Hace
más de cien años desde que Bram Stoker publicó su celebérrima novela Drácula en
1897, basándose en algunos datos acerca de la trayectoria vital y la
personalidad del príncipe medieval Vlad III Ţepeş de Valaquia, que el autor
victoriano manipuló y moldeó a su antojo; desde entonces el personaje del
vampiro transilvano ha inspirado multitud de obras artísticas, literarias y
cinematográficas. Sin embargo, la figura histórica de este gobernante queda
oscurecida por la alargada sombra del vampiro. Intentaré, pues, aportar un poco
de luz, a la vida y la obra de un gobernante que, pese a su fama sanguinaria,
gozó de gran popularidad entre su pueblo, siendo considerado una suerte de
héroe nacional para los rumanos, un guerrero enérgico, defensor de su tierra
contra el invasor turco, en un tiempo en que los otomanos se estaban extendiendo
sin oposición por los Balcanes, habiendo incorporado a su imperio los estados
bizantino, búlgaro y serbio, y amenazaban Hungría y la mismísima capital de los
Habsburgo, Viena. Asimismo, ahondaremos en la historia del principado válaco
como base para comprender el entorno en el que se fraguó la leyenda.
1.
Antecedentes históricos de los principados rumanos.
En el
año 106 d.C, el emperador Trajano conquistó el reino de los
Dacios, convirtiéndose en la provincia de Dacia. La ocupación
romana dejó su marca en la Dacia
durante dos mil años, pues la moderna Rumanía no solo tomó su nombre de las
legiones de Trajano, de los veteranos de guerra que se instalaron allí y se
fundieron con los conquistados mediante matrimonios mixtos, sino que su idioma,
el rumano, tiene raíces latinas, contrastando fuertemente con las lenguas
eslavas de los estados que la rodean. La atracción que este territorio ejerció
sobre distintos pueblos nómadas y guerreros cuando comenzó a desmoronarse el
Imperio Romano se explicaba, aparte de por el hecho obvio de que se encontraba
en la ruta hacia regiones meridionales con riquezas aún mayores, por la
fertilidad de tu tierra. Los bárbaros que expulsaron a las legiones romanas en
el año 271 sabían que en los Cárpatos había oro, plata, cobre, hierro, plomo,
mercurio, betún y sal de roca. Además, no solo había robledales, hayedos y
pinares de los que podían extraerse excelente madera para leña y para la
construcción, sino que las extensas llanuras a orillas del Danubio eran
excelentes pastos para el ganado.
Los
miembros de la
Orden juraban lealtad feudal a
Zsigmond y a su esposa, y a los herederos que tuvieren, defenderlos a ellos y a
su reino de ataques o intrigas en su contra, y también protegerse unos a otros,
y el rey prometió defender a los miembros de la orden, a sus familias y sus
propiedades. Fiel a la palabra dada, Zsigmond concedió tierras y títulos a los
miembros de la
Orden , dándoles más poder del que ya
tenían, de modo que la
Orden y no el rey era quien mandaba
en Hungría, a la muerte de Zsigmond en 1437. En 1433 Zsigmond, que desde 1410
había sido nombrado "Rey de
Romanos", es decir, emperador no coronado del Sacro Imperio, y se
había convertido en rey de Bohemia hacia 1419, había hecho que el Papa Eugenio IV confirmara
los estatutos de la orden al ser coronado emperador del Sacro Imperio Romano
Germánico. Se sabe que Ernst de
Habsburg, archiduque de Austria, fue ordenado Caballero del Dragón en 1409,
el marqués de Ancona en
1413, Vytautas,
Gran Duque de Lituania (1401-1430) en 1429, y en enero de 1431 Vlad, hijo de
Mircea, que pronto se convertiría en Vlad II de Valaquia.
El
Cristianismo llegó a la
Dacia a principios del siglo IV. El
culto zalmoxiano, que probablemente ya se encontraba contaminado
por la extensa panoplia de dioses romanos, se mezcló sin problemas con la nueva
fe. Los primeros signos visibles del Cristianismo en lo que más adelante sería
Valaquia fue el obispado de Constanza, a orillas del Mar negro, y
que sobrevivió a las invasiones por parte de los húngaros.
Este
pueblo asiático fue desplazado hacia Occidente por los grandes movimientos de
población que sacudieron a Asia. Seguidos a distancia por los pechenegos,
igualmente de procedencia asiática, cruzaron los Cárpatos en el año 895.
Aniquilaron el Imperio de la Gran Moravia, cuyos habitantes, entre
los años 905 y 906, cayeron bajo el yugo magiar. A partir de de 899, los
húngaros invadieron Italia y saquearon la
Lombardía. En 906 le llegó el turno
a Sajonia. Las correrías de pillaje de los húngaros se aproximaban, cada año
más a Alemania. La fuerza de choque de los húngaros radicaba en su caballería,
extremadamente veloz. En 907 los magiares destruyeron un ejército germano, sin
que las cosas fuesen mejor tres años después para un segundo ejército; en fin,
a partir del año 926 los alemanes, bajo Heinrich (Enrique) I,
fueron tributarios de los magiares. En el año 933, el rey Heinrich I se sintió
suficientemente fuerte para comenzar la lucha de nuevo. Obtuvo entonces, junto
al Unstrut, en Turingia, una victoria contra los húngaros. Estos atacaron en
955, pero su empresa terminó con la derrota definitiva por obra de Otto
I (Otón I). Con ello desapareció un peligro que había amenazado a Europa
durante medio siglo.
Los
húngaros hablaban un lengua túrquica y eran descendientes de los nómadas
altainos; se les vinculaba también a los hunos que habían expulsado a los
romanos y se habían asentado en Panonia, la vasta llanura al este de Transilvania,
donde realizaron matrimonios exógamos con la población dacia existente. En el
año 1001 el duque Vajk (977-1038), fue coronado rey por el
papa Silvestre II, bautizándose y tomando el nombre de István
I (Esteban) e impuso el cristianismo a su pueblo, organizando una
iglesia propia y fundando monasterios. Fue canonizado en 1083.
Cincuenta
años después una tribu conocida como los sículos se establecieron en la
frontera del reino de Hungría. Su nombre original "szekely",
significa en húngaro "lejos de la sede", y varios antropólogos los
consideran los descendientes directos de los guerreros de Atila: sus rostros
anchos , los altos pómulos, la piel cetrina y el cabello negro bien podrían ser
el legado físico de esos antecesores. Los Cumanos, que se habían establecido en
las estepas de Polonia y Ucrania, eran de origen turco, y habían emigrado desde
Asia Central, para expandirse después hacia el oeste, adentrándose en la región
de los Cárpatos. Se convirtieron al cristianismo a finales del siglo XII, para
caer al poco tiempo bajo el dominio de los mongoles, los Khanes de la
Horda de Oro.
2. El
nacimiento del principado de Valaquia.
Valaquia
y Moldavia estaban entre los últimos estados medievales en reclamar un lugar en
el mapa europeo. Esto puede explicarse por los rasgos específicos que las áreas
orientales del continente mostraban después del año 1000. El desarrollo de la
estructura política se demoró aquí por factores internacionales que incidieron
sobre este territorio. Esta tierra fue el primer y más importante área en la
que convergieron las civilizaciones bizantina, rumana y eslava. En 1018, la
frontera norte del Imperio Bizantino alcanzó de nuevo el Danubio, después de
conquistar el primer estado búlgaro. A largo plazo, la influencia bizantina fue
sentida en la cultura rumana, de la que adoptó los principales patrones
políticos, legales y religiosos. Los rumanos lograron mantener una identidad
latina, como una isla rodeada por una población predominantemente eslava, hasta
que la llegada de los húngaros rompió el contacto directo entre los eslavos del
sur y del oeste. La creación de los estados rumanos también fue retrasada por
la presencia de los últimos pueblos migratorios que llegaron a Europa, el
pueblo turco. Los pechenegos y los cumanos consiguieron el control sobre partes
de la tierra habitada por los rumanos, manteniendo una situación de
inestabilidad.
En
sus relaciones con sus vecinos, un factor decisivo para la cultura rumana fue
la fe ortodoxa. Desde que los húngaros se convirtieron al cristianismo
occidental alrededor del año 1000, el acto de separar las Iglesias de Roma y
Constantinopla (1054) llevó a la percepción de que los rumanos eran
“cismáticos”. No importa qué dirección política fuera, cualquier acción tomada
contra ellos también tenía un valor religioso. La noción de cruzada se había
deteriorado después que Constantinopla fuera conquistada en 1204. Los
caballeros de la
IV Cruzada establecieron el
principio de que la
Cruzada no solo combatía a los
musulmanes sino también a los “cismáticos”. Por ello, en el siglo XIII el mundo
occidental vio el momento de la conquista de la
Europa oriental. La fuerza principal
en esta zona era el reino de Hungría. Hasta 1204 los reyes húngaros estaban
principalmente interesados en consolidar su poder dentro del arco de los
Cárpatos. Tras alcanzar los Cárpatos y el Danubio (en Banat), buscaron expandir
su autoridad al sur de las montañas. La política de expansión dirigida por la
corona húngara y la
Iglesia católica en lo que iba a
convertirse Valaquia se puso en movimiento cuando los Caballeros
Teutónicos se instalaron en Burzeland (en
rumano Tara
Bărsei). En parte eran monjes, en parte soldados, unidos en una orden
creada en la última mitad del siglo XII. Bajo el reinado del Gran Maestre Hermann
von Salza (1210-1239), su orden se difundió a través de Europa. En
1211, los caballeros recibieron una donación del rey húngaro András
II (1205-1235), que se suele situar en Burzenland, al sureste de
Transilvania. El propósito de los caballeros Teutónicos al establecerse allí,
era “expandir el reino” y protegerlo de los ataques cumanos. Estos habían
llegado al área del Bajo Danubio en la última mitad del siglo XI. Los húngaros
se enfrentan por primera vez a un ataque cumano en 1085-1086, cuando las tribus
encabezadas por Kutesk entraron
en el reino por la ruta noreste, posiblemente la vía de paso de Verecke.
La única fortaleza que se conoce que era teutónica es Feldivara,
en Transilvania suroriental. Los documentos de la época se refieren al Danubio
como una frontera de la tierra entregada por el rey bajo influencia teutónica,
sugiriendo así un cierto grado de autoridad por la orden sobre la tierra al sur
de los Cárpatos. Catorce años de control de Burzenland por la orden
probablemente no fueron bastantes para que la autoridad teutónica alcanzara y
se consolidara cerca del Danubio. Los caballeros no fueron numerosos en esta
área, lo cual les previno de intervenciones políticas y militares masivas al
sur y este de los Cárpatos. Tras la partida de los Caballeros, el rey tomó la
iniciativa directa al sur de los Cárpatos y se creó el obispado de Cumania,
que se extendía por el oeste hasta algún lugar entre Siret y Olt, probablemente
sobre el río Jalomita;
al sur se extendía hasta el Danubio.
Los
ataques mongoles mejoraron aún más el estado de transición específica para la
región. En 1240 un ejército de 40.000 cumanos huyó hacia el oeste ante el avance
mongol, refugiándose en la
Hungría del rey Béla
IV (1235-1270). El líder mongol, Batu
Khan, le envío un mensaje, por el que le comunicaba que si no expulsaba a
los cumanos, los húngaros serían considerados enemigos de la
Horda de Oro. Béla respondió matando
a los emisarios de Batu. En represalia, Hungría se vería azotada por los
ataques relámpago dirigidos por Subetei. A los líderes de los vlachs, bajo la
protección nominal de Bizancio, de nada sirvieron su caballería pesada; ni
siquiera tuvieron tiempo de huir a Pest,
la capital húngara, para ponerse a salvo. Pueblo tras pueblo todo el territorio
fue cayendo hasta que el ejército de Béla, reforzado con la caballería cumana,
se enfrentó a los mongoles en Nady
Czeks, a orillas del río Sajo.
Allí, el 10 de abril de 1241, el ejército mongol, que los superaba ampliamente
en número, ganó la batalla con sus infalibles arqueros y su caballería pesada.
La carretera a Pest quedó regada de cadáveres de soldados húngaros y cumanos.
Se dice que murieron unos 60.000 hombres.
No
podemos estar seguros en cuanto afectó el gran ataque mongol de 1241-1242 al
territorio de la futura Valaquia. Los principales ejércitos mongoles
atravesaron por el norte, vía Moldavia, siendo dejado el territorio al sur de
las montañas para las tropas menores. Es probable que esos territorios también
cayeran bajo gobierno mongol, aunque parece que su dominación se manifestó
principalmente en forma de tributo pagado regularmente por los gobernantes
locales, de modo que la tierra válaca solo se encontró en el área de dominación
indirecta de la
Horda de Oro. A pesar de ello, ese
domino mongol eliminó el apoyo que los poderes húngaros tenían al sur y este de
los Cárpatos.
Los
vlachs emigraron hacia el norte a finales del siglo XIII para refugiarse en los
Cárpatos, y se asentaron en Muntenia,
la "tierra de las montañas", hoy llamada Tara
Romanesca, la "tierra de los rumanos". Un segundo periodo
migratorio, a mediados del siglo XIV los llevaría a colonizar Moldavia,
el territorio montañoso que se extiende hasta el río Moldova, y que hacia la
época de Vlad III Ţepeş se
habría convertido ya en una provincia separada de Valaquia.
Los
primeros años tras la invasión fueron una época de problemas para el reino
húngaro, que tuvo que reconstruirse. Las fortificaciones fueron restauradas o
se erigieron otras nuevas, las cartas de libertades fueron concedidas a las
ciudades devastadas. El rey Béla IV atrajo a los Caballeros Hospitalarios con
dos objetivos en mente: primero, asegurar la defensa del reino en sus flancos
vulnerables (sur y este); y en segundo lugar, continuar la política de
expansión en territorios que eran objeto de reclamación. La carta otorgada a
los caballeros en 1247 es la fuente más valiosa y rica de datos históricos
sobre tierras habitadas por los rumanos fuera de los Cárpatos. Junto con otras
tierras, este documento concedía a los Hospitalarios varios territorios: la
tierra de Severin y
sus montañas, los knezatos locales de Ioan y Farcaş,
sobre el río Olt y Cumania,
más allá del Olt, y las montañas transilvanas. A excepción de esas donaciones
se dejaba el knezato del voivoda Litovoi para
los rumanos y el “país de Seneslau,
voivoda de los rumanos” que era visto como parte de Cumania.
Este
documento confirma la existencia, solo supuesta en 1234, de estructuras
llamadas terra,
encabezadas por knezes o voivodas. Esos pequeños estados locales existían antes
de 1241 ó 1247, y estaban obligados a caminar por la cuerda floja para
sobrevivir, teniendo relación tanto con los mongoles como con los húngaros. El
hecho de que el documento trace una línea entre los titulos de “voivoda”
y “knez”
enfatiza la existencia de una jerarquía política entre los líderes y estados de
la región, así como helecho de que Litovoi y Seneslau fueron privilegiados por
el rey húngaro.
El
país de Litovoi se situaba en la parte norte del territorio al oeste del río
Olt (que finalmente pasó a ser conocido como Oltenia), posiblemente sobre los
cursos superiores del río Jiu.
Estaban conectados con la Tierra
de Haţeg (terra
Harszoc), desde Transilvania a través de las montañas. Los knezatos de Ioan
y Farcaş probablemente estaban en Oltenia oriental, mientras que el país de
Seneslau estaba más allá de Olt, y escasamente documentado. El documento
menciona esos estados como si estuvieran bajo la soberanía del rey de Hungría,
teniendo sus gobernantes obligaciones militares y estado forzados a cederle una
parte de sus ingresos.
