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jueves, 27 de febrero de 2020

Las Dinastías musulmanas de Yemen (III): el Sultanato Rasulí (1229-1454)


Introducción: La presencia Rasūlí en Yemen debe mucho al deseo de reclamar la Tierra Santa al Islam. Los kurdos ayyūbíes de Azerbaijan fueron puestos en servicio para defender Siria de los Cruzados en el siglo XII. Después de que el famoso Saladino (Salāh al-Dīn) unificara el Califato, su hermano Turānshāh dirigió un pequeño ejército a Yemen en 1173. Éste fue un breve escalón para el ambicioso Turānshāh, pero varios parientes continuaron la presencia ayyūbí para explotar la riqueza de la tierra, especialmente la lucrativa red comercial a través del puerto de ‛Aden. La presencia ayyūbí fue justamente eso, una presencia mantenida por una fuerza militar más que una asimilación.

1. La instauración del estado Rasūlí por al-Mansūr ‛‛Umar I (1229-1250)

Ya fuera en el séquito del mismo Tūranshāh, cuando conquistó el país en 1173, o en el de su hermano y sucesor, Tugh-takīn, en 1183, una serie de emires Rasūlíes entraron por primera vez en el país. Los Rasūlíes reclamaban un linaje árabe, llamándose Ghazzaníes de al-Azd. No obstante, nuevamente, queda bastante claro que sus orígenes deberían remontarse a Manjik, una tribu turcomana. Los Rasūlíes tomaron su nombre de un cierto Muhammad b. Harūn que había ganado para sí el sobrenombre de Rasūl ("mensajero") bajo uno de los califas abbasíes en el siglo XII, debido a su honradez y eficiencia como enviado confidencial. El mismo Rasūl nunca fue a Yemen, pero su hijo Shams al-Dīn ‛Alī, y alguno de sus nietos, incluyendo Nūr al-Dīn ‛Umar, el futuro primer sultán Rasūlí de Yemen, viajaron allí con el ejército ayyūbí en 1173 o 1183. Los emires Rasūlíes no parecen haber jugado un gran papel en el gobierno ayyūbí de Egipto, aunque, claramente, deben haber sido de suficiente prominencia e importancia como para haberse ganado la oportunidad de viajar con las tropas ayyūbíes hacia Yemen.

Bajo los ayyūbies de Yemen solo Badr al-Dīn al-Hasan y Nūr al-Dīn ‛Umar fueron de alguna importancia política; ambos eran titulares de feudos (muqta) y cuando el último ayyūbí al-Malik al-Mas‛ūd, dejó Yemen para viajar hacia el norte para tomar posesión de un nombramiento como gobernador de Damasco en 1228, no pudo encontrar a otro más que a Nūr al-Dīn ‛Umar para que actuara como su representante allí. Al-Mas‛ūd nunca alcanzó Damasco. Cayendo enfermo en su viaje hacia el norte, murió en La Meca. Aunque las instrucciones de Nūr al-Dīn eran mantener el país hasta la llegada de un gobernante adecuado, ningún otro miembro de la casa iba jamás a poner un pie en el Yemen de nuevo.

Es interesante destacar que mientras cargaba a ‛Umar con la autoridad política sobre Yemen, el sultán Mas‛ūd había tomado total precaución para mantener a los Rasūlíes en la obediencia y lealtad hacia él. Fue con esta motivación por la que había buscado debilitar su poder al arrestar y transportar a Egipto a sus dos hermanos Badr al-Dīn y Fakhr al-Dīn, que fueron mantenidos en prisión allí hasta 1252. Además, el duro tratamiento impuesto a sus hermanos por el sultán ayyūbí le había hecho más alerta y activo. Esa fue la razón principal de que, en lugar de permanecer solamente dependiente del deseo del sultán para continuar como gobernador, comenzó a construir su propia base de poder entre las masas. Eso le dio suficiente influencia política para llevar a cabo su ambición de convertirse en soberano independiente.

Los ayyūbíes habían hecho un minucioso trabajo de conquista y control de la Tihāmah, la llanura costera del Mar Rojo, y las Tierras Altas meridionales hasta San‛ā’. Este fue el territorio que los Rasūlíes heredaron. Los imāms zaydíes continuaron manteniendo la mayor parte de las tierras al norte de San‛ā’ y la ciudad misma fue disputada frecuentemente entre ellos y los Rasūlíes sunníes.

El periodo que transcurrió entre 1229 y 1232-3 fue la época en la que consolidó su posición e hizo pactos con líderes tribales desde su base en Zabīd. Sin embargo, de cara al exterior mantuvo una muestra de alianza hacia los ayyūbíes, y públicamente declaró que no estaba haciendo alteración en la moneda o las oraciones públicas y enviaba regalos a al-Malik al-Kamil de Egipto en El Cairo. Pero lentamente empezó a consolidar su poder en el sur de Arabia y expresó su propia autonomía. Se casó con la esposa del difunto al-Mas‛ūd y acuñó moneda en su nombre con el título de al-Malik al-Mansūr.

En 1229-30 tomó la fortaleza de al-Ta‛kar, cerca de Ibb y después fue a San‛ā’. En 1230-1 tomó Habb, asedió y capturó Ta'izz, y en 1231-2 se adentró bastante en el territorio zaydí en las áreas septentrionales, tomando la ciudad-fortaleza de Bukur, cerca de Thula, y Kawkāban. Hacia 1232-3 evidentemente se consideró inexpugnable e hizo que se acuñarán monedas en su nombre y que se leyeran las oraciones en voz alta por él, en cada región de Yemen. En 1233-4 demandó del califa abbasí al-Musta'sim el reconocimiento oficial de su supremacía. El califa le envió un documento a cargo de la caravana de peregrinación procedente de Iraq, que desafortunadamente fue secuestrada. Por tanto, no recibió la sanción oficial hasta 1234-5.

El periodo después de 1235, durante el que los Rasūlíes mantuvieron el control de Tihāmah y Yemen meridional, fue, sin duda, el más brillante en la historia del país. En 1236-7 al-Mansūr había penetrado hacia el norte hasta Hajjaj y al-Mikhlafah, un área que sería controlada por los Rasūlíes solo brevemente, siendo más tradicionalmente territorio zaydí. Esta campaña iba a castigar a los sharifs zaydíes rebeldes de Bayt Hamzah a los que al-Mansūr previamente había concedido al supremacía de esta área. Invadió el territorio en un solo día con 60.000 hombres y capturó de los sharifs la fortaleza de Manābir y todas las que habían sido asignadas previamente. Al-Mansūr perdonó luego a los sharifs y les devolvió sus fortalezas.

Las monedas de Mabyān conocidas llevan la fecha de 1237 y 1238, un año después de la conquista de al-Mansūr. Las cecas se establecían para demostrar la soberanía de un sultán sobe un área. Acuñar en Mabyān, una pequeña pero estratégicamente bien situada ciudad-fortaleza, puede entenderse como un claro signo para los nombrados por al-Mansūr, los sharifs, y para los zaydíes, en general sus rivales potenciales desde el norte, de que esta área pertenecía a los Rasūlíes. La siguiente referencia a Mabyān, aunque no por el nombre, es en 1248-9, cuando los imāms zaydíes Qāsimíes comenzaron a rebelarse, alzándose primero en Thula. Los rebeldes emitieron órdenes para atacar los castillos de al-Mikhlafah, que todavía estaban en manos de los sharifs, pero con un gobernador Rasūlí, al mando general. Al-Mansūr entabló batalla, pero el resultado no fue concluyente. En 1238, el sultán Rasūlí también colocó La Meca bajo su control, y la mantuvo durante 15 años.

En 1248 su sobrino Asād al-Dīn Muhammad, hijo de su hermano Badr al-Dīn Hasan, se rebeló contra él, huyó a Dhamar y se alió con el imām zaydí. Pero aunque pudo tener éxito en su misión, pronto hizo las paces con su tío así como también combatió a los shurafā, que eran descendientes del imām Abd Allah b. Hamzah. Pero en 1250 el sultán ‛Umar fue asesinado por sus propias tropas esclavas (mamluks) en al-Janād, cerca de Ta‛izz, y el historiador de la corte Rasūlí, al-Khazrāji, no tiene dudas en señalar con el dedo a Asād al-Dīn Muhammad, tras la conspiración. Va en su crédito que no solo estableció el estado Rasūlí sobre bases firmes, sino que también lo expandió considerablemente desde La Meca hasta Hadramawt.

El principal rasgo del subsiguiente gobierno dinástico de los Rasūlíes fue que estuvieron enfrentados a tres fuentes principales de problemas. Primero, a menudo se envolvían en querellas internas y conspiraciones, cuando una serie de príncipes se sublevaban contra los sultanes, y les creaban problemas. En segundo lugar, hubo un grupo de shurafā en Yemen, que eran jefes locales o tribales. También causaron muchos problemas a los Rasūlíes al levantar el estandarte de la revuelta contra ellos. Pero cuando sus designios se vieron frustrados se convirtieron en sus aliados también, mientras que los imāms zaydíes en el interior montañoso fueron el tercer problema mayor al que los Rasūlíes tuvieron que enfrentarse y luchar.

2. El cenit del estado Rasūlí bajo al-Muzaffar Yūsuf I (1250-1295)

a) Inicios de reinado

Su nombre completo era al-Malik al-Muzaffar Yūsuf b. ‛Umar b. ‛Alī b. Rasūl [Muhammad] b. Harūn b. Abī Fatah al-Janfī al-Ghassanī. Su nacimiento en 1222 ocurrió en La Meca. Era el mayor de tres hermanos, siendo solo un muchacho cuando su padre comenzó la dinastía Rasūlí. A mediados de la veintena, el joven Yūsuf fue empujado al poder sin el beneficio de los años de experiencia bajo la seguridad de su padre. Su primera tarea fue sofocar la rebelión entre sus propias filas. Poco después de la muerte de su padre fue retado como heredero al sultanato por dos rivales: su hermanastro, al-Mufaddal Qutb al-Dīn, y su primo, Fakhr al-Dīn Abu Bakr b. al-Hasan. En primer lugar, los asesinos de su padre declararon sultán a su sobrino Fakhr al-Dīn y atacaron Zabīd, mientras que al-Muzaffar Yusuf se había resguardado en al-Mahgam. Su hermana al-Dar al-Shamshī, que estaba en Zabīd en ese momento, levantó barricadas en la ciudad con la ayuda del tawashi Taj al-Dīn Badr, contra las facciones rivales que la asediaban, sobornando a muchos de sus posibles partidarios, asegurando así con éxito su lealtad a al-Muzaffar. Debido a la importancia de Zabīd como principal centro de la Tihāmah, su conquista fue crucial para el éxito en el resto de la región. Entretanto, el número de sus seguidores y partidarios se incrementó, frente a los cuales, las tropas esclavas, incluyendo a los asesinos de su padre, así como el reclamante al trono, se rindieron y aceptaron su liderato.

