaría mejor con el Ta'rikh-i con la muy detallada y exacta cronología de sucesos?), estableciendo que las fuerzas de Mawdūd rechazaron desde Bust un ataque Oghuz en esa época.
Los sucesos siguientes del año 434/1042-3 y desde entonces en Sīstān son inter alia destacables por la aparición, como figura dirigente en el escenario de la historia, del comandante esclavo turco Toghrïl, quien iba a jugar tan pernicioso papel en el sultanato de ‛Abd ar-Rashīd. En esta coyuntura, Toghrïl dejó Bust con 2.000 hombres y marchó hacia Sīstān, teniendo la buena fortuna de capturar en el camino a un miembro de la familia saffarí, el amir Abū n-Nasr o Bā Nasr b. Mansūr b. Ahmad, en el valle de H.n.dānqān. Luego entró en Sīstān en Jumādā II de 434/enero-febrero de 1043, ocupando Karkūya y causando allí una matanza indiscriminada entre la población musulmana y zoroastra. Sin embargo, Abū l-Fadl envió un cuerpo de tropas a defender la ciudadela de Karkūya, y Toghrïl decidió regresar a Ghazna, tomando consigo al amīr Abū n-Nasr, Este último iba a ser más tarde intercambiado por Abū l-Fadl por un hijo del gran visir ghaznawí Ahmad b. al-Hasan Maimandī y otros comandantes ghaznawíes capturados, y él continuó jugando desde entonces un papel en la tortuosa, y a menudo intestina lucha de Sīstān. El Ta’rīkh-i Sīstān registra bajo 437/1045-6 otro choque de Ertash y tropas ghaznawíes, en la que el líder saljuqí fue derrotado y huyó en busca de seguridad a la ciudadela de Zarang, no habiendo sido mencionado ya más en conexión con los sucesos de Sīstān.
El reinado de Mawdūd se cerró así con una posición razonablemente estable y favorable en su flanco meridional. Abū l-Fadl, que continuó reinando como amīr de Sīstān hasta su muerte en Jumādā II de 465/marzo de 1073- oscilaba ahora él mismo entre dos grandes poderes rivales, aunque gradualmente llegó a ser cada vez más atraído dentro de la órbita saljuqí cuando los Saljuqíes consolidaron su poder en Khurāsān y Kirmān; hacia Rajab de 439/diciembre de 1047-enero de 1048 se sintió bastante seguro para liberar a la mayoría de los simpatizantes ghaznawíes a los que había arrestado seis años antes. Pero todavía permaneció como el bastión del poder ghaznawí en Afganistán meridional, y de hecho, nunca iba a ser abandonado por los ghaznawíes hasta el ascenso de los Ghūríes en el siglo siguiente.
f)
Las campañas en la India
Después
de la supresión de la revuelta de Ahmad Inaltigin en la India, Mas‛ūd había
nombrado en Dhū l-Qa‛da de 427/agosto-septiembre de 1036 a su hijo Majdūd como
comandante en jefe allí, dotándole con una túnica de honor apropiada para su
cargo virreinal, y adjutnándole tres comandantes militares y un ejército espléndidamente
equipado, un secretario del Diwān-i Risālat para los asuntos de
cancillería y un mustaufī o contador como su empleado financiero (este último
es llamado por Baihaqī como Sa‛d-i Salmān, obviamente el padre del poeta
Mas‛ūd-i Sa‛di Salmān, y esto bien puede haber sido el origen del
establecimiento de la familia en el Punjab). Majdūd comenzó así una asociación
con la India, construyendo sin duda allí una base de poder para sí mismo
con un entorno de oficiales y tropas personalmente leales a él. Él es, no
obstante, mencionado estando de vuelta a Ghazna con ocasión, por ejemplo, de
las celebraciones de ‛Īd al-Fitr en 428/1037, y Gardīzī (aunque no Baihaqī)
dice que en el otoño de principios de 432/1040 fue enviado por el sultán Mas‛ūd
a asegurar Multān.
Así, Majdūd estaba en la India cuando su padre fue depuesto y asesinado. Se desconoce cuál era su actitud respecto a la elevación de Muhammad al trono, pero rechazó reconocer la sucesión de su hermano Mawdūd en Ghazna. Levantó el estandarte de la revuelta tanto en Multān como en Lahore, pero fue misteriosamente encontrado muerto tres días más tarde después de la ‛Īd al-Adhā (presumiblemente de 432, cuando este festival cayó en el 11 de agosto de 1041). Por lo tanto, la revuelta de Majdūd se derrumbó, y Mawdūd fue capaz de afirmar su autoridad en toda la India ghaznawí. El ejército que ya había enviado desde Ghazna para sofocar la revuelta de Majdud debe ser el mencionado en una anécdota del Ādāb al-harb wa-sh-shajā‛a de Fakhr-i Mudabbir, estando bajo el mando del Sālār Ahmad b. Muhammad como Hājīb-i Buzurg, con el Faqīh Salītī nombrado como gobernador de Lahore (es muy probable que esos dos nombres escondan, bajo otras formas, personajes mencionados en las páginas de Baihaqī, pero la identificación exacta es imposible). El relato narra como esta fuerza alcanzó Lahore, donde la autoridad de Mawdūd fue reconocida por el ejército allí.
Habiéndose reunido con la guarnición de Lahore, el Faqīh Salītī dejó un representante en Lahore, y el ejército combinado ghaznawí emprendió una campaña contra Multān. En el curso del siglo IV/X la extremista da‛wa shī‛í ismā‛īlí o movimiento de propaganda había disfrutado de un señalado éxito entre los árabes de las viejas colonias árabes en Sind y Multān; esas regiones habían reconocido la supremacía del califa fatimí en el norte de África y El Cairo, al-Mu‛izz (341-365/953-975), y el famos templo-ídolo de Multān, dedicado al Dios-Sol Āditya, había sido destruido por uno de los dā‛is o misioneros ismā‛īlíes. Mahmud de Ghazna, el fanático para la ortodoxia y apoyo de la Sunna, había atacado en 396/1006 al gobernante ismā‛īlí local de Multān, Abū l-Fath Dā'ūd b. Nasr, asaltó la ciudad y dirigió una salvaje masacre de simpatizantes ismā‛īlíes.Por lo tanto, no tenemos ninguna noticia en particular sobre sucesos en Multān, pero allí el ismā‛īlismo claramente no estaba muerto, y la rebelión estalló allí, probablemente en 432/1040/1 cuando las noticias de la deposición de Mas‛ūd y captura en Marikala llegaron a ser generalmente conocidas en la India, y la autoridad ghaznawí estaba bajo mínimos. Una vez que Lahore estuvo asegurada para Mawdud, el Faqīh Salītī marchó contra los rebeldes, quienes estaban encabezados por el hijo de Abū l-Fath Dā'ūd, al que los ismā‛īlíes (Qarāmita en la fraseología ghaznawí contemporánea) se dirigían como su Shaikh. Las fuerzas ismā‛īlíes fueron incapaces de resistir al poderoso ejército profesional ghaznawí, y se retiró a Mansūra en el Sind meridional. La misma Multān fue obligada a rendirse, y la khutba se hizo entonces allí para los ‛Abbāsíes y Mawdūd (implicando que había sido hecha por los rebeldes para los Fātimíes una vez más). Entonces el Faqīh Salītī nombró a Muhammad-i Halimī como gobernador de Multān antes de regresar a Lahore, asolando de camino a los Jhats y otros infieles de la región del Indo medio.