En
Valaquia, los viejos knezatos sobrevivieron; la mayoría estaban a lo largo de
los valles fluviales, siendo determinante su forma por la dirección y
elongación de esos valles. Esos eran los rasgos del condado de Jiu, situado en
el curso del río que lleva su mismo nombre. En Oltenia la única excepción a
esto es el condado danubiano de Mehedinţi,
que inicialmente estaba integrado en el banato de
Severin. En los valles del Jaleş, del Motru y del Gilort, existían los pequeños
condados, llevando los nombres de los ríos que los atravesaban. El condado de Valcea se
situaba en el valle del Olt. Su nombre puede estar relacionado con el knezato
de Farcaş.
La tierra que Litovoi controlaba en 1247 probablemente incluía más de estos
condados, anteriormente, knezatos o grupos de ellos, siendo así un grupo
político. El que encabezaba esta asamblea de knezatos tenía el título de
“voivoda”. Incluso cuando llagó a ser parte de Valaquia, el área al este del
río Olt preservó un cierto grado de autonomía, que más tarde se apreciaría en
el estatus de sus ciudades.
En la
tierra al este de Olt (más tarde llamada Muntenia) el proceso es similar, con
condados que atravesaban de oeste a este, a lo largo de los valles fluviales.
Los de Olt, Argeş, Dậmbovita, Prahova, Buzău, Rậmnicul Sărat e Ialomiţa están
en los valles de los ríos que llevan esos nombres. Los condados de Muscel y Păduret estaban
en una tierra más alta. Integrados por un knezato o por varios, los futuros
condados se desarrollan en depresiones de los valles fluviales. Ello se debió a
que las características del paisaje eran beneficiosas en sí mismas, a que los
asentamientos podían comunicarse fácilmente, así como el comercio y la defensa
propia.
La
evolución política del área al sur de los Cárpatos después de 1247 es muy
borrosa. La presión mongol continuó: dos ataques mayores tuvieron lugar entre
1260-1261 y 1285-1293, con el reino húngaro como objetivo directo. La posición
del reino al sur de los Cárpatos se debilitó también por la profunda crisis que
asoló el estado húngaro, crisis que empeoró en el cambio de siglo, al
extinguirse la dinastía Arpad (1301).
Este es el fondo sobre el que los pequeños estados rumanos comenzaban a cortar
los lazos que les ligaban al reino húngaro. Los primeros pasos ocurrieron en el
territorio de Litovoi. En 1285, el rey László
IV el
Cumano (1272-1290) donó varios dominios al magíster Jorge,
como recompensa a su leal servicio en varias batallas. Se mencionan luchas con
Litovoi, que se había vuelto desleal y dejó de pagar lo que debía al rey.
Tras
las represalias, dirigidas por Jorge, Litovoi fue asesinado, y su hermano Bărbat es
capturado. Fue redimido al pagar “una enorme suma” y aceptó el reinstaurado tributum.
Esto se llevó a cabo cuando László comenzó su reinado y aún era un menor, en
los primeros años después de 1272. El arriba citado Litovoi debió ser el
mencionado en 1247 o un descendiente suyo con el miso nombre que intentó
extender y gobernar sobre todo el país de Oltenia. La presencia de Bărbat y su
papel en los sucesos dan a entender un posible gobierno hereditario del país.
Incluso aunque falló, su intento por deshacerse de la influencia húngara marca
el comienzo de la emancipación política en el área. Aunque el tributo fue
restablecido, el documento no hace referencia adicional a las tierras sobre las
que empezó el conflicto. Lo más probable es que quedaran el bajo control de los
seguidores de Litovoi.
3. Los inicios de la dinastía
Basarab
Las
expediciones mongolas de 1285-1293 erosionaron aún más el poder del rey
húngaro. Fue así como todos los territorios entre los Cárpatos y el Danubio,
incluyendo los de Oltenia, pudieron ser unificados bajo un único gobernante,
probablemente un aliado mongol. En julio de 1324, un documento emitido por Károly
I Róbert (Charles Robert de Anjou), el nuevo rey de Hungría, menciona
al magíster Martín,
enviado como mensajero a un líder al sur de las montañas, Basarab,
llamado woyuodam
nostrum Transalpinum. Un año más tarde, ambas partes incurrieron en
desacuerdo ya que Basarab es considerado desleal (sancte
regis corone infidelem). El origen étnico de este último es objeto de
debate, proclamando algunos que era pechenego o cumano. Lo más probable es que
fuera un turco rumanizado. Las fuentes de más arriba muestran que habían
ocurrido una serie de procesos hasta 1324 al sur de los Cárpatos. El vasallaje
hacia el rey de Hungría se había conservado pero la referencia a la terra y
a su líder es diferente. El nuevo país no tenía un nombre específico para la
cancillería húngara, por lo que era identificada como Transalpina ,
“más allá de las montañas”, siendo su líder llamado “voivoda”.
Durante todo el siglo XIV, la cancillería húngara usará la frase “woyuodam
Transalpinum” en documentos concernientes a Valaquia. Indica un nuevo
estado político, Valaquia, emergiendo de la unión de varios estados al este y
al oeste del Olt. La unificación se promulgó ya fuera de forma pacífica o por
la fuerza por el voivoda de uno de ellos. La mayoría de los historiadores
rumanos creen que que, tras el intento fallido de Litovoi, Basarab,
hijo de Thocomer o Tihomir,
tomo la iniciativa. El control de Basarab sobre el territorio al este del Olt
está demostrado por cómo se desarrolló el país después de 1300, desde la
montaña hacia el Danubio, y por la localización de las principales sedes
príncipescas (curţi),
todas al este del Olt. En 1324 la unificación estaba concluida en términos
generales, siendo conquistadas las llanuras después de la crisis mongol (muerte
del khan Uzbeg en
1342). En 1330, Károly I Róbert adoptó acciones militares contra el sedicioso
Basarab I (1324-1352), cuyas razones están probablemente relacionadas con la
resolución del problema de la tierra de Severin, reclamada también por Basarab.
La victoria de Basarab llevó a la emancipación temporal de Valaquia del poder
húngaro.
La
tradición histórica local dibuja un cuadro diferente cuando llega el amanecer
de Valaquia. Los antiguos textos establecen que el país fue fundado cuando
llegó cierto Radu
Negru (Negru
Vodă). Supuestamente cruzó las montañas transilvanas con “una gran multitud
de seguidores” desde el área de Făgăras en
1290 ó 1292. Los historiadores también adoptaron una tradición en boga en los
círculos medievales tardíos de eruditos, que afirmaban que los rumanos, los
sajones y los húngaros de Transilvania habían contribuido enormemente al
surgimiento del país. Aunque los años 1290 ó 1292 son rechazados por algunos
historiadores, cronológicamente son validos. Las crónicas afirman
específicamente que Radu Negru había llegado en “la época del principado de
András”. Este rey gobernó entre 1290 y 1301. La partida de Radu Negru está
ligada también al conflicto en Făgăras, entre los rumanos y el noble Ugrinus, que
había reclamado y le fueron concedidas estas tierras después de una asamblea de
nobles en 1291. Es posible que la llegada de Ugrinus a Făgăras y la partida de
Radu estén conectadas, pero no lo bastante trasparentemente, a causa de la
falta de fuentes. La coincidencia entre las retirada de la autonomía para los
rumanos en Făgăras y la creación de un nuevo estado al sur de los Cárpatos es
demasiado significativa para ser pasada por alto.
Los
documentos internos confirman la existencia de Radu Negru solo desde el siglo
XVI en adelante. Por otra parte, Basarab no está destacado por los cronistas,
ni su conflicto con Károly Róbert. Solamente en la Historia Ţării Ramậnesti el
nombre de Basarab está ligado a una familia de boyardos al oeste del Olt que se
habían sometido a Radu Negru. En el actual estado de información no se puede
definir la relación entre Negru y Basarab. Es probable que, al igual que en la
Moldavia de Dragoş y Bogdan,
no fueran parientes. Esto explicaría por qué, durante casi 200 años, Radu Negru
fue ignorado en los documentos emitidos por los gobernantes del país, todos los
cuales descendían de Basarab. Algunos historiadores creen que Radu Negru era
realmente Basarab, estando la diferencia de los nombres en que Negru era un
sobrenombre y que Basarab era el nombre real del primer gobernante del país.
La Cronica franciscanilor nos proporciona otro punto de
referencia para el reinado de Radu . En 1304, Margaret, su esposa
católica, supuestamente construyó la iglesia Cloşter en
Cîmpulung; en 1764, el acta de fundación dado por Margaret todavía estaba en
esta ciudad. En algún momento entre 1304 y 1324, Radu Negru, el gobernante que
había cruzado las montañas, fue eliminado o simplemente reemplazado por Basarab.
Los
gobernantes que vinieron después de Basarab, todos miembros de su familia,
reforzaron gradualmente su control sobre el territorio entre los Cárpatos y el
Danubio. El hijo de Basarab, Nicolae Alexandru (1352-1364)
reasumió las relaciones con Hungría. Durante su reinado, la
Iglesia Católica consolidó su
posición, comunicando los misioneros incluso que habían influido al gobernante
hacia las creencias católicas. No obstante, no solo el gobernante permaneció
ortodoxo sino que también fundó la
Iglesia metropolitana ortodoxa de
Valaquia, localizada en Argeş (1359).
Bajo Vladislav
I (1364-1376), Valaquia entró en conflicto con Lajos I el Grande (Louis
de Anjou), el nuevo rey húngaro, que deseaba expandir su dominio hacia el delta
del Danubio y el mar. Finalmente, Vladislav se declaró vasallo, siéndole
reconocidos dominios que su padre había poseído más allá de las montañas (Făgăras y Amlaş) y Severin. El hecho
de que los soberanos válacos controlaran Făgăras confirma el lazo especial
entre ellos y este territorio. Tomando ventaja de la crisis de los mongoles y
los problemas de Lajos, Vladislav inició una acción en Moldavia meridional,
extendiendo su control sobre ella. Radu I (1376-1385)
continuó la línea de su predecesor. Bajo su reinado fueron erigidas más
iglesias ortodoxas, se funda el obispado católico de Argeş (1381) y comienza la
primera acuñación de moneda local. La cima del poder en Valaquia se alcanza
durante el reinado de Mircea I el Viejo (1386-1418).
También llegó a estar envuelto en una cruzada antiotomana (que, no obstante,
acabaría en fracaso, Nicópolis, 1396), ayuda a Alexandru el Bueno a
ascender al trono de Moldavia y tiene estrechas relaciones con el rey Zsigmond (Sigismund)
de Luxemburgo, rey de Hungría (1387-1437) y emperador en 1410, y los soberanos
serbios y búlgaros. Al principio del siglo XV, Valaquia alcanza su mayor
tamaño: junto con la tierra entre los Cárpatos y el Danubio y los territorios
concedidos en Transilvania, Mircea también controlaba la Dobrudja y
Moldavia meridional, así como la ciudad de Chilia (1389).
4.
Los reinados de Mircea I, Dan I y Vlad II
Mircea
se dio el gran título de "Ioan Mircea,
autócrata ungido por Dios y amante de Cristo, gran voivoda gobernante, con la
ayuda de dios, de Hungrovalaquia, la región más allá de las montañas, las
tierras tártaras, los ducados de Amlas y Făgăras, señor del Banato de Severin y
las tierras a ambas orillas del Danubio hasta el Mar Negro". La
obsesión de Mircea con el Danubio era que al otro lado se encontraba Serbia,
una tierra que estaba quedando a merced de los turcos otomanos, quienes entre
1320 y 1390 habían cruzado los Dardanelos, adentrándose en Europa y se hallaba
en la ribera sur del Danubio. Con toda probabilidad, Mircea enviaría soldados a
luchar a la batalla de Kosovo (1389),
en la que los serbios fueron totalmente derrotados, quedando como reino vasallo
de los otomanos. Si Serbia caía, la seguiría Bulgaria, y solo el Danubio
separaba a Bulgaria del principado de Valaquia. Para garantizar la seguridad de
su pueblo, el voivoda recurrió a los aliados que tenía en el oeste, entre los
que estaban Zsigmond (Segismundo) de Luxemburgo, rey de Hungría y Bohemia, y el
margrave de Brandenburgo.
Por
tanto, Zsigmond y Mircea firmaron una alianza en 1395, por la que Mircea tuvo
que enviar como rehén a uno de sus hijos, Vlad (el
futuro Vlad II Dracul),
que sería el padre de Vlad Ţepeş
“Draculea” para asegurar la adhesión de Valaquia a dicho
tratado. El joven Vlad viajó con la corte de Zsigmond, adquiriendo, al mismo
tiempo una importante formación; se desconoce quién era la madre de Vlad. La
primera esposa, perteneciente a la noble familia húngara de Tolma y fue madre de
Mihail, que gobernaría al lado de su padre durante diez años, después de 1408.
Las
fechas que se dan en distintos documentos históricos sobre la fundación de la Orden del Dragón (de
la que fueron ordenados caballeros Mircea y su hijo Vlad) varían pero probablemente
fue en diciembre de 1387, año en que Zsigmond fue coronado rey de Hungría. En
realidad, no era exactamente una orden de Caballería como los Caballeros
Templarios o los Hospitalarios, pero tenía un propósito similar. Es probable
que Zsigmond pretendiera que fuera una especie de poder feudal conjunto con
cuyo apoyo pudiera contar en tiempos de peligro. Su ascenso al trono húngaro
fue turbulento: cuando solo contaba 11 años se le comprometió con María (reinó
de 1382
a 1385 y 1386-1395), hija de
Lajos I el Grande. Pero a la muerte de este rey, la madre la casó con el
hermano menor del rey francés, Louis de
Valois-Orleans. En agosto de 1385 Zsigmond raptó a la joven y la obligó a
casarse con él. Solo tras haberse librado de su rival al trono de Hungría, Karóly II (Carlo
de Durazzo), en febrero de 1386 se le permitió ocupar trono junto a María. La
muerte de ésta en 1395 dejó a Zsigmond en una posición débil en su reino.
En
1396, el sultán otomano Bayezit I Yîldirim (“el
Relámpago”) estaba asediando Constantinopla, pero cuando conoció la noticia de
que Zsigmond estaba preparando una cruzada contra él, dio la orden de levantar
el asedio para marchar contra el noroeste, para salir al paso de su enemigo. En Buda, un ejército
de 6.000 franceses y borgoñones, se unió a las tropas de Zsigmond, formado por
caballeros húngaros y teutones, quienes harían un total de 20.000 hombres.
