[Traducido del articulo " Hamdanides" de M. CANARD, incluido en el volumen III de la Encyclopedie de l’Islam]
a)
Los inicios de la familia Hamdaní
El
surgimiento de esta dinastía se inscribe en el fenómeno de la
fragmentación del Califato Abbasí de Bagdad que comenzó en las
provincias de las fronteras este y oeste del Imperio Islámico y a
principios del s.IX ya alcanzó a las provincias centrales de
Iraq. El primer miembro de la familia sobre el que se posee
referencias históricas es Hamdan b. Hamdun b. al-Harith, cuya
genealogía se remonta hasta Adnan: Hamdan b. Hamdun b.
al-Harith b. Luqman b.Rashid b. Muthana b. Rafi b. al-Harith b. Utayf
b. Mujzia b. Harith b. Malik b. Ubayd b. Adi b. Usama b. Malik b.
Bakr b. Habib or Hubayb b. Amr b. Ghanimb. Taghlib b. Wail b. Nizarb.
Qasit b. Hanb b. Afsaibn b. Du'mi b. Du'mi b. Jadilat b.
Rabi'ah b. Nizar b. Ma'add b. Adnan. Hamdan, al que vemos
aparecer en 868 con otros Taghlibíes, en un ejército que lucha
contra los Kharidjíes de Jazirah, pero a partir de 879-80 y sobre
todo 885-6 en las filas de los Kharidjíes, de ahí su sobrenombre de
al-Shari. En 892-3, en el momento en que al-Mu’tamid
toma el poder y decide restablecer la autoridad del Califa en
Jazirah, Hamdan b. Hamdun está en posesión de varias plazas de esta
zona, entre ellas Mardin y, sobre la orilla izquierda del Tigris
Ardumusht. En 895, el Califa se apodera de Mardin, que Hamdan había
liberado. Después sus tropas tomaron Ardumusht, que el hijo
de Hamdan, Husayn, al que su padre, al huir, había dejado la
guardia de la fortaleza, entregó a las fuerzas califales y se reúne
con él. Hamdan, después de una movida persecución por las dos
orillas del Tigris se rinde al Califa frente a Mosul y es hecho
prisionero.
Su
hijo Husayn b. Hamdan, que se le había unido, se convirtió
en un precioso auxiliar para el Califa en su lucha contra los
Kharidjíes y su jefe, Harun al-Shari. Gracias a él, éste
último fue capturado, y el Califa, agradecido, acordó el perdón
para su padre Hamdan y el mando de un cuerpo de caballería Taghlibí
en el que se integraron muchos miembros de su familia. Participó en
las luchas en Djibal contra Bakr b. Abd al-Aziz b. Abi Dulaf (de
la familia de los Dulafíes) en 896 y en las expediciones
contra los Qarmatas. Durante el reinado del Califa al-Muktafi, en
903, bajo las órdenes de Muhammad b. Sulayman, sahib
diwan al-djaysh, fue el artífice de la victoria en Siria
sobre el Sahib al-Khal, que fue capturado. Tomó parte en la
expedición del mismo Muhammad b. Sulayman que reconquistó Egipto al
último amīr Tuluní en 904-5, y rehusó ser nombrado
gobernador de Egipto. Combatió de nuevo a los Qármatas en Siria en
907-8. Habiendo participado en la conjura que tenía por objetivo
colocar en el trono a Ibn al-Mu’tazz en diciembre de 908,
huyó después del fracaso de complot. Su hermano, Abū’l-Haydja
Ahmad b. Hamdan fue encargado de perseguirle pero no pudo
alcanzarle. Finalmente, Husayn pide el aman a través de su
hermano Ibrāhīm y lo obtiene. Él mismo fue nombrado
gobernador de Kumm y Qashan en Djibal. De vuelta a Bagdad recibe en
910 el gobierno de Diyar Rabi’a, pero entró en conflicto con el
eunuco Mu’nis en 916. Tomado prisionero fue muerto en
oscuras circunstancias, quizá a consecuencia de un complot shi’i
en el que había participado desde su prisión, pues tenía claras
simpatías shi’ies.