Asimismo, las noticias del fin de Mas‛ūd envalentonaron a varios príncipes indios a lanzar un ataque sobre los musulmanes, y Fakh-i Mudabbir continúa diciendo que el ejército que regresaba de Multān a Lahore fue atacado por una coalición de gobernantes indios, ‛Rāys, Rānas y Thakkurs del trecho de las colinas', bajo el mando de Sandanpal, descrito como el nieto del Kābul-Shāh (leído Hindū-Shāh, es decir, los Hindūshāhíes de Waihind, los viejos oponentes de los Ghaznawíes?). Una batalla tuvo lugar en Q.d.r.j.w.r (?) en la que el ejército del Faqīh Salītī derrotó a los infieles y en el que Sandanpāl resultó muerto.
A
pesar de sus inevitables preocupaciones con los Saljuqíes en el Khurāsān
septentrional y con Sīstān, Mawdūd encontró algún tiempo para cumplir el papel
tradicional de los sultanes ghaznawíes como martillo de los Hindúes paganos y
de poner en circulación dentro de la economía islámica oriental los tesoros de
los templos de la India. Después de la pérdida de una rica provincia como
Khurāsān, la guerra en la india era ahora especialmente vital para financiar la
administración del imperio ghaznawí y para proveer al ejército permanente con
botín y con una válvula de escape para sus energías.
El
principal pasaje en los historiadores islámicos relativo a las actividades de
Mawdūd en la India es un pasaje desgraciadamente vago de Ibn al-Athīr
(substancialmente repetido, pero con algún bordado, en Mīrkhwānd), sin
información topográfica y con los nombres de dos príncipes indios en forma
corrupta. Eeste pasaje afirma que, en 435/1043-4, tres príncipes indios
atacaron Lahore y la asediaron durante un largo periodo de tiempo. El
gobernador allí (se desconoce si este aún era era el Faqīh Salītīl de la anécdota
de Fakhr-i Mudabbir) pidió ayuda a Mawdūd y recibió refuerzos, por medio de los
cuales el ejército ghaznawí tomó entonces la ofensiva. Uno de los príncipes
indios había regresado por entonces a la alianza ghaznawí. Uno de los dos
restantes, D.w.bāl (Devapāla) H.r.bāta (?) fue asediado en una de sus
fortalezas hasta que se rindió; el otro (Tāb.t (?) Rāy, fue muerto en batalla
con 5.000 de sus hombres, y los destinos de estos persuadieron a otros
gobernantes indios de dudosa alianza a reafirmar su lealtad a los Ghaznawíes.
Parece que tenemos aquí referencia a la confederación de potentados indios que
en esta época reconquistó de los musulmanes Hānsī y Thānesar al noroeste de
Delhi, Nagarkōt y otros lugares, y que asediaron Lahore durante siete meses.
Uno de los miembros dirigentes de esta coalición era el gran Rājā Paramāra de
Mālwā, Bhoja; el Devapāla mencionado por Ibn al-Athīr es probablemente el Rājā
Kachchhapaghāta de ese nombre, hijo del soberano de Gwalior, Kīrttīrāja quien
puede haber sido el príncipe que se sometió a Mahmūd de Ghazna. No obstante, falta la confirmación explícita de esto.
Para complementar esto, solamente tenemos información adicional del historiador deccaní Muhammad Qāsim Hindū-Shāh, llamado Firishta, que escribió su Gulshan-i Ibrahimi a comienzos del siglo XI/XVII y es, por lo tanto, una fuente muy tardía. Se desconoce de donde deriva Firishta su información, y la autenticidad de su información no puede ser comprobada a través de fuentes más antiguas; no figura, por ejemplo, en Mīrkhwānd. De acuerdo con Firishta, cuando Mas‛ūd fue asesinado, su hijo Majdūd, por instigación de su consejero Ayāz Khāss, marchó desde Multan y ocupó para sí el territorio en el valle del Indo y sus tributarios hacia el este hasta Hānsī y Thānesar antes de su súbita y misteriosa muerte. Entonces él relata también como, en 435/1043-4, el Rājā de Delhi y otros gobernantes volvieron a capturar Hānsī, Thānesar y otras dependencias al gobernador de Mawdūd en la India y asedió Nagarkōt durante cuatro meses. Los príncipes Rajputs del Punjab se exaltaron, y tres de ellos atacaron Lahore, pero fueron repelidos. Estos detalle posteriores se encajan grosso modo con los de Ibn al-Athīr, pero Firishta, no obstante, es incluso más vago que su predecesor en cuanto que no da ningún nombre para los príncipes indios implicados en estos sucesos.
g) El funcionamiento interno del imperio y el final del reinado de Mawdūd
Faltándonos para el reinado de Mawdūd un relato detallado del trabajo día a día de los diwans como se deriva de las páginas de Baihaqi para la burocracia durante el sultanato de Mas'ud, debemos por fuerza asumir que la continuidad esencial en personal sobre los dos reinados implican poco cambio significativo en el ethos gubernamental o en el mecanismo práctica del imperio después de la muerte de Mas‛ūd. De hecho, el sabio y experimentado Abū Nasr Ahmad b. Muhammad b. ‛Abd as-Samad Shīrāzī, que había sido el consejero de Mawdūd en Tukhāristān en la época del asesinato de su padre y cuyos consejos probablemente habían contribuido mucho a que Mawdud asegurara el trono para sí mismo, continuó en el cargo de visir durante el comienzo del nuevo reinado. Ahmad había sido kadkhudā (jefe ejecutivo o asistente, de hecho visir) para el gobernador de Mahmūd en Khwārizm, Altuntash, y luego tras la muerte de Ahmad b. Hasan Maimandī en 424/1032, se convirtió en visir para Mas‛ūd, ejerciendo una influencia moderada sobre las maneras erráticas del sultán sin, no obstante, ser capaz al final de contenerle de la desdichada decisión de retirarse a la India, descrita más arriba. después de estos ocho años como visir de Mas‛ūd, Ahmad sirvió a Mawdud durante dos años, pero entonces cayó en la desaprobación a través de los celos de los comandantes militares; Baihaqi afirma que murió solamente un poco después de la destitución, pero las fuentes biográficas mucho más tardías declaran que sus enemigos le envenenaron.
Entonces
Mawdūd designó para el visirato a Tāhir, que había sido contable (mustaufī)
en el Diwān-i Istīfā’, la sección de contabilidad del Diwān-i
Wazīr. Baihaqi le menciona estando aún en el puerto en 424/1033, y cuando
Mas‛ūd partió hacia la India justo antes de su deposición y muerte, dio a Tāhir
permiso formal para tomar posesión del cargo bajo los Saljuqíes, de los que
esperaba que ocuparían Ghazna después de su retirada a la India. No obstante,
pronto se reveló que la estrecha experiencia financiera no era suficiente para
el pesado cargo de visir, pues Tāhir era un completo fracaso como ministro jefe
y, después de solo dos meses, Mawdūd le destituyó.