Por otra parte, la esposa de ‛Umar, Um Qutb al-Dīn, hija del atabak Sunqur, aquel que había ejercido la tutela en nombre del joven sultán ayyūbí, an-Nasir Ayyūb, había conseguido del sultán ‛Umar, que desposeyera de su feudo en San‛ā’ a su sobrino Asad al-Dīn b. Hasan, y luego declarara a su hijo al-Mufaddal Qutb al-Dīn como heredero legal, en lugar de al-Muzaffar, el hijo mayor habido con otra esposa. Después de que fracasara el intento de eliminar a éste, Umm Qutb al-Dīn y sus hijos buscaron refugio en la fortaleza de al-Dumluwa, junto con una tropa de 400 mamluks. Al-Muzaffar recurrió a enviar a su hijo al-Ashrāf ‛Umar junto con Dar al-Shamshī y el tawashi Iftikhar al-Dīn Yaqut como rehenes para su madrastra. Al-Dar al-Shamshī logró sobornar al entorno de Umm Qutb al-Dīn, y cuando ella evaluó que era el momento correcto la engatusó para dejar la fortaleza atrayéndole para que examinara a una becerra con dos cabezas que había nacido en una villa cercana. Inmediatamente cayó en manos de al-Muzaffar, junto con sus hijos que fueron expulsados a Hays por el resto de sus días.

En su primer año, el recién proclamado al-Malik al-Muzaffar volvió a tomar ‛Aden y Lahj en la costa meridional, al-Ma'afir, Ta‛izz y Habb en las tierras altas del sur. Sus soldados entraron incluso en San‛ā’, aunque los Rasūlíes nunca fueron capaces de mantener el controla largo plazo de esta importante ciudad de las tierras altas. En 1252 consolidó su dominio sobre el sur al asegurar la importante y virtualmente inexpugnable ciudadela de al-Dumluwa, la cual se convirtió en su principal almacén del tesoro.

Al construir el estado Rasūlí, al-Muzaffar tuvo pocos problemas en mantener el control sobre la zona costera de Tihāmah y las tierras altas meridionales. Aunque viajó considerablemente por su sultanato, al-Muzaffar tendía a veranear en su fresca y bien regada capital de montaña de Ta‛izz y a invernar en la extensa y bien patrocinada ciudad costera de Zabīd, la que llegaría a ser una de los grandes centros de aprendizaje en el mundo islámico.

b) Las luchas contra el imāmato zaydí de Sa‛da

Hubo un conflicto continuo contra los imāms zaydíes y sus tribus que los apoyaban en las geográficamente aisladas tierras altas centrales y septentrionales, sobre todo contra Amad al-Mahdī I al-Mūiˀ b. Husayn (1248-1258), Yāhya b. Muhammad as-Sirāĵī (1258-1262) e Ibrāhīm al-Mahdī b. Tāĵ-ad-Dīn Amad (1272-1276) De ellos as-Sirāĵī fue cegado por Sanjar al-Shabī, el gobernador del sultán, mientas que al-Mahdī Ibrāhīm fue capturado y mantenido en prisión en Ta‛izz hasta su muerte. Al-Muzaffar entró en San‛ā’ por primera vez en 1253, pero no consiguió establecer ningún tipo de autoridad sobre la ciudad hasta 1260. Debe haberse sentido razonablemente seguro al expandir su gobierno hacia el norte, ya que partió con sus soldados para la peregrinación de 1261. El imām zaydí al-asan al-Manūr b. Badr-ad-Dīn Muammad (1262-1272) fue obligado a pasar mucho de este tiempo en Sada, lejos en el norte. En 1264 los soldados de al-Muzaffar entraron en Sa‛da, pero una vez mas no pudo mantener el control, dadas las lealtades de las tribus circundantes. Después de la muerte del imām, al-Muzaffar presionó hacia el norte en 1272 y jugó con el control de San‛ā’. Al año siguiente destruyó Hadda y San‛ā’, donde el imām Ibrāhīm al-Mahdī había huido. Incluso dando el drástico paso de talar los árboles productivos.

c) La Tihāmah septentrional

En 1266-7 la fortaleza de Mabyan fue destruida por al-Muzaffar. Por esta época al-Mikhlafah y Hajjah estaban firmemente en manos de los zaydíes y al-Muzaffar lanzó un gran ataque "para sofocar los fuegos de la sedición". Su hijo al-Ashrāf dirigió el ejército, y la campaña se compara con la de al-Mansūr, en cuanto al tamaño del ejército conquistador. Después de la conquista de Mabyān dirigió sus esfuerzos contra la fortaleza de al-Mikhlafah. A finales del siglo XIII al-Muzaffar había conseguido un acceso relativo a La Meca y el Hijaz, y más o menos contenido al problemático imām zaydí y al Ashrāf Hamzí. También mantuvo el control efectivo sobre tres puertos principales a lo largo de todo el tramo de la costa meridional de Arabia. Esto se había alcanzado con un ejército relativamente pequeño en una época en que fuerzas mejor entrenadas de dinastías bien establecidas no eran rival para los acontecimientos en otros lugares. En gran parte, los Rasūlíes fueron capaces de unificar Yemen en la medida en que lo hicieron, debido a la falta de oposición externa viable. Esto permitió a los Rasūlíes establecer un modesto reino, reconocido internacionalmente, con un flujo constante de ingresos externos con una inversión mínima por parte del estado. en este sentido, los problemas a que se enfrentaban otras partes de la región fomentaron la unidad del estado Rasūlí.

d) La conquista de Dhofar

La mayor expedición militar de su reinado fue la captura de Dhofar, tanto por tierra como por mar en 1279. Dos años antes sus fuerzas habían tomado el puerto de as-Shihr en la costa árabe meridional. El puerto de Dhofar era claramente un premio que valía la pena ya que era punto de parada en la ruta comercial al Golfo y la India. La "razón" oficial para la acción Rasūlí contra Dhofar era la pretension de que el gobernante, Sālim b. Idris b. Ahmad había capturado y atado a un emisario de al-Muzaffar en su camino hacia Persia. Ibn Khaldun nos cuenta que un cierto Ahmad b. Muhammad al-Habudī, llamado al-Nakhudah era un rico mercader que tenía tanto el favor del gobernante de Dhofar que lo hizo su visir. Cuando el soberano murió, Ahmad tomó el control de Dhofar. Ibn Khaldun continua diciendo que destruyó Zafār en 1222 y construyó una ciudad llamada al-Ahmadiyyah.

Al-Muzaffar envió tres contingentes que finalmente comprometieron a 500 jinetes y 7000 infantes: una flotilla naval bajo seis comandantes partió de ‛Aden junto con una fuerza de unos 400 jinetes a lo largo de la difícil costa meridional. Al mismo tiempo un contingente partió de San‛ā’ por la vía de la ruta del desierto hacia el Hadramawt con 300 miembros de tribus árabes y 100 jinetes. La tercera división marchó a través de Abyān, Ahwar y Mayfa sin ninguna gran dificultad. Las tres expediciones confluyeron en Raysut, que es llamado el puerto de Zafar por los historiadores. Las tropas reunidas se desplazaron hasta ‛Awqad, entre Raysut y Zafār, habiendo estado en camino durante cinco meses completos desde su partida de Yemen. Alarmado por la presencia de este enorme ejército Rasūlí, Sālim decidió en Zafār que la única esperanza de victoria estaba en un ataque sorpresa antes de que las tropas estuvieran preparadas para ir a la guerra. Las comandantes Rasūlíes recibieron, sin embargo, noticias del inminente ataque justo a tiempo; las líneas de batalla se trazaron apresuradamente. El mismo Sālim, gobernante habudī de Zafar, fue muerto por los Rasūlíes muy pronto en la refriega. Totalmente desanimados, las fuerzas terrestres habudíes y sus comandantes navales que se habían preparado para enfrentarse a la flota Rasūlí también fueron puestos en fuga; no intentaron atacar sus naves. Salim, según se nos cuenta, fue enterrado cerca de la tumba de su padre, en las proximidades de Zafar.

Los victoriosos comandantes Rasūlíes ordenaron una amnistía general para la población local y permitieron a los mercaderes que habían viajado con la flota abrir el comercio tras las distracciones de la guerra. Las tropas Rasūlíes entraron en la ciudad el 22 de diciembre de 1278. el viernes siguientes se ofrecieron oraciones a través de la ciudad en nombre del sultán Rasūlí, al-Malik al-Muzaffar. Todos los miembros supervivientes de la familia habudí fueron trasladados de Zafar. Fueron llevados a ‛Aden y después a al-Dumluwa. Puede que hubieran terminado en Zabīd, donde fueron provistos por el estado Rasūlí mientras permanecieron vivos. En cualquier caso, la familia desaparece en ese momento de las páginas de la historia. A uno de los comandantes Rasūlíes, Sayf al-Dīn Sunqur tocó el premio supremo, el gobernorado de Dhofar, y a otro general participante, Husām al-Dīn Lu’lu’ se quedó allí también. Una consecuencia muy obvia de toda la operación de Zafar, sobre todo al haber marchado una división de las tropas a través de ella para participar en la guerra, fue que Hadramawt fue situada bajo un control Rasūlí mucho más estricto.