Entre los nobles que lo integraban se citan Jean de Nevers, Friedrich de
Hohenzollern y Henry Bolingbroke,
duque de Lancaster y futuro rey Henry IV de
Inglaterra. El 25 de diciembre de 1396 las fuerzas de Bayezit pillaron
desprevenido al ejército cruzado. La caballería pesada de Jean de Nevers
adelantó a la infantería húngara que iba en vanguardia para prevenir
emboscadas, y cayó en la trampa preparada por los jenízaros, iniciando una
auténtica masacre. Murieron unos 10.000 hombres, pues el sultán ordenó ejecutar
a los caballeros supervivientes. Una columna de caballería siguió a Mircea hasta
Valaquia, para llevar a cabo saqueos, a modo de castigo, y otros soldados
turcos se dirigieron al oeste, atacando Estiria, haciendo
miles de prisioneros. Los efectos de la batalla de Nicópolis podrían haber sido
peores, pero Zsigmond se vio obligado a exiliarse durante cinco años, habiendo
sido derrocado por sus rivales, y estuvo luchando por recuperar su trono hasta
1408. Ese año, cuando por fin lo recuperó, reinstauró la
Orden del Dragón. Sus estatutos,
escritos el 13 de diciembre de 1408, la llaman simplemente societas ("Sociedad")
y sus miembros son reconocidos por el signum draconis ("signo
del dragón"); pero en el resto de documentación de la época recibe el
nombre de fraternitatis
draconum ("la hermandad del dragón"):
"el signum o emblema tiene la
forma de un dragón enroscado formando un círculo, con la cola enrollada entorno
al cuello, y la espalda está dividida en dos mitades. La línea que las separa
va desde la cabeza hasta la punta de la cola, y está pintada de rojo sangre,
formando una cruz con un reborde blanco, como el símbolo de aquellos que
luchan bajo el pendón del glorioso mártir San Jorge: una cruz roja sobre un
fondo blanco[…]"
Los
miembros de la Orden juraban lealtad feudal a Zsigmond y a su esposa, y a los
herederos que tuvieren, defenderlos a ellos y a su reino de ataques o intrigas
en su contra, y también protegerse unos a otros, y el rey prometió defender a
los miembros de la orden, a sus familias y sus propiedades. Fiel a la palabra
dada, Zsigmond concedió tierras y títulos a los miembros de la Orden, dándoles
más poder del que ya tenían, de modo que la Orden y no el rey era quien mandaba
en Hungría, a la muerte de Zsigmond en 1437. En 1433 Zsigmond, que desde 1410
había sido nombrado "Rey
de Romanos", es decir, emperador no coronado del Sacro Imperio, y se
había convertido en rey de Bohemia hacia 1419, había hecho que el Papa Eugenio
IV confirmara los estatutos de la orden al ser coronado emperador del
Sacro Imperio Romano Germánico. Se sabe que Ernst
de Habsburg, archiduque de Austria, fue ordenado Caballero del Dragón en
1409, el marqués de Ancona en
1413, Vytautas,
Gran Duque de Lituania (1401-1430) en 1429, y en enero de 1431 Vlad, hijo de
Mircea, que pronto se convertiría en Vlad II de Valaquia.
Desde
aproximadamente 1395 Vlad había ido con la corte itinerante de Zsigmond, y se
supone que también durante los años en el exilio, fuera de su reino. En
aquellos años, el vulnerable principado de Mircea se salvó del inexorable
avance de Bayezit I por su oportuna derrota a manos de otro conquistador, Timur-i-Leng, el Tamerlán de
los cronistas cristianos, en Ankara el 28 de julio de 1402. Fue encadenado y
murió poco después.
Tras
la batalla de Ankara, Mircea se implicó en la lucha sucesoria entre los hijos
de Bayezit I, apoyando a Musa, mientras
que fue Mehmet
I quien se alzó con la sucesión. Tomó las plazas fuertes de Valaquia,
e impuso un tributo anual de 3.000 ducados a Mircea y, a cambio, se comprometió
a no invadir el principado. Su corregente (desde 1408) y sucesor, Mihail I, conocía
el sentido del equilibrio de su padre, y se negó a seguir pagando el tributo a
Mehmet. Se unió incluso al ejército de Zsigmond, tomando parte en las campañas
contra los turcos a lo largo del Danubio a finales del verano de 1449. Mehmet
estaba ocupado expandiendo aún más las fronteras de su imperio, pero se dirigió
al norte, tomando la antigua fortaleza de Mircea en Giurgiu, exigió
que se le pagaran los atrasos del tributo, y tomó como rehenes a los hijos de
Mihail, Mikhail y Radu. Durante la
década de 1420, década anterior al nacimiento de Vlad Ţepeş, en Valaquia reinó
la confusión; las viejas rivalidades resurgieron en el principado. La tentativa
de Dan,
hijo de Dan I (reino
en 1383-1386) y sobrino de Mircea I el Viejo, para hacerse con el trono de
Valaquia se inició en 1420, cuando consiguió la ayuda de los turcos. Aquello
horrorizó a toda la Cristiandad y contribuiría a debilitar las posibilidades
del principado de escapar en el futuro de las garras de los turcos. Durante
esos enfrentamientos murió Mihail, y Dan subió al trono de Valaquia, adoptando
el título de Príncipe Dan II (reinó
en 1420-1421; 1421-1423; 1423-1424; 1426-1427 y 1427-1431). Sin embargo, igual
que Mihail había tenido un rival, también lo tenía Dan: su primo Radu II Praznaglava ("cabeza
vacía"; reinó en 1421; 1423; 1424-1426 y 1427), otro hijo de Mircea I. Dan
obtuvo el respaldo de los turcos y Radu el de Zsigmond, rey de Hungría, y
también el de Alexandru el Bueno, de Moldavia, al este de los Cárpatos,
estableciéndose así el escenario político que se mantendría durante el resto
del siglo. Sin embargo, a pesar de los apoyos con que contaba Radu, fue
asesinado con sus hijos en 1427, y de nuevo Dan II se hizo con el trono.
Hacia
1431, la fecha en que probablemente nació Vlad Ţepeş había dos rivales para
suceder a Dan en el trono: Vlad, padre del futuro Empalador, y Alexandru Aldea,
otro hijo bastardo del viejo Mircea. En este año, el 8 de febrero, Vlad sería
ordenado en Nuremberg, Caballero de la Orden del dragón, adoptando a partir de
entonces el sobrenombre de Dracul, "el Dragón".
También hacia 1431 finalizaría un tratado entre la Hungría de Zsigmond y los
turcos otomanos. El sultán era ahora Murat II (1421-1444
y 1446-1451), hijo de Mehmet I, que había subido al trono tras cometer la
acostumbrada eliminación de sus rivales, entre los que se hallaban su tío y su
hermano, ambos de nombre Mustafa. Los
otomanos se habían recuperado casi por completo del revés que habrían sufrido
al enfrentarse a Timur-i-Leng y estaban impacientes por marchar hacia el norte.
Ese mismo año nacería un bebe, que fue bautizado Vlad, como su padre, Dracul, el
Dragón.
Aunque
Zsigmond hubiera nombrado a Vlad Dracul,
príncipe de Valaquia, convenía a los intereses políticos del primero mantener
una buena relación con el hermanastro de Dracul, Alexandru I Aldea (reinó
en 1431-1436) y su aliado Alexandru el Bueno de Moldavia. Por aquel entonces Dracul era
únicamente voivoda de Transilvania con instrucciones de mantener vigilados a
los turcos, que iban cruzando el Danubio en un goteo incesante sin que Aldea tratase
de detenerles. De hecho, lo que estaba haciendo era seguir una política de
contemporización.
Vlad Dracul probablemente
tomó por esposa a la hija de Alexandru cel Bun (Alejandro el Bueno) y que la
ceremonia tuviera lugar aproximadamente en 1425. El resultado de dicha unión
sería Mircea,
nacido en 1428. Una vez que Vlad fue ordenado Caballero de la Orden del Dragón,
el título pasó a todos sus hijos, y adoptaron el “apellido” Draculea (que
en la novela de Stoker se cambiaría a Drácula): Mircea,
Vlad, y el más joven Radu cel Fumós (
Radu el Hermoso), nacido en 1435. Con la hija de un boyardo de Transilvania,
fue padre de Vlad Calugarul (el
Monje). En Valaquia, el ser hijo ilegítimo no era impedimento para heredar.
Cuando
Ţepeş era aún un niño, su padre recibió órdenes de Zsigmond para que se
preparara para un posible avance de los turcos. Estos habrían vencido a los
venecianos en Salónica,
en 1430 y habían conquistado la parte sur de Albania hacia 1432. En 1434 Dracul hizo
una leva de hombres en los feudos de Făgăraş y Amlaş, y pagó a los artesanos
armeros de Sibiu para
que fabricaran un potente cañón.
Alexandru
I Aldea murió
por causas desconocidas, aunque parece ser que fue de muerte natural, en el
verano de 1436. Hizo un doble juego, al pagar un tributo a Murat II, accediendo
a darle respaldo militar, y enviando rehenes políticos a Edirne, la antigua Adrianópolis, que
se había convertido en la capital del Imperio Otomano. Con el respaldo de
Zsigmond, quien le autorizó para que tomara lo que necesitara de Transilvania,
y más soldados, Vlad Dracul llegó
a Tîrgoviste,
la capital de Aldea,
en diciembre. Sus hijos Mircea, Vlad y Radu, se unieron después a él.
Zsigmond
murió en 1437, por lo que Dracul se
quedó sin un importante apoyo. La revuelta campesina que se produciría ese año
en Transilvania a resultas de la guerra, el hambre, la peste y la crisis
feudal, fue la más grave de su tiempo, y únicamente pudo ser sofocada con un
acción conjunta de los magiares, los sículos de
Transilvania y los “sajones”.
Con esta fragilidad se encontró en la misma situación en que había quedado su
predecesor, Alexandru Aldea, dos años
antes, y además tenía que tratar con el sultán Murat II. En agosto de 1438
cruzó el Danubio por Vidin, y sus
ataques alcanzaron Alba Iulia, y
también la ciudad donde naciera Ţepeş, Sighişoara, y
asedió Sibiu durante ocho días antes de retirarse y volver a cruzar el Danubio
por Nicópolis, pero en esta ocasión Vlad Dracul se
alió con los otomanos contra los transilvanos.
La
primera mención escrita de Vlad Ţepeş aparece en un documento legal, fechado el
20 de enero de 1437, en el que Dracul menciona
a sus “dos primeros hijos, Mircea y Vlad”. Se le menciona de nuevo en otro
texto de agosto del mismo año, y el 2 de agosto de 1439, en un tercero en el
que se menciona también al tercer hijo, Radu.
Con
la muerte de Zsigmond se derrumbó el poderoso imperio que este había creado con
su hábil política. Su yerno Albert de Habsburg (reinó
en 1438-1439; casado con Erzsebet, hija de
Zsigmond), archiduque de Austria, probablemente tenía aspiraciones de
convertirse en emperador, pero murió de disentería en 1439, dejando a su hijo László Póstumo como
heredero. Éste, sin embargo, era solo un niño, y si el imperio se había
mantenido hasta entonces había sido gracias a la fuerte personalidad de
Zsigmond. Ese vacío de poder fue ocupado por el hombre a quien Albert había
nombrado gobernador de Transilvania: János Hunyadi.
Nacido en Valaquia o Transilvania en 1387, en 1409 fue ordenado caballero, y se
le entregó el castillo de Hunedoara en
Transilvania, por lo que los válacos lo llamaban Iancu de Hunedoara.
En
Valaquia, Vlad Dracul recibió
a Hunyadi en una visita de estado a Tîrgoviste en 1441. Quizá persuadido por
aquel, no se unió a los otomanos en el siguiente ataque a Valaquia en marzo de
1442, dirigido por Shihab al-Din,
Bey de Rumelia, general de Murat II. Hunyadi permitió que llegaran hasta los
Cárpatos antes de aplastarlos.
Murat
convocó un encuentro en primavera en su cuartel general en Gallípoli con Vlad Dracul, que
nominalmente era su vasallo, y también a Đurađ I Branković,
príncipe del norte de Serbia (1427-1456), pero el serbio hizo que se recogieran
los puentes levadizos de su ciudad fortaleza de Belgrado, y se negó a moverse
de allí. Vlad acudió en compañía de sus hijos, Vlad y Radu, donde permaneció en
Edirne por espacio de un año como “huésped” de Murat, antes de ser liberados
bajo ciertas condiciones: juró que no se levantaría en armas contra los
otomanos. También les prometió un tributo anual de 10.000 ducados de oro, y la
llamada devsirme,
una leva de muchachos, con el propósito de educarlos como jenízaros. Vlad
Ţepeş tenía unos 12 años cuando lo llevaron a Egrigöz, mientras
que su apuesto hermano Radu tendría 7. Es improbable que estuviera confinado en
una celda, pero no podía volver a Valaquia. Durante la larga ausencia de su
padre, el hijo mayor, Mircea gobernó
el principado, a pesar de que solo tenía 15 ó 16 años. Desde Egrigöz fueron
trasladados a la ciudad de Tokaz. Desde
allí, siguiendo la corte itinerante del sultán, pasando por Manisa y Bursa, recabarían
finalmente en Edirne,
caída en manos turcas en 1362. Vlad y Radu recibieron una educación típica
musulmana, hasta el punto de que se rumoreó que uno o ambos se habían convertido
al Islam durante aquellos años de cautiverio. Según el historiador Laonic Chalkokondyles,
la belleza de Radu cautivó a Mehmet Celebi,
hijo del sultán, que era un año menor que Ţepeş. Aunque al principio se
resistió, Radu acabó convirtiéndose en un servidor de Mehmet, y el sultán no le
permitiría escapar de sus garras hasta 1462, cuando lo colocó como a una
marioneta en el trono de Valaquia.
En
1440 el Papa Eugenio IV había convocado una cruzada contra los turcos otomanos.
Los cruzados no tenían deseos de que se repitiese el desastre de Nicópolis, y
no fue hasta 1442 cuando un ejército de entre 20.000 y 25.000 cruzados marchó
hacia el este bajo el mando de Władysłav III de
Polonia (que se convirtió en rey de Hungría y Croacia de 1440 a 1444, con el
nombre de Ulászló
I). Por debajo de él estaban los caudillos János Hunyadi, voivoda de
Transilvania (1441-1446) y regente de Hungría (1446-1452), y Đurađ I Branković,
éste último furioso con el sultán Murat porque había ordenado que cegaran a sus
hijos en 1441, bajo sospecha de haber estado planeando su fuga. También se
había unido a ellos Mircea, el hijo mayor de Dracul. Este
multinacional ejército de alemanes, austriacos, polacos, serbios y válacos
derrotó a los turcos en Niš, en noviembre
de 1443, reconquistando en diciembre Sofía, en
Bulgaria y haciendo que los otomanos retrocediesen. Sin embargo, las
condiciones meteorológicas y la falta de provisiones obligaron a los cruzados a
replegarse hacia el Belgrado de Branković, a orillas del Danubio. Murat pidió
la paz, para poder planificar su propia cruzada; los hijos de Branković fueron
devueltos a su padre, y sería el único de los que firmaron el tratado de paz
con Murat, la llamada paz de Segbedin, que
mantendría lo convenido en él. En otoño de 1444, antes de que Dracul pudiese
llegar a un tipo de acuerdo para que Vlad y Radu fueran liberados, Władysłav
III inició una nueva campaña. Esta vez el objetivo era Varna, a orillas
del Mar Negro, e implicaba una ambiciosa operación anfibia que sería llevada a
cabo por la flota veneciana.
Hunyadi
invitó a Dracul a unirse a la campaña de Nicópolis, pero el válaco no pareció
impresionarle el ejército de menos de 20.000 hombres que había reunido Hunyadi;
además, sus hijos seguían en Edirne, y sabía que el de Nicópolis estaba
poniendo sus vidas en riesgo, de unirse a Hunyadi. Finalmente envió a Mircea
con una caballería de 4.000 hombres. La campaña de Varna fue un desastre aún
más grande, como lo había sido el de Nicópolis para la generación anterior. No
había empezado mal ya que Skanderbeg,
sobrenombre de Gjergj
Kastrioti, hijo del príncipe albanés Gjon Kastrioti de Mat,
que tomado como rehén político de Bayezit I fue criado como musulmán, nombrado
general del ejército otomano y rebautizado como Iskender Bey (“Caballero
Alejandro”) por el propio Murat II, se había pasado al lado de los cristianos,
y había logrado causar muchas bajas entre los soldados turcos en el norte de
Albania. Los problemas internos del Imperio Otomano habían llevado a un rival
de Murat al trono y un incendio en Edirne había destruido miles de hogares. Las
galeras de guerra venecianas lograron cerrar el Estrecho de los Dardanelos;
para entonces Mircea y su caballería se habían escindido del grueso del
ejército, tomando la ciudad de Petretz,
utilizando cañones para abrir boquetes en las murallas; la fortaleza
propiamente dicha era más difícil, pero la guarnición se rindió. A medida que
Hunyadi y Władysłav avanzaban por toda Bulgaria, el campesinado salió a su
encuentro. Los turcos, aún en puntos tan distantes como Edirne o Gallípolis,
huyeron hacia el este, despavoridos.