El sultán tuvo más éxito con su tercer visir, ‛Abd ar-Razzāq b. Ahmad b. Hasan Maimandī, pues ‛Abd ar-Razzāq sirvió a Mawdūd para lo que quedaba de su reinado; luego jugó un papel decisivo al establecer a ‛Abd ar-Rashīd como sultán y servirle como ejecutivo jefe durante su breve tenencia del poder. Hubo, por supuesto, siempre una preferencia por alguien como ‛Abd ar-Razzāq cuyos antecedentes familiares eran de servicio a la dinastía, pues se mantenía ampliamente que los arcanos de profesiones tales como secretario u oficial financiero se transmitiera dentro de familias; por tanto, las familias tanto de los Maimandī como de los Shīrāzī estuvieron activas en la administración ghaznawí durante al menos tres generaciones. Parece que ‛Abd ar-Razzāq había caído en desgracia junto con su padre en la parte más tardár del sultanato de Mahmūd, pues cuando el nuevo gobernante Mas‛ūd ordenó la liberación de Ahmad b. Hasan de prisión, ‛Abd ar-Razzāq había sido liberado igualmente a comienzos de 422/1031 de la encarcelamiento en la fortaleza de Nandana o Nārdin en el río Jhelum en el Punjab. Desde entonces es mencionado esporádicamente por Baihaqī, y debe haber servido en la administración central; también estuvo presente en Dandānqān. Aunque aparentemente no sirvió a Farrukh-zād como visir, todavía estaba activo entonces, pues Baihaqī habla de él como aún en empleo oficial cuando él mismo estaba escribiendo en 450/1058, y sirvió como informante para Baihaqī sobre varios elementos de información transmitidos desde el tiempo de su padre Ahmad b. Hasan.
Mawdūd murió cuando estaba a punto de liderar la revancha contra los Saljuqíes en Khurāsān. De acuerdo con Ibn Baba estaba postrado en cama por un desorden interno (qulanj) poco después de dejar Ghazna; solo tuvo tiempo de enviar al visir ‛Abd ar-Rashīd a Sīstān para evitar una amenaza allí antes de que muriera. Firishta, la única de las fuentes, tiene la información de que Mawdūd había partido vía Sakāwand y el valle de Lōghar, dirigiéndose a una fortaleza llamada Sānkōt (?), donde intentó recaudar algún tesoro almacenado allí, cuando cayó enfermo.
Los datos sobre la fecha de la muerte de Mawdūd y la duracion de su sultanato son incompletos y de algún modo contradictorios, y además son confundidos por la incertidumbres en las fuentes sobre los reinados de sus dos efímeros sucesores, Mas‛ūd II b. Mawdūd y ‛Alī b. Mas‛ūd. En los libros de referencia habituales, The Mohammadan dynasties de S. Lane Poole (Londres, 1893), 289, adoptaba 440/1048-9 como la fecha para la muerte de Mawdūd, los dos reinados tras él y la ascensión de ‛Abd ar-Rashīd. E. de Zambaur, en su Manuel de généalogie et de chronologie pour l'histoire de l'Islam (Hanover 1927), 282, coloca la muerte de Mawdūd en Rajab de 440/diciembre de 1048-enero de 1049, los dos breves reinados en este mismo año 440 y la ascensión de ‛Abd ar-Rashīd en 441/junio de 1049-mayo de 1050. Bosworth, en su The Islamic dynasties, a chronological and genealogical handbook (Edinburgh 1967), 181, basándose en la información de Ibn al-Athīr, elige 441 como año de la muerte de Mawdūd, los dos breves reinados y la ascensión de ‛Abd ar-Rashīd, pero como surgirá de lo que se diga más abajo, este dato es discutible.
Ibn al-Athīr establece que Mawdūd murió el 20 de Rajab de 441/18 de diciembre de 1049 a la edad de 29, coincidiendo con el margen de un día con el dato de Ibn Bābā de 21 de Rajab de 441/19 de diciembre de 1049, pero aquí aquí la información de Ibn al-Athīr de que Mawdūd reinó durante nueve años [lunares] y diez meses es demasiado largo, y probablemente deberíamos leer 8 años y diez meses. Sobre la base de la fecha de 23 Sha'bān de 432/28 de abril de 1041 para la victoriosa entrada de Mawdūd en Ghazna y su formal ascensión al poder, llegamos a una duración para su reinado de aproximadamente ocho años lunares, 11 meses/ocho años lunares, siete meses, tres semanas. Husainī no da fechas exactas, pero afirma que Mawdūd gobernó durante siete años [lunares], diez meses y dos días; esto colocaría su muerte el 25 de Jumādā II de 440/5 de diciembre de 1048. Tenemos así dos posibles fechas para la muerte de Mawdūd, con una disparidad de poco más de un año. Las fechas dadas por Ibn Bābā e Ibn al-Athīr tienen sobre ellas el halo de la exactitud; la datación basada en un cálculo que tenga en cuenta la cifra de Husainī para el periodo de gobierno de Mawdūd supone la computación de una fecha de muerte no confirmada directamente por ninguna fuente escrita. No obstante, en favor de la segunda fecha está una pieza de evidencia numismática al que D. Sourdel ha prestado atención. Él apunta que se conservan dos dinares de ‛Abd ar-Rashīd, una en el museo británico (fue presumiblemente debido a esta moneda por la que Lane Poole, el catalogador de la colección de monedas islámicas del Museo Británico, daba en su Muhammadan dynasties el año 440 como el de la ascensión de ‛Abd ar-Rashīd) y la otra en el Museo de Kabul, las cuales tienen ambas la fecha 440, y esto parece, por tanto, confirmar la datación basada en Husainī. Si uno adopta este último sistema, los breves reinados de Mas‛ūd II y ‛Alī tendrían que ser colocados en el tercer cuarto de 440/invierno de 1048-49 para permitir a‛Abd ar-Rashīd comenzar su reinado en aproximadamente el último cuarto de 440/primavera de 1049.
h)
Las dificultades de sucesion y la ascensión de ‛Abd ar-Rashīd
No
poseemos mucha información firme sobre los dos sucesores inmediatos de Mawdūd.
Muchas de las fuentes posteriores incluso no mencionan su existencia. De
acuerdo con Jūzjānī, él dejó atrás tres hijos. Ibn Bābā dice que cuando en el
momento de su muerte designó a su hijo de 5 años (nombrado en otra parte como
Mas‛ūd) como sucesor, pero Mas‛ūd reinó solamente durante cinco días antes de
que los grandes hombres de estado alzaran al poder al hermano de Mawdūd, Abū l-Hasan
‛Alī b. Mas‛ūd. Este último es una figura oscura, no mencionado por Gardīzī ni
Baihaqī, por ejemplo –al menos en la parte conservada de sus trabajos- no
jugando ningún papel temprano en los hechos. De acuerdo con Ibn Baba de nuevo,
reinó durante solo 45 días antes de que los líderes del ejército le depusieran
y le mandaran a prisión en una fortaleza, pero durante este tiempo asumió el
título honorífico de Bahā’ al-Dawla, si las fuentes literarias son correctas.
Jūzjānī tiene la información de que Mas‛ūd (llamado erróneamente aquí Muhammad)
b. Mawdūd y ‛Alī b. Mas‛ūd gobernaron en concierto (bi-sh-shirka), que
puede quizás relatar algunas disposiciones de regencia para el niño Mas‛ūd;
pero una vez que se reveló su ineptitud, ellos le apartaron del poder.
