I.
El Ámbito geográfico
Asiria
es una zona de aldeas agrícolas desde el periodo de Hassuna
(5800-5500) y Halaf (5500-4500), y una tierra de ciudades
desde el ‛Ubaid tardío y la época de la primera
urbanización. Pero conviene distiguir dos núcleos, que, al
fundirse, dan lugar al estado asirio tal como permanece varios
siglos. El “fértil triángulo de Asiria”, comprendido
entre el Zab Superior y el Tigris, cuya ciudad principal es Nínive,
y la ciudad de Aššur
que da nombre a Asiria pero se halla descentrada y aislada bastante
más al sur, son distintos por ecología e historia. El triángulo de
Asiria es una zona de poblamiento antiguo y bien urbanizada, ya que
puede contar con suficiente pluviosidad y mucha tierra de cultivo.
Posee una población local de origen hurrita o “subartea” (para
los sumerios y acadios el país de Subartu, la parte norte de las
cuatro en que se divide el mundo), sin duda, recibe influjos de
colonización procedente del sur (‛Ubaid tardío, Uruk), pero
asimila estas influencias con formas originales. En cambio, Aššur
es una ciudad aislada sin un extenso país interior agrícola,
situada en una zona árida y debe su importancia a su posición
fluvial. En Aššur
son más recientes las influencias del sur, del Protodinástico en
adelante. Pero se trata de influencias directas, que la convierten en
una “colonia” o avanzadilla de la cultura sumeria en el Tigris
medio. Si Nínive y el triángulo asirio tienen una vocación
agrícola y un intenso poblamiento, Aššur
posee una vocación puramente comercial. Desde Aššur
se puede remontar el Tigris hasta Anatolia oriental, se puede atajar
por el oeste a través del Uadi Tharthar hacia
la alta Mesopotamia y al noreste se puede remontar el Zab Inferior
hasta la meseta iraní. Avanzadilla comercial meridional y cuerpo
separado en el país de Subartu, Aššur
acabará convirtiéndose en el centro político de toda la región,
haciendo de Asiria una de las potencias de dimensión regional en el
tablero político de la primera mitad del IIº milenio.
La
unión política de la ciudad de Aššur
con el rico “triángulo asirio” (y la subordinación del segundo
al primero) revela el interés que tuvieron las formaciones
imperiales mesopotámicas por esta región. Primero fue el interés
acadio por el control de las redes comerciales periféricas. Luego,
el proyecto de la III Dinastía de Ur de convertir a los ensi de Aššur,
sometidos a ella, en instrumentos eficaces para controlar las tierras
de Subartu, contra las que habían dirigido varias
expediciones militares. El hecho es que tras la caída del imperio de
Ur (2004 a.C.) los ensi de
Aššur
se independizaron por completo.
Asiria
es una zona de intenso poblamiento
acadio en un contexto dominado por los hurritas en la vertiente del
piedemonte, y por los amorreos en la estepa. Un tercer elemento es la
posición de Asiria, justo al pie de los Zagros y Tauro, una posición
ventajosa, ya que desde allí se accede fácilmente a las materias
primas periféricas lo que marca el destino comercial de Asiria. Al
mismo tiempo, es una posición peligrosa, debido a la amenazadora
presión de las tribus montañesas, lo que explica la vocación
militar de Asiria. En cambio,
hacia el oeste, Asiria tiene fácil acceso a los amplios horizontes
altomesopotámicos. Esto hace que en varias ocasiones el
expansionismo político de Asiria encuentre una salida en la amplia
franja que va del Tigris
al alto Éufrates,
pasando por el triángulo del Khabur y del valle del Balikh.
II.
El Periodo Presargónida (2600-2300 a.C)
En
los niveles inferiores de Nínive, a los que se refieren los
arqueólogos como Nínive 1-3, los restos, sobre todo la
cerámica, están estrechamente relacionados con la de al-‘Ubaid
y Tell Halaf, un
montículo ruinoso cerca del nacimiento del río Khabur en
Mesopotamia del Norte. De hecho, la existencia misma de una comunidad
aldeana agrícola e indefendible, en estrecha proximidad a Nínive
tal como la de Arpachiyah es un rasgo más característico de
los centros urbanos presumerios, tales como Ur, Eridu,
etc., en Babilonia meridional. El nivel Nínive 4 corresponde
al periodo Jamdat Nasr, que es nivel más antiguo en el país.
El nivel Nínive 5, por otra parte, es, al parecer más
antiguo que la Primera Dinastía de Ur. La comparación
sugiere que la población antigua de Asiria era más o menos idéntica
a la población presumeria de Babilonia meridional; la ausencia de
cualquier resto correspondiente al llamado periodo Dinástico
Temprano de Babilonia deja claro, por otra parte, que los sumerios
nunca ocuparon Asiria.
El
indicio que apunta a la identidad de la población presemítica de
Asiria y los habitantes presumerios de Babilonia no está limitado a
la semejanza de la cerámica y otros restos materiales. La
combinación de otros signos cuneiformes con los que se escribía el
nombre de ciudad Ninua 'Nínive' también era usado para el
nombre de una ciudad babilonia meridional, una de las típicas
comunidades en la inmediata vecindad de Lagash, llamada Nina. La
estrecha relación entre los nombres de ciudad Nina y Ninua se hace
evidente si se recuerda que son tal para cual en relación con las
variantes Nuzue y Nuza del nombre de la bien conocida ciudad hurrita
de Nuzi, al sur del Pequeño Zab. Mientras que no hay indicios
directos para indicar si la patrona de la ciudad presemítica de
Ninua era idéntica a la diosa-pez Nanshe adorada en la
ciudad babilonia de Nina, es significativo que la diosa Ishtar de
Ninua era una de las principales deidades adoradas por los habitantes
de la ciudad hurrita de Nuzi y otras ciudades en su vecindad. Otros
nombres geográficos siguen un patrón similar a la de Ninua y Nina:
el nombre de la muy antigua ciudad de Uruk es evidentemente
idéntico al de Urkish; este último nombre está aumentado
por una terminación -iš
encontrado en nombres de países tales como Tukrish y Mukish. El país
de Urkish, localizado en Mesopotamia septentrional, era, en el
periodo inmediatamente anterior a Sargón de Akkad, la patria de un
rey Tisatal,
del que se ha encontrado una inscripción. La inscripción de este
rey así como su nombre eran hurritas, por lo tanto, está claro a
que elemento étnico pertenecía la población que eligió éste y
similares nombres geográficos: su lenguaje era el que hoy en día es
llamado comúnmente hurrita, pero al que sería igualmente aplicable
el nombre Subario.
Esta conclusión está bien en línea con los hallazgos del excavador
de Aššur en el estrato más antiguo del templo de Ishtar en Aššur;
describe esta construcción como 'ein churritischer Breitraum' (=
“un espacio de ancho hurrita”)
Otros
dos nombres geográficos deben ser mencionados en esta conexión. Uno
es el nombre de ciudad Baltil
o Baltila
que era usado por los reyes asirios en referencia al precursor más
antiguo de la ciudad de Aššur.
Baltila también es un nombre hurrita, que es idéntico a un nombre
personal encontrado no infrecuentemente entre la población hurrita
de la región de Nuzi. De hecho, el mismo rasgo de que un nombre
personal figure como un nombre de ciudad es una característica de
una población hurrita; mientras que los semitas solían nombrar a
sus ciudades por la deidad que era adorada allí, era costumbre entre
los hurritas que un ciudadano prominente tal como, por ejemplo, el
escriba Apil-Si(n)
diera su nombre a la comunidad que fundó y donde vivió. Otros
nombres de ciudad de este tipo en la región de Nuzi
son Ili-malik-we;
Pukhishenni-we;
Irimadad-we,
que quiere decir
Iriba-Adad-we;
Wardish-pak-we
que quiere decir Warad-Tishpak-we,
etc. Que el fundador de Baltila adorara al dios hurrita Tilla,
cuyo nombre es conocido a partir de nombres de persona teóforos tales
como Tekhip-Tilla,
Pai-Tilla,
Elkhip-Tilla,
Khismi-Tilla, etc, puede
deducirse
de su propio nombre que tiene el significado 'El Saber es Tilla',
teniendo la raíz verbal el
significado de 'saber'. A juzgar por la leyenda de un sello impreso
en una tablilla babilónica antigua procedente de Larsa, este dios
Tilla figuraba como hijo del dios de la tormenta Enlil
quien, a través de los tiempos, desempeñó un papel en el panteón
de la ciudad de Aššur. Sin lugar a dudas, la leyenda de este sello
define a Baltil y no a Tilla como un 'poderoso héroe e hijo de
Enlil'; pero es probable que el propietario de este sello llegara a
la conclusión a partir del antiguo nombre de ciudad Baltil de que
hubiera existido un dios de este nombre porque, como se mencionó
antes, era costumbre nombrar a ciudad por el dios adorado allí antes
que por su fundador humano.
La
razón de por qué, en
contraste con el nombre de
ciudad arcaico Baltila, el nombre de país Subartu no fue usado por
los asirios posteriores como una designación de su país en los días
antiguos debe buscarse en el sentido despectivo con el que esta
designación fue usada por los no asirios. Un ejemplo temprano de
este uso es proporcionado por una fórmula de fecha procedente de
Ešnunna, en la que se refiere al ejército de Iasmaskh-Adad,
el hijo del rey de Šamši-Adad I (1815-1783 a.C.) como 'la
hueste de Shubartu y Khana'. Un ejemplo bien conocido de un
periodo anterior es ofrecido por una inscripción del rey babilonio
Marduk-apla-iddina II, el bíblico Merodac-Baladan (721-710
a.C.), que designa a su adversario asirio, el rey Sargon el Joven
(721-705 a.C.) no como 'rey de Asiria' sino como el 'Subario'
y su ejército como 'la hueste de Subir'. Los mismos asirios
usaban esta terminología solamente cuando se citan profecías
astrológicas, para todas las apariciones de origen babilonio. Así,
un astrólogo informa al rey asirio que
[Si la luna se ve] en el mes de Nisan, el trigésimo día, [la tierra de Su]bartum devorará a los Akhlamu.
Añade por medio
de la explicación: 'Nosotros somos Subir'.
El origen del sentido despectivo de los nombres Subir, Subartu, etc.,
debe buscarse en la costumbre, identificable en un número
considerable de textos paleobabilonios, de importar esclavos subarios
porque eran altamente apreciados en Babilonia. El uso de esclavos
subarios se convirtió así tan extendido que el término Subarum,
o en paleoasirio, Subrum, finalmente se convirtió en una
designación general de un esclavo. En el periodo histórico pocos,
si acaso, de los hurritas originales fueron dejados en la propia
Asiria, -cuando los semitas de idioma acadio llegaron y se
establecieron en Asiria, evidentemente empujaron a los subarios en
las colinas al este del Tigris de las montañas kurdas y en las
regiones montañosas de la Mesopotamia septentrional donde son
realmente identificables en la época de Šamši-Adad I
III.
El Periodo Sargónida(c.2300-2100 a.C)
El
periodo Sargónida está bien atestiguado en Nínive, tanto
arqueológica como en las inscripciones. En el lugar del templo de
Ishtar, identificado como tal por numerosos fragmentos de
varios duplicados de una inscripción de construcción de Šamši-Adad
I de gobernantes asirios posteriores, fue desenterrada una sólida
construcción rectangular de ladrillo sin cocer, en lo que el
excavador llamó el sexto nivel. Fue identificado como
perteneciente al periodo sargónida por cilindros de piedra, los más
antiguos de los cuales llevan una inscripción en acadio antiguo;
este texto, preservado solo parcialmente, es el duplicado de un
monumento erigido en Nippur por el rey Naram-Sin, el cuarto
rey de la dinastía sargónida. Sin lugar a dudas, el original de
este monumento se desconoce, pero una copia hecha por un escriba
paleobabilónico fue encontrada en Nippur. Los indicios de que el
reino de Naram-Sin comprendía Nínive está en línea con la
afirmación contenida en la inscripción de Šamši-Adad, a saber,
que el constructor anterior del templo de Ishtar en Nínive era
“Manishtishu, hijo de Sargon, rey de Akkad”. Desde Aššur,
también, llega información atestiguando el gobierno del tercer rey
paleoacadio sobre Asiria. Una breve inscripción grabada en la punta
de una lanza dedica este objeto a “Manishtusu, rey del
universo”. Algunos
otros textos procedentes del periodo sargónida encontrados en Aššur,
entre los que está un contrato de compra grabado en una tablilla de
piedra, nunca fueron publicados.
Una
importante información sobre la ciudad de Aššur en el periodo
sargónida es proporcionada por los textos en acadio antiguo
procedentes de Nuzi que repetidamente se refieren a Aššur (siempre
escrita A-šùr),
insinuando al mismo tiempo que el
personal administrativo de
los reyes acadios, entre otros un Akhu-tab
y un Puzur-ekallim,
estaban estacionados en la ciudad. Que
Aššur era un impresionante
centro administrativo
del Imperio Acadio puede deducirse también de los restos de
construcciones palatinas pertenecientes a este periodo. Al menos un
arqueólogo prominente atribuye el llamado Palacio
Antiguo, un enorme
edificio contiguo la torre templo de Enlil, al periodo sargónida
sobre la fuerza de su sorprendente semejanza con el palacio
construido por Naram-Sin en Tell
Brak. Una casa privada de
dimensiones casi palaciegas que el mismo excavador atribuyó al
periodo aquí bajo discusión aportó una cabeza de maza de hematita
con la inscripción
“Rimush, rey del
universo”, que se
repite en una cabeza de maza encontrada
en Ur. De hecho, lo que es quizá la inscripción real asiria más
antigua fue encontrada en las ruinas del templo de Ishtar en Aššur.