La región de al-Jazirah, con sus subdivisiones, Diyar Rabi'a, Diyar Bakr y Diyar Mudar |
Los
hermanos de Husayn, Abū’l-Haydja Abd Sa‛īd, Ibrāhīm,
Da’wud y Sa’id quedaron fieles al Califa. El
primero había sido nombrado gobernador de Mosul en 905-6. Sometió a
los kurdos de la región; dirigió, como ya se vió, las operaciones
contra su hermano Husayn en 908, pero fue destituido en 913-4
por razones poco claras, se rebeló, pero se sometió a Mu’nis, fue
perdonado y recobró su gobierno de Mosul en 914-5. Sospechoso,
cuando la revuelta de Husayn en 916 y encarcelado varias veces, al
igual que su hermano Ibrāhīm, volvió a encontrar pronto un mando
en el ejército y combatió a las órdenes de Mu’nis contra Yusuf
b. Abi’-Sadj, gobernador de Azerbaijan y Armenia, alzado en
rebelión en 307/919. Mientras que su hermano Ibrāhīm recibía en
307/919 el gobierno de Diyar Rabi’a (donde a su muerte en
308/920 fue reemplazado por su hermano Da’wud), Abū’l-Haydja’
fue designado en 308/920 para gobernar Tarik, Khurasán y Dinawar, y
estando allí añade en 313/925-6 el gobierno de Mosul, que recobra y
que comprendió al cabo de un tiempo las regiones de Bazabda y de
Karda sobre la orilla izquierda del Tigris. Abū’l-Haydj’
conservó sus funciones hasta su muerte en 317/929, jugando un papel
político y militar totalmente activo en la historia del
Califato, que le alejó de Mosul, donde dejó como lugarteniente a su
hijo al-Hasan, futuro Nāsir al-Dawla. En 311/923-4 se
encargó de asegurar la seguridad en la ruta de peregrinación:
atacado a su vuelta por el qármata Abū Tahir Sulayman, fue
hecho prisionero, pero recobró la libertad en 312/924. En 315/927-8,
los Qármatas, habiendo llegado hasta ‘Ayn al-Tamr, en las
proximidades de al-Anbar sobre el Éufrates amenazaron seriamente
Bagdad. Abū’l-Haydj’, con sus tres hermanos, Sulayman,
Sa’id y Nasr, formó parte del ejército enviado para
detener a los invasores. Según una tradición, está fue una
iniciativa de Abū’l-Haydj’, que obtuvo el mando del ejército,
con el que cortó el puente de Nahr Zubara, gracias a lo cual
Bagdad debió su salvación, teniendo los Qármatas que dirigir sus
operaciones a otro lugar.
Mientras,
Harun b. Gharib, hijo del tío materno del Califa al-Muktadir,
que pretendía ocupar el puesto del general en jefe, el eunuco
Mu’nis, amigo de los Hamdaníes, había conseguido el gobierno de
Djibal y destituyó a Abū’l-Hadj’ de su gobierno de Dinawar.
Entonces, se dirigió a Bagdad con sus tropas. Tomó parte del
complot que estalló a principios de febrero de 929, y tuvo por
objetivo derribar a al-Muktadir y sustituirle por su hermano Muhammad
al-Qahir. En estrecha unión con el prefecto de policía, Nazuk,
jugó allí un importante papel. Es quien instala a al-Qahir en
palacio y obtiene la abdicación de al-Muktadir; al mismo tiempo, no
perdiendo de vista sus intereses se hizo conceder un enorme gobierno
territorial. Pero se produjo una nueva contrainsurrección, y el
nuevo Califa fue asediado en su palacio. Abū’l-Hadj’ murió
heroicamente en la defensa hasta el fin de al-Qahir.
Al-Muktadir, restablecido en su autoridad, manifestó el más vivo
pesar por la muerte de Abū’l-Haydj’.
Los
dos hijos de Abū’l-Hadj’ llegaron a ser los más célebres de la
familia Hamdaní, y, herederos del prestigio de su padre, siguieron
su ejemplo político e ilustraron los dos amīratos que gobernaron,
los de Mosul y Alepo. Pero Abū’l-Hadj’ puede ser considerado el
fundador del amīrato de Mosul y de la dinastía de los Hamdaníes.
b)
El amirato Hamdaní de Mosul
Abū
Muhammad Al-Hasan b. Abd Allāh b. Hamdan,
hijo de Abū’l-Hadj’, futuro Nāsir al-Dawla, tuvo,
a continuación, algunos problemas en imponerse como amīr en Mosul.
A la muerte de su padre heredó una parte de sus dominios sobre la
orilla izquierda del Tigris, y se vió fustrado de Mosul, que
recobra, sin embargo, en 930, pero fue privado de nuevo a
consecuencia de las intrigas de sus tíos Nasr y Sa’id, que le
dejaron solamente la parte occidental de Diyar Rabi’a. En 322/934,
vuelve a ser jefe de Mosul y de Diyar Rabi’a, pero fue suplantado
por las intrigas en Bagdad de su tío Sa’id. Se desembaraza por
medio de él mediante asesinato; después Mosul fue ocupada por las
tropas del visir Ibn Mukla. Hasan, que había huido a Armenia,
preparó desde allí la reconquista de Mosul. Triunfa sobre los
lugartenientes del Califa y del clan taghlibí rival, los Banu
Habi que habían tomado parte contra él. Al final de 935, recibe
finalmente del califa al-Radi el gobierno de Mosul, y de tres
provincias de Jazira (Diyar Rabi’a, Diyar Mudar y Diyar Bakr). Le
hizo falta, por otra parte, la ayuda de su hermano menor ‛Alī, el
futuro Sayf al-Dawla, para conquistar tras dura lucha la Yazira y en
adelante, se propuso a dar vía libre a sus ambiciones.