Puede
haber ocurrido que ‛Alī b. Mas‛ūd mostrara signos de ser un gobernante
potencialmente fuerte, y por tanto fue depuesto en favor de uno al que los
militares consideraran más maleable; pero es más probable que la indolencia de
la vida de harén y la consecuente encarcelación había vuelto a ‛Alī poco
preparado para el ejercicio del poder. De hecho, las traumáticas experiencias
de las disputas sucesorias de 421/1030 y 432/1040, añadido al clima general de
temor y sospecha que prevalecían en un estado despótico como el ghaznawí
parecen haber provocado la adopción de una política más bien como la del
posterior qafés o ‘jaula’ otomana, el encarcelamiento preventivo de
todos los parientes masculinos que pudieran tener planes sobre el trono. Como
destaca Ibn Bābā, los tres sultanes sucesivos ‛Abd ar-Rashīd, Farrukh-zād e
Ibrāhīm fueron traídos desde la prisión donde ellos habían estado encarcelados
y luego alzados al poder. Este estados de cosas forma un claro contraste con la
posición en las fases formativas primeras del imperio ghaznawí, cuando los
hermanos o tíos del soberano, tales como los hermanos de Mahmūd Abū l-Muzaffar
Nasr y ‛Adud al-Dawla Yūsuf, fueron regularmente empleados como comandantes
militares o en gobiernos provinciales.
Es
difícil saber qué hacer con la información de Firishta, que a pesar de su
retraso como fuente tiene un material interesante en esos dos reinados no
encontrados en la mayoría de las autoridades más antiguas. Así, él habla de lo
que parece muy probable, que el poder real durante el breve reinado de Abū
Ja‛far Mas‛ūd b. Mawdūd fue ejercido por los grandes comandantes militares
turcos, entre los cuales cita dos partidos rivales encabezados por ‛Alī
b. Rabī‛ Khādim y Aitigin Hājib, respectivamente (ninguno de esos generales
parece ser mencionado en otras fuentes como Gardīzī, Baihaqī e Ibn Bābā, aunque
Aitigin es descrito como anterior ghulām del sultán Mahmūd). Cuando la facción
de Aitigin emergió como dominante, depuso a Mas‛ūd y colocó a su propio
candidato, ‛Alī b. Mas‛ūd, sobre el trono el 1 de Sha'ban de 441/20 de
diciembre de 1049. ‛Alī casó con la viuda de su hermano, pero las
provincias indias del imperio cayeron bajo el liderazgo del rebelde ‛Alī b.
Rabī‛. ‛Alī b. Mas‛ūd reinó durante poco más de dos años, hasta que un
movimiento en favor de su tío ‛Abd ar-Rashīd, con ‛Alī, aprisionado en la
fortaleza de Dīdī-Rū (mencionado por Gardīzī). Una vez que ‛Abd ar-Rashīd
estuvo firmemente en el control de Ghazna en 443/1051-2, ‛Alī b. Rabī‛ retorno
a la alianza ghaznawí, y Anūshtigin Hājib (personaje que más tarde iba a jugar
un papal destacado en la expulsión del usurpador Toghrïl y el ascenso al poder
de Farrukh-zād) fue nombrado gobernador allí.
Estos
detalles parecen demasiado circunstanciales para ser totalmente producto de la
imaginación del historiador, y la escasez de información a partir de las
fuentes tempranas sobre los sucesos de la transición del sultanato de Mawdūd al
de ‛Abd ar-Rashīd nos impide descartarlas como apócrifas. Por ejemplo, es
altamente improbable que Firishta pudiera haber inventado el detalle
adicional de que en un momento dado ‛Alī b. Mas‛ūd había liberado a sus
hermanos Mardan-Shāh e Īzad-Yār de su cautiverio en Dār-Dāmān y tratados con
honor, pues sabemos por Jūzjānī en el primer caso y también por Baihaqī y
Gardīzī en el segundo, que esos dos príncipes existieron indudablemente. por
otro lado, los datos de Firishta no pueden aceptarse, pues acabamos de ver que
el testimonio de ambos fuentes tempranas y de las numismáticas demuestran que
el reinado de ‛Alī no pudo haber comenzado solamente en la última mitad de 441/
invierno de 1059-50, mientras que su duración debe haber estado más cercano a
los dos meses que a los dos años. Es bastante factible que alguno de los
sucesos de Firishta agrupados bajo el sultanato de ‛Alī pudieran pertenecer de
hecho al siguiente reinado de ‛Abd ar-Rashīd.
Volviendo a los indicios de las fuentes históricas más antiguas sobre los sucesos que rodearon la deposición de ‛Alī y la asunción de ‛Abd ar-Rashīd del poder supremo, estas fuentes relatan que fue el visir ‛Abd ar-Razzaq Maimandi quien actuó inmediatamente ahora y previno que el estado ghaznawí cayera en la anarquía. Estaba en camino hacia Bust y Sīstan cuando recibió las noticias de la muerte de Mawdūd, y entonces determinó instalar al miembro superviviente más mayor de la dinastía, ‛Abd ar-Rashīd b. Mahmūd, que había estado aprisionado por Mawdud en la cercana fortaleza de Mandish en Ghur meridional. De acuerdo con Ibn Baba, la ascensión de ‛Abd ar-Rashīd al poder en Ghazna fue el 27 de Sha'ban de 441/24 de junio de 1050, aunque ya se ha discutido antes las contradictorias pruebas sobre su sucesión. La madurez de ‛Abd ar-Rashīd, y el hecho de que había jugado algún papel en los asuntos durante el sultanato de Mas'ud le hicieron un líder guerrero potencial más creíble y preservador de la estructura del imperio que sus dos predecesores de cortos reinados, y esto debe haber hecho aceptable en Ghazna el putsch de ‛Abd ar-Rashīd.
El
sultanato de ‛Abd ar-Rashīd iba a terminar pronto en tragedia, y su reinado
fue, por consiguiente, demasiado corto para que nos formemos cualquier
impresión real de su carácter y sus éxitos. Las fuentes hablan de él como
'obstinado y tenaz' y también algo falto de resolución y fuerza de mente, pero
esto puede ser una suposición de escritores posteriores a la luz de la
ascendencia de Toghrïl sobre él y su exitosa toma del poder. No obstante,
Jūzjānī habla de su noble carácter y amor por aprender, que incluía un
conocimiento personal de tradiciones históricas. Gardīzī compuso su historia
durante el reinado de ‛Abd ar-Rashīd y lo llama Kitāb Zain al-akhbār
'Ornamento de historias' por el sultán, uno de cuyos nombres honoríficos era
Zain al-milla. Sobrevive allí un manuscrito, magníficamente producido de un
trabajo sobre tradiciones que describen al Profeta, escrito en Ghazna
expresamente para la biblioteca de ‛Abd ar-Rashīd por un warrāq local o
librero y copista -la materia de este manuscrito confirma eficientemente la
mención de Jūzjānī del interés del sultán en la tradición. El ex-libris
de este manuscrito nos proporciona información útil adicional sobre la
titulatura de ‛Abd ar-Rashīd. Gardīzī le nombra en su totalidad como el "Sultān-i
Mu'azaam ‛Izz al-Dawla wa-Zain al-Milla, Saif Allāh, Mu‛izz Din Allāh Abū
Mansūr ‛Abd ar-Rashīd b. Yamīm al-Dawla...Mahmūd...". Las monedas
de ‛Abd ar-Rashīd simplemente tienen ‛Izz al-Dawla wa-Zain al-Milla y
Saif Allāh, pero este ex-libris menciona también los laqabs
más complicados de Mu‛izz Din Allāh (como en Gardīzī) y Muzāhir
Khalīfat Allāh (por lo demás desconocido). Autoridades posteriores
añaden más títulos honoríficos, tales como Shams Din Allāh y Saif
al-Dawla, de Ibn al-Athīr (variante, Jamāl al-Dawla), y
el de Majd al-Dawla; pero Stern probablemente tenía razón al dudar de la
exactitud de estos informes.