En 1292 el sultán al-Muzaffar, concedió Zafār a su hijo al-Wāthiq Ibrāhīm, como feudo. Viajando a Zafar vía ‛Aden desde Ta‛izz, al-Wāthiq se quedó allí hasta su muerte en 1311. Con la ascensión del hijo de al-Wāthiq, al-Fā’iz, nació una dinastía Rasūlí en Dhofar. Sabemos que al-Wāthiq y al-Fā’iz pagaron algún tipo de tributo anual a los Rasūlíes de Ta‛izz, pero esto fue interrumpido por el sucesor de al-Fā’iz, al-Muġith, antes de 1329. Esto parecería iniciar un periodo de independencia de la capital Rasūlí, Ta‛izz, aunque un registro en el año 1366 muestra que un cierto Abū Mahmud, enviado del gobernador de Dhofar alcanzó la corte del sexto sultán Rasūlí, al-Afdal al-Abbas, requiriendo el estatus de representante (na’ib) para su señor. Esto fue concedido por el sultán en Yemen y parecería indicar una renovada dependencia de la casa principal de la dinastía. Otra entrada bajo el año 1396 nos habla de la llegada del Rasūlí de Dhofar con el nombre al-Fā’iz en la corte de Ta‛izz para pedir asistencia financiera. 


e) El estado Rasūlí bajo al-Muzaffar

Sería un error mirar la construcción del estado por al-Muzaffar como la de un mercenario de otro mercenario anterior que simplemente creó un imperio por la fuerza. A la muerte de su padre, al-Malik al-Mansūr, alrededor de mediados de siglo, hubo al menos 1000 efectivos mercenarios (mamalik) en el ejército Rasūlí. En el reinado del hijo de al-Muzaffar, al-Malik al-Mu’ayyad Dāwūd, hubo unos 2000 jinetes en el ejército permanente además de un número igual de tropas irregulares tribales. Esta era una fuerza local a tener en cuenta, pero incluso una mirada casual a la geografía de Yemen muestra que tal ejército, o incluso uno mayor, difícilmente podría subyugar y coaccionar a todas las tribus en las tierras altas. En lugar de esto, al-Muzaffar ejerció sus habilidades como diplomático, no muy diferentes a los imāmes zaydíes, en buscar alianzas con ciertas tribus. Esta fue una habilidad que, sin duda, había logrado en su propia ascensión al poder, la cual fue ayudada por los miembros tribales así como por las tropas leales del ejército de su padre. Cuando surgió la necesidad, incluso hizo tratos con los imāms.

El estado Rasūlí estaba centralizado con una extensa burocracia que supervisaba la administración de las necesidades del estado y la recaudación de impuestos. Aunque basado en la estructura del Egipto ayyūbí, el estado Rasūlí estaba orientado fundamentalmente hacia el comercio y el tráfico del que los sultanes dependían. El estado no era capaz de controlar la vida de la mayoría de las ciudades yemeníes, sobre todo de las tribus, pero crearon una estructura gubernamental que trajo una sistematización al sector comercial, sobre todo, en términos de pesos, medidas y equivalencias de divisas. Se establecieron varias zonas de impuestos distintas, y el ejército permanente respaldaría que no ocurrieran incumplimientos, con la fuerza cuando fuera necesario. No es sorprendente que los militares estuvieran bien atendidos.

Ningún estado puede desarrollarse sin una afluencia de ingresos y habilidad. Los Rasūlíes crearon un estado alimentado en gran parte por los impuestos e ingresos aduaneros procedentes de los puertos principales. Ibn Mujahir, que visitó ‛Aden a principios del siglo XIII, antes de que los ayyūbíes arrebataran el poder a sus patrones ayyūbíes, hablaban de cuatro envíos principales de ingresos cada año desde el puerto a la capital de las tierras altas de Ta‛izz. Estos coincidían con la primera llegada de barcos indios, la entrada de la cosecha de rubia roja (planta a partir de la cual se fabricaban tintes de color rojo destinada a la industria textil, con usos medicinales) a ‛Aden, la exportación de caballos a la India y la navegación de regreso de los barcos hacia la India. Los calendarios agrícolas Rasūlíes y archivos de corte proporcionan una evaluación del sistema de impuestos y burocracia del estado en el siglo XIII.

Al-Malik al-Muzaffar reinó durante 46 años, el más largo que cualquiera de los sultanes Rasūlíes. Durante este tiempo consiguió acercar, si no unir siempre, la mayor parte de Yemen. Aunque originalmente era un mercenario extranjero, al-Muzaffar ganó su ciudadanía yemení al crear un estado conocido por su justicia y equidad. Incluso su rival, el imām zaydí Mutahhar b. Yāhya, elogió a al-Muzaffar tras su muerte al compararle con el legendario rey de Himyar Tubba el Grande.

La unidad de Yemen bajo al-Muzaffar, y en cierta medida bajo los sultanes posteriores de la dinastía, fue geográfica en parte, aunque los Rasūlíes no gobernaron de forma efectiva gran parte de las Tierras Altas. La razón principal, no obstante, fue la aparición de Yemen como jugador internacional diferenciado, en una época de importante agitación en el mundo islámico medieval. Los cruzados habían ocupado a los árabes en Siria y Egipto, aunque, al mismo tiempo estaban abriendo nuevos caminos de comercio con Europa. El crecimiento del comercio era favorable a Yemen, con su estratégica localización en la ruta comercial en el Océano Índico y el Mar Rojo. Irónicamente, el mismo año que los mamelucos llegaron al poder en Egipto, deponiendo a los Ayyūbíes, fue también la época en que al-Muzaffar comenzó su largo gobierno. La más grande amenaza para el mundo islámico vino desde el este, específicamente los mongoles, que destruyeron Bagdad en 1258, solo una década después de que al-Malik al-Muzaffar llegara al poder en Yemen. Esto dejó al Yemen Rasūlí, que mantuvo el control nominal del Hijaz en este tiempo, como una de las dinastías que quedaron ilesas en todo el Medio Oriente. No es sorprendente que los Rasūlíes abrieran relaciones diplomáticas con Persia, India, e incluso China, al florecer su estado con los ingresos del comercio internacional.

3. Los reinados de al-Ashrāf ‛Umar II (1295-1296) y al-Mu’ayyad Dāwūd (1296-1321)

El sucesor de al-Muzaffar Yusuf I fue su hijo mayor al-Ashrāf ‛Umar II. Ya en 1266/7, al-Ashrāf comandó una expedición militar para su padre a la ciudad norteña de Hajjah y más tarde se convirtió en gobernador de al-Mahġam, junto al Wadi Surdud en la región costera de Yemen. Su padre le nombró corregente en 1295. Cuatro meses más tarde, al-Ashrāf ‛Umar le sucedió en el trono. En el mismo año visitó al-Dumluwa y mas tarde la ciudad costera de Zabīd. Reinó en Yemen solo dos años hasta su muerte en 1296, por envenenamiento. Fue enterrado en la escuela Ashrāfiyya que había fundado en Ta‛izz. Dejó seis hijos y dos hijas, ambas casadas con los hijos de su hermano, al-Mu’ayyad Dāwūd, que le sucedió en el trono. En contraste con el reinado de su hermano, largo y próspero, el suyo fue efímero y sin un significado histórico importante. Su menor importancia para la historia política de su reino está equilibrada por su considerable contribución a la ciencia, pues escribió 13 tratados de variados campos científicos que incluían medicina, geología, agricultura, astronomía y astrología. Fabricó varios instrumentos astronómicos, entre los que figuran astrolabios.

Su hermano al-Mu’ayyad Dāwūd, que era gobernador de as-Shihr, se rebeló contra él y capturó ‛Aden. Pero finalmente, fue derrotado, arrestado y encarcelado. Más tarde, cuando ‛Umar II fue asesinado, fue liberado de prisión e instalado como sultán en 1296. Inauguró su reinado matando a la esclava que había envenenado a su hermano. Su periodo inicial estuvo lleno de problemas para él, ya que las escaramuzas dispersas tanto en las montañas como en las llanuras, estaban a la orden del día. Pero se enfrentó con bravura a los retos, mantuvo su autoridad intacta y estableció la ley y el orden en el estado. También continuó la política de sus predecesores de mantener buenas relaciones con los sultanes mamelucos de Egipto, al enviarles preciados regalos.

Después de casi un siglo, tuvo lugar una reaparición de los ghuzz o kurdos, jugando un importante papel en la dinámica política de la Arabia meridional, cuando un grupo de ellos emprendió una de las más grande y prolongadas rebeliones en la historia Rasūlí desde 1309 hasta 1313. La rebelión comenzó bajo una equivocación cuando el príncipe Sayf al-Dīn al-Tughri llegó a Dhamar en 1309 con un destacamento de tropas para recaudar algunos impuestos regionales. Durante esta visita los kurdos se volvieron suspicaces y creyeron erróneamente que los soldados en lugar de eso habían sido convocados para capturarles. Como resultado, en medio de la noche los kurdos, en primer lugar, inutilizaron a los caballos en el campamento de la guarnición fuera de la ciudad, y luego procedieron a asediar el palacio del sultán en la puerta de la ciudad donde al-Tughri fue abordado. Al principio, los soldados Rasūlíes consiguieron expulsar fuera a los kurdos, pero finalmente la mayoría de los soldados se dispersaron después de que al-Tughri rechazara múltiples requerimientos para retirarse con ellos. Por la mañana, al-Tughri finalmente salió del palacio bajo la pretensión de una tregua con los kurdos, pero rápidamente fue asesinado junto con su cuñado, su secretario, el gobernador de Dhamar y cuatro soldados que quedaban. Después, los kurdos saquearon el campamento militar abandonado y cogieron todos los caballos y el equipo.

Cuando los soldados fugitivos llegaron hasta el sultán al-Mu’ayyad en la capital Rasūlí de Ta‛izz, les compensó por sus pédidas y preparó un ataque doble que involucraba a las tropas Rasūlíes que venían del norte y del sur. Al llegar de vuelta a Dhamar, no obstante, descubrieron que los kurdos habían huido a Wadi al-Harr en la parte norte de la llanura de Dhamar, y que habían tomado y aprovisionado la cercana fortaleza de Hirran. Durante tres días tuvo lugar una batalla hasta que los kurdos huyeron al norte y los ejércitos Rasūlíes regresaron a Dhamar. Sin embargo, durante este tiempo, los kurdos también habían mantenido correspondencia con el imām zaydí Muhammad b. al-Mutahhar (1298-1327). Teniendo conocimiento del conflicto, sus fuerzas, compuestas de tribus árabes locales, también comenzaron a atacar San‛ā’. De ahí que, incluso después de que el sultán finalmente llegara para estabilizar primero Dhamar y luego San‛ā’, los Rasūlíes tuvieron que continuar luchando con los kurdos y zaydíes confabulados durante el resto del año en varios lugares en las tierras altas septentrionales. Hasta octubre de 1310 no hubo una tregua entre el sultán al-Mu’ayyad y los kurdos, que finalmente se sometieron con la condición de que pudieran continuar ocupando la fortaleza de Hirran cerca de Dhamar a cambio de que cinco rehenes se quedaran con los Rasūlíes en el bajo Yemen.