Varna
era una importante ciudad portuaria situada en una ensenada del Mar Negro, y
estaba defendida por un ejército otomano que sería tres veces el de Hunyadi.
Las galeras venecianas podían bloquear los Dardanelos, pero el punto
septentrional más distante al que habían llegado era el Cuerno de Oro, y
no les servirían de ayuda a los cruzados que estaban en tierra. En la refriega
que siguió, conduciendo el propio sultán la caballería en la batalla, Władysłav
fue derribado de su montura por la carga de los sipahi (caballería
otomana). Antes de que Hunyadi pudiera llegar a donde estaba, lo habían matado
y habían empalado su cabeza en una lanza turca. Los cruzados se replegaron,
dividiéndose y dirigiéndose cada cual a su patria, perseguidos por la
caballería de Murat.
No
sería hasta la próxima campaña cuando Mircea, acompañado en esta ocasión de su
padre, Vlad II Dracul,
se tropezaría con el cuerpo mutilado del cardenal Cesarini, el
legado del Papa. Cortado en pedazos y desnudo en las colinas de Varna, con los
ojos picoteados por los cuervos. La actuación de los válacos en la batalla
sería criticada en la época por los pocos que sobrevivieron para contarlo. El legado
del papa, Andrea
de Palatio, dijo que salieron corriendo en todas direcciones, aunque, en
realidad fueron ellos los que le salvaron la vida.
Cuando
Hunyadi volvió a su patria a través de Valaquia, salieron a su paso los
alabarderos de la guardia personal de Dracul y le
llevaron a su presencia. El príncipe válaco estaba furioso por la derrota en
Varna, cuando él había desaconsejado expresamente al voivoda transilvano que
llevaran adelante el ataque. Se acusaron el uno al otro de traición, y casi
llegaron a las manos. Hunyadi fue obligado a pagar “una sustanciosa suma” por
ser dejado en libertad.
La
campaña de 1445 fue mejor concebida que la del año anterior, y probablemente
era solo un intento por hallar el cuerpo de Władysłav. Entre los que intervinieron
estaban Dracul,
Mircea, y Jean
de Wavrin, señor de Forestel, en Borgoña, cuyas galeras viajarían Danubio
arriba con tropas válacas (a las que más tarde se unieron las de los húngaros
de Hunyadi) mientras que Mircea fue por la orilla norte con su caballería. La
flota partió de Brăila, y se
dirigieron a Nicópolis.
Tomaron Turtucaia,
quedando Wavrin herido, por lo que tuvo que delegar el mando en Renaud de Confide.
El asalto para reconquistar el castillo de Mircea el Viejo en Giurgiu era una
empresa de más envergadura, y se logró usando carros de guerra para resistir el
ataque turco. La guarnición se rindió, pero Mircea Draculea hizo
que mataran a los prisioneros.
Ya
fuera antes de tomar Giurgiu o poco después, llegó Dracul. Los
búlgaros se habían unido a él en gran número. Cinco días después de haber
cruzado el río por Ruscgiuk, el
ejército llegó a Nicópolis, escenario del desastre de 1396. Parece que Dracul los
abandonó en este punto, quizá preocupado por la suerte que pudieran correr Vlad
y Radu, si seguía adelante. Tras un asedio que duró varios días, y en el que
perdieron varias galeras borgoñonas, la guarnición turca se rindió. Con el
invierno acercándose, Hunyadi y Wavrin no tuvieron más opción que volver a
Constantinopla, y esperar la llegada de la primavera. Dracul firmó
un tratado con Murat en el verano de 1447, por el que Vlad Dracul tendría
que abandonar la fortaleza de Giurgiu, y prometerle el regreso de los búlgaros
que se habían dirigido al norte; a cambio, Valaquia seguiría siendo
independiente, y sus hijos seguirían con vida. János Hunyadi sospechaba de Dracul porque
se había negado a luchar con él en Varna. El príncipe válaco aún culpaba a
Hunyadi del desastre de Varna, por no haber seguido el consejo de Vlad. En
noviembre de 1447 Hunyadi lanzó un ataque sobre Valaquia con la intención de
colocar a Vladislav,
de la rama Dăneşti de
la familia, en el trono de Tîrgoviste, en lugar de Dracul. Ante el
ataque, se produjo una revuelta boyarda en la capital, y Mircea fue capturado,
torturado y enterrado vivo, asesinato que tendría su eco en el folklore
vampírico.
Dracul escapó,
galopando hacia el este, a solicitar la ayuda de los turcos. En algún lugar de
los pantanos de Balteni, cerca de Bucarest, los rebeldes Dăneşti lo encontraron
y lo mataron, decapitándolo con un hacha. Según el cronista de la corte
húngara, Antonio Bonfini, Vlad Dracul fue un
"heroe recto e imbatible". Le dejaría a Vlad Ţepeş, el mayor de los
hijos que le habían sobrevivido su espada toledana y su insignia de la orden
del Dragón.
La Dinastía Basarab hasta la generación de Vlad III |
5. El
Voivoda Vlad III Ţepeş "Draculea"
A
finales de 1447, llegaron hasta Vlad las noticias de la muerte de su padre y su
hermano mayor. Según una versión, sería el propio Murat quien le comunicó que
se había convertido en heredero forzoso. Según otra, habría sido un mensajero a
caballo, el boyardo Cazan,
quien le dio la mala noticia, llevándole la espada de su padre y la insignia de
la Orden del Dragón. Al convertirse en heredero directo del trono de Valaquia,
Murat no solo le dejó en libertad, sino que le otorgó también un rango en el
ejército otomano, lo cual, a tenor de la historia de Skanderbeg, no parece
descabellado. El 3 de diciembre de 1447, János Hunyadi se nombró así mismo
príncipe de Valaquia, aunque solo para ganar tiempo y poder poner sobre el
trono a Vladislav
II, hijo de Dan II. La intensa enemistad entre las familias Dăneşti y
Draculeşti en este periodo fue casi idéntica a la que se produciría en
Inglaterra durante la Guerra de las Dos Rosas.
La
ocasión para recuperar el principado para su familia se presentó cuando János
Hunyadi cruzó el Danubio y marchó a través de Serbia, en poder de los turcos,
para unirse a las fueras de Skanderbeg en el sur. Con unos 9.000 válacos bajo
el mando de Vladislav, al estilo de los cruzados, sus tropas se entregaron al
saqueo de los pueblos que encontraron a su paso. El ejército de Hunyadi se
encontró con el de los turcos en Kosovo
Polje, "el campo de los mirlos", la batalla duró del 17 al 19 de
octubre; las cifras que dan los historiadores fluctúan, pero se calcula que
Hunyadi estaría al mando de 20.000 hombres, mientras que Murat lo superaba en
unos 40.000. Sus artilleros manuales defendieron bien el flanco central, pero
Hunyadi no había esperado a las fuerzas de Skanderbeg como habían acordado, y una
crónica de la época dice que los válacos desertaron. Solo la llegada de
Skanderbeg, que puso en marcha una brillante acción para cubrir la retirada,
logró salvar la vida a Hunyadi. sin embargo, fue hecho prisionero por los
serbios bajo el mando de Đurađ I Branković por las atrocidades que su ejército
había cometido al marchar hacia el sur, y pasó un tiempo encarcelado en
Smenderevo.
La
captura de Hunyadi y el hecho de que Vladislav siguiera en Kosovo, supuso una
oportunidad de oro para Ţepeş. Con el respaldo de los turcos, que le enviaron a
las unidades de caballería e infantería de Varna y Nicópolis, el hijo del
Dragón invadió su propio territorio y tomó Tîrgoviste sin oposición alguna. El
cronista Chalkokondyles deja entrever que el Empalador solo retuvo el trono
hasta el regreso de Vladislav de Kosovo, y en ese caso apenas había sido un
reinado de dos meses. Este fue, por tanto, el primer periodo de Ţepeş como
príncipe o voivoda de Valaquia.
El
vicegobernador de Transilvania, Nicolas
de Ocna, le exigió una explicación desde la ciudad "sajona" de Braşov.
Su respuesta es el primer documento que se conserva de su puño y letra con solo
17 años de edad. En él se excusa de presentarse ante Ocna, con el pretexto del
peligro de invasión turca, si se dejara la capital sin protección, al menos
hasta el regreso de Hunyadi. Lo que tal vez Vlad III no supiera era que Murat
no había consolidado su victoria de Kosovo, quizá por las numerosas pérdidas
sufridas, y había ordenado un cese de las hostilidades por espacio de tres
días, para que cada bando pudiera enterrar a sus muertos, lo que brindó a
Vladislav la oportunidad perfecta, no solo para huir, sino también para
regresar a Valaquia y destronar al joven Ţepeş, quien era inexperto aún, y no
contaba con el apoyo de los boyardos ni del campesinado. Y así, en las
navidades de 1448, sus tropas fueron vencidas al hallarse en inferioridad
numérica ante las de Vladislav, ya que estaba acompañado por las de Petru
II Bogdan, príncipe de Moldavia (reinó en 1448-1449) y Ţepeş abandonó
Tîrgoviste para huir hacia el este, a la corte de Murat en Edirne.
Vlad
Ţepeş pasaría los años entre su primer y segundo reinado al margen de la
política, y durante ese tiempo sería un fugitivo. Además, el tener que huir
hizo que resurgieran con fuerza en él los deseos de venganza, aumentó su
desconfianza, y se volvió aún más huraño. Desde diciembre de 1449 hasta octubre
de 1451 vivió en la corte de su tío Bogdan
II de Moldavia, en la capital, Suceava.
Es posible que allí completara su formación junto a su primo Ştefan, que se
convertiría en uno de los gobernantes de mayor renombre de la Europa del este
con el sobrenombre "cel
Mare", es decir, "el Grande" (reinó de 1457 a 1504).
La
política moldava de la época, al igual que la válaca, implicaba con frecuencia
luchas virulentas y las vidas de los gobernantes de este principado solían se
cortas. El propio Bogdan II fue asesinado en octubre de 1451 por su hermano Petru
III Aron (1451-1452; 1454-1455 y 1455-1457). Vlad y Ştefan se vieron
obligados a huir a Valaquia atravesando el Paso
del Borgo que cuatro siglos después haría famoso la novela de Stoker.
Para entonces sabía que János Hunyadi había regresado hacía tiempo tras su
derrota en Kosovo y su cautiverio, y que, a pesar de haber sido privado de sus
títulos de gobernador de Transilvania y Hungría, por el nuevo rey electo László
Póstumo, seguía a cargo de Hunedoara y otras fortalezas. Hacia febrero de 1452
Vlad Ţepeş se hallaba refugiado en Braşov, y en septiembre seguía allí a pesar
de las reticencias de Hunyadi de que el fugitivo fuera entregado por lo que
Ţepeş acabó huyendo a Sibiu.
Durante
1451 y el año siguiente, la relación entre Hunyadi y Vladislav cambió. Cuando
el primero tomo Amlaş y Făgăras, probablemente esto impulsó a Vladislav a
intentar una aproximación a Mehmet II, que volvía a ser sultán después de haber
muerto Murat II el 3 de febrero. En un claro acto de reafirmación , Vladislav
firma un documento oficial en 28 de marzo con el título de "príncipe de
toda Valaquia", y en un documento que data de unas semanas antes, y que
fue escrito en Tîrgoviste, le añade "y de las regiones al otro lado de las
montañas de nuestras fronteras, los ducados de Amlaş y Făgăras". Es obvio
que le había puesto furioso que Hunyadi le hubiera arrebatado parte del
territorio.
En
1452 se produjo la reconciliación entre Hunyadi y Ţepeş en un encuentro
celebrado en Hunedoara. Más tarde, Vlad acudió a la reunión de la dieta húngara
acompañando a Hunyadi, y estuvo presente en la coronación de László Póstumo
como rey de Hungría el año siguiente en Buda. Allí se alcanzó un acuerdo por el
cual se le nombró defensor de Transilvania y se estableció su cuartel general
en Sibiu, ya que la caída de Constantinopla, que ya se esperaba desde hacía
tiempo, había hecho que aumentaran las probabilidades de un ataque turco al
norte del Danubio.
Mientras
János Hunyadi se preparaba para defender la estratégica ciudad de Belgrado,
capital de Branković, a orillas del Danubio, Ţepeş movilizó sus propias fuerzas
contra su rival Vladislav, que ya era aliado declarado de los turcos. A
mediados de 1456 condujo su ejército a través de los Cárpatos, pasando el castillo
de Bran,
y se enfrentó a las tropas de Vladislav en algún punto cercano a Tîrgoviste. A
finales de julio, Vladislav II, príncipe de Valaquia moriría en un combate,
cuerpo a cuerpo con Vlad Ţepeş, y el 22 de agosto el Empalador estaba en
Tîrgoviste como príncipe una vez más. Una de las primeras cosas que hizo fue
ordenar a un oficial de Braşov que acuñara una moneda con el águila válaca en
toda su gloria heráldica en el anverso, y en el reverso una media luna y un
cometa.
Esta
es la descripción que hizo de Vlad Ţepeş en 1466 el legado del Papa en Buda,
Niccoló Modrussa:
"No
era alto en demasía, pero sí muy fornido, de apariencia fría y terrible, nariz
recia y aguileña de amplias aletas, y rostro enjuto y rubicundo, con muy largas
pestañas enmarcando unos grandes ojos verdes bien abiertos, a los que las
cejas, negras y boscosas, otorgaban un aspecto amenazador. La faz y el mentón
lucían afeitados, a excepción de un mostacho. Las sienes sobresalían
grandemente de la circunferencia de la cabeza. Un cuello grueso como el de un
toro sustentaba la testa, de la que colgaban mechones ondulados de negro
cabello sobre los anchos hombros"
Vlad
Ţepeş tenía 25 años cuando ocupó el trono de Valaquia por segunda vez. La
estructura política que había heredado se componía de un consejo, el Staful
Domnesc, que con el paso del tiempo había ido quedando en manos de los
boyardos más importantes, y que hacía también las veces de administración
pública. Esta estructura era básicamente bizantina, aunque también tenía
similitudes con la corte del sultán otomano, y con la Curia Regis (supremo
tribunal de justicia) de los reyes de Occidente.
En los documentos
del tiempo que el Empalador fue príncipe aparece la palabra jupan para
referirse a uno de los señores feudales que eran miembros del Consejo. Se sabe
que había dos vorcini en
la capital, Tîrgoviste, uno superior al otro, que estaban a cargo del poder
judicial. Otro cargo público era el del Logofat,
que dirigía la cancillería, se encargaba de la correspondencia y de archivar
los documentos de la corte. También estaba el spatar,
un comandante militar, normalmente del cuerpo de caballería, aunque no era el
comandante en jefe, ya que era el príncipe quien adoptaba ese papel.
Ţepeş
había sido coronado "Príncipe
Vlad, hijo de Vlad el Grande, soberano y gobernante de Hungro-Valaquia y de los
ducados de Amlaş y Făgăras" en la Biserica
Damnesca, la gran catedral de Tîrgoviste, probablemente en septiembre de
1456. En los seis años que duró su reinado parece que hay una consistencia y un
dinamismo que faltaron en los de su padre, su abuelo y sus rivales de la casa
Dăneşti. En política interior el problema más peliagudo era el de los boyardos.