A
pesar de los cambios de sultanes desde la muerte de Mawdūd, la burocracia
cotiuó operando y proporcionando un elemento de estabilidad en el estado. ‛Abd
ar-Razzāq Maimandī parece haber quedado como una influencia de referencia
sobre los diwāns al menos no tenemos ninguna mención de cualquier otra
persona como visir), y fue en el reinado de ‛Abd ar-Rashīd cuando el
historiador Abū l-Fadl Baihaqī se convirtió en cabeza del Dīwān-i
Risālat, donde había estado empleado desde el reinado de Mas‛ūd. Perdió
este trabajo, no obstante, y fue metido en prisión por el Qādī de Ghazna por un
asunto concerniente al su pretendido impago de la dote debida a una esposa;
durante la usurpación de Toghrïl fue enviado a una fortaleza, junto con otros
anteriores oficiales de ‛Abd ar-Rashīd. No obstante, se da otra razón
para el despido de Baihaqī en una anécdota proporcionada por ‛Aufī. De acuerdo
con esta, Baihaqi apartó de su posicion de autoridad a un tiránico esclavo de
‛Abd ar-Rashīd llamado Tūmān, que había oprimido al pueblo del distrito de
Peshawar, pero la destitución demostró ser solamente temporal; Tūmān recuperó
el favor del sultán, y el mismo Baihaqī fue destituido.‛Aufī cita a su fuente
para esto como el Ta’rikh-i Nāsirī, supuestamente el propio Mujalladāt
de Baihaqī; pero uno se pregunta si toda la historia ha sido contaminada
por el relato del ascenso al poder de Toghrïl en el reinado de ‛Abd ar-Rashīd,
a pesar de la diferencia de nombres entre Tūmān y Toghrïl. Claramente, como
leal, si no servidor dócil de la dinastía ghaznawí, Baihaqī debió haber sido un
enemigo intransigente del usurpador, y de hecho habla de él deshonrosamente en
la única referencia a él en la parte conservada del Mujalladāt. Esto viene
realmente en su sección a la historia de Khwārizm, sobre está escribiendo sobre
su tema favorito de la utilidad de la historia y los provechosos ejemplos que
se encuentran en ella. Él afirma que:
"Uno debería tomar nota del episodio del arrogante y despreciable Toghrïl, que intentó destruir esta dinastía, y establecerse sobre el trono de los amires Mahmūd, Mas‛ūd y Maudūd, y de lo que llegó a ser de él, y de lo que hizo el oficial que mató a Toghrïl y a sus esbirros; puede Dios, Él es exaltado y magnífico, traer asuntos a una buena conclusión".
i) La
usurpación de Toghrïl
El
extraordinario acontecimiento del sultanato de ‛Abd ar-Rashīd, sobre el que
fuentes tales como Ibn Bābā, Ibn al-Athīr y Jūzjānī insisten con lujo de
detalles, fue el ascenso al poder del general turco esclavo Toghrïl
(habitualmente estigmatizado en las fuentes como kāfir-i ni‛mat "el
ingrato", o mal‛ūn na-mubārak "el maldito y
desfavorable", o maghrūr makhdūl "el arrogante y
despreciable", culminando en el violento derrocamiento y asesinato de ‛Abd
ar-Rashīd y el apartamiento temporal de la dinastía ghaznawí. Sin embargo, este
cambio se demostró demasiado difícil de tragar para la clase gobernante y los
líderes militares, y la vieja dinastía fue restaurada en el trono en Ghazna,
con el acompañamiento, según parece, de un sentimiento de alivio muy parecido
al ocasionado por la restauración de Charles II tras la Commonwealth y el
Protectorado en la Inglaterra del siglo XVII. Este traumático acontecimiento,
viniendo como lo hizo poco después de las incertidumbres de sucesión a
continuación de la muerte de Mawdūd y los dos efímeros sultanatos de ese
periodo, nos autoriza a considerar el final de la cuarta y principio de la
quinta década del siglo XI como una "época de disturbios",
antes de que el sultanato ghaznawí fuera colocado sobre una base firme una vez
más durante el largo y estable reinado de Ibrāhīm b. Mas‛ūd.
Uno puede notar desde el principio que el Akhbār al-dawla as-saljūqiyya y el Ta’rīkh-i Baihaq, las únicas de todas las fuentes, atribuyen a Toghrïl un nombre adicional, que el editor del primero de estos dos textos, Muhammad Iqbāl, lee como el improbable N.zān, corrigiendo el B.zān del manuscrito; este último, de hecho, parece mucho más turco (¿bozan, buzan "destructor", "aniquilador"?) que el anterior, y la b inicial parece ser segura por las formas del segundo texto, B.dān, B.r‛ān. La carrera de Toghrïl se remonta con claridad hasta la época de príncipes ghaznawíes más antiguos. De posible interés, a la la luz de la posterior visualización de ánimo contra la dinastía ghaznawí y a la luz del hecho de que algunos de los ghulāms personales de Yūsuf b. Sebuktigïn habían desertado hacia los saljuqíes antes de Dandānqān, es la afirmación de Shabānkār‛ī de que Toghrïl había sido "probablemente" (ghāliban) un ghulam del desgraciado amir Yūsuf. No obstante, esto bien puede ser una confusa reminiscencia del hecho de que Yūsuf tuviera un oficial esclavo, al que guardaba especialmente afecto y que se llamaba Toghrïl, quien traicionó la confianza de su señor, al actuar como mushrif o espía del sultán Mas‛ūd cuando continuó su expedición a Qusdar en Baluchistán en 421/1030; Baihaqī expresamente destaca que este Toghrïl, también kāfi-i ni‛mat, murió joven, y por tanto no pudo ser él nuestro presente Toghrïl.