No obstante, dos años más tarde, se alcanzó un acuerdo de paz separado entre el imām Muhammad al-Mutahhar y el sultán al-Mu’ayyad. Esto eliminó cualquier protección que el imām zaydí proporcionara a los kurdos, haciéndoles vulnerables a ulteriores ataques de los Rasūlíes. En consecuencia, en 1312, el sultán al-Mu’ayyad llegó con 200 jinetes y un contingente de soldados árabes de a pie, y también se le unió un oficial Rasūlí que trajo sus propias fuerzas desde San‛ā’. En respuesta, los kurdos buscaron a un shaykh árabe para que interviniera, y se estableció una tregua basada en condiciones que revelan más detalles de su, al menos entonces, distribución geográfica. Primero, que los kurdos no entrarían en Dhamar ni en la cercana ciudad de Rada' al este; segundo, que los kurdos, deberían evacuar la provincia de San‛ā’; y, en tercer lugar, que sus rehenes deberían permanecer aún con los Rasūlíes en al-‛Arūs. Después de que se estableciera este acuerdo, el sultán al-Mu’ayyad envió un nuevo gobernador a Dhamar. Al año siguiente, no obstante, el sultán aún no estaba satisfecho, aunque desafortunadamente las crónicas no dan detalles del por qué. Ordenó a su gobernador atacar la ciudad de Hirrah usando una catapulta, dando lugar a su destrucción. Mientras que los kurdos asesinaron al gobernador de San‛ā’ en represalia, una vez más decidieron rendirse incondicionalmente. Esta vez otro shaykh árabe escribió en su nombre al sultán, quien, a su vez, les concedió amnistía, y los kurdos regresaron a Dhamar.

Al-Mu’ayyad Dāwūd murió en 1322, después de haber gobernado durante 25 años. También fue conocido por su piedad y correcta conducta así como por su amor por el pueblo, como resultado de lo cual fue respetado y honrado por ellos.

4. El reinado de al-Mujāhid ‛Alī (1321-1363)

a) Los turbulentos inicios de reinado

La larga crisis que estalló a la muerte del sultán al-Mu’ayyad (1321-1333) no ocurrió en alto Yemen, que había sido el espacio de confrontación durante el siglo XIII. Por el contrario rompió el sultanato en sus provincias más seguras, en las fortalezas del sur, así como en las ciudades de la Tihāmah. Esta guerra intestina no solo vio oponerse a dos pretendientes al trono, al-Mujāhid ‛Alī, hijo de al-Mu’ayyad, contra el último hijo del gran sultán al-Muzaffar, al-Mansūr Ayyūb, rápidamente reemplazado por su hijo az-Zāhir. Además, este enfrentamiento atravesó la totalidad de la jerarquía militar y administrativa, sacando a la luz a las facciones que la componían.

En 1315 el emir Alā al-Dīn Kasd Guday arrastró tras de sí a su paso todo un grupo de civiles y de mamelucos llamados bahriyya, venidos de Egipto y de Siria, quienes se pusieron al servicio del sultanato yemení. Con la ascensión al trono de al-Mujāhid ‛Alī, entonces de 15 años, este partido "egipcio", ya debilitado por la muerte del emir ‛Alā al-Dīn en 1320, se encontró brutalmente despedido del poder inmediato y reemplazado por parientes del nuevo soberano. En junio de 1322, solo seis meses después de al-Mu’ayyad Dāwūd, los dos favoritos de al-Mujāhid fueron asesinados por los mamelucos bahriyya, quienes depusieron al joven sultán y juraron fidelidad a su último tío vivo, al-Mansūr Ayyūb, después a su hijo az-Zāhir. El nuevo sultán cumplió todas las peticiones de los mamelucos, pagó sus soldadas atrasadas, sacó de su prisión de ‛Aden a su sobrino an-Nāsir Jalāl al-Dīn Muhammad b. al-Ashrāf ‛Umar y le dio el feudo de al-Mahġam, mientras que a su hijo az-Zāhir Asad al-Dīn Abd Allah b. al-Mansūr Ayyūb, le instaló como gobernante de al-Dumluwa. El sultán al-Mansūr Ayyūb estuvo en el poder tres meses, durante los que gastó 700.000 ducados del tesoro, además de otros objetos y ropajes de gran valor.

Mientras, la madre del depuesto sultán, Jihat Salāh, estaba instigando a las tribus a liberar a su hijo de su cautividad en Ta‛izz. Un grupo de hombres atacaron la ciudad durante la noche, y habiendo liberado a al-Mujāhid ‛Alī, le devolvieron su dignidad. Inmediatamente marcharon a Zabīd y la tomaron por asalto. Al-Mansūr Ayyūb fue obligado a escribir a su hijo y su sobrino para que renunciaran a sus gobiernos respectivos. Este último obedeció, pero az-Zāhir se negó, a instigación de su simpatizante al-Shihāb al-Safawi, mientras que su padre quedó prisionero en Ta‛izz hasta su muerte en 1323.

La nefasta conducta del soberano, que proclamó licencia para matar, saquear y capturar a los mamelucos rebeldes, provocó otra revuelta de su ejército; un número considerable de tropas acudió en masa con az-Zāhir, quien encontrándose así inesperadamente reforzado, marchó hacia ‛Aden, y la capturó sin resistencia. Los mamelucos que pudieron escapar del sultán huyeron a Zabīd, y en connivencia de sus habitantes tomaron posesión de la ciudad en nombre de az-Zāhir. Aguijoneado por estos reveses, el sultán envió tropas en número de 500 jinetes y 600 infantes para recuperar Zabīd, pero fueron derrotadas y su comandante capturado. No obstante, los habitantes de Zabīd pronto se dieron cuenta de que no habían ganado con el cambio de soberano y consideraron más sabio reconocer a al-Muhajid voluntariamente, y restaurar así su posición. Se registra que el sultán recibió por esta época 22.000 cargas de camello de presentes desde Egipto. El único gobernador provincial que aún era partidario de az-Zāhir, fue el de ‛Aden. por tanto al-Mujāhid ‛Alī marchó contra la fortaleza pero después de un asedio de siete días fue obligado a retirarse. Después, az-Zāhir procedió a reforzar las defensas de ‛Aden.

Aunque al-Mujāhid intentó derrotar a su primo en múltiples ocasiones, fue incapaz de sofocar la rebelión, por lo que buscó ayuda militar del sultán mameluco, Nāsir b. Muhammad b. Qālawun de Egipto. El contingente al mando de az-Zāhir Baybars alcanzó Yemen en 1326, a través de cuya intervención se alcanzó una tregua entre ellos a condición de que al-Dumluwa quedara en manos de az-Zāhir Asad al-Dīn. Después de eso Baybars convocó a al-Shihab al-Safawi, que era la raíz del problema. Cuando no respondió, el contingente egipcio, le atacó y mató en el mercado de Ta‛izz. Hacia 1332, az-Zāhir fue perdiendo partidarios, y temiendo que el sultán pudiera conquistar su feudo, pidió una amnistía para él y los suyos. Al-Mujāhid le concedió el perdón, y le hizo ir a la corte en 1333 escoltado por el qadí Jamāl al-Dīn Muhammad b. Mu‛mīn y el emir Sharāf al-Dīn b. Hubaji. Fue bien recibido por el sultán, y permaneció allí hasta 1333 en que murió, de muerte natural, según Ibn Khazrājī, aunque lo más probable es que el sultán eliminara al que había sido su rival durantes tantos años.

b) Las Tierras Altas

El dominio sobre las tierras altas centrales fue precario durante su reinado, pues las fuentes informan que en 1331 mandó tropas a al-Mikhlaf, y conquistó el castillo de Habb. Un año más tarde pudo incorporar todos las fortalezas de los Hadaqiyya, y las tribus se sometieron voluntariamente o por la fuerza. Sin embargo, un punto de inflexión en la relación entre los kurdos que habitaban las tierras altas centrales y los Rasūlíes llegó en 1338, cuando una segunda rebelión tuvo lugar en Dhamar. El sultán se instaló en Dhū Jibla, lanzando un ataque sobre Dhamar, al mando del emir Zayn al-Dīn Qaraja, con 400 jinetes y 11.000 infantes, equipados con una catapulta, que retomó con éxito el control de la ciudad y de la cercana fortaleza de Hirran. No obstante, después, fue nombrado como gobernador Qaraja, cuya conducta fue tan mala que provocó una rebelión mucho más exitosa. Después de que los kurdos expulsaran al gobernador de vuelta a Ta‛izz, los Rasūlíes no regresaron a Dhamar, excepto para una infructuosa campaña punitiva en la región casi 40 años más tarde.

c) Las sublevaciones de las tribus arabes de la Tihāmah:

Mientras, en la llanura costera de la Tihāmah, en 1335 el sultán tomó posesión de todos los castillos del distrito del río Surdud. Pero a partir de 1340 comenzaron los levantamientos de las tribus árabes en la llanura de la Tihāmah. A partir de 1354 la atención militar se centra en las provincias septentrional de la llanura costera occidental. Se atacó a los Ash'āríes, con la alianza de los aldeanos de Qurāyshiyya. Las tropas Rasūlíes fueron derrotadas, aunque los árabes se dispersaron por el valle de Zabīd. Sin embargo el vacío fue aprovechado por la tribu Ma‛āzibah que devastó durante varios años los valles de los ríos Rima y Zabīd, sin que los continuos ejércitos enviados contra ellos tuviera éxito (1354). En 1355, los Ma‛āzibah, unidos esta vez con los Qurayshiyya, y con los arqueros de Bassit y Qahra atacaron al pueblo de Mukhayrif. Con su destrucción varias ciudades del valle río Rima se arruinaron y abandonaron por sus habitantes: Ruqba, Makabira, Hilla, Midrab, Batta, Kuhlani y Mahall-Kahlan. Algunas del valle de Zabīd también fueron devastadas, pero estas, a diferencia de las de Rima, pudieron recuperarse tiempo después. En 1356 continuaron y aumentaron las incursiones, sin que el príncipe al-Salīh, hijo del sultán, pudiera oponérsele. Atacaron la ciudad de Qāhma, y la incendiaron, teniendo que trasladarse su gobierno a Baytal-Faqih. Se perdió también Faššal (1357); conquistaron al-Kadra‛ (1358) y la quemaron, asolaron las plantaciones datileras y se las repartieron entre las tribus. La ciudad de al-Mahġam se salvó al no haberse coordinado las tribus en su ataque.