Puede ser datada con toda certeza, debido a que la forma de los
diseños, la elección de las palabras, y la ortografía son las del
periodo Acadio Antiguo. Se lee:
“Ititi, el iššiakum (PA), hijo de Inin-labbā, dedicó (este objeto) a Ishtar del botín (hecho en la campaña contra la ciudad) de Gasur”
Para la datación del texto
es aún más significativo que los nombres Ititi y Inin-labbā
se encuentran repetidamente
en los textos en acadio antiguo de Nuzi, cuya identidad es idéntica
a, o está en la inmediata vecindad de Gasur. El título iššiakum
de Ititi es una de las bien
conocidas designaciones de los gobernantes paleoasirios que, como
será señalado con más detalle más abajo, no usan el título de
rey.
Como
esta inscripción deja claro que la conquista de la región de Nuzi
que, debido a su riqueza en oro y productos agrícolas, fue una
manzana de la discordia entre Asiria y Babilonia a través de los
tiempos, comenzó desde Asiria, surge la cuestión de si los acadios
no tenían una base de operaciones más sólida en Asiria de la que
tenían en Babilonia. De hecho, en muchos aspectos, la impresión que
los acadios dejaron en Asiria fue más profunda y permanente. En lo
que se refiere al lenguaje, el Asirio Antiguo solo es un dialecto
acadio que ha preservado ciertos rasgos típicos del lenguaje Acadio
Antiguo; uno de los más característicos es el uso en lugar del
usual ina 'en',
de la forma in,
la n de
la cual fue asimilada a la consonante siguiente. Mientras que la
forma de los signos de los dos dialectos difiere notablemente, un
rasgo común es el uso consistente de GA
ga,
kà,
y gá.
También ciertos nombres personales son comunes al paleoacadio y al
paleoasirio: primero: la frecuente incidencia de nombres del tipo
Ititi,
Buzuzu,
Silulu,
Sulili,
etc. Típico de los nombres personales de ambos dialectos es además
el uso de formas sin una terminación tal como Lāqip,
un nombre frecuente en el
acadio antiguo así
como en asirio antiguo.
El uso por los asirios de nombres típicamente paleoacadios es
particularmente significativo. Incluso como muchos otros semitas del
periodo asirio antiguo acostumbran a poner a sus hijos nacidos poco
después de la muerte de su abuelo o abuela, el nombre de este
ancestro fallecido. Subyacente a este hábito estaba la idea de que
el espíritu del fallecido, inseparablemente ligado a su nombre,
entraba en el cuerpo del su más joven descendiente y así vivía en
su familia. Por tanto, el uso de nombres paleoacadios en el periodo
periodo asirio antiguo puede tomarse para indicar que muchas de las
prominentes familias paleoasirias orgullosamente remontan sus
ancestros a sus Acadio antiguos.
El
impacto más significativo, no obstante, que los acadios dejaron en
Asiria era ideológico. Mientras que en Babilonia la memoria de los
reyes sargónidas fue despreciada y sus acciones condenadas como
ofensivas a su dios nacional, los asirios a través de su historia
estimaron su memoria e
intentaron emularlos. Mientras que en Babilonia eran recordados como
conquistadores extranjeros, los asirios posteriores, pensaron de
ellos que eran algo propio. La primera entre las ideas que, a los
ojos de las generaciones posteriores fueron personificadas por los
reyes de Akkad fue la creación de un imperio universal, que
comprendía lo que los príncipes posteriores acostumbraban a llamar
kiššat matātī
“la
totalidad de los países”. Raramente un rey babilonio estuvo
interesado en 'ampliar las fronteras de su país'; con la excepción
de algunos kassitas, que estuvieron influenciados por ideas asirias,
ellos no utilizaron títulos tales como šar
kiššati
“rey del universo”, šar
kibrāt erbettim
“rey de las cuatro regiones (del mundo)”, etc. Los asirios, por
el contrario, tuvieron en mente la expansión a través de su
historia. La época de los
constructores del imperio, Sargón
y Naram-Sin fue para los asirios una edad de oro, para el retorno
final del cual esperaban en intervalos periódicos; siempre que los
cálculos revelaban que se acercaba el tiempo en que un nuevo imperio
universal se materializaría comprendiendo todas las tierras “desde
el Mar Superior donde el sol se pone hasta el Mar Inferior donde el
sol se levanta”, un rey de Asiria eligió el nombre de trono Sargón
en la creencia de que nomen est omen
(= el nombre es la profecía). El primer gobernante asirio que adoptó
tanto el título šarrum
“rey” así como
el más ambicioso y programático “rey del universo” fue
Šamši-Adad
I, que realmente reunía un imperio de proporciones impresionantes
bajo su cetro.
La
idea de un imperio universal como el creado por los reyes acadios y
pretendido por las generaciones siguientes de gobernantes asirios
tuvo su origen en el culto de la luna que, a lo largo de la historia
asiria, desempeño un importante papel en el panteón. La luna era el
prototipo de un dios universal en contraste con las diversas deidades
nacionales. Es visible en todas partes; era adorada
y tenía santuarios donde quiera que los semitas se establecían o
viajaban. En Babilonia meridional, la ciudad santa de Sîn
era Ur,
en el límite del desierto, de donde venían sus adoradores
originales. En Mesopotamia, el centro del culto a la luna era Harran.
En el Libano, la luna era adorada como Laban
“La Blanca”, como está atestiguado por nombres
personales paleoasirios tales como Shū-Laban,
Laban-na‛da
y similares. En Palestina,
una de sus ciudades santas era Hazor,
en la península arábiga entre otras Tēmā
y Hureidha.
Ya que se asumía que cada una de las deidades nacionales otorgaban
al rey de su elección la región que era el centro de su culto, el
dios-luna evidentemente podía transmitir el mundo semítico entero
sobre el rey que seleccionaba.
Los
gobernantes asirios mostraban su reverencia por Sargon y Naram-Sin no
solo por sus conquistas. Los babilonios se resentían amargamente
cuando un rey construía
su residencia en una ciudad distinta de Babilonia; este resentimiento
es rastreable desde los tiempos más antiguos hasta el fin de su
imperio: en la Crónica relativa a Sargon y Naram-Sin, culpaban al
fundador de la dinastía acadia por haber construido, cerca de Akkad,
'una semejanza de Babilonia'. Con la misma amargura culpaban a
Nabonido, en la llamada Cuenta de Versos, por
haber construido, en la lejana ciudad-oasis de Tēmā,
un palacio como su residencia como el palacio de Babilonia. De hecho,
Nabuconodosor II se enorgullece de no haber embellecido ninguna
ciudad santa más allá de Babilonia. La práctica asiria, a través
de los tiempos, difiere radicalmente de su nacionalismo de mente
estrecha. Mientras que los reyes de la dinastía de Puzur-Aššur
parecen residir en Aššur, Šamši-Adad
I transfirió su residencia muy
al norte, a Shubat-Enlil,
en Mesopotamia septentrional. Que nadie
en Asiria
se resintió de esta transferencia puede deducirse
a partir del hecho de que Šamši-Adad siguió siendo a través de
toda la historia de Asiria una de las más amadas figuras cuyo nombre
fue elegido por príncipes posteriores una y otra vez, porque era
símbolo de éxito y prosperidad para el país. Otros gobernantes
igualmente exitosos construyeron sus nuevas residencias tales como
Kar-Tukulti-Ninurta,
Kalkhu,
Nínive,
Dur-Šarruken,
y desde todas las que se conocen, sus súbditos eran felices y
estaban satisfechos con sus actividades. De hecho, lejos de ser
arbitrarios, estos cambios de residencia real parecen haber sido
dictadas por un principio religioso. Se creía que las diez deidades
que representaban el movimiento y las estrellas fijas
se turnaron para gobernar el universo; y y se asumió que el
gobernante terrenal de la 'totalidad de los países' residía en uno
de las ciudades dedicadas al culto de la deidad cuyo turno iba a
gobernar el mundo y sus cobernantes. Cuando Sargon de Akkad fundó su
imperio, Ishtar, la diosa
patrona de la ciudad de Akkad (Agade), se asumió que gobernaba el
universo. Cuando Šamši-Adad estableció su residencia en
Shubat-Enlil, él
pensó que el gobierno de Enlil, al que se alude en
una profecía de nacimiento procedente de Nínive, había
comenzado. Particularmente característica era la creencia en el
amanecer de la edad de Ninurta o Shulmanu, el planeta Saturno, cuyas
ciudades santas comprendían, entre otras, Jerusalen en el oeste y
Kalkhu en Asiria. Fue en este tiempo cuando Kalkhu se convirtió en
la residencia de los reyes asirios y cuando los nombres
reales compuestos con elementos teóforos aludiendo al Planeta Negro
se convirtieron en habituales en la dinastía, siendo los ejemplos
más prominentes Shulmanu-Ashared
(Salmanasar)
I
y su hijo, igualmente ilustre, Tukulti-Ninurta
I. Cuando se supuso que
el gobierno había pasado de nuevo al planeta Venus, Nínive se
convirtió en la residencia real, y varias indicaciones apuntan a
Harran, la ciudad santa del dios de la luna, como residencia del rey
durante las últimas décadas del gobierno asirio cuando se suponía
que el periodo del dios de la luna era inminente o había comenzado.
Otras
maneras en que los gobernantes asirios mostraban su devoción a los
príncipes que se suponían
que habían sido establecidos por Sargon, están basados en la
llamada Leyenda de Sargón.
En la segunda parte de esta composición, Sargón aconseja “a
cualquier rey que se alce después de mí”
a repetir sus hazañas; como las más notorias de las cuales enumera
una expedicion a Dilmun
(es decir, la isla de Bahrain en el Golfo Pérsico), la captura de la
ciudad de Dēr
(hoy Badrah, ligeramente a más de 100 millas al noeste de
Babilonia), y la conquista de las poderosas montañas con la ayuda de
hachas de cobre. El primer rey asirio que enfatizó en una de sus
inscripciones, que había atendido el consejo de Sargón es Ilušuma,
que menciona que estableció 'la libertad de movimientos de los
acadios y sus hijos, pero también que conquistó
la ciudad de Dēr.
Varios reyes recalcaron su
adhesión al principio de romper a través de las montañas con
hachas de cobre que equivale, por supuesto, a la creación de caminos
a través de las montañas estableciendo comunicaciones entre
varias partes del mundo. Evidentemente para un constructor de un
imperio nada es más importante que las comunicaciones entre las
diversas partes de su reino. Tiglath-Pileser I menciona su acción
así después de haber cruzado el Tigris en su camino a Armenia; así
también Aššur-bel-kala en sus Anales. Sargón el Joven,
también, se enorgullece de haber seguido el consejo de su viejo
homónimo en sus campañas contra Urartu. Tukulti-Ninurta I dejó que
se supiera en una de sus inscripciones que estaba familiarizado con
el consejo de Sargón.
El
periodo acadio antiguo en Asiria finalizó en una catástrofe que
está bien atestiguada tanto arqueológicamente como desde el punto
de vista literario. En el área del templo de Ishtar en Nínive así
como en las ruinas del santuario de la misma divinidad en Ashur era
claramente discernible huellas de una violenta destrucción a
continuación de una conquista. Los indicios literarios están
contenidos en la Leyenda de Naram-Sin
que, como se demuestra por la existencia de la version en babilonio
antiguo, es evidentemente una antigua extensión de la ira de los
babilonios contra la dinastía de Akkad. La historia, en resumen,
cuenta que una hueste de apariencia extraña, que por buenas razones
fue identificada con los Lullubi
(por tanto,
los vecinos orientales del pueblo de Nuzi), invadieron el reino de
Naram-Sin, invadiendo primero Purushkhaddum
en Asia Menor, penetrando
entonces en Mesopotamia, una región que aquí, tan frecuentemente en
el Periodo babilónico antiguo, es llamada Subartu,
tomando la ciudad principal, Shubat-Enlil.
Los invasores luego conquistaron Gutium y Elam y finalmente
Babilonia, donde finalmente alcanzaron el Golfo Pérsico. Que alguna
sólida información
histórica está contenida en
este relato puede inferirse de los resultados de las excavaciones en
Tell Brak, en el valle del río Hirmas. Revelan, en primer lugar, que
Naram-Sin de Akkad estaba en la firme posesión de Mesopotamia
septentrional, habiendo construido un elaborado palacio en el sitio
de Tell Brak que estaba localizado en el camino de caravanas que une
Asiria con Asia Menor. Varios artículos descubiertos en las ruinas
de este palacio eran definitivamente importaciones desde Asia Menor,
por lo tanto es probable que las leyendas que enlazan a los reyes
sargónidas con la región de Purushkhaddun estaban históricamente
bien fundadas. Los indicios arqueológicos en Tell Brak revelan que
el palacio
de Naram-Sin fue saqueado por un invasor y hay razones para conectar
este saqueo con la invasión de los Lullubi. En su camino desde allí
hasta Gutium, Elam y Babilonia los bárbaros siguieron de normalmente
el curso del río Tigris,
pasando así a través de Asiria y destruyendo tanto Nínive como
Aššur a medida que avanzaban.
IV.
La Lista de Reyes Asiria y la cronología
En
muchos aspectos, la cronología asiria es más fácil de reconstruir
que la babilonia,
porque los asirios desde lás épocas más antiguas estaban
profundamente interesados en la cronología y por tanto ellos mismo
hicieron mucho del trabajo que el moderno historiador
tiene que hacer cuando intenta restaurar la cronología babilónica.
El interés de los asirios en la historia, que es detectable en sus
inscripciones desde el periodo asirio antiguo hasta el fin del
imperio, estaba inspirado por la creencia en la recurrencia periódica
de los sucesos históricos. Esta creencia, a su vez, estaba basada en
apariencia sobre el supuesto de una interconexión de sucesos sobre
la tierra y el movimiento de las estrellas: ya que, debido a los
largos periodos
planetarios, ciertas constelaciones celestes se repiten en intervalos
periódicos, se esperaba que los sucesos en la tierra se repitieran
periódicamente. Sin embargo, la falta de precisión evidentemente
dañaba las observaciones astrológicas más antiguas, por lo que no
es sorprendente que números redondos, que tenían una atracción
mágical especial, reemplazaran a los
números reales de años de los periodos planetarios.