Jūzjānī, por otra parte, dice que Toghrïl había sido uno de los ghulāms del sultán Mahmūd, y que durante el reinado de Mawdūd había dejado el servicio ghaznawí y combatido bajo la bandera saljuqí durante un tiempo, ganando así un reconocimiento de sus técnicas de lucha; por luego regresó a Ghazna solamente en el principio del reinado de ‛Abd ar-Rashīd. Parece que hay un eco de esta historia en la escueta información del Akhbār al-dawla as-saljūqiyya de que Toghrïl primero se alzó a la prominencia en 432/1041, que a continuación huyó de sus amos ghaznawíes hacia los Saljuqíes. y que después regresó con un ejército de turcos (¿es decir, turcomanos?) para atacar a ‛Abd ar-Rashīd. Aunque esto es, a lo sumo, una perspectiva muy inmadura de los acontecimientos, la historia de Husainī es la única fuente -por lo cual es válida- que dice que durante el breve gobierno de Toghrïl en Ghazna reconoció a los Saljuqíes como soberanos y les envió el superavit de impuestos que había recaudado y que no tenía que gastar en el mantenimiento de su ejército. Sin embargo, parece improbable que Toghrïl gobernara tiempo suficiente para qu haya sido elaborado tal acuerdo regular, y las muy escasas monedas conservadas de Toghrïl, no mencionan a los Saljuqíes en absoluto, como podría esperarse. La historia completa de estas conexiones de Toghrïl con los saljuqíes, encontrada solamente en esta fuente claramente pro-saljuq, parece dudoso, quizá una invención tardía para darle alguna lógica a su usurpación; y hay una clara posibilidad de confusión entre el nombre del ghulām Toghrïl y el del líder saljuq Toghrïl Beg.
Es
más probable que Toghrïl consiguiera su reputación como bravo y vigoroso
general durante el reinado de Mawdūd, pues los dos relatos más detallados de la
ocupación del poder de este último, los de Ibn Bābā e Ibn al-Athīr (el último
informe bajo el año 444/1052-3), recuerdan ambos que Mawdūd le escogió para
honores especiales e incluso le dio la mano en matrimonio de una de sus propias
hermanas. Cuando ‛Abd ar-Rashīd llegó al trono, nombró a Toghrïl comandante en
jefe (hājib al-hujjāb) del ejército. Quizá Toghrïl ya sintió que podía
obtener una ascendencia sobre el, en cierto modo, indolente sultan; presionó al
reacio ‛Abd ar-Rashīd para que le proporcionara tropas y recursos para pudiera
dirigir un ejército contra los saljuqíes y los borrara del Khurāsān. De acuerdo
con Ibn Bābā, Toghrïl había dirigido un ejército en Afganistán septentrional
contra Alp Arslān y había asegurado una victoria sobre el príncipe saljuqí en
Hibān/Hupyān en el Hindu Kush (esto es, el lugar donde el ejército del príncipe Mawdūdhabía acampado durante los últimos días del sultanato de su padre. Ibn
al-Athīr, no obstante, hace al mismo ‛Abd ar-Rashīd líder de esta
campaña, que cayó en el otoño y el invierno de 443/1051-2, contra el mismo
Chagrï Beg, que había llegado con un ejército desde Kirmān.
El
relato de Jūzjānī, aunque breve, proporciona un medio de armonizar
los dos relatos, en cierto modo, divergentes (como veremos, ambos continúan
refiriendo la historia de la invasión de Toghrïl de Sīstān, que es
descrita en detalle más abajo). De acuerdo con el Tabaqāt-i Nāsirī, los Saljuq
contemplaban un ataque doble sobre las posesiones ghaznawíes, en el que Chaghrï
Beg avanzaría a través de Sīstān hacia Bust y su hijo Alp Arslan iba a golpear
a través de Tukhāristān y atacar Kabul y Ghazna desde el norte. ‛Abd ar-Rashīd
envió en primer lugar a Toghrïl contra Alp Arslan, y Toghrïl aseguró una
victoria sobre el príncipe saljuqí en un lugar al que Jūzjānī llama 'justo
antes del valle entre las colinas/ justo antes del paso de Kh.mār (pīsh-i
dara-yi Kh.mār). Uno se pregunta si esto no es más que una corrupción
ortográfica de Hibān/Hupyān; el lugar es, por lo demás, desconocido. En todo
caso, si las fuerzas saljuqíes peneraron hasta la region de Parwān, la
situación era potencialmente muy seria para los Ghaznawíes, y la decidida
acción de Toghrïl, al salvar probablemente al estado en esta coyuntura bien
pudo haber puesto en su mente la idea de tomar el poder supremo en Ghazna si
realmente ‛Abd ar-Rashīd era un gobernante tan vacilante e inefectivo
gobernante como las desdeñosas palabras de Toghrïl, para justificar su golpe,
como informa Jūzjānī, daban a entender.
Entonces,
con el flanco norte del imperio ghaznawí así asegurado, Toghrïl se volvió al
sur hacia Sīstān; ya que Sīstān y sus amīres se habían desembarazado de su
dependencia de los Ghaznawíes, y ahora estaban inclinados, más bien, hacia el
lado de los Saljuqíes, existía el peligro de que permitieran a estos penetrar a
través del territorio saffārí contra Bust y las tierras ghaznawíes. El Ta’rīkh-i
Sīstān se convierte ahora en una fuente detallada para las operaciones de
Toghrïl en Sīstān, el preludio inmediato a su toma del poder supremo en Ghazna.
Toghrïl dirigió su ejército al interior de Sistan, y el 3 Rajab de 443/10 de noviembre de 1051 apareció súbitamente en Taq y sitió la ciudadela allí. Esta estaba defendida por el khōtwāl del amīr Abū l-Fadl Nasr, Hilāl Daraqī, hasta su muerte en combate, y luego por otro comandante, ayudado por las fuerzas patrióticas de Sīstān, los sarhangs y ‛ayyārs. El considerable ejército ghaznawí comprendía 5.000 Mahmūdíes (¿veteranos de las campañas de Mahmud?), cinco elefantes de guerra y 2.000 soldados de infantería sagzi y ghaznawíes. No obstante, los atacantes no consiguieron hacer progresos, pero Toghrïl separó un contingente de 1.000 jinetes en secreto para lanzar un asalto sobre Zarang. Mientras, Bïghu había venido desde Herat para reforzar al amir saffarí Abū l-Fadl en su capital, pero la fuerza saljuqí fue decisivamente derrotada por Toghrïl, y tanto Bïghu como Abū l-Fadl retrocedieron en desorden hasta Herat. Incluso así, Toghrïl no pudo capturar Tāq, y el 16 de Sha‛bān de 443/23 de diciembre de 1051 abandonó el asedio y partió hacia Ghazna, triunfante sobre los Saljuqíes, al menos; pero Abū l-Fadl regresó a Zarang al mes siguiente, y el 8 de muharram de 445/30 de abril de 1053 el historiador local de Sīstān registra que la khutba en Zarang se hizo en primer lugar por Toghrïl Beg, el Saljuqí.
La historia de Toghrïl puede ahora resumirse desde Ibn Bābā e Ibn al-Athīr. Animado con su éxito contra Bïghu y el amir Abu al-Fadl, Toghrïl decidió marchar sobre Ghazna y deponer a ‛Abd ar-Rashīd. Cuando llegó a una distacia de cinco farsakhs de la capital envió un mensaje falso al sultán informándole de que el ejército se hallaba en estado de rebeldía y estaba exigiendo un aumento de la paga. ‛Abd ar-Rashīd vio el escrito sobre la muralla y se encerró en la ciudadela de Ghazna; Toghrïl fue capaz de hacerse cargo del palacio real y centro de administración, y al parecer ganó para su bando a una parte importante de la guarnición de Ghazna. De este modo fue capaz o bien de asaltar la ciudadela y capturar a ‛Abd ar-Rashīd (Ibn Bābā) o de amenazar a los defensores con un horrible destino tal que ellos entregaron al desafortunado sultán (Ibn al-Athīr, Mīrkhwānd). Luego siguió allí un baño de sangre de todos los miembros masculinos de la familia ghaznawí en la vecindad inmediata. Jūzjānī y Husainī dicen que un total de 11 príncipes ghaznawíes, hijos de Mas‛ūd, fueron masacrados, incluyendo a Sulayman y Shujā‛ (erróneamente descritos por un autor tardío como hermanos de ‛Abd ar-Rashīd); Hamdallāh Mustaufī dice que nueve príncipes, a saber, Husayn, Nasr, Īrān-Shāh, Khālid, ‛Abd ar-Rahmān, Mansūr, Humām, ‛Abd ar-Rahīm e Ismā‛īl, fueron asesinados, y solo tres, Farrukh-Zād, Ibrāhīm y Shujā‛. Toghrïl también casó por la fuerza con una de las hijas de Mas‛ūd.