La
crisis del Califato que había forzado al Califa, al-Radi a
dejar su puesto en manos del amir al-umara’, suscitó la
rivalidad entre todos los candidatos a este cargo. Hasan, fuerte por
el poder que le confiere estar en posesión de una rica
provincia, ambiciona el puesto, entra en conflicto con el amir
al-umara’ Badjkam, que intenta, sin éxito desposeerle
de Mosul. Hasan sostuvo durante un instante a otro amir al-umara’,
Ibn Ra’ik, y al Califa al-Muttaki, que estaba siendo
amenazado por el ambicioso Ahmad al-Baridi de Basora, pero
hizo asesinar a Ibn Ra’ik y tomó su lugar en Bagdad en 330/942,
tras haber restablecido al Califa en su capital (4 de junio de 942).
Antes, había recibido el título de Nāsir al-Dawla
(‘Defensor de la Dinastía’), en tanto que su hermano ‛Alī,
que le había secundado con su primo Husayn b. Sa‛īd b. Hamdan,
obtuvo de él el de Sayf al-Dawla (‘Espada de la Dinastía’).
Nāsir al-Dawla gobierna el Imperio Abbasí durante un año
aproximadamente, pero debe ceder el poder a uno de sus oficiales que
se había rebelado, el turco Tuzun, y vuelve a Mosul. El
Califa al-Muttaki en desacuerdo con Tuzun, se coloca bajo la
protección Hamdaní, pero Hasan, habiendo sido vencido por Tuzun,
abandona al Califa, que después de haber intaentado buscar un apoyo
junto al Al-Ikhshidí de Egipto, jefe de la Siria, vuelve a Bagdad.
Nāsir al-Dawla concluye con Tuzun en 332/944 un pacto que le asegura
el gobierno de la Jazira. Se opone, sin éxito, a continuación al
Buwayhí Mu’izz al-Dawla, cuando este tomó el control de la
capital, y firmó un acuerdo con él en 334/enero 946. Fue confirmado
en sus posesiones, y el buwayhí le sostuvo frente a sus tropas
rebeladas. Pero Mu’izz al-Dawla entra en conflicto con él, en
337/948-9 y en 347/958-9, a causa del rechazo de Nāsir al-Dawla de
acatar estrictamente sus obligaciones financieras respecto del poder
central representado por el buwayhí. En 347 debió refugiarse,
incluso, junto a su hermano Sayf al-Dawla, señor de Alepo, hasta la
conclusión de un nuevo tratado que Mu’izz al-Dawla pactó con Sayf
al-Dawla, considerando a Nāsir al-Dawla como subordinado de su
hermano. Otra vez más fue apartado de Mosul por el buwayhí, siempre
por las mismas razones en 353/964, pero pudo regresar allí
victoriosamente con sus hijos. Mientras, Mu’izz al-Dawla no quiso
negociar con Abū Taghlib, hijo mayor de Nāsir al-Dawla, que
comenzó a dirigir ya un política personal.
Este
año 353 marca el declive del poder de Nāsir al-Dawla, que viejo y
en conflicto con sus hijos, fue depuesto por ellos y exiliado en
356/967 a Ardumusht, donde murió en 358/969.
El
poder de Nāsir al-Dawla se extendía sobre Diyar Rabi’a, Mosul,
los distritos de la orilla izquierda del río Tigris y Rahba en el
Diyar Mudar. Había dejado Diyar Bakr a su hermano Sayf al-Dawla, que
tenía ya también la parte más grande de Diyar Mudar. Al inicio de
su reinado, Nāsir al-Dawla había intentado sin éxito por dos
veces, en 324/935-6 y 333/944, extender sus dominios en Azerbaijan.
Del mismo modo penetró solo temporalmente en Armenia en 323/935
cuando tuvo que alejarse de Mosul. Es dudoso que intentara allí que
se reconociera su autoridad, lo que hizo más tarde Sayf al-Dawla. En
la guerra con los bizantinos jugó un papel poco importante.