El peligro se extendía ya hasta Zabīd, por lo que el sultán envió al emir Nūr al-Dīn Muhammad b. Mikā‛īl, quien aprovechando el caos de la zona optó por apropiarse de las provincias del norte: Siham, Surdud, Mawr y Rahban (1358), con el proyecto de atacad Zabīd en el futuro. Solo quedaban ya tres o cuatro villas libres, aparte de la capital, en el valle de Zabīd, llegando a saquear las tribus los alrededores de esta. En 1360, el gran Sharif de La Meca ‛Alī b. Muhammad llegó a al-Mahġam, y se apropió de ella; consiguió derrotar a las tribus rebeldes de la zona, hasta que decidió retirarse y los Ma‛āziba se apoderaron de al-Mahġam y la saquearon e incendiaron. Ya solo quedaba incólumes Zabīd y Harād, en el lejano norte. En esta última ciudad, Ibn Mikā‛īl reclutó tropas, se alió con los sharifs de Sa'da y restauró la ciudad de al-Mahalib, después de derrotar a los árabes.

Finalmente el sultán pudo derrotar a las tribus sublevadas entre 1360-1361, sometiéndolas. Las tropas avanzaron hasta al-Mahġam. Aprovechando una disputa entre los Ma‛āzibah y sus antiguos aliados, los qurayshiyya, el sultán consiguió que estos le juraran lealtad. En noviembre de 1361 se capturó el castillo de Manabir. Mientras en el norte, Nūr al-Dīn Muhammad b. Mikā‛īl se proclamó sultán, y extendió su poder sobre al-Mahġam, al-Mahalib y Harād, acuñando moneda. Pudo mantener su poder durante dos años, desde diciembre de 1361 hasta 1363. En 1362 los Ma‛āzibah hicieron la paz, y garantizaron la pacificación de las provincias costeras occidentals. El sultán mandó tropas para recuperar y hacer habitables las ciudades de Faššal, al-Qahma y al-Kadra‛.

d) La captura de al-Mujāhid y su estancia en Egipto (1351-1352)

En 1650 el sultán decidió peregrinar a La Meca. Dejó, para que gobernaran en su ausencia al emir Shams al-Dīn b. al-Qahirī, y al eunuco Āmīn al-Din ‛Ahyaf, en el castillo de Taizz; en la fortaleza de ‛Arbab, con fuerte contingente de caballería e infantería al eunuco Jamāl al-Dīn Barī, dándole además importante fondos para defender la frontera oriental. Situó en Ta‛izz a sus hijos mayores, al-Muzaffar y al-Salīh, colocando a los más jóvenes, al-Zafīr, al-Afdal (futuro sultán), al-Mansūr y al-Mas‛ūd.

En la comitiva, llevaba consigo al sharif Baghiyya b. Rumayta, al que su hermano ‛Ajlān había expulsado de La Meca, y se había refugiado con el sultán. Al-Muhājid le hizo saber al Gran Sharif que su intención era sustituirlo por su hermano y llevar a ‛Ajlān a Yemen. Por lo que éste incitó al comandante de la caravana de Egipto  a que arrestara al sultán, pues le hizo creer que también intentaba dejarle sin poder en La Meca, y hacerse cargo de las instituciones. Rodeado en su tienda, y encontrándose en minoría, no tuvo otra opción que dejarse capturar, para evitar una masacre (1351). Luego partieron hacia Egipto, donde permanecería durante los siguientes 14 meses.

La madre del sultán, la princesa Jihat Salāh, acompañada del eunuco Safī al-Dīn Jahwār al-Ridwanī, y el resto de sus esclavos, regresó a Yemen para hacerse cargo del reino en ausencia del soberano. Sin embargo, cuando llegaron la noticia de la captura de al-Mujāhid, el eunuco ‛Ahyaf, temiendo que el sultán no volviera, comenzó a dar los pasos para buscar un pretendiente al trono, al mismo tiempo que eliminaba a sus colegas, a los que le habían sido encomendado el gobierno del país, y hacía nuevos nombramientos para el cargo de juez de jueces.

En tanto, la princesa había llegado a Zabīd, y luego se dirigió a Ta‛izz con las tropas que le acompañaban. Asumió la regencia del sultanato y exigió al eunuco ‛Ahyaf la entrega de los dos príncipes, al-Muzaffar y al-Salīh, y que le jurara lealtad. Una vez asegurada su fidelidad consiguió el rescate necesario para liberar al sultán. Al confiscar los almacenes Karīmī en Aden, fue capaz de presionar a estos mercaderes para que prestasen a al-Mujāhid su rescate de 400.000 dinares, que era la condición para su liberación.

Aprovechando la ausencia del sultán, surgieron revueltas y sublevaciones: la tribu ‛Ash‛ub tomó el castillo de Samigh; el pueblo de Ba‛dan se rebeló también, primero en Ibb, y luego saquearon al-Jaba‛. Enviadas las tropas al mando del qadí Hasan b. Abd al-Ghanī, les derrotaron y volvieron a Ta‛izz (diciembre de 1351).

Una vez liberado el sultán en 1352 fue recibido con gran festejo por la regente. En ese año el sultán concedió feudos a sus hijos en la Tihāmah: para al-Muzaffar, Faššal, y para al-Salīh, al-Ka‛dra‛. Acto seguido liberó a los príncipes que aún permanecían encarcelados, entre ellos, su sobrino al-Mufaddal.

e) Las rebeliones de los familiares del sultán

Los problemas dinásticos estuvieron presentes, como ya hemos visto, durante el primer tercio del reinado de al-Mujāhid, primero con su deposición por su tío y la larga rivalidad con su primo, pero después con otros miembros de su familia más cercana. Sus sobrinos al-Mufaddal Yūsuf y al-Fā’iz Abu Bakr, hijos de Hasan b. Dāwūd, habían sido fieles asistentes del sultán en su larga lucha con al-Zāhir, pero sospechando de los éxitos militares de al-Mufaddal lo arrestó y encerró en Ta‛izz hacia 1330, donde permaneció hasta 1252, en que el sultán decretó la liberación de todos los príncipes.

En 1343, el hijo mayor del sultán, al-Mu’ayyad, se rebeló contra su padre en septiembre. Tenía su feudo en Jathra y se hizo señor de la ciudad de al-Mahġam. El motivo de su revuelta fue que el sultán había favorecido a su hermano menor, al-Muzaffar, siendo al-Mu’ayyad el primogénito. Finalmente en 1344 se sometió a su padre, quien le confinó en prisión, y murió poco después.

En 1346, la guardia mameluca había acumulado retrasos a la hora de recibir sus pagas, y acordaron deponer al sultán, como había ocurrido al comienzo de su reinado. Para ello ofrecieron el trono a su sobrino al-Fā’iz Qutb al-Dīn Abu Bakr b. Hasan b. Dāwūd, a lo que este estuvo de acuerdo. Informado el sultán de la conspiración por una filtración, mandó buscar a su sobrino. Lo encadenaron y lo mandaron a Ta‛izz, donde no tardó en morir. El sultán diezmó a la guardia esclava extranjera.

En 1361, sus hijos al-Salīh y al-Ādil se sublevaron y huyeron a sus feudos. Finalmente el mayor de los hijos, al-Muzaffar se rebeló contra su padre en noviembre de 1362 y sobornó a los mamelucos extranjeros que habían venido a la corte con los embajadores procedentes de Egipto en mayo de ese año. Partió de Taizz en dirección a ‛Aden, habiendo contratado un número de hombres de la tribu 'Aqarib, y les ordenó avanzar contra las puertas de ‛la ciudad. Cuando marcharon por delante de él y estimó que ya habían llegado, los siguió con los mamelucos que estaban en su séquito. Pero estos pararon en el camino y no llegaron al mismo tiempo que los árabes, por lo que los defensores sospecharon del grupo que esperaba en el exterior de la ciudad y cerraron las puertas. Cuando al-Muzaffar llegó ya se había perdido el factor sorpresa, el emir y la población presentaron batalla, y el pretendiente huyó a Lahj y ‛Abyan. Cuando el sultán tuvo conocimiento de lo ocurrido, equipó una tropa contra su hijo, poniendo al mando a Bāha al-Dīn al-Sunbulī, quien, sin embargo, fue derrotado. El sultán en persona se dirigió a ‛Aden para controlar las operaciones, pero no pudo ser capturado. En ese punto el sultán murió, después de un reinado de 41 años.

5. Reinado del sultán al-Afdal al-‛Abbās (1363-1377)

Los magnates de la corte y los emires del ejército estimaron que no había entre los hijos de al-Mujāhid otro más adecuado que al-Afdal al-‛Abbās Dirġam al-Dīn b. ‛Alī, a pesar de su juventud, y de que al-Muzaffar era mayor y más experimentado en los asuntos de gobierno, pero el carácter violento de este último y el haberse rebelado contra su padre le restó muchos apoyos entre los grandes del reino, por lo que hicieron juramento de lealtad a al-Afdal. El nuevo sultán entró en Ta‛izz en marzo de 1363.

a) La revuelta de Muhammad b. Mikā‛īl

El primer problema que tuvo que resolver fue el de la rebelión del emir Muhammad b. Mikā‛īl, que heredaba del reinado de su padre. El rebelde había acelerado sus preparativos en Harād, y había asumido el control sobre los cantones del norte, a causa de la rebelión de las tribus árabes y la devastación de las provincias de la llanura de la Tihāmah . El sultán al-Mujāhid se encontraba enredado con la rebelión de sus hijos al-Salīh, al-Ādil y al-Muzaffar, por lo que las regiones fronterizas se encontraba en conmoción, abiertas a cualquier desorden.