Entonces
Toghrïl asumió el trono él mismo. En este punto el matrimonio forzado con una
princesa ghaznawí, recién mencionado más arriba (probablemente además de la
hija del sultán Mawdūd previamente desposada) indica un intento de legitimar su
poder de una manera familiar. También comenzó a acuñar monedas tanto de oro
como de plata. Las tres monedas suyas que se conservan, un dīnār (datado en
443/1051-2) y dos dirhams (no fechados), llevan su nombre ‛Abū Sa‛īd
Toghrïl’ y el laqab Qiwām al-Dawla y la soberanía última
del califa ‛abbāsí al-Qā’im también es reconocida.
Sin embargo, el sentimiento en el imperio por la dinastía caída todavía era muy fuerte a pesar del daño infligido al prestigio de los Ghaznawíes a través del espectáculo de varios reinados diferentes en un corto periodo de tiempo. Todavía existían fuerzas ghaznawíes en la India a tener en cuenta, y cuando Toghrïl escribió al comandante en jefe allí, el general Khirkhīz (es decir, Kirghiz), pidiéndole su apoyo y ayuda en una campaña conjunta contra los Saljuqíes, Khirkhīz no tenía en mente subordinarse a un comandante esclavo como él, y envió de vuelta un rechazo categórico. Condenó el asesinato de ‛Abd ar-Rashīd por Toghrïl, y escribió a la hija de Mas‛ūd y a los comandantes del ejército condenándoles por perdonar y tolerar la usurpación de Toghrïl. Estos reproches llevaron a un cambio de sentimientos contra Toghrïl, y fue asesinado por un grupo de conspiradores (Ibn al-Athīr, Mīrkhwānd); a través de un oscuro ghulām de palacio llamado Nūshtigin, por razones privadas de venganza (Ibn Bābā); por Nūshtigin, anterior esclavo del sultán Mas‛ūd, 'cumpliendo los derechos debidos a su anterior señor' (Husainī; o por Nūshtigin, el silāh-dār o escudero, en concierto con uno de sus compinches, después de lo cual ellos causaron que la cabeza de Toghrïl desfilara alrededor de Ghazna en el extremo de una pértiga (Jūzjānī).
Tanto
si la acción fue un aislado acto de venganza o el resultado de una
conspiración, el resultado fue un final a la 'extensa justicia y tiranía' que
el Tabaqāt-i Nāsirī dice que él había practicado. Khirkhīz
llegó de vuelta de la India tres o cuatro días después del asesinato de
Toghrïl, y tras la consulta con los grandes hombres de estado y los comandantes
militares, acordaron instalar a un príncipe ghaznawí sobre el trono una vez
más. De acuerdo con Jūzjānī nuevamente, solo quedaban dos príncipes
del linaje de Mas‛ūd, Ibrāhīm y Farrukh-Zād, los cuales estaban ambos
encerrados en la fortaleza de Barghund (lugar de encarcelamiento de Muhammad b.
Mahmūd). Toghrïl había enviado expresamente un destacamento para ejecutarlos,
pero, habiendo demorado el kōtwāl de Barghund la admisión del
escuadrón de ejecución hasta la hora undécima, llegaron los correos con las
noticias de la propia muerte de Toghrïl. La preferencia de los líderes en
Ghazna era para Ibrāhīm, pero se encontraba enfermo en esa época, de ahí
que Farrukh-Zād fuera presentado y colocado sobre el trono. Al mismo tiempo, se
lanzó una purga de todos aquellos que habían estado involucrados en la toma del
poder por Toghrïl. El único otro autor que tiene tanto detalle en esta último
acontecimiento, la elección de un nuevo gobernante, es Firishta, cuyo relato
varia ligeramente del de Jūzjānī. De acuerdo con él, en este punto
quedaban vivos tres de los hijos de Mas‛ūd,
Farrukh-Zād, Ibrāhīm y Shujā‛‛, y de estos, Farrukh-Zād fue
elegido por mucho para ser el nuevo sultán, esto parece altamente
improbable.
Las
cuestiones de la cronología de ‛Abd ar-Rashīd, de la usurpación
de Toghrïl y de la ascensión de Farrukh-Zād, están todas
interconectadas. De acuerdo con el Tabaqāt-i Nāsirī, ‛Abd
ar-Rashīd reinó durante dos años y medio y murió a la edad de 30 años,
mientras que Farrukh-Zād ascendió al trono el sábado, 9 de Dhū l-Qa‛da de
443/13 de marzo de 1052. Así, los "dos años y medio" de Jūzjānī
son realmente dos años y dos meses, si ʽAbd ar-Rashīd llegó al poder, como dice
Ibn Bābā, el 27 de Sha'bān de 441/24 de enero de 1050, es decir, Jūzjānī
no incluye el periodo de la usurpación de Toghrïl en su cómputo, si aceptamos la
fecha de Dhū l-Qa'da de 443/marzo de 1052 para el asesinato de Toghrïl.
Pero si adoptamos la cronología basada en la inferencia a partir de Husainī y
sobre la evidencia numismática y colocamos la ascensión de ‛Abd ar-Rashīd en el
último cuarto de 440/primavera de 1049, entonces los “dos años y medio” de
Jūzjānī nos llevarían hasta jumada I de 443/agosto-septiembre de 1051, y
Toghrïl tendría un reinado de unos 6 meses. Esto parece bastante factible, en
vista del hecho de que fue capaz de comenzar a acuñar sus propias monedas, y el
número sospechosamente redondo de 40 días, de Tabaqāt-i Nasirī, para el
reinado de Toghrïl es demasiado corto. La colocacion de Jūzjānī de su asesinato
y la ascensión de Farrukh-Zād en Dhū l-Qa‛da de 443 está confirmado por Husainī;
que comenzó antes del final de este año y no en 444, está asegurado por la
existencia de varios dinares de Farrukh-Zād con la fecha de 443. Aunque
al-Athirproporciona un relato particularmente detallado de esos
acontecimientos, no aporta fechas, colocando simplemente todo el episodio bajo
444/1052-3. Al igual que para la colocación de Ibn Bābā de estos eventos en 443
y parte de 444, uno puede tomar la "parte de 444", como referida al
periodo inicial de instalación y establecimiento sobre el trono de Farrukh-Zād.
j) El
Sultanato de Farrukh-Zād
Abu
Shujā‛ Farrukh-Zād comenzó un reinado que duró siete años lunares y tres
meses/siete años solares y tres semanas, bastante largo para lo habitual de lo
que habían sido los recientes sucesos en Ghazna. Sus títulos honoríficos,
conocidos a partir de sus monedas, eran los modestos de Jamāl al-Dawla wa-Kamāl
al-Milla, pero un punto interesante, sobre el que Sourdel ha llamado la
atención, es la primera aparición, sobre un dirham descrito por Markov y ahora
en el Museo Hermitage en Leningrado, del título as-Sultān al-Mu‛azzam,
tan característico de la titulatura de los Ghaznawíes posteriores. Ciertamente,
Baihaqī se refiere normalmente a Farrukh-Zād como Sultān-i Mu‛azzam, o as-Sultān
al-Mu‛azzam.