Tuvo
como sucesor a su hijo Fadl Allāh Abū Taghlib
al-Ghadanfar. Abū Taghlib entra en conflicto enseguida con su
hermano Hamdan, quien fue el único que se opuso a la
destitución de su padre Nāsir, y que disponía de un cierto poder,
ya que tenía el gobierno de Diyar Rabi’a, Nisibe, Mardin, y en el
Diyar Mudar, Rahba, y, por otra parte se apoderó de Raqqa y Tafiqa
tras la muerte de Sayf de Alepo. Para luchar cotra Hamdan, Abū
Taghlib se entendió con Bakhtiyar, hijo y sucesor de Mu’izz
al-Dawla, y Hamdan tuvo que alejarse de sus posesiones y refugiarse
en Bagdad. Bakhtiyar rechazó volver a restaurarle en Rahba en
359/970. Pero la guerra empezó de nuevo entre los dos
hermanos, marcado por un combate en el que Hamdan hiere mortalmente a
otro de sus hermanos, y por nuevas disensiones en la familia hamdaní
donde varios miembros abandonaron a Abū Taghlib. Mientras, Hamdan
fue vencido y obligado nuevamente a refugiarse en Bagdad donde le
encontró su hermano Abū Tāhir Ibrāhīm
en 971.
Abū
Taghlib, por el contrario, no choca con su primo de Alepo,
Abū’l-Ma’ali Sharif, sucesor de Sayf al-Dawla, quien
teniendo dificultades en Siria acepta tácitamente la soberanía
nominal del amīrato de Mosul sobre el de Alepo, que había sido
reconocida a Abū Taghlib por el Califa al-Muti, quien no
alteró el estado de las cosas desde la época de Nāsir al-Dawla.
Tampoco se opuso más al embargo de Abū Taghlib sobre Diyar Bakr y
el Diyar Mudar.
Pero
el adversario principal de Abū Taghlib fue el Buwayhí Bakhtiyar,
jefe del Califato y representante del poder central al que el hamdaní
debía pagar tributo. Las hostilidades entre ambos fueron
inevitables, tanto más cuanto que Abū Taghlib soñaba jugar en
Bagdad el mismo papel que antes había tenido su padre Nāsir
al-Dawla, y que dos de sus hermanos estaban allí y sobre todo uno,
Hamdan, incitaba a Bakhtiyar a expulsar a Abū Taghlib de
Mosul. A continuación, Abū Taghlib y Bakhtiyar iniciaron una
política de entendimiento que se manifiesta en la actitud común que
observaron en la consideración de los Qármatas y los
Fatimíes, pero en 363/973, a instancias de Hamdan, Bakhtiyar
retomó la conquista de Mosul, marchando sobre la villa. Un
afortunado movimiento de diversión de Abū Taghlib en dirección a
Bagdad obliga a Bakhtiyar a negociar. El acuerdo, una cláusula del
cual obligaba al reavituallamiento de Bagdad por el hamdaní,
no fue respetado por ninguna de las dos partes, y las hostilidados
comenzaron de nuevo para terminar en un nuevo acuerdo en 974. Las
relaciones mejoraron, y Abū Taghlib, al que Bakhtiyar había hecho
otorgar por el Califa el laqab de ‛Uddat al-Dawla,
sostuvo a aquel contra los jefes turcos rebeldes y él mismo avanza
hasta Bagdad. Pero es gracias a la intervención del buwayhí de
Shiraz, Adud al-Dawla (hijo de Rukn al-Dawla de Rayy) que Bakhtiyar
es depuesto del trono de Bagdad. Abū Taghlib obtuvo un nuevo tratado
que le liberaba del tributo, en 364/975. Cuando Adud al-Dawla decide
en 367/977 sustituir a su primo Bakhtiyar en Bagdad y enviarle a
buscar fortuna en Siria, Abū Taghlib decide apoyar la causa de éste
último, con la idea de conquistar Bagdad, a cambio de la entrega de
su hermano Hamdan, que acompañaba a Bakhtiyar, y le hizo condenar a
muerte. Pero las tropas unidas de ambos aliados fueron derrotadas por
Adud al-Dawla en 367/978. El buwayhí se apodera de Mosul obligando a
Abū Taghlib a huir. Llega a Nisibe, después a Mayyafariqin,
más tarde a Arzan y Armenia, luego a Hisn Ziyad
en el territorio bizantino de Anzitene en posesión del rebelde
bizantino Skleros, esperando obtener un seguro, y se
liga a él por una alianza. Pero sus esperanzas fueron vanas. Volvió
a Amida, sin ser inquietado por las tropas buwayhíes ocupadas en
Mayyafariqin. Después de la toma de esta ciudad en 368/978 no se
encontró seguro y se dirigió a Rahba. Desde allí intenta
vanamente entenderse con Adud, en adelante señor de la mayor parte
de Jazira y decide pasar a Siria, en tanto que el ejército buwayhí
vino a ocupar el Diyar Mudar. Evitando pasar por las posesiones de su
primo de Alepo, Sa’d al-Dawla, que había reconocido la
soberanía de Adud y le fue confiada la captura de su primo fugitivo,
llegó al Hawran. Esperaba entrar en Damasco y y obtener del
Califa Fatimí el gobierno de esta ciudad, cuidada en ese momento por
un rebelde, al-Kassar. Pero le permitió la entrada, y después
de las escaramuzas, se dirige al sur y llega a Kafr ‘Akib
sobre el lago Tiberíades. Entró en negociaciones con el general
fatimí Fadl y le prometió ayudarle a conquistar Damasco.