Algunos de ellos se habían levantado en armas para apoyar abiertamente a
Vladislav II y habían sido responsables, probablemente con el respaldo de
Hunyadi, tanto del asesinato de Vlad II Dracul como
del de Mircea II. Es en este contexto en el que debe verse el tratamiento que
el Empalador dio a los boyardos. Los privilegios de estos nobles se remontaban
a la creación del principado de Valaquia y mientras no existió la figura del
voivoda se dedicaron a acumular poder y riquezas. Conciliando temporalmente a
las dos "superpotencias" con las que limitaba su principado por el
oeste y por el sur, Hungría y el Imperio Otomano, Ţepeş comenzó una purga
sistemática de boyardos. El domingo 17 de abril de 1457, después de que hubiera
concluido el servicio religioso en la capilla de del Espíritu Santo, Ţepeş
invitó a los boyardos a un banquete en su palacio de Tirgoviste. Reunidos en
torno a la mesa les hizo la pregunta de cuántos príncipes de Valaquia habían
conocido, y al parecer la respuesta no fue del gusto del Empalador. Para
entonces, ya había descubierto la tumba de su hermano Mircea, y las marcas de
uñas del ataúd evidenciando que sufrió una terrible agonía al quedarse sin
aire.
Según
algunas fuentes serían 500 boyardos junto con sus familias los que fueron
empalados en el patio del palacio, pero no podían ser más de 200, y en el
supuesto lugar de la ejecución habrían cabido unos 40. A los que no fueron
empalados se les pusieron grilletes, y los obligaron a caminar durante dos días
en dirección norte, siguiendo el curso del río Argeş, haciendo un recorrido de
80 kilómetros. En el lugar donde se detuvieron les hicieron trabajar en la
reconstrucción del castillo de Poenari (el
castillo en que se inspiraba Stoker para el de su conde Drácula),
convirtiéndolo en una fortaleza para el Empalador.
Hubo
un boyardo, sin embargo, con el que Ţepeş se ensañó especialmente; Albu
cel Mare, quien se veía como una persona muy influyente, un súbdito por
encina de los demás. En un documento de 1551 se dice que intentó arrebatar el
trono a Ţepeş. Fuera aquel intento de derrocamiento de Albu un acto organizado
de toda la resistencia boyarda contra la política centralista del Empalador,
que estaba quitando poder a su clase, o simplemente otro rival Dăneşti, el
propio Albu, sus familiares y amigos murieron empalados. La muerte de los niños
y las hermanas se presume una medida de precaución para evitar posibles
venganzas futuras.
Sin
embago, no los eliminó a todos, ni empalándolos, ni hacer trabajos forzados;
por otro lado introdujo a hombres nuevos, como los mosneni,
los minifundistas. Con este grupo especial Vlad formó un cuerpo de oficiales
del ejército, el vitesji,
a los que utilizaría para defender castillos fronterizos de los ataques de los
turcos, y para aplastar revueltas internas. Estos reclutamientos hicieron que
ese extendiera la idea de que el ejército válaco formado por campesinos, lo
cual, aunque no es del todo exacto, si tiene su base. Había, por ejemplo, otro
cuerpo, los armas,
a modo de policía secreta, compuesta en su mayoría por extranjeros (gitanos,
húngaros, tártaros y serbios), ya que así tendrían menos prejuicios que los
soldados nativos a ala hora de perpetrar las actividades que el Empalador le
encomendaban contra la población válaca.
Se
desconoce la fe personal que profesaba Vlad Ţepeş. Su padre, como miembro de la
Orden del Dragón, era católico, y aunque le educara en su misma fe, es probable
que se convirtiera al Islam durante su cautiverio en Edirne, lo que explicaría
su nombramiento como oficial en el ejército turco; aunque, por otra parte, los
válacos tenían profundas raices ortodoxas y era un leal patrón de la Iglesia
Ortodoxa: construyó la iglesia de San
Nicolás, en Tîngsor,
y dio dinero para la construcción de un monasterio en Cumana,
dio tierras y eximió de pagar impuestos a otros en Tismana, Cozia y Govora,
amplió el monasterio de la isla de Snagov,
e hizo importantes donaciones a Monte
Athos, en Grecia, el centro espiritual de la iglesia Ortodoxa fuera de Rusia.
El
metropolitano de la Iglesia de Valaquia fue nombrado en 1453 por el patriarca
de Constantinopla, pero la caída de la capital bizantina en ese mismo año
provocaría un cambio importante. La progresiva invasión por parte de Hungría,
primero por János Hunyadi, y luego por su hijo Mátyás Corvin,
hizo que el catolicismo empezara a filtrarse en Valaquia. Muchas de las
espantosas historias "sajonas", rusas y rumanas refieren los choques
de Ţepeş con monjes católicos, y son muy elocuentes respecto a la postura
anticatólica y antihúngara que adoptaría el voivoda. Es más, durante el reinado
de Vlad Ţepeş se nombró un metropolitano válaco por primera vez, el abad Iosif,
en abril de 1457, lo que concuerda con su política centralizadora, pues Vlad
empezó a intervenir en el nombramiento de los miembros más importantes de la
jerarquía de la Iglesia, cosa, por otra parte necesaria, dada la orfandad
espiritual en que la había dejado la caída de Constantinopla.
El
otro elemento que caracterizó al reinado de Ţepeş es su relación con las
ciudades "sajonas": los objetivos del voivoda en Transilvania eran
particularmente Braşov (referida
en las fuentes por su nombre alemán de Krondstadt o Burzenland)
y Sibiu (la
antigua Siebenburgen),
ciudades que se hallaban en los ducados de Amlaş y Făgăras, respectivamente, y
que Hunyadi y Vladislav II le habían arrebatado a su padre Vlad Dracul.
hacia la década de 1450, Transilvania estaba dominada por
"extranjeros": los mercaderes alemanes y húngaros, y los
terratenientes. Los rumanos apenas eran entonces autosuficientes, y no tenían
derechos legales. A principios de su segundo reinado, Ţepeş se esforzó por
mantener la relación cordial que había mantenido con la ciudades "sajonas"
durante el primero, en 1448, ya que el sultán otomano había avanzado por la
orilla del Danubio para tomar la ciudad de Belgrado, defendida por János
Hunyadi, quien consiguió rechazar las tropas de jenízaros. Sin embargo, 20 días
después, el regente de Hungría murió, bien por la peste, bien por la
disentería; por tanto, Vlad pidió a la ciudad de Braşov 200 hombres, o si no
podían prescindir de tantos, al menos 50; a cambio firmó un acuerdo con los
concejales prometiendo ayuda a su ciudad en el caso de un ataque de los turcos,
y otorgando a sus mercaderes el derecho de vender libremente sus productos en
las ciudades de Tîrgoviste, Tîngsor, y Rucăr. los concejales, por su padre, se
comprometieron a darle silo en Braşov, en caso de necesidad. Sin embargo, la actitud
del voivoda cambió radicalmente hacia los comerciantes "sajones",
granjeándose la reputación de berserker y
de "loco sanguinario", debido a que los concejales estaban
conspirando en su contra con su rival, el futuro príncipe Basarab
III Laiota .
La
situación se complicó aún más por los problemas en el reino de Hungría, que
llevaba años azotada por las disputas de sucesión al trono, similares a las qe
habían tenido lugar en Valaquia entre las casas Dăneşti y Draculeşti. Por una
parte estaban László y Mátyás, los hijos de János, el primero de los cuales
había continuado el rol de su padre, como comandante de los ejércitos húngaros
a su muerte. Por otra, estaba el rey de la dinastía Habsburg, László Póstumo y
la familia Cilli,
con los que estba emparentado. El asesinato del conde Ulrich
Cilli en Belgrado, ahora bajo el gobierno de László, había llevado a
la ejecución de éste y al encarcelamiento de Mátyás en marzo de 1457. Toman el
relevo su madre Erzseber,
viuda de Hunyadi y su hermano rival, Mihail
Szilágy.
Vlad
se encontraba en el dilema de haber jurado fidelidad feudal a los Habsburg, y
el deber lealtad a los Hunyadi por haberle ayudado a subir al trono. El
emperador del Sacro Imperio apoyaba a László, y por definición, también le
hicieron los concejales de las ciudades "sajonas" de Transilvania.
La
primera chispa de enfrentamiento tuvo lugar en el verano de 1457, cuando los
ciudadanos de Bistriţa se
levantaron contra Szilágy por una supuesta malversación de fondos. Con el
respaldo de Ţepeş, Szilágy saqueó la ciudad y quemó las casas de los
cabecillas. Las otras ciudades "sajonas" formaron un apiña con
Bistriţa, recibiendo el apoyo de su líder sículo, el conde Oswald
de Rozgony, ansioso por demostrar su valía como nuevo comandante de los
ejércitos de László Póstumo en los Cárpatos.
Braşov
apoyó al rival Dăneşti de Ţepeş, Dan
(III), a cuyo hermano había matado Drácula en Tîrgsor. Incluso fue coronado
en la catedral ortodoxa en las afueras de Braşov, con la mayor pompa y boato.
La capital de Dan estaba fuera de los muros de la ciudad, sobre una colina que
se haría famosa en la leyenda del Empalador: Timpa.
Sibiu, por motivos algo confusos no se unió a Braşov en el apoyo a Dan, sino
que rspaldó a otro candidato, Vlad Calugarul ("el
Monje"), hermanastro de Ţepeş, e hijo de la campesina válaca Caltuna,
que más tarde se retiraría a un convento. Calugarul,
se retiró a Amlaş y obtuvo el apoyo de los descontentos boyardos, y de los
mercaderes "sajones", furiosos porque Ţepeş les había quitado las
concesiones comerciales que les había dado el año anterior.
Así
pues, hacia 1457, el Empalador contaba con nada menos que tres rivales: Dan
III, Vlad el Monje y Basarab Laiota.
Al principio, intentó soluciona el asunto por vía diplomática, enviando
boyardos del consejo tanto a Sibiu como a Brasov, pero no obtuvo respuesta
alguna. Ţepeş, entonces, lanzó un ataque devastador sobre los
"sajones" en la primavera de 1458. los pueblos de Satul
Nou, Hosman y Casolts fueron
incendiados por su caballería, y los que apoyaban a Vlad el Monje fueron
asesinados. Bod quedó
totalmente destruida, Talmes envuelta
en llamas, y su gente cortada a pedazos en la plaza. Los mercaderes a quienes
les había ordenado que vendieran sus productos en las ciudades de Tirgoviste,
Tirgsor y Cîmpulung por debajo de su precio, fueron prendidos por incumplir
este mandato del voivoda, y, según las crónicas "sajonas", fueron
empalados al borde de la carretera o hervidos en enormes calderos.
El 9
de diciembre de 1457 László Póstumo se puso enfermo de improviso y murió ese
mismo día. Probablemente fue envenenado. Su lugar fue ocupado por el electo Mátyás
I Hunyadi, el hijo que aún quedaba con vida del "Caballero
Blanco", que tomaría el apellido de Corvin o Corvino, "el
Cuervo", por el gran pájaro que adornaba su escudo y su pendón. Mihail
Szilágy, tío del nuevo rey, consiguió un acuerdo entre Ţepeş y las ciudades
"sajonas", estableciendo así una frágil paz. Mátyás I Corvin, envió a
su embajador Benedicto
de Boithar para que iniciara negociaciones con Ţepeş, mientras Szilágy
firmaba un tratado con Brasov. El acuerdo era que Ţepeş devolvería a la ciudad
los derechos de comercio que le había quitado a cambio de la rendición del
aspirante al trono Dan III y sus seguidores boyardos.
Hacia
el invierno de 1459, este prometedor acuerdo se había desmoronado. Dan y sus
boyardos se habían negado a rendirse, y Corvin destituyó a Szilágy como
comandante del ejército de Transilvania. Además de haber amenazado con empalar
a De Boithar, el embajador de Corvin, en la estaca más alta que tuviera, Ţepeş
atacó los suburbios de Brasov: al llegar la noche, su caballería cruzó el
puente de madera y quemó la débil empalizada que protegía el enclave de Dan III
en la colina de Timpa. Sería allí donde los habitantes serían empalados en gran
número mientras la pequeña iglesia de San Jacob ardía hasta reducirse a
cenizas.
Según
el poeta Michael
Beheim, el Empalador se sentó en una mesa al aire libre, y mojó el pan en
un plato donde se había recogido la sangre de las víctimas que se retorcían en
las estacas. El boyardo que se quejó del espantoso hedor fue empalado más alto
que los demás.
Vlad
volvería a atacar Brasov nuevamente, saqueando y quemando la iglesia de San
Bartolomé, y llevándose las reliquias sagradas que guardaba. Pero no pudo
atrapar a Dan ni a sus seguidores. Probablemente, esperando lograr el éxito
obtenido por Hunyadi en 1448, Dan contestó a los ataques de Ţepeş a finales del
mes de marzo de 1460, las ciudades de Amlaş y Făgăras. Sin embargo, el
enfrentamiento con el Empalador, que con certeza se produjo en Rucăr,
fue un fracaso; solo siete de los boyardos que apoyaban a Dan lograron ponerse
a salvo, y el propio Dan fue obligado a cavar su propia tumba y se dijo una
misa por los difuntos mientras que aún estaba vivo. Según Beheim, Ţepeş lo
decapitó.
Muerto
su aspirante al trono, Brasov envió una embajada de cincuenta y cinco hombres
para entrevistarse con Vlad, con un tal Johan
Gereb de Vingard al frente. Ţepeş los retuvo en Tirgoviste, y se dispuso
a eliminar a su segundo rival, su hermano Vlad Calugarul.
El 24 de agosto de 146, el día de San Bartolomé, el Empalador incendió los
campos de maíz que había cerca de Amlaş, y según la tradición
"sajona", mató a 30.000 habitantes. el pueblo de Şercaia,
territorio del boyardo rebelde Bogdan
Doboca, fue destruido y la gente de lugar ahorcada. Sin fuerza, por la
matanza del Empalador, Braşov se rindió y firmó un tratado con Ţepeş, el 1 de
octubre. En dicho tratado se acordaba el intercambio de prisioneros, que el
voivoda liberaría a los hombres de la embajada de Gereb, que Brasov liberaría a
los boyardos rebeldes y a los mercaderes, que Ţepeş restauraría los plenos
derechos comerciales que les había quitado, que pagarían al voivoda los costes
de un ejército de 4.000 hombres para "defender" las Siete Fortalezas
y que él pagaría a la ciudad por los daños que había causado.
La
política exterior de Vlad III se centró en los turcos otomanos. Había pasado
muchos años con ellos, su familia había luchado contra ellos, y por el momento
necesitaba guardar las formas. Por esa razón, entre 1456 y 1459, envió
regularmente emisarios a la corte de Mehmet en Constantinopla, para mantener un
mínimo de cordialidad, y probablemente mandaba a su comis para
el pago del tributo. En 1460, firmó un tratado con el sultán, que regulaba la
relación entre sus estado mediante 9 artículos.
El primero establecía
que los turcos se comprometían a no entrar en Valaquia, excepto en misiones
diplomáticas específicas, y que el pago del tributo, que ascendía a 10.000 galben,
se realizaría a partir de entonces en Tîrgoviste, que el embajador turco
responsable de su cobro sería escoltado desde Giurgiu hasta allí, y luego de
vuelta, y que se emitiría un recibo que certificase el pago antes de que
abandonara el país.
El
artículo segundo otorgaba
al voivoda total independencia, permitiéndole guerrear con sus vecinos, y le
daba poder para decidir sobre la vida y la muerte de sus súbditos, mientras que
el tercero insistía en que cualquier válaco que cruzara la frontera sur y
abrazara el Islam debería reconvertirse al cristianismo en caso de que deseara
regresar al principado para evitar fricciones.