La
aparición más antigua de este modo de pensar se encuentra bajo la
dinastía de Puzur-Aššur que precedió inmediatamente el reinado de
Šamši-Adad I y en las propias inscripciones de Šamši-Adad. En la
inscripción de construcción, anteriormente citada, procedente del
tempo de Ishtar en Nínive, Šamši-Adad destaca que, desde el fin de
la dinastía de Akkad, a la que Manishtushu, el constructor anterior,
había pertenecido, habían transcurrido “7
periodos-daru”.
La duración de este espacio que, de acuerdo con la computación de
Šamši-Adad, separaba a la dinastía de Akkad de ‘la
captura de Nurrugu’ a
comienzos de su propio reinado, puede ser determinada fácilmente a
partir de la práctica de los reyes asirios posteriores de
reconstruir los edificios sagrados después de que hubieran pasado
350 años, o un múltiplo de este número, desde la construcción o
reconstrucción anterior. Un ejemplo particularmente oportuno es
ofrecido por
los antes citados Anales de Tiglat-Pileser
I. Este rey informa que
el templo de Anu-Adad
en Aššur
había entrado en decadencia
y que el rey Aššur-dan,
el bisabuelo de Tiglath-pileser, demolió la antigua estructura pero
se abstuvo de reconstruirla, porque solo habían transcurrido 641
años desde la construcción anterior. Después de que la estructura
hubiera permanecido en ruinas durante otros 60 años, así lo
informan el texto, lo que significa juntos 701 años desde el trabajo
anterior, Tiglath-Pileser mismo procedió con la reconstrucción.
Entre
otros numerosos ejemplos pertinentes puede citarse el del informe de
Aššur-bani-pal sobre la restauración de Ekhulkhul en Harran. Este
edificio, de acuerdo con el relato del rey, había sido previamente
restaurado por Salmanasar, hijo de Aššur-nasir-pal; sus
muros se colapsaron de modo que llegó a ser necesaria su
reconstrucción, y fue dedicada en el año de la ascensión de
Aššurbanipal, 669 a.C. Una ojeada a la lista de reyes muestra que
exactamente 350 años separaban este año del constructor anterior,
Salmanasar II, que murió en 1019 a.C. Un ejemplo incluso posterior
del cálculo en los periodos de 350 años es conservado en una
inscripción de Nabonido que, ingenuamente, utilizó la tradición
asiria al intentar reconstruir la historia babilónica. Afirma que
Hammurabi, el constructor anterior del templo de Shamash y la torre
del templo en Sippar, la restauró ‘700 años antes de
Burnaburiash’.
Aplicando
este indicio a la inscripción de Burnaburiash desde el templo de
Ishtar en Nínive, obviamente creía que el santuario que Manishtusu
de Akkad había construido estaba maduro para ser reconstruido en su
propio día, porque habían pasado 350 años desde el fin de Akkad.
Puede inferirse que cálculos
similares habían sido llevados a cabo por los predecesores de
Šamši-adad, a partir de sus nombres, Šarru-kin
(Sargon ) I, su cuarto predecesor, y el nieto de este rey, Naram-Sin
de Asiria, segundo predecesor de este rey. La omisión de los nombres
de los dos hijos y sucesores de Sargon de Akkad, Rimush y Manishtusu,
muestra la evidente familiaridad con la tradición de acuerdo con la
cual ambos reyes encontraron una muerte violenta. Sin embargo, no
solo en Asiria era corriente la expectación de un nuevo imperio
universal como el de los antiguos reyes acadios en este periodo.
Aproximadamente durante la primera década del reinado de Šamši-adad
un rey llamado Naram-Sin gobernaba sobre Ešnunna.
Los
datos necesarios para tales cálculos determinados por los asirios
con la ayuda de dos compilaciones, la lista de reyes asiria y el
līmum
o catálogo de epónimos. Mediante la coordinación de estas dos
listas los eruditos asirios habían desarrollado un sistema factible
de eventos de registro en su secuencia real en un tiempo en que en
Babilonia los compiladores de la llamada lista de reyes sumeria
añadieron sin sentido crítico la lista dinástica de una
ciudad-estado a la de otra, enumerándolas como si hubieran seguido
una a otra, incluso si se habían solapado realmente o incluso
reinado simultáneamente. El catálogo de epónimos era resultado del
hábito de los asirios de nombrar los
años a partir de un funcionario oficial, el līmum,
término derivado de una raíz que significa 'rodear, circundar', y
por tanto que indica un ciclo. Se ha mostrado que, que en época
neo-asiria, el cargo rotaba entre los altos oficiales y gobernadores
de las diversas provincias del vasto imperio asirio de aquellos días.
En algunos casos, no obstante, la
suerte parece haber decidido quien iba a convertirse en līmum.
En consecuencia, un hombre podía
llegar a ser epónimo por segunda vez, después de un intervalo
relativamente corto. En los periodos más antiguos parece que, antes
que los gobernadores provinciales, los
oficiales līmum eran
príncipes hereditarios de algunas de las prominentes e importantes
ciudades asirias, una conclusión que se alcanza sobre
la base de los indicios relativos al epónimo Aššur-mutakkil,
su padre Aššur-daiiān,
y su hijo que eran los gobernantes de la ciudad fortaleza de Qabra
en el Pequeño Zab y pertenecían a la época de Eriba-Adad I y
Aššur-uballit. Al menos desde el periodo asirio medio en adelante
la casa real era una de las familias con derecho a poseer el oficio
epónimo; en el periodo asirio antiguo, no obstante, no hay señales
a este efecto, no siendo mencionado ninguno de los gobernantes como
epónimos.
Los
asirios tenían dos modos en que transmitían los nombres de los
sucesivos epónimos. Cada titular del cargo recibía una estela que
era erigida junto a la de su predecesor; toda la fila se extendía
sobre una extensa plaza en la ciudad de Aššur, cerca del muro de la
muralla. Cada estela estaba inscrita con el nombre y el título del
respectivo oficial. La otra manera de preservar el conocimiento de
los nombres y la secuencia de los oficiales līmum
consistía en inscribir
tablillas de arcilla con sus nombres, sus títulos, y el suceso más
importante que tuvo lugar durante su año en el cargo. Personas tales
como hombres de negocios, oficiales de la corte y escribas trataban
con numerosos documentos fechados y en su trabajo diario poseían
evidentemente tablillas con la lista de epónimos; el ciudadano
medio, sin embargo, que solo se enfrentaba ocasionalmente con la
necesidad de averiguar el número de años que había pasado entre
dos epónimos, podía consultar la fila de estelas y simplemente
contar el número de estelas que separaban las de los dos hombres en
cuestión.
La
estelas excavadas hasta el momento cubre solamente los titulares del
cargo en los periodos medio y neo-asirio temprano; se desconoce si
para los epónimos más antiguos existían cualquiera de estos
monumentos. No obstante, la existencia de tablillas de arcilla
registrando los nombres de los epónimos del periodo Asirio Antiguo
temprano puede ser deducida a partir de una observación en la lista
real de acuerdo con la cual los nombres de los oficiales līmum
cuya tenencia del cargo
coincidía con el reinado de los gobernantes nombrados en la sectario
oportuna eran “devorados”, una expresión que se refería a la
superficie de una tablilla de arcilla, la escritura de la cual era
raspada.
La
situación ha cambiado mucho gracias a la publicación, en 2003 de la
“Lista
de epónimos de Kultepe”
conocida por sus siglas en inglés como KEL,
que nos informa con una secuencia de 129 epónimos-līmu.
Las pocas lagunas pueden ser restauradas gracias a la “Crónica
epónima de Mari”
(MEC),
el comienzo de la cual se solapa con el final de la KEL.
Afortunadamente, KEL también enlaza la ascensión de un nuevo
gobernante en Aššur
(llamado “el waklum”,
nuestro señor) con epónimos particulares, que permite una
restauración de varias figuras en la AKL ("Assirian King List", la Lista Real Asiria). Además, el solapamiento
con MEC revela que la laguna entre los niveles del kārum
(=
colonia comercial) de
Kaneš
II y Ib comienzan con la secuencia B n.º 5 de MEC, que es el epónimo
137 después de la ascensión de Erišum
I. Ya que ninguno de los siguientes
20 epónimos listados en MEC son conocidos de Kaneš,
la
laguna debe haber cubierto unas pocas décadas pero no podemos aún
decir cuando comenzó exactamente el nivel del kārum
Ib. El descubrimiento de KEL y su correlación con MEC demuestra que
la cifra de 40 años dada en AKL para Erišum
I es correcta, y también prueba que los llamados “Dislanzangaben” (= intervalos temporales establecidos) en las inscripciones de construcción asirias tardías, que dan o
implican una distancia temporal de 199 años entre la ascensión de
Erišum
I y la muerte de Šamši-Adad son
correctos. Esto hace posible enlazar la cronología asiria antigua con
la de Babilonia, a través de la fecha de la muerte de Šamši-Adad,
que ocurrió en el año 1776 a.C. (o 1782 según otros cálculos) que
se corresponde
con el 18º año de Hammurabi de Babilonia, y con el 4º año de
Ibal-pi-El II de Ešnunna.
Esto significa que el reinado de Erišum
I comenzó en 1974 a.C., que es también el año que que se introdujo
la institución del epónimo-līmu
designado anualmente, ya que los 5 manuscritos de esta lista
comienzan en ese año. La falta de epónimos más antiguos explica
por
qué AKL es incapaz de dar los años de reinado de los predecesores
de Erišum
I, reyes n.º 27-32, entre los cuales están sus tres ancestros.
Escribe después del rey 32:
“En total, 6 reyes [conocidos a partir de los] ladrillos, cuyos epónimos no han sido marcados/encontrados".
La
lista de epónimos KEL A termina después del año 27 de Naram-Sin,
pero la distancia temporal entre Erišum
I y Šamši-Adad
I, que destronó a Erišum
II, demuestra que sus reinados combinados deben haber durado 64 años.
Debido a que la cifra para Naram-Sin termina en 4, la mejor solución
es asignarle 44 o 54 años de reinado, y a su hijo, que perdió su
trono a manos de Šamši-Adad,
uno más corto, de 20 o 10 años. La destrucción del nivel II del
kārum
de Kaneš
debe
haber ocurrido durante el 35º año de Naram-Sin, en 1837 a.C.
Con
relación a la lista
de reyes,
existen allí tres copias principales de ella que representaban lo
que se había convertido, en el periodo neo-asirio, en
la 'versión estandar'. La
más antigua de ellas, pobremente
conservada, finaliza con el año 912 a.C. La segunda, que fue
excavada en Dūr-Šarrukēn, la moderna Khorsabad, está mucho mejor
conservada y fue escrita
en 738 a. C.
por
un escriba
del templo de Ishtar de Arbela
que la copió
de una tablilla en Aššur. La última, en el mejor
estado de conservación,
termina con el año 722 a.C. y pertenecía a un sacerdote del dios
nacional asirio. Entre otras varias compilaciones una
merece especial mención a causa del notorio esfuerzo académico al
cual dan testimonio. Enumera en una columna '82 reyes de Asiria desde
la época de Erišum,
el hijo de Ilušuma, hasta Aššur-bani-pal,
hijo de Asarhaddon', y en la segunda columna '98 reyes de Akkad desde
tiempo de Sumulael hasta Kandalanu, intentando establecer
sincronismos entre las dos listas.
La
primera sección de la versión estandar enumera 17 hombres, que
están resumidos como “17
reyes, que vivían en tiendas”. De
estos 17 hombres, el penúltimo, Ushpia,
es conocido como un antiguo rey de Asiria a partir de dos
inscripciones de construcción de reyes asirios posteriores,
Salmanasar I
(1265-1235)
y Asarhaddon
(681-669), los cuales reconstruyeron el templo de Aššur en Aššur.
De acuerdo con los principios esbozados antes, cada uno de los dos
reyes aseguraron
primero la piedra fundacional del edificio depositada por el
constructor anterior para hacer seguro que había pasado un ciclo de
años desde una reconstrucción anterior. Ambos reyes informan que el
primer constructor conocido del principal santuario nacional de los
asirios fue Ushpia y que el siguiente
fue Erišum
(más correctamente, en este periodo Irišum),
el
hijo de Ilušuma;
sin embargo, mientras que se
tomaban
grandes esfuerzos para determinar tan exactamente como fuera posible
los intervalos entre Erišum, el constructor siguiente, Šamši-Adad
I, y ellos mismos, ninguno de los dos constructores posteriores,
intenta datar a Ushpia, del cual, no obstante, al menos uno de los
constructores posteriores debe haber encontrado un registro. En
cuanto al décimo tercero de los 17 reyes que vivían en tiendas,
Abazu,
se ha sugerido que era la persona que dedicó la antes citada punta
de lanza a Manishtusu,
rey de Akkad. Tras un examen más minucioso resultó que el donante
de la hoja de lanza se llamaba Azuzu
y que, por lo tanto ninguna conclusión cronológica podía estar
basada sobre su supuesta aparición en esta sección de la lista. No
obstante, el nombre del noveno morador de las tiendas, Didānu,
proporciona la prueba para la naturaleza de la lista de los
predecesores de Ushpia. En el Génesis XXV.3 se afirma que un Dedan
era el ancestro de los Ashurīm;
y
más aún, haciendo a este Dedan un nieto de Abraham, la tradición
judía evidentemente le hace jefe de una tribu nómada que viajaba
alrededor con Abraham entre Mesopotamia y Egipto. De hecho, un
segundo entre los moradores en tiendas, Khānu,
que sigue inmediatamente a Didānu,
es definitivamente el ancestro tribal de los Khaneos
que son ahora bien conocidos a partir de los textos de Mari donde
aparecen parcialmente establecidos en la región de Terqa,
pero merodeando
parcialmente todavía el desierto adyacente como nómadas. El nombre
Kharkharu
del quinto morador en tiendas admite una explicación similar. En el
periodo neo-Asirio, Kharkhar
era un provincia de Media; se sabe a partir de los textos de Mari,
que varias de las tribus nómadas entraron en territorio al este del
Tigris y luego regresaron a Mesopotamia, de modo
que nombres geográficos tales como
Idamaraz,
Iamutbal,
Karana,
etc, elegidos para tales tribus
aparecen
tanto al este como al oeste del Tigris, el nombre Kharkhar bien puede
ser el de otro ancestro tribal cuyo nombre permaneció ligado a la
provincia de Media. Imsu
(n.º 7 en la lista) es una variante más joven del nombre personal
Antiguo Semítico Occidental que aparece como Iamsum
en los textos de Mari. Puesto que la lista de reyes no proclama
ninguna relación entre los quince predecesores de Ushpia, se hace
evidente así que los que vivían en tiendas no fueron sucesivos
reyes asirios sino los ancestros de tribus nómadas que constituyeron
la nación asiria. Así, ellos corren
estrechamente en paralelo con los doce hijos de Jacob que figuran en
la tradición judía como los ancestros de las doce tribus nómadas
de la que estaba compuesta la nación israelí. Al colocar a Ushpia,
el primer constructor conocido del santuario nacional, al final de la
sección de ancestros tribales, el compilador original de esta parte
de la lista real quería indicar que la construcción del templo de
Aššur en Aššur marcaba el fin del periodo nómada del pueblo
asirio: probablemente visualizó a Ushpia
como el fundador real de la ciudad semítica de Aššur. En el
intento de fechar este periodo de la historia asiria debe tenerse en
mente (1)
que debe haber precedido al periodo sargónida, porque, como se ha
mencionado antes, los textos en acadio antiguo procedentes de Nuzi
atestiguan el uso del nombre de ciudad Aššur y así indirectamente
la adoración del dios Aššur para este periodo; y (2) que los
restos arqueológicos conservados en Aššur dan fe de un periodo de
unos 200 años antes del periodo sargónida.