Pero este estaba obligado a sostener a Mufarridj b. Daghfal b.
al-Djarrah, señor de Ramla, inquieto por la presencia y las
intenciones de Abū Taghlib. Fadl, violando sus compromisos, promete
Ramla al Hamdaní. Finalmente se entrevista con los enemigos de
Mufarridj, los Banu Uqayl, y lleva a cabo con ellos una acción
contra él. Entonces Mufarridj apeló a Fadl. En la batalla que se
entabló Abū Taghlib fue hecho prisionero y mandado matar por
Mufarridj (369/979).
Abū
Taghlib tuvo que sufrir violentos ataques en 972, pero, al año
siguiente, su lugarteniente hizo prisionero al domésticos
Melias, que murió en cautividad. En 974, a su vez, el
emperador asola Mesopotamia. Parece que, en esta época, Abū Taghlib
pagaba tributo al Imperio. Cuando la revuelta de Skleros, tras la
muerte del emperador Ioannes Tzimiscés (Juan I) en 976, el
rebelde bizantino se apoyó sobre Abū Taghlib con el que acuerda un
pacto, y en 368/978 vemos que pasa algún tiempo en Hisn Ziyad,
cuartel general de Skleros.
La
dinastía Hamdaní de Mosul terminó trágicamente. Vemos que su
existencia había sido precaria desde la llegada de Mu'izz al-Dawla a
Bagdad.
La
hermana de Abū Taghlib, Djamila, que había acompañado a su
hermano en su huida, murió también trágicamente. Entregada a Adud
al-Dawla se suicidó, según una tradición. Los otros miembros de la
familia hamdaní de Mosul se unieron al Buwayhí, sobre todo los dos
hermanos de Abū Taghlib, Abū ‛Abd Allāh
Husayn y Abū Tahir Ibrāhīm. Tras la muerte de Adud, un
amīr kurdo, Badh, había tomado posesión de Diyar Bakr. Para
detener las tentativas de Badh sobre el resto de la Jazira, el
buwayhí Samsam al-Dawla, elevado al trono en 379/989, concede
a los dos hermanos autorización para volver a Mosul. Intentaron
volver a tomar el poder y lucharon contra Badh con la ayuda de los
Banu Uqyl. Badh fue muerto en un combate que libró Husayn en la
región de Balad. Su sucesor, su sobrino Abū ‛Alī
b. Marwan, continúa la lucha contra los dos hermanos, e hizo
prisionero a Husayn, pero le libera por la intervención del Califa
fatimí al-Aziz, que le acoge en Siria y le concede el gobierno de
Tyr en 387/997. Otro hermano de Abū Taghlib, Abū’l-Muta’
Dhu’l-Qarnayn, entra, igualmente, al servicio del fatimí y se
convirtió en gobernador de Damasco en 401/1010-1. En cuanto a Abū
Tahir Ibrāhīm, fue arrestado y condenado a muerte por el amīr
uqaylí con el que había combatido a Badh. Desde entonces, Mosul
paso al poder de la dinastía Uqaylí.
Un
nieto de Husayn, Husayn Abū Muhammad, que fue apellidado
Nāsir al-Dawla, como su ancestro, juega un papel importante
en Egipto bajo el reinado de al-Mustansir, primero como gobernador de
Siria, y después en El Cairo durante los problemas de los años 459
y siguientes. En un momento determinado fue el señor absoluto de El
Cairo, intentó restablecer la soberanía abbasí, y quitó toda la
autoridad al Califa. Murió en 465/1072, víctima de un complot con
su hermano Fakhr al-‘Arab.
c)
El amirato Hamdaní de Alepo
La
constitución del amīrato hamdaní de Alepo es obra de ‘Alī
b. Abī’l-Haydj’ Abd Allāh b.Hamdan,
Sayf al-Dawla. Nāsir al-Dawla había intentado, después del
asesinato de Ibn Ra'ik, devolver bajo su autoridad su feudo Diyar
Mudar y el norte de Siria. Pero los lugartenientes que había enviado
allí no tenían más que una autoridad precaria y estaban dispuestos
a jurar lealtad a Abū Bakr Muḥammad al-Iḫšīd,
amīr de Egipto. En 332/944, protegido del Hamdaní, busca
apoyarse sobre el amīr al-Iḫšīd y quiso visitar Siria. Temiendo
que toda la Siria y el Diyar Mudar cayera en manos del al-Iḫšīd,
Nāsir al-Dawla envía tropas comandadas por Husayn b. Sa’id b.