El
artículo cuarto eximía
de impuestos a los válacos que viajaran al Imperio Otomano y les permitía
vestir según su costumbre.
"El
Príncipe", decía el artículo quinto,
"será
escogido por el metropolitano, los obispos y los boyardos". Este punto
sería infringido por Mehmet dos años más tarde, cuando colocara al hermano
pequeño de Ţepeş, Radu, en su lugar. El acuerdo, por tanto, parecía favorecer
mucho a Vlad, pero es de suponer que se mantenía el pago del tributo monetario,
y la leva anual de muchachos, y es natural que Mehmet claudicara de esos
puntos, ya que tenía en mente iniciar una guerra en Asia, y le convenía, por
tanto, mantener la paz con las naciones fronterizas de Europa; de hecho, llegó
a un acuerdo similar con Skanderbeg en Albania.
No
sabemos casi nada de la vida privada de Ţepeş, pero se calcula que para cuando
se firmó el tratado estaba ya casado con su primera esposa, cuyo nombre
desconocemos. Probablemente era válaca o transilvana, y puede ser que se trate
de la mujer noble que se suicidó en 1462. Fedor
Kuritsyn, que conoció a algunos miembros de la familia del Empalador en la
corte de Mátyás Corvin en Buda en 1480, probablemente tenga razón al afirmar
que la pareja no estaba casada. Según las leyes válacas, un hijo nacido de la
unión carnal con una amante tenía los mismo derechos hereditarios que uno
legítimo. Mihnea
I (1508-1509), fue fruto de esta relación, y seguiría los pasos de su
padre en casi todos sus aspectos. Dirigió a un ejército rebeldes contra los
sucesores de su padre, Drácula, y se haría con el trono de Valaquia en 1508,
pero lo retendría solo por un periodo inferior a dos años. Se le llamaba
"el Malvado" y tuvo casi tan mala prensa como su padre, el Empalador.
La fama de su padre se había difundido ampliamente en su época y es probable
que la utilizara en beneficio propio, logrando que sus súbditos le temieran.
Sin embargo, sería asesinado en 1510, y los descendientes de esta familia
Draculeşti se mantuvieron en el trono del principado válaco hasta 1659.
Hacia
1462 Vlad III Ţepeş había logrado centralizar el poder en Tîrgoviste, aunque
cada vez más empezó a mostrar predilección por la ciudad de Bucarest, más al
sur. Había conseguido también controlar a sus boyardos y regularizar el
comercio con los "sajones" de Transilvania. Había ejecutado a uno de
sus rivales al trono, y aterrorizado a los otros, logrando que desistieran. Se
había aliado con Mihail Szilágy, y gracias a esa alianza, también con el rey
Mátyás Corvin.
6. La
caída de Constantinopla y la Cruzada de 1462
Mehmet
II (1444-1446 y 1451-1481) había subido al trono por segunda y definitiva vez
en 1451, a la muerte de su padre Murat II, y apoyándose en la superioridad de
su ejército y en la patente debilidad de Constantinopla, trazó un concienzudo plan
, y lanzó un ataque contra la ciudad. Esta conquista le convertiría en el más
famoso de los sultanes otomanos, y en ese sentido puede decirse que él fue el
verdadero fundador de del Imperio Otomano. Se dio a sí mismo, el título de "Soberano
de dos tierras [Rumelia y Anatolia] y
de los dos mares [el Mediterráneo y el mar Negro]". Tras la
caída de la ciudad en mayo de 1453, él no cambiaría su nombre inmediatamente a
Istambul (Estambul), sino que en un principio los turcos la llamarían Konstantiniyye.
Vlad
Ţepeş estaba en Sibiu cuando se enteró de la caída de Constantinopla, y de que Hamza
Bey, el almirante turco, había logrado hundir la armada veneciana, y de
cómo Mehmet había ordenado que su capitán, Antonio
Rizzo, fuera empalado y su cuerpo expuesto atravesado en la estaca, ante
las murallas de la ciudad. Mehmet al-Fatih,
"el
Conquistador", no conseguiría tomar Belgrado ni Rodas en los años
siguientes, antes de que Vlad Ţepeş, voivoda de Valaquia, decidiera atacarlo.
En
1459, el Papa Pío
II (Eneo Piccolomini) inició una nueva cruzada. La amenaza otomana ya
no afectaba solo a los estados balcánicos: el sultán mantenía una flota de
guerra de casi 800 galeras, gobernaba el Mar Negro, obligando a las colonias
genovesas que había en sus costas, al reino de Trebisonda (Trapezous) y al
principado rumano de Moldavia a pagar un tributo al sultán. Sus jenízaros
habían entrado en Smenderevo,
el último bastión cristiano en Serbia, y todas las tierras al sur del Danubio
estaban en manos del Imperio Otomano, que se iba expandiendo hacia el oeste.
Los
delegados que lo escucharon, de Hungría, Borgoña y Milán, se mostraron reacios
a comprometerse a nada. El emperador del Sacro Imperio, Friedrich
III, prometió al Papa 32.000 soldados de infantería, y 10.000 a caballo, pero
esa promesa no se materializó; Alfonso
el Magnánimo, de Aragón, que sí podría haberse mostrado dispuesto a
apoyarle, había muerto en junio cuando estaba preparando un ataque sobre
Genova. Inglaterra, desgarrada por la Guerra de las Dos Rosas, que diezmaría a
su nobleza, no envió contingente alguno. Solo Venecia, que ya había sido
amenazada por los turcos otomanos y había salido malparada al enfrentarse a
ellos en Constantinopla, ofreció un contingente militar importante para la
cruzada: 8.000 marinos con sus galeras, 50.000 soldados de a caballo y 20.000
de infantería, pero exigía al Papa que pusiera el dinero de las arcas del
Vaticano, y estas se hallaban prácticamente vacías. Jiří
de Poděbrad, el rey husita de Bohemia (1458-1471), tenía sus propios problemas
internos que resolver, y además, dado que profesaba la doctrina husita,
considerada herejía por el Vaticano, sus relaciones con Roma eran bastantes
tensas.
Más
cerca de Valaquia, Kazimierz
IV, rey de Polonia (1446-1492) y Gran Duque de Lituania (1440-1492), se
hallaba inmerso en una guerra con la Orden
Teutónica, que el año anterior se había dirigido hacia el oeste,
adentrándose en Prusia. Ivan
III, Gran Duque de Moscú, tenía las manos ocupadas en esos momentos, con
las disidencias religiosas que azotaban su ducado por un lado, y tratando de
detener los saqueos de las tribus tártaras de los territorios del este. Ştefan
de Moldavia, el primo al que Ţepeş había ayudado a llegar al trono dos años
antes, estaban enfrentándose mano a mano con Mátyás Corvin por el apoyo que el
rey húngaro había dado a aquellos que habían asesinado a su padre.
Pudiera
parecer irónico que otros estados musulmanes del este, como los Āq-Quyūnlū ("Carnero
Blanco") aterrados por el avance otomano, se unieran a la Cruzada de Pio
II. Su gobernante Ūzūn Ḥasan (1457-1478)
le prometió 5.000 soldados experimentados. Liparit I Dadiani,
Eristavi o príncipe de Mingrelia (1414-1470), en las costas
del Mar Negro también le ofreció hombres, mientras que el emir Qaramān, Tāĵ-al-Dīn
Ibrāhīm II (1424-1464), le prometió 40.000. De haberse materializado
esta ayuda, Mehmet se habría enfrentado a unas fuerzas que triplicaban las
suyas.
Desde
Mantua, en enero de 1460, Pio II declaró el inicio de una cruzada que duraría
tres años. Para financiar la cruzada sería necesario reunir 100.000 ducados de
oro; y se fundó la orden de Santa María de Belén para dar a aquella empresa un
fundamento religioso.
El Despotado
de Morea, último baluarte bizantino, había caído en manos de los turcos en
marzo de 1461. para entonces aún no se habían hecho ningún preparativo. Un
número de potenciales cruzados entre los que se encontraba Mátyás Corvin, había
aceptado el oro de Pío II, pero no se había tomado ninguna acción concreta. De
los gobernantes de las naciones cristianas, el único que se uniría a la cruzada
sería Vlad Ţepeş. Sus razones debieron ser prácticas; ya que sabía que Mehmet
no se contentaría con limitar su imperio al río Danubio, y al ser su ejército
una mínima fracción del turco, su única oportunidad era golpear primero.
Varios
historiadores dan por hecho que el objetivo de Mehmet era convertir Valaquia en
un pashaliq o
provincia de su imperio, pero parece improbable. Vlad, ocupado tratando de subyugar
a los boyardos y a las ciudades "sajonas" llevaba sin pagar nada
desde 1459. En 1461 le envió una carta escudándose en que no tenía dinero para
seguir pagando el tributo, y aunque lo tuviera su ausencia del país podría
provocar una invasión húngara, fomentada por sus rivales políticos. Por todo
ello, el sultán turco decidió castigarlo y destruirlo; el ejército otomano
avanzó en dirección a Valaquia, con su hermano menor Radu
cel Frumos ("el Hermoso"), que por entonces contaba 26 años,
al frente. Ţepeş accedió a ir a la fortaleza de Giurgiu, a orilla del Danubio,
construida por su abuelo y en ese momento en manos de los turcos, para dar
muestras de buena fe a Mehmet, pero sospechaba que los emisarios del sultán, el
almirante Hamsa
Bey y Tomás
Catavolinos, un renegado bizantino, tenían órdenes de hacerlo prisionero.
El
voivoda había llevado consigo un regimiento de caballería, y parece ser que los
hombres iban disfrazados con armaduras turcas, ya que lograron confundir a la
gente de la fortaleza y tomarla. Ţepeş quemó Giurgiu, una de las plazas fuertes
más importantes del imperio otomano en las riberas del Danubio. Luego atacó los
pueblos a los largo del río helado durante un crudo invierno, lo que le
permitió atacar las cabezas de puente, cruzando por lugares y puertos como Turnu,
y atravesaron los bosques de la llanura válaca antes de que los turcos pudieran
organizar su defensa. El propio Mehmet, con el grueso de su ejército se hallaba
retenido por la revuelta de los turcomanos Āq-Quyūnlū en el este; Vlad escribió
a Mátyás Corvin narrándoles los saqueos y el número de muertos en cada
localidad. los hombres de Ţepeş pusieron grilletes a Hamsa Bey y a Tomás
Catavolinos, y los hicieron caminar así de regreso a Tîrgoviste, donde los
empalaron en altas estacas.
La
petición del príncipe válaco era que Corvin enviase a su ejército para que
llegase a Transilvania el día de San Jorge (23 de abril). De no tener el apoyo
húngaro tendría que recurrir a las tropas y los arsenales de las ciudades
"sajonas". Uno de sus tenientes de mayor confianza, Radu
Farma, atravesó al galope los pasos de montaña azotados por ventiscas de
nieve para llegar a Buda. Europa estaba exultante por las victorias del
Empalador. Los cruzados no podían dar crédito al arrojo de Ţepeş. Sorprendentemente,
y contra todo pronóstico, el válaco estaba teniendo resultados. Pero el
príncipe Vlad necesitaba con urgencia alabarderos, piqueros, arcabuceros y
caballería ligera, y envió mensajeros a los tártaros de la península de Crimea,
a Armenia y a Georgia, a todos aquellos que pudieran verse amenazados por la
expansión del Imperio Otomano.
Sin
embago, Mátyás Corvin no era un hombre de acción. Había sido elegido rey cuatro
años atrás, pero sin la famosa corona del rey San
István I, que se hallaba en manos del emperador Friedrich III, su título no
sería totalmente legítimo, ni contaría con "respaldo" divino. De
hecho, la mayor parte del dinero que el Papa Pío II había enviado a Buda para
que Mátyás participara en su cruzada sería gastado en la compra de esa corona.
Un
cálculo estimado del tamaño y jerarquía que debía tener el ejército de Mehmet
II, cuando se enfrentó a Vlad Ţepeş lo encontramos en un documento del año
1475, el año en que el Empalador se lanzaría por segunda vez contra él. En esa
ocasión, el sultán contaba con 6.000 jenízaros, 3.000 efectivos del regimiento
de caballería del sultán, llamado Kapikulu,
22.000 del regimiento de sipahi (caballería
pesada), formada por mercenarios europeos y 17.000 sipahi anatolianos.
En los tiempos del sultán Süleyman
I el Magnífico y su derrota sobre Hungría en 1526, el tamaño del
ejército del Imperio Otomano se había doblado. Los comandantes de las tropas de
Mehmet cruzaron el Danubio a finales de septiembre de 1462. Estaba el gran
visir Mahmut,
y con él Evrenos
Alí, Turanhanoglu
Omer, Nesuh de Albania, Dehoglu
Umur de Janina y Radu
cel Frumos, el hermano del Empalador. Su objetivo no era subyugar Valaquia,
sino deponer a su voivoda Vlad III Ţepeş.
El
núcleo del ejército válaco estaba formado por caballería, mientras que el resto
estaba compuesto por hombres que se reclutaban mediante una especie de leva en
masa que no se hacía en el oeste de Europa. El número de efectivos estaría ente
los 24.000 y 30.900 según los cronistas de la época. Una parte de las tropas
estaba compuesta por hombres de ciudades como Sibiu y Braşov, Tîrgsor y
Tîrgoviste, o la próspera Bucarest, que se encontraba en la llanura del
Danubio, justo en la ruta que tomarían los turcos al ir a atacar a Ţepeş. Las
victorias de Vlad hasta entonces se habían debido en parte al ataque sorpresa,
pero en aquella ocasión las circunstancias lo obligaban a pasar a concentrarse
en la defensa ante el ataque otomano. Sin embargo, un punto a su favor era que
conocía mejor que Mehmet el terreno en el que se librarían las escaramuzas y
las batallas. Los turcos tenían a Radu, pero no sabemos nada de sus aptitudes
militares, y la había dejado demasiado pequeño para recordarla bien. Vlad
contaría además con exploradores y la localización de puntos de abastecimientos
de agua y alimentos, que iban por delante de su ejército siguiendo la ribera
del río. A lo largo del mes de septiembre estos exploradores se dedicaron a
peinar el Danubio día y noche.
En la
primera semana de junio de 1462, la avanzadilla de Mehmet llegó a Vidin.
El gran visir Mehmut había enviado a aquellos exploradores por delante de las
tropas para que inspeccionaran el terreno, y habían vuelto con las malas
noticias de la matanza y la destrucción que habían causado los ataques válacos
en los pueblos y ciudades turcas a lo largo del Danubio. En un intento por
cruzar el río por parte de los jenízaros, Vlad atacó y causó 300 bajas entre
los turcos, por tanto, la mejor baza de Ţepeş era atacar a los turcos
mientras la mayor parte del ejército siguiera al otro lado del río. Los
jenízaros utilizaron los 120 cañones que llevaban, y dispararon hasta que
obligaron a Drácula a retirarse. El sultán consiguió cruzar el Danubio, con lo
que Ţepeş se enfrentaba a un ejército que triplicaba el suyo. No recibió la
ayuda solicitada a Mátyás Corvin y en la frontera nordeste su primo Ştefan de
Moldavia, quiso aprovechar los aprietos de Ţepeş para disputar la fortaleza de
Chilia, en el delta del Danubio. Ştefan se había dado aliado al rey Kazimierz
IV de Polonia, y estaba pagando un tributo al sultán; la flota turca y la del
príncipe de Moldavia asediaron la fortaleza durante 8 días, pero no lograron
tomarla. Vlad se vio obligado a enviar 7.000 hombres a defender la frontera
oriental.