La
segunda sección de la lista real debe haber sido copiada de una
inscripción
real, pues
está redactada en el estilo de los textos en asirio antiguo y medio
en los que un rey enumera no solo a su padre sino a varios de sus más
distantes ancestros. En este aspecto son típicas las inscripciones
de Aššur-uballit I (1355-1319):
“Aššur-uballit, rey-sacerdote de Aššur, (es) el hijo de Eriba-Adad; Eriba-Adad, rey-sacerdote de Aššur, (era) el hijo de Aššur-bel-nisheshu; Aššur-bel-nisheshu, rey-sacerdote de Aššur, (era) hijo de Aššur-nirari...”
De
este modo, Aššur-uballit prosigue hacia atrás durante siete
generaciones hasta Puzur-Aššur
III.
Exactamente
de la misma manera la lista real comienza con un Aminu,
hijo de Ila-kabkabu, cuyos ancestros rastrea hacia atrás durante
nueve generaciones hasta que llega a Apiashal,
hijo de Ushpia, lo que quiere decir los dos hombres que finalizaban
la sección de los que vivían en tiendas. La lista real resume a
estos hombres con el comentario: “10 reyes que eran sus ancestros”.
La pregunta, que se han hecho los estudiosos modernos es de quién
eran los ancestros que el compilador de la lista tenía en mente.
Sobre la fuerza del nombre Ila-kabkabu (estando bien segura la
lectura semítica occidental mediante inscripciones en ladrillo desde
Aššur) se ha sugerido que eran los ancestros de Šamši-Adad I, que
era hijo de un Ilakabkabu. Sin embargo, es
difícil ver por qué el compilador no había
insertado los ancestros de Šamši-Adad inmediatamente antes de
Šamši-Adad, sino
que había
separado dos generaciones supuestamente consecutivas por al menos
otras diez personas.
Además,
el nombre de Ila-kabkabu no
es único, estando bien atestiguados en
Mesopotamia otros
portadores en el periodo de continua inmigración semítica
occidental. Ya
que, por otra parte, la lista continua con una sección que comienza
con Sulili,
el hijo de Aminu, siendo Aminu el último de los 'ancestros', no
tiene por qué dudarse de que los hombres listados en orden inverso
eran los ancestros de este Sulili. La
razón para esta inserción no es difícil de adivinar: la dinastía
que comienza con Sulili fue finalmente expulsada y reemplazada por
Šamši-Adad I quien, a su vez, fue sucedido por su hijo, Išme-Dagan.
Después de la muerte de Išme-Dagan, una larga contienda parece
haber tenido lugar y por tanto, es posible que un partidario de la
dinastía Sulili - Puzur-Aššur hubiera insertado la larga línea de
sus ancestros para demostrar que eran los
sucesores legítimos de Ushpia.
En
algún lugar, antes de la ascensión de esta dinastía se debe asumir
que la lista real está incompleta, abarcando el lapso el periodo en
que Asiria estaba bajo la dominación de la Tercera Dinastía de Ur.
La prueba
a
este extremo
es proporcionada por una inscripción desenterrada en las ruinas del
templo de Ishtar en Aššur en el que un Zariqum
que se llama a sí mismo “gobernador” (šakkanakkum)
de Aššur dedica una capilla en el templo de la diosa Bēlat-ekallim
por la vida de Amar-Sin, rey de Ur. Ya que ningún rey de este nombre
figura en la lista real y ya que, no obstante, los dos autores de
inscripciones dedicatorias a los reyes de Akkad, Azuzu
e Ititi,
no son mencionados ninguno en esta compilación, es una conclusión
legítima que la lista real asiria comprende solamente soberanos que
eran responsables solamente ante dios Aššur y no ante cualquier ser
humano. Esta conclusión está en línea con secciones posteriores de
la “version estandar” donde los lapsos son atribuibles a
dominación extranjera.
Que
el grupo de reyes encabezado por Sulili, hijo de Aminu, realmente
comenzó su gobierno en el periodo de Ibbi-sin cuando el poder de la
Tercera Dinastía de Ur declinaba rápidamente
está bien apoyado por el hecho de que Kikkia,
el segundo gobernante de este grupo, es mencionado en dos
inscripciones de edificios de reyes posteriores, a saber,
Aššur-rā‘īm-nisheshu
(1400-1392) y Salmanasar
III
(859-824). Mientras que el primer rey habla de Kikkia solo como el
más antiguo constructor conocido de un “muro” que él mismo
había renovado, el último especifica, aunque no en el mismo texto
en que menciona a Kikkia, que el muro era el de la ciudad de Aššur,
conclusión que es confirmada por el hecho de que la oportuna
inscripción fue desenterrada en la fundación del viejo muro de
fortificación, al norte del témenos. Numerosos ejemplos procedentes
de todos los periodos de la historia de Asiria y Babilonia demuestran
que la construcción de un muro de fortificación alrededor de una
ciudad capital era la primera, y quizás parcialmente simbólica,
acción de un príncipe que había obtenido su independencia;
inversamente, la destrucción del muro de una ciudad seguía a una
conquista, incluso si era un asunto de sumisión pacífica a un señor
supremo. Por tanto parece que Kikkia fue el primer gobernante que
logró sacudirse la dominación de los reyes
de Ur y restaurar la independencia asiria. Aunque parece haber tenido
lugar algunos reveses -Salmanasar III enumera entre los antiguos
constructores del muro de fortificación a Puzur-Aššur, fundador de
la ilustre dinastía paleoasiria, e Ikunum, su cuarto sucesor- Asiria
rápidamente emergió al rango de un poder principal una vez que su
independencia estuvo firmemente establecida. La lista
de reyes enumera, como los sucesores de Kikkia, cuatro reyes,
incluyendo a Ilušuma,
y resume estos seis príncipes
con el comentario anteriormente
citado de que los oficiales-līmum
que ocupaban el cargo durante su gobierno fueron “raspados”. Que
este daño a la lista era de una fecha relativamente tardía se
demuestra por el hecho de que, en la época de Tukulti-ninurta I
(1235-1198) la duración del reinado de Ilušuma era conocido. Este
gobernante, al informar sobre su restauración del santuario de la
diosa Ishtar Ashuritu, la consorte del dios nacional, narra que desde
la restauración previa por Ilušuma habían transcurrido 720 años.
Ya
que, como se indica actualmente mediante el ejemplo del informe de
Asarhaddon sobre los constructores tempranos del templo de Aššur en
Aššur, era la practica contar desde el comienzo del gobierno de un
constructor hasta el comienzo del gobierno del siguiente, es evidente
que Tukulti-ninurta incluyó en su cifra el número de años de
reinado de Ilušuma. No obstante, como él mismo no completó su
santuario dentro del año de su ascensión, es obvio que él contó
21 años para el reinado de Ilušuma y dejó un año para sí mismo
para completar el proyecto, permitiendo así, dos periodos de 350
años entre la muerte del constructor anterior y su propia
inauguración del nuevo santuario. Por lo tanto el número exacto de
años de reinado de Ilušuma fue conocido para él como 21.
En
la siguiente sección, la “versión estandar” enumera los seis
príncipes que separan el gobierno de Ilušuma del de Šamši-Adad I.
Comenzando con Erišum I, la lista especifica para cada uno de los
siguientes gobernantes cuantos
años “ejercieron la realeza” (šarrutta
epuš).
Al hacer eso, el compilador, de acuerdo con la práctica general
asiria, utilizó el método de datar después, contando el año en el
que un gobernante moría y su sucesor accedía al trono como el
último año completo del rey que moría. En consecuencia, el primero
del siguiente rey era el primer años completo que seguía a su
ascensión al trono. Surge una cierta dificultad, por supuesto, en
los casos en que un rey no sobrevivía a su año de ascensión. En
estas ocasiones, la lista de reyes escribe su nombre seguido por el
comentario: tuppišu
šarrutta epuš.
Mientras que el significado exacto de esta expresión es desconocido,
puede demostrarse a partir de varios ejemplos que los asirios lo
interpretaron significando “él ejerció la realeza durante menos
de un año”.
En
la sección que comienza con Erišum
I, el número de su propios años de reinado, a saber cuarenta, es el
único preservado en las copias conservadas de la lista; los de los
otros predecesores inmediatos de Šamši-Adad I están rotos o
raspados de modo que son ilegibles. No obstante, las dos
inscripciones de construcción citados anteriormente desde el templo
de Aššur en Aššur hacen posible recuperar al menos la suma de los
números perdidos. Salmanasar I informa que desde el reinado de
Erišum hasta el del siguiente constructor, Šamši-Adad I habían
transcurrido 159 años. Asahaddon, por otra parte, lista el mismo
lapso de tiempo como 126 años. Si se toma en consideración que
Šamši-Adad, de acuerdo con la lista de reyes, gobernó sobre Asiria
durante 33 años, queda claro que los informes están de acuerdo en
tanto que Salmanasar incluye esos 33 años años, mientras que el
número de Asarhaddon los excluye. Resulta que los cinco sucesores de
Erišum I gobernaron juntos durante 86 años.
Šamši-Adad,
como se mencionó arriba, fue uno de los más amados y celebrados
gobernantes que jamás ocuparon el trono asirio. La versión
“estandar” reconoce esta condición especial al describir, en una
breve digresión analística, la carrera de este gran constructor de
imperios antes de su ascensión al trono. Luego continúa relatando
que “él hizo” que su predecesor, Erišum II, “se
levantara del trono, y ejerció la realeza durante 33 años”. Bajo
el hijo y sucesor de Šamši-Adad, Išme-Dagan I, Asiria
experimentó un periodo de declive que culminó, al final de su
gobierno, en una catástrofe cuya naturaleza se desconoce. Las
dificultades que Asiria encontró en estos años está claramente
reflejado en la tradición de la lista de reyes. En la “versión
estandar”, una lista da a Išme-Dagan cuarenta años de reinado, la
otra cincuenta. Con ello, no obstante, finaliza la dinastía de
Šamši-Adad y continúa con un Aššur-Dugul que está caracterizado
como “hijo de nadie”, que quiere decir un hombre que no era de
descendencia real. Continúa afirmando que, durante los seis años de
su gobierno, otros seis “hijos de nadie” surgieron, pero ninguno
de ellos gobernaron más allá de su año de ascensión. El último
de estos seis es Adasi, al que los gobernantes asirios que
siguieron consideraron como el fundador de su dinastía.
Para
comprobar las fechas correctas, o al menos aproximadamente correctas,
de los viejos reyes asirios, deben utilizarse por tanto otras fuentes
además de la “versión estandar”; tanto más por cuanto que hay
algunos indicios que indican que la “versión estandar” esta
incompleta o faltaba otro periodo todavía, a saber, cuando Asiria
fue parte del imperio de los reyes de Khanigalbat. Con la ayuda de
las inscripciones de construcción de varios reyes asirios que, como
se estableció antes, eran muy minuciosos a la hora de comprobar el
intervalo entre dos sucesivas reconstrucciones de edificios sagrados,
pueden demostrarse que, además de la “versión estandar”,
existió una lista de reyes más completa y por tanto “más larga”.
Para empezar este análisis debe señalarse que tanto Salmanasar I
como Asarhaddon en sus anteriormente citadas inscripciones
concernientes a la reconstrucción del templo de Aššur en Aššur
usaron la “versión estandar”. La información básica con la
ayuda de la cual el gobierno de estos dos reyes puede datarse está
demostrado por la entrada en el catálogo de epónimos de que en el
mes de Siwan del noveno año del rey Aššur-dan III tuvo
lugar un eclipse de sol. El cálculo astronómico proporcionan varias
fechas posibles de este eclipse, pero mediante la comparación con
ciertos datos contenidos en el canon de Ptolomeo de gobernantes
neobabilónicos y la mención de eclipses lunares en varias fuentes
puede determinarse sin lugar a dudas que el eclipse solar mencionado
en el canon de epónimos era el del 15 de junio de 763 a.C.