Farrukh-Zād
personalmente permanece como una figura sombría, aunque es alabado por su
gobierno benevlente y justo, que hizo algo para infundir una atmósfera de
tranquilidad al estado después del Sturm und Drang de los años
precedentes. Baihaqī lamenta que muriera comparativamente joven, cuando su
ejercicio del poder era tan benéfico; en palabras de Ibn Bābā, 'a través de su
llegada al trono, la corriente de agua que había disminuido y el esplendor que
había partido, volvieron una vez más'. De acuerdo a Jūzjānī, restauró la
prosperidad a als diversas partes del imperio, perdonando los impuestos de
Zābulistān, que habían sufrido de recaudaciones de impuestos y gravámenes
extraordinarios (‛awārid wa mu’nāt).
El
Hājib Khirkhīz, a cuya rápida acción debía Farrukh-Zād su trono, inevitablemente
tuvo mucho que decir en la regulación de asuntos durante la primera parte del
reinado al menos, aunque después de su rechazo del ataque saljuqí mencionado
más abajo, Khirkhīz no es mencionado específicamente en las fuentes. El
anterior visir de Mawdūd y ‛Abd ar-Rashīd, ‛Abd ar-Razzāq Maimandī,
continuó en el servicio oficial bajo Farrukh-Zad, aunque no como visir. En su
ascensión, Farrukh-Zād hizo a Husayn b. Mihrān su visir. Este último había sido
asistente (nā'ib wa katkhudā) para el príncipe Muhammad en tiempos del
sultán Mahmūd, hizo un oportuno cambio al servicio del victorioso Mas‛ūd,
convirtiéndose en supervisor (mushrif) de la tesorería para él.
Sirvió a Farrukh-Zād durante dos años, pero luego fue cesado y
encarcelado. Su sucesor (presumiblemente. a finales de 445-comienzos de
446/primavera-verano de 1055) fue Abū Bakr b. Abī Sālih, un
experimentado guerrero así como administrador, quien había actuado durante
treinta años como gobernador en la India, donde dejó atrás mucho trabajos públicos
y benéficos. Permaneció como visir durante el resto del reinado
de Farrukh-Zād, y luego llegó a ser el primer visir de Ibrāhīm, antes de
llegar al violento fin característico de las carreras de tantos visires.
De
los otros altos oficiales del sultán, tenemos noticias de que Abū Sahl
Zauzanī, familiar de las páginas de Baihaqī, actuó como cabeza
del departamento de correspondencia, mientras que el ‛Ārid
o cabeza del departamento del Ejército de Farrukh-Zād fue Mas‛ūd
Rukh(kh)ūdī (estos es, procedente de Rukh(kh)ud o Rukhkhaj, la Aracosia
clásica, nombre alternativo para la región de Zamīn-Dāwar), que ya
había ocupado este puesto bajo Mawdūd. El mismo Baihaqī debe haber
emergido de su aprisionamiento con el derrocamiento de Toghrïl, y en su retiro
comenzó a reunir su Mujalladāt, comenzando a escribir su diario
histórico justo cuando Farrukh-Zād e Ibrahim llegaron al trono en Safar de
451/abril de 1059; pero fue sacado de su retiro para exhibir su experiencia
en secretariado al redactar el tratado de paz que puso fin a la
guerra en Afganistán del norte entre los Ghaznawíes y los Saljuqíes. El reinado
de Farrukh-Zād recayó antes del periodo de actividad literaria por parte de
los grandes poetas del sultanato de Ibrahim y después, pero no tenemos mención
del magnífico panegirista del sultán, Hakim Jauharī; ’Aufī da su
nombre completo como Abū l-Mahāmid Mahmūd b. 'Umar
al-Jauharī as-Sā’igh al-Harawī, y cita una larga qasīda suya
dedicada a Farrukh-Zād.
De las relaciones externas durante el reinado de Farrukh-Zād, tenemos solamente los detalles más básicos. Chaghrï Beg se atrevió, no es de extrañar, a tomar ventaja del cataclismo que había golpeado al estado ghaznawí en forma de la usurpación y luego el asesinato de Toghrïl, y cuando las noticias de estos acontecimientos llegó al soberano Saljuqí, envió una fuerza contra Ghazna, que fue, no obstante, detenida y después derrotada por Khirkhīz. En relación a la habilidad personal de Farrukh-Zād como guerrero, Fakhr-i Mudabbir dice que su arma favortia era el hacha de guerra. Hacia el fin de su sultanato, cuando la estabilidad dentro del imperio parecía estar asegurada, lanzó una expedición contra los Saljuqíes en Tukharistan, que tuvo algún éxito; el comandante enemigo saljuqí, el atabeg Qutb al-Din Kul-Sarïgh, fue capturado, y sus tropas huyeron. Pero entonces Alp Arslan lideró una fuerza saljuqí de refresco contra el ejército ghaznawí, la cual fue esta vez derrotada, con varios de sus comandantes hechos prisioneros. Un acuerdo de paz y un intercambio de prisioneros sería evidentemente el siguiente paso en preverse, pero la muerte de Farrukh-Zād debió haber sobrevenido alrededor de este tiempo, ya que las única s fuentes comparativamente tempranas que mencionan estos sucesos, Husainī e Ibn al-Athīr, son inciertas sobre si la paz fue hecha por Farrukh-Zād o por Ibrahīm justo después de su ascensión. Quienquiera que fueran exactamente los principales implicados aquí, las palabras de Husainī expresan el resultado favorable, de que 'las decisiones sebüktiginí y saljuqí acordaron juntos que cada poder sería soberano e independiente dentro de sus propios dominios, y que cada uno dejaría de atacar al otro'.
La muerte de Farrukh-Zād llegó el 17 de Safar de 451/4 de abril de 1059 (la fecha exacta en Ibn Bābā) a la edad de 34 años. Su reinado no había estado libre al final de la turbulencia y la ambición crónicas mostradas por los ghulāms de palacio, dados los nuevos impulsos por parte del gobierno de soberanos débiles tras la muerte de Mawdūd. En 450/1058 estos esclavos habían intentado asesinarle en los baños, y aunque Farrukh-Zād había escapado, un estado de cansancio por el mundo y disgusto por la vida llegó sobre él, hasta que murió de manera natural de qūlanj un año más tarde.
BIBLIOGRAFÍA:
C.E. BOSWORTH: The Early Ghaznavids. Capítulo 5 del Volumen IV de la Cambridge History of Iran (CHI), The Period from the Arab invasion to the Saljuqs.
C.E. BOSWORTH: The Later Ghaznavids. Splendour and Decay. The dinasty in Afghanistan and northern India 1040-1186.
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