La muerte del sultán incrementó la codicia de Ibn Mikā‛īl, quien consideró que favorecía su objetivo de seguir siendo sultán. Por ellos reunió tropas y las envió en dirección a Zabīd, al mando de su general Ibn Sumayl. Al-Afdal, en cuanto tuvo noticia de la expedición reunió sus tropas y las envió a Zabīd con el emir Bāha al-Dīn, mientras nombraba wazir al qadí Jamāl al-Dīn Muhammad b. Hasan.

Ibn Sumayl llegó a Zabīd con 400 jinetes y gran cantidad de infantes. El gobernador de la ciudad, hombre sereno y experimentado jugó la baza de ofrecer la amnistía a los soldados atacantes, por lo que el ejército invasor empezó a perder unidades por las deserciones y aumentó la suspicacia del general sobre sus propios soldados de los que ya empezaba a desconfiar. Una derrota de Ibn Sumayl ante las tropas del gobernador le indujo a levantar el asedio y dirigirse hacia el norte, a Bayt al-Faqih, y de ahí a al-Qahma, donde colocó su cuartel general y atacó las poblaciones del valle del río Zabīd.

En octubre el emir Fakhr al-Dīn Ziyād b. Ahmad al-Kamilī, bajó con las tropas kurdas del sultán y luego el emir Bāha al-Dīn Bahādir con una parte de mamelucos. Avanzaron hasta Faššal y luego partieron en busca de Ibn Sumayl y lo derrotaron completamente. El ejercito del sultán tomó possión de todos los bagajes de los rebeldes que había en al-Qahma. Las noticias de esta derrota llegaron al norte, a al-Mahġam, y Muhammad b. Mikā‛īl huyó a Harād y poco después, previendo que no podría resistir, se fue a Sa‛da, con el imām zaydí (noviembre). El emir Fakhr al-Dīn Ziyād instaló como gobernador de Harād a Sayf al-Dīn el Romano, con un grupo de hombres escogidos de mamelucos. De este modo la región de Tihāmah  septentrional empezar a recuperar la prosperidad, se repoblaron las ciudades y se restauró el orden. En al-Mahġam fue instalado como emir al qadí Nasir al-Dīn.

b) Las incursiones de los sharifs de Harād en Tihāmah

La principal actividad militar del sultanato Rasūlí durante el reinado del sultán al-Afdal tuvo por escenario la llanura costera de Tihāmah, desde Zabīd hasta Harād, en el lejano norte, y los valles de los ríos Surdud, Rima’ y Zabīd, y consistieron en operaciones defensivas, frente a las numerosas incursiones por parte de los sharifs de Harād, apoyados directa o indirectamente por los imāms de Sa‛da.

Ya en 1364 los belicosos habitantes de Qurayshiyya empezaron a saquear los jardines datileros, incrementándose día a día, por lo que hubo que enviar tropas contra ellos para someterlos. El emir Sayf al-Dīn de Khurasan sustituyó como gobernador de Harād a su homónimo Sayf al-Dīn el Romano, y a él se le encomendó el de al-Qahma.

A pesar del carácter defensivo de los encuentros, se registra algunos ataque sobre las tribus de la llanura, sobre todo contra los Ma‛āzibah en 1365 y 1368, con el resultado de la captura de los castillos de Khadad y Mi’shara, en el distrito Shawāfi.

El rebelde Muhammad b. Mikā‛īl, que se proclamó sultán durante el reinado anterior siguió intentado apoderarse de la Tihāmah  con el apoyo de las tribus del interior montañosos y de los sharifs de Harād. En 1365 probó suerte nuevamente con un ataque sobre el área de Harād, pero fue derrotado. Y el príncipe al-Muzaffar, que, al parecer, se había refugiado con el imām intentó un ataque contra Harād pero se retiró sin lucha.

Con todo, el mayor peligro para la Tihāmah se sufrió en 1369, cuando una coalición de sharifs de Harād, a los que se unió el emir Muhammad b. Mikā‛īl y el sayyid Ibrahim b. Yāhya, provocó que los gobernadores tuvieran que retirarse hasta al-Qahma, pero en un encuentro contra los invasores fueron derrotados, llegando la incursión hasta Zabīd, donde los miembros de la tribu Awarin, favorecieron, desde el interior de la ciudad, la entrada del sharif. En las escaramuzas que siguieron, llegó un contingente del sultán al mando del eunuco Ahyaf; en el enfrentamiento los atacantes fueron totalmente derrotados, y expulsados de Tihāmah. Para evitar que los levantinos qurayshiyya provocaran futuros problemas, el sultán decidió expulsarlos de su ciudad y repoblarla con otros colonos. Así que se dispersaron por varias regiones. En Zabīd el eunuco Ahyaf quedo como gobernador plenipotenciario sobre toda la zona.

En 1371 se produjo otro ataque de los sharifs coaligados con Ibn Mikā‛īl. Solo pudieron llegar hasta al-Mahġam donde sufrieron una contundente derrota. El emir Fakhr al-Dīn Ziyād b. Ahmad llevó las tropas del sultán hasta Harād, sometiendo a las tribus rebeldes que habían dado apoyo a los invasores.

En 1375, el propio imām zaydí, Salāh al-Dīn an-Nasir (1372-1391) atacó la Tihāmah , cambiando la habitual estrategia de llevar la guerra a las tierras altas. Los gobernadores comprobaron que no disponían de fuerza suficientes para oponerse al potente ejército zaydí, y se retiraron hasta Zabīd. El imām se presentó en la capital sin encontrar obstáculos; sin embargo, la buena labor en defensa del eunuco Ahyaf, que reunió las tropas de las aldeas cercanas evitó la toma de la ciudad e incluso el imām levantó el asedio.

Al año siguiente (1376) tuvo lugar la última sublevación de un sharif de Harād durante el reinado de al-Afdal. El sharif Muhammad b. Sulayman b. Mudrik se rebeló en Harād. Solo recibió apoyo de una parte de los sharif. Se enfrentó a las tropas del sultán en el valle de Rahban y resultó muerto.

c) Acciones militares Rasūlíes en las tierras altas

Desde la década de 1330 los Rasūlíes se vieron prácticamente expulsados de las Tierras Altas centrales (San‛ā’, Dhamar). Durante el reinado de al-Afdal solo encontramos una pocas menciones de expediciones enviadas a las montañas de Badan, al este de Dhū Jibla, y que no siempre tuvieron un resultado satisfactorio.

En junio de 1374, el señor de Badan, el shaykh Abū Bakr b. Mu’awwada fue asesinado a traición y su cabeza llevada al sultán. El hijo del shaykh, Muhammad b. Abu Bakr pidió ayuda al imām Salah al-Dīn para atacar los territorios del sultán. Reunieron sus tropas y llegaron a al-Jannad en febrero de 1375. Enfrentado a esta amenaza, al-Afdal contrató muchas tropas mercenarias de a pie y a caballo, para reforzar su ejército, y ordenó a las tribus de la zona que guardaran los camino por los que tenía que pasar el imām. Ante estas medidas Salah al-Dīn an-Nasir optó por retirarse por donde había venido, y Muhammad b. Abū Bakr se encerró en sus fortalezas de Badan.

En julio de 1376, el emir Sarīm al-Dīn Dāwūd b. Musa b. Hanajir fue enviado con una gran tropa a una expedición al distrito de Dhamar. Capturó muchos castillos en los alrededores y devastó muchos pueblos. El imām reunió su ejército y pidió al pueblo de San‛ā’ apoyo. Tras espiar el campamento Rasūlí y cerciorarse de que las tropas estaban dispersas y descuidadas, atacó y obtuvo una victoria completa, capturando al emir y matando a muchos soldados.

d) La obra cultural de al-Afdal al-Abbas

Al-Afdal escribió un importante texto sobre agricultura, Bughyat al-fallahin fi al-ashjag al-muthmira wa-al-rayahin, objeto de deseo de los granjeros en consideración a los árboles frutaels y plantas aromáticas con extensas citas del Al-Filaha al-Rumiya de Casiano Baso, el “Libro de la agricultura nabatea” de principios del siglo X, de Ibn Wahshiya, y el agronomista andalusí Ibn Bassal. Además da citas de los textos de sus predecesores Rasūlíes al-Ashrāf ‛Umar II y al-Mujāhid ‛Alī, su padre, cuyo Al-Ishara fi al-imara, no existía ya.

En sus últimos dos años se informa que había emprendido varias expediciones de caza, buscando primero monos salvajes en Abyan y luego en Wadi Rima, justo antes de su muerte. Al-Afdal murió el 3 de enero de 1377 en Zabīd. Su hijo mayor al-Ashrāf Ismā‛īl, había venido de Ta‛izz una semana antes y sucedió a su padre sin resistencia. Su esposa Jihāt Tayy convocó a los generales del ejército, los emires, los funcionarios y los jefes tribales, y les hizo jurar fidelidad a su hijo al-Ashrāf Ismā‛īl. También fue la que distribuyó la acostumbrada paga al ejército, dada al inicio de cada nuevo reinado, asegurando así su lealtad. Tres días después al-Afdal fue enterrado en Ta‛izz. De acuerdo con al-Khazrāji, fue un líder popular, que era generoso y no toleraba la corrupción. Parece haber pasado la mayor parte de su tiempo en su fortaleza y jardín de Tha‛bat en Ta‛izz, donde tenía tiempo para escribir. Los manuscritos atribuidos a él indican que tenía acceso a una extensa biblioteca.