Comenzando a partir de este dato es posible determinar, con la ayuda
de la “versión estandar” y el canon de epónimos, los reinados
de Aššur-uballit I (1355-1319 a. C) hasta el fin del reinado
de Aššurbanipal. Salmanasar I estima 580 años desde el
comienzo del reinado de Erišum hasta el suyo. Deduciendo a partir de
esto los 159 años anteriormente citados desde el comienzo de Erišum
hasta el fin de Šamši-Adad, uno obtiene 421 años desde el fin de
Šamši-Adad hasta el comienzo del comienzo de Samanasar I. Si se
tienen en consideración las diferencias menores en las diversas
copias de la “versión estandar”, se obtiene 422 años para este
intervalo, por lo que es evidente que Salmanasar utilizaba una lista
real casi idéntica a las conservadas. Asarhaddon, en cambio,
estima 434 años desde Šamši-Adad hasta Salmanasar, habiendo
estimado probablemente 50 años para Išme-Dagan ) en vez de los 40
años de la versión de Khorsabad. Hay, sin embargo, inscripciones de
construcción en las que el cálculo está basado en una lista real
diferente. Una de estas es la ya mencionada inscripción del hijo y
sucesor de Salmanasar, Tukulti-ninurta, en la que da el
intervalo entre su propio reinado y el de Ilušuma como 720 años,
contando, como se señaló antes, desde el comienzo del reinado de
Ilušuma al que él asignó 22 años. Deduciendo de los 699 años
restantes los 159 años que, de acuerdo con Salmanasar, separaban el
comienzo del sucesor de Ilušuma, Erišum I, del fin del reinado de
Šamši-Adad I, se obtiene 540 años para el intervalo desde el fin
de Šamši-Adad hasta el comienzo de Tukulti-ninurta I. Contando,
además, treinta años del reinado de Salmanasar, la estimación de
Tukulti-ninurta da como resultado 510 años para el intervalo desde
el fin de Šamši-Adad hasta el comienzo de Salmanasar, para el cual,
como se acaba de señalar, el último rey estimó 421 años. Ya que
es evidente que Tukulti-ninurta estaba bien familiarizado con la
lista real leída con detenimiento por su padre y el cálculo
contenido la inscripción de su padre, es evidente que hizo uso de
una lista real que contenía 89 años más que la “versión
estandar”. La razón por la que, entre las dos listas de reyes
disponibles, eligió la más larga es fácil de captar si se tiene en
mente el significado del periodo de tiempo de 700 años. En términos
de la Era Cristiana, la datación de Tukulti-ninurta indica para el
fin del reinado de Šamši-Adad el año 1782 (es decir, 1242+540)
a.C. tomando en consideración el margen de un año que los mismos
reyes se permitían al estimar el intervalo entre su propio reinado y
el del constructor anterior, el año adoptado para la muerte de
Šamši-Adad en estas páginas es 1783 a.C.
Exactamente
los mismo datos que los procedentes de la inscripción de
Tukulti-ninurta I se obtienen con la ayuda de los datos cronológicos
contenidos en el informe antes discutido de Tiglath-pileser I en su
restauración del templo de Anu-Adad. Él calcula 701 años desde su
propio reinado hasta el de Šamši-Adad, el constructor previo; como
gobernó desde 1115 hasta 1076 a.C., su cálculo y el de su
bisabuelo, Aššur-dan, proporcionan el año 1815 para el comienzo
del reinado de Šamši-Adad.
Así,
la lista real leída detenidamente por estos gobernantes del siglo
XII da como resultado los años 1815 a 1783 para los treinta y tres
años del gobierno de Šamši-Adad. Se observará que la
correspondencia completa entre su fecha y la de Tukulti-ninurta I
deja claro que estos dos gobernantes basaban su cómputo en la misma
lista de reyes. La única dificultad reside en la denominación de
Šamši-Adad, hijo de Išme-Dagan, como el constructor anterior; sin
embargo, si se asume que su lista real era del tipo del pequeño
fragmento de Aššur antes citado, que menciona cuatro miembros de la
dinastía de Šamši-Adad en lugar de solo dos de la “versión
estandar”, este error es fácilmente explicado, porque esta lista
no expresa los patronímicos de los reyes.
IV.
El Periodo Asirio Antiguo
El
Periodo Asirio Antiguo comienza cuando el estado de Ur III,
alrededor de 2025 a.C. (en cronología media), unos pocos años
después de la muerte de Ibbi-Sin, perdió su control
administrativo en la que ha sido llamada su periferia o “zona de
defensa”, a la que pertenecía la ciudad de Aššur.
Pronto Aššur,
que había estado gobernada por hombres de nombramiento real,
designados como lú y
como ensi Aššur
“el hombre/gobernador de
Assur”, se convirtió en una ciudad-estado independiente bajo sus
propios gobernantes. Estos soberanos, miembros de la llamada
“dinastía de
Puzur-Assur” (por
Puzur-Assur I, 30º rey de la Lista de Reyes Asiria), eran ahora
considerados como “gobernadores” (ensi =
iššiakum)
del
dios Aššur,
que
era el auténtico rey.
Al
contrario que Babilonia, Asiria no es un país rico por naturaleza.
El estrecho valle del Tigris con sus comparativamente altas montañas
en ambas orillas difícilmente producía bastantes productos
agrícolas para mantener a la población. Sin embargo, siendo, en
contraste con los sedentarios sumerios y hurritas, descendientes de
nómadas, lo que quiere decir una población viajera, los asirios
miraron más allá de las estrechas fronteras de su propio país para
complementar sus recursos mediante el comercio con otros países. Ni
que decir tiene que para llevar a cabo un provechoso comercio con
otras naciones, los asirios tuvieron que tener productos propios que
pudieran cambiar por comida u otra mercancía extranjera. Tales
productos eran tejidos de lana, en la producción en masa, el hilado,
la tejeduría, la tintura de la cual ellos parecen haber desarrollado
una temprana iniciativa sobre otros pueblos. La oveja pudo fácilmente
emerger en la montañosa región a lo largo de las orillas del río
Tigris. Una cierta cantidad de comercio también pudo seguir
haciéndose, y realmente se estaba transportando, al comprar
mercancías extranjeras y revenderlas a otros, los bienes a largas
distancias. Es particularmente significativo y no se debe a mera
coincidencia, que los documentos privados asirios más antiguos ,
fueron desenterrados en Nuzi y atestiguan la actividad comercial de
los asirios allí, así como en Arrapkha. Nombres familiares asirios
como Puzur-Aššur y Sin-rabi no dejan dudas sobre la nacionalidad de
los hombres de negocio. Que ellos, como posteriormente los mercaderes
en Asia Menor, vinieron desde la ciudad de Aššur puede deducirse a
partir de la referencia típica ina ālim,
“ en la ciudad (par excellence),
una manera de hablar sobre la ciudad de Aššur que es familiar no
solo de los documentos procedentes de Asia Menor, sino también a
partir de la correspondencia de Šamši-Adad excavada en Mari. Las
personas con las que comerciaron eran hombres
locales, como puede deducirse desde nombres
tales como Tishpak-bani
que fue llevado por una persona descrita como residente de Arrapkha.
La mención de una caravana mencionada por medio del habitual término
asirio antiguo sugiere un intercambio de mercancías a una escala
considerable.
Es
aún más importante notar que, escaso como es el material, todavía
nos permite concluir a partir de ciertos rasgos lingüísticos que
las
cartas paleoasirias
desde Nuzi
son ligeramente más antiguas que los textos más antiguos
procedentes de Asia Menor. Aparte
de la forma arcaica de genitivo a-ha-im,
a la cual se prestó atención hace años, la ortografía i-ir-dá-ka,
“tu sirviente”, en lugar de la asiria más convencional erdaka
muestra que el cambio de i
a e
antes de r
incluso no había comenzado en la época en que fue escrita la
oportuna carta desde Nuzi. Éste es un rasgo muy característico del
lenguaje asirio arcaico; los escribas del rey Erišum, por ejemplo,
escribieron el nombre de su real señor, consecuentemente, con una i
inicial y no con la e
usada por los escribas posteriores de la “versión estandar” de
la lista real, que probablemente ya no entendían su nombre. No
carece de interés tener en cuenta que, al menos en el periodo Asirio
Medio, los escribas eran bien conscientes de esta diferencia en la
pronunciación entre el lenguaje más antiguo y el suyo. El escriba
real que quería usar una ortografía arcaica escribía I-ri-ba-d
Ad-ád, al
escribir el nombre del padre de Aššur-uballit I. En los textos
posteriores del nivel más antiguo de tablillas paleoasirias desde
Kanesh, por otra parte, el cambio de i
a e antes de r
y h en sus etapas
iniciales.
En
consideración de estos rasgos lingüísticos, por tanto, parece
razonable colocar los textos paleoasirios de Nuzi ligeramente antes
de los de Asia Menor, que quiere decir bien en los años iniciales
del largo reinado de Erišum, bien hacia el final del de Ilušuma. El
hecho de que posiblemente preceda la penetración de Asia menor que,
como hemos visto, comenzó a gran escala en los últimos años del
reinado de Erišum, hace
que sea significativo que una de las dos cartas bastante bien
preservadas menciona un pago de x minas
de plata, mientras que la otra habla de dos artículos de oro, el más
grande de los cuales ascendía a no menos de una tercera mina y cinco
shekels, que es equivalente a casi media libra de oro. Además, se
hace mención de varios “cientos” de
cobre que se dicen haber sido pagados en Arrapka. Así, estas cartas
exhiben una de los rasgos que son la característica más
sorprendente de los textos paleoasirios, a saber la gran riqueza en
metales preciosos y otros en posesión de individuos privados que no
se pueden comparar con las cantidades mencionadas en los documentos
paleobabilónicos contemporáneos. Ya que el excavador de los niveles
arcaicos de Nínive puso el énfasis en la escasez de metales en los
periodos iniciales de la historia asiria, se plantea la cuestión de
la fuente de esta riqueza. Mientras que el oro es fácil de rastrear
viniendo desde la región de Nuzi donde el oro de las llanuras
aluviales era
recuperado desde el río Zab y sus afluentes y
donde ocasionalmente los auténticos impuestos estatales se pagaban
en oro, todavía queda la cuestión de cómo obtenían los
comerciantes asirios este oro y la gran cantidad de plata en su
posesión. Como el poder
militar nunca crea riqueza, sino que es más bien la consecuencia de
la acumulación de riqueza en un país, uno debe buscar un
descubrimiento técnico, que haya creado, tan a menudo en historia,
la riqueza, que, a su vez, produjo el poder político de una nación;
fue la producción de plata primero a partir del mineral de plomo y
posteriormente del mineral de cobre. Con un abundante suministro de
plomo en su propio país y así (una vez que se hizo el
descubrimiento de que contenía plata) una riqueza de plata en sus
manos,
los hombres de negocios asirios pudieron penetrar en cualquier
mercado extranjero que desearan.
En
realidad hay pruebas para demostrar que la penetración de mercados
extranjeros fue el principio rector de los gobernantes asirios
anteriores a Šamši-Adad I. Poco se sabe hasta ahora de Puzur-Aššur,
a los que sus tres sucesores, Shallim-akum, Ilušuma y Erišum,
nombran como su ancestro. Reconstruyó el muro de defensa de Aššur
y de este modo parece haber establecido firmemente la independencia
de Asiria que, después de Kikkia, parece haberse perdido
temporalmente de nuevo. Una inscripción de su hijo y sucesor,
Shallim-akhum,
fue descubierta en Aššur en el nivel más antiguo del patio del
templo de Aššur. Cuenta que
el dios Aššur le
había solicitado que construyera
un templo y que él cumplió con esta orden “por
su propia vida y la vida de su ciudad”,
una fórmula que se repite en todas las inscripciones de edificación
de este periodo anteriores a Šamši-Adad. Es una característica
adicional de todas las inscripciones
reales de este periodo el que los reyes no usen el título de “rey”
(šarrum), sino
que se llaman a sí mismos iššiakkum
de la ciudad de Aššur. Este título denota en Babilonia un
gobernante de ciudad que ejerce sus funciones en el nombre de un
señor superior que lleva el título de “rey”. El uso en Asiria
concuerda plenamente con este significado básico, siendo la única
diferencia que el señor superior en Asiria era el gobernante divino,
estando el título real, en este periodo, estrictamente reservado
para el dios nacional, Aššur. “Aššur
es rey, [nombre del
gobernante terrenal] es iššiakkum de Aššur”
es
un tipo de credo que se encuentra en el sello del sello del príncipe
asirio
de
Kanesh,
Pūshu-kēn,
así como en la inscripción de Erišum a tratar actualmente.
Igualmente características son varias cartas encontradas en Kanesh
que el mismo rey había dirigido a alguno de los más prominentes
mercaderes de esta ciudad; en la cláusula introductoria de estas
cartas, el gobernante usa para sí mismo el modesto título waklum,
supervisor.
La reticencia en usar el título “rey” distingue pronunciadamente
a los asirios de los babilonios, que creían que, al principio de
todas las cosas, “la realeza descendió del cielo”. Es, por otra
parte, un rasgo que los asirios comparten con los israelíes y otros
pueblos descendientes de nómadas; como es conocido a partir de los
textos de Mari, los nómadas llamaban a su jefes “padres”, de
modo que, por ejemplo, las cabezas de varios clanes que constituían
la tribu de los Khaneos
eran “los padres de Khana”.
No
carece de interés destacar en esta conexión que al menos alguno de
los amoritas lingüísticamente sumerizados que gobernaban en
Babilonia entre el periodo sargónida y el ascenso de Asiria no
usaban para sí mismos el título “rey” tampoco;
Gudea de Lagash,
por ejemplo, habla de su dios como “rey” y de su diosa como
“reina”, pero para si mismo usa el título más modesto de
“gobernante de la ciudad”. El
tema de la inscripción de Shalim-akhum de que el dios pedía un
santuario que él, el gobernante terrenal, se apresuraba a construir
es otro rasgo que los asirios del periodo Asirio Antiguo compartían
con los de los príncipes amorreos de Babilonia. La inscripción más
detallada de la manera en que el gobernante terrenal recibía tal
orden en una visión onírica está contenida en el famoso Cilindro
A
de Gudea de Lagash; las representaciones pictóricas de tales
visiones son muy numerosas, también, siendo una de las más famosas
la de Ur-Nammu de Ur recibiendo del dios luna la orden de construir
su santuario en Ur.