Hamdan que puso las manos en Alepo. El Califa partió hacia
Raqqa, acompañado o mejor vigilado por Sayf al-Dawla, que
había abandonado Nisibe junto a él. Sin embargo, al-Iḫšīd,
que había expulsado a Husayn b. Sa’id de Alepo, estaba llegando a
Raqqa para encontrarse allí con le Califa. Éste último tuvo una
entrevista con el al-Iḫšīd y le confirmó en posesión de la
Siria. Después al-Iḫšīd, que había rehusado participar además,
regresó a Egipto en tanto que el Califa tomó el camino de Bagdad.
Pareciendo más bien precaria la autoridad de los prefectos nombrados
por el al-Iḫšīd en Siria del Norte, Sayf al-Dawla decide, con la
ayuda de tropas y dinero que le ofrece su hermano, apoderarse de la
Siria septentrional. Entra en Alepo en rabi’ I 33/octubre 944, de
acuerdo con los Kilabíes de la región sin resistencia.
Al-Iḫšīd reacciona. Después de una lucha de más de dos años
detenida por una tregua, en 334/945, que la muerte de al-Iḫšīd
empuja a Sayf al-Dawla a repudiar, se concluye una paz definitiva
entre el Hamdaní y el hijo y sucesor de al-Iḫšīd, Abū
al-Qāsim Ūnūĵūr (946-964),
y Sayf al-Dawla se convierte en 336/947 en jefe de un estado que
comprendía la Siria septentrional (djund de Homs y de
Qinasrin, ‘Awasim), la marca fronteriza siria que se
sometió a él desde 335/946, el Diyar Mudar en su mayor parte y el
Diyar Bakr. Este estado sirio-mesopotámico quedaba teóricamente
subordinado al de Mosul, siendo Nāsir al-Dawla el mayor, pero en la
práctica era, territorial y políticamente más importante, y
Sayf al-Dawla que había combatido hasta entonces por cuenta de Nāsir
al-Dawla en Iraq, Mesopotamia, en Armenia misma donde en 328/940
había recibido la sumisión de los príncipes armenios, y contra los
bizantinos, se convirtió en independiente de él y del Califa.
A
partir de aquel día fue el señor de Alepo, responsable de la
defensa de la frontera sirio-mesopotámica que se extendía desde la
Cilicia hasta Shimshat y Kalikala en Armenia, la tarea principal de
Sayf al-Dawla fue la defensa contra los bizantinos, pero también
tuvo que luchar contra las tribus rebeldes de Siria. Se hizo
construir un espléndido palacio en el exterior de Alepo, su
capital principal, siendo la segunda Mayyafariqin, en la que
puso toda su atención también. Reunió a su alrededor a un número
de miembros de su familia, incluyendo a su primo Abū Faras
que el había nombrado gobernador de Manbidj, y se constituye
una corte que los poetas que la frecuentaron la hicieron famosa. El
primer periodo de su reinado estuvo marcado por el éxito tanto en el
interior como en el exterior, pero en el último periodo, a partir de
350/961-2 conoció serios reveses, la ocupación temporal de su
capital por los bizantinos, la pérdida de Cilicia, problemas
internos y rebeliones, la enfermedad (hemiplegia), y murió en safar
356/febrero 967 en Alepo a los 51 años.