6. Reinado de al-Ashraf Ismā‛īl I

a) Actividades en la Tihāmah

El reinado de Ismā‛īl I supone un cierto fortalecimiento del reino en comparación con el de su abuelo y su padre. En la llanura costera occidental no dejaron de producirse choques, ya fueran en defensa o en ataque, contra las tribus árabes de las colinas. Sin embargo, las tropas del sultán resultaron casi siempre triunfadoras. Las principales revueltas son obra de la tribu Ma‛āzibah, en la zona de los valles de los ríos Rima‛ y Zabīd. Los emires de las ciudades de Qahma y Faššal son, bien los responsables de la defensa ante las incursiones que buscan ganado, o bien, los atacantes que intentan recuperar el botín robado, frecuentemente con éxito. En 1383, un antiguo asistente del sultán, ‛Imrām al-Sabhakhī, incitó a los siempre inquietos Ma‛āzibah a rebelarse. La revuelta fue sofocada al año siguiente, y los líderes locales se sometieron. En la zona de al-Qahma se encuentran también las tribus Maqasiva, el pueblo de Haneka y los Banū Ya‛qub y Banū Wa‛idhat.

En 1386, con ocasión de una visita a las provincias septentrionales de la llanura costera, el hermano del sultán, al-Mansūr ‛Abd Allāh cayó en una emboscada de las tribus de saqueadores, y al no portar armas y quedando separado de sus acompañantes fue asesinado.

El peligro en este área no solo provenía de las revueltas e incursiones de las tribus árabes. En 1389, aprovechando una convocatoria de los emires rasulíes ante la corte de Ta‛izz, que dejó sin tropas la región, el imām zaydí invadió la Tihāmah por el norte llegando hasta Zabīd. Pero, al tener noticia de la proximidad de las tropas rasulíes, levantó el asedio. En noviembre del mismo año, el imām envió a un esclavo, al-Mansūr, para efectuar una incursión a través de Harad, llegando hasta al-Mahalib pero fue derrotado y muerto.

Ante la presión de las tropas del sultán la mayoría de las tribus de la llanura permanecen tranquilas o con ocasionales levantamientos, fácilmente sofocados. En 1394, el sultán Ismā‛īl decide efectuar personalmente una cabalgada por toda la región, recorriendo de sur a norte toda la llanura costera: partiendo desde Zabīd, y pasando por al-Kadra‛, al-Mahġam y al-Mahalib, recibe la sumisión de las tribus Ma‛āziba, de las del valle del Surdub, los Banū Ufays, Banū Ubayda, el pueblo de Duwayra y los Banū Zayd. Finalmente llega al extremo norte del reino, a Harad, donde obliga al qa‛id de al-Mansūra a entregar sus caballos y otros bienes de valor. El resultado de la campaña son 296 caballos que se dedicarán a la exportacion, aparte de cotas de malla y otras armas valiosas. En una expedición posterior, el sultán vuelve a saquear al-Mansūra y la fortaleza de Manabir, la cual fue tomada al asalto, y guarnecida por el wāzir Shihāb al-Dīn Ahmad b. ‛Umar. La expedición se repitió en 1398, obteniendo un rico botín de caballos.

b) Las relaciones con las Tierras Altas

A principios del reinado del sultán Ismā‛īl, el estado rasulí había pedido totalmente el control de las tierras Altas. En 1379, incluso la ciudad de Ibb estaba fuera del alcance del sultanato, por lo que el gobernante inició una campaña para tomarla por asalto, y a continuación conquistó ‘Arbāb. En estas áreas la actividad del sultanato se dirige hacia las montañas de Ba‘dan, al este de Ibb, en manos de los shaykhs locales, como Muhammad b. Abū Bakr.

La ciudad de San‛ā’ se encontraba por entonces en manos de una familia de señores árabes locales, cuyo representante actual era Idris b. ‛Abd Allāh. La madre de este último madre contrajo matrimonio con el imām zaydí Salāh al-Dīn Muhammad an-Nāsir (1372-1391), quien poco después depuso al gobernante y anexionó la ciudad al estado zaydí. También casó con la hija del señor kurdo de Dhamar, extendiendo su control hacia la entrada de las tierras altas desde el sur. Desde entonces lanzó varios ataques contra el corazón del reino rasulí: en 1386 inicia el avance hacia Ta‛izz, pero la movilización del sultán le hace desistir de su ataque; en 1388, ataca Ratām y de vuelta ataca ‘Arbāb, destruyendo sus cultivos; el mismo año recluta tropas y ataca ‛Aden, llegando a Lahj en noviembre. La aventura terminó con la retirada de las tropas zaydíes, afectadas por la malaria.

En 1387 el imām y la tribu Hamdān hicieron la paz, restaurando el castillo de Wafira al sultán, quedando solo en posesión de Dhamarmar, la fortaleza ancestral de los Hamdāníes. En 1389, al-Ashraf Ismā‛īl se dirigió a Dhū Jibla, para desde Ibb iniciar una campaña contra las tierra altas. Recibió la sumisión de los líderes tribales de la zona. Entre ellos estaban los señóres de Ba‛dan, cuyas tropas ayudaron al asedio de la fortaleza de Nu‛m. Sin embargo, parte de esas tropas juraron lealtad al imām, quien se dirigió a Nu‛m, para levantar el asedio. La lucha siguió hasta el mes de septiembre, en el que el imām regresó a Dhamar. En octubre, el sultán fue a Shawāfi, y ordenó que montaran un campamento contra al-Razihī , señor de Safā, dependencia de Khadād, y el castillo fue entregado. Pero al año siguiente, el pueblo de Shawāfi llamó al imām, quien venció a los defensores del castillo de Derj, y luego se dirigó a Khadād, pero la guarnición consiguió levantar el asedio.

En mayo de 1390, el sultán emprendió una expedición a la región de Mikhlaf: el shaykh Abd al-Baqī había retirado su fidelidad hacia los rasulíes. El wāzir hizo incursiones en el país de Suhbani; antes había ocupado el monte Thalum para construir una fortaleza. Ante esta muestra de fuerza las tribus se sometieron.

En noviembre de 1391, cuando el imām Salāh al-Dīn estaba atacando a los Banū Shawir, sufrió una caída de su montura, quedando malherido. Fue llevado a Zafār y más tarde a San‛ā’, donde murió una semana después a consecuencia de las heridas. La sucesión recayó en al-Mutahhar al-Mutawakkil I (1391-1392), procedente de otra rama zaydí, que descendía del imám Yūsuf al-Dā‛ī (976-1012). El hijo de an-Nāsir, ‛Alī al-Mansūr le disputó el imāmato, hasta que lo sustituyó al año siguiente, inaugurando un largo reinado (1392-1437).

El emir rasulí Shihāb al-Dīn Ahmad b. ‛Alī b. al-Shamsī lanzó un ataque en Mikhlaf en 1392, donde capturó el castillo de Nu‛m y puso una guarnición; luego fue al distrito de ‘Arbad. A consecuencia de estas actividades, la mayoría de las tribus árabes montañesas acudieron al sultán Ismā‛īl, en busca de alianza.

Hacia 1395 se percibía un ambiente de revuelta en Mikhlaf. Al parecer, había rumores de que los señores de Ba‛dan pensaban rebelarse. Cuando el sultán exigió el envío de tropas, se negaron, lo cual confirmó las sospechas. En la ciudad de Ibb los disidentes habían dejado una guarnición de 2000 hombres, pero pudo ser conquistada y saqueada. En Ba‛dan, el eunuco Jamil consiguió una gran cantidad de botin. Una vez recibido el contingente de soldados del shaykh Abd al-Baquī al-Sahbanī, el sultán ordenó atacar al shaykh ‛Alī b. Dāwūd al-Hubayshī, señor de al-Kadra‛ en el país de Sawāfi (noviembre). El shaykh murió en la batalla y su hermano Muhammad b. Dāwūd entregó la fortaleza al pedir la paz. Así consiguió el sometimiento de las tribus de las tierras altas meridionales, que tuvieron que entregar rehenes en prueba de su fidelidad.

En septiembre de 1400, encontrándose en Zabīd, el sultán empezó a sufrir de violentos temblores acompañados de fiebre. Durante el mes de octubre se repitieron los ataques, cada vez más virulentos y, no encontrando alivio en ningún lugar, decide partir hacia Ta‛izz, deteniéndose unos días en Halys, para descansar. Finalmente llegó a la capital el 27 de octubre, donde murió al cabo de diez días. Su hijo mayor an-Nāsir Ahmad, quien le había sustituido en algunas ceremonias y campañas militares ya desde 1392, le sucedió en el trono.

7. El declive y fin de la dinastía (1400-1454)

El nuevo sultán an-Nāsir Salāh al-Dīn Ahmad I (1400-1424) parece haber asumido también el título de imām. Con la ascensión de este joven príncipe, varias tribus de la Tihāmah, entre ellas la de los Ma‛āzibah, habían causado tal anarquía y hecho tan inseguros los caminos para los viajeros y los comerciantes que los efectos se sintieron incluso en el comercio del Océano Índico en ‛Aden, pues los barcos de la India se mantenían alejados; claramente no valía la pena su tiempo para atracar en ‛Aden.

Al-Hasān Ismā‛īl, hermano de an-Nāsir,tomó ventaja de una ausencia del sultán en 1419 para declararse imām de Yemen. Rápidamente fue reprimido por su hermano, quien para castigarle por su rebelión, le sacó los ojos. Al año siguiente, construyó una poblacion en la costa que él llamó al-Fandār, y los sirdārs de Sind se presentaron a él con cuatro navíos largos.

La reputación de al-Nāsir como gobernante tiránico se había extendido a lo largo y ancho, cuando en 1421 una embajada china, que llevaba presentes valorados en 20 lakk (unos 2.000.000 de monedas de oro) trajo con ella un estricto mensaje para el sultán de que se comportara más justamente con su pueblo. Al-Nāsir había instalado un régimen de terror, en particular, a través de los impuestos con los comerciantes. Tanto que los mercaderes Karīmī en ‛Aden tuvieron que partir rápidamente para la India o Jeddah abandonado la mitad de sus bienes. Se ha estimado que el sultán estaba llegando a cobrar la mitad del valor de los bienes en impuestos. Por tanto, hacia el final de su reinado en 1424, los ingresos del comercio parecen haberse parado casi totalmente.

En 1424, an-Nāsir Ahmad murió en su castillo de Karawār y fue sucedido por su hijo ‛Abd Allāh, bajo el título de al-Malik al-Mansūr. Su reinado fue corto e ignominioso: la avaricia fue la pasión que lo gobernaba, e incluso su suegra fue privada de su patrimonio para satisfacer su codicia. Murió súbitamente en Zabīd, en 1427, y fue sucedido por su hermano al-Ashraf Ismā‛īl II b. Ahmad.