El
hijo y sucesor de Shalim-akhum, Ilušuma
(1996-1975
a.C.) fue el primer rey de Asiria que
tuvo el poder de intervenir en los asuntos de Babilonia. Para
entender este proceso, debemos traer a la memoria unos
pocos datos de la historia babilónica contemporánea. Tras la caída
de la Tercera Dinastía de Ur, dos poderes que habían sido aliados
con Ibbi-Sin,
compartieron los despojos de su victoria, a saber Kazallu en
Babilonia septentrional e Isin en el sur. Uno de los reyes de Kazallu
fue Sumuditana,
que se sabe, a partir de tablillas
procedentes de Kish, que había sido el señor supremo de esa ciudad.
La prueba de este extremo viene de contratos en los que el juramento
se hacía por Sumuditana y Numushda,
el dios patrón de Kazallu. Con la muerte de Sumuditana, no obstante,
Kish logró liberarse de la supremacía de Kazallu; pues en el año
llamado por la muerte de Sumuditana, el juramento de hizo por un
Iawium
y Zababa,
el dios patrón de Kish. Al mismo tiempo, como Iawium, Sumuabum de
Babilonia se hizo independiente de Kazallu, construyendo una muro de
defensa en torno a su ciudad; este acontecimiento dio su nombre a los
primeros dos años de reinado de Sumuabum
como rey independiente de Babilonia y al segundo y tercero de Iawium,
haciéndose el juramento en estos dos años por Iawium y Zababa. Sin
embargo, después de nueve años de independencia, Kish
fue conquistada por un cierto Manana,
como queda atestiguado por varios nombres de año: primero, el
juramento se realizaba por Manana y Nanna
como por Zababa y Iawium, siendo llamado el año “Manama tomó el
trono”. Siguió allí un año “después del que Manana tomó el
trono”, y finalmente un año “Manana se convirtió en rey”,
siendo evidente la referencia a su toma del trono de Kish. Que Manana
era un conquistador extranjero resulta del hecho de que bajo su
gobierno, el comprador de bienes raíces de Iawium Sisu-nawirat
fue reemplazado por un Shumshunuwatar,
y que el juramento en los contratos por Zababa e Iawium fue
sustituido por un juramento por Nanna y Manana. Después de que Kish
hubiera caído en manos de Manana, Sumuabum no pudo mantenerse en su
trono durante cualquier periodo de tiempo. Una fórmula de fecha
procedente de Ešnunna informa de que “Sumuabum
fue expulsado a Dēr”.
Puesto
que han salido a la luz muchas otras formulas de fecha de Manana y
sus sucesores en
Kish y en otros lugares, no puede caber duda de que tanto Kish como
Babilonia permanecieron sujetas al gobierno de esta dinastía durante
al menos una generación. De hecho, una investigación prosopográfica
en los documentos contemporáneos datados procedentes de Sippar,
Maradda, y Dilbat revela que Sumuabum y Sumulael,
el segundo rey independiente de Babilonia, que de nuevo comenzó su
gobierno mediante la construcción del muro de defensa, estaban
separados uno del otro por al menos una generación.
La
anteriormente citada fórmula de fecha de Ešnunna sugiere al mismo
tiempo el lugar de origen de la dinastía de Manana. Dēr
era la capital de Iamutbal,
un estado que, como es bien conocido a partir de una inscripción de
Kudur-Mabuk,
un conquistador posterior que vino desde Dēr,
era devoto del culto al dios lunar Nanna o Sin. Está en consonancia
con la conclusión de que la dinastía de Manana se originó en
Iamutbal, el hecho
de que
uno de sus sucesores se llamó Sumu-Iamutbal.
Por
lo visto, fue esta dinastía de Dēr en la que Ilušuma vio un
peligro para liberar las comunicaciones y contra la que, por tanto,
emprendió su campaña. En su inscripción en ladrillo procedente del
templo de Ishtar en Aššur comenta:
“La libertad de movimiento de los acadios y sus hijos yo establecí. Cobre para ellos yo lavé. Desde las pantanosas regiones y la ciudad de Ur y la ciudad de Nippur, la ciudad de Awal y la ciudad de Kismar, la ciudad de Dēr del dios Sataran hasta la Ciudad [es decir, Aššur] yo establecí su libertad de movimiento”
Enumera Dēr
como una de las ciudades que abrió al comercio para “los acadios y
sus hijos”. Es probable que el “rey” acadio en cuyo favor
actuaba era Sumuabum. Esta identificación se sugiere a sí misma no
solo porque el encabezamiento
de antes citada Crónica concerniente a Sargón y Naram-Sin hace a
los dos reyes contemporáneos, sino también porque hay al menos un
nombre de año de Sippar del gobierno de Sumuabum que, estando en
acadio y no siendo incluido en la lista de sus nombres de año como
rey de Babilonia, indica que gobernó como rey vasallo de Kazallu ya
antes de que él e Iawium se hicieran independientes. La ausencia en
la lista de nombres de años de Sumuabum, así como en la de Iawium,
de una fórmula que estableciera que cualquiera de ellos se convirtió
en rey confirma la conclusión de que la ascensión al trono de ambos
hombres precedió, posiblemente en un considerable número de años,
su primer año como gobernantes independientes.
La
referencia de Ilušuma a su suministro a los acadios de
cobre es significativo en más de un aspecto; principalmente porque
muestra
que tenía bastante cobre a su disposición para proveer para sus
propias necesidades y además para vender algo a sus amigos acadios,
evidentemente a cambio de mercancía de la cual estaba estaba escaso.
Indica
además que no dudaba en equipar al pueblo de Babilonia
septentrional, de cuya lealtad debe haber estado plenamente seguro.
De hecho, la amistad y cooperación entre la I Dinastía de Babilonia
y los asirios se extendía a muchas generaciones; el último
testimonio es la campaña de Hammurabi a Aššur y Nínive, que fue
dirigida contra el rey de Ešnunna y en el curso de la cual recuperó
los dioses de ambas ciudades y los restauró a Išme-Dagan. ¿Fue
Sumuabu, cuyo nombre aparece como Su-abu
en la mencionada Crónica, un descendiente del Su-abu
que
figura como número 11 entre los ancestros tribales en la primera
sección de la lista de reyes asiria? ¿O vieron los asirios en estos
reyes de Babilonia a los sucesores de la dinastía de Akkad?
Queda
la pregunta sobre el origen del importante suministro de cobre de
Ilušuma. Como indican los indicios discutidos previamente que Asia
Menor se abrió al comercio asirio solamente en la época de Erišum,
el cobre es probable que hubiera venido desde la famosa mina de
Ergani Maden, donde se dice que había sido extraído cobre de
muy alta calidad en la antigüedad. Como contiene algún estaño pudo
ser usada como el bronce para hacer armas sin adiciones. Es probable
que este lugar que los mercaderes paleoasirios conocían como
Kharana, y al que se refieren no solo como el lugar de origen
del cobre sino también como un aestación en el camino de caravanas
entre Aššur y Khanesh, se localizara cerca del punto donde las
caravanas cruzaban el Eúfrates al interior de Asia Menor.
Su
posesión a cargo de Ilušuma explicaría no solo su amplio
suministro de cobre y el de los mercaderes que hacían negocios en
Nuzi, sino que sugeriría que esta era la entrada a través de la
cual, una generación más tarde, tuvo lugar la penetración de Asia
Menor, tanto comercial como también parcialmente militar.
A
juzgar por los sucesos ya citados en Babilonia, el intento de Ilušuma
de mantener a raya a la dinastía de Manana no parece haberse
encontrado con un éxito duradero. También vale la pena destacar que
su nombre nunca fue elegido otra vez por un rey asirio, lo cual
tiende a demostrar que la posteridad no le consideró un gobernante
de éxito. La restauración del templo de Ishtar de Asur es la única
construcción suya de importancia que se conoce.
Su
hijo Erišum (1974-1935 a.C.), por el contrario, debe haber
sido un gobernante excepcional. Su decisión de más largo alcance
fue que decidió dejar la iniciativa para las transacciones
comerciales a gran escala enteramente a sus súbditos individuales,
lo que significa, en términos modernos, que él inició, o al menos
perfeccionó el primer experimento de empresa libre a gran escala.
Sin lugar a dudas, hubo varias instituciones públicas tales como las
administraciones de los templos principales, y de la ciudad capital,
y el rey mismo, que tomó parte en el intercambio de mercancías
entre Asiria y Asia Menor. Pero la financiación principal fue hecha
por banqueros privados que, en consecuencia, cargaban con el riesgo
principal de un largo recurrido de mercancías desde Aššur hasta
las diversas ciudades en Asia Menor, pero que también ganaban
considerables beneficios si la transacción tenía éxito. En
principio, el negocio era llevado a cabo como sigue: el banquero
confiaba una cierta cantidad de capital, frecuentemente dos minas de
oro o un múltiplo de esta cantidad a un viajante de comercio o uno
de los mercaderes que partían desde Aššur para establecerse
durante varios años en la distante provincia. El beneficiario del
capital se comprometía a devolver dos veces la cantidad, la cual era
designada como su “saco” o “bolsa”, después de un número
específico de años, generalmente después de cuatro años.
Cualquier beneficio más allá de la cantidad que él tenía que
reembolsar al vendedor, se dividía entre las partes contratantes en
una proporción específica, bien 1:1 o bien 1:2. Los asalariados,
tales como conductores, mensajeros y otro personal, también eran
pagados al dárseles una oportunidad de tomar parte en el negocio.
Recibían, al principio, un cierto capital que se llamaba su
beu’lātum, término que indica que
podían usar este dinero como lo consideraran conveniente. Tenían
que devolver la misma cantidad al final del viaje. Los hombres
generalmente invertían este dinero en materiales tejidos que eran
adquiridos en Aššur y vendidos con beneficio en Asia Menor o en el
camino. El beneficio que ellos producían era el pago de su trabajo.
En periodos posteriores, este método, bajo diversas designaciones,
llegó a ser el modo usual de pago a los asalariados. Los asirios en
el periodo asirio antiguo deben haber desarrollado este método de
pago de la experiencia de que no hay límite a la ingenuidad
individual cuando se da una oportunidad para obtener un beneficio.
Los
amplios fondos que Erišum generó mediante peajes de nivelación e
impuestos sobre sus hombres de negocio eran, al menos en parte,
invertidos en la actividad de construcción en la ciudad capital.
Reconstruyó el templo de Aššur en Aššur con todos sus edificios
auxiliares, Y construyó un santuario para el dios Adad en el lugar
donde después fue erigido un santuario doble, dedicado a Adad y a
Anu, por Šamši-Adad I y reconstruido por Tiglet-Pileser I. Además
de inscripciones del ladrillo procedentes de esos santuarios, solo se
halló una estatua de alabastro, más bien fragmentaria con una
inscripción de unas doce líneas en las ruinas del templo de Aššur;
pero en Kanesh, una larga y más interesante inscripción de Erišum
fue excavada en un edificio que había servido como escuela de
escribas, habiendo sido usado el texto como muestra de buen estilo.
La inscripción trata de la construcción del “mušlāl
sagrado”, que es lo que puede ser llamado en términos modernos el
“edificio del Tribunal Supremo”. La estructura fue conocida a
partir de una inscripción de Adad-nērārī I (1297-1265),
quien lo construyó pero quien, por lo visto, no había sido capaz de
determinar el constructor anterior. No obstante, el excavador de la
estructura que está localizada al pie de un sendero empinado que
lleva hasta la torre del templo de Aššur, había encontrado
ladrillos inscritos como el nombre de Erišum. Uno de las dos puertas
de esta construcción, lo más probable la que ascendía al témenos
de Aššur, fue llamada “Puerta del juramento del dios de la
Tierra”, por tanto la otra, obviamente la que descendía al
abismo, era la “Puerta de los jueces Divinos”. A partir de
la inscripción de Erišum se conocen los nombres de esos siete
jueces divinos; uno de ellos es llamado “Justicia”, otro “Él
escucha la oración”, una tercera “Su palabra es cierta”, etc.
Puede mencionarse aquí que “la puerta del dios” es mencionada
varias veces en documentos legales de Asia Menor como el lugar en el
que una persona debe entrar para hacer un juramento o una declaración
solemne ante los jueces. Algunos textos mencionan decisiones legales
prestadas por “la Ciudad”, y es probable que fuera en el edificio
mušlāl donde los jueces que representaban a la ciudad
mantenían sus sesiones. Una de tales decisiones legales deja claro
que el mismo soberano presidía las sesiones de la corte suprema.
Comienza con estas palabras:
“Sello del waklum”; la Ciudad prestó juramento (así)”
La tablilla tipo de
esta decisión lleva el sello del nieto de Erišum, Šarrum-kēn
(Sargon I de Asiria), que fue debatida anteriormente. En un caso, un
mercader debía una considerable cantidad a uno de los epónimos.
Otros tres hombres fueron inscritos en el pagaré como avalistas, y
la corte de la Ciudad dictaminó entonces que uno de los avalistas
tenía que pagar la deuda. En este caso es probable que la corte de
la Ciudad estuviera relacionada en el asunto debido a que el acreedor
era el epónimo que parece haber tenido la función de ministro
financiero.