El
sucesor de Sayf al-Dawla fue su hijo Abū al-Ma‛ālī
Šarīf I Sa‛d al-Dawla, que estaba entonces en
Mayyafariqin y llegó a Alepo en junio-julio de 967. Hijo de la
hermana de Abū Faras b. al-Harith Abī’l-‘Ula’
Sa‛īd, teniendo solo 15 años. Tuvo que hacer frente a
la rebelión de Abū Faras, primo de su padre, entonces
gobernador de Homs. Abū Faras fue muerto en combate en 357/abril
968. Sa‛d al-Dawla tuvo que liberar a Alepo de la amenaza
de los ejércitos bizantinos que llegaron a fines de 968 hasta Homs y
Trípoli, pero, no obstante, no inquietaron a Alepo,
donde Sa‛d al-Dawla había dejado a Qarġuwayh,
el chambelán (hadjib) de su padre y que había ejercido ya el
poder en Alepo en ausencia de Sayf al-Dawla. Sa‛d al-Dawla
no pudo regresar a Alepo una vez que la tormenta pasó; parece
que Qarġuwayh, deseoso de se apropiarse del poder, entró en
rebelión abierta (358/968). El joven amīr, despojado de Alepo
por Qarġuwayh, de Raqqa por Abū Taghlib, vagó de Sarudj a
Harran, Mayyafariqin, Manbidj, desde donde avanza contra Alepo. Pero
tuvo que retirarse ante la presencia de las tropas bizantinas. En
efecto, Pedro el Estratopedarca y Miguel
Bourtzes entraron en Alepo e impusieron a Qarġuwayh un
tratado de protectorado (safas 359/diciembre 969/enero 970), que
excluía a Sa‛d al-Dawla en beneficio de Qarġuwayh,
y después de él, de su lugarteniente Bakĵūr. Sa‛d
al-Dawla encontró refugio en Homs, desde donde logró entrar en
Alepo en 367/977, después de que Qarġuwayh fuera
eliminado por su lugarteniente Bakĵūr.
La
autoridad de Sa‛d al-Dawla se extendía sobre todo sobre las
provincias sirias, habiéndose apoderado Abū Taghlib de toda la
Jazira. En 360/971. Sin embargo, tuvo éxito, al reconocer la
soberanía de Adud al-Dawla en 368/979 (la cual le valió para
obtener del Califa el laqab de Sa‛d al-Dawla), en
recuperar el Diyar Mudar excepto Raqqa y Rahba. Había nombrado
a Bakĵūr gobernador de Homs, pero no tarda en
entrar en conflicto con él. Bakĵūr se apoya en el Famití
que le había prometido el gobierno de Damasco y donde la idea era
aprovechar el desacuerdo entre Bakĵūr y Sa‛d
al-Dawla para apoderarse del amīrato de Alepo. Sa‛d al-Dawla para
luchar contra Bakĵūr se apoya en Bizancio que en
371/981-2, había enviado un ejército ante Alepo, para recordar al
amīr las obligaciones que le imponía el tratado de 359 y por lo
tanto tuvo que empezar a cumplir más o menos escrupulosamente. Fue
un ejército bizantino el que, en 373/983, fuerza a Bakĵūr,
que estaba asediando Alepo, a levantar el sitio y que rindió
igualmente Homs a Sa‛d al-Dawla. La lucha entre ambos contendientes
cesa durante el tiempo en que el primero, expulsado de Homs, fue
gobernador de Damasco para el Califa fatimí al-‛Azīz (975-996),
y estando los buwayhíes de decadencia, Sa‛d al-Dawla se acerca a
los fatimíes y reconoce su ciudadanía en 376/986. Pero las
hostilidades se retomaron cuando Bakĵūr, en conflicto con el
visir fatimí Ibn Killis, tuvo que abandonar Damasco e
instalarse en Raqqa, desde donde se puso en marcha contra Alepo. Mal
apoyado por los fatimíes, en tanto que Sa‛d al-Dawla tenía
refuerzos bizantinos, fue vencido en Na’ura, al este de
Alepo, en 381/991, capturado y ejecutado. Pero Sa’d al-Dawla se
peleó con el Califa fatimí a propósito del arresto de los hijos
de Bakĵūr no cumpliendo la promesa hecha, y si no hubiera
muerto en el mes de shawal 381/diciembre 991 de hemiplegia, como su
padre, no habría dejado de iniciar las hostilidades contra las
posesiones fatimíes en Siria, como había amenazado con arrogancia
al embajador fatimí.
La
política de Sa‛d al-Dawla consistía en bascular entre Bizancio,
el Buwayhí y el Fatimí. No fue absolutamente leal ni a los
Fatimíes, ni al Emperador, porque, en 375/985, éste último debió
intervenir contra su territorio, parece que para recordarle sus
obligaciones. Sa‛d al-Dawla se vengó de esta intervención, que
llevó a la toma de Killis y el bombardeo de Apamea y de Kafartab,
enviando a Qarġuwayh contra el monasterio de Dayr Sam’an,
donde masacró un gran número de monjes y a otros los llevaron en
cautividad a Alepo. Sin embargo, se concluyó un nuevo acuerdo en
376/mayo 986, el cual no impidió que Sa’d al-Dawla sostuviera al
rebelde Skleros cuando fue liberado por el buwayhí a fines del año
986, y de otra parte, de reconocer en la misma época (diciembre 986)
la soberanía fatimí. En el interior, no tuvo más que una precaria
autoridad.