Fue
entonces cuando comenzó una guerra de desgaste. A medida que su ejército se
replegaba hacia el norte, peleando con la caballería de Mehmet situado a los
flancos y con los jenízaros, que avanzaban por el centro, llevó a cabo una
campaña de tierra quemada, incendiando los pueblos y cultivos a su paso, poco
antes de la época de siega. Los boyardos y los campesinos tomaron las pocas
pertenencias que les dio tiempo a recoger y se fueron con Ţepeş. Arrojaron
también pequeños animales muertos para viciar el agua, y colocaron ganado
muerto en el cauce de los ríos para contener su avance. además, se crearon
pantanos artificiales en la llanura fluvial del Danubio para frenar el avance
otomano, y excavaron hoyos donde clavaron afiladas estacas como trampas para
jinetes incautos.
Igual
que el invierno anterior había sido particularmente frío, el verano de 1462
sería tremendamente caluroso. Así, el ejército turco estaba extenuado por el
calor y "usaron sus escudos para asar carne". Mientras, Vlad Ţepeş
hostigaba a los otomanos con ataques relámpago a los que los turcos no estaban
acostumbrados.
Según Tursun
Bey, Mehmet envió parte de su ejército a encargarse de los 7.000 válacos
que se dirigieron a la frontera con Moldavia, donde les tendieron una
emboscada. Tomados por sorpresa, los válacos lucharon por sus vidas, pero
estaban en clara inferioridad numérica, y según dice el cronista, solo
escaparon 700 hombres.
Quizá
en venganza por esta derrota, o porque Mehmet iba a marchar sobre Tîrgoviste,
Ţepeş decidió atacar la noche del 17 de junio el campamento del sultán. Mataron
caballos, camellos y varios miles de turcos. Los jenízaros repelieron el ataque
, pero el ejército del sultán había sufrido muchas bajas. La maniobra estuvo a
punto de tener éxito, pero tuvo que retirarse mientras que su caballería
trataba de salir de allí con tremendas dificultades. El avance de Mehmet
continuó. A unos 96 kilómetros de la capital del voivoda, Tîrgoviste, la
avanzadilla del ejército otomano se encontró con un campo cubierto de estacas,
de unos 5 kilómetros de largo y 2 kilómetros de ancho, en las que estaban
ensartados los cuerpos de unos 20.000 hombres, mujeres y niños. Los turcos
quedaron aterrados ante el imponente espectáculo.
Quizá
afectado por las enfermedades, el ejército de Mehmet no saqueó Tîrgoviste, sino
que se dirigió hacia el sur, hacia Brăila, ciudad que destruyó, y cruzó el
Danubio, dejando a Radu el Hermoso en el trono de Valaquia. El sultán estuvo de
vuelta el 11 de julio; lo más probable es que la caída de Vlad Ţepeş fuese
provocada por el abandono de los boyardos, para unirse a su hermano Radu, más
razonable e infinitamente menos aterrador. Además, se estaba extendiendo entre
los válacos la sensación de que Ţepeş había estado traicionando la confianza de
su pueblo y de la Iglesia Ortodoxa al haber buscado la ayuda de Mátyás Corvin.
A
finales del mes de agosto, Radu estaba ya gobernando Valaquia, y su hermano se
había retirado al norte, a su fortaleza de Argeş,
en las montañas. Radu siguió a su hermano y dispuso sus cañones en un lugar que
aún hoy se conoce como "campo del cañón". Hay una curiosa historia
rumana que habla de que la mujer del Empalador le habría dicho la noche antes
del ataque, que prefería acabar siendo alimento de los peces del Argeş, antes
que convertirse en esclava de los turcos, y que se había arrojado desde las
almenas al río, que hoy día los lugareños llaman Rîul
Doamnei, "el río de la princesa". Vlad escapó descendiendo
por los escarpados cañones hasta llegar a Köningstein,
una de las antiguas fortalezas de János Hunyadi en Făgăras. Allí esperó
noticias del rey de Hungría, con quien había acordado reunirse en Braşov, al
norte.
Posiblemente,
Mátyás Corvin jamás había tenido intención de participar en un enfrentamiento
directo con los turcos, y por ello había optado por quedarse a la espera,
observando, para ver el resultado de la confrontación. Sin embargo, su reino
sufriría las consecuencias de la neutralidad del monarca cuando, en la siguiente
generación, un 90 % del ejército húngaro y su rey Lajos
II (1516-1526), cayeron ante las tropas de Súleyman I el Magnífico en Móhacsz en
1526.
El 15
de julio Corvin salió de Buda con un gran ejército. El 10 de agosto aún estaba
en Szeged en
territorio húngaro; hacia mediados de septiembre cruzaron Transilvania, y
permanecieron todo el mes de octubre en Sibiu,
mientras Corvin deliberaba cuál sería su siguiente movimiento. Mehmet había
vuelto a Edirne antes incluso de que Mátyás Corvin saliese de su capital.
Finalmente llegaron a Braşov en
noviembre, y el rey húngaro se reunió en Ţepeş, que se había trasladado no
hacía mucho al antiguo suburbio válaco de Seheii,
fuera de las murallas.
Las
negociaciones entre ambos se alargaron cinco semanas antes de que Corvin
enviara a su fiero guerrero Jan
Jiškra, para prenderle. La teoría de por qué Mátyás Corvin hizo prender a
Ţepeş se basa en tres cartas fechadas el 7 de noviembre de 1462, que habían ido
a parar a manos del rey húngaro. Una estaba dirigida al sultán, otra al gran
visir Mahmut, y la tercera a Ştefan de Moldavia, las tres supuestamente
escritas por el Empalador, empleando términos tan serviles como "emperador
de emperadores" o "amo y señor", para dirigirse a Mehmet. En
estas cartas Ţepeş brindaba sus servicios militares al sultán contra los
húngaros, e incluso se ofrecía raptar él mismo a Corvin. El pésimo latín y
torpe estilo en el que están escritas sugieren una falsificación, maquinada por
sus enemigos políticos. Pero Vlad Ţepeş era ahora un refugiado político que
tenía la intención de empujar a Corvin para que se comprometiese en una cruzada
contra los turcos con el Papa Pío II. Estas cartas serían una justificación
perfecta de su proceder al encarcelar a Drácula, y evitar así una cruzada
contra los turcos, para la que el Papa le había entregado unas sumas de dinero
que había empleado, en realidad, para comprar la corona de San István I, que lo
legitimaba como rey. Pagó 80.000 monedas de oro, y las crónicas de la época
cuentan que 3.000 caballeros custodiarían su traslado hasta Buda en cuya
catedral de Esztergon le
sería impuesta a Corvin el año siguiente en una pomposa ceremonia.
Los
años siguientes son un capítulo oscuro en la vida de Ţepeş. No hay datos
precisos de cuánto tiempo fue prisionero de Mátyás Corvin, pero lo más probable
es que fuera puesto en libertad, bajo determinadas condiciones en 1475, y según
parece se trató de una especia de "arresto domiciliario” en vez de un
encierro en una húmeda celda, primero en Alba
Iulia, y después en la fortaleza de Vac, antes de ser trasladado al palacio
de verano de Visegrád en
el Danubio. En ella, el prisionero tenía sus propios aposentos y una cierta
libertad de movimientos dentro del castillo; Niccolo
Modrussa pasó horas hablando con él sobre las campañas turcas, y un
artista lo retrató durante su estancia allí. En algún punto de su cautiverio,
sin embargo, quizá en 1474, Corvin dio a Ţepeş una casa propia en Pest,
en la orilla opuesta a Buda, la capital. Sería allí donde supuestamente habría
matado a un alguacil cuando éste se introdujo en el patio de su vivienda en
persecución de un ladrón, por haber “invadido los dominios de un príncipe”.
7.
Los últimos años de Drácula
Mientras
Drácula estaba prisionero, Ştefan III el Grande (1457-1504)
de Moldavia tomó Chilia en invierno de 1465, lo que provocaría un conflicto
entre “Bogdan negro” (Ştefan) y Corvin. La guerra que estalló entre ellos, sin
embargo, fue breve y culminó con la victoria de Ştefan en Baia-Mare,
en las navidades de 1467. Tres años después (1470) estallaría una nueva guerra
abierta cuando Ştefan se enfrentó a Radu “Draculea” con la intención de
derrocarlo para colocar en su lugar a un voivoda títere: Basarab
III Laoiota (reinó en 1473; 1474; 1474, 1475-1476 y
1476-1477; † 1480), uno de los que habían sido rivales de Ţepeş años atrás.
Hacia finales de 1476, Tîrgoviste y Bucarest habían sido tomadas por
Ştefan, que había hecho prisionera a la esposa de Radu, María Despina,
y a su hija, María Voichita. En enero de 1475, lo único que quedaba
en poder de Radu era la fortaleza que su abuelo construyó en Giurgiu,
a orillas del Danubio; y allí fue donde murió ese mes, olvidado, supuestamente
de sífilis. Unos monjes ortodoxos fieles a Radu, dieron sepultura a sus restos
en el monasterio de Tînganu.
El
problema que se planteaba ahora a Corvin era que el vasallaje de Basarab III Laiota a
los turcos era aún mayor que el personificado por Radu, y probablemente el rey
húngaro estaba empezando a darse cuenta de que Valaquia ya no era el estado
tapón que antaño había sido. Los moldavos se habían apoderado de Chilia, y
guardaban la entrada del Danubio, pero el principado de Valaquia estaba otra
vez pagando el tributo anual a Mehmet II y cumpliendo con la devsirme.
Por tanto, propuso a Ţepeş un matrimonio con su prima Ilona
Szilágy, hija del viejo compañero de armas del Empalador en los días de la
campaña transilvana. Este enlace, de celebrarse, implicaba la conversión de
Ţepeş al catolicismo, ya que éste era el credo mayoritario en Hungría. La
pareja tendría dos hijos en la casa de Pest en la que vivieron.
Corvin
había permitido la difusión por sus dominios de las historias sobre los
horrores supuestamente perpetrados por Ţepeş, que luego se extenderían por
toda Europa mediante las imprentas alemanas de Augsburgo, Nüremberg y Landshut.
En aquella época su objetivo había sido solo que el mundo pensara lo peor de su
prisionero, pero ahora estaba además dispuesto a que la iglesia Ortodoxa "crucificara"
a Ţepeş por cometer herejía al convertirse al catolicismo.
La
última campaña del Empalador comenzó el 18 de julio de 1475. ese año, los
otomanos tomaron Crimea. En occidente el Vaticano había iniciado una nueva
cruzada; aunque Sixto IV no era tan belicoso como Pío II,
"llamó a los príncipes de la Cristiandad a empuñar sus espadas por la
cruz". Venecia, que volvía a estar amenazada por Mehmet, había estado
esperando esa llamada y también Ştefan III el Grande. Dado que Basarab
III Laiota se había convertido en aliado de los turcos, Ştefan
podía permitirse un acercamiento a su primo. Envió a Ion Ţamblac,
un hombre de su confianza, a la corte de Corvin, a principios de junio, y el
rey húngaro comenzó el proceso habitual para iniciar una cruzada. Una vez más
pidió dinero y equipamiento militar a las ciudades "sajonas", se
convocó a la Dieta Húngara para solicitar su apoyo, y Corvin recaudó un
impuesto de un florín de oro por casa en su reino para financiar la cruzada.
El
siguiente movimiento del rey húngaro fue enviar un ejército comandado por Ţepeş a Bosnia,
que estaba en manos de los turcos. Lanzando un ataque desde su cuartel general
en Arghis, el Empalador había marchado sobre Merghindel,
aproximadamente en octubre, y unió sus fuerzas a las de Corvin para infligir
una derrota a los turcos ante la ciudad de Šabac el 8 de
febrero del año siguiente (1476). Tras aquella victoria Mátyás volvió a
Hungría, dejando a Ţepeş al mando del ejército. Empleando una táctica
que ya había utilizado antes, envió a un regimiento de soldados húngaros
disfrazados de turcos a la ciudad sitiada de Srebreniča, una
localidad importante por sus minas de plata, ordenándole mezclarse con la gente
en las calles y plazas, los cuales sembrarían el caos en el interior mientras
desde el exterior los hombres de Ţepeş volaban la muralla a
cañonazos. Una vez obtenida la victoria, como siempre, la venganza del
Empalador sobre los turcos fue terrible. En Srebreniča, Zwornick y Kuslat,
las macabras escenas de anteriores campañas se repitieron.
En la
primavera de 1476 Ţepeş estaba de regreso en Transilvania. En Turda recibió
no solo los mejores deseos de su primo, Ştefan de Moldavia ante su
inminente batalla con Basarab Laiota, sino también un ejército
de más de 20.000 hombres bajo el mando de István Báthory, juez real
(1471-1493) y más tarde voivoda de Transilvania (1479-1493). Su plan era unir
sus fuerzas con las de Ştefan antes de avanzar contra Mehmet, pero los
turcos se adelantaron, atacando primero, y derrotaron en julio a los moldavos
en Valea Alba. Pero la llegada de Ţepeş consiguió que los turcos se
replegaran hacia el río Siret, abandonando el territorio moldavo.
La
campaña se centró entonces en un ataque sostenido sobre Laiota. Ţepeş y
Báthory marcharon desde Transilvania con unos 35.000 hombres, mientras que Ştefan
había partido ya desde el este con unos 15.000. El 7 de octubre Ţepeş envió
una carta a Braşov, proponiendo un acuerdo a cambio de su apoyo contra Laiota.
Les prometió todos los aranceles sobe sus productos, y eliminaría todos los
impuestos para que sus mercaderes pudieran comerciar en toda Valaquia. A cambio
esperaba su total apoyo no dando asilo a sus enemigos, como había sido en el
pasado, y les advirtió de las consecuencias si no respetaban este acuerdo.
Un
mes después se enfrentó a Basarab Laiota. Los
informes enviados a la corte de Buda de Mátyás Corvin confirman que el ejército
de Laiota formado
por unos 18.000 hombres y reforzado por tropas turcas había sido derrotado en Rucăr.
El 8 de noviembre Ţepeş escribió de nuevo al Consejo de Braşov , anunciandoles
la derrota y huida de Basarab III Laiota.
Nueve días después, Carstian,
el gobernador de Tîrgoviste escribía también a Braşov con noticias de que Vlad
III había conquistado Bucarest.
Las
últimas semanas de la vida de Ţepeş están envueltas en un halo de misterio. Con
el ejército de Báthory de vuelta a Hungría y el de Ştefan de Moldavia
regresando hacia el este, se hallaba expuesto a los peligros que siempre había
tenido que enfrentar. Los boyardos que se habían opuesto a Ţepeş a principios
de su segundo reinado habían sido eliminados y reemplazados, pero parece que
incluso esos reemplazos, hombres de su confianza, habían apoyado a Radu y
después a Laiota durante
los años que había estado prisionero de Corvin. Por ello, Ştefan dejó tras de
sí una guardia personal de 200 moldavos para defender al voivoda.
A
finales de diciembre de 1476, Basarab Laiota lanzó
un contraataque contra el Empalador que ahora tenía su corte en Bucarest,
peligrosamente cerca del Danubio. Ţepeş había matado a sus anteriores rivales
Dăneşti, Dan y Vladislav II, pero Basarab III Laiota,
hermano de los anteriores, se le había escapado. Aquel enfrentamiento fue poco
más que una escaramuza, no una apuesta desesperada como el ataque nocturno al
campamento de Mehmet, pero Ţepeş no saldría con vida. Según el ruso Kuritsyn,
que había conocido a la viuda del Empalador y a sus hijos en Buda, Ţepeş y su
gente estaba ganando la batalla cuando el voivoda subió a lo alto de una colina
para observar la lucha y deleitarse en la inminente victoria. Entonces fue
atacado, lo más probable, por un asesino de Laiota,
que viera su oportunidad en medio de la confusión de la batalla, y que le
matara por la espalda.