Bajo
el hijo y sucesor de Erišum, Ikunum (1934-1921), el muro de
fortificación de la ciudad de Aššur fue reconstruido. Esto es
conocido no solo a partir de la mención de Ikunum como uno de los
construcciones anteriores en la inscripción de edificación
anteriormente citada de Šulmānu-ašarēd III, que lista la
restauración de Ikunum después de la de Puzur-Aššur
, pero también a partir de uno de los textos procedentes de Kanesh
que trata de un mensaje desde la Ciudad al kārum
de Kanesh informándole de que su contribución al coste del muro de
fortificación había sido establecido en 10 minas de plata. El
príncipe, así se informa, había escrito él mismo por el dinero y
su mensaje iba a ser leído para cada uno de las organizaciones kārum
en Asia Menor; luego, el dinero que fue recolectado iba a ser sellado
y enviado a Aššur en cuanto fuera posible. Sería interesante
conocer a que otras ciudades fuera de Asia Menor les ordenó Ikunum
que enviaran contribuciones. El hecho peculiar es que numerosos
establecimientos en Asia Menor y en Mesopotamia septentrional son
mencionados muchas veces en los textos paleoasirios, y también es
mencionado Gasur-Nuzi; pero no se hace referencia a ninguna ciudad en
Asiria propiamente dicha excepto Aššur en cualquiera de los
documentos. Se desconoce, no obstante, si los reyes contemporáneos
de Ešnunna persiguieron una política agresiva y debe reconocerse la
posibilidad de que un ejército enemigo hubiera avanzado hasta la
ciudad capital. El reinado de Ikunum no parece haber sido muy largo;
pues no solamente hizo la transacción de negocios anteriormente
citada que había comenzado bajo Erišum extendiéndose hasta el
reinado de Šarrum-kēn, sino que, a juzgar por la pertinente
información contenida en el relato de Aššur-rā‘īm-nišēšu,
también la restauración del muro de defensa de la ciudad capital
fue completado por Šarrum-kēn. El reinado de este rey debe haberse
recordado por la posteridad como el apogeo del periodo asirio antiguo
representado una época de riqueza y poder para el país. Para la
estimación en los términos de la lista de reyes “larga”, unos
tres periodos de 350 años más tarde, un joven y ambicioso rey
escogió el nombre de Sargón el Joven con la esperanza de
traer de vuelta la edad dorada de sus dos tocayos más antiguos.
En
la época del segundo sucesor de Šarrum-kēn, Naram-Sin de
Asiria, tuvieron lugar acontecimientos que amenazaron con descomponer
la paz y la prosperidad que parece haber caracterizado el gobierno de
Šarrum-kēn. La “versión estandar” de la lista de reyes informa
lacónicamente:
”En la época de Naram-Sin, Šamšī-Adad fue a Babilonia”
Con qué propósito y bajo qué
condiciones fue se desconoce. Por el lado positivo, no obstante, se
sabe que Ipiq-Adad II de Ešnunna había conquistado Rapiqum,
y se sabe además a partir de las capturas previas y siguientes de
esta ciudad fronteriza que los asirios consideraban a Rapiqum en
manos hostiles como un peligro para su seguridad y para sus líneas
de comunicación. Y todavía más puede demostrarse que el fin del
gobierno de Ipiq-Adad II de Ešnunna ocurrió unos pocos años antes
de la ascensión de Šamšī-Adad al trono asirio. El último año de
Daduša se correspondía con el vigésimo noveno
de Šamšī-Adad; Daduša gobernó durante al menos once años; su
hermano y predecesor, Naram-Sin de Ešnunna, gobernó durante,
al menos, doce años; al menos dos años deben estimarse para
Iqish-Tishpak y su padre, Ibni-Erra, y además, hay al
menos 6 nombres de año que hasta el momento no son confirmables.
Llega a ser evidente que Naram-Sin de Asiria envió a Šamši-Adad,
en esa época un súbdito suyo, con un ejército a Babilonia, para
ahuyentar a Ipiq-Adad II lejos de suelo babilónico. Que Samsi-Adad
tuvo éxito en esta empresa puede inferirse de la aparición sobre el
trono de Ešnunna de dos hombres, Ibni-Erra e Iqiš-Tišpak, que
evidentemente no pertenecían a la dinastía de Ipiq-Adad II y separó
el gobierno de este rey del de sus dos hijos. Ellos debieron haber
sido colocados sobre el trono por el victorioso ejército asirio,
pero no pudieron mantenerse una vez que los asirios retiraron sus
tropas.
Actuando
como muchos comandantes de ejército a través de la historia,
Šamšī-Adad entonces tomó, a su vuelta de Babilonia, primero
Ekallatum y luego, después de haber residido allí durante tres
años, Aššur. A juzgar por la copia de Khorsabad de la “versión
estandar” de la lista de reyes, Erišum II, el último gobernante
de la dinastía de Puzur-Assur, debe haber gobernado al menos dos
años, porque en la línea fragmentaria que contenía el número de
sus años de reinado el signo de plural después del año se ha
conservado. Así, es más probable que, para la fase final de su
usurpación, Šamšī-Adad aguardara a la muerte de su señor
supremo, Naram-Sin de Asiria.
V.
El Imperio de Šamši-Adad I
Hacía
escasamente treinta años que la figura de Hammurabi, el unificador
de Babilonia, todavía destacaba en un llamativo aislamiento. De
hecho, en la época en que ascendió al trono otro imperio
centralizado había ocupado ya la totalidad de la Mesopotamia
septentrional: era la creación personal de Šamši-Adad I, al que
recientes descubrimientos han hecho posible dar su lugar en la
historia.
Si
Hammurabi había heredado un considerable territorio de su padre,
Šamši-Adad tenía unos comienzos más modestos. Pertenecía a uno
de los numerosos clanes nómadas que se habían infiltrado en
Mesopotamia tras la quiebra de la III dinastía de Ur. Su padre,
Ila-kabkabu, gobernaba sobre una tierra que limitaba con el reino de
Mari, con el que había entrado en conflicto. No se sabe bien lo que
sucedió a continuación. De acuerdo con una versión, la
autenticidad de la cual no es segura, Šamši-Adad se dirigió a
Babilonia, mientras que su hermano sucedió a Ila-kabkabu. Más tarde
tomó Ekallatum; la captura de esta fortaleza, en la orilla izquierda
del Tigris, en el extremo meridional del Zab Inferior, dejó las
puertas de Asiria abiertas a él. Una vez instalado en el trono de
Aššur, Šamši-Adad pronto emprendió la expansión de su dominio en
dirección oeste. Entre los diversos archivos del palacio de Mari ha
sido encontrada una carta de un príncipe del “País Alto”,
buscando la protección de Yakhdum-lim. Sintió que los arremetidas
de Šamši-Adad, que ya había tomado varias de sus ciudades, eran
una amenaza para él; hasta entonces había resistido victoriosamente
los ataques de sus vecinos desde las tierras de Alepo, Karkemiš y
Uršu. Pero el mismo Yakhdum-lim iba a salir de la escena, asesinado
por sus propios servidores, que quizá actuaron a instigación de
Šamši-Adad. En todo caso, ocupó Mari, mientras que el heredero al
torno, Zimri-lim, buscó refugio con el rey de Alepo. La anexión de
Mari representó una considerable ganancia de territorio, pues
Yadukh-lim había controlado el valle medio del Éufrates al menos
hasta la desembocadura del Balikh.
En
posesión, de ahora en adelante, de un imperio que abarcaba desde los
montes Zagros hasta el Éufrates, Šamši-Adad compartió su poder
con sus dos hijos. Instaló al mayor, Išme-Dagan, en Ekallatum, con
la pesada tarea de mantener bajo control a los belicosos habitantes
de las montañas y montar una guardia vigilante contra el reino de
Ešnunna, que iba a seguir siendo su enemigo principal. En Mari dejó
a su hijo menor, Yasmakh-Adad, que tendría que esforzarse él mismo
sobre todo contra las incursiones nómadas de la estepa siria.
La
correspondencia entre el rey y sus dos hijos recuperadas en Mari,
junto con una pequeña colección de archivos proveniente de Tell
Shemshara, centro del gobierno de distrito en Kurdistán meridional,
hizo posible determinar los límites de la autoridad de Šamši-Adad.
En dirección a Ešnunna la frontera -si podemos hablar de “frontera”
en está fecha- debe haber corrido más o menos a lo largo del
‘Adhaim, al menos a lo largo del valle del Tigris, ya que las
marcas orientales seguían estando en disputa. Así fue como
Šamši-Adad tuvo que luchar con Daduša, sucesor de Naram-Sin, por
la posesión de Qabra, en el distrito de Arbela, mientras que los
Turukkeos hicieron imposible retener Shusharra (Tell Shamshara). Aquí
no solo era la casi continua hostilidad de Ešnunna a la que tenía
que enfrentarse, sino también los turbulentos habitantes de las
estribaciones de los Zagros los Guti y los Turukkeos. Estos últimos
deben haber sido particularmente oponentes peligrosos. Con ocasión
de un tratado de paz Mut-Aškur, hijo y sucesor de Išme-Dagan,
contrajo matrimonio con la hija de un jefe turukkeo llamado Zaziya e
incluso Hammurabi de Babilonia no desdeñó buscar la alianza con
este hombre.
La
totalidad de la Alta Mesopotamia propiamente dicha estaba en manos de
Šamši-Adad. Las “colonias” asirias en Capadocia estaban
demostrando renovada actividad en esta época, pero se desconoce cuán
lejos se extendía la autoridad real del soberano en dirección de la
meseta anatólica. En el oeste debe haber parado en el Éufrates
donde comenzaba el reino de Yamkhad con su capital en Alepo. Cuando
Šamši-Adad se vanagloriaba de haber erigido una estela triunfal en
la costa mediterránea, en el Líbano, puede haber sido solo una de
las expediciones de corta vida, más económica que militar, en la
tradición establecida por Sargón de Akkad años antes. No obstante,
Šamši-Adad no descuidó extender su influencia así como
neutralizar Alepo. Estuvo aliado con los príncipes de la Alta Siria,
especialmente con el príncipe de Karkemiš, y selló sus buenas
relaciones con Qatna mediante el matrimonio. Su hijo Yasmakh-Adad se
casó con la hija del rey de la ciudad, Iskhi-Adad. En el sur,
finalmente, dominó el valle medio del Éufrates casi hasta la
latitud de Ešnunna
El
imperio que Šamši-Adad había creado por sí mismo, de este modo
era vasto y próspero. Cruzado por varias grandes rutas comerciales,
abarcaba la prolífica llanura asiria, el húmedo cinturón que
limita con la meseta anatólica y los fértiles valles del Khabur y
el Éufrates. Naturalmente, era codiciado por todos sus vecinos -los
medio famélicos saqueadores de las montañas y estepas, y los
ambiciosos monarcas de Alepo, Ešnunna
y Babilonia. Šamši-Adad iba a maniobrar entre estos múltiples
peligros con lucidez y habilidad, energía y tenacidad. Hemos visto
que dio a sus hijos el deber de vigilar los dos flancos de su reino.
En Išme-Dagan, que era, como él mismo, un soldado fuerte sin miedo
a arriesgar su propia piel, pudo confiar sin vacilar. Ni omitió
presentarle como ejemplo para su segundo hijo, que estaba lejos de
seguirle los pasos. Débil y vacilante, Yasmakh-Adad a menudo merecía
más la culpa que la gloria: “¿Es que eres un chiquillo?”, le
reprochaba su padre,
“¿Es que no tienes ya barba?
Él le dice verdades domésticas contundentes:
“Mientras que tu hermano resulta victorioso, tú yaces abajo entre las mujeres..”
Išme-Dagan no tiene escrúpulos en aconsejar a su hermano menor:
“Por qué estás gimiendo sobre esta tema? Esa no es una gran conducta.”
Más tarde sugiere, bien como maniobra política o por un deseo
genuino de ayudar a su hermano, que no se dirigiera al rey, su padre,
directamente, sino utilizándole como intermediario:
“Escríbeme lo que estas intentando escribir al rey, de modo que, cuando sea posible, yo mismo puedo avisarte”
En otro sitio exclama:
“Muestra algo de sentido común.”
Es entendible que Šamši-Adad, cuya admirable intención era enseñar
a su hijo a ejercer el poder, le diera consejeros que tuvieran su
confianza y se mantenían informados de las instrucciones que
Yasmakh-Adad recibía de su padre. Al mismo tiempo, este último
mantenía su mano sobre todo. Sus cartas no tienen que ver solo con
cuestiones de alta política, con relaciones internacionales u
operacioens militares, sino frecuentemente se preocupan con asuntos
de importancia menor, tales como la designación de oficiales,
caravanas o mensajeros que atravesaba , medidas a ser tomadas en
relación con fugitivos, la vigilancia a mantener sobre los nómadas,
el envío de ganado o provisiones, construcción de barcos, los
movimientos proyectados de Yasmakh-Adad, sin mencionar asuntos
privados en relación con individuos.
Si
Šamši-Adad mantuvo un control estricto sobre las cosas, sin
embargo, no era su intención tomar toda la iniciativa al margen de
sus hijos o sus oficiales. Por ejemplo, fue para Yasmakh-Adad el
puesto de gobernador de Terqa, o mayordomo del palacio de Mari. A
menudo era objeto de las quejas de su padre:
“¿Cuando tiempo hace que no gobiernas en tu propia casa? ¿No ves a tu hermano comandando grandes ejércitos?”
Por otra parte, todo el
funcionamiento de los asuntos no descansaban solamente en los hombros
del soberano, pues el servicio administrativo estaba organizado sobre
una base sólida asistida por otros oficiales de carrera en todos los
niveles. Cada distrito estaba encomendado a un gobernador asistido
por otros oficiales de carrera, todos cuidadosamente seleccionados
sobre el terreno dual de competencia y lealtad. Otros altos oficiales
estaban especializados, como el relacionado con la preparación de
los censos, que fueron asignados a los “Cuarteles Generales” de
Yasmakh-Adad. La cancillería y los servicios de contabilidad con la
misma preocupación por la eficiencia. Mensajeros de movimiento
rápido atravesaban regularmente el país, y a menudo Šamši-Adad
enfatizaba la urgencia de los mensajes que iban a mandarse. Eso es por
lo que a menudo fecha sus cartas, una práctica inusual en ese
tiempo, en ciertos casos incluso yendo tan lejos como para
especificar el momento del día. El rey y sus hijos siempre estaban
en movimiento, pero la correspondencia dirigida a ellos, sin embargo,
terminaba siendo ordenada y catalogada en las salas de archivos de la
administración central. Hubo el mismo rigor sobre la redacción y el
mantenimiento de los documentos financieros. Así, Šamši-Adad
exigía que deberían ser producidas cuentas detalladas preocupándose
de los costes de hacer estatuas de plata.