Sa‛d
al-Dawla tuvo como sucesor a su hijo Sa‛īd Abū ‛al-Faḍā‛il Sa‛īd
al-Dawla (991-1002). La historia de su reinado es casi
exclusivamente la de las tentativas del Egipto fatimí por apoderarse
del amīrato de Alepo, a lo que se opone el emperador bizantino. Una
primera tentativa, en 382/992, del general fatimí Mangutegin,
que asedia Alepo, fracasó, no tanto por las operaciones
de Bourtzes, gobernador bizantino de Antioquía, como por
la lasitud de Mangutegin y la excelente defensa de Alepo. Una segunda
tentativa del mismo Mangutegin en 384/994 fue casi un éxito, porque
Bourtzes, llamado por Sa‛īd al-Dawla y su ministro Lu’lu’,
antiguo chambelán de Sa‛d al-Dawla, fue vencido en Gue del
Orontes, y Alepo fue asediada durante unos once meses. Pero, de una
parte, la resolución de Lu’lu’ y, de otra, la llegada del
emperador Basilio II en persona, reclamado desde
Bulgaria por un embajador hamdaní. En primavera de 995, forzaron a
Mangutegin a retirarse. El amīr hamdaní y Lu’lu’ se postraron
humildemente ante el emperador en signo de reconocimiento. A
continuación, los egipcios extendieron cada vez más su autoridad
sobre el territorio del amīrato de Alepo. Aún infligieron una
derrota a los Bizantinos en 998 ante Apamea, la cual
quedó en manos de los egipcios. Una nueva campaña bizantina, en
389/999, que llegó hasta Beirut, refuerza la defensa de
Alepo contra los egipcios por el establecimiento de una guarnición
bizantina en Shayzar. Pero Basilio II, en 391/1001,
concluyó un tratado de paz con el Califa fatimí al-Ḥākim (996-1021),
que, por su parte, firma un tratado con el amīr de Alepo.
El
amīrato de Alepo no hizo más que declinar. Después del inicio del
reinado de Sa‛īd al-Dawla, un gran número de ghulams hamdaníes,
se pasaron al servicio de Egipto. Lu’lu’ aspiraba a tomar
totalmente el poder que ya ejercía de hecho, ya que él dominaba
enteramente a Sa‛īd al-Dawla, al que había hecho casar con su
hija. Así, en 392/1002, hizo asesinar a Sa‛īd al-Dawla. A partir
de entonces, toma el poder que reparte con su hijo Mansūr.
En 394/1004, se desembaraza de los miembros de la familia hamdaní:
los dos hijos de Sa’id al-Dawla, Abū‛l-Hasan
‛Alī II y Abū‛l-Ma‛ali Šarīf II fueron
exiliados a El Cairo. Un hijo de Sa‛d al-Dawla, Abū’l-Haydja’,
se fue disfrazado de mujer tras el emperador Basilio.
Lu’lu’
murió en 399/1008. Su hijo Abū-Naṣr Mansūr le
sucede y recibe del Califa fatimí la investidura y el título
de Murtadā al-Dawla. Su reinado estuvo
marcado por una tentativa de restauración hamdaní en la
persona de Abū’l-Haydja’, a petición de un partido numeroso en
Alepo; su cuñado, el Marwaní Mumahhid al-Dawla de
Diyar Bakr, obtuvo del emperador que dejara a Abū’l-Haydja’ en
Constantinopla. Conquista Mayyafariqin desde donde marcha contra
Alepo con una pequeña tropa. Pero no fue apoyado por el emperador.
Mansūr b. Lu’lu’, soborna a los Kilabíes que se habían unido a
Abū’l-Haydja’ y obtiene por otra parte un alivio egipcio, ya que
apenas era más que un gobernador fatimí. Abū’l-Hadja’, vencido
se dirige a Malatya, y de ahí a Constantinopla. El emperador quiso
volver a enviarle a territorio musulmán, pero Mansur intercedió
ante el emperador para que lo mantuviera cerca de él. Es probable
que se convirtiera y sirviera en el ejército bizantino, por que se
posee de él un sello con, por una cara, su nombre en árabe, y por
el otro, la efigie de un personaje llevando un tocado militar y un
cinturón con una leyenda en griego “Hagis Theodoros” (San
Teodoro) Stratilate?).
Por
un curioso cambio de situaciones, Mansūr b. Lu’lu’, cuando fue
destronado por Sālih b. Mirdās en 406/1015-6, se
refugia también en territorio bizantino y recibe en feudo el
castillo de Shih al-Laylun, cerca de la frontera; también
intentó sin éxito volver a Alepo y servir en el ejército
bizantino, puesto que se encuentra en las filas de Romano
Argyros en la batalla de A’zaz en
421/1030.
Así
termina, después que los Hamdaníes de Mosul, la dinastía de los
Hamdaníes de Alepo.
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