Tan pronto como ascendió al trono, provocó el asesinato de varios jefes notables, entre los que se encontraba Nūr al-Dīn b. al-Husayn b. Sāba. El tío del sultán, az-Zahīr Yāhya reunió un contingente en al-Dumluwa, para vengar la muerte de su amigo, con el que atacó al ejército de su sobrino, y habiendole derrotado totalmente le tomó prisionero y le confinó en una mazmorra, de donde nunca salió vivo. Se dice que su muerte había tenido lugar seis meses después de su encarcelamiento.

Az-Zahīr Yāhya (1428-1439) se proclamó imām. Su reinado fue corto y turbulento: varias tribus se sublevaron contra su autoridad y fueron reducidas con dificultad. En 1436 una terrible hambruna se extendió por el país desde ‛Aden a San‛ā’, así como por la costa opuesta de África. Murieron miles y el soberano estaba tan afectado que murió de un ataque al corazon en 1439, después de un reinado de 11 añós. Dejó tres hijos, Ismā‛īl que le sucedió, al-Husayn y Ahmad.

Los sultanes se reafirmaban periódicamente, frente a las sublevaciones tribales, pero sus vasallos Tāhiríes eran constantemente llamados para mantener bajo control a las tribus y apuntalar la decadente dinastía rasulí. La situación es extremadamente confusa. El año 1439 fue particularmente malo para el sultán al-Ashraf Ismā‛īl III (1439-1442) con masivas rebeliones por parte de los Qurashīs y Ma‛āzibah, que culminaron con el incendio de al-Mahġam por tribus árabes no citadas. En 1440, 40 ma‛āzibah fueron golpeados hasta morir por las tropas del sultán. Más avanzado ese mismo año, el sultán envió un nuevo gobernador a al-Mahġam, que fue asesinado. Esto marcó el fin del control rasulí sobre la Tihāmah.

En 1442, al-Ashraf Ismā‛īl murió. Se dice que había estado loco y su primo al-Muzaffar Yūsuf II b. ‛Umar (1442-1450) fue proclamado sultán. Luego sigue lo que parece ser un periodo de caos total en el que hay una serie de pretendientes rasulíes, constantes rebeliones por las tribus y varios grupos de esclavos. Los sucesos pueden resumirse como sigue: en 1442, los esclavos de Zabīd instalaron a su propio pretendiente rasulí, Muhammad b. Ismā‛īl b. ‛Uthmān b. al-‛Abbās, dándole el laqab de al-Malik al-Afdal (en otras fuentes aparece como al-Mufaddal). Una vez en Zabīd, al-Afdal reforzó la posición de los Qurashīs y Ma‛āzibah al proporcionarles grandes sumas de dinero, armas y caballos. Se volvieron tan fuertes que tomaron el control de los cultivos de palmeras de Wadi Zabīd, dividiendo el área entre ellos y expulsando a sus habitantes legítimos; luego riñeron entre ellos, ganando los Qurashīs. El asunto se puso serio para Zabīd. El legítimo sultán, al-Muzaffar Yūsuf b. al-Mansūr, envió una delegación a Zabīd para arrestar al pretendiente al-Afdal y traerle a Ta‛izz. Los esclavos de Zabīd, que obviamente estaban involucrados en esto, exigieron una compensación por parte del sultán por los gastos de su participación. Cuando se negó, ellos procedieron a destruir la cosecha en Wadi Zabīd. Una vez que el pretendiente al-Afdal estuvo fuera del camino, se leyó una proclamación instando a la paz en Zabīd, en nombre de al-Muzaffar. No obstante, los esclavos no estaban contentos y encontraron otro pretendiente rasulí en Hays, Ahmad II an-Nāsir (1442-1443), al que instalaron en Zabīd. Sin embargo, las buenas relaciones entre él y los esclavos fueron efímeros y estos se volvieron contra su nuevo señor; tuvo lugar el saqueo, el pillaje y la destrucción de la propiedad de mercaderes y otros. Zabīd, en manos de Ahmad an-Nāsir sufrió horriblemente, volviéndose, en palabras del cronista, autor del Ghāyat al-Amānī, “como un campo cosechado”.

Los sucesos que finalmente llevaron al colapso de la dinastía rasulí, en 1454, surgieron a través del conflicto entre el legítimo sultán rasulí, al-Muzaffar Yūsuf II y otro pretendiente, al-Mas‛ūd Salāh al-Din. Los Tāhiríes apoyaron a al-Muzaffar y en 1443 los encontramos en Lahj, “externamente en ayuda de al-Malik al-Muzaffar contra al-Mas‛ūd, mientras en sus corazones iban tras la independencia, debido a lo que vieron de la debilidad del estado rasulí”.

En 1445-6 los rasulíes estaban una vez más enfrentándose a las tribus. En esta ocasión las fuerzas rasulíes bajo el mando de Jayyāsh al-Sunbulī, que había sido colocado a cargo de Zabīd por el pretendiente al-Mas‛ūd, atacó a los Qurashīs. Sorprendentemente, los rasulíes, que, de hecho, fueron derrotados, estaban aliados a los Ma‛āzibah. No obstante, hay ejemplos de tribus frecuentemente cambiando de bando en conflictos militares con la autoridad rasulí.

En 1446-7 al-Mas‛ūd se dirigió a Ta‛izz, donde asedió al sultán al-Muzaffar en su fortaleza. Éste pidió a los Tāhiríes ayuda y el emir Āmir b. Tāhir fue en su auxilio. Al-Mas’ūd permaneció en Dār al-Wa‛d, en Ta‛izz, hasta que los Tāhiríes le vencieron de nuevo y le expulsaron con seguridad. Entonces al-Mas’ūd fue a Mawza‛ en 1448, y luego a ‛Aden; los Tāhiríes y al-Muzaffar unidos, fueron a Lahj, donde de nuevo combatieron a al-Mas’ūd, quien logró a escapar y capturar la ciudadela de Ta‛izz en 1450-1. En 1453, ‘Āmir b. Tāhir construyó un Dār en Lahj, luego regresó a su territorio de origen para reunir un gran ejército para combatir a al-Mas‛ūd. Después de una batalla poco concluyente, ‘Āmir regresó a su hogar (posiblemente al-Miqranāh, aunque no se especifica).

Los esclavos de Zabīd había tomado por ahora la ciudad y estaban totalmente fuera de control de cualquier autoridad. En 1451, nombraron otro pretendiente rasulí, al-Husayn b. Yāhya, al que dieron el laqab de al-Mu’ayyad. El estado estaba en una anarquía total. Los esclavos se habían organizado en grupos, cada uno bajo su propio wāli, y las ciudades, a través de la Tihāmah sufrieron un daño terrible: las mencionadas en particular fueron al-Mahġam, al-Qahma y al-Kadra‛. En medio de este caos llegó un ex-gobernador egipcio de Jeddah, cuyo nombre no se menciona, destituido de su cargo por el sultán mameluco. Estaba viajando a la India con un gran cargamento, y habiendo tenido conocimiento del turbulento estado de Yemen, se detuvo en Hodeida. Alí reunió un ejército, intentado conquistar el país. Acampó fuera de la ciudad, donde se encontró con Ibn Hafīz, señor de Abyāt Husayn (probablemente Bat Husayn, citada como cercanaade al-Mahġam en el Wadi Surdud), quien le tacó y mató a él y a la mayoría de su ejército. Al regresar a Abyat Husayn, el mismo Ibn Hafiz fue atacado y muerto por miembros de la tribu Zaghliyyūn. Entonces, los Zaghliyyūn se dirigieron a destruir Abyāt Husayn que era una de las ciudades más amadas de Yemen, según el autor del Ghayat al-Amani (1).

Entre 1451 y 1454 hubo constantes combates entre los dos pretendientes rasulíes, al-Mas‛ūd y al-Mu’ayyad, y entre al-Mas‛ūd y los Tāhiríes con éxito alterno. Finalmente, en 1454, al-Mas‛ūd partió de ‛Aden, que fue tomada inmediatamente por al-Mu’ayyad. Siguió alli hasta que los Tāhiríes llegaron y se proclamaron ellos mismos los legítimos gobernantes más adelante en ese año. La toma de control comenzó con la captura de ‛Aden por los hermanos ‛Āmir y ‛Alī, en 1454, cuando el primero entró en la ciudad de forma encubierta, después del anochecer, trepando por el muro con una pequeña banda de hombres que había traído con él desde la fortaleza de al-Ta‛kar. Al día siguiente, su hermano ‛Alī entró por la puerta principal y tomó el control de la ciudad.

Genealogía de la dinastía Rasulí (1229-1454)

Ya solo les quedaba tratar con los dos últimos rasulíes, al-Mu’ayyad y al-Mas‛ūd . En ‛Aden, al-Mu’ayyad, cuya riqueza y posesiones habían sido capturadas, se rindió evidentemente, sin objetar, y se instaló en ‛Aden donde se le dio un estipendio, su propio séquito y un tablkhanāh o pequeña tropa de unos 80 jinetes. Al-Mas‛ūd había buscado refugio en Harqah con el shaykh ‛Abd Allāh b. Abī’l-Surūr, pero fue persuadido para regresar a Zabīd por un grupo de esclavos leales a él. Allí permaneció bajo la protección de Bayt al-Ghazālī hasta que convocó al shaykh Ibn Abī’l-Surūr de Harqah y juntos partierona Ta‛izz. Llegaron hasta Hays, cuando al-Mas‛ūd, con evidentes dudas, abandonó sus ambiciones y partió hacia La Meca. En esa ciudad fue bien tratado por el sultán mameluco Īnāl. Esta partida es vista por el autor de la crónica Anbā’ al-Zaman (2), como el fin definitivo de la dinastía rasulí.

Notas:

Ghāyat al-Amānī: Crónica compuesta por Yāhya b. al-Husayn b. al-Mu’ayyad Muhammad (1635-1679), que ocupó importantes cargos bajo el imām zaydí al-Mahdī (1676-1681)
Anba’ al-Zaman: Crónica compuesta por Yāhya b. al-Husayn b. al-imām al-Mansur billāh al-Qāsim b. ‛Alī (1625-1688), cuyo abuelo fue el imām al-Mansūr que expulsó a los turcos de Yemen.

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