Los
asuntos militares eran naturalmente organizados con no menos cuidado
que la administración civil. Las guarniciones, sin duda, pequeñas
en número, estaban permanentemente estacionadas en las ciudades, y
la tropas eran reclutadas para cada campaña, tanto a partir de la
población fija como de los nómadas; los khaneos, especialmente,
proporcionaban valiosos contingentes. A su vuelta, los hombres eran
desmovilizados. A veces ocurría que eran enviados a descansar en sus
casas durante unos pocos días entre dos combates, y por la misma
razón, se tomaban medidas para aliviar a las guarniciones
fronterizas periódicamente. Antes de marchar, se componía una lista
de los hombres que tomaban parte en la campaña, y se establecía la
distribución de provisiones. A veces las tropas operaban en número
considerable: para el asedio de Nugurrum, la captura de la cual
representó, sobre la evidencia del mismo Šamši-Adad, uno de los
más importantes eventos militares de su reinado, se menciona la
cifra de 60,000 hombres. Los censos, que incluían, al mismo tiempo,
ritos purificatorios y el registro de habitantes en las listas de
reclutamiento del ejército, fueron instituidos a veces a nivel de
distrito, a veces en todo el reino. Aunque los textos de Mari no
hacen mención sobre ello, el ejército debe haber incluido algún
personal especializado en sus filas. Estaba perfectamente equipado
para la guerra de asedio, sobre la que anteriormente nuestra única
información se derivaba de fuentes asirias. Todos los métodos que
pueden ser llamados clásicos fueron empleados -el levantamiento de
terraplenes envolventes para reforzar el bloqueo de una ciudad
asediada, la construcción de bancos de asalto de tierra compactada
que hacían posible alcanzar la cima de las fortificaciones, cavado
de galerias para minar los muros, y el uso de dos tipos de maquinas
de asedio, la torre de asalto y el ariete. Los preparativos para la
conquista se hacían a largo plazo: se tenía que recurrir a espías,
y una campaña de propaganda, llevada a cabo por nativos que habían
sido sobornados, abrían el camino para la ofensiva militar. El
objetivo era hacer que la población se pusiera del lado del invasor
por su propia voluntad. Finalmente, las columnas invasoras eran
precedidas por vanguardias, cuya misión era llevar a cabo el
reconocimiento.
Tanto
si iba a liderar a las tropas en batalla en persona, o a
inspeccionarlas, encontrarse con príncipes extranjeros, o
simplemente asegurarse de que sus órdenes se llevavan a cabo
inteligentemente y se mantenía la máquina burocrática en orden de
trabajo que él había creado, Šamši-Adad estaba continuamente en
movimiento. No puede decirse realmente que tuviera una capital. A
juzgar por las cartas que han llegado hasta nosotros, a menudo no
estaba en Aššur o en Nínive, sino que prefería vivir en una
ciudad en el alto Khabur, que probablemente debemos buscar en el
sitio de Chagar Bazar, donde ha sido encontrado un almacén de
archivos financieros.
La
ciudad fue llamada Shubat-Enlil en honor del dios de Nippur, que
pronunciaba los nombres de los reyes y les entregaba el cetro. La
ambición de Šamši-Adad estaba en proporción con su éxito, y no
vaciló en proclamarse “Rey de la Totalidad”, un título llevado
antaño por Sargón de Akkad. De acuerdo con esta pretensión, invocó
el patronazgo del dios Enlil, cuyo lugarteniente gustaba de
titularse, y construyó un nuevo templo para el dios Aššur.
Probablemente, estaba en la misma línea de conducta por lo que reparó
las ruinas del templo de Ištar, construido en los antiguos días en
Nínive por Maništusu, y por lo que dedicó un templo a Dagan en su
ciudad de Terqa, pues Dagan era el dios que una vez había aceptado
la adoración de Sargón, y le concedió a cambio la soberanía sobre
el “País Superior”.
No
es posible escribir una historia del reinado de Šamši-Adad. Gracias
a las cartas procedentes de Mari sabemos algunos de sus sucesos
destacados, pero solo nos proporcionan destellos momentáneos. No
están organizados cronológicamente, y cubren, sin duda
irregularmente, solo parte de su reinado, del que se dice que había
durado 33 años en total. Los textos están fechados de dos maneras,
la práctica asiria de nombrar epónimos anuales siendo mucho más
ampliamente usada que el sistema babilónico de nombrar a los años
por un acontecimiento. No obstante, las numerosas referencias a
operaciones militares en la correspondencia del rey indican que su
reinado estuvo lejos de ser pacífico. Una de las principales
campañas tuvo la región del Zab Inferior como su objetivo. Esta
finalizó con la captura de varias ciudades importantes,
especialmente Qabra, Arrapkha y Nugurrum. Muchas operaciones,
conducidas con diversa fortuna contra los turukkeos, también
tuvieron lugar en la montañosa región de las marcas orientales. Una
expedición organizada mucho más cuidadosamente se hizo para
conquistar la tierra de Zamalqum, nombre dado a la región de Harran.
Solo unos pocos ecos revelan las hostilidades con Ešnunna; sabemos,
a partir de un nombre de año del reinado de Daduša, que derrotó un
ejército mandado por Išme-Dagan. Una serie de cartas tratan de otra
campaña defensiva librada contra los ejércitos de Ešnunna, pero
esta compuesta solo de mensajes intercambiados entre Yasmakh-Adad y
su hermano Išme-Dagan. Todos los indicios sugieren que estos sucesos
tuvieron lugar solamente a partir de la muerte de su padre.
De
hecho, Šamši-Adad, debe haber salido de la escena en la cima de su
carrera. En Ešnunna, el hijo y sucesor de Daduša, Ibal-pi-El II,
llamó a su quinto año de su reinado “el año de la muerte de
Šamši-Adad”, lo que sugiere que por esta época se había
convertido en un subordinado del gran rey. Esto está confirmado por
una carta en la que Išme-Dagan, habiendo subido al trono, reaseguró
a su hermano, diciendo en particular que el tenía a los elamitas con
una correa, así como también a su aliado, el rey de Ešnunna. No
obstante, los temores de Yasmakh-Adad estaban bien fundados. Aquí
los testimonios llevan una cosa a la otra. Varias cartas recubiertas
en Mari indican el avance de las tropas de Ešnunna; alcanzaron el
Éufrates en Rapiqum, una marcha de tres días sobre Sippar, y
estaban remontando la corriente. Los nombres de los años 8º y 9º
de Ibal-pi-El II, por su parte, conmemora la destrucción de Rapiqum
y la derrota de los ejércitos de Subartu y Khana, por los que
debemos entender Asiria y Mari. Išme-Dagan no habían sido capaces
de venir en ayuda de su hermano efectivamente. No cabe duda de que
estaba distraído contra otros adversarios, pues la muerte del
conquistador había estimulado, de hecho, a todos sus enemigos a
atacar sus dominios. Tan pronto como fue reducido a sus propios
recursos, Yasmakh-Adad, un individuo sin color, estaba condenado a
perderse de vista en la tromenta. Las circunstancias precisas que
acompañaron a su caída se desconocen. Un pasaje en una carta
implica que fue expulsado de Mari después de una derrota sobre su
hermano mayor.
El
ejército de Ešnunna no llegó hasta Mari, pues Ibal-pi-El no hace
referencia a la captura de la ciudad. Pero el representante de la
dinastía que había desposeída, Zimri-lim, obtuvo ventaja de estos
sucesos para recuperar el trono de sus padres. Pudo contar con el
apoyo del rey Yarim-lim de Alepo, que le dio la bienvenida durante
sus largos años de exilio y le había dado a su hija en matrimonio.
Quizás la derrota sufrida por Išme-Dagan le fue infligida por las
tropas de Alepo, que luego habían expulsado a Yasmakh-Adad en favor
de Zimri-lim. En una carta a su suegro Yarim-lim, Zimri-lim declara:
“Verdaderamente es mi padre quien ha hecho que recupere mi trono”
No obstante , es un hecho el que la
campaña del rey de Ešnunna había abierto el camino para la
reconquista de Mari al invadir el anterior imperio de Šamši-Adad
desde el sur.
En
cuanto a Išme-Dagan, logró mantener su patrimonio, pero solamente
en Asiria, perdiendo de un solo golpe el Éufrates medio y la mayor
parte de la Alta Mesopotamia, que o bien recuperó su independencia o
pasó al control de Zimri-lim. Incluso la región del alto Khabur,
junto con Shubat-Enlil, la residencia de su padre, escapó de sus
manos. De hecho, intentó varias contraofensivas en esta dirección,
pero al parecer sin éxito, al menos durante el reinado de Zimri-lim.
No sabemos si consiguió recuperar un punto de apoyo en esta porción
de la herencia de su padre después de Ešnunna y Mari hubieran caído
bajo las arremetidas de Hammurabi.
A
juzgar por las cartas de su padre Išme-Dagan, no obstante, parece
tener la estatura como para continuar el trabajo que había comenzado
su padre. El hecho era que el imperio que Šamši-Adad le legó era
difícil de mantener. Era rico y populoso, pero falto de cohesión,
formado por una yuxtaposición de varias provincias bastante
distintas. Además, expuesta a lo largo de todas sus fronteras, su
posición geográfica la hacía particularmente vulnerable; no hubo,
por ejemplo, comunicación directa entre Mari y Aššur. Cercado por
poderosos y mal dispuestos vecinos, Alepo y Ešnunna, no pudo
sobrevivir al hombre que lo había creado solo por su incansable
energía, su genio militar y sus habilidades como organizador.
Incluso
después de la muerte de Šamši-Adad, que marcó el inicio de la
desintegración del Reino Asirio Antiguo, Išme-Dagan se aseguró de
que Ekallatum estuviera fuertemente guardada y continuó sirviendo,
durante un tiempo, como una efectiva barrera contra una invasión de
la Alta Mesopotamia desde el sur. Išme-Dagan fue un aliado del rey
babilonio Hammurabi, y le proporcionó tropas para su guerra con los
elamitas. Su ciudad fue finalmente tomada y ocupada por un ejército
de Ibal-pi-el, rey de Ešnunna. No obstante, la caída de Ešnunna en
manos de los elamitas en 1765 abrió el camino para Išme-Dagan, que
había pasado varios años en el exilio en Babilonia, para
restablecerse en Ekallatum. Pero llegó a verse implicado en otros
conflictos en la región, especialmente con Zimri-lim, rey de Mari, y
Atamrum, rey de Andarig. Hammurabi rechazó su petición de
asistencia militar; una alianza que él celebró con el rey Silli-Sin
de Ešnunna se demostró inefectiva; y a finales de 1763 los ataques
sobre su ciudad por sus enemigos le obligaron una vez más a buscar
refugio en Babilonia. Hammurabi debe haberle restaurado en su trono
en 1762, pues en los registros asirios está acreditado con un
reinado de 40 años. Sabemos que finalmente fue sucedido por su hijo
Mut-Aškur. Pero después de su segunda restauración en el trono de
Ekallatum, no sabemos como le fue le fue en esta ciudad, o en sus
tratos con sus vecinos o su señor babilonio. Las cartas de Mari, que
nos informan sobre sus actividades finalizan abruptamente con la
caída de Mari en manos de Hammurabi en 1761.
A
pesar de que la Lista Real termina con Išme-Dagan la dinastía de
Šamši-Adad I, la “versión estandar” deja fuera aquí a
gobernantes que están atestiguados al menos por algunas lista de
reyes fragmentarias procedentes de Aššur. Uno de estos preciosos
fragmentos esboza una línea después de Erishun II para indicar que
con él la dinastía finaliza; luego enumera a Šamši-Adad e
Išme-Dagan, seguidos por Mut-Aškur que es conocido a partir de los
textos de Mari como hijo de Išme-Dagan y presunto heredero y, como
cuarto miembro de esta dinastía, Talmu-Sh[arri], “Grande es el
Rey”, un nombre bien conocido a partir de los textos de Nuzi. Este
nombre hurrita del hijo y sucesor de Mut-Aškur no es sorprendente si
se recuerda que, en un desesperado intento por poner fin a una
prolongada guerra con el rey Zaziya de la tribu hurrita de los
Turukku, Išme-Dagan arregló el matrimonio entre la hija de Zaziya y
su propio hijo, Mut-Aškur, el futuro rey. Que este hurrita que era
considerado un extranjero y probablemente se mantuvo sobre el trono
real solamente con la ayuda de tropas de su tierra natal materna,
Turukku, enfureció a los asirios puede ser deducido a partir de dos
elementos de prueba. El primer elemento de prueba es la falta en la
“versión estandar” de cualquier referencia a cualquier Mut-Aškur
o Talmu-Sharri, cuya ausencia está bien en línea con el principio
establecido anteriormente de omitir hombres que eran dependientes de
un gobernante extranjero. En segundo lugar, en una losa de alabastro
encontrada en Aššur aparece una enigmática inscripción, muy mal
conservada, en la que un cierto Puzur-Sin, que se llama así mismo
con el título habitual “rey sacerdote de Aššur” narra en su
introducción cómo había depuesto a un nieto (de nombre no
descifrado) de Šamši-Adad I del trono asirio. Justifica su acción
al señalar que Šamši-Adad I no era un asirio sino un usurpador extranjero y toda su dinastía era, por tanto, ilegítima. Después
de que Puzur-Sin hubiera tomado el control de Asiria, buscó
venganza, y sus acciones incluían la destrucción del palacio que
Šamši-Adad había construido. Luego describe como construyó una
nueva muralla. Esto es seguido por una fórmula de terminación y una
referencia a alguna otra construcción:
En
cambio, si observamos la secuencia de gobernantes de la lista Real
Asiria estandar, encontramos
lo
siguiente:
De
cualquier modo con el hijo de Adasi, comienza una serie
ininterrumpida de reyes, que, después de un periodo de oscuridad de
unos 300 años, llega hasta Eriba-Adad I y su hijo Aššur-uballit I,
con quienes nos internamos en el Reino Asirio Medio.
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