Según
una leyenda, los hombres de Laiota le
habrían cortado la cabeza y se la habían llevado al sultán Mehmet II, quien la
expondría en Constantinopla elevándola en una altísima estaca en el corazón de
la ciudad.
8. De
la historia a la leyenda…
Vlad
fue voivoda o príncipe de Valaquia por tres veces. Su primer reinado, en 1448,
que casi no llegó a dos meses, fue demasiado breve como para que pudieran salir
de él leyendas o anécdotas, pero el segundo, entre 1456 y 1462, dejaría
muchísimas historias que forjarían su reputación de hombre sanguinario. Heredó
un trono que solía ganarse o perderse en los campos de batalla, y se convirtió
en gobernante de un pueblo cuyos boyardos o nobles eran veleidosos y no muy de
fiar. Decidido a centralizar y consolidar su poder, Ţepeş no dudo en
utilizar las medidas más duras para lograrlo.
Hacia
1463, se imprimiría en Viena, mediante el nuevo invento de la imprenta, uno de
los primeros panfletos políticos, precisamente sobre Vlad Ţepeş, el voivoda de
Valaquia. Se tituló "La
historia de un loco sanguinario llamado Dracula de Valaquia", y
probablemente se basaba en un poema escrito por Michel
Beheim, el poeta de la corte del emperador Friedrich III del Sacro Imperio
Romano Germánico, quien a finales de la década de 1450 conoció por casualidad
al hermano Jacob,
un predicador itinerante, en Wiener
Neustadt, a unas 30 millas al sur de Viena, cerca del monasterio de Melk,
del que era el monje. Parece que fue este hombre quien le relataría los hechos
y detalles en los que se basó para escribir su obra. Es probable que los
escribientes de Mátyás Corvin compusieran a partir de ella una versión aún más
difamatoria a finales de 1463 con propósitos propagandísticos. El poema se
convirtió en uno de los preferidos del emperador Friedrich III, quien durante
los dos años siguientes insistía en cada banquete en que Beheim lo recitara
para sus invitados.
Las
historias alemanas de la época sobre Drácula se acompañaban a menudo de
grabados. Algunos eran meras representaciones del Empalador, como es el caso
del frontispicio de Dracole
Waida, impreso en Núremberg unos doce años después de su muerte, y que
comienza: "En
el año del señor de 1456, Drácula hizo muchas cosas espantosas". Otros
eran ciertamente horripilantes, como el más conocido, realizado por Ambrosius
Huber en 1499, y que representa el famoso banquete sangriento. El
texto que figura sobre la espantosa escena, a modo de leyenda, dice:
"Aquí
comienza una muy cruel y aterradora historia acerca de un salvaje sanguinario,
Drácula el voivoda, de cómo empalaba a la gente, y los asaba, y los troceaba
como a repollos, de cómo asaba a los niños y hacía que sus madres se los
comieran y de muchas otras cosas horribles y de la tierra en que gobernó"
El
grabado muestra a un Ţepeş con gesto aparentemente benévolo, con barba, y ataviado
con los ropajes propios de un príncipe renacentista, sentado en una mesa al
aire libre, sobre la que hay platos con comida y copas. A unos metros de él, un
subordinado está cortando con hacha los miembros de unos cadáveres, y en el
fondo se puede ver a varios hombres y mujeres desnudos empalados, y
retorciéndose en su agonía. La escena ilustra el ataque de Ţepeş a la ciudad
"sajona" de Braşov, que los alemanes llamaban Krondstadt en abril de
1459.
La
mayoría de las historias alemanas acerca de Drácula provenían del monasterio de Saint
Gallen, en Suiza, y de la catedral de Lambach,
cerca de Salzburgo. Según los hechos históricos, el Empalador dirigió una serie
de ataques contra las ciudades "sajonas" en Transilvania, entre 1457
y 1460. Los monjes católicos alemanes huyeron al oeste, llevando consigo
aquellas terroríficas historias, transcritas por escribientes como el hermano
Jacob, fuente del poema épico de Michel Benheim. Saint Gallen alberga el grueso
de las historias "sajonas", 32 terroríficos relatos escritos en Plattdeutsch,
el dialecto bajo alemán. De las 32 se puede decir que diez son verificables
mediante fuentes históricas que, si bien no son totalmente fidedignas, al menos
sí están imbuidas en una cierta oficialidad. La mayoría de ellas describen
atrocidades, de las que se desprende una clara obsesión por el canibalismo.
Estas historias "sajonas", tan obviamente sesgadas, distorsionadas y
repetitivas, son las que forman el núcleo escrito de la leyenda del Empalador
que empleó el rey húngaro Mátyás Corvin como propaganda contra el voivoda,
simplemente porque servían a sus objetivos políticos. La morbosidad de las
historias pronto hizo comprender a los editores que aquello podía ser una mina
de oro: en 1488 se publicaron tres libros distintos con estas historias en
Núremberg, y uno en Lübeck. El editor Hans
Spörer publicaría otro en Bamberg en 1491, y un cuarto aparecería
gracias a la imprenta de Martin
Landsberg en Leipzig dos años más tarde. En los albores del siglo XV
las historias estaban llegando al oeste. Matthias
Hupfuff publicó otro libro de ellas en Estrasburgo en 1500; Des
Iegher otro en Hamburgo, dos años después, y todavía en 1521 seguían
apareciendo nuevas reediciones en Núremberg.
El
segundo conjunto de textos que nos permiten saber más acerca de Vlad Drácula
son otra serie de relatos rusos de una colección procedente del monasterio de Kirillov-Belozersky y
que se conservan en la biblioteca pública de Saltykov-Schredin en
San Petersburgo. el autor del manuscrito fue probablemente el monje Efrosin;
también Fedor
Kuritsyn, el enviado de Moscovia que, como ya se ha dicho, conoció a la
familia de Vlad en la corte húngara y recopiló las historias que oyó sobre él.
Mientras que las historias "sajonas” ennegrecen la reputación del
Empalador porque los trató con dureza por ser extranjeros y unos capitalistas
avariciosos que sangraban a sus súbditos, el autor de las rusas parece más
dispuesto a aceptar que dicha violencia era "normal" para la época.
De las 19 historias rusas, que se recopilaron alrededor de 1490, seis de ellas
son históricas y pueden ser verificadas, otras siete de las historias rusas son
variantes de las "sajonas", y solo dos se presentan como ejemplo de
crueldad sin motivo. De estas seis historias, tres tratan sobre las cruzadas
del Empalador contra los turcos, y las otras tres exhiben unos tintes de
moralidad que no aparecen por ningún lado en las historias "sajonas".
Por ejemplo:
"Un
mercader húngaro llegó a Tîrgoviste y dejó su carromato cargado de oro en la
calle frente al palacio del Empalador. Por la noche, alguien le roba 160
ducados y lógicamente el mercader se queja al voivoda. El Empalador ordena que
se busque al ladrón, amenazando con destruir la ciudad si no es encontrado.
Entretanto, Ţepeş hace que se añadan 161 ducados al carromato y espera a la semana
siguiente. El mercader cuenta su dinero, muy impresionado, y le dice al voivoda
que lo ha recuperado todo y que hay una moneda de más. El ladrón es atrapado
con el botín robado, y Ţepeş resume así la moraleja de la historia: 'Ve en
paz', le dice al mercader, 'si no me hubieras dicho nada de esa moneda de más,
te habría empalado junto con el ladrón'.
La
última fuente de información sobre Vlad Ţepeş procede de los recuerdos de su
propia gente, que se ha transmitido de generación en generación a través de los
cuentos populares rumanos. De los ocho existentes, siete coinciden en su
argumento con las historias rusas, y seis con las versiones "sajonas”. Lo
más interesante es que varios de estos cuentos tienen dos o tres variantes,
reflejando así su origen en la tradición oral. Estos relatos resultan a veces
sumamente vagos, y también al traducirlos pueden sonar bastantes ingenuos, pero
el verdadero problema con las historias rumanas sobre Drácula es que el idioma
no tuvo expresión escrita hasta el siglo XVI. La historia de la construcción
del castillo de Poenari fue adaptada a su forma escrita por primera vez por Constantino
Cantacuzeno en el siglo XVII y después de él los demás cuentos
populares fueron imprimiéndose progresivamente.
La
figura rumana de Vlad Ţepeş emergió de un modo titubeante en la literatura
rumana como un héroe de la cultura popular en la línea del Cid español, del
Guillermo Tell suizo, o del Robin Hood inglés; en el siglo XIX, en la era de
los nacionalismos, la figura de Ţepeş adquirió unos ciertos tintes artúricos en
Rumanía, el del héroe que duerme, esperando a ser despertado para ir en auxilio
de su pueblo. Así pues, los "sajones" veían a Ţepeş como un monstruo
porque interfirió con su capitalismo rapaz; los rusos, lo veían como un hombre
cruel, pero justo; los rumanos, como a un héroe en su caballo blanco, que les
libró de los boyardos corruptos y de las agresiones de los turcos en sus
fronteras. ¿Cuál de todos fue el verdadero Ţepeş?
Apéndice:
El mito del vampiro y su relación con la figura histórica de
Vlad Ţepeş en la literatura fantástica.
Aunque
la temática de este blog es eminentemente de carácter histórico no me resisto a
añadir unas observaciones sobre la relación que une al mito del
vampiro con la historia del sangriento príncipe válaco.
En la
cultura popular un vampiro es una criatura que se alimenta de la sangre de los
vivos para mantenerse activo. En Europa la introducción de la figura del
vampiro se produjo con la llegada de los gitanos procedentes de la India. La palabra
"vampiro"
deriva del idioma alemán "vampir",
que deriva a su vez del polaco arcaico "vaper",
y éste, a su vez, del eslavo arcaico "oper";
tiene raíces indoeuropeas similares en el turco y en el persa-iraní. A la vez,
significa "ser volador", "beber" o "chupar" y
"lobo", además hace referencia al único mamífero que realiza un vuelo
completo, el murciélago. En Bulgaria apareció con el nombre de krvoijac,
en Prusia se le dice gierach,
en Rumanía strigoi,
el polonia upier,
en Serbia vlkoslak,
en Hungría vampyr,
en Grecia brukolako y
en Rusia vourdalak.
Los campesinos se contaban historias acerca de estas criaturas, de sus
costumbres, de sus poderes y las formas existentes para destruirlas.
Desde
los siglos XVI y XVII, cuando el tema del vampirismo empezó a trascender
tímidamente los estrechos límites de la superstición esotérica, la demonología
inquisitorial y el folklore rural, hasta el siglo XVIII, cuando la cuestión
alcanza al categoría de polémica científica, la literatura vampírica no se
muestra generosa en obras de interés, exceptuando los trabajos recopilatorios
sobre leyendas locales. Pero con la irrupción del romanticismo en el siglo XIX,
inicialmente mediante narraciones cortas poco conocidas -"Paola" (1832)
de Boucher
de Perthes, o "Il
monasterio di sambucina" (1842) de Vittorio
Paula- y, luego, gracias a obras de indudable categoría artística, como "Vampirismo" (1819)
de E.T.A.
Hoffmann, "No
desperteis a los muertos" (1823) de Errnst
Rampach, "La
vampire ou la vierge de Hongrie" (1825) de Éthienne-Léon
de Lamothe-Langon, "La
Muerta enamorada" (1836) de Teophile
Gautier, "Der
Vampir" (1871) de Jan
Neruda, "El
horla" (1886) de Guy
de Maupassant, "Vera"
(1883) de Villiers
de L'isle Adam, el vampiro se erige como el anti-héroe favorito del público
de la época.
La
fabulación de Vlad el Empalador fue de gran ayuda para la composición de
Drácula por parte de Bram Stoker, quien realizó exhaustivas investigaciones
durante 7 años. Las fuentes escritas en las que se basó fueron muy variadas,
alcanzando la veintena, según demuestran las notas que el autor redactó durante
el proceso de escritura. La invención del conde Drácula es una amalgama de
elementos heterogéneos que se ven articulados por la prodigiosa imaginación de
Stoker. En la creación del personaje se mezclan diversos ingredientes como las
supersticiones balcánicas acerca de los no-muertos y los hombres-lobo, la
tipificación de los grandes mitos de la tradición fantástica del Romanticismo
de raíces germánicas (Fausto, el Amante Demoniaco,
el Judío Errante y el Holandés también
llamado), los antecedentes literarios del vampiro aristocrático (Lord
Ruthven de Polidori, Sir Francis Varney de Malcolm
Rymer, Carmilla de Sheridan Le Fanu) y
los modelos "históricos" como Vlad Ţepeş.
La
cuestión es saber cómo tuvo noticias de la existencia del príncipe Vlad. En un
primer momento el autor había previsto situar la acción en la Estiria
austriaca, terrorífica y románticamente evocada en "Carmilla";
posteriormente, seducido por la ominosa capacidad de sugerencia de la historia
de Vlad Ţepeş, se decidió por situar el argumento en Transilvania. Si
no escogió concretamente Valaquia como emplazamiento de la trama en este
sentido fue porque Transilvania -separada de Moldavia por el Paso del Borgo-
había sido un territorio más vinculado a las "epidemias vampíricas"
que habían convulsionado la Europa central y oriental en la segunda mitad del
siglo XVIII.
El
principal contacto literario de Stoker con la figura atestiguada de Vlad Ţepeş
se produjo, sobre todo, a través de la lectura del libro de William
Wilkinson titulado "Un informe de los principados de
Valaquia y Moldavia" (An acount of the Principalities of Wallachia and
Moldavia, 1820). En dicha obra, el autor, antiguo cónsul británico
en Bucarest, comete diversos errores históricos que Stoker sigue al pie de la
letra. por ejemplo, confunde en no pocas ocasiones a Vlad Ţepeş con
su padre Vlad Dracul. El hecho de que el vocablo "dracul" tuviera
connotaciones diabólicas, debió ser especialmente inspirador para Stoker al
caracterizar al rey de los vampiros. En todo caso, ha sido imposible verificar
hasta la fecha el grado de conocimiento que el escritor irlandés tuvo de
las sanguinarias acciones del Empalador, pues Wilkinson no es
muy explícito al respecto, remitiéndo al lector para mayor información a una
obra anterior: la Historia General de los turcos (Generall Historie
of the Turks), publicada por Richard Knolles en 1603.
Si Stoker consultó con detenimiento este ensayo, pudo tener acceso a una
descripción de las terribles y violentas prácticas de "Wladus Drácula", según se
denomina allí a Ţepeş; de todos modos, el principal enigma que subsiste
con respecto a la relación artística entre el escritor y el príncipe de Valaquia
concierne al hecho de que Stoker pensó, a lo largo y ancho del proceso
de composición de la novela, titular ésta como "Count Vampyr";
solo en el último momento y por razones desconocidas, cambió de idea y decidió
encabezarla con el vocablo Drácula (que
significa "el hijo del dragón", pues en valaquiano el sufijo
"-a" equivalía a "hijo de"; este dragón es en
realidad el apodo de su padre por pertenecer a la Orden del Dragón, como se ha
dicho más arriba), basándose así en el apodo familiar de Vlad el Empalador, al
que atribuyó fama inmortal...tan inmortal como si se hubiera tratado de un
auténtico vampiro.
Bibliografía:
TEREZA SHELÁRU: Drácula. El hijo del Dragón (2007)
M.J.
TROW: Vlad el Empalador. En busca del auténtico Drácula (2003)
http://sitemaker.umich.edu/mladjov/files/romanian_rulers.pdf